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Capítulo Seis

VIAJE DE TAEHYUN  

BeomGyu estaba sentado en una de las bancas del jardín de su casa, cuando el mayordomo llamó su atención.

— Señor, usted me disculpará, pero el Señor NamJoon se encuentra aquí.

— Hazlo pasar, JungSu.

— Sí, señor.

El leal mayordomo, le dio el pase a NamJoon y se retiró discretamente.

— Ya sé a lo que vienes, NamJoon — fue el recibimiento que le dio a su hermano. — Y te doy toda la razón, me porté como un idiota, lo siento.

— ¿BeomGyu, me permites hablar, por favor? — dijo pacientemente, sentándose a un lado suyo. — Escúchame… comprendo que te sintieras abrumado por ese día. Seguramente recordaste a HyunJin, la separación de TaeHyun está muy reciente y agrégale que yo te estoy apurando para que te prepares a ocupar mi lugar, pues…

— Me lo dicen a cada rato, como si tú te fueras a morir pronto o fueras un ancianito a punto de jubilarse.

— ¡Lo sé, lo sé, y lo lamento! El pleito que tengo con la abuela SeungHee sobre dejarte la responsabilidad a ti mucho más antes de lo que debería, te perjudica más a ti que a nadie. Mi renuencia a permanecer "enjaulado" no me permitió ver que te estaba lastimando, BeomGyu. Este es el "destino" de todos los varones jóvenes de las familias adineradas: alguien se tiene que hacer responsable de su continuidad en esta tierra y de nuestro patrimonio, y son los hijos de cada familia los únicos en hacerlo.

— Lo entiendo, NamJoon, solo que no estaba de humor en ese día tan especial, lo sabes bien… — habló más calmado y melancólico.

— Está claro, no te preocupes y… Te vengo a proponer algo.

— Tú dirás, ¿de qué se trata? — le dijo, mirándolo curioso.

BeomGyu se acomodó en la oficina de su hermano, mientras escuchaba con atención la propuesta que NamJoon estaba a punto de decirle.

— Compartiremos las responsabilidades; seis meses tú y seis meses yo.

— Pero la abuela SeungHee quiere que lo dirija un solo hombre.

— ¿Acaso le dirás el acuerdo al que llegamos tú y yo?

— ¡Por supuesto que no!

— Entonces, desde mañana, te quiero en mi oficina para irte explicando cómo están los negocios… Entre ellos me preocupa uno.

— ¿Existe algún problema?

— En realidad se trata de evitarnos uno muy grueso.

— ¿De qué se trata?

— De retirar de los negocios familiares a nuestros primos. MinHyun es una bomba a punto de estallar, y es solo cuestión de tiempo para que él empiece a tirar por la borda el trabajo de su padre.

— En eso tienes razón. Serán muy primos de los Choi, pero la verdad no le veo un buen futuro a los negocios que tengamos con ellos.

— Es por eso que tenemos que manejarlo con mucha calma y tacto. Todo será legal obviamente, pero, si podemos deshacernos de la asociación que tenemos con ellos, creo que nos evitaremos muchos problemas.

— Cuenta conmigo, NamJoon. Pensé que yo era el único que veía peligro en la relación con nuestros primos, y me alegra mucho que también pienses como yo.

— Pues es una triste coincidencia. Lamentablemente, yo traté de que MinHyun y YeRim sentarán cabeza, pero creo que no lo harán ni hoy ni nunca. Y yo no voy a permitir que sus malas acciones perjudiquen a la familia, aunque ellos sean parte de ella.

— La abuela SeungHee los defenderá a capa y espada...

— Eso es seguro, pero yo no pienso claudicar, es por el bien de ella también.

— Tal vez eso no lo entienda y nunca nos perdone.

— Pues tendremos que vivir con ello.

— Sí … Con el peso de nuestras decisiones… A las buenas y a las malas — concluyó el joven melancólicamente. 

BeomGyu ya había comprado el regalo para NamJoon, para el novio de su hermano, SeokJin, y para su abuela SeungHee.

Ahora estaba entrando a una tienda departamental para buscar el obsequio para SooBin y sus primos, YeRim y MinHyun. Estos dos últimos casi a regañadientes, por no ser grosero debía tomarlos en cuenta. Él no podía evitar que asistieran a la fiesta de fin de año, aunque con suerte esa sería la última, y eso hacía más soportable el tener su presencia ese día.

Llegó al departamento de perfumes y le solicitó a la vendedora un perfume con aroma de rosas, el favorito de SooBin. Mientras la empleada iba por su pedido, el popurrí de aromas empezó a rondar por su nariz, invitándole a descifrar a quién le recordaba determinado aroma.

Un aroma a mar le recordó el espíritu aventurero de NamJoon, las notas de madera le pertenecían a él, nada más elegante que el aroma de la madera de cedro; en cambio, el aroma a cedro negro con albahaca le recordaba a JungSu, su leal mayordomo.

Estaba muy entretenido en su inspección de perfumes, así que se aventuró a donde se exhibían los de las damas. Allí, un aroma a vainilla e incienso le recordó sin dudas a la abuela SeungHee, pero el olor a musgo y helecho recién cortado no era de otra persona más que de YeRim.

"¡Qué pesadez de aroma!" sonrió, y trató de que no se le saliera la risa y lo juzgaran de loco por hablar a solas con los perfumes.

Aunque, de pronto, un aroma familiar hizo que se congelara al instante: el aroma a jazmín entró por su nariz, pero se fue a instalar en su corazón.

"¡TaeHyun!" y no supo porqué se le puso la carne de gallina y el corazón se le aceleró.

Después de sus compras, BeomGyu estaba acomodando sus paquetes en su auto, siendo ayudado por su chófer, cuando un alboroto llamó la atención de las personas a su alrededor y la de él. Aunque su sorpresa fue peor cuando vio a MinHyun peleando con uno de los propietarios de las tiendas de regalos, sus gritos comenzaron a sonar más fuertes y supo que se estaban amenazando con irse a los golpes.

BeomGyu estuvo tentado de darse la vuelta y dejar que MinHyun se las arregle solo, pero, mientras tuvieran lazos financieros, era parte de la familia. Le dio instrucciones a su chófer para que lo aguardara en el coche y fue al encuentro de la pelea, donde muchas personas ya se habían aglomerado alrededor de los dos en disputa.

— ¡Chicos! — gritó enérgicamente para que los dos contrincantes dejaran de pelear y le pusieran atención. — Creo que no le conviene a nadie que se inicie una trifulca en este lugar, porque alguien puede llamar a la policía y tendrán las ya conocidas consecuencias.

— ¡Eso es lo que estoy a punto de hacer si este caballero no paga lo que sus "amiguitas" tomaron de mi tienda! — respondió el dueño de la tienda de regalos, señalando a dos mujeres que a leguas se les veía que eran "de la vida galante".

—¡Mis amigas son dos chicas muy decentes! — parloteaba MinHyun. — ¡Y, si tomaron algo sin pagar, solo fue por distraídas!

— ¡Insulta mi inteligencia!

— ¿No me crees? ¿Acaso no sabe usted con quién está hablando?

"Ya sacó el tema del apellido" pensó BeomGyu, cansado del mismo cliché de su primo. — MinHyun, no seas tonto, págale al señor lo que tus "amigas" tomaron por "distraídas" y evitémonos esta bochornosa situación para la familia.

— Lo que tu digas, primito, todo por la familia.

MinHyun sacó su billetera y le pagó al propietario, que inmediatamente se metió a su tienda. Los transeúntes se fueron dispersando, dejando solo a los primos y a las chicas.

— Es mejor que lleves a las señoritas a su casa y te regreses a la tuya, MinHyun.

— ¡No sea aguafiestas! ¿Qué te parece si mejor me acompañas a tomarnos unos tragos con ellas, a ver si así se te quita la cara de acartonado que tienes?

BeomGyu abrió la boca para contestarle, cuando una de las amigas de MinHyun lo abrazó.

— ¡Pero, chiquito! Tú nunca nos mencionaste que tenías un primo tan guapo — le habló la mujer aferrada a su cuello. — Y qué bien huele.

— Señorita, es mejor que mantengamos distancias — recalcó, tratando de zafarse de su agarre. — Yo a usted no la conozco.

— Pero podemos conocernos desde ahorita — le bramó, besándolo en los labios y tomándolo por sorpresa.

BeomGyu se retorció, alejándose de ella mientras MinHyun y las mujeres se carcajeaban por su reacción.

— Eso es lo que te hacía falta, BeomGyu. Debes conocer a una persona de verdad y ella está libre esta noche, ¿no te quieres estrenar? No lo niegues, ¡seguro y sigues siendo virgen!

BeomGyu sacó su pañuelo y se limpió la pintura labial que le había dejado la mujer en su boca, y deseo quitar también el sabor a tabaco y alcohol que percibió en ese beso robado.
 
— No vale la pena que te conteste — le dijo, mirándolo seriamente a los ojos, que hizo que MinHyun parara de reírse. — Solo te prometo una cosa y es que no te vas a divertir a costa mía. Déjate de meterte en mis asuntos y mejor pon atención a los tuyos.

— No aguantas ni una bromita — trató de bromear.  — Además, yo tengo mis asuntos controlados, es más divertido alegrar un poco tu aburrida vida y, además…

— El Señor YoungJae lo sabe, MinHyun — lo interrumpió, dejando a su primo congelado.

— ¿A qué te refieres?

— A tu supuesto examen aprobado de la escuela de contabilidad y, puesto a que ya no te ríes, te recomendaría que fueras preparándote para un examen extraordinario, que está pensado solo para ti.

BeomGyu se dio vuelta sobre sus talones y se alejó, dejando a MinHyun pasmado junto a sus dos amigas que trataban de reanimarlo.

GANGNEUNG

TaeHyun, JongSeong, JungWon y sus padres llegaron por fin a la casa de la hermana del señor JaeBum, después de varias horas de camino por tren y otras tantas por coche. La casa se encontraba cerca de la playa, sobre una pequeña loma.

— Mira, TaeHyun — le dijo JongSeong, mostrándole el gran espectáculo de la naturaleza. — Después de instalarnos en la casa de mi tía, podremos venir a pasear por la playa.

TaeHyun le regresó la sonrisa y, por un instante, se volteó a ver a JungWon, sorprendiéndose por el gesto duro que le ofreció.

"¡Vaya primito!" pensó molesto. "Todavía de que se atreve a coquetear con BeomGyu, se molesta de que hable con JongSeong", aunque esa reflexión lo dejó confundido. "¿Qué está pasando? No debo de seguir pensando en BeomGyu, él ya no me pertenece ni nunca me perteneció, pero… ¿Qué sentirá JungWon por BeomGyu? ¿Lo amará tanto como yo…? ¿Y por JongSeong?"

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el auto se detuvo frente a una pintoresca casa; era una casa grande, no muy lujosa, pero se veía muy confortable. El barandal estaba pintado de blanco y tenía imágenes de gigantescos girasoles, a este le seguía un camino repleto de plantas de todo tipo y, aunque era invierno, lucían rozagantes.

Todos los ocupantes de los dos automóviles bajaron, tratando de recuperarse del efecto del largo camino, y se encaminaron hacia la casa, de la cual se abrió una hermosa puerta de madera, de donde salió una joven de cabellera negra, como la de JongSeong.

— ¡Tío JaeBum, tía Rosé, JongSeong, JungWon! — decía, corriendo a su encuentro. — ¡Qué bueno que ya llegaron, sean bienvenidos! — ella parecía una niña abrazando y besando a todos, incluyendo a los Kang.

— ¡YuNa, muchacha, si pareces una polilla! ¡Deja de dar vueltas para así poder presentarte! — dijo riendo JaeBum.

— Es que ha pasado todo un año sin vernos… — lo dijo, dramatizando la frase a más no poder, ante las risas discretas del señor Kang y TaeHyun y la mirada asustada de la señora Kang. — Señores Kang, soy YuNa, la prima loca de JungWon y JongSeong — dijo muy seria mientras hacía una venida muy actuada.

— ¡YuNa! ¿Qué maneras son esas de recibir a nuestros invitados? — habló una enérgica voz detrás de ellos. Una señora joven con cara amistosa salió también a recibirlos. — ¿Cómo están ustedes? ¿Tuvieron buen viaje? Yo soy la hermana de JaeBum y madre de esta alocada muchacha — concluyó, dándole un ligero jalón a la falda de YuNa.

— ¡Mamá! Mejor invítalos a pasar a la casa, deben de estar cansados, tenemos mucho de qué hablar — tomó los brazos de JongSeong y JungWon entre los suyos y los dirigió adentro de la casa, seguidos por todos los demás.

Después de haber sido instalados, todos se reunieron en el comedor para una reparadora cena a base de pescado.

— Es un platillo delicioso, señora… ¿Hermana del señor Park?

— EunHa, Park EunHa… pero solo llámame EunHa, joven… ¿Amigo de JongSeong?

— TaeHyun, Kang TaeHyun… pero solo llámame TaeHyun.

Ante tal conversación todos rieron, y así comenzó una agradable velada, que se extendió hasta muy avanzada la noche a pesar del cansancio de los viajeros.

Finalmente YuNa los llevó a sus habitaciones, y afortunadamente a TaeHyun le cedieron una habitación sola. No estaba de ánimos para tener un enfrentamiento con JungWon, aunque fuera de puras miradas, como las que se lanzaban en la cena.

Estaba claro, que entre ellos dos, estaba declarada la guerra.

Al día siguiente, los jóvenes salieron a recorrer la playa mientras los mayores se instalaron en unas mecedoras a disfrutar de la vista y de un té frío. YuNa aprovechó que JungWon se había colgado del brazo de JongSeong para acercarse a TaeHyun.

— A JongSeong le gustas tú, ¿verdad? — preguntó sin reservas.

— Bueno… tenemos poco de conocernos… yo no creo…

— Por Dios, TaeHyun, no seas tan reservado conmigo. Además, solo hay que mirarle la cara de tonto que tiene cada vez que te mira… ¡Pobre JungWon! — reflexionó de pronto con cierto pesar. — Lo que debe de estar sufriendo el chiquito.

—¿Por qué hablas así de él? ¿Qué sabes sobre sus sentimientos? — preguntó interesado por saber más de JungWon.

— ¿Tú no sabes nada de la historia entre JongSeong y JungWon?

— Solo que se criaron como hermanos.

— Para la mala suerte de JungWon, que siempre estuvo enamorado de JongSeong… aunque en su última carta me habló de un amigo nuevo — a TaeHyun se le revolvió el estómago. — Quizás lo olvide y comience una nueva relación… Si JongSeong te ha puesto el ojo, es porque tú estás disponible, ¿o no?
 
— Lo dices como si yo fuera un filete a la venta, pero por el momento no me interesa ninguna relación romántica.

— Eso me suena a una gran decepción amorosa.

— ¡YuNa! No creo que sea prudente tener este tipo de conversación.

— Está bien — dijo, resignándose momentáneamente. — Tenemos unas cuantas horas de conocernos y ya quiero que me cuentes tu vida, discúlpame.

— No hay nada que perdonar.

— ¿Ah, no? Entonces, cuéntamelo todo — dijo muy confianzuda, colgándose del brazo de TaeHyun.

— Pero ¿qué dices? Yo… bueno… es que… — tartamudeaba con los colores en la cara a más no poder.

— Entonces, háblame de JongSeong — cambió de tema rápidamente. — ¿Crees que él es el indicado para curar tu roto corazón?

— YuNa, no creo que… es un buen amigo y…

— Con eso me lo dijiste todo, cuando alguien dice "solo es un buen amigo" suceden dos cosas: él será el amor de tu vida o "solo es un buen amigo".

— ¿Y tú cómo sabes tantas cosas sobre el amor? — se defendió del ataque de preguntas de YuNa, tratando de desviar el tema sobre él. — Eres muy joven para saber tanto del tema, creo que tienes mi edad.

— ¡Ah, el amor! Solo es posible conocerlo de una sola manera… practicándolo.

— ¿A qué te refieres? — dijo espantado al no saber el sentido que quería decir con sus palabras.

— Tímido y con malos pensamientos — dijo divertida, sobándose el mentón. — Pues dando amor a todo ser viviente, ¿acaso tú no quieres a tus padres?

— Claro que sí.

— Tendrás amigos entrañables.

— Por supuesto.

— Cuándo tocas el piano, ¿no amas la música?

—Sí... Espera, ¿cómo sabes que toco el piano?

— Me lo mencionó JongSeong en su última carta — dijo sin darle importancia al comentario que JongSeong hizo sobre él a su prima. — Pues ahí lo tienes, tú también das amor.

TaeHyun se le quedó viendo, sorprendido. Esa joven, a pesar de su juventud, le enseñaba que hay más amores que el de una persona y, al mismo tiempo, volvió a comparar a BeomGyu con JongSeong. "¿En alguna ocasión, BeomGyu habló de mí con algún amigo con afecto?" Le sangraba el corazón y, a no ser por el siguiente comentario de YuNa, de verdad que se hubiera puesto a llorar.

— Bueno, pero, si estás hablando de arrumacos con tu novio…

— ¡YuNa! — gritó, poniéndose colorado hasta las orejas.

— ¿Cuál es el problema? ¿No me digas que nunca te diste un besito con él?

TaeHyun pasó del rojo al blanco.

"BeomGyu nunca intentó darme un beso" la sentencia de ese pensamiento lo dejó frío. "Ningún acercamiento íntimo, solo lo esperado por la sociedad, que es el beso en la mejilla o un abrazo tierno el día de su cumpleaños… ¡Eso fue todo!"

YuNa se sorprendió por la reacción de TaeHyun. 

— ¡No…! No es posible ¿Nunca te han dado un beso? ¿Algún abrazo que te quitó el aliento? ¿Nunca se atrevió a tocarte más allá de donde termina la espalda?

— ¡YuNa! — TaeHyun se volvió a poner rojo como el betabel.

— Bueno, al menos mi nombre si te lo has aprendido.

Después del almuerzo, todas las damas se prepararon para ir de compras, solo faltaban dos días para el fin de año y tenían que tener sus obsequios listos para el gran evento. Habían viajado ligeros, así que necesitaban un ropaje apropiado para la ocasión. Los chicos dejaron en manos de las damas aquellos menesteres, y ellos se fueron a jugar ajedrez a un parque cercano.

— ¡Vámonos de compras! — anunció YuNa, poniéndose en medio de los dos muchachos y tomándolos del brazo los jaló hacia la calle, seguidos por sus madres.

Al llegar al centro de la ciudad, las damas adultas entraron en un local especialista de ropa elegante y fina, sin embargo, YuNa se llevó a los otros dos jovencitos a otro que estaba dedicado a ropa más juvenil y a la última moda.

— Miren, chicos, este es el último grito de la moda londinense — dijo, mostrándoles unos jeans rotos y anchos. —¿Quién se lo quiere probar?

TaeHyun y JungWon se voltearon a ver y, por breves momentos, estuvieron de acuerdo por primera vez: a YuNa le faltaba un tornillo.

— Pero le falta tela a ese pantalón… — protestó JungWon.

— Y se me van a ver la mitad de mis piernas — mencionó TaeHyun.

— ¡Por Dios, muchachos, no sean mojigatos! ¡Por eso no pescan novio! — dijo molesta por sus ideas tan conservadoras. — Mira JungWon, tu ponte este pantalón roto de color negro, seguro que resaltará tu cabello castaño. Y tú, TaeHyun, ponte este otro jean de color azul, ¡resaltarán tus ojos castaños! ¡Pero muévanse, chicos, que tenemos muchos detalles que arreglar!
 
Ante tal orden, los dos muchachos entraron a los vestidores a probarse los pantalones que YuNa les había dicho y, a los segundos, la muchacha escuchó los gritos de los chicos.

— ¡No puedo salir con esta camiseta! — exclamó TaeHyun desde el probador. — No es decente.

El pantalón, que había escogido YuNa para él, estaba muy suelto, roto por las rodillas y los muslos, junto al crop top que le había dado.

YuNa entró al probador.

— No exageres, TaeHyun, solo es juvenil, no indecente — le sonrió con todos sus dientes, y volteó a ver al otro muchacho paralizado del susto.

— Te ves muy bien, primito.

— ¡Estás loca! Si JongSeong me ve con esto, se muere — replicó JungWon, mirando su reflejo en el espejo de cuerpo entero.

— ¡Pues que se muera, pero de coraje cuando vea que todos los muchachos andan detrás de ti! ¡Vamos, chicos! Tengan coraje por una vez en su vida y enseñen un poco de lo que Dios les dio y, si con eso conquistan a un caballero de buen ver, como mi Kai, pues mucho mejor. Además, son solo simples pantalones.

— ¿Quién es Kai? — preguntó TaeHyun al no reconocer ese nombre.

— Es el novio de YuNa — respondió JungWon, tratando cubrir esa camisa transparente que YuNa le había dado.

— ¡JungWon! El torso se luce — le dijo, sujetándole las manos para que dejara de jalar la gasa. — ¡Bien! Vamos a la mitad del camino. Primero, quiten esa cara de conejos asustados y ahora quiten la cara de palo. ¡Chicos! ¡Sí, son chicos…! ¡Escúchenme bien!

Por un breve momento se tapó los ojos con una mano, como meditando lo que les iba a decir; finalmente las miró a los ojos.

— En esta sociedad en la que vivimos, los jóvenes llevamos las de perder porque el poder lo tiene el hombre refinado en todos los ámbitos: social, económico… sexual — al escuchar la última palabra, TaeHyun y JungWon se sonrojaron. — ¿Lo ven? Ustedes se cohíben con tan solo escuchar esa palabra, que es parte de la naturaleza humana. No tiene nada de malo que los hombres también se quieran lucir, pero eso se debe a nuestra educación: nos han enseñado que nosotros solo estamos aquí para servir a quien nos pueda mantener, hombre o mujer. Somos seres pensantes y tenemos sentimientos, pero… la naturaleza es sabia, y nos dio un arma para defendernos y debemos aprovecharla.

— ¿Hablas de…?

— De nuestra misma naturaleza juvenil, primito: ser coqueto no descocado y sutilmente provocador, no prostitu… ¡Ya saben! La sonrisa gentil y los modales refinados nos ayudan a conseguir, con suavidad y sin que lo noten, casi todo lo que queramos. Resaltar la belleza que Dios nos dio no es ningún pecado.

A regañadientes, compraron la ropa que YuNa les había elegido a ambos muchachos y salieron de la tienda entre risitas, como si hubieran hecho una gran travesura. Eso era nuevo para TaeHyun y JungWon, era un despertar hacia un capítulo nuevo en sus vidas, sin embargo, el que lo hayan compartido no les hacía olvidar que entre ellos... había cuentas que saldar.

¡Gracias por leer! <3

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