Especial III
TRAGEDIAS Y PÉRDIDAS
TaeHyun había quedado flechado de BeomGyu desde el día que lo conoció.
Cada vez que estaba cerca de él, temblaba de nervios y sentía esas malditas mariposas de las que la gente hablaba tanto. Nadie sabía nada acerca de sus sentimientos, ni siquiera SooBin, y de eso ya habían pasado tres años y ya ahora eran jóvenes de quince años.
Su mejor amigo estaba perdidamente enamorado de HyunJin, quien había demostrado ser un chico amable y dulce, totalmente diferente a YeRim y MinHyun, quienes no perdían oportunidad para humillar a TaeHyun y tratarlo mal, pero ahí siempre estaba SooBin para defenderlo.
— Te juro que ya no soporto más a tu prima...
— Mi hermoso Soo, no le hagas caso a esa chillona.
— Odio que se meta con Tae. Él no le ha hecho nada.
— No te preocupes, yo me voy a encargar de que no vuelva a molestarte. Hablaré con la abuela SeungHee, ¿bien?
— Está bien — y besó la punta de su nariz.
— SooBinnie, ve entrando a clases. Yo debo ir a comprar algo a la tienda porque no traje almuerzo.
— Está bien, Jin.
SooBin entró al colegio y HyunJin fue a comprar una bebida, galleta y papitas. Sin embargo, antes de cruzar la pista, vio a una pequeña niña que estaba desesperada por cruzar. Él sonrió y se acercó a ella.
— ¿Te ayudo a cruzar?
— Sí, porfis.
HyunJin tomó la mano de la niña y se dispusieron a cruzar, pero el castaño percibió a un auto e, inmediatamente, empujó a la pequeña, haciendo que esta se cayera. Todo ocurrió en cámara lenta y la gente que pasaba por allí no pudo hacer nada para evitar que aquel carro atropellara a HyunJin.
La gente llamó a una ambulancia y los paramédicos encontraron su identificación y, al llegar al hospital, llamaron a sus familiares. Sus padres, los señores Choi, estaban siempre de viaje, y por ese motivo la abuela SeungHee acudió desesperada al hospital.
— ¿Dónde y cómo está mi nieto?
— Señora, ¿usted e-
— ¡Sí! — gritó, exaltada. — ¡Soy Choi SeungHee y exijo ver a mi nieto!
— Entiendo, se-
— ¡¿Dónde está mi nieto, enfermera incompetente?!
— Señora, su nieto está grave, muy grave.
La abuela SeungHee se llevó una mano al pecho y se sentó en una de las sillas. Ella intentó llamar a su hijo y a su nuera, pero no le contestaban la llamada. Estuvo horas esperando, hasta que su nieto, BeomGyu, entró al hospital, seguido de un muchacho rubio y muy alto, que lloraba a cantos, y detrás de ellos iba un pelinegro.
— Abuela, ¿qué pasó con HyunJin? ¿Cómo está?
— Según lo que me dijeron, lo atropellaron en la mañana. El doctor y la enfermera solo me han dicho que está mal, muy mal…
— Todo va a estar bien… HyunJin es fuerte, abuela.
— Eso espero, Gyu — tomó su mano y se percató del rubio que lloraba en silencio. — ¿Y estos muchachos quiénes son?
— Él es Lee SooBin, hijo de los arquitectos Lee, y es novio de HyunJin.
Su abuela hizo una pequeña mueca, pero no dijo, y se quedó mirando al otro chico.
— Y él es Kang TaeHyun, hijo del contador Kang y su esposa, que es la diseñadora Kang. Él es un amigo nuestro.
Amigos, claro, solo eran amigos.
— Señora Choi… Lo siento mucho, pero HyunJin no reacciona a los medicamentos. Él se hace cada vez más débil.
— ¿Cuánto dinero más quiere? ¡Conteste! ¡Ya salve a mi nieto!
— Realmente hacemos todo lo posible.
— ¡Malditos inútiles!
Las siguientes horas fueron demasiado largas y, antes de medianoche, BeomGyu suplicó porque lo dejaran ver a su hermano. Después de tantas súplicas inútiles, le concedieron pocos minutos.
BeomGyu casi se desvanece al ver a su hermano menor conectado a tantos cables, con una venda en la cabeza y heridas por la cara. Ese no era el HyunJin alegre y dulce que tenía en su mente, él era otro, uno apagado y casi sin vida.
— G-Gyu...
— No hables, Jin, por favor.
— C-cuida y protege a… a Soo… por favor.
— Jin...
—J-júralo…
— Lo juro, hermano.
HyunJin sonrió débilmente, pero su sonrisa fue dulce y de despedida, porque esa madrugada él murió, pero se fue tranquilo al saber que dejaba al chico que amaba en manos de su hermano mayor.
El dolor era palpable en la familia Choi. Los padres de HyunJin no se presentaron ni al entierro ni al funeral, pero llegó una sorpresa inesperada para ese día tan gris.
— NamJoon…
Sin decir nada, el mayor de los hermanos Choi se acercó a su hermano y lo abrazó, permitiéndole así a BeomGyu llorar. NamJoon se sentía culpable, él no pudo regresar a tiempo de Australia para ver a su hermano menor antes de su muerte. Se sintió muy impotente y un mal hermano al darse cuenta que se perdió los últimos cinco años de la vida de sus hermanos menores, y ahora había perdido al más pequeño.
— Vamos a superar esto, hermano.
— Me duele, NamJoon. Me duele… — BeomGyu lloró.
— Yo lo sé, pero vamos a superar esto.
— No te vayas, no me dejes, NamJoon, te lo ruego.
— No me iré, BeomGyu. Yo estaré aquí.
La gente que había asistido al funeral se quedó en silencio, cuando vio entrar a Choi NamJoon al lado de su hermano, BeomGyu. El motivo era que, cuando NamJoon cumplió los dieciocho años, se fue a Australia en busca de seguir su sueño con la música y el rap. Sus padres estaban muy enojados, y por eso él jamás se comunicó con nadie de la familia Choi, y eso incluía a sus hermanos.
TaeHyun abrazaba a SooBin, quien lloraba inconsolablemente. El amor de su vida había muerto y su dolor era demasiado grande. Pasó los siguientes días encerrado en la habitación de su casa, siendo visitado por BeomGyu y TaeHyun, y al final terminó conociendo al hermano mayor de los Choi.
— Así que tú eres NamJoon...
— El hermano mayor de BeomGyu y HyunJin, sí. Ese soy yo.
— Hyun siempre me habló de ti… Tenía muchas ganas de conocerte.
— Mi hermano te amaba, SooBin, y hay que recordarlo como él quería: con mucho cariño.
Y ese fue el inicio de la bonita amistad entre NamJoon y SooBin. El dolor los unió de una forma u otra y, poco a poco, SooBin comenzó a salir de su burbuja de tristeza y se permitió sonreírle a la vida una vez más.
A un año de la muerte de HyunJin, la vida de todos los que lo conocían había cambiado de cierta manera.
TaeHyun seguía perdidamente enamorado de BeomGyu. El menor tenía detalles para él cada vez que podía, como llevarle pequeños regalos, tarjetas por su cumpleaños o en Navidad. Sin embargo, BeomGyu se había enamorado completamente de SooBin, aunque el mayor ahora estaba siendo cortejado por cierto estudiante de intercambio. Choi YeonJun o, como muchos lo conocían, Daniel Choi.
— Insisto en que el imbécil de Daniel solo va a jugar con SooBin — aseguró BeomGyu.
— No lo creo… He visto que Daniel está realmente enamorado de él y-
— ¡No digas tonterías, TaeHyun!
— Per-
— He averiguado algunas cosas y, en su escuela de Australia, él fue todo un Don Juan.
TaeHyun rodó los ojos ante las palabras de BeomGyu. Le parecía un poco obsesivo la manera en que el pelinegro sobre-protegía a SooBin, al punto de casi parecer una obsesión.
— Por cierto, BeomGyu, ¿qué quieres para tu cumpleaños?
— ¿Eh?
— Es mañana… Yo no tengo nada preparado, pero quiero saber qué es lo que deseas.
"Deseo a SooBin" pensó. — No sé, cualquier cosa que desees darme estará bien.
— Entiendo… Yo veré que puedo comprarte.
Mientras caminaban de regreso a casa de TaeHyun, el menor comenzó a hablarle de cosas que realmente le gustaban, como su género favorito de películas, su género favorito de música, su tipo de rosas favorita, su comida y su postre favorito. Sin embargo, BeomGyu solo asentía sin prestarle atención, pensando en que iba a hacer para tener a SooBin.
Al día siguiente, TaeHyun no llegó al colegio a primera hora ya que se quedó dormido. Él estuvo todo el día anterior buscando el regalo perfecto y, al no encontrarlo, se dedicó a hacerle algo con sus propias manos: considerando que era primavera y el clima era algo frío, se dispuso a tejerle una bufanda de lana.
TaeHyun se amaneció toda la noche, hasta que quedó listo.
Grande fue su sorpresa que, al llegar al colegio y buscarlo en su salón de clases, no lo hubiera encontrado. Cuando fue el receso, consideró que sería una buena idea buscar a su mejor amigo y así juntos buscarían al pelinegro, pero tampoco encontró al mayor.
Mientras caminaba, visualizó a BeomGyu, que estaba jalando a SooBin por el brazo. BeomGyu parecía molesto y TaeHyun quiso saber el porqué, así que los siguió hasta el salón de teatro.
— ¡Dime, SooBin! — BeomGyu movía a SooBin por los hombros.
— ¿Qué te pasa? Déjame, BeomGyu… Me haces daño — el rubio intentó sacarse del agarre de su amigo.
— Te he dicho que no te juntes con el idiota de Daniel y, cuando te busco, lo primero que veo es a ti besándote con ese maldito.
— BeomGyu, yo te quiero, pero no voy a permitir que le faltes el respeto a YeonJun, así que te exijo respeto para él.
— No puedo respetarlo si me quita a quien amo.
— ¿Qué...?
Los ojos de TaeHyun se comenzaron a cristalizar al escuchar tal confesión de los labios del hombre que amaba. Solo pudo agarrarse de la puerta y trató de contener un sollozo, pero no pudo. Su débil corazón le dolía, y le dolía mucho.
— ¿Amas a SooBin, BeomGyu? — preguntó con voz rota.
— TaeHyun... ¿Qué haces aquí?
— S-se supone que hoy era tu cumpleaños… y-yo quería darte un regalo… Pe-perdón por interrumpir... — tiró el regalo y salió corriendo del lugar.
— ¡TaeHyun! — SooBin salió detrás de él.
BeomGyu no entendió nada al principio, al menos hasta que abrió el regalo en el suelo. Estaba envuelto en un hermoso papel de regalo color azul, y se sorprendió al ver una bufanda tejida a mano, pero más se sorprendió al leer la tarjeta.
“Feliz cumpleaños, BeomGyu. Sé que no es mucho, pero te hice esta bufanda con todo mi amor. Te quiero.”
"— Kang TaeHyun."
Ahora el pelinegro lo entendía: TaeHyun siempre estuvo enamorado de él, y por eso era tan detallista y cuidadoso con todo lo que hacía.
Se sintió culpable de cierta manera por no haberse dado cuenta y más aún porque sabía que nunca le iba a corresponder, ya que su corazón amaba con locura a cierto rubio.
La siguiente semana TaeHyun no asistió a la escuela, y el menor ya estaba considerando volver a estudiar desde casa con algunos profesores particulares, pero su gran y querido amigo lo impidió.
TaeHyun no estaba enojado con SooBin ni con BeomGyu. Él solo estaba dolido por la situación, por creerse insuficiente para poder siquiera atraerle a alguien como Choi BeomGyu.
Todos esos días SooBin lo visitaba e intentaba subirle el ánimo, y lo lograba por escasos segundos, pero luego TaeHyun volvía a sentirse triste.
Y, para SooBin, claro que a todo ese problema había una solución.
— BeomGyu... ¿Podemos hablar? — preguntó una vez que entró a la habitación del pelinegro.
— ¿Y ese milagro que vengas a visitarme, Soo? — el pelinegro se levantó de su escritorio donde hacía su tarea.
— BeomGyu… Necesito que cuides a TaeHyun, por favor.
— ¿Eh?
— Sabes que TaeHyun te ama y yo he visto que tú lo cuidas mucho. Solo síguelo haciendo, por favor, no te alejes de él.
— SooBin, y-
— Por favor, BeomGyu… Cuídalo y mantente a su lado.
BeomGyu, al ver los ojos suplicantes de su único amor, aceptó, comenzando así su tortura de jamás estar con quien realmente amaba y condenando a TaeHyun a las migajas de amor por los siguientes años.
Él le prometió a HyunJin cuidar de SooBin, y ahora le prometía a SooBin cuidar de TaeHyun.
Los siguientes meses, TaeHyun y BeomGyu comenzaron una relación a base de una promesa. Una relación donde solo TaeHyun amaba por los dos, donde BeomGyu cumplía con ser el novio perfecto y ejemplar. Una relación en la que TaeHyun hacía todo por agradarle a su novio, mientras que este solo se conformaba con el amor que le daba.
A tres años de su débil relación, después de la muerte los padres de BeomGyu y NamJoon, la abuela SeungHee prácticamente arregló el matrimonio de su nieto con el único hijo de los Kang, abriendo paso a una nueva tortura.
¡Gracias por leer! <3
Espero y lo hayan disfrutado, ¡díganle adiós a la obra! 🥺💕
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