—Con cuidado, Tsu-kun. Okā-chan te ama.

Tsuna besó la mejilla de Nana y agarra su mochila, sonríe a sabiendas de que no se caerá.

—También te amo, Okā-Chan— su cabeza zumbó en advertencia de irse, pero iba a perder clase.

Caminando hacia la primaria, se detuvo por la calle evitando a Mochida-sempai, un niño un año mayor que siempre le molesta.

Obviamente, Mochida lo agarró.

—¡Dame-Tsuna!

Entonces sus cuerpos comenzaron a brillar, chillaron con fuerza cuando sus piernas desaparecieron y en un parpadeo ya no estaban en la calle de la primaria.

Estaban sobre algodón y arriba de ellos no había nada, flotaban pequeños cristales alrededor.

—¡Bienvenidos~!

Volvieron a chillar con sorpresa.

Una niña pequeña con cuernos se flotaba arriba de ellos. Con un movimiento de mano el algodón formó unas sillas y los sentó allí.

—No a la violencia—carcajeó—¡Pero que bueno que vinieron rápido!

—¿Quién carajos eres?

Mochida se alteró y la agarró de la pierna jalándola abajo. Entonces la niña flotante agarró y enterró la mano en el pecho y arrancó ropa y carne, la sangre salpicó a Tsuna.

Tsuna vómito y se hizo pipí del miedo, su tez pálida y su cuerpo temblaba mientras veía como Mochida se desangraba en el piso.

—No a la violencia si no la hago yo.

Con un aplauso, Mochida volvió a estar sentado y sano, miraba a la niña con mucho terror.

—Me presento. Soy la diosa de este lugar, Lizisi. Y los traje por puro aburrimiento, serán mi diversión en un mundo que he creado para ustedes.

—P-pero.

—Pero nada, ¡Has lo que quieras allí abajo! ¡Con ustedes no hay aburrimiento!

Ella aplaude de repente, caen.

Ven el anochecer, como el sol se oculta en el horizonte y mirando abajo pueden ver la tierra muy lejos.

Entonces su piel arde y gritan, sufren metamorfosis y cambian.

Gritan porque duele.

Caen y siguen cayendo, el dolor los desmaya y despierta.

*¡Croom!

Se estrellan en el piso, hace un cráter enorme y gigante, el polvo no deja ver nada.

Tsuna es el primero en despertar, mira su cuerpo y se horroriza, gira y ve a Kensuke y le da miedo su apariencia.

—Diviértame~— escuchan en sus mentes.