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Capítulo Quince

COMO EN LOS VIEJOS TIEMPOS

TaeHyun acariciaba los sedosos cabellos de BeomGyu, quien estaba inconsciente y yacía en una cama del hospital, donde trabajaba SooBin. TaeHyun nunca, ni siquiera cuando fueron novios, se había atrevido a mirarlo tan fijamente como hasta ahora; él, con su mirada, trazaba cada línea de sus facciones varoniles.

TaeHyun quería recordarlo así, tan tranquilo. A BeomGyu le habían dado un tranquilizante para aminorar su dolor, tras haberle puesto el yeso a su brazo derecho.

Los sentimientos de TaeHyun estaban en conflicto con su cabeza. Las barreras que había edificado a su alrededor, para mantener alejado a BeomGyu, se vinieron abajo en el momento en que supo que su vida peligraba y, sobre todo, que BeomGyu lo había hecho por él. Le había llenado tanto el corazón de una dulce miel: el sentirse bien y ser amado por BeomGyu… Eso era algo nuevo para TaeHyun, tanto así que, por un lado, ensalzaban su ego, pero, por el otro, lo asustaba.

"¿De verdad los sentimientos de BeomGyu han cambiado hacia mí? ¿O solo quiere descargar en mí sus ansias masculinas?". Este último terminó por herir su orgullo, y trató de descartar cualquier cambio en sus decisiones.

Choi BeomGyu ya no sería el centro de su vida.

El de cabellos largos se empezó a mover, indicio de que estaba recobrando la conciencia. TaeHyun quitó su mano rápidamente y salió del cuarto.

— NamJoon, BeomGyu se está despertando — le informó y se empezó a retirar.

— Pero, TaeHyun, ¿no esperarás para hablar con él?

— No, él se encuentra en buenas manos. Está SooBin y estás tú, así que BeomGyu ya no me necesita.

— Creo que tú y yo sabemos que no es así. Él te podría necesitar más que a nadie en el mundo. 
 
— Por favor, NamJoon, no es el momento… Discúlpame — y salió del pabellón de los convalecientes.

En el pasillo, se encontró a SooBin, que estaba recargado contra la pared, llorando en silencio.

— SooBin, ¿qué sucede...? ¿Se trata de YeonJun?

— Su voz... — le contestó entre sollozos. — YeonJun perdió su voz...

— ¿Cómo es posible eso? — preguntó, angustiado.

— Inhaló demasiado humo y eso le lastimó las cuerdas vocales… Los doctores le están haciendo estudios, para ver el grado de daño y saber si será permanente.

— Ten fe, Binnie, yo estaré contigo. Verás que él se va a recuperar pronto… ¿y JiYoung?

— Está en un estado de shock. Ella tiene quemaduras en las manos de tercer grado y también inhaló algo de humo… Ya le avisaron a su madre.

— ¿Hay algo que no te cuadra? — preguntó, intuyendo algo.

— No tengo pruebas. Sería muy imprudente de mí parte hacer acusaciones sin ellas…

— ¿Acaso crees que JiYoung tuvo que ver con el incendio?

— No lo sé. Tal vez las quemaduras se las hizo al tratar de salir ella sola de algún camerino, o quizás no pudo avanzar con su silla de ruedas lo suficientemente rápido y el fuego la alcanzó… Quizás YeonJun sepa la verdad.

— ¿No ha declarado...? Digo, tal vez en forma escrita.

— No… Se puso como loco cuando trató de hablar y no pudo emitir sonido alguno. No sabes la desesperación que tuve al no poder ayudarlo, no pude hacer nada... ¡Nada!

TaeHyun abrazó al mayor, aunque era un hecho que tampoco él podría hacer gran cosa por eso.

— ¿Ya hablaste con BeomGyu? — le dijo, separándose del abrazo, haciendo a un lado sus problemas para escucharlos a los demás, típico de su persona.

— No, pero hace un rato comenzó a despertar.

— ¿Y por qué no hablaste con él?

— ¿Y qué le voy a decir?  "Gracias por arriesgar tu vida a lo tonto, pero estoy bien. Adiós".

— ¿Y qué tal un besito de "Bien hecho, amor mío"?

— ¡SooBin! Nunca te había escuchado hablar así — dijo, sonrojándose al recordar el beso con BeomGyu. — ¿Qué hicieron YeonJun y tú en tu departamento?

— Nada de lo que me pueda arrepentir — le contestó, sonrojándose también. — ¿No me digas que no sentiste mariposas cuando BeomGyu te besó?

— Ya te ha besado YeonJun, ¿no es así?

— Y toda esa persecución suya, ¿no te ha conmovido?

— Y los diálogos apasionados de la obra, ¿eran pura actuación o eran para ti?

— Dime, ¿cambió en algo que BeomGyu te hubiera querido rescatar?

— Dime, ¿todavía lo amas? — dijeron los dos al mismo tiempo.

Hubo un gran silencio y los dos tuvieron que taparse la boca para contener la risa.

— Estamos en un hospital — pudo decir SooBin y condujo a TaeHyun hacia el patio del edificio, donde pudieron reírse a sus anchas en un rincón alejado de las habitaciones.

— TaeHyun, ¿por qué no le das y te das una nueva oportunidad?

— Si tú se la das a YeonJun, puede que yo lo piense.

— Es muy diferente, tú no tienes en tu vida a una Shin JiYoung.

— No, pero existen Yang JungWon y todas las jóvenes "busca-esposo" de la ciudad.

— Nadie es obstáculo para ti… El único obstáculo eres tú mismo.

— En tu caso, es lo mismo. Antes del incendio, YeonJun habló conmigo, él ya había terminado con JiYoung y me pidió que te dijera que ella ya estaba fuera de su vida.

— Pero ahora… Con este incendio, ella dependerá aún más de YeonJun y él tendrá que apoyarla.

— YeonJun le salvó la vida, ya está la cuenta saldada… Además, ¿y tus sospechas sobre el origen del incendio?

— Te digo que no puedo hablar sin pruebas.

— SooBin, no vamos a llegar a ningún entendimiento.

— Tienes razón, Tae… Esto está resultando tan complicado y doloroso.

— Sobre todo doloroso...

Una semana después del gran incendio, los periódicos especulaban que fue premeditado, pero no había pruebas contundentes, mucho menos se sabía si había habido algún culpable.

Por una parte, comenzaba la demolición de una parte de las ruinas de la Universidad para poder construirla nuevamente y, por la otra, las adecuaciones en la facultad de economía estaban terminadas, ya que el daño no era mucho. Por eso algunas otras facultades –como ciencias políticas, contabilidad y arquitectura– se mudarían por un tiempo a la facultad de economía. Los alumnos de todas esas facultades estaban en el patio de la facultad de Economía, escuchando al rector YoungJae.

— Estimados alumnos, sean bienvenidos. Trataremos de no entorpecer los labores de cada nivel estudiantil; los de la Universidad seguirán bajo la guía del rector YoungJae y los de la facultad a su servidor. Si existiera algún conflicto, lo resolveremos entre los dos… Los asesores también nos ayudarán para que sea más pasajera esta situación, así que acudan a ellos si necesitan ayuda. Por lo pronto, ellos los guiarán a sus nuevas aulas, ¡adelante!

Al principio, todo fue un caos.

— ¡Facultad de arquitectura y contabilidad de segundo año a la derecha! — se escuchaban a los asesores conducir a los alumnos. — ¡Facultad de ciencias políticas, contabilidad y medicina de último año a la izquierda!

En medio de todos esos recorridos, TaeHyun se encontró con JongSeong, que guiaba a un grupo a su salón, él le sonrió y TaeHyun le correspondió, aunque se le congeló la sonrisa cuando notó la mirada inquisidora de JungWon, que se encontraba con el encargado de la biblioteca.

TaeHyun desvió la mirada para toparse con Choi MinHyun, con la mirada llena de rencor por reencontrarse con sus ex-compañeros de la Universidad… y para terminar con la cereza del pastel...

"Ahí está él… Elegante, carismático y con una personalidad tan arrebatadora, a pesar del brazo enyesado".

TaeHyun supuso que BeomGyu le sonreiría y empezó a meditar cuál sería su respuesta. Si TaeHyun le sonreía como agradecimiento a su valor, tal vez BeomGyu pensaría que estaba dando su brazo a torcer; si se portaba indiferente, tal vez él pensaría que era una malagradecido y…

BeomGyu no le sonrió.

TaeHyun, llenó de asombro, observó cómo BeomGyu lo miró sin externar sentimiento alguno. Después, el mayor se dirigió "muy sonriente" a saludar a JungWon.

Eso lo decía todo: la locura de amarlo se le había acabado al señor Choi.

— BeomGyu… — dijo JungWon entre dientes. — ¿Qué estás haciendo?

— Cambiando de táctica, una táctica muy fría.

— ¿Y tú brazo cómo sigue?

— Necesito ayuda. Yo no puedo hacer muchas cosas, entre ellas poder escribir mis anotaciones...

— ¿Quieres que te ayude?

— No quiero distraerte de tus deberes, que ahora se van a complicar al tener que manejar los mismos libros para cuatro facultades a la vez.

— Quizás no te ayude todo el tiempo, pero el encargado de esta biblioteca es un buen amigo mío y nos ayudará.

— Gracias… ¿Y cómo siguen las cosas con JongSeong?

— "Estancadas". Por un momento, pensé que se había fijado en mí como persona, pero después llega tu "noviecito" y lo descompone todo.

— De verdad que ya no sé qué hacer. Yo… he hecho de todo por acercarme a TaeHyun, le he pedido perdón de todas las formas y todavía no soy merecedor de él… Tal vez nosotros solo debemos resignarnos que ya hemos perdido.

El grupo de TaeHyun esperaba a que un asesor los condujera a su nuevo salón, cuando se acercó el Señor YoonGi.

— Joven Kang, necesito pedirle un gran favor — empezó a hablar, entre apenado y apurado. — Como ya sabe, las familias que apoyan económicamente tanto a la facultad como a la Universidad están presionando a los rectores, y los rectores nos presionan a nosotros.

— ¿Qué sucede, Señor YoonGi? Me está poniendo nervioso...

— Bien... Un alumno distinguido de la Universidad resultó lesionado en el incendio.

A TaeHyun no le gustó como empezaba ese asunto.

— Durante un mes y medio, él estará imposibilitado del brazo derecho y…

— ¿Se está refiriendo a Choi BeomGyu?

— Sí y, como es un conocido suyo, pensamos que tal vez…

— Usted se equivoca. El señor Choi y yo hemos terminado relaciones desde hace tiempo, ¿por qué mejor no escoge a otra persona?

— Tenemos instrucciones de que sea usted o nos retirarán cierto apoyo económico, y ahora necesitamos más que nunca.

— Señor YoonGi, lo que usted me dice no es ético. ¿Dónde está el orgullo y la dignidad de sus rectores?

— Se lo han comido… Por favor, joven Kang, tómelo como una experiencia única. No cualquier estudiante principiante tiene permitido presenciar las clases de la Universidad, tal vez hasta aprenda cosas más provechosas que en su grupo, "el de los caracoles" — enfatizó esto último con un poco de vergüenza. — Le aseguro que se le recompensará enormemente… — y tomó aire ruidosamente. — Yo, personalmente, me encargaré de ponerlo al corriente para los exámenes, ¿contamos con usted?

— Yo, bueno…

— Sabía que no nos podía fallar. Gracias, gracias, gracias... Mañana mismo empezará, ahora sígame, le enseñaré "su nuevo salón".

TaeHyun no tuvo más opción que seguir a un nervioso profesor.

— ¡Señor Choi! Quisiera presentarle a la persona que estará apoyándolo en este difícil trance por su salud. Creo que usted ya lo conoce, el joven Kang… Los dejaré solos, permiso.

Y antes de que TaeHyun o BeomGyu pudieran pronunciar alguna palabra, él se retiró, casi corriendo.

Un silencio incómodo reinó entre ellos, hasta que TaeHyun decidió hablar.

— Muy bien, señor Choi, lo felicito… Usted logró lo que quería.

— ¿Y qué se supone que yo quería, joven Kang? — habló seriamente, sin mirarlo a los ojos.

— Que yo fuera su ayudante durante el tiempo que no pueda usar su mano.

— Se equivoca, joven Kang, esto no fue idea mía.

— ¿No?

— No, yo ya he comprendido que a usted no le interesa tener ninguna relación conmigo. Por lo tanto... ¿Por qué lo obligaría a permanecer a mi lado?

TaeHyun no supo qué contestar.

— Aclarado el asunto, lo espero en este salón mañana en la mañana. Sea puntual, no quisiera perderme ningún detalle de las clases, yo no soy de buena memoria.

BeomGyu dio media vuelta y se alejó, dejando a TaeHyun seriamente confundido.

Por la tarde de ese mismo día, TaeHyun visitó a la señora Kim, la madre de SuNoo.

— ¡TaeHyun, querido! Pasa, te estábamos esperando.

— Traigo a mis ayudantes.

— ¡Que pasen, que pasen!

La señora Kim condujo a TaeHyun y a sus empleados hacia su gran comedor, donde aguardaba media docena de señoras encopetadas y hambrientas. TaeHyun les llevaba una degustación, como prueba de la habilidad del "chef internacional".

— ¡Exquisito, exquisito! Dígale al chef… Perdón, ¿cuál es su nombre?

— Su… nombre… Huening Kai.

— Dígale al chef Kai que está contratado. Ahora, pasemos a la oficina para hacer el contrato y darle el anticipo.

— Sí, señora Kim.

— Usted será la responsable de que el Chef Kai esté a tiempo para la boda, ¿verdad? 
 
— Por supuesto, cuente con ello.

TaeHyun y sus empleados salieron de la casa de los Kim, nerviosos, pero satisfechos.

— Muchachas, ya lo escucharon, hicieron un trabajo estupendo.

— Solo bajo su mando, joven — le dijo HaeWon.

— Pero esto es solo una prueba… El verdadero desafío será la boda.

— ¿Y cómo va a presentar a un chef que no existe? — preguntó muy observadora HaeWon.

— No lo sé, pero hablaré con SooBin… Él es experto para salir de líos.

Muchos días después, TaeHyun aguardaba en la sala de visitas para ver a SooBin, cuando vio pasar a tres enfermeras acicalándose y revisando si no tenían arrugas en su falda. Traían un carrito con unas mantas dobladas, toallas y un equipo para cortar el cabello, se detuvieron un instante. Al parecer, se echaban algo a la suerte, la ganadora empujó el carrito hacia las habitaciones, mientras las otras dos aguardaron en el pasillo.

Pasaron diez minutos y la enfermera ganadora regresó con el carrito toda llorosa, las otras enfermeras inmediatamente fueron a preguntarle lo que había ocurrido. Por toda respuesta, ella extendió una de las mantas, donde se podía leer hasta la salida del hospital, escrito con tinta china…

SooBin.

TaeHyun sonrió suavemente y lo comprendió todo: YeonJun no quería a ninguna enfermera, él solo quería a un doctor en especial, y lo quería para él solo.

En esos momentos, el solicitado doctor apareció, y las indignadas enfermeras le entregaron a SooBin la manta y el carrito, y se fueron con la nariz muy en alto.

— ¿Y eso qué fue? — preguntó al aire.

— Lo que tú "actorcito" las hace hacer por ti.

— No lo llames así.

— Desde que empezó a emitir sonido, él me dice "tímido", “ratoncillo” o “ratoncillo tímido”.

— No sabes cuánto ha progresado, dentro de un par de semanas le darán de alta...

— ¿Y qué pasará entonces?

El entusiasmo de SooBin se apagó.

— Será un hecho que regresará a Australia a reunirse con la compañía teatral… y con JiYoung.

— ¿Y qué pasó con esa mujer?

— Fueron unos días terribles. Su madre llegó, solo para decir pestes de YeonJun… y sobre todo de mí.

— Qué mujer tan odiosa.

— Insistía en el deber de YeonJun de permanecer con JiYoung toda su vida… Finalmente, el señor Bang SiHyuk, director de la compañía teatral, le ofreció pagar sus gastos hospitalarios y la invitó a regresar a Australia con ellos.

— ¿Regresó a Australia? — preguntó, interesado. — ¿Quieres decir que desistió de todo el asunto con YeonJun?

— No… Lo último que dijo fue que, si él era un caballero, regresaría con JiYoung apenas le dieran de alta para cumplir con su promesa.

— Mujer ilusa.

— ¿Quieres pasar a saludar a YeonJun?

— Primero te quiero pedir un favor... — le dijo, bajando la mirada.

— ¿Qué sucede, TaeHyun?

TaeHyun le contó sobre la señora Kim, del banquete para la boda y de su imaginario Chef internacional.

— Vaya... — le dijo, cuando terminó de escuchar a TaeHyun. — Cada día me superas más.

— SooBin, ¿me podrás ayudar?

— Pues, verás… Resulta que, en este hospital, se encuentra la persona que podría hacerse pasar por chef perfectamente... Él es un actor profesional — terminó de decir, con una amplia sonrisa.

— ¿YeonJun?

— ¿Y quién más? ¿Vamos a hablar con él? — y, como un niño travieso, tomó a un asustadizo TaeHyun de la mano y lo jaló hacia el cuarto de YeonJun.

A la mañana siguiente, TaeHyun no podía controlar a sus piernas nerviosas, tampoco supo cómo es que llegó al salón de BeomGyu, solo sabía que tomó asiento a su lado, lo saludó brevemente sin mirarlo a los ojos, tomó su cuaderno y pluma fuente y puso toda su atención a lo que debía escribir, aunque BeomGyu se dedicó a hacérselo más difícil.

— Escribe también lo que está en el pizarrón — le dijo, acercándose a susurrarle al oído.

A TaeHyun se le ponía la carne de gallina cada vez que hacía eso, porque podía sentir su aliento acariciar su oreja y embriagarse con su aroma de madera de cedro. Además, TaeHyun se hubiera desmayado si hubiera sabido lo que pasaba en la mente de BeomGyu en ese momento.

"Es como estar en la gloria y en el infierno al mismo tiempo" pensaba BeomGyu, tratando de controlar sus sentimientos. "Aspirar su aroma de avellanas y sentir su calor… Todo esto me está volviendo loco, qué bueno que él está escribiendo todo, porque yo no entiendo nada de lo que dice el profesor."
 
Y así, entre sutiles excusas para poder rozar su piel y el hablar susurrando para acercársele, pasaron tres semanas.

— Terminó la clase, jóvenes. Nos vemos el próximo lunes, buen fin de semana — les indicó el profesor y todos los alumnos se dispusieron a salir.

— Joven Kang, lo espero en mi casa para hacer la acostumbrada revisión de los apuntes y pasarlos a limpio.

— Sí… ¡No!

— ¿No?

— No puedo, yo tengo un compromiso… Tal vez el domingo.

— ¿Un compromiso...? ¿Quizás una cita? — el ponerse celoso era una condición que últimamente no lo abandonaba.

— Eso no le incumbe, señor Choi.

— Sí lo es, ya que esto está perjudicando que yo esté al corriente con mis anotaciones.

— No es para tanto, ya le dije que lo haremos el domingo.

— No me quedará tiempo para estudiar ni para resolver los problemas que nos dejó el profesor.

— Le dejaré las anotaciones.

BeomGyu miró las notas de TaeHyun e hizo un puchero.

— No entiendo su letra.

TaeHyun abrió la boca ante la excusa que había inventado BeomGyu.

— Si lo acompaño a su cita, podremos ir adelantando algo.

— ¿Acompañarme a la boda?

— ¿Cuál boda? — un montón de bobadas pasaron por la mente de BeomGyu. "¿Quién se casa? ¿TaeHyun se casa? ¿Con quién? ¿Con JongSeong?"

— Para su información, señor Choi, este es un trabajo importante que tengo que cumplir — dijo orgulloso, alzando la nariz.

— ¿Trabajo? ¿Tu primer trabajo? ¡Wow! ¡Esto no me lo puedo perder!

— ¡No lo estoy invitando!

— No será necesario. Me basta con preguntar quién de la alta sociedad se casa este fin de semana para que tenga una invitación de inmediato, si es que no ha llegado ya a la mansión Choi o a mi departamento.

— Es en vano que le diga que no me siga, ¿verdad? — le dijo, resignado.

Como toda respuesta, le guiñó el ojo y salió del salón.

La cocina del hotel, en donde se celebraría la recepción de la boda, hervía en movimiento. Bajo la supervisión de TaeHyun, se elaboraba un menú francés, que TaeHyun previamente aprendió a preparar al recordar los platillos que había probado en sus viajes a Francia.

— Le falta un poquito más de espárragos a esta ensalada, HwaSa.

BeomGyu lo observaba desde un rincón para no entorpecer el flujo del ir y venir de empleados, con un orgullo que no le cabía en el pecho.

— Es un líder nato.

— ¡Ya llegó el Chef! — anunció HaeWon.

— ¿El Chef? ¿Qué no está cocinando usted, joven Kang? — preguntó intrigado, y más se quedó intrigado al observar a un peculiar personaje entrar junto con SooBin.

— Es algo largo de contar, BeomGyu — y se acercó a recibir a los recién llegados.

El hombre que acompañaba a SooBin era alto, delgado, con un bigote mosquetero y llevaba puesto el tradicional sombrero de Chef de alcurnia. Llevaba una bata de chef inmaculadamente blanca, que sería pecado si se manchaba de tomate, pero sus ojos…

— Sus ojos me recuerdan a alguien… — BeomGyu se acercó al peculiar personaje, quien bajó la mirada.

Cuando estuvo a unos pasos de cerca el hombre, alzó la mirada.

— Bonsoir… Monsieur — dijo roncamente, casi en un susurro.

— ¿YeonJun? — dijo azorado. — ¿Choi YeonJun?

— ¡Shhh! No grites que no echarás todo a perder.

— ¿De qué se trata todo esto?

— ¡Ah, TaeHyun! ¿Tú lo invitaste?

— No, él vino solito — le dijo, mientras corría a comprobar la temperatura del horno.

— ¡Está bien! — dijo, alzando los brazos. — Te lo explico rápidamente — SooBin lo puso al corriente en un santiamén.

— Así que le vamos hacer creer a la señora Kim y a sus invitados que esto lo cocinó un chef francés.

— Sí.

— YeonJun es la fachada.

— Sí.

— ¿Y el reconocimiento a TaeHyun qué? ¿Él se está matando aquí en la cocina para que quede bien un personaje ficticio?

— A mí no me interesa el reconocimiento, sino la ganancia — le dijo cuando pasó de largo para recibir al panadero que llegó en ese instante.

— No me parece justo.

— A mí tampoco, pero hagámoslo por nuestro Tae, ¿de acuerdo? — preguntó para mantener el espíritu justiciero de BeomGyu un rato. — Solo tengo un pequeño problema.

— ¿Qué? — preguntaron asustados TaeHyun, BeomGyu y hasta el ronco de YeonJun.

— No se me da mucho el francés, quizás no me crean que soy su intérprete.

— Pero BeomGyu sabe hablarlo muy bien — anunció TaeHyun, que, por un momento, se olvidó de llamarlo por su nombre completo.

— ¡Chismoso! — lo regañó, provocando una risa sofocada por parte de YeonJun, que SooBin tuvo temor de que se ahogara.

— Por favor, BeomGyu, ayúdanos en esto… — suplicaba SooBin.

— ¿Tú crees que no reconocerán al gran Choi YeonJun?

— ¡Idiota! — dijo roncamente YeonJun.

— ¡Imbécil! — respondió BeomGyu.

— Por favor, muchachos, no peleen. Háganlo por los viejos tiempos — les pidió SooBin.

— Está bien, seré su traductor… Espero que su francés sea aceptable.

¡Idiot!

¡Imbécile!

— ¡Calma! — pidió TaeHyun. — YeonJun, por favor, ponte esta bufanda… Afortunadamente, le dije a la Señora Kim que el viaje te había afectado un poco y que estás resfriado, con eso ya justificamos tu ronquera.

YeonJun hizo una teatral reverencia y dejó que TaeHyun le colocara la bufanda. Después, se dirigió a SooBin.

— Bientot…— le dijo, tomando sus manos y pegándoselas a su pecho. — Mon amour.

SooBin casi se derrite en ese piso de cocina, y junto con TaeHyun vieron desaparecer por la puerta al comedor a BeomGyu y YeonJun.

— Como en los viejos tiempos… — musitó TaeHyun.

Después de unos cuantos minutos, SooBin regresó algo molesto del comedor.

— ¿Qué pasa, SooBin? ¿Algo va mal?

— ¡No, qué va! ¡Todo está de maravilla! — dijo más que molesto.

— Entonces, ¿por qué estás molesto?

— Nuestros queridos "amorcitos" tienen a todas las chicas, y hasta a las casadas, "encantadas" — dijo esta última palabra con cara de fastidio.

TaeHyun no comprendía muy bien a qué se refería SooBin, y decidió asomarse a investigar un poco, terminando por ver a una rubia colgada del brazo de YeonJun y a una pelirroja del brazo bueno de BeomGyu.

— ¡Y ellos encantados de la vida!

— Y bien, ¿qué te parece, Tae?

— Que mejor voy a preparar el postre, antes de que le clave el cuchillo a ese traductor.

— Yo voy a lavar los platos. "Necesito fregar platos…" — respondió SooBin.

La fiesta terminó y, en el comedor ya vacío, la Señora Kim se deshacía en elogios hacia el chef francés.

— ¡Mis amigas quedaron encantadas!

— Supongo que sí.

— Ellas se encargarán de recomendarlo por toda la ciudad.

— Se lo agradezco.

— Y a ti también, por ser un joven tan responsable… Cumpliste con lo prometido.

— Gracias, señora Kim.

— ¿Ahora qué te parece si te pago el resto?

— Por supuesto, señora Kim.

Mientras TaeHyun finiquitaba el contrato, SooBin seguía molesto, y molesto regresó a la cocina, seguido del "Chef".

BeomGyu se quedó a una distancia prudente de TaeHyun y la señora Kim.

Cuando terminaron, la señora Kim se despidió de ambos y se retiró. Meseros y cocineras se acercaron para recibir su pago, y poco a poco se fueron retirando los trabajadores de TaeHyun. Pronto, se quedó él solo con BeomGyu, mirándolo con una intensidad que lo inquietaba de sobremanera, él se acercó al menor y se atrevió a sentarse a su lado.

— Y… ¿Cómo te fue?

— Creo que bien… Para ser la primera vez aprendí muchas cosas, más que la ganancia monetaria.

— Hace rato me dijiste que lo hacías por el dinero, ahora dices que solo fue satisfacción personal… ¿Cuánto te quedó de ganancia?

TaeHyun estaba tan cansado, que no quiso comenzar una pelea con BeomGyu y le mostró su libreta de anotaciones. Seriamente, BeomGyu analizó cada inversión, cada gasto, hasta el más mínimo detalle.

— TaeHyun — le dijo, mirándolo a los ojos —, casi no tuviste ganancias. Esto no es negocio para ti.

— Lo sé… Necesito hacer algunos ajustes, analizarlo mejor y quizás la próxima vez me salga mejor.

— Le voy a ayudar, joven Kang — y se paró para dirigirse a la cocina. — En mis tiempos libres, analizaré estos movimientos que realizó para poder entender dónde estuvieron las fallas.

TaeHyun lo siguió, sin saber si sentirse halagado o invadido en su intento de ser independiente.

— No está mal — le dijo, abriendo la puerta de la cocina y dándole el pase a TaeHyun. — Solo se requieren de ciertos ajustes — TaeHyun entró a la cocina y se quedó congelado. — Debido a tu inexperiencia… — BeomGyu alzó la mirada de la libreta de TaeHyun, y no pudo creer lo que miraban sus ojos. — ¡Lo está besando!

— Qué romántico.

— ¡YeonJun está besando a SooBin!

— ¡Y con qué ternura!

— ¡Eso no es ternura! ¡Yo no voy a permitir este descaro! — y se dirigió hacia ellos, los cuales no se habían dado cuenta de su presencia porque estaban entregados a un profundo beso.

— ¡No! — lo detuvo TaeHyun, tomándolo de su brazo bueno. — Deja que sean felices… Ellos merecen ser felices.

— ¿Y nosotros no?

— Bu… Bueno, son cosas distintas, ellos se aman de verdad y tú… Tú nunca me amaste.

— Ya hablaré contigo "otra vez" sobre lo que acabas de decir, ahora tengo que detener a ese imbécil — y volvió a dirigirse hacia los enamorados.

— ¡Dije que no! — y lo volvió a jalar del brazo.

— ¡Me duele! — le dijo, con una expresión de profundo dolor.

— Te estoy jalando de tu brazo bueno. No mientas, BeomGyu.

— No miento, sí me duele… Me duele que pienses que no te amo, que no te amé en el pasado… En los viejos tiempos, también lo hice.

Y, con su brazo bueno, lo tomó por la cintura, tomando sus labios una vez más.

TaeHyun quiso gritar, golpearlo, rechazarlo, pero no pudo, su cuerpo lo traicionó al reconocer la calidez de su piel y lo dulce de sus labios. TaeHyun no pudo contenerse y rodeó con sus brazos su cuello, entregándose por primera vez a la urgencia de su beso.

— ¡Vaya! — una ronca voz los hizo separarse al instante. — El tímido y el elegante sí que derriten miel — y YeonJun abrazó a SooBin, sonriendo de oreja a oreja.

¡Gracias por leer! <3

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