Capítulo Catorce
EL GRAN INCENDIO
Los señores Kang se quedaron pasmados. Ambos se voltearon a ver, después los dos miraron a su hijo y, por último, volvieron a mirar a BeomGyu.
— ¿Qué clase de broma es esta, joven Choi?
— Ninguna broma. De hecho, nunca se retiró la petición de mano, nunca me lo permitieron porque me cerraron la puerta sin más — BeomGyu habló, bastante tranquilo. — No los culpo, me lo merecía… pero ahora he rectificado, y vuelvo a solicitar su permiso para casarme con TaeHyun.
— ¿Qué está ocurriendo aquí, Tae? — le preguntó el señor Kang a TaeHyun.
TaeHyun trató de razonar un poco sobre lo que diría. No quería provocar el enojo de sus padres ni a la testarudez de BeomGyu, pues se encontraban en un punto donde toda la sociedad tenía los ojos puestos en ellos.
— ¿Les parece hablar del tema al término de la función? Ya escuché la tercera llamada — y se dirigió a su palco, esperando que sus padres la siguieran, cosa que ocurrió.
— Vaya con TaeHyun… De verdad en el futuro será un buen negociante, qué diplomacia — NamJoon no salía de su asombro.
— No lo alabes tanto, que todo esto lo hizo para huir de mí.
— Y fue muy bien hecho… Casi me da un infarto cuando te escuche, este no es el sitio, BeomGyu.
— No me sermonees, mejor vamos a nuestro palco.
El telón se abrió y una cascada de suspiros femeninos se escuchó. En el escenario se encontraba Choi YeonJun, quien se hubiera hinchado de orgullo al tener a todas las damas atentas a sus palabras, pero el joven actor estaba concentrado en sus líneas.
Su potente voz llenaba todo el teatro y conmovía corazones; pero a TaeHyun se le figuró que, de vez en cuando, la mirada de YeonJun escudriñaba a la audiencia, tal vez en busca de una cara conocida y especial. También pudo notar que, en primera fila, se encontraba Shin JiYoung y, en su silla de ruedas, lucía como un centinela, que custodiaba a un precioso tesoro.
Una mala vibra sintió por su izquierda. Allí estaban los hermanos Choi junto a sus padres, pero, a su derecha, algo lo hizo estremecer: la mirada de BeomGyu, que lejos de seguir la obra, solo lo miraba a él, hasta que NamJoon le llamó la atención, y entonces pudo poner ojos y oídos en el joven actor.
BeomGyu trataba de poner atención a la obra, YeonJun era un actor espléndido y lo estaba desaprovechando, pero esa figura espigada de la izquierda no lo dejaba concentrarse.
Volteó a su derecha y se encontró a una figura conocida.
— JiEun… la hermana de YeonJun.
— ¡Shhh! Baja la voz — le murmuró NamJoon.
— Siempre que la miro… me recuerda a HyunJin — comenzó también a murmurar. — Todavía conservó las fotos que coleccionabamos en el colegio.
BeomGyu sonrió melancólico, recordando aquellos tiempos en los que su hermano y él iban a los conciertos, obras de teatro y estrenos de cine de la famosa actriz, a la cual admiraban mucho. No quiso ponerse triste, y se obligó a dejar esos pensamientos a un lado para poder seguir con la obra.
El primer acto terminó y todos salieron a los pasillos.
— ¿Es usted el joven Kang? — le dijo un mozo del teatro.
— Así es.
— El Señor Choi YeonJun lo espera en su camerino, dijo que sería breve.
TaeHyun volteó a ver a sus padres.
— Una persona solicita verme… No se preocupen que no es BeomGyu y no tardaré, se los prometo.
— ¿Estás seguro? Esto es muy extraño… — se preocupó la mamá de TaeHyun. — ¿Quieres que te acompañe?
— No será necesario. El mozo me guiará y me traerá de vuelta.
Y así, siguiendo al mozo, TaeHyun llegó al camerino de YeonJun, que estaba abierto. Tanto el mozo como él fueron testigos de que ocurría una discusión. El mozo se disculpó con TaeHyun, porque no quería enfrentarse con los causantes de esa pelea.
TaeHyun avanzó hasta quedar en el umbral del camerino y observó que JiYoung tenía la cara cubierta de lágrimas, pero sus ojos no reflejaban tristeza, sino furia.
— ¡Estás esperando que él venga a verte!
— ¡Ya tienes mi respuesta!
— ¡No permitiré que te aleje de mí!
— ¡No puedes impedirlo!
De pronto, se percataron de la presencia de TaeHyun.
— ¿Y quién es este? — bramó JiYoung.
— Es mi invitado. Retírate, JiYoung, todo lo que te tenía que decir ya lo hablamos esta mañana.
— ¡Pues yo no he terminado!
JiYoung empujó su silla de ruedas y TaeHyun se hizo a un lado para no ser atropellado por ella. Sin embargo, en un instante, se detuvo y miró a TaeHyun, el menor nunca había visto tanto rencor y tanto odio en unos ojos tan bellos.
— ¡Tú debes ser su amiguito! ¡Le traes recados de ese estúpido!
— ¡Vete, JiYoung! — casi suplicaba YeonJun.
JiYoung continuó su camino, perdiéndose en el pasillo.
— Discúlpame, TaeHyun — habló más tranquilo y apenado. — ¿Gustas tomar asiento?
— No, gracias, no puedo tardar mucho.
— Yo tampoco… soy el actor principal.
TaeHyun sonrió ante la atípica conversación que tenían.
— Antes que nada, una disculpa por lo que pasó en el departamento de SooBin. Te diste cuenta que estaba escondido en su cuarto, ¿verdad?
— Sí — y se sonrojó un poco —, pero confío en que SooBin supo manejar la situación.
— Me temo que mejor que tú con el "elegante".
— ¿Escuchaste todo? — dijo con el rubor a todo lo que daba.
— Fue imposible no escucharte, pero no te apenes. Sé que pronto tendrás a tu "elegante" comiendo de tu mano, como yo lo estoy por SooBin — y su seguridad dejó paso a su preocupación. — No asistió a la función, ¿no es así?
— No…
— Me lo dijo, pero, en el fondo, yo tenía la esperanza de verlo entre el público.
— ¿Quieres que te dé mi opinión?
YeonJun solo asintió con la cabeza.
— SooBin no se sentiría tranquilo con JiYoung rondando por aquí. ¿Te imaginas qué hubiera ocurrido si ve la discusión que tuviste con JiYoung?
— Tienes razón, pero, desde que llegué a Seúl, necesito su presencia para seguir adelante… ¡Dios! Yo le prometí terminar mi relación con JiYoung y lo he cumplido, solo velaré por su seguridad económica y su salud.
— No creo que JiYoung lo haya aceptado…
— Tendrá que aceptarlo, porque no voy a permanecer a su lado por una absurda promesa, que me consumiría poco a poco hasta morir.
Por una fracción de segundo, TaeHyun no sabía si hablaba de JiYoung o de él.
— Por favor, "ratoncillo tímido", dile a SooBin que acepte verme, que soy un hombre libre. No me atrevo a volver a su departamento porque seguramente no me dejaría entrar.
— Capté el mensaje, yo hablaré con SooBin. Ahora, me retiro.
— El mozo te llevará de regreso…
— No lo creo, huyó cuando te oyó discutir con JiYoung.
— Lo lamento, pequeño ratón.
— TaeHyun, me llamo TaeHyun, y no te preocupes, yo sabré regresar.
TaeHyun salió y, después de caminar por el largo pasillo, ya no estaba segura de poder regresar por sí solo.
"Vamos, TaeHyun, no te acobardes ahora". Él solo se daba valor, mientras avanzaba con pasos vacilantes. "Toda la culpa la tuvo los gritos de JiYoung… Yo no quiero llegar a hacer como ella, no quiero terminar amargado, guardando tanto odio y rencor".
TaeHyun siguió caminando entre pasillos y telas, telas y telas… Oh, una puerta.
"¡Vaya! Buena la he hecho, salí al recibidor del teatro, ¡a ver si me dejan volver a entrar!".
Todas las personas regresaban a sus palcos y butacas para la continuación de la obra teatral, BeomGyu buscaba en dirección del palco de los Kang, pero no habían entrado todavía.
Finalmente, los señores Kang ocuparon su lugar, pero TaeHyun no estaba.
— NamJoon, ¿por qué está haciendo mucho calor?
— ¿Sientes calor...? De hecho, sí se siente el aire algo pesado.
De pronto, un murmullo empezó a crecer, BeomGyu comenzó a presentir que un terrible suceso se acercaba. El murmullo se transformó en exclamaciones, y las exclamaciones en gritos.
— ¡Fuego! ¡Fuego! — y la voz de alarma recorrió todo el teatro.
El telón estalló en llamas y la gente se levantó de sus lugares, corriendo hacia la salida, pero el fuego era más rápido. Las telas, que cubrían las paredes, también sucumbieron y los empujones comenzaron a provocar pánico.
NamJoon y BeomGyu salieron de su palco para encontrarse con una avalancha de personas que solo querían salir.
— NamJoon, necesito buscar a TaeHyun…
— Vamos al palco de los Kang.
Cuando llegaron, los Señores Kang ya estaban en el pasillo.
— TaeHyun! ¿Dónde está TaeHyun? — preguntó con angustia.
— No lo sabemos… Él no regresó de su visita...
— ¡¿Cuál visita?!
— ¡BeomGyu! Salgamos de aquí. Las llamas ya treparon por los palcos... quizás en el camino lo encontremos.
Corrieron junto con la muchedumbre hacia la salida. BeomGyu buscaba y buscaba la figura de TaeHyun. Al bajar las escaleras, el crujido de la madera asustó más a la gente, que empezó a pisotear a los caídos.
— Ese muchacho... — dijo la señora Kang. — ¡Con ese muchacho se fue TaeHyun!
De un jalón, BeomGyu atrapó al mozo, que también huía.
— ¡Espera! ¿Dónde está TaeHyun?
— ¿Quién? — respondió, asustado.
— El joven Kang.
— Fue a hablar con Choi YeonJun a su camerino.
— Llévame a los camerinos.
— ¡Ni loco regresaré ahí! Allí es donde empezó todo.
— ¡Solo dime por dónde ir! ¡NamJoon, lleva a los señores Kang a la salida! ¡Yo iré por TaeHyun!
— ¡Pero yo te puedo ayudar a buscarlo!
— ¡No perdamos tiempo! ¡Esto se viene abajo! — y se alejó a contracorriente del mar de gente, que a NamJoon no le dio tiempo de detenerlo.
TaeHyun estaba en el recibidor, tratando de convencer al empleado de que él ya estaba en los palcos y que, por equivocación, fue a dar ahí.
— ¿Por qué no me cree lo que… — algo raro percibió su olfato. — ¿No huele a humo?
— No quiera bromearme para poder entrar.
— ¡Shhh! Escuche... ¿Qué es ese sonido que viene de adentro?
El empleado puso cara de fastidio y abrió la puerta, que daba a las butacas de la sala del primer piso, y una muchedumbre se abalanzó sobre ellos, empujándolos contra la pared.
— ¡Dios mío...! ¿Qué sucede?
Como pudo, trató de llegar a las escaleras que iban a los palcos, pero, por cada paso que daba, retrocedía dos y peligraba caer y ser aplastada por la gente. De pronto, la imagen de NamJoon se distinguió de entre todas, su gran altura le permitía avanzar.
— ¡NamJoon! ¡NamJoon! ¡Aquí estoy!
— ¡TaeHyun! — NamJoon se dirigió hacia él y, al llegar, TaeHyun vio que, detrás de él, venían sus padres. Al verlos, los abrazó.
— ¿Se encuentran bien?
— Sí, estamos bien… El joven Choi nos ha ayudado a salir, tenemos que irnos de aquí, el teatro se está quemando… — apresuró el señor Kang.
— ¿Y BeomGyu? — dijo, al no notar su presencia. — ¿Dónde está BeomGyu...?
— Supo que fuiste a ver a YeonJun y fue a buscarte a los camerinos.
— ¡Tengo que ir a buscarlo! — y, en un arrebato, trató de entrar, pero NamJoon se lo impidió.
— ¡Suéltame, NamJoon, tengo que ir a buscarlo! ¡Por mi culpa puede morir!
— ¡No hay nada por hacer! — y lo tomó del brazo, arrastrándolo hacia la salida.
BeomGyu había llegado al pasillo que daba a los camerinos, pero solo era una pila de llamas hambrientas, que devoraban la madera y las telas del lugar.
— ¡TaeHyun! ¡TaeHyun! ¿Dónde estás? — El joven solo pensaba en TaeHyun, sin importarle la seguridad propia.
Escuchó unos gritos lejanos y se dirigió hacia ellos, pero, en el camino, una madera se precipitó encima de BeomGyu, quien, por intuición, alzó el brazo para protegerse. Un agudo dolor se apoderó desde su hombro hasta la punta de sus dedos, pero siguió caminando hacia las voces. Al final, se encontró con YeonJun, que usaba una mano para tapar una herida en su costado y, con la otra, cargaba a JiYoung, quien gritaba como loca, queriéndose soltarse de YeonJun con sus manos quemadas.
YeonJun estaba a punto de desfallecer. Tenía el rostro enrojecido y le costaba respirar, BeomGyu corrió a auxiliarlos, recibiendo codazos de JiYoung, y puso uno de sus brazos sobre sus hombros para poder salir de ahí.
— ¡YeonJun...! ¿Dónde está TaeHyun?
YeonJun no pudo contestar y solo negó con la cabeza, señalándole el camino, que comenzaron poco después. BeomGyu, con el brazo roto seguramente, YeonJun a punto de desmayarse y JiYoung, retorciéndose para zafarse de ellos.
En el patio del teatro, la gente comenzó a recibir atención médica, algunos por la inhalación del humo, pero la gran mayoría por golpes, pisotones y crisis nerviosa.
— ¡Por favor, NamJoon! ¡Busca a BeomGyu…! — suplicaba TaeHyun, sentado en los escalones.
— Cálmate, TaeHyun. Nada me gustaría más que poder entrar al teatro, pero la policía y los bomberos ya no permiten que se acerque nadie… Todo el teatro está en llamas, y la Universidad está empezando a arder.
— ¿La Universidad? — TaeHyun se paró de un golpe y tuvo la necesidad de comprobarlo con sus propios ojos.
Ahí estaba el legendario edificio, siendo vencido por el fuego.
— ¡TaeHyun!
TaeHyun se volteó hacia donde escuchó su nombre.
— ¡SooBin!
Los dos amigos corrieron a abrazarse y TaeHyun notó que SooBin estaba cubierto de hollín.
— ¿Estabas en el teatro...?
— Sí, no podía perderme la actuación de YeonJun y me instalé en las gradas del último piso. Cuando comenzó el incendio, quise buscar a YeonJun, pero la gente que huía me aventó hasta la salida… Ahora estoy ayudándolos con los primeros auxilios.
— ¿No sabes de YeonJun?
— No — y comenzó a llorar.
— ¿Y de BeomGyu...? — lo miró, esperanzado.
— Tampoco…
NamJoon corrió hacia ellos.
— ¡Chicos, miren allí!
NamJoon señaló a lo lejos, por la parte trasera del teatro, en medio del humo, un trío muy peculiar.
— ¡Son ellos! — gritó SooBin, corriendo hacia su encuentro, seguido por TaeHyun y NamJoon.
SooBin abrazó a YeonJun, que se desmayó entre sus brazos. NamJoon tomó a JiYoung, que seguía luchando por librarse, y SeokJin, para su buena suerte, había llegado a auxiliarlo, inyectándole un calmante para que no se hiciera daño. Ella traía las manos muy quemadas. TaeHyun abrazó a BeomGyu, que lanzó un grito de dolor.
— ¡Mierda...! — lo soltó al instante. — ¿De dónde estás lastimado?
— Mi brazo derecho… pero me puedes abrazar por la izquierda.
TaeHyun iba a reprenderlo, cuando, de pronto, BeomGyu se desmayó.
— Amor… despierta — dijo inconscientemente y desconsolado.
La gente comenzó a rodearlos. La hermana de YeonJun llegó, toda golpeada, pero viva. Los hermanos Choi empezaron a lanzar amenazas sobre poner una demanda en contra del teatro, y todos voltearon a ver la destrucción del teatro y la Universidad.
Debido al incendio, tanto el teatro como la Universidad quedaron en ruinas, imposibilitados los dos edificios para hacer uso de ellos.
El teatro podría permanecer cerrado por mucho tiempo, quizás para siempre, no era importante, pero la Universidad era otro asunto. Las familias adineradas, que tenían a sus hijos estudiando en la Universidad, se reunieron en la casa del rector YoungJae, para discutir sobre lo que se haría para continuar con los estudios de sus hijos.
— Será imposible reconstruir el edificio en poco tiempo. Además, el mobiliario y la biblioteca se perdió totalmente — informó el rector. — La única solución sería que compartamos las instalaciones con la escuela de contabilidad.
Un murmullo se levantó entre los presentes y el rector pidió silencio.
— ¡Señores! Los socios y dueños de la Universidad, y sobre todo los de la facultad de Economía, nos han dado carta abierta al señor YoungJae y a su servidor para realizar las adecuaciones necesarias y así sus hijos no pierdan muchas clases.
Al fin se pusieron de acuerdo y, a la mañana siguiente de la reunión, carpinteros entraron a la escuela de economía y comenzaron las modificaciones.
Pronto la facultad y la Universidad compartirían el mismo espacio.
¡Gracias por leer! <3
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