CAPÍTULO 11
Una vez la reina Aemma dijo que el parto era el campo de batalla para los omegas y mujeres, que debían enfrentarlo con endereza.
—Laena, dime cómo ayudarte —Daemon llegó a su lado y sujetó su mano. —Podemos intentar lo que hiciste con Laenor.
Daemon estaba considerando cagar a Laena y llevarla en lomos de Caraxes a Dirftmark si era necesario.
—No hay nada que puedes hacer Daemon, solo respetar que por favor no termine como mi tía Aemma —dijo Laena con voz cansada, ella no quería que le abrieran como animal —Lo de Laenor funcionó porque Harwin es su destinado.
Daemon apretó más la mano de Laena cuando esta volvió a gritar de dolor.
—Tiene que ver una forma, algo...
—Daemon, escúchame —su mano libre la colocó sobre las manos entrelazadas de ambos —Cuida de las niñas, ellas te necesitaran más que nunca, apoya el reclamo de Rhaenyra y de Aegon. Prométeme que harás que Baela encuentre a su omega destinado.
Quería que su hija pudiera tener lo que ella no pudo, estar con su destinado.
—Gracias, por amarme, por darme la oportunidad de tener una familia, por darme dos hermosas hijas —Laena le dio una suave sonrisa a Daemon —Ahora por favor, haz cumplir mi deseo, Daemon, por favor.
Daemon beso las manos de Laena.
—Gracias a ti, Laena.
Ambos se sonrieron, tal vez no se amaban románticamente, pero si se tenían respecto el uno al otro y se amaban a su manera. Daemon respeto a Laena todos esos años de matrimonio, le tenía amor y cariño.
—Tu madre va a odiarme —dijo Daemon cuando por fin llegaron a la playa del castillo de Pentos, donde se estaban hospedando.
—Probablemente, lamento eso.
Laena fijó su vista en Vhagar.
—Gracias, por todo —ambos se dieron un último beso en los labios.
Daemon la soltó y la vio caminar con dificultad hasta Vhagar y como se hincaba en la arena.
—Dracarys —gritaba Laena.
Daemon volteó la mirada cuando Vhagar por fin obedeció la orden de su jinete. Ahí en la oscuridad de la noche Daemon Targaryen se permitió ser vulnerable y lloró la pérdida de su fiel compañera.
Alys se sorprendió cuando Laenor la abrazó, pensó que la matarían, que la quemarían al confesar que les hizo brujería a los jóvenes lores.
—Gracias, no hay palabras que puedan expresar mi gratitud —dijo Laenor, esté sujeto las manos de la chica. —Pide lo que quieras, se concederá, oro, joyas, lo que sea.
Harwin puso su mano en un hombro de Laenor mientras miraba a su media hermana.
—Incluso, si quieres, puedo pedirle al rey que te legitimase. —Laenor asintió a las palabras de su esposo.
Alys miró con asombro a los dos hombres frente a ella.
—Yo... yo...
—Incluso podemos hacer que seas dama de la princesa, veríamos por ti y te conseguiremos un buen cónyuge —propuso Laenor.
Alys asintió con algo de timidez, mientras expresaba sus peticiones. Fue entonces que después de una luna, ya no era Alys Rivers, era Alys Strong.
.
Alys tomó el dragón de madera, alzándolo como si estuviera volando, Lucerys la miró expectante.
—Mientras Aegon marchaba sobre Harrenhal tras su coronación, Orys Baratheon había llevado al grueso de sus fuerzas y a la reina Rhaenys con su dragón al sur para iniciar su invasión —relato la beta —Argilac, conocería victoria o la derrota del mismo modo, espada en mano —dijo y alzó una pequeña espada de madera.
Jacaerys fue hasta su tía y hermano cuando escuchó que llegaba una de sus partes favoritas.
—Argilac y sus hombres acometieron y rompieron la línea de Baratheon, revelando a la reina Rhaenys y a Meraxes —puso el dragón frente a los niños —La guardia de Argilac ardió en llamas y sus hombres se aterraron.
Laenor miró con una sonrisa como sus hijos hacían sonidos de asombro al escuchar la historia, acomodo Joffrey sobre su pecho mientras lo empezaba a amamantar.
Después de encargarse de unos asuntos pendientes en Kings Landing, Harwin y Laenor había decidió que era un buen momento para establecerse en su hogar, ya llevaban varias lunas viviendo en Harrenhal, aún seguían las reparaciones de algunas partes del castillo, pero Laenor estimaba que antes de que Jacaerys cumplirá la mayoría de edad, el castillo ya estuviera en sus últimas etapas de reparación.
La puerta se abrió y por esta entró Harwin, el señor de Harrenhal sonrió al escuchar las expresiones de sus cachorros a la historia que contaba Alys, camino hasta su omega donde le dio un beso en la frente para luego sentarse a lado de él en el sofá.
—Llego esta carta de Pentos, es de Daemon, me imagino que nos dirá si Rhaenyra ganó o tu junto con madre —dijo Harwin mostrándole el pergamino.
—Es niño, yo lo sé, los niños tendrán un nuevo compañero para jugar —dijo el omega con una sonrisa.
La carta fue dejada en una de las mesas a lado del sofá, Laenor siguió alimentando a Joffrey, Jace y Luke seguían atentos a la historia que Alys relataba, siendo observados igual por Harwin.
—(...) Seguros de que un ejército que duplicaba al de Aegon podía lidiar con un dragón —Alys agarró dos dragones de madera —Pero Aegon llegó con tres.
—¿Cuántos dragones hay actualmente? —preguntó Jace girándose para ver a su padre.
Laenor se tomó un minuto para pensarlo, la verdad es que en estos últimos años había más dragones que los anteriores, antes solo los Targaryen eran jinetes de dragón, pero cuando su madre se casó con su padre, los Velaryon se convirtieron en jinetes igual, algo que pasó a sus hijos, lo cual si lo pensaba era un milagro, y más que ellos hayan logrado que sus huevos eclosionarán.
La Casa Targaryen actualmente tenía cuatro dragones, mientras que la Casa Velaryon tenía seis, siete si el huevo de Joffrey eclosionaba, además que todavía faltaban los dragones por reclamar en Dragonstone y los salvajes.
—Quince —respondió Laenor luego de pensarlo, aunque creía que se le había pasado uno que otro, pero no estaba seguro.
—Wow —expresaron los dos niños —Son muchos —dijo Luke con entusiasmo.
Laenor les sonrió a sus hijos mientras asentía, alejó a Joffrey de su pecho, al parecer ya estaba lleno, se lo pasó a Harwin para que él pudiera acomodarse la blusa, Harwin le empezó a dar palmaditas en la espalda a Joffrey.
Sus hijos volvieron su atención a Alys para que le siguiera contando historias, él se estiró para tomar la carta de la mesa.
—Niño o niña —preguntó Harwin dejando de darle palmaditas a Joffrey y acunarlo en sus brazos al verlo soñoliento.
Harwin rápidamente miró a Laenor al oler como su aroma cambiaba siendo seguido por un sollozo.
—¿Papá? —preguntó Jace al ver como su padre estaba llorando.
Alys se paró rápidamente, agarró a Joffrey de los brazos de Harwin, y sacó a los niños de ahí. Harwin abrazó a Laenor cuando la puerta se cerró.
—Murió —dijo Laenor en un sollozo —Laena está muerta.
Jace entrelazo su mano con la de Baela, fijó su vista en Lucerys que estaba abrazando a Rhaena junto con Daeron. Su mirada fue al mar, a lo lejos vio a su papá en el agua junto a su padre.
Aegon llegó hasta ellos con Helaena y Aemond a su lado. Todos se juntaron en un círculo, Baela y Rhaena soltaron un suspiro mientras la calma las invadía, su manada estaba con ellas y no las dejaría desprotegidas.
El funeral había acabado hace unas horas, ahora Laena Velaryon descansaba en el fondo del mar con sus ancestros, fue Rhaenyra la que realizó el discurso de despedida.
Rhaenyra entrelazo su mano con la de Daemon y la otra con la de Laenor quedando ella en el medio.
—Sé que tu hogar ahora es Harrenhal, pero recuerda que tiene un lugar en mi corte —habló la alfa.
—Lose —Laenor le dio una suave sonrisa a Rhaenyra.
Los tres fijaron su vista en sus hijos que estaban en la playa, vieron como Rhaenys los guiaba hacia el castillo ya que se estaba haciendo de noche, luego de un gran suspiro Daemon habló.
—No más viajes, a menos que sean necesarios, las niñas estarán bajo tu tutela y la de Alicent —dio una mirada rápida a sus hijas —Se que hemos estado discutiendo esto, pero, Baela se casara con su destinado y solamente con él.
Rhaenyra y Laenor miraron sorprendidos a Daemon, muchas veces habían hablado de casar a sus hijos con los del otro, para mantener la sangre de dragón, y más por los lados de Rhaenyra y Laenor que se casaron con personas que no tenían sangre valyria.
—Estaré a tu lado, te apoyaré a ti y a tu hijo, mi lealtad está contigo Rhaenyra, con mi familia. Con la Casa Targaryen.
Siete cabezas se asomaron, Aegon al ver que no había guardias hizo una señal para que avanzaran, este los guió por los pasillos de High Tide, había crecido ahí como en Red Keep así que conocía casi perfectamente el castillo, cuando salieron del castillo se colocaron las capuchas de sus capas y empezaron a caminar, Aegon junto con Jace lideraban la marcha, siendo seguidos por las gemelas y Helaena, al final estaban Lucerys y Aemond, Daeron había preferido quedarse con el pequeño Joffrey.
Observaron al gran dragón acostado en la arena, Vhagar; era el tercer día que estaban en Driftmark, en otros tres, Aegon, Helaena, Aemond Daeron y las gemelas se irían a Kings Landing y Jace, Luke y Joffrey a Harrenhal.
—¿Cómo lo sabré? —preguntó Rhaena mirando fijamente al dragón que fue de su madre.
—Solo lo sabrás, es algo difícil de explicar, pero cuando lo veas a los ojos los descubrirás —contestó Helaena.
Rhaena se acomodo los guantes y camino hacia Vhagar, aunque su padre le había dicho que pasarían por Dragonstone para que ella y Aemond pudieran reclamar un dragón, Rhaena quería intentar con el dragón que fue de su madre.
Todos miraron expectantes, la mano de Baela estaba entrelazada con la de Jace y Helaena mientras Aegon tenía sus manos en sus hombros, Lucerys estaba casi recargado en Aemond, este lo estaba abrazando ya que el omega tenía frío.
Vhagar se había despertado cuando Rhaena estuvo lo suficiente cerca de la escalera de cuerdas, los ojos de la beta se encontraron con los de Vhagar.
Sus ceños se fruncieron cuando vieron como Rhaena daba media vuelta y caminaba hacia ellos.
—¿Qué pasó? —preguntó Baela cuando Rhaena llegó hasta ellos.
—Dijeron que lo sabría —empezó Rhaena —No sentí nada, Vhagar no está destinada a mí.
—Tendrás tu dragón, tal vez esté en Dragonstone, como el mío y de Helaena —le dijo Aegon.
Ya iban a empezar a caminar hasta que la voz de Aemond detuvo su andar.
—¿Puedo?... ¿Puedo intentarlo? —pregunto nervioso y miro a las gemelas.
Estas se miraron un momento antes de asentir.
—Ten mucho cuidado Mond —Luke se separó de él pero antes de que Aemond avanzara tomó la mano del alfa —Suerte.
El alfa le sonrió mientras pasaba su mano libre por el cabello de Lucerys, miró a sus hermanos, éstos le sonrieron mientras asentían, dándole una última mirada a las gemelas y que estas le volvieran a dar su permiso empezó a caminar hacia Vhagar.
Miraron con ansias y se asombraron cuando Aemond empezó a subir con dificultad por la escalera de montura de Vhagar luego de que Aemond la calmara.
El alfa se tomó un momento para recuperar la respiración cuando se encontró sentado en la montura, miró hacia donde estaban los demás.
—Agárrate fuerte —grito Aegon —Si es posible enrolla la cuerda en la cintura.
—Sujétate igual de la agarradera —esta vez fue Helaena quien gritó.
Aemond tomó una respiración profunda para luego exhalar, se lamio los labios, afianzó su agarre en las cuerdas, acoméndense mejor en la montura.
—¡Sōvēs, Dohaerās Vhagar, Sōvēs! —pronunció Aemond muy fuerte y firme.
Los demás se hicieron para atrás cuando Vhagar se paró, se cubrieron con sus capas cuando este se sacudió mientras rugía.
—No te vayas a soltar —se escuchó el grito de Aegon entre los rugidos y gruñidos del dragón.
—Obvio no —grito Aemond de vuelta mientras trataba de volver acomodarse en la montura.
Al final terminaron en la arena cuando Vhagar empezó a caminar para luego tomar vuelo, todos miraban hacia arriba al escuchar los gritos de Aemond.
—¿Creen que se caiga? —preguntó Balea mientras ayudaba a su hermana a pararse.
—Espero que no, le dolería muchísimo caer desde esa altura —dijo Lucerys.
—No se si está gritando de alegría o de miedo.
Todos miraron a donde estaba Aemond con Vhagar luego de que Jace hablara. Se lanzaron otra vez a la arena cuando Vhagar pasó muy cerca de ellos, fue cuando escucharon los gritos de entusiasmo de Aemond y vieron como este lo guiaba al mar. Todos sonrieron y empezaron a aplaudir, Rhaena y Baela se miraron, la alfa pasó un brazo por los hombros de su hermana, sus ojos fijos en Vhagar mientras sonreían, el dragón de su madre estaba en buenas manos.
Aegon y Helaena se miraron cuando vieron como Aemond había reclamado a Vhagar, se sonrieron antes de que empezaran a gritar el nombre de sus dragones.
Aegon tomó la mano de Jace y Baela, mientras que Helaena la de Lucerys y Rhaena, los guiaron a donde sus dragones habían aterrizado.
Aegon ayudó a los alfas subir a la montura de Sunfyre para luego subirse él quedando en medio, con Jace al frente y Baela atrás.
Helaena hizo lo mismo con Lucerys y Rhaena, quedando ella igual en medio en la montura de Dreamfyre, con el omega adelante.
— Sōvēs, Sunfyre.
—Sōvēs, Dreamfyre.
Aemond alzó su mirada, Sunfyre había arrebazado a Vhagar, un rugido se escuchó haciendo que mirara en dirección del ruido, Dreamfyre apareció a su derecha.
Rhaenyra, Alicent, Laenor, Harwin y Daemon miraron a los tres dragones volar o más bien danzar, pues Sunfyre y Dreamfyre volaban alrededor de Vhagar dando una que otra maniobra. Con sonrisas en sus rostros miraron a sus hijos, Daemon dirigió una mirada al cielo estrellado, esperaba que Laena estuviera viendo esto.
El Rey Viserys miraba con una sonrisa y lágrimas en los ojos la escena, deseando que su amada Aemma estuviera junto a él, viendo el futuro de su casa, de la dinastía de Aegon el Conquistador. La Casa del Dragón, La Casa Targaryen.
Volví gente, actualizar en la madrugada es mi pasión, perdón si hay faltas de ortografía y gramática, cuando ya esté más despierta lo corrijo.
En el próximo capítulo TIME TRAVEL.
Gente yo no sé cómo le voy a hacer para que todas las parejas de los chicos tengan su tiempo en la novela, pero de que lo hago, lo hago, obviamente las fans de Daeron y Joffrey me van a tener que esperar un poquito más a que Joffrey crezca.
Pido una disculpa, pero la muerte de Laena ya estaba prevista desde que empecé la historia.
Por cierto, ya vieron la hermosa portada, @MccnLord hizo dos versiones, la segunda la podre más adelante cuando ya vayamos en esa parte de la historia.
Anyway, nos leemos pronto.
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