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Prólogo

Todos los respectivos créditos de la obra a: lovzhyuniin. ^^

< SEÚL.

TaeHyun dejaba que el aire del otoño revolviera unos rizos que se le escapaban a su bien peinado cabello. Estaba de pie, en medio del gran jardín de su casa mientras esperaba a su prometido.

Sí, esperaba.

En otros tiempos la espera significaba una mezcla de gozo pleno y esperanza renovada, pero eso cambió, y ahora era solo un sentimiento de angustia y vacío.

Su mirada se negaba a apartarse de la puerta trasera de la casa que daba al jardín, esperando su llegada. Lo esperaba envuelto en un traje varonil, tan impecable, tan perfecto, tan frío, pero su corazón le gritaba: "¡Ya no lo esperes! ¡Es solo por compromiso que está contigo! ¡Él no te ama!".

BeomGyu salió la tienda de camisas de importación, satisfecho con su compra, pronto le llevarían a su mansión las cinco camisas de seda importadas de Londres. Él siquiera se había inmutado por el costo pues habían valido la pena. Caminaba a paso seguro por las pintorescas calles de Seúl. Pronto vería a su prometido que vivía a unas cuantas cuadras más, por lo que decidió caminar y le pidió a su chófer que lo recogiera más tarde en casa de su pareja cuando terminara su rutinaria visita.

¡Rutina! No lo quiso pensar siquiera, pero era la verdad, en eso se había convertido su relación. Sus pasos se volvieron más lentos y una pesada carga se instaló en su corazón.

TaeHyun se preguntaba qué más podría hacer para salvar su relación, estaba cansado de luchar contra la corriente, pretendiendo ganarse el cariño de un hombre que estaba enamorado de su mejor amigo.

Sí, no valía la pena negarlo. BeomGyu estaba consciente de que su relación comenzó por la petición de SooBin, su casi hermano, de que BeomGyu cuidara de él, a pesar de saber de qué él estaba interesado en SooBin. Y TaeHyun aceptó ese absurdo acuerdo, porque solo así pudo comprometerse con un hombre tan apuesto como él. ¿De qué otra manera, entonces, un chico tan simple como él podría haber llamado su atención?

Su débil carácter chocaba con la seguridad y nobleza de BeomGyu y muchas, muchísimas cosas más que con el paso del tiempo fueron surgiendo, abriendo una brecha cada vez más profunda entre los dos.

A últimas fechas lo notaba más ausente y taciturno y, al preguntarle qué le pasaba, le daba respuestas cortantes y eso le dolía en el alma. Ya no sonreían como antes, aquello ya no tenía remedio: su relación era algo muerto.

BeomGyu llegó a la pesada puerta y llamó. Mientras esperaba que alguien del servicio le abriera, observó en las jardineras de la entrada las rosas, que fue un regalo que recibió su prometido por parte del hombre más hermoso que él haya visto.

BeomGyu no pudo evitar volver, una vez más, a compararlos.

SooBin era un joven lleno de vida, nacido para ayudar al prójimo, a TaeHyun se le iba la vida en reuniones sociales sin sentido. SooBin era valiente y audaz al no tener miedo de expresar lo que pensaba, TaeHyun con tal de complacerlo estaba de acuerdo con él en todo.

Aunque esas diferencias no era lo que le molestaban, sino el hecho de que, cuando estaba con SooBin, su corazón saltaba de gozo, aunque sabía bien que no era correspondido, no le importaba con tal de permanecer el mayor tiempo posible admirando esas hermosas pecas que adornaban su rostro y perderse en ellos. Y con TaeHyun... ¿Qué pasaba con TaeHyun? Él era bello, refinado, pero no le transmitía ninguno de los sentimientos que se supone debería sentir por el hombre con el que se casaría algún día ¿Podría quedarse así toda la vida? ¿Solo por una promesa? ¿La promesa hecha al chico que sí amaba?

TaeHyun sabía que era un cobarde con mucha suerte. A pesar de haber negado en alguna ocasión el origen de su adopción, nunca perdió el amor y la comprensión de sus dos padres adoptivos, ni el de SooBin.

¡SooBin! Por él habían pasado sentimientos diversos desde la envidia, el rencor hasta la culpa, y el remordimiento hacia la persona que más lo había apoyado en la vida. No podía culparlo por despertar en los hombres una admiración declarada, pues todo en él era la viva imagen del chico ideal. SooBin era hermoso por dentro y por fuera. Y él... ¿qué era él? TaeHyun solo era un parásito de la sociedad.

Ya estaba aburrido de los eventos sociales que su madre procuraba para que no dejara de asistir, por el bien del apellido Kang. ¿Por el bien de qué? Eso no le contribuía en nada. Sus días estaban llenos de ver visitas de las vecinas, acompañarlas para la hora del té, mientras él leía o tocaba el arpa, sin faltar a la visita de las tiendas de telas importadas, y después a la costurera para agregar otro traje que no le hacía falta.

Sus fines de semana estaban siempre llenos de interminables reuniones con la élite de la sociedad, donde se la pasaba entre los chismes y el caviar. Dios, ¡qué vida tan simple!

TaeHyun levantó la cabeza al sentir una presencia conocida. Ahí estaba él, tan guapo como siempre, y todos sus pensamientos se fueron otra vez a esconderse muy profundamente en él, como lo cobarde que era.

BeomGyu permaneció parado un momento en el arco de la puerta, y una vez más no pudo controlar la turbulencia de sus pensamientos. Frente a él, TaeHyun estaba rodeado de rosas, y su aroma volvía más difícil a su misión de poner en orden su cabeza y sobre todo su corazón. Esto no podía seguir así, tenía que hablar con él. Debía ser sincero, pero eso era tremendamente difícil.

— Hola, TaeHyun — y sus palabras salieron sin emoción.

— Buenas tardes, BeomGyu — murmuró casi para él, inclinando la cabeza en forma de saludo, invitándolo a sentarse en su banca habitual.

— TaeHyun — el alto se acercó para depositarle un beso en la mejilla —, ¿cómo has estado?

— Bien, ¿y tú? — fue la respuesta casi mecánica que siempre tenía para una pregunta igual de rutinaria.

Estuvieron hablando de las trivialidades de siempre, pero en esta ocasión existía una tensión que BeomGyu no pudo soportar más.

— Creo que tengo algo que decirte.

— ¿Qué sucede, BeomGyu? — preguntó, tratando de parecer tranquilo, presintiendo que BeomGyu venía con la intención de terminar su compromiso.

Lo que más había temido al fin se hacía presente.

Levantó más su cabeza, tratando de mostrar una dignidad que estaba lejos de sentir. TaeHyun se preparaba para la estocada final.

¡El final! Más bien, la culminación de un amor que nunca existió.

¡Bienvenidos nuevamente a una nueva adaptación!

¡Gracias por leer! <3

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