6
El cielo oscurecido comenzó a tronar con fuerza, miles de rayos se formaron en las nubes pero ninguna cayó a tierra.
Los pocos demonios débiles sucumbian a sus instintos y corrían, necesitan estar a salvo.
El Rey Skull entoces se levanta de su trono, tira al suelo a la Reina quien es ayudada por uno de sus generales.
—Iré a la batalla. Vigilen a mi amada Calavera—ríe tomando el mentón de su hermana y besa sus labios—Volveré mis Reina.
Calavera se inclina con ayuda del General Anímides.
—Vuelva con la victoria, mi Rey.
Anímides aún de la mano de la Reina siente un apretón, ella es valiente y no evita volverse a enamorar.
Calavera por otro lado suspira, Anímides sigue fiel a su lado. Su larga cabellera azabache cubre sus hombros y acaricia sus muslos, sus ojos carmesí siguen al Rey con odio y su piel bronceada es exquisita al toque.
Había sido cautivada por él hace tantos años, era solo una niña pequeña que cayó de la torre por curiosidad y un sirviente la salvó.
Fue él, la tomó en sus brazos y la dejó en el suelo con delicadeza y sonrisas.
Siempre lo veía desde lejos y un día no lo volvió a ver, hasta que un día Padre la llevó a conocer a él nuevo General.
Era él, se veía más maduro y fuerte que cuando era un sirviente. Fue tímida al principio pero después no evitó encariñarse y que sus sentimientos crecieran más.
Por culpa de su hermano ya no era pura y no podría amar a Anímides.
—Si hay un Dios que todo lo ve, que Skull no regrese a mí.
Reza al cielo oscuro, Anímides detrás de ella, la apoya.
Con la muerte del Rey la reina sería libre y sus sonrisas volverían.
—Mi Reina.
Calavera voltea y mira a Anímides arrodillado.
—El Rey no regresará y podrá ser libre. Solo espero estar a su lado.
—Anímides...—Calavera sonríe levemente y toma la mano que él ofrece—yo espero que aún puedas amarme así de manchada.
—Yo nunca la he dejado de amar, eres hermosa, valiente y sobre todo, fuerte. Daría mi vida por su libertad, por su sonrisa, mi Reina.
—Gracias, Anímides.
Una gran luz invadió el campo de batalla, los dos héroes humanos que no luchaban estaban jugando cartas sobre dos cadáveres grandes se sorprendieron al verla.
Magos y Clérigos salieron de allí, sacerdotisas limpiaban el aire de miasma y al final salió una mujer hermosa con vestiduras blancas y doradas, sobre su cabeza flota una corona doraba brillante y su báculo hace tintinea cada que toca el suelo.
—L-la S-santa María Selina—tartamudea un héroe con asombro.
En eso se unen a la lucha, Reborn mira atrás y mira a la hermosa mujer dar órdenes. Los Clérigos y magos van a zonas estratégicas, algunos son asesinados antes de llegar pero con esa rapidez son reemplazados.
—¿Esos quienes son?—le pregunta a Yamamoto.
—Son de la Iglesia de la Diosa, la Santa María Selina y algunos magos afiliados. La iglesia paga muy bien.
—Hn
Los demonios comenzaron ataques más salvajes y miraron al cielo.
Pronto algo se estrelló frente a la Santa dejando el suelo agrietado.
La nube de tierra se disipó con el viento y la figura inconfundible del Rey Demonio Skull se deslumbra frente a ellos.
Aunque al ver a la Santa frunce el entrecejo y gruñe.
—Reum Slith, me contaminas la vista con tu sola presencia—la voz de la Santa es ligera y fuerte, encantadora a oídos ajenos.
—Es Skull, María Selina. Veo que has despertado, ¿Lypto de liberó de Prisión?
—Es por ello que estoy aquí.
Fue impactante ver a la Santa y el Rey Demonio hablar tranquilamente. Cuando iban a atacarlo una seña de la Santa fue suficiente para dejarlo en paz.
Los guardianes Vongola entoces se acercaron, Hibari se acerca a Chrome un poco más aprovechando que Mukuro molesta a Hayato. Le dice algo al oído y ella asiente, de repente un chal cubre a Lambo.
—Oigan Demonio, Santa—Reborn chasquea—¿Conocen a alguien llamado Tsunayoshi?
La Santa y el Demonio parpadean.
—Alguna vez tuve otro nombre...—confieza Tsuna de manera tímida.
Se reunieron después de la fiesta de la gran gala donde festejaron ganar como el equipo más fuerte del continentes.
—¿Otro más?—se burla Reum.
—Calla, Slith.
—Si, Yul y yo tenemos nombres diferentes al que nos conocen.
—Y más les vale que queden entre nosotros—Yul gruñe a ellos.
—Prometemos—Enya dice por todos
—Mi madre me nombró Tsunayoshi, mi apellido no lo puedo recordar y Yul fue Kensuke, Mochida Kensuke.
—Son nombres raros.
—Si, pero ya estamos olvidando muchas cosas, saben—Kensuke se recarga en un árbol y ve la fogata, desde allí escuchan la música de la fiesta del castillo—Pronto olvidaremos nuestro nombre de nacimiento...por favor recuerdenoslo.
Slith la miró, ambos tuvieron el mismo flashback.
—¿De ser sí, qué?—Reum mira desafiante a Reborn que no quiere más que meterle una bala entre ceja y ceja.
No es Lacayo, piensa descepcionado.
—¿Buscan a Morgan Apocalypto?—la Santa los mira con una ceja alzada—¿Que edad tienen?
Los humanos no viven más allá de cien años al menos que sus poderes fueran muy, muy altos o tengan poder sagrado como ella y se vean jóvenes por mucho tiempo.
—¿Morgan?—Hayato frunce el entrecejo—16, Moza.
—Es raro—Slith mete su cuchara—mejor dicho, imposible.
—¿Qué----?
*Crack
Todos miraron el cielo, una grieta se formó y vieron como crecía hasta tocar tierra.
—Ya están aquí....
Alguien salió, caminaba de forma tranquila cargando un aura pesada de poder que poco a poco se fue guardando.
—Reborn-san...—Hayato mira a él Hitman—se parece a la basura que molesta a Juudaime.
—Es Mochida Kensuke—afirma viéndolo.
Él se detuvo a unos metros de ellos, alto y maduro como se veía les sonrió de manera sádica.
—Selina y Slith, grata sorpresa. ¿Nos esperaban?—soltó una carcajada seca.
—Lypto salió de la tumba.
—No tienes derecho a llamarlo por su nombre, perra—corta mirándolos.
—¿Y Enya? ¿Ella también viene a luchar?—Skull dice, su rostro en una sonrisa arrogante, este cuerpo era más poderoso que los anteriores.
—¿Enya?, Enya falleció hace más de quinientos años.
—Oh
De repente la Santa mueve su báculo y un escudo aparece alrededor suyo y Slith se cubre con una sombra.
—Un truco sucio, Morgan—Selina mira a varios Clérigos muertos y luego eleva la vista al cielo.
Todos miran arriba, Reborn y su compañía sonríen al ver a su Cielo, su Tsunayoshi allí arriba.
¿De qué año vino?, Se ve como cuando tenía veintitrés.
—Esos mismos trucos usamos, Mary.
Su siempre sonrisa dulce no estaba presente, sus ojos que siempre eran compasivos y amorosos ahora llenos de enojo y rabia.
Ya debía reconocerlos, a esa edad ya eran Famiglia y aún así, no les dirije la mirada
—Entonces muestra como eres realmente, no la ilusión. Quiero enfrentar a quien fue mi compañero por treinta años...
Ante sus ojos la ilusión se deshizo, un niño pequeño, tan hermoso como una muñeca de porcelana, ojos grandes carentes de inocencia pero hermosos por poseer todos los colores del cielo.
Un niño.
Un jodido niño.
El corazón de Hayato se rompió, de niños solo el Friki del Béisbol conocía a Juudaime, y eso, no le hablaba.
No conoce a nadie.
—Mil años. Mil jodidos y largos años, ustedes mis amigos, mis hermanos, los únicos en los que más confié....—ríe—Me sellaron por mil años, ¡¿PORQUÉ?!
Mukuro hizo una mueca, sabe lo que es ser aprisionado.
—Me encerraron en esa prisión detestable, esclavizaron a un Clan completo de Hadas y fueron la causa de que Enya falleciera, y por si fuera poco, enlazaron a Yul con mi prisión.
Selina apretó sus puños tragándose sus lágrimas.
—Mi pueblo, ¡Mi Aldea! ¡Ustedes jodidos seres! ¡Mataron a nuestra aldea!—gruesas lágrimas bajaron por las mejillas de Tsuna.
Reum se mordió la lengua.
—Confíamos en ustedes y me traicionaron, nos traicionaron.
Yul estaba detrás de Lypto, en su forma original apoyándolo y esperando la batalla.
Su venganza.
—Yo, Morgan Apocalypto de Tla/Nahui Yul de Tla, les pedimos la rendición.
Hubo un silencio sofocante, Selina mira a Slith y vuelven a aquel acuerdo de hace tanto tiempo.
—Nunca nos rendiremos, y menos ante ustedes. Mestizos.
—Sabandija—Mochida cargó contra él, fue tan rápido que no pudieron ver nada, ellos se estrellaron en una montaña haciéndola añicos.
—Humana, ¿Porqué los humanos son así?—Tsuna se lanzó a Selina quien evitó por poco ser decapitada.
A su vez, Tsuna estiró una garra y cortó una gruesa trenza que cayó al suelo.
Con ello la batalla inició.
Los Vongola se lanzaron a los Clérigos y magos, pese a que su Cielo no los reconozca, le ayudarán.
—Sound of Peace.
Agita su báculo y ondas blancas fueron a Tsuna quien las evita con un movimiento de sus garras superiores.
—Nigthmare.
Un segundo Tsuna apareció detrás suyo y se lanzó a la Santa. Selina frunció el seño, alzó su mano y brillando en verde blanquesino la bajó en un corte vertical que partió el suelo.
Yul mira el brazo de Reum en su mano.
Lo había arrancado cuando cargó a él. Todo a su alrededor eran escombros de la montaña alrededor del crácter, aún llovía tierra.
—Siempre fuiste el más débil de nosotros—le dice mirándolo a lo lejos con odio puro—te volvimos fuerte y así nos pagaste.
Una espiga oscura brotó de la nada detrás suyo y ante de tocarlo se rompió en miles de pedazos.
—Todos esos años me pregunté porqué.
—¡No me arrepiento, Nahui!—grita agarrando su muñón izquierdo—¡Caín!
Una lluvia de carámbanos cayó sobre él, Yul con un movimiento de su cola las mandó a volar. En eso, se lanza formando una espada de la nada, la envolvió en magia de aire y la volvió filosa, se impulsó.
Slith sabiendo que pasaría, formó una bara dura y dura de sangre, cuando chocaron ambas armas fueron expulsados por la fuerza. El arma de sangre se deshizo en pedazos y la espada de Yul se partió a la mitad.
Nahui sonrió.
—TorrencialCut.
Miles de hojas formadas de viento y llamas de la tormenta aparecieron en el cielo, más que miles, millones, no había nada más que esas hojas.
Slith maldijo por lo bajo.
—FlamingDeath.
El fuego oscuro se alzó a su alrededor, las hojas mismas tendrían que quemarse.
Pero no es muy inteligente. Yul sabía eso.
El aire incrementa el fuego, y sigue la corriente. Slith cavo su propia tumba al ser cortado por millones de hojas de viento con llamas de la tormenta cubiertas por fuego infernal.
No lo lamentó.
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