Especial I
LA FAMILIA KANG
Busan es conocida por su ambiente y por sus hermosas playas, pero, en aquella ciudad tan grande, existía un orfanato. El edificio no era muy grande, pero tampoco pequeño, sino lo suficientemente amplio para los catorce niños que estaban allí.
Ese pequeño, pero hermoso lugar, era dirigido por XiYeon y SungYeon, dos hermanas que no habían tenido hijos, pero a las que les encantaba ayudar y cuidar de quienes más lo necesitaban.
“Homeless Child” se encontraba en un campo. De esta manera, el edificio estaba rodeado de muchos árboles y flores, junto con una pequeña granja que se usaba para alimentar a los niños.
Durante ese 26 de diciembre, el invierno se convirtió en uno de los más fríos y fuertes que se habían presentado en Busan. La nieve caía, coloreando el lugar de un hermoso color blanco.
— HuiJun, por favor, siéntate. Ya voy a servir el chocolate — SungYeon le dijo al pequeño de cuatro años.
— Quiero ir... nieve a jugar… — dijo el pequeño, bajándose de su asiento.
— Mañana, ahora es de noche.
— ¡No, ahora yo quiero!
— HuiJun, he dicho que no.
En ese momento, HuiJun comenzó a llorar fuertemente y caminó hacia la puerta que daba al campo. Esa acción hizo suspirar a Min, quien se acercó rápidamente a él para detenerlo, pero escuchó claramente los llantos de un bebé.
— XiYeon — llamó alarmada a su hermana, haciendo que todos se quedaran en silencio.
— ¿Qué sucede?
— ¿Escuchas…?
Su hermana frunció el ceño y se quedó en silencio, ordenando con una seña para que todos los niños se quedaran en silencio, y claramente se escucharon los lloriqueos de un bebé. Rápidamente XiYeon abrió la puerta, encontrándose con una joven mujer desmayada en la puerta del orfanato. Ella se aferraba al bebé que tenía en brazos.
— SungYeon, ayúdame con ella, por favor.
— EunChae, por favor, lleva a los niños a sus habitaciones — le ordenó SungYeon a la niña de doce años, que obedeció sin decir una sola palabra.
XiYeon intentó levantar a la mujer, pero ella estaba débil y no se podía sostener por sí misma.
SungYeon, con cuidado, separó al bebé de sus brazos y lo tomó entre los suyos, intentando calmar sus desesperados llantos que no cesaban.
— M-mi b-bebé... — habló suavemente la mujer.
— ¿Puede pararse? — le preguntó XiYeon.
— N-no… Q-quiero a mi b-bebito.
XiYeon, de donde pudo, sacó fuerzas para ayudar a la joven a levantarse y entraron juntas al orfanato. Allí, la sentó rápidamente en el sofá. Por otro lado, SungYeon seguía intentando calmar al pequeño bebé.
— Usted está muy fría… — dijo seriamente la mayor de las hermanas.
— Tenemos que llevarla a una habitación… No podemos dejarla así.
— ¿Cuál es su nombre?
— Si-SiEun… Kim SiEun.
— Bien, señora, ahora usted tiene que descansar. ¿Está bien?
— ¿D-dónde está mi bebé?
— Su bebé está aquí — se apresuró en hablar SungYeon, quien le estaba dando un biberón con leche al bebé. — Ya se calmó, y le prometo que él estará bien.
SiEun sonrió débilmente y cerró sus ojos para descansar un poco. El cuerpo de la mujer estaba cubierto con un enorme saco y una capucha que cubría toda su cara. La mayor de las hermanas le quitó delicadamente la capucha para ver su rostro, pero, al momento de hacerlo, se quedó petrificada, ahogando un grito al ver el rostro de SiEun.
— ¿Maltrato? — susurró SungYeon.
— Es lo más probable. Deja al bebé en la cuna del cuarto de los niños y ayúdame a llevarla a la habitación de al fondo. Nosotras tenemos que cuidarla y, si es posible, deberemos traerle un doctor y una enfermera lo antes posible.
— Tú ve llamando al doctor y yo voy a dejar al bebé en el cuarto de los niños.
SungYeon fue al cuarto donde dormían las seis niñas y dejó al pequeño, quien estaba dormido, en la cuna que había en la habitación. Las niñas se acercaron muy curiosas a ver al pequeño, pero EunChae, la mayor de todas, las alejó con cuidado para que no lo despertaran.
— Que no se despierte, por favor — SungYeon salió de la habitación y fue a la sala, donde la joven se encontraba durmiendo, casi parecía muerta.
— El doctor ya viene. Le dije que era urgente.
— Hay que llevarla a descansar. No puede estar en el sofá.
— Sí, tienes razón. Vamos.
Ambas mujeres sostuvieron a la joven y la llevaron a una habitación, donde la acostaron y la abrigaron. Era la primera vez que un caso así se les presentaba, porque todos los niños que estaban allí eran por abandono o por negligencia de los padres.
Esperaron varios minutos, hasta que el doctor llegó junto a una enfermera. Las hermanas le indicaron donde estaba la mujer y el doctor se adentró por el edificio. Las dos se quedaron afuera, esperando noticias sobre SiEun; cualquiera pensaría que estarían un par de minutos, sin embargo, fueron dos horas en las que nadie entraba ni salía de allí.
— El doctor saldrá en un momento. Por favor espérenlo en la sala — informó la enfermera.
XiYeon y SungYeon se alejaron del pasillo y esperaron unos quince minutos, cuando vieron la cara decaída del doctor.
— Bien, el estado de la señorita SiEun es crítica. Tiene hematomas en todo el cuerpo, cortadas y quemaduras en sus brazos. Aparte de que su cuerpo está marcado por golpes, también está marcado por inyecciones.
— ¿Es adicta a alguna sustancia?
— No, diría más bien que fue forzada a ser adicta. Ella, con buenos cuidados, es muy probable a que mejore.
— Doctor, ella vino aquí con un bebé y, si me dice que fue forzada a ser adicta… Entonces, su hijo podría tener algún problema.
— Voy a examinarlo, lléveme con él.
SungYeon guió al doctor y a la enfermera a la habitación donde el menor se encontraba durmiendo. XiYeon iba a seguirlos, pero decidió entrar a la habitación donde SiEun descansaba. Su corazón se apretujo al verla con un suero en su brazo, con su rostro golpeado y con las heridas en los brazos.
Lentamente se acercó a ella y se sentó en el borde de la cama, tomando su mano, intentando darle su apoyo y que, a través del contacto, supiera que estaba a salvo.
— Voy a morir… ¿Lo sabes?
— No lo hará… Usted tiene un hijo por el cual luchar y toda una vida por delante.
— Se llama TaeHyun… Él tiene seis meses y es muy tranquilo cuando no tiene hambre.
— SiEun, vas a estar bien y-
— Aunque lo intente… mi cuerpo ya no puede soportarlo más. Siento que en cualquier momento mi corazón dejará de latir.
— No quiero incomodarte, pero ¿cómo llegaste hasta este punto?
SiEun soltó una risa suave y suspiró.
— Yo vivía en Suwon y, como toda chiquilla sin experiencia, me enamoré, pero cometí el grave error de escaparme con él — empezó a toser. — Así llegamos a Busan. Él era lindo al principio, pero, después, mostró su verdadero rostro.
— ¿Te empezó a golpear?
— No… o al menos no al principio. El lugar donde vivíamos era muy pequeño, pero aún así no alcanzaba para la renta, así que comenzó a prostituirme.
— Pero, SiEun ¿por qué no te fuiste?
— Llamé a mis padres, pero me dijeron que no querían que regresará con ellos. Estaba sola, no tenía nada y tampoco conocía a nadie — lágrimas empezaron a caer por sus mejillas. — Antes de TaeHyun, yo iba a tener otro bebé hace dos años, pero los golpes de él fueron tantos que lo perdí a mis cinco semanas.
— ¿Cómo es que TaeHyun sobrevivió...?
— Después de mi aborto, yo me negaba a seguir prostituyéndome, así que empezó a inyectarme drogas. Sus clientes venían y me violaban, pero… pero una noche él vino con otra mujer. Pensé que ya tenía una víctima nueva, así que intenté escapar, pero se dio cuenta y…
— Si no puedes contarlo, no lo hagas.
— Tengo que hacerlo antes de morir… — dio un suspiro y limpió sus lágrimas. — Cuando se dio cuenta, echó a esa chica y a mí me encerró. Me tuvo durante tres semanas sin comer y totalmente encerrada. Era una tortura, pero siempre, cada vez que venía de tomar, me golpeaba — tosió un poco más fuerte. — Al verme tan delgada, él comenzó a alimentarme, me pidió perdón y, como toda una estúpida, yo le creí. Pensé que todo sería diferente…
Justo en ese momento, SungYeon entró con TaeHyun en brazos. El pequeño estaba tranquilo e, inmediatamente cuando SiEun lo vio, se sentó en la cama y pidió verlo. Ella necesitaba a su hijo, quería tenerlo en sus brazos, pues no era mentira que le quedaba poco tiempo de vida.
— Mi niño hermoso… perdón por no protegerte — besó la cabeza del menor.
— Ustedes estarán a salvo...
— TaeHyun estará a salvo con ustedes, por favor… Asegúrense de que lo adopte una familia que le de amor, nunca me lo dejen solo — y volvió a sollozar.
— Cálmate, eso no pasará. Tú lo vas a ver crecer.
SiEun negó, abrazando a su hijo.
— Su padre, días después de que me pidiera perdón, comenzó a violarme. Lo hizo en cada oportunidad que pudo, hasta que me dejó embarazada y… Cuando eso sucedió, no dije nada porque yo tenía miedo de perderlo. Trataba de no hacerlo enojar y, como si fuera obra del destino, esos meses él no me golpeó, pero sí me prostituyo… — bajó la mirada con vergüenza. — Él no se dio cuenta de mi embarazo, hasta mis cinco meses. Cuando se enteró, no me hizo nada porque no le convenía perderme… porque tenerme con él era su solvento económico.
— SiEun… lo que nos cuentas es horrible. Tú pasaste un infierno que no se lo deseo ni a mi peor enemigo.
— Lo peor vino cuando TaeHyun nació. Cada vez que él lloraba, su padre se enojaba y me golpeaba, hasta que ya no podía más. Yo como podía lo alimentaba y lo mantenía en silencio… pero, hace dos días, su padre dijo que quería venderlo y… yo no podía permitirlo.
En ese momento, SiEun comenzó a toser descontroladamente y SungYeon cargó al bebé, ya que los brazos de la chica no estaban lo suficientemente fuertes para cargarlo. XiYeon le dio un vaso con agua, el cual la calmó un poco.
— M-me enfrente a él y… y me golpeó como nunca a-antes lo había hecho. Yo no sé de dónde saqué fuerzas para golpearlo y escapar de ahí, y una vecina me dijo que, por esta zona, había un orfanato. Por eso caminé hasta aquí… para dejar a mi niño aquí, porque yo… yo lo amo mucho y… mi niño merece ser feliz.
SiEun soltó el vaso, el cual cayó al suelo y se rompió, sobresaltando a las hermanas. SungYeon salió de la habitación con TaeHyun en brazos, con su desesperación comenzando a crecer y dejó al pequeño en la cuna, pidiéndole a EunChae que lo cuidara y se apresuró en llamar al doctor.
— El doctor ya viene.
— Su pulso es muy débil… muy débil.
— Ella tiene que estar bien.
Ese 27 de diciembre, a la una de la mañana, SiEun falleció a causa de una hemorragia interna por los golpes. Esa misma madrugada, el pequeño TaeHyun se quedó totalmente solo.
Ellas no sabían el nombre del padre, pero sí el nombre completo de SiEun, así que buscaron a los padres de la joven para que se hicieran cargo de su nieto. Sin embargo, ellos se negaron totalmente a hacerse cargo del bebé, alegando que ellos no tenían ninguna hija.
TaeHyun estaba solo.
Cinco años después, un pequeño pelinegro corría de la granja hacia el edificio donde vivía, llevando en sus manitos una canasta de huevos.
— Señorita SungYeon, aquí está — le dijo tímidamente el pelinegro.
— Perfecto, Tae — la mujer lo cargó y lo sentó en una silla. — Ahora haremos las galletitas que tanto te gustan.
— ¡Sí! — y el menor aplaudió, emocionado.
La puerta se abrió, dejando ver a XiYeon, quien, al ver al pequeño TaeHyun, sonrió ampliamente. Aquel pequeño estaba con ellas desde que era un bebé, y ellas se encargaron de cuidarlo y protegerlo. Cada vez que el niño sonreía, alegraba a las hermanas, causando en ellas una alegría inexplicable.
— Tae, ve afuera a jugar con los animales, en unos minutos tus galletitas estarán listas — XiYeon bajó a TaeHyun de la silla.
— Sí, señorita XiYeon.
TaeHyun salió corriendo y se sentó en el pasto, muy cerca de la puerta, con un conejito que saltaba por allí. Acarició al animal suavemente, hasta que se dio cuenta de la figura de una joven mujer que lo miraba atentamente. Ella se puso de cuclillas y acarició su mejilla.
— ¿Cómo te llamas, pequeño?
— N-no debo hablar con e-extraños — tartamudeó, bajando la mirada.
— Tienes razón, lo siento, chiquito. Déjame presentarme, yo soy MinYoung y es un gusto.
— Y-yo me llamo TaeHyun.
— Qué lindo nombre tienes, TaeHyun. ¿Te gustan los conejos?
— Sí… son muy bonitos y juguetones.
— MinYoung, ven, por favor — una voz masculina la llamó, haciéndola sobresaltar.
— Vendré luego, TaeHyun, pórtate bien — le sonrió y se retiró, adentrándose en el edificio.
TaeHyun se sintió extraño, porque era la primera vez que algún adulto se acercaba a él. Por lo general, él era muy tímido y desconfiaba de todos; por eso, siempre estaba pegado a las hermanas que lo cuidaban y no se despegaba de ellas por más de una o dos horas. Con ellas TaeHyun se sentía seguro, y por eso fue raro para él que esa mujer se le acercara. Sin embargo, no sintió miedo, sino que se sintió protegido.
Un par de minutos pasaron y TaeHyun no se había movido de donde estaba. Siempre que venían personas al edificio era para llevarse a alguno de los niños. Cuando él tenía tres años, se llevaron a EunChae; a ella la recordaba por una foto. Recordaba que lo cuidaba y era muy cariñosa con él cuando no estaba ni la señorita XiYeon, ni la señorita SungYeon.
Recientemente también se habían llevado a HuiJun, su mejor amigo. Él lo cuidaba para que otros niños no lo molestaran, y por eso ahora se sentía solo y sin amigos, porque no tenía a nadie aparte de las hermanas.
La pareja, que había entrado, salió minutos después, seguido de la señorita SungYeon y la señorita XiYeon, quienes se mantuvieron alejadas cuando la pareja se acercó.
— Es él, cariño — dijo la mujer.
— Hola, campeón. ¿Cómo estás? — le preguntó el señor con cara amable.
— B-bien.
— TaeHyun, él es mi esposo. Se llama ChangWook.
— H-hola — le dijo tímidamente.
— Mira — ChangWook le ofreció un chocolate y los ojos del niño se abrieron con emoción. — ¿Te gustan los chocolates?
— ¡Sí! Los chocolates son muy muy ricos — dijo, emocionado.
— ¿Cuáles son tus favoritos, TaeHyun?
— Los que tienen maní y los chocolates blancos — sonrió en confianza. — Señor, ¿me puede dar el chocolate, por favor?
— Claro, pero primero necesitas una sesión de cosquillas.
ChangWook cargó a TaeHyun y le comenzó a hacer cosquillas, provocando que el niño comenzara a reír fuertemente, y esto hizo sonreír a las hermanas que miraban la escena. Durante muchos años, a pesar de cuidarlo, jamás habían escuchado a TaeHyun reír y sonreír de esa manera, y ellas por primera vez lo habían visto ser feliz.
Mientras el mayor jugaba con el niño de rasgos gatunos, MinYoung se acercó a las hermanas.
— Queremos adoptarlo.
Cuando XiYeon le preguntó al pequeño si quería irse a vivir con ellos, el menor tímidamente respondió con un “Sí”, pero en sus ojos se veía un brillo de felicidad.
Las siguientes tres semanas se encargaron de los papeles para la adopción, pero, sin falta, MinYoung y ChangWook iban a visitarlo y jugaban con él sin falta, haciendo que TaeHyun se sintiera verdaderamente feliz.
El ocho de febrero llegó y la adopción ya era oficial. TaeHyun partiría ese mismo día con los Kang, con su nueva familia y hacia su nueva vida. Sería una gran mentira si se dijera que SungYeon y XiYeon no lloraron, puesto a que ellas extrañarían mucho al pequeño que les robó el corazón.
— Tienes que portarte bien, Tae... ¿Entendido?
— Sí, señorita SungYeon.
— Y tienes que comer todo lo que te den.
— Sí, señorita XiYeon.
Las mujeres abrazaron a TaeHyun y se despidieron de él.
TaeHyun se sentía raro.
Estaba feliz por tener una familia, pero ¿por qué la señorita SungYeon y XiYeon no lo acompañaban? Esa pregunta no lo dejaba tranquilo y, sin darse cuenta, comenzó a sollozar, preocupando a la que ahora era su madre.
— ¿Qué sucede, mi amor?
— ¿Por qué la señorita XiYeon y la señorita SungYeon no vienen con nosotros?
— Porque tienen que asegurarse de que todos los niños tengan una familia, así como tú.
— ¿Podré verlas otra vez?
— Por su puesto, corazón. Cada vez que vengamos a Busan, podremos visitarlas y pasar un día con ellas.
— ¿Lo promete, señora MinYoung?
— Sí, corazón, te lo prometo por el dedo chiquito — levantó su dedo y TaeHyun la imitó. — Pero, a partir de ahora, deberás decirme mamá, y a ChangWook deberás decirle papá. ¿Sí, Tae?
— ¿Por qué?
— Porque ahora eres nuestro hijo, TaeHyun — habló ChangWook. — Vivirás con nosotros y, a partir de ahora, nosotros te vamos a cuidar y te vamos a proteger. Tú tendrás todo lo que desees.
Cuando salieron del orfanato, los Kang emprendieron su camino hacia Seúl, contándole a su hijo sobre lo hermosa que era esa ciudad, de cómo sería su vida y todos los planes que tenían para él. TaeHyun se durmió todo el camino, con el hermoso pensamiento de cómo sería su vida.
Casi cinco horas después llegaron a Seúl y, TaeHyun había despertado media hora antes porque estaba emocionado por ver cómo sería su nueva casa. El auto los llevó hasta la mansión Kang, y los pequeños ojitos de TaeHyun se abrieron enormemente al ver la supuesta casa en donde viviría. Era demasiado grande y había un hermoso jardín.
"Quizá es un sueño" pensó, cuando el auto se estaciono.
ChangWook cargó a su hijo y ayudó a su esposa a bajar del auto. Entraron a la mansión y todos los empleados se quedaron en silencio, cuando vieron llegar a la pareja con un niño en brazos, quien miraba a todos y se sentía fuera del lugar.
— Aprovechando que todos los empleados están aquí, quiero presentarles a Kang TaeHyun, el hijo de los Kang. Él es nuestro hijo — dijo ChangWook.
— Se hará una fiesta el sábado en su honor. Quiero que se encarguen de organizar todo, porque allí presentaremos a TaeHyun como un miembro de los Kang.
— Señora — habló una señora regordeta —, ¿por cuánto tiempo tendrán al niño?
— No entiendo tu pregunta, SoHyun.
— Señora, su familia es muy respetable y, en la sociedad donde ustedes se manejan, es poco común y mal visto que un aparecido forme parte de una familia prestigiosa y de buena posición.
MinYoung se rio e iba a hablar, pero la misma empleada volvió a tomar la palabra.
— No creo que ese huerfanito pueda ocupar jamás el lugar que dejó la señorita YunJin.
— Quiero que tomes tus cosas y te vayas de mi casa — la mirada de MinYoung irradiaba enojo puro.
— Señora, y-
— Escúchenme todos. Quién se atreva a hablar mal de MI hijo se irá de esta casa. Quién se atreva a compararlo con mi hija YunJin también se irá. Quiero que respeten a TaeHyun, ¿está entendido?
— Sí, señora — respondieron todos al unísono.
MinYoung cargó a TaeHyun y subió las escaleras. El pequeño no entendía nada, pero se sentía bien en los brazos de esa señora; ella era cálida y se sentía muy bien. Llegaron a una puerta color blanco y entraron, y los ojos de TaeHyun no creían lo que veían.
La habitación era blanca con celeste, pero la pared, que estaba detrás de la cama, tenía dibujos de barcos y de allí colgaba un timón de pirata. La cama en medio era grande y con dos mesitas de noche a su costado, y en un rincón más alejado había un gran ropero color blanco. Al lado de la habitación había una ventana grande que daba directo al jardín. Además, frente de la cama había una mesita con cuadernos y colores, y dentro de la misma habitación había otra puerta que daba al baño.
— ¿Te gusta, Tae?
— ¡Es hermoso! ¡Gracias!
TaeHyun abrazó a la mujer sonrientemente. Él estaba tan feliz y no por lo material, sino porque se sentía querido. Él sentía que por fin tenía una familia, como había leído en muchos cuentos.
TaeHyun definitivamente sería un buen hijo con aquellas personas que lo habían recibido en su casa.
¡Gracias por leer! <3
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