Capítulo Dieciocho
EL SEÑOR CHOI
BeomGyu ya llevaba un buen rato abrazado de TaeHyun.
El mayor se obligaba a estar con los ojos cerrados porque temía que, si los abría, él desaparecería. No había comenzado el cortejo por temor a su rechazo, percibía su miedo y no lo quería asustar… ¡Pero lo necesitaba tanto!
— ¿BeomGyu? — le habló, susurrando.
BeomGyu se forzó a abrir los ojos y mirarlo. Al instante, el menor bajó la vista y su cara se cubrió de rubor.
— ¿Me permitirías cambiarme de ropa?
— ¿Cómo? — parpadeó, sorprendido.
— Necesito quitarme este traje… Después de tantas horas, es un poco molesto.
— Comprendo — y BeomGyu lo soltó muy a su pesar.
— ¿Mi ropa está en el baño? — TaeHyun seguía sin mirarlo a los ojos.
— HaeWon trajo tus maletas ayer, las tengo en este rincón — y se dirigió a recogerlas y ponerlas sobre la cama.
— Gracias — le dijo mientras abría una de las maletas y tomaba su pijama, estrujándola contra su pecho.
— El baño lo tienes detrás de ti… — casi termina la frase, cuando TaeHyun presuroso entró al baño y se encerró en él. — Pero, si quieres, yo te puedo quitar ese traje — BeomGyu se tocó la frente. — Qué patético soy…
BeomGyu no sabía qué hacer. "¿Qué no se supone que entraríamos a esta habitación a consumar nuestro matrimonio? ¿Que yo lo besaría y él me correspondería? ¿Por qué TaeHyun rehúye a nuestro encuentro íntimo? ¿Acaso me dejo de amar?¿Solo se casó conmigo por compromiso?"
El tiempo de TaeHyun era interminable. BeomGyu se acercó a la puerta del baño, agudizando el oído para tratar de averiguar qué ocurría con el menor.
— TaeHyun… ¿Te encuentras bien?
— Bien… muy bien, en un momento salgo — respondió TaeHyun tras la puerta.
— Iré por una jarra con agua, es que de pronto me dio sed.
BeomGyu salió de la habitación, sintiéndose extraño. TaeHyun escuchó la puerta cerrarse y salió del baño, notando que BeomGyu había encendido una lámpara para que la habitación no quedara totalmente a oscuras. Además, TaeHyun traía su pijama de dormir de siempre pues no se había atrevido a desenvolver la ropa interior que le regalaron SooBin y Yuna, que era especialmente para su noche de bodas.
"¿Qué hago…? Maldita sea" y empezó a dar vueltas por la habitación. "Amo a BeomGyu, de eso no hay duda, pero… tengo tanto miedo de tener intimidad con él."
"¿Y, si después de entregarme a él, me vuelve a rechazar? ¿Y si no lo satisfago como pareja? ¿Y si considera que soy poquita cosa…? Y yo que lo deseo tanto". Ese último pensamiento lo estremeció, reconociendo la atracción sexual que BeomGyu ejercía en él.
Escuchó cómo BeomGyu regresaba a la habitación y abría la puerta. En un santiamén, corrió a la cama, se metió entre las sábanas y fingió que estaba dormido.
BeomGyu colocó la jarra en la mesita, observando que TaeHyun estaba... ¿dormido? Se veía perdido entre los edredones y, en ese momento, no supo si entristecerse o alegrarse.
— No voy a obligarte a que te entregues a mí… Primero, te voy a conquistar.
BeomGyu se quitó su traje de novio y se colocó su pijama color vino, apagó las luces de la lámpara y se introdujo entre las sábanas a un lado de TaeHyun.
— Será una larga noche, amor — dijo audiblemente y cerró los ojos para tratar de dormir.
TaeHyun apretó los ojos al escuchar lo último que dijo BeomGyu. Él lo sabía, sería una larga y fría noche, el escuchar la tela de su ropa correr por su piel fue una tortura feroz, haciendo que se le enchinara la piel.
"Quisiera que me abrazaras, que me dijeras que me amas… y que me hicieras tuyo". Quiso voltearse y entregarse a sus brazos, pero la tempestad de sus dudas y temores fue más fuerte y... TaeHyun no se movió.
A la mañana siguiente, TaeHyun comenzó a despertar. Por un momento, se sintió en su antigua cama, en la casa de sus padres, pero sus sentidos se llenaron de un calor nuevo, reconfortante y su nariz percibió el aroma a cedro muy conocido por él.
"Debo estar soñando otra vez con BeomGyu… sueño que estoy con él… que lo abrazo…" y, al hacerlo, la realidad terminó por despertarlo totalmente. TaeHyun se encontraba abrazado a un BeomGyu real, los dos acostados en la cama de BeomGyu. El mayor dormía profundamente, pero aún así tenía acunado a TaeHyun entre sus brazos.
— Es realmente hermoso… — de golpe, vinieron los recuerdos de lo vivido las últimas horas.
Su boda… Su marido… Volteó a verse… y aún conservaba su pijama de dormir, tampoco se sentía diferente.
¡Oh, decepción! BeomGyu había sido todo un caballero al no obligarlo a tener intimidad con él.
BeomGyu despertó sintiendo que algo le faltaba.
Le dio manotazos al aire, queriendo encontrar lo que había perdido, luego parpadeó un par de veces y se centró en su realidad: TaeHyun ya no estaba a su lado.
"¿Se habrá ido...? ¿Me habrá dejado...?"
BeomGyu trató de tranquilizarse al recordar que el propio TaeHyun, aunque dormido, había abandonado su "nido" y se había acurrucado en sus brazos, lo cual él aceptó gustoso.
Se paró de la cama y, con una rápida inspección, concluyó que el menor no se encontraba en la habitación. Se vistió de prisa y bajó las escaleras rápidamente y, al llegar a la planta baja, se detuvo de pronto: el olor a café caliente guió sus pasos a la cocina.
Ahí estaba él, preparando el desayuno.
— Encantadora visión — con ese comentario, TaeHyun notó su presencia.
— Buenos días — le saludó con un leve rubor en sus mejillas. — No sabía qué te gustaría desayunar, así que te preparé algo que a mí me gusta.
— Entonces, será delicioso — se acercó a él, lo tomó brevemente por la cintura y le dio un beso en la mejilla.
Un poco más de rubor apareció en el menor.
— Toma asiento, yo te serviré.
Como si se tratara de un matrimonio de mucho tiempo, compartieron el desayuno mientras comentaban sobre los sucesos de la fiesta, de lo mucho que extrañarían a SooBin y de lo borracho que se había puesto MinHyun.
— Bien — dijo TaeHyun, poniéndose de pie. — Recogeré la mesa y lavaré los platos, después…
— Oye, tranquilo… Estaremos sin servidumbre solo hasta mañana, pero eso no significa que te voy a dejar todo el trabajo de hoy solo a ti. Yo te ayudaré.
TaeHyun sonrió y se volvió a ruborizar. No podía explicárselo a BeomGyu, pero el convivir como pareja, aún sin haber tenido relaciones íntimas, tenía un ligero tono erótico porque echaban chispas aún sin tocarse.
Por la tarde, BeomGyu le mostró cada rincón de su casa y cuáles eran sus sitios favoritos y el porqué. TaeHyun sentía que, al hacerlo, el mayor le dejaba entrar a lo más íntimo de su ser, y eso lo hacía sentirse único.
Pero la noche llegó y TaeHyun estaba más rígido que una tabla. Solo repitió lo mismo de la noche anterior: se cambió dentro del baño, pero, al salir, BeomGyu lo estaba esperando frente a la puerta.
Le temblaron las rodillas cuando él rodeó su cintura y lo acercó a él. Sus besos fueron demandantes, y TaeHyun se dejó llevar.
"¿Dónde aprendió a mover las manos así? Me está quedando todo..."
Las manos de BeomGyu exploraban, acariciaban y estrujaban el cuerpo de TaeHyun. Aquel era su paraíso particular y tenía que conocerlo y marcar su territorio, porque TaeHyun era suyo. Ya era su esposo y ahora sería su chico en carne.
Tomó al muchacho entre sus brazos y lo llevó a la cama. Allí lo colocó suavemente, como si se tratara del cristal más delicado, y se recostó junto a él.
— No sabes cuánto te deseo… — murmuró contra su piel, y empezó nuevamente su exploración.
TaeHyun no sabía cómo actuar. También quería tocarlo, pero no se atrevía, así que solo se entregaba dócilmente.
BeomGyu se conformaba con eso, devorando ese suave cuello, y pronto se encontró con la orilla de la camiseta de dormir de TaeHyun e introdujo su mano para acariciar su abdomen. El mayor siguió acariciando, bajó por su abdomen y, entonces, se encontró con el camino hacia el misterio de entre sus piernas.
TaeHyun abrió los ojos como platos porque esa invasión a su intimidad lo sacudió.
— No… no — comenzó a balbucear, pero BeomGyu no se percató porque estaba entregado a sus caricias. — ¡No, por favor! — y, con todas sus fuerzas, lo alejó de él.
TaeHyun se echó para atrás hasta toparse con la cabecera de la cama, dejando a un BeomGyu asombrado y asustado.
— ¿Qué te sucede, TaeHyun? — le dijo, perplejo. El mayor estaba más angustiado de haberlo lastimado que de su orgullo herido.
— No puedo… Yo no puedo, lo lamento mucho, BeomGyu — y saltó de la cama, yendo a encerrarse al baño.
— TaeHyun… — y el corazón de BeomGyu comenzó a sangrar. — No puedes por qué no me amas… Fue un error casarnos.
Estuvo un buen rato hincado sobre la cama, con las manos enterradas en el colchón y la cabeza agachada, hasta que finalmente se paró, tomó sus zapatos y se acercó a la puerta del baño.
— TaeHyun, puedes salir tranquilo. Me iré a dormir a uno de los cuartos para huéspedes, yo… yo ya no te molestaré más — y salió del cuarto.
TaeHyun se encontraba sentado en el piso, abrazando sus piernas, mientras lloraba silenciosamente.
— No te quiero perderte, BeomGyu… pero tengo tanto miedo de entregarme a ti.
A la mañana siguiente, cuando TaeHyun bajó a la planta baja, se encontró con una casa llena de bullicio. Los empleados limpiaban hasta el último rincón de la casa y se encontraban muy entregados a su labor. JungSu, el mayordomo de BeomGyu, fue a su encuentro al verlo.
— Señor TaeHyun, buenos días — lo saludó con una leve reverencia. — Mi nombre es JungSu, el mayordomo de la casa, y yo estoy a sus órdenes.
— Gracias, ¿y el señor…?
— Ya salió para la Universidad, señor.
— ¿Tan temprano?
— No me expresó el motivo, pero así es. Solo me encargó decirle mis obligaciones hacia usted y que tiene a su disposición el auto para llevarlo a la Universidad. ¿Desea que se le sirva su desayuno?
— Sí, gracias.
— Entonces, ordenaré que se lo sirvan. Permiso, señor TaeHyun — y, volviendo a hacer una leve reverencia, se retiró.
TaeHyun se dirigió al comedor para esperar su desayuno.
"¿Señor? ¡Qué grande me queda esa palabra! Pero… ¿qué pasará ahora? ¿BeomGyu me regresará con mis padres por… defectuoso? ¿Qué le diré cuando me lo encuentre en la facultad? ¿Y qué hará él?"
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de su desayuno, que fue traído por una amable mujer de mediana edad.
— Aquí está su desayuno, señor, espero que le guste... El señor BeomGyu me mencionó lo que le gustaba a usted.
— Gracias, muchas gracias, se ve que está delicioso.
— Permiso.
Cuando la mujer se retiró, TaeHyun se permitió derramar una lágrima sobre su desayuno porque era el mismo que él preparó el día anterior para BeomGyu y él.
Cuando BeomGyu entró a su salón de clases, fue recibido con silbidos y aplausos, incluso muchos de sus colegas le palmearon el hombro y le pusieron el dedo pulgar hacia arriba.
— ¡Felicidades, Choi! — le dijo uno de ellos. — No cualquiera se casa antes de terminar la carrera y continúa con sus clases como si nada. ¿Por qué no te fuiste de luna de miel?
— Bueno… él y yo...
— ¡No quisieron esperarse! — gritó otro desde el otro extremo del salón. — ¡Ya sabemos sobre tus visitas nocturnas! — y más pulgares arriba se vieron.
— ¡Sí! Así es… Afortunadamente, mis padres me heredaron en vida — BeomGyu sudaba frío ante la explicación que daba. — Económicamente yo puedo mantenernos sin trabajar y así seguir estudiando.
— ¡Qué suerte has tenido, amigo! Mira que tener a tu esposo en la misma institución y en tu casa también… Espero que no se aburran pronto.
— No… Claro que no — BeomGyu dio gracias al destino que, en esos momentos, llegó su profesor y puso orden a ese improvisado festejo.
Cuando TaeHyun llegó a la Universidad, entró algo dudoso a su salón. Sus compañeros lo observaron de arriba abajo, se veían muy curiosos cuando lo examinaron. El menor dejó que su escrutinio terminara, pero se desesperó y les gritó.
— ¡Solo me casé, no tengo nada de diferente a la última vez que nos vimos!
— Claro que hay diferencia, "señor" — abrió la boca MinHyun. — ¿No vienes adolorido?
— ¡No seas grosero! — le gritó SuNoo. — ¡Respeta a TaeHyun!
— ¡Largo de aquí! — le gritó una chica, y todos comenzaron a rodear a MinHyun, insultándolo, hasta que lo sacaron del salón justo cuando entraba el señor YoonGi.
— ¿Qué sucede aquí? ¿Adónde va el señor Choi?
— No se sentía bien el día de hoy — respondió SuNoo.
Conforme con la respuesta, prosiguió a dar la clase. Fueron las horas más aburridas para TaeHyun porque aún tenía en mente los comentarios de MinHyun; sin embargo, al término de las clases, el señor YoonGi retuvo a TaeHyun un momento.
— Solo quiero expresarle mi admiración, joven Kang… Perdón, señor Choi. Cualquier otra persona, al casarse... hubiera abandonado los estudios, y me alegra mucho de que usted continúe con nosotros.
— Espero no defraudarlo, señor YoonGi.
— No se defraude a usted mismo.
TaeHyun salió del salón rumbo a la salida. Durante los descansos de las clases, TaeHyun no se había topado con BeomGyu, pero ahora...
— ¡BeomGyu!
Él estaba parado cerca de la puerta de salida, distinguido como él solo, con un porte que le hizo temblar las rodillas. Él le estaba esperando.
— ¿Cómo fue tu día? ¿Tus compañeros te dejaron respirar? — le dijo con una sonrisa de medio lado.
— Bien. Ellos… se portaron bien.
— ¿Nos vamos?
— ¿Adónde? — por un momento, TaeHyun pensó que lo llevaría de vuelta a casa de sus padres.
— A casa… Nuestra casa.
— Sí, por supuesto — y se mordió un labio. — Qué tonto soy — y salieron los dos juntos, mientras todos los presentes los observaban, algunos hasta suspiraron.
"¡Hermosa pareja!" fue el veredicto de todos.
El viaje duró una eternidad. TaeHyun tenía muchas preguntas, pero solo una era la más importante. ¿Qué pasaría entre ellos? BeomGyu se había comportado muy correcto y gentil, pero era un tímpano de hielo. ¿Dónde se quedó su sonrisa? Y esa mirada cálida… ¿Dónde estaba?
"Murió cuando lo rechacé."
Los señores Choi llegaron a su casa, y BeomGyu invitó a TaeHyun a pasar a la biblioteca.
— Puedes disponer del servicio como mejor te plazca. Ellos ya saben que te tienen que obedecer… al menos durante el tiempo en que estemos juntos.
— ¿A qué te refieres? — y la sangre se le heló.
— Es obvio que cometimos un error al casarnos, pero no te culpo. Sé que las circunstancias te obligaron…
— Bueno, BeomGyu…
— Déjame terminar, TaeHyun, antes de que pierda el valor… — BeomGyu aspiró profundamente. — No sería bien visto esto. Si nos separáramos ahora, tras unos días de casarnos y financieramente… A ti no te correspondería nada.
— No me casé por tu dinero.
— Lo sé, pero, aun así, no quiero que te quedes sin nada. Un hombre divorciado y sin ninguna carrera no tiene muchas oportunidades…
— ¿Divorciado?
— No podemos fingir que somos un matrimonio normal. Tú ni siquiera soportas que me acerque a ti… y yo no te voy a obligar.
TaeHyun no podía articular palabra alguna.
— La ley te otorga una indemnización después de los seis meses de casados… Solo espero que los puedas soportar…
— BeomGyu, yo no…
— Mudaré mis cosas a uno de los cuartos de huéspedes, y así los sirvientes pensarán que somos de esos antiguos matrimonios con cuartos separados…
— No es…
— Cuánta razón tuviste el día que rompí nuestro compromiso.
— BeomGyu... — las lágrimas hicieron preso al menor.
— Me dijiste que yo conocería tu dolor porque el hombre que amo nunca me correspondería… Felicidades, TaeHyun, ya se cumplió lo predijiste.
Negándose a escucharlo, BeomGyu salió de la biblioteca, dejando a TaeHyun llorando a mares.
¡Gracias por leer! <3
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