Capítulo Dos
COMENZAR DE NUEVO
Pasó otra semana en la bulliciosa ciudad de Seúl.
La señora Kang encontró a su hijo tocando el piano, con una sonrisa de satisfacción, esperó a que terminara su pieza para poder hablarle.
— TaeHyun, cariño. ¿Estás listo para ir a casa de los Kim para tomar el té?
— Madre — dijo tímidamente mientras estrujaba su blanco pañuelo, tratando de sonar tranquilo ante la mentira que iba a decirle —, preferiría quedarme en casa todavía.
— ¿No te encuentras bien?
— No te preocupes, yo estoy bien, aunque yo quisiera descansar unos días más antes de volver a salir.
— Está bien, Tyun. Tómate todo el tiempo que sientas que sea necesario, pero no mucho — dijo, sonriéndole y dirigiéndose a la puerta. — Nos vemos más tarde.
— Dale mis saludos a los Kim.
TaeHyun vio salir a su madre y, en cuanto se cerró la puerta, respiró profundamente y corrió hacia la cocina.
— ¡HwaSa! — llamó presuroso a la cocinera. — ¿Estás lista?
— Sí, joven — pero la cocinera se le quedó viendo, dudosa. — ¿Está seguro de lo que quiere hacer?
— Por supuesto, HwaSa. Yo nunca he estado más seguro, ¡pero apresúrate mujer! No quiero que se nos haga tarde y no podamos regresar antes de que mi madre lo haga.
—Está bien, joven.
Con pasos apresurados, los dos salieron y se aventuraron a parar un taxi, ya que la señora Kang se había llevado al chófer. Además, no podía tomar el auto que estaba en el garaje si es quería salir sin decir su destino.
El taxista les pidió la dirección.
— Llévanos al mercado.
— ¿Al mercado? — preguntó sorprendido al ver a TaeHyun, que había salido de una residencia y vestía ropa bastante fina.
— Ya me escuchó, llévanos, por favor— exclamó, y se sorprendió por haberse atrevido hablar así, sonrojándose. El chófer no dijo nada más y presuroso los llevó a su destino.
Choi NamJoon, era el hermano mayor de BeomGyu, quien había heredado la mitad de la herencia de los Choi.
Aunque el mayor hubiese deseado seguir siendo un hombre libre –dedicándose así al rap y a la música–, sus labores como hermano mayor y como primer heredero de los Choi no se lo permitían.
Después de su presentación en la sociedad desde hacía un año atrás, tomó un edificio de la propiedad de la familia, como la empresa general de todo el imperio Choi.
BeomGyu se dirigió a esa oficina, ubicada en el corazón de la ciudad. Buscó el último piso, donde se encontraba la oficina de su hermano. Este pensamiento lo alegró un poco luego de tener sus batallas existenciales, puesto que, antes de que sus padres murieran, él se había ido a Estados Unidos a hacer su carrera de música, por lo tanto, no había convivido con sus hermanos.
Su regreso fue raro, pero ahora eran amigos y confidentes.
Después de la muerte de su hermano menor, HyunJin, BeomGyu se quedó solo y no había encontrado una figura masculina que lo apoyara, hasta que NamJoon regresó, volviéndose su mayor apoyo.
— Hermanito, qué gusto me da verte — con gran entusiasmo NamJoon abrazó a BeomGyu. — Pasa y siéntate, pediré que nos traigan el té.
— Gracias, NamJoon.
— ¿Y qué tal le va al "nuevo soltero"?
— No te burles, NamJoon — protestó con un dejo de amargura. — La verdad es que…
— La verdad es que el romper con TaeHyun no te trajo la paz que querías, ¿verdad? — dijo, interrumpiéndolo.
— Así es, hermano — concluyó con un gran suspiro. — Hace tiempo te confesé lo que sentía por TaeHyun y SooBin. Estaba seguro que lo mejor sería terminar con TaeHyun y confesarle mi amor a SooBin… pero hace un par de días fui a ver a SooBin y algo en mí se rompió. Es como si hubiera deseado llegar a la cima de la montaña, pero, al lograrlo… no logré saber por qué quería subirla.
— BeomGyu — le dijo, tocando su hombro, como una muestra de apoyo —, yo creo que has estado viviendo atrapado en tus promesas de caballero.
— ¿Qué dices?
— Mira, BeomGyu… Primero le prometiste a HyunJin cuidar de SooBin, después el mismo SooBin te hizo prometer cuidar de TaeHyun.
— Eso no lo hice obligado, lo hice por voluntad propia.
— No digo eso… Solo trato de explicarte que nunca has tenido tiempo de vivir para ti sin tener que proteger a alguien.
— Pero yo me enamoré de SooBin, no lo hice solo para cuidarlo.
— Eras un adolescente despertando al amor… Además, ¿quién no se enamora de SooBin? — los dos hermanos rieron al recordar cómo es que cada hombre que se cruzaba por el camino de SooBin, quedaba prendado de él de una u otra forma.
— Y con TaeHyun… Me sentía cómodo con su presencia, con él todo era tranquilidad y paz. Sus detalles en mis cumpleaños no faltaban, su comprensión cuando algo me molestaba nunca me faltó, hasta su paciencia cuando iba a comprar ropa — concluyó con una sonrisa melancólica.
— ¿Acaso piensas regresar con él?
— ¡No! Claro que no, no quiero volver a la misma rutina.
— A mi parecer, se comprometieron demasiado rápido. Eran casi unos niños y no tuvieron la oportunidad de madurar como personas, no creo que estuvieran preparados para el matrimonio. ¿Crees conocer bien a TaeHyun?
— Claro que lo conozco: Tyun es dulce, gentil, dócil...
— Está bien, no hablemos más del asunto, pero, dime: ¿qué piensas hacer ahora?
— Me concentraré en mis estudios… Dentro del próximo mes empezaré mis prácticas profesionales y espero que me aceptes como tu aprendiz.
— Por supuesto, hermanito, y hasta la duda ofende. Además, me urge que empieces a conocer todo lo relacionado con los negocios de la familia.
— ¿Cuál es la prisa? ¿Acaso ya no toleras las exigencias de la abuela SeungHee?
— Algo hay de eso, ya te lo explicaré… Ahora ¿qué te parece si te enseño el nuevo negocio que vamos a adquirir?
— Perfecto.
BeomGyu salió de la empresa de su hermano y, como buen caballero, se inclinó ante las secretarías que, al pasar junto a ellas, batieron sus pestañas y dejaron salir una risita que nunca había escuchado.
BeomGyu no le dio importancia y siguió su camino.
Una vez en la calle con rumbo a su casa se fue encontrando a varios conocidos, pero, esta vez, las chicas se comportaban muy diferentes con él. Las chicas se ruborizaban, le sonreían muy descaradas y hubo alguna que otra que le guiñó el ojo: todo eso era muy nuevo para él.
Nunca se había considerado un casanova. BeomGyu se enorgullece de ser un perfecto caballero y respetuoso con cualquier chico o chica con el que trató.
Aunque claro que también estaba TaeHyun. A él nunca le faltó ni con el pensamiento, bueno, excepto con SooBin.
Sin embargo, BeomGyu ahora era un hombre soltero y caía en cuenta de lo que pasaba: se había convertido en el partido más codiciado de las damas casaderas. Ya no tenía ningún compromiso; era guapo, millonario y heredero del manejo del imperio Choi; y, sobre todo, él era elegante hasta la médula, de eso no había duda.
Pero ese nuevo estatus lo estaba inquietando en demasía.
La gente del mercado miraba con curiosidad a un chico bien vestido y con un reloj de oro, que estaba rodeado de tomates y cebollas, concentrado en encontrar las verduras más frescas, mientras que su cocinera solo lo observaba.
— Este repollo está perfecto, póngalo en las cajas donde llevamos lo demás — le dijo alegremente al vendedor de verduras. — Y creo que con esto estamos completos, ¿cuánto se le debe?
El vendedor empezó a mencionar el precio de cada producto mientras que HwaSa puso cara de espantada, TaeHyun comenzaba a abrir su billetera cuando la fiel cocinera lo detuvo.
— Eso es un robo, joven TaeHyun.
— ¿Qué pasa, HwaSa?
— Le están viendo la cara, los precios que ha dicho son el doble de lo que valen en realidad — dijo, apuntando al vendedor con un dedo acusador. — Todo esto es solo porque ve que usted tiene dinero, pero él se quiere aprovechar.
—Eso no es cierto — se defendió el mercader. — Se perdieron las últimas cosechas y por eso subieron los precios.
— Eso que te lo crea tu abuela.
Y empezó una pelea verbal en donde TaeHyun solo se les quedaba viendo, primero a uno y luego al otro. Después miró a su alrededor y cayó en cuenta que la gente comenzó a rodearlos.
TaeHyun empezó a temer lo peor.
— No peleen, por favor — empezó a suplicar, temeroso de que aquello se convirtiera en una trifulca. — Tranquilos, por favor, podemos llegar a un acuerdo.
Pero aquellos dos no lo tomaron en cuenta y comenzaron a acercarse uno al otro en señal de irse a los puños. Los mirones comenzaron a animarlos y a hacer apuestas.
— Yo le voy a la señorita.
— "Don tomate" va a ganar.
— ¡Apuesto a que ella le pega primero!
TaeHyun no supo de dónde tomó valor, pero agarró una caja vacía, la volteó y se subió en ella, gritando con todas sus fuerzas.
— ¡Cállense todos!
Se hizo un gran silencio y todos voltearon a ver al joven subido en una caja. TaeHyun entró en pánico, jamás en la vida había hecho algo así, pero se sentía muy bien: tener la atención de las personas y tener el poder en su voz… Estaba más calmado, y así se dirigió al mercader.
— Caballero, hágame el favor de volver a hacer las cuentas, pero esta vez quiero las cuentas claras. Soy de una familia muy importante de Seúl, y no quiero verme en la necesidad de acusarlo de estafa.
Los "bravos" y aplausos no se hicieron esperar, la gente del mercado felicitaba a TaeHyun por su valor y los demás mercaderes se disculparon, aunque no tenían nada que ver con el asunto. El pobre mercader no tuvo más remedio que rehacer las cuentas bajo la lluvia de rechiflas de los demás, TaeHyun sonrió satisfecho al ver cómo resolvió el conflicto.
¿Podría resolver así de fácil su propia vida?
Con su mercancía puesta en bolsas de mercado, TaeHyun dio las últimas indicaciones para que se la llevaran a una clínica que no era del estado, pero que se dedicaba a ayudar a los niños que más lo necesitaban y era dirigido por JiMin, el amigo médico de SooBin.
Él y HwaSa tomaron otro taxi con el mismo destino.
— Joven Kang —dijo la cocinera, afanosa —, gracias por defenderme del mercader.
— No tienes que darme las gracias. La verdad estaba muerto de miedo y actué sin pensar, esa es la verdad, pero… ¿Cada vez que vienes al mercado te enfrentas así con los mercaderes?
— Bueno, no al extremo de hoy, pero sí tenemos que lidiar siempre con los precios. No es que me queje, pero ustedes los jefes, ni idea tienen de cómo les cuidamos su dinero.
— ¿De verdad? — preguntó realmente interesado en el tema. — Cuéntame todo.
— Pues verá, joven…
Todo el camino HwaSa se dedicó a contarle los pormenores de su vida en el mercado, y pronto llegaron a su destino donde un SooBin y un sinfín de revoltosos chiquillos les daban la bienvenida.
TaeHyun salió de su taxi y corrió al encuentro de su amigo que agitaba la mano, gritando su nombre. Se fundieron en un gran abrazo, como si no se hubieran visto en años.
— TaeHyun, qué alegría verte fuera de tu casa. Cuando me mandaste el mensaje de que querías hacerles una comida a los niños de la clínica, no lo podía creer. Me alegra que la quieras hacer tú mismo.
— SooBin, no sabes la emoción que me produce realizar algo que me gusta.
— Y, al hacerlo, harás feliz a muchos niños… Eres un estupendo cocinero.
— Bueno, pues manos a la obra. ¿En dónde acondicionaron la cocina para preparar el banquete?
— El doctor JiMin te preparó un cuarto que tiene atrás de la clínica, lo tenía sin usar ¡y ahora es una cocina!
— Estupendo, pero voy a necesitar ayuda.
— Cuenta con eso y mucho más… Algunas de las madres de estos pequeños están muy agradecidas y se ofrecieron para ayudarnos. ¿Qué te parece?
— Que no se hable más, manos a la obra.
TaeHyun pasó las horas más agradables que recordaba en mucho tiempo: el contacto con la gente, los niños y el cocinar era una combinación que confortaba su adolorido corazón.
— ¡Parte más rápido esas verduras, HwaSa! Señora Min, ¿podría batir estos huevos? SooBin, no le pongas mucha sal a la sopa que a BeomGyu no… — TaeHyun detuvo de pronto la lluvia de órdenes culinarias y su rostro se llenó de tristeza infinita. — A BeomGyu no le gusta muy salado— terminó la frase en un murmullo.
— Vamos, TaeHyun— le dijo SooBin, apretando su mano. — Sé que esto es doloroso, pero tienes que forjar tu propio camino.
— Tienes razón — dijo tímidamente. — Trataré de ser valiente.
— Ya lo eres, Hyunnie, ya lo eres.
Pronto TaeHyun recobró un poco de su entereza y abandonó su labor. En las mesas dispuestas del patio de la clínica se encontraba el gran festín: sopa de verduras, puré de papa, elotes asados, pan horneado y no faltaba la gelatina de postre. En pocos minutos todo aquello desapareció, dejando solo las risas de satisfacción de los comensales mientras comenzaba la tarea tediosa de recoger, lavar los platos y demás.
TaeHyun miró su reloj.
— Dios, es tardísimo… Me tengo que ir o mamá llegará antes que yo y-
— ¿Qué pasa, TaeHyun? ¿Tu madre no sabe en dónde estás y lo qué estás haciendo?
— No, me salí a escondidas.
— Pero, TaeHyun, no debes esconder a nadie esta bonita acción que acabas de hacer.
— Lo que pasa… es que… ella… — quiso decir, mientras estrujaba su delantal y tartamudeaba.
— Ella no estaría de acuerdo en que tú ofrecieras una comida gratis, ¿verdad?
— Sí… — dijo, bajando la mirada.
— A gente necesitada — afirmó, cayendo en la situación en la que se encontraba su amigo.
— Sí...
— ¿Y piensas repetir este acontecimiento?
— Y-yo quiero volver a hacerlo.
— ¿A escondidas?
— Creo que sí.
— ¿Durante cuánto tiempo?
— No… No lo sé.
— ¡TaeHyun! — le dijo, mirándolo con ternura. — Las cosas a las que te dediques… no debes hacerlas a escondidas. ¡Debes defender tu derecho a realizarlas sin la prohibición de nadie!
— ¡Es que… Tú no conoces a mi madre! Ella solo quiere que me la pase en sus reuniones sociales para que me consiga otro prometido o prometida y me case, incluso ya me ha dado una lista entera de todas las personas con las que debo salir.
— Cosa que tú no quieres.
— Por supuesto que no… Me gustó tu idea de dedicarme a algo que me agrade, me agrada cocinar, le he preparado muchos platillos a mi familia, a sus amigas de mi mamá, a los socios de mi papá y a BeomGyu… — dijo lo último con un dejo de tristeza. — Pero para mi madre no es importante ese hecho. No pretendo que siempre me alaben, pero una pequeña felicitación… Eso me hubiera alegrado tanto el corazón.
— TaeHyun, tu madre te tiene en una caja de cristal y…
— Es por mi problema al corazón. Después del trasplante ella tampoco me dejó hacer nada, por eso quiere que me case y que alguien me mantenga. No quiere que estudie porque teme que yo-
— A ver, TaeHyun, tú tienes un corazón nuevo y sano. Has ido a tus controles con el cardiólogo y nada malo te va a pasar porque estudies o porque quieras hacer algo. Además, cocinas muy rico y tu madre debería apreciarlo.
— En una ocasión, HwaSa se encontraba muy enferma y mi padre tenía una cena que ofrecer a sus socios, así yo me ofrecí a hacerla. ¡Imagínate que bien me sentí cuando los invitados elogiaron la cena! ¿Y qué hizo mi mamá? ¿Decirles que fue su hijo el que cocinó? ¡No! Solo les dijo que era el deber de su cocinera, si es que no quería que se le despidiera y, cuando nos quedamos a solas, solo me dijo "es tu deber como futuro señor de tu casa, que conozcas estos deberes y sepas mantener a raya a la servidumbre" — concluyó, imitando la voz de su mamá.
SooBin soltó una carcajada ante la mirada incrédula de TaeHyun y lo abrazó sin dejar de reír.
— Querida amigo — pudo decir cuando paró de reír —, nunca te escuche expresarte así y más de tu madre. Estás madurando, TaeHyun, pero te queda un gran camino que recorrer y tu madre no será la única persona que pondrá piedras en tu camino. Dímelo a mí que tuve que sufrir un calvario para convertirme en doctor, la abuela SeungHee es de mayor calibre que tu madre — de pronto se quedó callado y abrió los ojos como platos, mirando a TaeHyun sospechosamente. — ¿Con qué dinero realizaste este festín, TaeHyun?
— Con mi mesada, por supuesto.
— ¡Ufff! — respiro profundamente, limpiándose la frente de manera exagerada. — ¡Pensé que habías robado un banco!
—¡SooBin!
BeomGyu llegó a su casa, entregándole su saco a uno de sus empleados.
— ¿Alguna novedad, JungSu?
— De hecho, señor Choi, alguien lo espera en la sala.
— ¿Alguien me espera? — preguntó intrigado, ya que casi no recibía visitas, menos las no esperadas. — ¿De quién se trata?
— La señora Jung e hijas.
— ¿E hijas? — dijo, recordando que la señora era esposa de un socio de NamJoon, pero él nunca había escuchado nada de sus hijas.
— Dos... dos señoritas.
— Está bien, veamos que las trae por acá — afirmó más por curiosidad que por otra cosa.
La señora Jung era una mujer regordeta y simpática que, en cuanto BeomGyu entró a la sala, se paró como un resorte, picándole las costillas a sus hijas para que se pararan también.
— Por favor, no se levanten, sigan sentadas — les dijo, mostrando su carismática sonrisa.
— Gracias, joven Choi — dijo, ruborizándose levemente mientras abría su abanico y empezaba a moverlo frenéticamente. — Se preguntará el motivo de nuestra inesperada visita — empezó a explicar, mirando a sus hijas que, contraria a ella, eran más delgadas y tenían una cara de pocos amigos.
— Creo que estoy deseoso de saberlo, madame — las tres mujeres lanzaron unas risitas chillonas, que taladraron sus oídos por el dolor de cabeza que ya traía consigo.
— Bueno, HyoRi, mi hija, que tengo a mi derecha, celebrará su onomástico el próximo mes. Por lo cual hemos organizado una cena íntima, solo para los más allegados y usted está entre ellos, y claro que no nos olvidamos del señor NamJoon.
— ¿Él está enterado de esta invitación? — pregunto intrigado porque recién había visto a NamJoon y él no le había comentado nada sobre esa cena.
— Bueno, todavía no, pero le llegará la invitación sin demora.
BeomGyu se preguntaba desde cuándo había sido invitado antes que su hermano, si lo más común era que el principal de una familia fuera el primero en ser invitado a cualquier evento y sus familiares después, y más aún por la esposa de un socio que solo la había visto un par de ocasiones, con la que ni siquiera tuvo una conversación formal, y desde cuándo se había convertido en uno de sus allegados.
Él solo siguió escuchando la cháchara de la señora mientras sus hijas lo veían coquetamente de arriba abajo, como quien se fuera a comer un pastel, esto le provocó un escalofrío nunca antes experimentado.
Le dio gracias a Dios cuando la visita terminó y personalmente las despidió hasta que estuvieron instaladas en su auto, que con alivio lo vio alejarse.
Más tardó en entrar al recibidor cuando volvieron a tocar y él personalmente abrió: ante él otras damas se habían presentado.
Esto fue el inicio de un ir y venir de señoras con sus hijas casaderas con una lluvia de invitaciones de los más variados motivos. BeomGyu las trató a todas con mucha cortesía, pero, después de varias horas, estaba totalmente agotado. Tantas reverencias, tantos besos en la mano y esas miradas que se lo comían vivo… Nunca en toda su vida había vivido el acecho femenino tan agobiantemente.
— ¡JungSu!
— ¿Sí, señor Choi?
— Me voy a mi recámara, por favor, si vuelven a buscarme, di que no me encuentro, que me fui de safari a África.
— De safari a África, correcto, señor.
TaeHyun y HwaSa llegaron corriendo a su casa, pero, al entrar, la Señora Kang ya los estaba esperando.
— ¡Kang TaeHyun! ¿Dónde estabas? ¿Qué son estas horas de llegar? ¡No he sabido de ti durante varias horas!
— Perdóname, madre, pero sobre todo perdona a HwaSa porque yo le ordené que me acompañara.
La Señora Kang se dirigió a la cocinera
— HwaSa, vete a la cocina, donde es tu lugar — a la pobre mujer no le repitieron la orden dos veces y puso sus pies en polvorosa.
La madre de TaeHyun cruzó los brazos en espera de una explicación.
— Madre, te vuelvo a pedir disculpas si te he causado malestar.
— ¿Malestar? Casi me da un infarto cuando llegó a casa y no te encuentro. ¿No se suponía que no podías salir todavía?
— La verdad es que preparé una comida para los niños de la clínica del doctor JiMin, el amigo de SooBin… — lo dijo rápidamente mientras miraba la punta de sus zapatos.
— ¿Amigo de SooBin? ¿SooBin? — dijo, atando los cabos. — Ya decía yo que ese muchacho solo te desviaría del buen camino, seguramente él te pidió que cocinaras para esos muertos de hambre.
— ¡Mamá, no te expreses así! Yo fui el de la idea de brindarles un poco de alegría a esos niños, ellos no cuentan con salud y encima sus padres están en apuros económicos por comprarles sus medicinas. Quise darles una pequeña alegría, ¿acaso tú no eres piadosa?
— ¿Y cuántas veces piensas ser piadoso, tú?
— Todas las veces que pueda.
— ¿Y con qué dinero?
— ¡Con mi dinero!
— ¡Con el dinero de los Kang!
TaeHyun se quedó callado ante el último comentario. Sabía que su madre pretendía ocultar su origen humilde de los demás, pero nunca se lo había echado en cara. TaeHyun apenas se le pudo quedar viendo con los ojos interrogantes.
"¿Todo lo que me han dado no es mío, sino de los Kang?" pensó melancólico.
En esos caóticos momentos entró su padre, imponiendo su presencia.
— ¿Qué pasa aquí? ¿Qué son esos gritos? — les gritó para poner orden.
— Tu hijo ha perdido la cabeza. Creo que el dolor de perder a BeomGyu lo ha hecho enloquecer.
— ¡No me menciones a ese tipo! ¿Qué te sucede?
— TaeHyun ahora es cocinero de los amigos de su amigo, SooBin. Y seguramente se ha gastado el dinero que le das en ello-
— ¡Es mi dinero! — la interrumpió TaeHyun.
— ¡No me interrumpas! — su madre le gritó. — TaeHyun no comprende la situación tan delicada en que nos encontramos con el rompimiento de su compromiso con… ¡Ya sabes quién! Estamos en la boca de toda la sociedad y debemos de callar las murmuraciones. ¡Esto solo va a afectar los negocios de la familia!
— No te entiendo, madre — le dijo, fijando la vista en el piso.
— Sin ningún matrimonio sólido que avale la llegada de un heredero, la familia Kang perderá seguidores en los negocios. Además, el hombre que llegue a ser tu esposo, será el responsable de velar por los intereses de los mismos. Sea como sea,BeomGyu era el indicado para eso, pero ahora los cazafortunas lo rondaran sin tregua, ¡eso lo sabes muy bien! — dijo, dirigiéndose al Señor Kang. — Lo que TaeHyun debería de hacer es conseguir un buen partido y casarse, así-
— Yo no me quiero casar... — protestó débilmente.
— Cariño, déjame hablar con TaeHyun, por favor — intervino el señor Kang.
— Pero es que él-
— Por favor, después hablaré contigo.
Cuando la señora Kang se retiró, su padre lo invitó a tomar asiento en un mullido sofá.
— TaeHyun, hijo, tú sabes que, desde que te adoptamos, te hemos dado todo lo que poseemos porque te queremos. Nosotros no lo hicimos para obtener algún beneficio o para cobrar algún pago por ello.
— Pero, mamá…
— Tu madre está un poco nerviosa porque mis últimos negocios no han salido como yo esperaba.
— Entonces, es grave la situación — dijo con profunda preocupación.
— Más o menos… Creo poder salir adelante, pero tu madre es muy aprensiva y está buscando posibles soluciones.
— Entre ellas… Quiere casarme con alguien de mucho dinero y así asegurar el patrimonio de la familia Kang, ¿verdad?
— Pues sí... Antiguamente los problemas de negocios así se resolvían, y aún en la actualidad se sigue haciendo.
— Pero debe de haber alguna otra solución… ¿De qué otra manera te puedo ayudar, papá?
— No te preocupes, hijo, ya encontraré la solución. Tu único deber es seguirnos dando la alegría de tenerte y ser un muchacho educado, generoso, dulce y amable. Ya verás que encontrarás al hombre apropiado para ti, que te sepa valorar, que te aceptará por amor y no por compromiso.
El padre de TaeHyun le dio un beso en la frente y se retiró, dejándolo con una nueva encrucijada. ¿Debería de dejar de pensar en él y velar por el futuro de la familia Kang?
¡Gracias por leer! <3
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