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Capítulo Diecisiete

LAS BODAS

Un auto llegó a la casa de los Kang. De este salió un joven muy atractivo, de cabello castaño que le llegaba hasta el hombro, pero, más allá de su belleza física, su rostro reflejaba una felicidad que no le cabía en el pecho. Él dio la vuelta para abrir la puerta del pasajero, y así ayudar a salir al responsable de esa felicidad.

— ¡YeonJun, bebé! — le recriminó por abrazarlo en la calle. — ¡Nos pueden ver! — sin embargo, también lo abrazó, escondiendo su rostro en el pecho del joven.

— Que nos vean. Nosotros somos libres de amarnos — le dijo, dándole un breve beso en los labios —, pero ya llegamos a la casa del "tímido" — concluyó fastidiosamente, soltándolo.

— Espero que no sea demasiado tarde.

Y, tomados de la mano, llegaron hasta la puerta de la casa. Mientras esperaban que alguien les abriera, SooBin descubrió el coche de los Choi.

— NamJoon ya se encuentra aquí. ¿También habrá venido la abuela SeungHee...?

— Mejor, así ahorramos tiempo y hablamos con todos de una buena vez.

Cuando un sirviente les abrió y les cedió el paso al interior, se sorprendieron con las idas y venidas de toda la servidumbre. Las empleadas soltaban risitas escondidas y los caballeros tenían sonrisas sarcásticas.

— Te dije que no fue buena idea que dejaras aquí a BeomGyu.

— El "elegante" sí que sabe armar tremendas fiestas.

El mayordomo los condujo hasta la oficina del señor Kang, allí tocaron suavemente y obtuvieron el permiso de abrir, dejando pasar a la pareja.

— SooBin, qué bueno que llegas — lo recibió NamJoon.

SooBin observó una escena muy pintoresca. En el centro de la oficina se encontraba de pie el señor Kang, con una cara de piedra, en la que no se podía saber qué pensamientos cruzaban por su mente. NamJoon se encontraba también de pie, pero en una esquina tomado de la mano con SeokJin, y al lado de ellos había un sillón pintoresco, donde una apenada abuela SeungHee se encontraba sentada.

La Señora Kang estaba sentada en un sillón junto con TaeHyun, quien lloraba en silencio, con la mirada clavada en el suelo, quitándole la pelusa imaginaria a su ropa. Finalmente, a un metro de ellos, estaba sentado BeomGyu en una silla de madera, con un pedazo de carne cruda sobre su ojo morado.

— BeomGyu, ¿qué te pasó? — exclamó SooBin, yendo a su encuentro, como buen doctor, para revisarle el golpe.

— Solo me dieron mi merecido...

— ¡Ni una pizca! — bramó el señor Kang. — ¡Bien! Si ya está toda la familia Choi, entonces podemos… — y se quedó mirando a YeonJun, que se había quedado de pie en la puerta. — ¿Y usted quién es, jovencito?

— Él también es parte de la familia — lo defendió SooBin. — Bueno... próximamente será parte de la familia.

— ¿A qué te refieres, SooBin? — casi graznó la abuela SeungHee

— Tal vez no sea el momento adecuado — intervinó YeonJun, mientras SooBin regresaba a su lado, tomándolo de la mano —, pero le he pedido a SooBin que se case conmigo, y él ha aceptado.

— Pues los felicito — gruñó el Señor Kang. — Pero la primera boda que habrá…

— Será la mía — y todos voltearon a ver a NamJoon. 
 
— ¿Te vas a casar, NamJoon? — se atrevió a preguntar BeomGyu.

— Sí, NamJoon ya me ha propuesto matrimonio hace dos meses — SeokJin sonrió tímidamente.

— ¿Por eso pediste alquilar un crucero? — contestó SooBin, sonriente.

— Así es, SooBin — dijo un sonriente NamJoon. — SeokJin y yo vamos a casarnos.

— ¡Pues felicidades también, NamJoon! — gritó el señor Kang por tanta interrupción sobre el real problema en ese momento. — Pero la primera boda que se tiene que llevar a cabo es la de este imbécil — y señaló con dedo acusador a BeomGyu, para después mirar fríamente a TaeHyun — y mi hijo.

— Disculpen que interrumpa otra vez — habló YeonJun —, pero SooBin y yo nos tenemos que casar lo más pronto posible… — y aclaró al ver la cara de desconfianza que empezaron a poner todos. — El señor Bang SiHyuk, director de la compañía teatral donde trabajo, me está esperando en Australia, ya que me he recuperado de mi voz. Él espera que iniciemos una extensa gira para poder recuperarnos económicamente tras el incendio.

— Pero mi boda es prioridad — expusó NamJoon. — He adquirido ciertos negocios que no permiten que un soltero los maneje. Es un requisito empresarial.

— Tranquilo, Nam — SeokJin apretó su mano para calmarlo.

— Pues mi buen nombre está primero. Si quieren, al día siguiente de la boda de mi hijo, pueden celebrar mil bodas.

— Yo… — se escuchó una débil voz. — No me quiero casar — y todos voltearon a ver asombrados a Kang TaeHyun.

— Ustedes dos hicieron algo imperdonable, algo nada digno de un joven con buena educación.

— ¡No hicimos nada malo! ¡No pasó nada! — explotó TaeHyun.

— TaeHyun… — murmuró BeomGyu melancólicamente y se paró de la silla. — TaeHyun tiene razón. No hay nada que lamentar, aunque las pruebas digan lo contrario, sin embargo… Yo sí me quiero casar.

— Pues yo no… aprovechado — protestó, poniéndose también de pie.

— ¿Vas a negar lo que sientes por mí? ¿No crees que es un poco incoherente, después de lo que tu familia vio anoche?

Todos tosieron incómodos ante la conversación de la pareja.

— Lo que hicieron tiene consecuencias, TaeHyun — intervinó la señora Kang. — Seguramente la servidumbre ya empezó a correr la voz por toda la alta sociedad, de que en tu cuarto fue encontrado el señor Choi, acariciándote mientras estaban sin camisa... ¿Sigo?

— No me importa lo que diga la gente. Yo estoy en paz con mi conciencia.

— ¿Estará en paz tu conciencia, cuando nos señalen a tu madre y a mí? ¿Se ha puesto a pensar, jovencito de negocios, que su imprudencia nos perjudica también a nosotros?

TaeHyun se puso blanco como el papel. Su padre tenía razón, en la sociedad donde se movían, la reputación de una persona, perjudica o beneficia a toda su familia.

— Tal vez, con todo esto, TaeHyun se encuentra asustado — intervinó SooBin, abrazando al menor. — ¿Me permitirían hablar con él a solas?

Todos asintieron y salieron de la oficina, dejando solo a los dos amigos. SooBin condujo a TaeHyun nuevamente al sillón y los dos se sentaron.

— TaeHyun, yo sé que tú sigues profundamente enamorado de BeomGyu… ¿Por qué no te quieres casar con él?

— Así no, así no… — y negaba con su cabeza, una y otra vez. — No quiero si él lo hace para cumplir una promesa rota. No quiero… si él lo hace para cubrir las apariencias y salvar "mi honor".

— Pero BeomGyu te ha demostrado que te quiere de verdad. ¿No ves las tonterías que comete por ti?

— ¿Y no será… solo por meterse en mi cama?

— ¡No! No lo creo… BeomGyu tendrá cabeza de mosca, pero es leal a lo que siente, dolorosamente lo sabes.

— Sí, lo sé… y también por eso mismo digo que así no. ¿Quién me asegura que no volverá a cambiar de opinión?

— ¡Por un demonio, TaeHyun! BeomGyu no es capaz de llegar a eso… En algo tienes razón, nadie te puede asegurar el futuro, ni si los sentimientos de alguien cambiarán o no. Solo puedes confiar, siguiendo a tu corazón.

Tras un buen rato de conversar, los dos chicos salieron de la oficina y se encontraron en la sala con los demás.

— TaeHyun tiene algo que anunciar.

Todos se encontraban en expectativa, cuando finalmente el menor habló.

— Me casaré con el señor Choi — y todos suspiraron aliviados. — Sin embargo, primero se casará SooBin, después NamJoon, y al final BeomGyu y yo.

Por tal actitud, todos se dieron por satisfechos ante el acuerdo final.

Campanas de boda, campanas de alegría y, al parecer, toda la ciudad de Seúl estaba de fiesta.

La primera boda fue la más concurrida, y la más fotografiada. El famoso actor de Asia, Choi YeonJun, contrajo nupcias con el hijo de los famosos arquitectos Jung. Miradas de envidia rodeaban a la pareja, las cuales se les escurrían sin alterarlos ni una pizca. Era tanta su felicidad que todo a su alrededor carecía de importancia.

Los fotógrafos de las revistas y periódicos más exclusivos se peleaban por obtener las mejores fotos de los recién casados. El joven actor, que siempre fue huraño hacia los reporteros, se mostraba abierto y sonriente, cosa rara en él. Además, su flamante esposo no solo era hermoso, sino que emanaba un carisma que conquistó a los reporteros.

Detrás de la famosa pareja, los parientes de ambos aguardaban a que SooBin y YeonJun pudieran subir al coche que los llevaría a su recepción, y así poder salir sin lidiar con admiradoras del recién casado y los reporteros y fotógrafos.

Cuando por fin todos se encontraban en la recepción, TaeHyun pudo finalmente acercarse al novio.

— ¡SooBin! — le dijo, abrazándolo. — Qué alegría siento por ti. Al fin tienes lo que mereces.

— Y tú también lo tendrás pronto, te lo puedo asegurar.

— ¿Puedo felicitar al novio? — terció BeomGyu.

— Por supuesto. Ven acá, idiota — dijo SooBin, jalándolo para que lo abrazara.

— Voy a checar el banquete… Todo debe de estar perfecto para ti, SooBin.

TaeHyun se alejó, perdiéndose entre los invitados.

— ¿Viste a un chico bonito huir de mí? Pues, bien. Ese era mi prometido, quien será mi esposo en dos semanas, y al que no he vuelto a besar desde que sus padres nos encontraron en su habitación.

— Compréndelo, BeomGyu. Él está muy nervioso de cómo se dieron las cosas. Él nunca pensó que así le propondrías matrimonio.

— Ya no hablemos de lo mismo… ¿Acaso quieren que me corte las venas?

— No te desesperes, BeomGyu. Todo va a salir bien.

— Que el destino escuche tus palabras — y sonrió tristemente.

La gran boda terminó y la ciudad regresó a su rutina, por lo menos durante una semana, en la cual los estudiantes de economía no podían perder el tiempo.

— ¿Y qué cuenta el joven Kang? ¿Ya no ha tenido visitas por la noche? — la voz sarcástica de Choi MinHyun lo alejó de su lectura.

— ¿Ahora te dedicas a contar mis visitas? Pensé que en tu vida existían cosas más interesantes.

— Uy, el joven está de malas.

MinHyun abrió la boca para seguir con su acoso, pero la llegada del señor YoonGi lo calló.

— ¡Caballeros! — su siempre cordial saludo se opacó por las risitas burlescas de sus compañeros.

"¡Dios! Todo el mundo lo sabe" y, recordándose que él no tenía nada de qué avergonzarse, enderezó más la espalda.

— La próxima semana se efectuarán los exámenes. Ya lo saben, así que prepárense y les deseo mucha suerte. Bien, ahora comenzaremos nuestra lección de hoy.

— Vaya, TaeHyun... — susurró MinHyun. — Espero que mi primo no te distraiga mucho. Será mejor que le digas que ya no te visite por las noches.

— Creo que estoy más preocupado por mi examen. Espero que no se extravíe otra vez y que aparezca otro con una horrenda letra.

MinHyun quiso responderle algo, pero prefirió mantener la boca cerrada.

Durante el fin de semana, las campanas de boda se anunciaron otra vez, pero esta boda era algo diferente a la anterior.

Hombres de negocios, reconocidos en el ambiente, se pavoneaban pomposos con sus esposas a la salida de la iglesia. Los fotógrafos no estaban dentro del espectáculo, sino las finanzas.

Aunque cierto joven se tuvo que mantener anónimo junto con su hermoso esposo, por si alguien lo reconocía. Al llegar a la recepción, YeonJun se sintió menos agobiado y se dedicó a disfrutar de la fiesta y de su esposo.

Por otro lado, BeomGyu esperaba en la puerta de la cocina, cuando un hermoso joven de pelo castaño salía presuroso.

— Debiste delegar, si quisieras disfrutar de la fiesta.

— No estaría tranquilo al no saber cómo se está desarrollando el banquete.

— ¿Y ya estás tranquilo?

— Sí...

— Entonces, espero que "mi prometido" me dedique algún tiempo de su apretada agenda.

Sin decirle nada más, lo tomó del brazo y lo condujo a la pista de baile. La orquesta tocaba un dulce vals, pretexto para mantener a TaeHyun entre sus brazos.

— ¿Por qué me has estado evitando?

— No lo hago… Solo he estado algo ocupado, quiero dejar todo en orden antes de nuestra boda.

— Te quieres casar conmigo, ¿verdad?

— Te lo dije enfrente de los Kang y de los Choi.

— Eso fue muy frío, ¿no es cierto?

— ¿A qué te refieres?

— Mejor vamos a tomar un poco de aire.

— Pero…
 
Nuevamente, BeomGyu mantuvo la iniciativa y lo llevó a una de las terrazas.

— TaeHyun… sé que nuestro "nuevo" compromiso no es lo que esperabas. Debí de pedirte que te casaras conmigo de una forma más… romántica, con flores, con música, un anillo, no lo sé.

— No te agobies por eso, ya no hay nada que hacer.

— Te prometo… — le dijo, tomando sus manos — que haré lo imposible para hacerte feliz.

— No prometas — y puso dos dedos sobre su boca.

BeomGyu los besó suavemente, mirándolo a los ojos, lo que le dio a entender que lo iba a besar en los labios. Luego, BeomGyu lo besó con pasión, con exigencia, con la certeza de que esa boca era suya.

— Vaya, a los tortolitos ya no se les puede controlar — una fastidiosa voz tuvo que interrumpir el íntimo encuentro.

— ¡YeRim! ¿Por qué no me extraña que siempre te estés metiendo por donde no te llaman? — fue la brusca respuesta de BeomGyu.

— Te estaba buscando. ¿Yo que iba a saber que te estabas revolcando con el "huérfano"?

— Qué vulgar eres — reclamó TaeHyun.

— ¿Vulgar? ¿Yo? Yo no soy el que recibe a hombres a media noche en su dormitorio.

— ¿Qué diablos quieres? — dijo BeomGyu, tratando de controlarse.

— Quiero decirte que ya hablé con la abuela SeungHee, y ella está de acuerdo en que nos regreses nuestra herencia, ya que nuestro padre ha perdido la sensatez y nos la ha negado.

— No digas mentiras. Yo he hablado con la abuela SeungHee y está de acuerdo en lo del fideicomiso. Es más… ella me exigió, como parte de mis obligaciones como un Choi, que velará por ustedes. Aún cuando le pedí que me alejara de todo este embrollo.

— Pues no debes de aceptar ese disparate. Ese dinero es nuestro, y nosotros sabremos qué hacer con él.

— ¿Hablas de liquidarlo en un dos por tres?

— Eso a ti no te interesa.

Las voces de BeomGyu y YeRim iban tomando altura y TaeHyun comenzó a preocuparse, más aún cuando NamJoon y SooBin se asomaron por la terraza.

— BeomGyu, por favor... — pidió TaeHyun suavemente. — Tranquilízate.

— ¡Tú no te metas, maldito huertano! — le gritó YeRim, avanzando hacia TaeHyun.

BeomGyu protegió a TaeHyun, poniendo su cuerpo como escudo.

— ¡Con mi novio no te metas!

— ¿Qué sucede aquí? — intervinó NamJoon.

— ¡NamJoon! — lloriqueó YeRim. — Tienes que exigirle a BeomGyu que nos regrese lo que nos pertenece.

— Será mejor que regreses a tu casa, YeRim. Este es un día de fiesta, es mi boda, y no se permite hablar de negocios el día de hoy. Hablaremos otro día.

— ¿Otro día? ¿Cuándo? ¿En tu luna de miel?

— Yo no me iré de viaje hasta que se haya casado BeomGyu. Tenemos una semana, así que te espero en mi oficina.

Sin nada más que agregar, YeRim salió hecha una furia, empujando a quien se le cruzara por el camino.

— ¿Te encuentras bien? — le preguntó a TaeHyun, preocupado.

— Sí, gracias por protegerme.

BeomGyu le sonrió y un calorcito le llenó el corazón a TaeHyun, cuando NamJoon y SooBin se acercaron para ver si se encontraban bien.

Otra gran boda había concluido, los días pasaban veloces y TaeHyun estaba hecho un racimo de nervios. ¡El examen! ¡Su boda! En realidad, no sabía a cuál de las dos cosas le temía más. Las dudas e inseguridades llenaban su corazón.

"Jamás dejaré de ser el tímido y el inseguro."

El día del examen llegó, y TaeHyun se dirigía al salón en donde lo presentaría, cuando se encontró con JongSeong.

— ¡Hola, TaeHyun! ¿Listo para el examen?

— Creo que sí...

— Lo harás bien, estás preparado — y le dedicó una cálida sonrisa. — Pero supongo que después vendrá la prueba más difícil.

— ¿Te refieres a mi…?

— Sí, a tu boda.

— No sabes lo nervioso estoy.

— También pasarás esa prueba, y JungWon y yo estaremos ahí para apoyarte… para apoyarlos.

— ¿JungWon y tú ya se comprometieron?

— No, estamos disfrutando nuestro noviazgo y yo estoy disfrutando de conocer a mi novio. Quiero saberlo todo de él: sus gustos, disgustos, fortalezas y debilidades.

— Créeme, hacen bien. Deben conocerse primero como pareja.

— Gracias, Tae… Yo realmente estoy enamorado de JungWon. No sé cómo no me di cuenta antes, pero, bueno, otro día te daré los detalles. Me tengo que ir porque le prometí ir al acuario — JongSeong besó galante su mejilla y se despidió.

TaeHyun todavía sonreía, cuando volteó hacia el lado contrario y se encontró con unos ojos de león a punto de devorarlo.

— ¿Ya te despediste de ese chico de linda sonrisa?

— Por favor, no me salgas con esto ahora, BeomGyu. Voy a hacer mi examen y no quiero entrar al salón enojado contigo. Yo necesito toda mi concentración en esto. Cambiando de tema, BeomGyu… hay algo que te he querido preguntar desde que nos volvimos a comprometer.

Ante tales palabras, BeomGyu cambió su actitud.

— ¿Qué sucede, TaeHyun?

— Cuando ya estemos casados… ¿Me permitirás terminar mis estudios?

BeomGyu sonrió.

— Claro que sí. ¿Quién soy yo para detener tus sueños? Ya no estamos en esas épocas donde solo uno tenía derecho a trabajar. Estos son otros tiempos, TaeHyun.

— Y… ¿El dinero?

— TaeHyun, tú eres millonario y, con tu pequeño negocio, tienes tus propias ganancias. Además, tú me has demostrado que puedes tomar decisiones propias… pero ya te dejo. Yo también tengo que presentar un examen. Suerte con el tuyo, amor — y le besó los labios rápidamente para despedirse, pero ese beso le tocó el corazón.

El gran día había llegado: la última gran boda se llevaría a cabo.

TaeHyun se encontraba realmente nervioso. Estaba en su habitación con su madre y dos empleados, que le ayudaban a ponerse el traje de novio, modelo exclusivo de su amiga, YuNa. Sin embargo, le parecía exagerado que tres personas lo ayudarán a vestirse.

A TaeHyun todo le parecía fuera de la realidad. No podía aceptar todavía que estaba a punto de contraer matrimonio con el amor de su vida. Se había hecho a la idea de que eso era imposible y había construido barreras para soportar el dolor de perder a BeomGyu; por lo mismo, lo que ocurría en ese momento le parecía un sueño y pensaba que, de un momento a otro, él despertaría y estaría otra vez solo.

Tocaron a la puerta y la señora Kang dio el permiso para que entraran.

— TaeHyun, estás hermoso — exclamó SooBin. — Tendré que comprarle algunos trajes a tu amiga.

— Pues se los podrás pedir en la fiesta, ayer llegó con sus padres y su novio.

— ¿Nervioso?

— Creo que está demasiado alterado — intervinó la señora Kang. — Tiene las manos frías y no deja de temblar.

— Tranquilo, TaeHyun, todo saldrá bien.

Nuevamente, el sonido de la música matrimonial en el lugar anunció las nupcias. En el interior de la iglesia, un nervioso novio aguardaba al pie del altar.

— Tranquilo, BeomGyu — se acercó NamJoon a reconfortarlo. — O me pondrás más nervioso que cuando yo me casé.

— ¿Y si no viene?

— ¿Por qué haría eso?

— Quizás lo pensó mejor, y decidió que no merezco estar a su lado.

NamJoon le iba a contestar, pero un murmullo los hizo girar para ver la entrada de la iglesia. Ahí estaba él, envuelto en un hermoso traje de novio. TaeHyun parecía un príncipe y estaba avanzando solo, con la mirada al frente y una pequeña rosa blanca en su mano.

— ¿Quién entrega a este joven? — preguntó el juez.

— Yo lo entregaré — contestó emocionado el señor Kang, quien se levantó y dejó a TaeHyun al lado de BeomGyu. Seguido de eso, fue a tomar su lugar junto con su esposa.

La ceremonia comenzó, y TaeHyun continuaba sumamente nervioso. Aquello fue percibido por BeomGyu, quien trataba de tranquilizarlo apretando su mano, ya que TaeHyun no se atrevía a mirarlo a los ojos.

— Yo, Choi BeomGyu… — la parte culminante de la ceremonia llegaba a su término, y BeomGyu se preguntaba si no había cometido un grave error otra vez.

"¿Realmente me sigue amando o solo se casa conmigo para proteger la reputación de sus padres?"

— Si alguien conoce algún impedimento, por lo cual no se deba realizar esta unión, que hable ahora o calle para siempre — el juez solemnemente lanzó la conocida frase.

BeomGyu sudó frío, sentía que TaeHyun desaparecería de su lado y nunca más lo volvería a ver.

— Los declaro esposos... Ya puede besar al novio.

BeomGyu acarició con delicadeza el rostro de TaeHyun y depositó un tierno beso en los labios de TaeHyun ante el suspiro de las mujeres presentes.

La recepción no dejó de estar a la altura de las dos anteriores. El novio gustoso se hubiera arremangado las mangas y metido a la cocina, pero BeomGyu tuvo la brillante idea de platicar con el personal de TaeHyun, y les concedió a HaeWon y a HwaSa el mando total del banquete. Ellas, con los banquetes anteriores, habían adquirido cierta experiencia, y gustosas se prestaron para suplir al chef principal.

— ¡TaeHyun! — llegó a su encuentro una despampanante, YuNa, abrazándolo.

— ¡YuNa! ¡Qué bueno que pudieron venir! Y perdóname por apurarte con el traje de novio, pero no podía confiar en nadie más.

— No hubo ningún problema. Tus medidas ya me las sabía, y este traje era un proyecto que tenía en mente desde hace mucho y no sabía cómo terminarlo hasta que tú me inspiraste. ¡Y te ves tan hermoso con él…! Ahora preséntame al suertudo.

— BeomGyu… — TaeHyun llamó al que ahora era su esposo. — Ella es Park Yuna, la prima de JongSeong y JungWon.

— ¿Tu amiga de Gangneung? ¿La modista? — preguntó BeomGyu, curioso.

— Diseñadora — corrigió TaeHyun —, y sus padres y su novio también están aquí.

— ¿El auténtico Huening Kai?

— ¿Cómo que el auténtico? — preguntó YuNa, confundida.

— Es un cuento largo. Ven, te platico…

Y se alejaron chismorreando, dejando solo a BeomGyu, aunque rápidamente YeonJun se le acercó para conversar.

— Bien, BeomGyu, creo que todo resultó perfecto. Las tres bodas se han realizado… — comenzó a hablar YeonJun.

— Sí, se han realizado, pero yo aún tengo mis dudas de que hayan sido perfectas.

— Tienes razón. No existe la perfección, pero, mientras tengas a la persona que amas a tu lado, lo parecerá.

— ¿Y bastará con tenerlo a tu lado? — dijo BeomGyu, observando a TaeHyun, que le presentaba a Yuna a SooBin. — Sabiendo que su alma se encuentra muy lejos de ti.

— BeomGyu, ¿no supondrás que…?

— Es una duda que me está calando hasta los huesos y no me abandona ningún minuto.

— Bueno, eso desaparecerá esta noche.

— ¿Cómo?

— En la cama, tonto.

— ¿En la cama?

— Un hombre sabe si su pareja finge o no… Con la entrega, no solo carnal, sino también emocional.

— Claro. Cómo llevas quince días de casado, te crees de mucha experiencia.

— Aunque no lo creas, a mí me bastó una sola noche para darme cuenta de que SooBin me pertenece en cuerpo y alma.

— Eres un presuntuoso.

— Sí, el amor me convirtió en eso, pero la contraparte de todo esto es… que yo también le pertenezco por completo a mi chico. Que tengas suerte esta noche, Gyunnie — concluyó, alejándose de él para ir al encuentro de su esposo.

— Idiota.

— Imbécil.

La fiesta concluyó, y poco a poco los invitados se despedían de los recién casados.

— Gracias por todo, SooBin — TaeHyun abrazó fuertemente a su amigo.

— No hay nada que agradecer. Mañana partiré con YeonJun para Australia, así que esta es nuestra despedida ya que por un buen tiempo no nos veremos.

— Pero nos llamaremos.

— No lo dudes y tampoco te preocupes. Todo saldrá bien, Tae — y el rubio se fue con su pareja.

— Muchachos, cualquier cosa que se les ofrezca, ya saben dónde encontrarme — habló NamJoon a los dos. — Todavía me quedaré una semana aquí.

— Espero que SeokJin no se enoje.

— No habrá problema. Jin también tiene que resolver algunos asuntos en el hospital antes de que salgamos de viaje.

— Gracias por todo, NamJoon — y BeomGyu abrazó a su hermano mayor.

Pronto, los padres de TaeHyun también se fueron y ellos se quedaron solos. En el gran salón, donde fue su recepción, BeomGyu percibió que TaeHyun se había vuelto a poner muy nervioso, así que trató de distraerlo.

— ¡Vaya fiesta! Al parecer, aquí concluye todo el ajetreo por tanta boda.

— Así parece.

— ¿Nos vamos a casa, señor Choi TaeHyun?

Y TaeHyun se alteró más.

— Sí… por supuesto.

Viajaron en silencio, BeomGyu se moría por comérselo a besos, pero no se atrevía por temor a asustarlo más. Llegaron a su casa, que desde ese momento sería la de TaeHyun también.

El chófer los dejó en la puerta de la casa y se fue. El mayor tuvo que abrir la puerta ya que nadie se encontraba, según sus órdenes, así que tenían la casa para ellos solos por dos días.
 
Ante una sorprendido TaeHyun, BeomGyu lo cargó.

— ¿Qué haces?

— Sigo la tradición de las películas.

Y, llevándolo entre sus brazos, cruzaron el umbral.

— Bienvenido a tu casa, amor — BeomGyu lo bajó para encender la luz, y dejó que TaeHyun curioseara lo que la poca luz del candelabro le permitía observar.

— Es curioso… Es la primera vez que estoy en tu casa.

— Nuestra… Es nuestra casa. De ahora en adelante, tú serás el dueño y señor de esta casa — se acercó a él, pero no se atrevió a besarlo en los labios, solo le dio un besito en su frente y lo tomó de la mano, conduciéndolo hacia el piso de arriba, donde estaban las habitaciones.

Cuando llegaron a la habitación de BeomGyu, el mayor le abrió la puerta para que entrara primero. TaeHyun apretaba fuertemente el pantalón de su traje, estaba hecho trizas y los nervios se lo estaban comiendo.

BeomGyu encendió la luz y se dirigió hacia TaeHyun, abrazándolo por detrás. Aquello le provocó un sobresalto al menor: estaban solos, ya no estaban SooBin, ni YeonJun, no podrían interrumpir sus padres y YeRim tampoco se entrometería.

De verdad estaban solos.

TaeHyun sentía el aliento de BeomGyu sobre su cuello, y comenzó a temblar.

— Al fin solos, TaeHyun. Al fin solos.

¡Gracias por leer! <3

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