
Capítulo Doce
LAS CARTAS DE SOOBIN
SooBin y TaeHyun se encontraban tomando café. En un momento determinado, TaeHyun tomó valor para abordar un tema delicado.
— SooBin, ¿has leído el periódico esta mañana?
— No. La verdad es que prefiero no llenarme la cabeza con los problemas que existen en el mundo, bastante tengo con los que ya hay a mi alrededor. ¿Por qué la pregunta?
— Bueno, es mejor que estés enterado de una buena vez… La compañía de teatro Big Hit Entertainment vendrá a Seúl — y miró la reacción de SooBin, que ni se inmuto. Al ver que no decía nada, comprobó sus sospechas. — Tú… ¿Ya lo sabías?
— Sí — contestó con una tristeza infinita en sus ojos.
— ¿Cómo es posible eso? La noticia salió esta mañana...
— Recibí una carta hace un par de semanas.
— ¿Carta… de YeonJun?
— De Shin JiYoung.
— ¿Cómo supo tu dirección?
— Investigó dónde trabajo… Me dejaron la carta en el hospital.
— ¿Por qué te escribió esa mujer? — preguntó con enojo al ver que una lágrima solitaria se dibujaba en el rostro de SooBin.
— Para hacerme una petición… No me debo acercar a YeonJun mientras dure su estancia aquí.
— ¿Cómo se atreve esa mujer a pedirte semejante cosa? — se paró, enojado, y empezó a pasearse a lo largo de la estancia.
— Quiere que YeonJun se encuentre tranquilo y que nada lo inquiete en su estadía.
— ¡Já! ¡Y a ti que te pase un tren! ¿Verdad?
— ¡TaeHyun! Nunca te había visto tan alterado. ¿Qué pasó con mi amigo, que era tímido y tranquilo?
— ¡Se murió! — gritó, para después bajar la cabeza avergonzado y hablar más suave. — Perdóname… Últimamente externar mis emociones me ha llevado a exagerar un poco. Creo que el señor YoonGi tiene razón… debo tener prudencia.
— ¿Hablas de ese profesor lindo que te halaga todo el tiempo?
— Él mismo. ¡Pero no te me salgas del tema! ¿Y qué piensas hacer acerca de lo que te escribe JiYoung?
— Lo que me pide.
— ¡SooBin!
— Piénsalo bien… Lo que me pide es lo mejor para todos. Él sigue comprometido con ella, y pronto se casarán, para mí… Para mí sería muy doloroso volverlo a ver, más si JiYoung está a su lado — SooBin tuvo que callar porque sus ojos se llenaron de lágrimas y estalló en sollozos.
TaeHyun ya no pronunció palabra alguna y se limitó a abrazar a su amigo, tratando de reconfortarlo como él lo hacía desde su separación con BeomGyu. ¿Quién mejor que él sabía del dolor de sentir al ser amado tan cerca y tan lejos a la vez?
Un poco más tranquilo, SooBin quiso saber cómo TaeHyun la seguía llevando con BeomGyu.
— No para de enviarme flores… Cada día llega un ramo de flores diferentes, con su dedicatoria de siempre, pidiéndome perdón por diferentes motivos.
— ¿Cómo es eso?
— El domingo me envió rosas rojas, pidiéndome perdón por no saber qué comida era mi favorita. Ayer me envió margaritas, pidiéndome perdón por no saber qué me hubiera gustado para mis cumpleaños. Hoy en la mañana llegaron unas azucenas, con su disculpa por no saber si prefiero el teatro o los conciertos... ¡Perdón! Otra vez lo del teatro.
SooBin sonrió suavemente.
— TaeHyun... ¿No te has dado cuenta de que BeomGyu está arrepentido por haber terminado contigo?
— Sí, ya me di cuenta. Solo que yo no quiero dar marcha atrás.
— ¿Te es difícil perdonarlo y comenzar de nuevo? ¿O en verdad te has enamorado de JongSeong?
— JongSeong es otro asunto que me trae a jaqué. Al principio, su atención hacia mí me halagaba como persona, pero aquella vez que vi que JungWon le movió el piso… Empecé a dudar de que su devoción sea solo para mí.
— ¿Estás celoso?
— En principio sentí que sí, pero, cuando lo veo cerca de JungWon o de otra persona atractiva, no siento la misma punzada en el corazón como me sucede con BeomGyu.
— Si estas convencido de eso, ¿por qué no perdonas al tonto de BeomGyu y regresas con él? ¿Tanto rencor le tienes?
— No es rencor, sino miedo… Un miedo que recorre todo mi cuerpo cada vez que pienso que BeomGyu solo está jugando conmigo, que solo me busca por su promesa dada, porque se siente culpable… ¡Qué sé yo! Todo menos que le pueda interesar como pareja.
— ¡Ay, Tae! No te menosprecies así. La verdad has cambiado muchísimo, te ves mucho más seguro ahora. ¿No crees que eso haya hecho reaccionar a BeomGyu?
— No, y mejor cambiamos de tema si no quieres que me enoje contigo.
— Ni hablar.
En la enorme empresa de los Choi, BeomGyu recibía las nuevas buenas de parte de NamJoon.
— Nuestro tío me ya entregó las últimas acciones que tenía de nuestra compañía… Mañana terminaremos de finiquitarle.
— ¿Y qué dice la abuela?
— Como era de esperarse: me gritó hasta de qué me iba a morir… En este momento, no me puede ver ni en pintura.
— Se tendrá que ir conformando tarde o temprano, y se terminará convenciendo cuando mire a lo lejos de lo que nos hemos librado.
— Así es, aunque, como familia, no podremos librarnos de ellos nunca.
— Si se pudiera escoger a los parientes…
— Bien, pero mejor pasemos a otro asunto que me inquieta un poco.
— ¿De qué se trata?
— De SooBin.
Diciendo esto, NamJoon le entregó el periódico y le señaló una nota. NamJoon se quedó mirando la reacción de su hermano en espera de lo peor.
— ¿Cómo ese mequetrefe se atreve a pisar este lugar otra vez? — explotó el joven, quitando algunos mechones de su cabello..
— Es por su trabajo, viene con la compañía Big Hit Entertainment. Además, que yo sepa, él no tiene prohibido venir a Seúl. YeonJun puede venir si se le da la gana.
— Pero él sabe que es la ciudad de SooBin… No puede acercarse a él, ya está comprometido.
— Aunque él estuviera ya casado, no es un delincuente y, si YeonJun quiere acercarse a SooBin, lo hará. Si los dos quieren verse, no hay nadie que se los impida, solo la dignidad y la promesa que se hicieron ambos.
— Pues yo no voy a permitir que se vuelva a acercar a SooBin.
— No seas infantil, BeomGyu. SooBin ya tiene veinticinco años y él puede decidir si quiere verlo o no. Sin importar nuestra opinión, tú sabes que él hará lo correcto, pero mi preocupación no es por él, sino por ti. Así como te has conducido últimamente, dudo de que seas razonable y llegues a hacer alguna tontería, otra vez.
— Yo solo quiero que no lo vuelva a lastimar.
— Yo también, pero ese es un asunto de los dos… Él estará solo algunos días, así que debemos manejar este asunto tranquilamente.
BeomGyu se quedó pensativo. Ese asunto no pintaba para nada tranquilidad y, ni bien había salido de la oficina de NamJoon, ya se encontraba indicándole a su chofer para que lo llevara a la casa de SooBin.
Aunque su hermano le había advertido de que no hablara con el menor sobre la llegada de aquel actor, BeomGyu no podía dejar de pensar en ello, así que decidió ir a hablar con SooBin y saber cómo estaban las cosas.
Llegó a las afueras del departamento de SooBin, pero, cuando salía del coche, se presentó ante él Choi YeRim.
— ¡Qué bueno que te encuentro, primo! Necesito hablar contigo.
— ¿Cómo sabías que vendría a ver a SooBin?
— Está bien — dijo resignada, como si confesara una travesura. — Te seguí desde la oficina de NamJoon.
— ¿Y bien…? ¿Para qué necesitas hablar conmigo, YeRim?
— Quiero que convenzas a NamJoon de que nos dé una pensión a MinHyun y a mí.
— ¿Y a santo de qué ustedes merecen una pensión?
— Por todos los años que papá trabajó para ustedes.
— A nuestro tío se le dio lo que le correspondía hasta el último centavo y no es nuestra culpa si ustedes lo malgastan. Además, ustedes ya son mayores de edad.
— ¿Y eso qué? Yo tengo necesidades que cubrir y, sin los negocios con los Choi, no podré solventarlos.
— ¿Por qué no pláticas con tu padre, a ver si así pueden hacer crecer la pequeña fortuna que les queda? Si la saben manejar, puede que hasta doblen la cantidad y, si dejan de extralimitarse en sus gastos, quizás la tripliquen.
— ¡Deja de hablarme como si fueras mi contador! ¿Tú crees que voy a perder el tiempo metiéndome en los negocios? Eso es cosa de hombres, las mujeres solo estamos aquí para gastar el dinero de ellos.
— Para que discutí contigo — se cubrió los ojos, resignado.
— Me tienes que ayudar, BeomGyu, me lo debes.
— ¡Yo no te debo nada! Ahora, si me disculpas, voy a visitar a SooBin.
— Vienes por la nota en el periódico, ¿no es así? Será divertido fastidiarle la vida a ese estúpido un par de días.
— ¡Eso sí que no! Si te atreves…
— Adiós, primo. Tal vez nos veamos en el teatro — y se alejó, riendo.
— ¡Esta mujer me saca de mis casillas con tanta facilidad! — hizo una respiración profunda y se dirigió a la entrada del edificio de SooBin. Al abrir la puerta, sus ojos se llenaron de una figura conocida. — TaeHyun...
— Joven Choi, buenas tardes, con su permiso — le saludó e intentó alejarse con HaeWon.
— ¿Has recibido mis flores?
— Cada una de ellas, gracias… y le agradecería que ya no me enviara más flores. Son suficientes las que ya he recibido.
— Entonces, ¿podemos hablar sobre una invitación a tomar un café?
— No.
— ¿Y un helado?
— No.
— ¿Por qué no?
— Se lo repito: entre usted y yo ya no existe nada, excepto la amistad de un amigo en común.
— Pues, ¿podemos hablar de ese amigo en común? — BeomGyu se aferraba a cualquier cosa, con tal de no dejar partir a TaeHyun.
— Gracias, pero yo ya hablé con él. Ahora, si gusta puede ir a verlo y… — TaeHyun miró que BeomGyu sostenía un periódico. — ¿No me diga que viene a hablar sobre la nota del periódico?
— Sí, necesito saber…
— ¡No!
— ¿Por qué no?
— No dejaré que usted se meta en ese asunto. Deje tranquilo a SooBin.
— No puede impedírmelo, joven Kang — y pasó de largo de él, pero una suave mano tomó su brazo, recibiendo una descarga eléctrica, que le caló hasta los huesos.
TaeHyun quizás sintió lo mismo, porque lo soltó como si le quemara su contacto, y bajó su mirada, ruborizado.
— Perdón, yo… Le pido, por favor, que no moleste a nuestro amigo. Él sabrá enfrentar este dilema.
— No lo creo, yo tengo que hablar con él.
— ¡No, por favor! — y lo volvió a tomar del brazo.
Esta vez, BeomGyu tomó sus manos y le impidió retirarse. TaeHyun se paralizó y no pudo mover ningún músculo, mientras un furioso rubor pintaba sus mejillas.
— Si aceptas tomar un helado conmigo, puede que desista de hablar con SooBin sobre la nota del periódico.
— ¿Me está chantajeando?
— Sí.
"¿Cómo es que llegué a esto?".
TaeHyun recordaba una a una las barreras que había construido para alejarse de BeomGyu, y ahora se encontraba a un metro de él, tomando un helado.
No hablaban, solo tomaban helado, mientras HaeWon, la acompañante de TaeHyun, tomaba otro a unos metros más atrás, en compañía del chófer de BeomGyu.
— ¿Tendré su palabra de que no volverá a insistir sobre el tema de YeonJun con SooBin? — preguntó más que nada para romper el escrutinio que BeomGyu había comenzado hacer de su persona.
— Lo siento, mentí.
— ¿Por qué?
— No me dejaste otra opción. ¿De qué otra manera te podría convencer para que vinieras conmigo?
— Está bien, ya estamos aquí. ¿Por qué…?
— ¡Por favor! No intentes saber el porqué de todo… Solo disfruta de tu helado, mientras yo disfruto de la vista — le dijo, volviendo con su escrutinio sobre el cuerpo de TaeHyun.
TaeHyun se sonrojó, BeomGyu lo hizo otra vez, otra insinuación sobre su persona. ¡Y esas miradas! Él nunca lo había mirado así, se empezó a poner nervioso y arremetió contra su helado, provocando que se embarrase los labios. Esa situación hizo que BeomGyu posara su mirada en los labios de TaeHyun.
"Esos labios los he visto muchas veces… ¿Por qué ahora me parecen tan apetecibles?" y, para colmo, TaeHyun se pasó la lengua sobre ellos al no encontrar la servilleta a la vista, lo que provocó un cambio en la parte baja de su cuerpo. Tosió y se reacomodo en su silla.
— ¿Y qué me dices de tus estudios? ¿Te está gustando estudiar economía?
— Es interesantísimo y complicadísimo. Me llevará tiempo comprenderlo todo, pero creo que voy por un buen camino.
— ¿Tú idea es hacerte cargo de las finanzas de tu familia?
— A largo plazo. ¿Por qué no...? Aunque no he podido encontrar la profesión que me dé ganancias y, al mismo tiempo, me agrade realizar.
— ¿Tocar el piano? No, creo que no… ¿Cocinar? — y se sintió satisfecho al dar en el clavo, al ver que TaeHyun sonreía. — Podrías poner un elegante restaurante, donde la crema y nata de esta ciudad se sintiera halagada de asistir a él.
— Ya me lo había planteado…
— JongSeong — y no pudo evitar que los celos lo invadieran.
— No, fue su prima, YuNa, pero yo lo veo un poco difícil. Se requiere un gran capital para montar uno que sobresalga de los grandes que ya existe aquí…
BeomGyu solo podía beber sus palabras. El antiguo TaeHyun solo era capaz de responder en monosílabos, y la pasión con la que ahora hablaba lo tenía "embobado".
— … Y, por otro lado, me gustaría dar algo de apoyo a los necesitados, pero no darles solo el dinero y lavarme las manos. Quisiera crear algo que se pudiera mantener por sí solo… no sé…
— Comedores comunitarios.
— ¿Cómo dices?
— En Europa, surgieron los comedores comunitarios para ayudar a las personas de bajos recursos. Se les da una sopa barata, de fácil preparación, pero no por ello deja de ser nutritiva y sabrosa. Estos comedores son sostenidos por las aportaciones de donativos particulares y organizaciones religiosas…
TaeHyun no supo cómo ocurrió, pero, en ese instante, BeomGyu lució imponente, más gallardo que nunca, hablando como un experto en su materia. No pudo apartar su mirada de esos labios delgados, pero masculinos, que se movían como las mariposas que sentía en ese instante en la boca del estómago.
— ¡Buena Propuesta! — y TaeHyun se puso de pie. — Muchas gracias por todo, joven Choi. ¡HaeWon, nos vamos! — y se encaminó hacia la calle, seguido de BeomGyu.
— ¡Pero, TaeHyun...! ¿Qué pasó? ¿Por qué ese cambio tan brusco?
— Me pidió que lo acompañara a tomar un helado. Ya lo hice, así que ya me voy.
— Permíteme llevarte a tu casa...
— ¡No! — y se volteó a encararlo. — Si piensa que con esta invitación cambió algo entre nosotros, se equivoca. Esto no significó nada. Buenas tardes, joven Choi.
Y lo vio partir, dejando a su corazón latiendo como un loco.
Al día siguiente, terminadas sus clases, regresaba a su casa en el coche de su padre, lo que le permitió analizar la propuesta de BeomGyu.
— ¡Comedores comunitarios!
Esa idea se quedó prendida en TaeHyun, y no lo abandonó en toda la noche. ¿Cómo podría crear un comedor comunitario, que fuera independiente económicamente? Sin que dependiera de la caridad de las familias adineradas, ni del clero, sino todo lo contrario, que se mantuviera por sí mismo. ¡Era algo loco! Pero no imposible, solo tenía que encontrar la solución.
Al entrar a su casa, una empleada le entregó el teléfono, indicando que tenía un mensaje.
"SooBin, ¿qué estará pasando?" y apresurado tomó el teléfono.
Lo que escuchó lo dejó más intrigado. SooBin le solicitaba que fuera a verlo a su departamento lo más pronto posible y, para que SooBin le pidiera tal cosa con urgencia, debía de tratarse de algo serio.
— ¡HaeWon, salimos nuevamente! ¡MoonByul, avísale a mi madre que demoraré un poco más, que no sabes a dónde fui! — y partió rápidamente.
Más tardó en tocar la puerta del departamento, que SooBin en abrirla precipitadamente, jalando a TaeHyun en su interior. Cerró de un portazo, dejando a HaeWon afuera y, un segundo después, volvió a abrir la puerta.
— Discúlpame, no quise ser grosero, pero necesito hablar con TaeHyun a solas. Toma este dinero y vete a comer algo, regresa en una hora. ¡Gracias! — y volvió a cerrar la puerta.
— ¡SooBin! ¿Qué sucede?
— Recibí otra carta.
—¿De JiYoung?
— De YeonJun.
— ¡Bendito Dios! ¿Y qué te dice?
— Quiere verme.
—¿Cómo?
— Él llegará en tres días con la compañía del teatro Big Hit Entertainment. Estarán ensayando hasta el estreno y, el cuarto día, dice que quiere verme en cuanto llegue a su hotel, el Hotel The Ambassador Seoul.
— Y… ¿Lo irás a ver?
— ¡No, TaeHyun, no me atrevo! Temo que, si lo vuelvo a tener enfrente, me olvidaré de la promesa que hice y me arrojaré a sus brazos.
— Si él te quiere ver, no habrá poder humano que detenga a ese actor tan testarudo.
— Por eso te he pedido que vinieras… Necesito que tú vayas a verlo en cuanto llegue.
— ¿Yo? ¿Estás loco? ¿Y qué le voy a decir a ese "rebelde"? ¿Y si me quiere golpear por irle a entregar tu negativa?
— No exageres, TaeHyun. YeonJun es un ser muy dulce y comprensivo.
— Lo ves con ojos de amor...
— Pero en algo tienes razón, él no va aceptar un "no" por respuesta… Tienes que convencerlo de que lo mejor para los dos es no vernos, que sigamos con nuestras vida, como hasta ahora.
— No lo sé, SooBin, esto es muy complicado… ¿De verdad es lo que quieres? — TaeHyun trataba de encontrar la respuesta en su mirada más que en sus palabras. — Está bien, te ayudaré hasta donde pueda… Cuenta conmigo.
— Gracias, TaeHyun.
La gran noticia corrió como pólvora.
La compañía de teatro Big Hit Entertainment, junto con su estrella masculina, arribaban esa mañana al aeropuerto. Los actores descendieron, repartiendo besos y sonrisas a toda la muchedumbre que deseaba verlos y tocarlos, pero la estrella principal era un muro impenetrable. Él solo empujaba una silla de ruedas y se apresuró a abordar un taxi.
TaeHyun observó cómo llegaba ese taxi hacia la parte trasera del Hotel The Ambassador Seoul y, de un salto, descendió un joven gallardo de finas facciones, pero varoniles maneras.
— Creo que está más alto de lo que le recuerdo — le dijo a HaeWon.
— Joven, TaeHyun... ¿Por qué estamos espiando a ese señor?
— No lo estamos espiando, solo me cercioro de su llegada a este lugar — TaeHyun volvió a mirar hacia YeonJun, que bajó del taxi con una silla de ruedas.
Ya no tenía dudas de quién era su acompañante.
— Vamos, HaeWon, esperaremos una hora antes de preguntar por él — y se retiraron del lugar.
Una figura masculina elegantemente vestida se hizo presente por la parte trasera del teatro, y casi con sigilo entró al lugar.
— Disculpe, caballero — le dijo un empleado al descubrir su presencia —, usted no debería de estar aquí.
— Mil disculpas, solo será un instante — diplomáticamente habló. — ¿Sería tan amable de proporcionarme información respecto a los actores de la compañía Big Hit Entertainment?
— ¿Cómo qué?
— Su hospedaje.
— Eso no es ningún secreto. Están en el Hotel The Ambassador Seoul, seguramente toda la gente aficionada al teatro estará abarrotando el lugar. Usted tendrá suerte si puede ver a alguno en ese lugar.
— ¿Y aquí en el hotel?
— Ellos empezaran los ensayos, hoy por la tarde, pero tampoco le aseguro que será recibido. El director es un hombre muy estricto respecto a las visitas.
— No se preocupe, hombre. Yo sabré mover mis influencias — "me escuche como MinHyun, Dios…". — Gracias por todo, con su permiso.
TaeHyun acababa de ver salir del hotel a tres jovencitas, que lloraban a mares, el gerente del hotel de verdad fue tajante: nada de visitas a los actores. ¡Mucho menos a Choi YeonJun!
— Vámonos, joven TaeHyun, nos van a correr de aquí — suplicaba HaeWon.
— Cálmate, por favor no me pongas más nervioso de lo que ya estoy.
Con las piernas temblando, se acercó a la recepción – "demuéstrales que tú eres único" – recordó lo dicho por YuNa.
— Señor, ¿puedo hablar con el gerente?
— Con él está hablando y, si es para solicitar ver a los actores y principalmente a Choi YeonJun, lo lamento, pero están prohibidas las visitas.
"Ser coqueto, no descocado. Una sonrisa gentil y modales refinados nos ayudan a conseguir con suavidad y, sin que lo noten, casi todo lo que queramos" recordó TaeHyun.
— Caballero — le dijo, con una sonrisa discreta —, yo no soy una admiradora del señor Choi. Yo soy el enviado del señor Choi NamJoon, y le traigo una invitación al señor YeonJun. No deseo verlo, solo… si pudiera hacerme el favor de hacerle llegar esta nota, él sabrá de qué se trata.
— Está bien, se la daré en cuanto baje.
— No, tengo estrictas indicaciones de no retirarme hasta que el señor Choi me dé la respuesta.
— Pero acaba de llegar, no lo puedo molestar...
— No se preocupe, usted no será reprendido. Él espera esta invitación y, si no le hace saber que ya llegó, entonces sí se enfadará.
— Está bien, veré qué puedo hacer.
— Estoy seguro que podrá lograr esta encomienda... ¡Ah! Una recomendación: que ni el director Bang SiHyuk, ni la Señorita Shin se enteren. Ellos no están invitados — le sonrió más ampliamente, y el gerente subió hacia las habitaciones. En cuanto desapareció de su vista, TaeHyun se relajó y se sobó la mandíbula.
"¡Dios! Me sentí YeRim..."
TaeHyun no aguardó mucho tiempo, cuando el gerente llegó con la respuesta.
— Joven, el señor Choi lo recibirá en nuestro salón de visitas. Pase, por favor.
¡Gracias por leer! <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro