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Capítulo 34: Fantasmas, déjenme ser.

  Un mes.

¿Quién diría que ese mes sería el más duro de toda mi corta e insignificante existencia?

No quise explicarlo en esos momentos porque ni yo sabía cómo hacerlo, no sabía nada de lo que pasaba. Así que, aquí van los traumas que tuve en todo un mes.

Para empezar a introducir un poco: la mayor parte del tiempo estuve histérico porque pasaban miles de cosas y yo no me enteraba de nada. Ahora sabido ésto, comprenderán el porqué de ciertas desfavorables reacciones mías a ciertos conflictos.

Puedo partir diciendo que abandoné la escuela. Oh, bueno, sigo yendo pero con una modalidad distinta, estoy seguro que muchos holgazanes quisieran estudiar como lo hago yo ahora y les aseguro que no.

No, mejor partamos desde el inicio, seguro se preguntarán que pasó con la charla entre la psicóloga y mi madre. La sola idea de visitar a un psiquiatra que quiera enviarme al hospital psiquiátrico me helaba la sangre y a su vez, me la hervía, poniéndome aterrado y molesto al mismo tiempo. Sufrí varios ataques de pánico mientras ambas discutían el asunto y me forzaban a soltar respuestas tan simples del tipo: "¿Cómo no nos dijiste antes?" o "¿Quién es esa persona que te gusta para haber acabado tan mal por un simple rechazo?"

Seguro para mi madre en una sola noche enterarse de que su hijo tuvo un accidente, muchos ataques demenciales, lo quieren llevar a un hospital psiquiátrico y que para rematar le salió gay... Ah, no lo soportó, pobrecita... Y eso que sólo era la punta del iceberg.

Se le notaba que muy pronto iba a llorar, y yo ahí, todavía histérico sin tomarle atención a lo que ella sufría. Sólo yo y mi mente, mi enferma mente.

Al día siguiente fue una incesante pelea para llevarme a la consulta médica, yo me negaba porque tenía miedo de qué tipo de maltrato me iban a dar allí. ¡Yo no maté a nadie para acabar de esa manera! ¡Yo juraba estar bien!

Por la fuerza ella me arrastró hasta meterme a la consulta de la profesional de la salud, el mal rollo proseguía. Yo nunca antes había puesto así de inmaduro y terco, ni siquiera quise saludar a la mujer que prometía ayudarme, del asco que me daba. Me hacía preguntas y yo no respondía, mi madre pedía disculpas por lo pesado que me ponía y me regañaba, yo me sentía ofendido con cada cosa que me decían.

Finalmente, la psiquiatra optó por una opción más factible: que mi madre salga de la consulta mientras a mi me hacían preguntas y ella revisaba los documentos que hizo la psicóloga poco después de mi accidente.

Me hizo preguntas muy similares a las que me hizo la psicóloga sólo que con mayor profundidad, parecía muy interesada en que describiera a cada uno de los fantasmas en su personalidad, lo físico y qué cosas suelen hablar. Tuve que soltar mis traumas con el bullying, mis problemas del sueño, el antiguo drama por no querer comer ni ducharme. Hablarle de Lars...

Ella pidió permiso para analizar las conversaciones entre Lars y yo, accedí y ella fue tipeando en su computadora ciertas cosas, bueno, venía tipeando de hace rato a medida de que yo le hablaba. Me devolvió mi móvil, preguntó si consumía drogas, mis actuales hábitos alimenticios, si es que consumía medicamentos y esas cosas.

Me pidió hacer un listado de mi rutina diaria, lo que más hacía yo al día: llorar, huir de las sombras, llorar. También tuve que dibujar a L, La Zorra y a K.

Fueron las dos horas en una consulta más agobiantes que he tenido en mi vida, lloré varias veces mientras le confesaba mis más oscuros secretos a esa mujer que recién venía conociendo, que apenas prestaba atención y escribía y escribía en la computadora un montón de cosas. 
Finalmente, mandó a llamar a mi madre para que entrara, imprimió todo lo que escribió, lo timbró varias veces y lo firmó, hizo que mi madre leyera todo lo que ella escribió: las dos horas de charla resumidas en varias hojas, mi madre estaba destrozada. Leía y me miraba llena de decepción. Las lágrimas se le escapaban de vez en cuando y se las limpiaba, no pudo terminar de leer, dejó el conjunto de hojas sobre la mesa y se cubrió el rostro por varios segundos, luego se refregó los ojos.

Pidió disculpas porque decía que no se hallaba capaz de continuar sabiendo.

La psiquiatra dijo que no importaba, que en casa podía seguir leyendo más tranquila, que por ahora necesitaba oír muy bien lo que iba a decir, palabras que me marcaron de por vida:

- Al ser su hijo tan joven, no me hallo capaz de todavía diagnosticarlo con algún trastorno, pero definitivamente, la depresión y la psicosis no se descartan por nada. Me di el tiempo de recopilar absolutamente todo lo que Kirk me dijo para que los especialistas lo vean en un hospital psiquiátrico. Descuide, por la edad de su hijo, es común que sean enviados a ese lugar ya que cuesta encontrar un diagnóstico exacto. Allí su hijo estará internado por un tiempo en dónde lo tendrán muy bien vigilado y cuidado, estudiando cada uno de sus movimientos para dar con los resultados exactos de su enfermedad. Si tienen problemas monetarios no se preocupen, la estadía de él allá es completamente cubierta por este establecimiento. A menos que usted como madre desee que Kirk se mantenga de por vida allá pagando su medicación y estadía aparte. Eso es ya decisión de usted. Por ahora, me limitaré a decir que es muy probable de que su hijo padezca bipolaridad o en un caso muy poco probable, esquizofrenia, pero es mejor que lo vean allá. Una vez que él salga del hospital, debe ser transferido a mi consulta lo más rápido posible para decretar de manera asegurada el tratamiento para una curación o mejora de su hijo.

Así es. Kirk Hamlet o Hammett, acabó en el hospital psiquiátrico, gracias a dios, sólo por dos duras semanas que se me hicieron eternas.

Estar encerrado en un cuarto, donde a cada rato te hacen entrevistas de todo tipo, me revisan en lo físico, miles de test desde lo didáctico a lo simple y aburrido. Habían muchas cámaras que me grababan a cada rato, mientras yo como si nada, sin estar enterado de aquello, hablaba en voz alta de lo más bien con los fantasmas. Les contaba mis miedos y secretos que me faltaba por contar a los especialistas, éstos me observaban y tomaban nota cada segundo de mi día sin yo saberlo. Me veían llorar y desesperarme porque no podía salir de la habitación y yo quería huir de las sombras. En una ocasión tuvieron que inyectarme somníferos porque estaba golpeándome contra las paredes en intentos fallidos por querer escapar.

Me hicieron un examen al ojo similar al del láser que me hizo la psicóloga y un par de pruebas más a la vista. Incluso, me hicieron encefalogramas, que son unos gráficos que registran la actividad del cerebro, gracias a ésto se podía llegar mucho más rápido a un diagnóstico seguro.

Mi madre llamaba todos los días para saber si yo me encontraba bien, sólo me daban diez minutos para hablar con ella... yo sólo le rogaba que me sacara de ese horrible lugar porque era una auténtica tortura. No podía soportar la presión, siempre digo eso, no obstante, ahora va en serio: Nunca fui sometido a tanta presión y las alucinaciones -sí, como leyeron- se me dispararon como nunca antes. Por lo general yo no me fijaba en qué cosas hacían los fantasmas porque yo hacía constantes esfuerzos por querer ignorar su presencia, yo no tenía más remedio que hacerles caso y observarles con suma detención, en ocasiones, por un parlante, me pedían decir en voz alta lo que ellos hacían para seguir tomando nota. Yo no entendía nada, yo quería que todo acabara de una sola vez.

De mi, sospechaban: Depresión crónica, esquizofrenia tipo paranoide, trastorno de personalidad múltiple, trastorno bipolar severo o algún tipo de trastorno esquizoafectivo que aún no podía ser definido.

Las opciones iban disminuyéndose demasiado rápido. Tomaron más interés en que antes de internarme yo haya decidido dejar de comer, me preguntaron cómo sobrevivía, qué cosas comía, a qué horas lo hacía y porqué tomé esa decisión, lo mismo con lo de forzarme a no dormir y de no querer ducharme. Al final, los tres aspectos eran por un mismo motivo: falta de interés por hacerlo, porque no lo consideraba necesario y que mi estado anímico depresivo no me lo permitían.

Al cumplirse el catorceavo día internado, llamaron a mi madre para que me viniera a buscar. Ya tenían el diagnóstico definitivo.

Antes que nada, lo primero que hice apenas vi a la mujer que me dio la vida: fue abrazarla para poder llorar tranquilo.

- Mamá, ¡prométeme que no me vas a dejar con estos humanos nunca más, por favor! -rogué con la voz quebrantada.

- Para nada, hijo mío -besó mi frente y acarició mi espalda con delicadeza-. Sea cual sea el trastorno que tú tengas, no pienso en abandonarte nunca, voy a cuidarte hasta el final.

Sonreí sobre todo mi dolor y nos enteramos de la verdad:

Trastorno esquizoafectivo tipo depresivo.

Nos explicaron qué significaba eso, yo no me lo creía... No era esquizofrenia, se trataba de algo mucho menor pero no por eso insignificante, era poco común que a mi edad se presente la patología.

Ahora que han pasado dos semanas y media desde que me dieron el diagnóstico, me atrevo a pensar con un poco más de claridad y me hallo con la capacidad de explicar cuál es mi problema.

El trastorno esquizoafectivo es, en palabras simples: 25% alucinaciones, 25% paranoia y 50% bipolaridad, personalidad múltiple o depresión crónica. 

En mi caso, las alucinaciones son del tipo auditivas y visuales en su mayoría, mi paranoia se basa en delirios de persecución y perjuicio, estos dos me pasa con humanos y fantasmas, con Lars son delirios celotípicos y con los seres humanos son más de referencia.

Me costó un mundo entender eso, porque cuando dieron el diagnóstico, todo el camino a la consulta de la psiquiatra fueron discusiones con mi madre.

- Estoy sano -insistí con un gruñido en frustración-. NO necesito esas mierdas. K me dice ahora mismo que huya y no sé si debo hacerle caso -quedé pegado por culpa de los doctores con la tendencia de decir en voz alta lo que los fantasmas dicen.

- Claro que no, él no existe -ella más que frustrada, estaba muy decepcionada, me agarró más fuerte del brazo para que no escapara.

- Me dijo que él solía ser una sombra, pero que quiso ascender y ahora es un controlador.

- ¿Un qué?

- Los que me mandan, madre, L y La Zorra lo son, K también... solía ser una sombra siniestra, ahora es un controlador.

- Con razón, si sólo te ordena hacer cosas malas. L no es tan malo después de todo, aveces tiene razón con sus órdenes, no todas, pero algunas sí.

- No los puedes ver, madre, ¿cómo sabes qué cosas me dicen?

- Los informes lo aclaran muy bien.

En esos instantes no entendía el gran estudio que hubo detrás de mi sufrimiento en aquella desolada habitación. Al llegar a la consulta, mi madre entregó miles de documentos más acerca del estudio junto a una cinta de mis peores ataques de demencia en esa habitación, si me pagaran por la cantidad de documentos... no, por cada hoja impresa de los documentos que implicó todo el estudio para llegar a un diagnóstico, desde los apuntes de la psicóloga, hasta los muy detallados escritos de los profesionales... Seguro me hago millonario.

La mujer profesional que seguramente seguiré viéndole la cara por el resto de mi existencia analizó bien los documentos y finalmente explicó:

- No es peor que la esquizofrenia, quizás es mucho más fácil de tratar tomando en cuenta de que su hijo de manera impresionante logró dejar de lado los peores síntomas de ese trastorno, ya que... en la mayoría de los casos, no hay un... "regreso a atrás" cuando el paciente toma la decisión de no comer, de no dormir ni de asearse.

- ¿Será fácil de controlar? -la psiquiatra hizo una mueca ante la interrogante de mi madre, yo me quedé en silencio tratando de comprender algo de lo que sucedía entretanto L y K se ponían a discutir al lado mío para confundirme aún más.

- Las alucinaciones sí, los problemas depresivos junto a otros traumas sociales... no del todo, costará un montón para que logre hablar en público o siquiera erradicar sus constantes ataques de pánico.

- ¿Y cómo? ¿Es necesario llevarlo al hospital psiquiátrico de nuevo? -negó y yo suspiré en alivio, muy contento.

- No, por favor, no de nuevo... -rogué aterrado, de verdad que le tengo miedo a ese lugar.

- Se los explicaré bien, en el caso de Kirk, la causa de su trastorno es de riesgo, es decir, que fue a causa de varios traumas e indicios a otros trastornos lo que lo derivaron a éste en específico. Las alucinaciones y delirios se controlan fácilmente con los antipsicóticos, como Kirk no es un caso en que sus alucinaciones sean tan fuertes y los brotes psicóticos no son tan frecuentes, es decir, que no está completamente perdido de la realidad, tiene una buena noción de ésta... Los antipsicóticos lo dejarán sano en aquel sentido, el problema en su hijo no son tanto las alucinaciones, ya que éstas no más están basadas y aumentan por los traumas sociales que costarán mucho reparar.

- Pero... ¿dejará de oír y ver cosas? -asintió.

- Para comenzar, recomiendo que consuma risperidona, no es un fármaco tan fuerte y es el único que se puede vender para menores de dieciocho años de manera legal. Se usa bastante en pacientes con esquizofrenia pero como el caso no son alucinaciones tan severas, con ese fármaco estoy segura que estará muy bien. Ahora, si éste acaba rebotando, con un efecto contrario y las alucinaciones empeoran, es mejor dejarlo y traer a Kirk aquí de nuevo lo más pronto posible. Tardan como máximo unas cuatro semanas en hacer total efecto en el organismo, así que hay que tener paciencia. La venden bajo el nombre de Risperdal 2mg, con que se tome un comprimido al día estará  bien. Aunque no es recomendable consumirla si además Kirk sigue consumiendo píldoras de dormir ya que de por si, la risperidona causa somnolencia. Ahora si la somnolencia es demasiado fuerte y en vez de mejorar los problemas del sueño, los empeora, mejor venir aquí cuánto antes.

Anotó en la receta médica el nombre del fármaco.

- ¿Algo más?

- Espere, que eso es sólo para las alucinaciones, para la fuerte depresión que tiene, es mejor ir con antidepresivos, el litio es la mejor solución, pero debe tener cuidado ya que éstos suelen causar dependencia, por eso partiremos primero dos dosis al día, una en la mañana al despertar y otra en la noche al acostarse, luego de un par de meses la dosis disminuirá a una en la mañana. Lo pueden encontrar en el mercado como Lithobid o Eskalith, les recomiendo más el primero, aquí les dejo indicado en la receta los dos para que vean cuál es más accesible monetariamente.

Hizo otra receta médica con ambos medicamentos.

- Ahora, para el caso de los problemas sociales... Terapia, dos veces a la semana como mínimo. Si pueden más veces, mejor, porque la causa de este trastorno no es a nivel genético que es irreversible, al menos en el caso de Kirk no lo es, no puede tratarse tampoco de un caso severo ya que, se sospecha de que pudo haber estado peor y progresó de manera autóctona para poder "razonar" un poco y volver a tener hábitos alimenticios normales. La causa como dije antes, es por una acumulación de traumas que perturban la consciencia del chico, así que... como éstos traumas logren superarse con psicoterapia conmigo dos veces a la semana, socialmente va a mejorar bastante, lo que va a implicar además una mejora en los otros dos ámbitos de los cuáles son controlados con medicación. Puesto que... los dos ámbitos no desaparecerán a menos que estos traumas sean superados por completo.

En otra receta médica escribió psicoterapia dos veces a la semana, luego nos entregó un folleto.

- Y éstos son descuentos, deben rellenar los campos designados y entregarlos en la caja cuando vayan a pagar cada sesión, una vez que los entregan, a cada sesión se le hará un cuarenta por ciento de descuento.

Al menos algo bueno después de tanto derroche monetario en pastillas.

- En cuanto el ámbito escolar... él no regresará a clases. Al menos no en un salón lleno de alumnos como una persona normal.

Aquí lo que expliqué al principio.

- Entre las causas de riesgo que mencioné antes, junto a la acumulación de traumas, está el estrés. Como Kirk llevaba una vida de arduo estudio, eso implica mucho estrés por querer ser siempre el mejor en la clase, entonces, su horario normal de ocho horas de estudio se verá reducido a cuatro horas al día después del horario de clases normal, es decir, de las cuatro en adelante hasta las ocho. De todas formas, los profesionales del hospital psiquiátrico y yo nos habíamos puesto en contacto para luego discutir el tema en el colegio. También está la posibilidad de estudiar solo en casa pero no lo recomendaría ya que ésto podría empeorar los problemas sociales. Es mejor en la escuela, ahí irá de a poco reincorporándose al sistema educativo normal.

¿Ahora entienden porqué dije que los holgazanes desearían ese tipo de vida escolar? Pues yo no lo deseaba.

- ¿Alguna duda? -mi madre negó- Kirk, ¿alguna duda o algo que te incomode? -me mantuve en blanco, parpadeé varias veces y luego negué- Bueno, de todas formas, nos seguiremos viendo así que, todas las dudas que surjan serán resueltas de inmediato. Lo positivo de este caso, es que hay una pequeña posibilidad de que se recupere por completo.

Los ojos de mi madre brillaron en esperanza, yo sólo parpadeé más veces. Tragué saliva con nerviosismo, quise asegurarme de que lo que oí fuera cierto.

- Al ser un caso ocasionado por factores de riesgo, si esos traumas se superan... El trastorno puede ser erradicado, sólo en esos casos puede darse esa posibilidad. Por ejemplo, si estuviera en sus genes aquel problema, al igual que la esquizofrenia, no hay vuelta atrás. Se podría controlar pero no erradicar. En este caso, es muy controlable, aunque la posibilidad de erradicarla es cosa de azar, sería una completa bendición que eso ocurra. Aunque, si él por su propia cuenta superó la peor parte de su enfermedad, seguro logrará sobrepasar mayores barreras.

Ahí abrí un poco más los ojos, lo único que pude entender fue que podría ser un niño normal y no índigo como solía autodenominarme antes. La esperanza era lo último que podíamos perder en aquel entonces.

Apenas salimos de la consulta mi madre me llevó volando a una farmacia para comprar las pastillas, y me atrevo a decir que fue una terrible decisión tomar las dos al mismo tiempo ya que ambas son sustancias fuertes de efectos secundarios fuertísimos. Para rematar sabían a culo las dos pastillas. Creo que el sufrimiento de los efectos secundarios no valió tanto la pena porque es verdad, el efecto no comenzaba hasta cuatro semanas y llevo dos y media consumiéndolas...

Bueno, les sigo contando, los efectos secundarios que comenzaron un par de horas después de haberlas ingerido fueron mareos, vómitos y somnolencia. Lo único bueno de esos tres fue la somnolencia en estado leve que me ha ayudado a dormir mejor en las noches. Los mareos parecieron querer matarme una semana, y los dos primeros días llegué a vomitar, no fue con frecuencia así que no los consideré como efectos secundarios graves, podía seguir consumiendo los medicamentos sin ningún problema, el único efecto secundario que sigo teniendo es la somnolencia y como ya especifiqué: más que perjudicar, me ayuda mucho.

No noté grandes cambios en los fantasmas, disminuyó un poquitito la frecuencia con la que me molestaban. Y en cuánto a los antidepresivos... mi ánimo mejoró un poco, sí, eso lo admito.

Al final, el colegio me dio la oportunidad de estudiar después de clases hasta las ocho de la noche con el apoyo de la psicóloga y otras personas especializadas en psicopedagogía quiénes sólo me harían clases de las asignaturas que YO necesito para estudiar universitariamente. Sí, enfermo mental y todo, quise seguir con mis estudios. 

¿Qué carrera opté? Ingeniería en informática, así que mis asignaturas eran matemática, informática en sí y las que el gobierno me obligaba a estudiar sí o sí: lengua, historia y me simplificaron las ciencias en un sólo ramo que enseñaba lo primordial. Todo para evitar una acumulación de estrés en mi.

Con tal de tener dos asignaturas al día yo estaba listo. Recibí todo el apoyo del mundo por parte de mi escuela, mis amigos se enteraron más tarde, pero de ahí lo explico mejor.

¿Y cómo me ha ido con las psicoterapias? Pues, con la segunda sesión más o menos fui asimilando mejor mi condición... que yo no era alguien normal. No fue hasta hoy que logré comprender que tengo un trastorno parecido a la esquizofrenia que afecta mucho a mis emociones ocasionado por los mil y un traumas que he tenido a lo largo de mi vida.

El punto es que esta psiquiatra me ha hecho soltar los pocos secretos que me quedaban por confesar, cada segundo del día se lo cuento, ella me da consejos y tenemos muy agradables charlas.

Las clases se volvieron más didácticas y no es tanta la materia la que debo estudiar, me guían bastante las psicopedagogas y me ahorro tener que hacer tarea. Muy divertido todo.

Lars... de la nada dejó de enviarme tantos mensajes obsenos o cosas melosas. De hecho, ya no me mensajeaba y tampoco le veía puesto que estábamos yendo en diferentes horarios a clases.

La psiquiatra le dijo a mi madre que debía estar constantemente vigilado cada cosa que yo haga, y que una buena manera para evitar tener brotes psicóticos es mantenerme ocupado. Así que... ya verán la pila de nuevos libros, cómics y otras cosas que me compró mi madre para mantenerme ocupado. También me consiguió la partitura de varias canciones en guitarra para poder distribuir bien mi tiempo libre.

Al sólo vivir con mi madre, ella tuvo que reducir su horario de trabajo y tiene toda la mañana desocupada, cosa que ella me deja en psicoterapia todos los días a las doce, al finalizar la sesión yo voy a la escuela de ahí hasta las ocho, regreso a mi casa, ceno y me voy a dormir, cosa que mi madre ya estará en casa antes de las ocho para ver cómo he estado.

Así fue los primeros días, luego de eso mi madre llamó a Jason para ponerse en contacto con su madre. Ahí yo me iba a quedar a casa de Jason al medio día y Jase me acompañaba a todas partes para evitar que yo sufra algún daño los fines de semana y los días normales, eran sus padres quiénes me acompañaban. Sin duda, esa es una familia muy amable porque no dudaron en querer prestarme apoyo.

De boca de Jason se enteró James y de boca de James se enteró... Lars.

Bueno, tener una sola cuidadora -mi madre- no bastaba, el apoyo de mis amigos y su familia fue tremendo. James también contribuía mucho, si yo necesitaba salir y Jason no podía, James me acompañaba. Ambos constantemente mensajeándome para tenerme distraído de mis depresiones, preguntándome cómo estaba y qué podían hacer para tenerme contento.

Mientras tanto... Lars parecía distanciarse más y más de mi, eso me deprimía mucho.

No crean que mi casi olvidada banda Metallica ha muerto. Como todo ese mes estuve "desaparecido", no hubo tiempo para componer canciones ni ensayar. Armamos un setlist improvisado con canciones que los cuatro nos sabíamos y hala, estábamos listos para nuestra primera tocata que estaba programada desde antes que detectaran mi extraña enfermedad.

Todo el mundo se ponía en contra de esa idea, hasta los de mi propia banda, decían que no estaba en condiciones para dar una tocata. Yo insistía enojado con que sí, entonces, así se mantuvo vigente el plan.

Sólo tocaríamos cuatro canciones simples, éstas eran:

"Die my Darling" de Misfits.

"All of my Love" de Led Zeppelin (odio a Lars por elegirla, creo que hasta lo hizo a propósito).

"Paranoid" de Black Sabbath

Y para finalizar "Transylvania" de Iron Maiden.

Ese día se realizaba algún evento importante y no habrían clases. Así que... me levanté más temprano de lo normal, como a las once mi madre fue a dejarme al colegio y me encontré con mi compañeros de banda, los saludé con un abrazo... todos menos a Lars.

Ahora lo explico mejor: un poco antes de salir de mi casa recibí un mensaje suyo, un audio con bastante bullicio de fondo.

- Espero que apenas oigas ésto, no se le muestres a tu madre ni a tu psiquiatra ni a nadie, por favor... -suspiró- Disculpa si te he tenido "olvidado" entre comillas porque en realidad, no he parado de pensar en ti, te extraño muchísimo. Joder, que quiero hablar contigo apenas nos veamos, es algo importante... Eso, recuerda que te amo mucho, eso, besos...

Obviamente hice caso y borré el audio, quedándome con un sabor muy amargo. Recordarlo y tener que verle la cara... omití el abrazo y sólo dije "hola" de mala gana.

Ensayamos un poco, aprovechando que ninguno de los alumnos estaba en ese patio. No es necesario mencionar que a pesar de que me tomé las pastillas, el pánico aumentaba, tener que tocar frente a tantas personas me... aterraba mucho.

- Oigan, ¿cómo Kirk tocará frente a tantas personas si tiene su... problema? -cuestionó Lars.

"Eso mismo pensaba yo, tonto."

"Oye, sí, ¿Kirk, te sientes mal?"

"¡Obvio si es un marica!"

"Ojalá se suicide pronto."

"¡Uy, si el bebé se va a poner a llorar!"

"Que bonito día, ¿no es verdad, niño?"

"Sí, señor, es muy bonito."

"¿Me queda bien el vestido, verdad?"

"Quiero morir."

"Lánzate de nuevo por la ventana."

"Hola..."

Me di una enorme bofetada. Los chicos me quedaron mirando impactados a su vez que yo no dejaba de temblar.

- Kirk, estás...

- ¡Cállate, James!

- Oh, oh...

Me tiré al suelo y cubrí mi rostro con ambas manos.

- L-lo siento! -sollocé- ¡No puedo, no puedo!

- Lo que faltaba... 

- ¡Te dije que te callaras, James, tú no sabes lo que yo.. lo que yo..! -quedé a medias.

- Shh... tranquilo, me vi venir una situación así... Ehh, Kirk, cariño, mírame -Lars retiró mis manos de mi rostro y me encontré con sus hermosos ojos verdes conectando con los míos-. ¿No te molesta tocar detrás de la cortina? -señaló una cortina similar a un telón cerrado que estaba detrás de la batería- Allí nadie te podría ver, estarás cerca de los amplificadores entonces, tu mente estará ocupada oyendo lo que tocas y no lo que escuchas... ya sabes, a L y los otros...

- Um, vale... lo intentaré... -hice una mueca.

- Pero trata de calmarte un poco igual, no es bueno que te expongas a estas situaciones si no quieres. Porque si no quieres... es mejor que lo digas ya y hacemos que James tome tu lugar.

"Hazlo."

"No."

"Ahh, ¡quiero morir!"

"Hola, hola..."

"¿Quiénes son esos?"

Tragué saliva con nerviosismo.

- Saldré, por favor, lo más pronto posible y detrás de la cortina para que nadie me vea...

- ¿Te sientes bien?

- Si te callas, Jason, sería mejor.

- ¡Pero si yo no dije nada! -se excusó levantando ambas manos.

- ¿James...?

- Tampoco.

- ¿Quién me preguntó...?

- Nadie -Lars se acercó más a mi y me ayudó a ponerme de pie, luego besó mi frente, lo que me hizo sonrojar mucho, los chicos dirigían miradas pícaras a nosotros dos-. ¿Quieres que empecemos la tocata ahora?

- Sí, por favor, tengo que irme a las doce ir con la psiquiatra...

- Vale, son las... -miró la hora en su móvil- Once un cuarto, sí, es buena hora para comenzar y terminar antes de que sean las doce. Vamos.

Llamaron a un inspector para que diera el aviso de que estábamos listos. En menos de un segundo fui a ocultarme tras la batería, por la luz podía ver a través de la tela y vi como muchísima gente se acumulaba frente al escenario, que nervios... Lo que me lograba tranquilizar era el hecho de que esos humanos miraban a los chicos y no a mi, nadie quería saber de mi y eso era bueno. Mi corazón latía rápido, sin embargo estaba mucho más relajado.

- Da todo de ti, ¿sí, lindo? -di un salto al oír la voz de Lars cuando se asomó por la cortina- Ah, disculpa, no quería...

- No importa... buena suerte -forcé una sonrisa.

- Gracias, aunque tú la necesitas aún más -guiñó y lanzó un beso, tapé mi boca porque quedé muy emocionado por dentro con esas palabras, quedé todo rojo de vergüenza.

James cogió el micrófono y nos presentó como banda, que bueno que no se le ocurrió mencionarme ya que temía que todos preguntaran en dónde yo estaba. Cosa que no pasó, suspiré en alivio.

Comenzamos a tocar las canciones del setlist, no negaré que fallé un par de notas pero como la mayoría no son rockeros ni tienen noción musical, ni notaron que desafiné varias veces. En total, cada vez que una canción acababa, Lars se asomaba y me decía cosas muy tiernas para tranquilizarme, junto a su batería tenía agua mineral y de vez en cuando me convidaba para calmarme.

Hasta finalizar las cuatro canciones, ahí James agradeció todo el apoyo y se despidió. Super contento, sonreí por fin.

Alegría que duró muy poco.

Cierta tonta se subió al escenario, no hace falta ni mencionar el nombre.

Se tiró encima de Lars para darle varios besos y decirle que estuvo grandioso. Los espectadores aplaudieron a pesar de que eso no era parte del espectáculo. Eso no me agradaba para nada.  Mi estómago se revolvía con fuerza, supuse que aplaudían por una y simple razón: Ellos nunca aceptarían mi amor a Lars y buscaban burlarse de mi, se reservaron el odio a mi y lo tiraron para el final. Claro, ¡era lógico!

Mordí mi labio inferior, queriendo retener las lágrimas igual que a los fantasmas... las sombras iban acercándose al escenario, no, mierda no...

Huí de allí como pude, hasta refugiarme en el que solía ser mi salón de clases. Me tiré al suelo a llorar y lo único bueno de eso era que las sombras lograron perderse y gritaban por eso mismo. Oía que preguntaban en dónde me encontraban, me escondí bien debajo de un pupitre para evitar problemas mayores.

Fui utilizado de nuevo y por el mismo idiota, ¿cómo pude caer de nuevo?

- ¿Kirk...? Oh, ¡ahí estás! -Lars entró al salón y se arrodilló frente a mi- ¿Te molesta si te pregunto por qué huiste? Yo me había volteado para hablarte por la cortina y estuve un buen rato hasta darme cuenta que hablaba solo y...

- Sombras.

- ¿Ah?

- Unos fantasmas que me siguen, quieren matarme, huí de ellos y estoy escondido acá...

- AH, vale... ¿los perdiste de vista? -asentí- Oh, que bien, es que...

- Hey, Kirk, ¿por qué...? -Jason se quedó perplejo al vernos juntos y solos en la habitación- Oh, lo siento, no quería interrumpir su romance...

- No, no interrumpes nada -no quería estar con Lars, ¿vale?

- Sí lo haces -fruncí el ceño-. Jason ¿puedes retirarte un poco? Quiero hablar a solas un buen rato con Kirk.

- Es que él tiene que ir en quince minutos con su psiquiatra y...

- Llámala y dile que me dé hora para más tarde -dije sin dejar de mirar los hermosos ojos de Lars.

- ¿A qué hora? -Jase sacó su móvil y comenzó a marcar el número.

- A la una y media, o dos. No sé cuánto rato estaré hablando con Lars, sólo tengo seguro que hablaremos mucho y de muchas cosas.

- Eso es verdad. Hablaremos lo que nunca pudimos hablar en estos cinco meses que llevamos separados, así que... Jason, retírate, por favor.

- Vale... Los dejo...

Se fue de allí y quedamos totalmente solos. A las doce abrían las puertas para que los alumnos se fueran, entonces, estaríamos solos por muchísimo rato para charlar con seriedad.

- ¿Qué querías decirme? -dije de una- ¿Vale la pena para contárselo a Carla? -ese es el nombre de mi psiquiatra por si no se los he mencionado.

- No lo sé, si quieres dile. Yo quiero... ah... ¿por dónde empiezo? -se acomodó muy cerca mío debajo del pupitre- Partamos por ese mal entendido que seguro debió dolerte, no vi tu cara aún así estoy seguro que dolió porque a mi igual. Así que, lo aclaro: No me gusta Stella, que ella también haya perdido la virginidad conmigo y que haya quedado obsesionada conmigo también igual que tú no es mi jodida culpa... Okay, eso sonó feo, no quería compararte con esa loca. El punto es que no siento nada por ella ahora y lo que pasó en el escenario fue algo que no pude frenar, vaya ridículo que hice, eh... No me dan ganas de besarte ahora porque temo contagiarte de algo.

No pude evitar reír.

- Aww, extrañaba tu adorable risa... -sonrió y acarició mi mejilla.

- ¿Qué me dirías? Porque como decías que era mucho...

- Vamos del principio: la razón por la cuál te dejé. ¿Ok? -asentí- Yo veía de hace tiempo una actitud media rara que no entendía, tus alucinaciones, me daban mal rollo y prefería dejarte solo con ellas porque no era consciente de lo terrible que estabas... Además, mi mente pensaba en sólo follar, follar y follar, como tú no me lo dabas y además tenías esa actitud rara, que además la pusiste como un pretexto para desconfiar de mi amor a ti... Me cabreé y dije que terminaba contigo. Luego tu saliste corriendo y... no tuve oportunidad de decirte que no iba en serio.

- ¿Q-qué? ¿N-no iba en...?

- AL día siguiente no me tomaste en cuenta, el siguiente tampoco... Y así fueron pasando los días, muy triste porque creí que ya me habías superado. Un día que me quedé con la psicóloga porque ella quería ver mis últimos expedientes psicológicos, en dirección vi una chica que iba a ser compañera nuestra, me pareció muy bonita... le pedí su número y nos manteníamos en whatsapp varias horas al día... Me recordaba muchísimo a ti, en varios aspectos, mentiría si digo que la utilicé sólo para sacarte celos porque también sentí atracción hacia ella, mucha... Quería olvidarte con una copia barata de ti, Kirk. Cosa que no resultaba, ¡joder, que ni cuando follábamos podía sacarte de mi mente!

Me puse rojo por lo que dijo y dejé de mirar a sus ojos que me intimidaban.

- El primer día del semestre, ella me contó que sospechaba de que tú seguías sintiendo cosas por mi... Entonces, quería asegurarme de no perderte para ponerme a decidir por quién poner al cien por ciento mis sentimientos, te fui sincero en ese audio: te amaba pero a ella igual. Más adelante te veía con Jason y me daba envidia, quería tenerte entre mis brazos y era horrible porque no podía así que te pedí que nos juntáramos.

- Ahí fue cuando...

- Te utilicé... -cruzamos miradas- O eso fue lo que tú creíste, lo siento mucho, no quise dar esas intenciones...

- ¿Ah?

- Vi que andabas medio raro ese día, al principio cedías muy bien cuando te besaba, luego te ponías nervioso y rígido, de todas formas te dejabas. Hasta cuando me llamó Stella, al regresar a la cama, estabas petrificado, yo trataba de hacerte el amor como antes y no resultaba, yo sabía que algo andaba mal. Mi hermoso niño no caía rendido ante el placer, no gemías mi nombre, tus piernas no temblaban, no estabas rasguñando mi espalda. Sólo decías uno que otro "ahh" y fingiste tener un orgasmo cuando ni siquiera te corriste.

Hice una mueca, eso fue totalmente cierto, me sorprendía que él supiera muy bien esos aspectos tan íntimos de mi.

- Sabía que algo andaba mal y de todas formas seguí porque tú quisiste. No pensaba que sería algo tan terrible lo que tú pasabas, yo supuse que habrás tenido un mal día o cosas así, al final,  dejé que lloraras en mis brazos, para luego quedarte dormido de manera pacífica sobre mi pecho... Ah, tan lindo que eres...

- Lars... ¿sabes qué es lo que pasó al final, verdad?

- No es necesario que lo repitas, tu madre y tu psicóloga le han dicho a mi madre para que me regañe como nunca por "andar ilusionando al pobre trastornado", perdóname si sueno pesado, no obstante que quede claro: Si yo sólo quisiera sexo, hubiera preferido a Stella porque ella me lo daba sin rodeos. Tú te hacías de rogar, quizás ahora lo tenga prohibido, de hecho, tu madre no quiere que te hable y lo hago igual, necesito que entiendas la verdadera situación porque ese trauma que tienes se ha formado a partir de un mal entendido gigantesco que debo desmentir.

- ¿Mi... mi madre te...?

- Me echó una bronca a mi también mientras estuviste en el hospital psiquiátrico, Kirk, tuve serios problemas en dirección también. Sólo quiero pedirte disculpas por ocasionar tus cortes -cogió mi mano y besó mi muñeca con cicatrices-, por hacer que dejes de comer... entre otras cosas. Lo siento mucho... -suspiró y mordió su labio inferior, admiré que ahora sus ojos se humedecían, su voz se quebrantaba cada segundo más- No quería hacerte sufrir tanto, no quería que por mi culpa acabaras así... ¡No era mi intención, te lo juro! ¡Te amo demasiado para ser capaz de hacerte sufrir de esa manera, perdona! ¡Le diré a mi madre que ayude a pagar el tratamiento para que te mejores, en serio! -soltó varios lágrimas- Sólo quiero recuperar a mi lindo Kirk de antes, que quizás no era el más cuerdo tampoco, pero al menos él me amaba...

Con cuidado, limpié sus lágrimas con la manga de mi suéter.

- No, Lars, yo... yo... también te amo... -lo último lo susurré despacio y con dolor- Todavía, en ningún segundo dejé de hacerlo, es que...

- ¡Tú no me crees, eso es lo que pasa! Si fuera por elegir sólo follar: iría con Stella que no me niega nunca el "te amo", tú me rechazas y aún sigo aquí porque sé que vales la pena, porque nadie puede reemplazar ese lugar que tú tomaste. Ya no es porque sienta pena por ti, es porque necesito tenerte feliz y a mi lado, eso es lo que necesito, perdóname, por favor, por todas esas cosas feas que te hice pasar, ¡no quise dejarte en ese infierno! No, nunca me lo pensé...

- Vale, vale... -liberé una lágrima porque la tensión superaba- Te perdono, te amo, Lars, tenlo por seguro...

- Joder, dejando de lado todo lo que ha pasado, prometo no volver a herirte y estaré siempre para protegerte de todo: ¿Podemos empezar nuestro noviazgo de cero?

"No."

"¿Te gusta ese color?"

"Sí."

"Sí y no."

"¿De qué hablan?"

- Kirk...

- ... no.

- ¡¿Qué?! -ahora estaba cabreado- ¿Por qué? Si tú me gustas y yo te gusto, ¿por qué no podemos estar juntos? ¿Por qué vuelves a rechazarme ahora?

- C-carla...

- ¿Sí? ¿Qué te dijo ella?

- Dijo que tengo una obsesión contigo, dice que debo romperla para poder superar varios traumas...

- ¡No, joder! Yo quiero estar contigo...

- Yo igual, pero no se puede.

- ¿Hoy ves a la psiquiatra esa? -asentí- ¿Una y media? -asentí- ¿Puedo ir contigo para hablar con ella?

- ¿Quieres convencerla de que nos dejé llevar una relación de pareja?

- Eso, y darle pruebas de que todo ha sido un malentendido fatal.

- No creo que resulte...

- Kirk, me lo he pensado bien todos éstos días, aunque yo no te hablara y esas cosas, pensé en ti y de cómo la había cagado de proporciones bíblicas contigo. Por eso me decidí de nuevo en pensar si volvía con Stella o contigo: preferir el placer momentáneo o el sufrimiento para luego la felicidad. Sufrimiento porque me veía venir un rechazo en caso de que no me creyeras. Sin embargo, como me haz creído, he quedado flipando por el rechazo, en serio... Te deseo como a ningún otro y no hablo sólo en lo sexual, me muero por besarte, ¿puedo hacerlo?

Asentí. Sus labios se unieron con los míos de manera realmente apasionada, se sintió tan lindo al principio. Luego se tornó más incómodo porque me metía la lengua con agresividad y como yo llevaba mucho sin besar a alguien, me ponía nervioso y no resultaba muy bien. Acabamos separándonos.

- Te amo... -susurró en mi oído y besó mi mejilla.

- Yo también... también te amo... -confesé.

Sonó mi celular, era Jason, joder, que cansino...

- ¿Qué quieres? -contesté medio picado.

- ¿Interrumpo su follada? -me puse rojo porque Lars lo oyó y se puso a reír.

- ¡Claro que no, imbécil, dime qué pasó!

- Wow, ¿acaso olvidaste tomarte el litio en la mañana que andas tan cabreado?

-... ups.

Lars, quién había entrado el salón con mi mochila que dejé tirada en el escenario, buscó entre los bolsillos y me entregó mis pastillas.

-  Vale, te digo que la señora esa tenía hora a la una solamente, así que... mejor apúrense en follar si no quieres llegar tarde, ¿a qué hora te paso a buscar?

- Lars irá conmigo, no te preocupes. Ya vamos los dos para allá, no pasa nada. Chao -corté la llamada.

- ¿Qué pasó?

- A la una tengo mi terapia. ¿Qué hora es?

- Doce veinticinco.

- ¿Nos vamos ya?

- Te olvidas de algo... -señaló mis pastillas y rodé los ojos.

- ¡Eso no, qué asco!

- Si no te los tomas, te pones agresivo y si te pones agresivo nadie te quiere. Lars quiere más a un Kirk lindo y tierno tranquilito.

Vaya manipulador.

Posó la cápsula entre sus labios y guiñó el ojo, le seguí el juego y le di un beso para poder conseguir la cápsula y tomármela. Puse ojos chinos y saqué la lengua porque sabía horrible.

- Joder, yo ni la probé y ya tenía un asco en la boca, no te dije nada no más para que me besaras... -reímos un poco - Ok, ¿nos vamos ya? -asentí- ¿Vamos a tu casa para dejar tus cosas primero y de ahí a la consulta?

- Sí, rápido porque no quiero llegar tarde.

- Vale.

Salimos de debajo de ese pupitre y se puso mi mochila, me cargó entre sus brazos y cogió el estuche con mi guitarra.

- Gracias a dios y James dijo que contrató a su primo para que llevara mi batería a mi casa -suspiró y sonreí muchísimo más tranquilo que nunca antes en mi vida-. Vale, primero a tu casa y ahí al médico, ¡ahí vamos!

Y comenzó una correr. Algo bueno es que mi nov... Mi ex novio practica con mucha frecuencia deportes, entonces, tiene una excelente condición física para cargarme -aunque sigo teniendo bajo peso-, tomar mis cosas y correr en dirección a mi casa para asegurarse de que mis cosas estén seguras, luego cargarme todo el camino en autobús hasta la consulta.

Carla ya conocía a Jason y a James que me acompañaban siempre los fines de semana o cuando tocaba salir temprano. Ahora fue una terapia muy especial, entre los dos hablamos en profundidad mis problemas y sin censura lo que ya habíamos hablado en el salón de clases. Conociendo la situación, Carla pensó muy bien, viendo que era un amor mutuo y que se necesitaba manifestar dijo:

- Ustedes podrían estar en una relación PERO dadas las circunstancias de los problemas sociales de Kirk, Lars tú no puedes ser tan... demostrativo con él. Me refiero a besarlo y abrazarlo a cada rato, menos si es de forma demasiado apasionada ya que eso confunde mucho su mente, aveces lo haces desesperar, lo pones en crisis de pánico y ahí todo se va por la borda. Ah, claro, ni si les ocurra mantener relaciones porque técnicamente Kirk no disfrutará y se sentirá muy oprimido, es mejor ir de a poco con ustedes porque o sino, lo poco que llevo con Kirk de tratamiento se desmoronará y acabará de nuevo en aquel extremo severo de su trastorno.

- Um, entiendo... -Lars parecía estar muy apenado por eso- Nada de mucho afecto, entiendo... Si llega a aparecer la oportunidad de que él se cure, ¿podré amarlo como de costumbre?

- Por su puesto, aunque cabe destacar que aunque el trastorno se erradique, él no volverá a ser el mismo de todas formas.

Hicimos una mueca.

- ¿Te ves capaz de llevar una relación así, Lars?

- Eso estoy pensando, doctora... -suspiró- Yo soy alguien que suele demostrar mucho el cariño con besos y abrazos, por eso, me duele un por el hecho de no poder...

- Podrás hacerlo, sólo que no de forma tan... lujuriosa como solían hacerlo.

- Oh, vale... creo que podré hacerlo, sí...

- ¿En serio?  Si él se pone agresivo,¿tú lo aguantarás y te reservas las ganas por contestarle mal, lo corregirás de manera amable y lo pondrás en el camino correcto?

- Tomaré ese riesgo, sólo porque es lo que mi corazón dicta, ¿sí?

Sonreí, con mariposas en el estómago.

- Que bien, Kirk, al menos tienes el visto bueno por mi parte. Ahora falta que la madre de Kirk lo acepte y su romance podrá concretarse correctamente.

- Oh, oh... -murmuré.

- ¿No lo aceptará?

- Le tiene una especie de rabia por lo que me hizo pasar...

- Podrían discutirlo como lo hemos hecho ahora.

- Um, sí, eso sería bueno -Lars sonrió y yo me mantuve nervioso.

Joder, ahora es cuando dejo de ser budista para volverme católico y rezarme mil rosarios para que mi madre acepte a Lars como mi novio. Vamos, que se ha comprometido para ayudar, yo confío, los fantasmas y L no tanto, pero yo quiero que él me salve... porque esa fue la razón por la que me desesperé y enloquecí tanto, porque no lo tenía... Ahora que puedo tenerlo y la psiquiatra me ha dado el permiso para efectuar una relación amorosa, requiero que por fin mi madre aprueba mi manera de pensar, mi retorcida y desquiciada manera de pensar.

¿Sí o no, madre?

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Nota: Pido enormes disculpas por el retraso del capítulo... Al ser el más largo que he escrito en toda mi vida, con más de 7700 palabras, habían un montón de errores por corregir.  Y como yo suelo corregir por las mañanas los capítulos antes de irme a la escuela, el día de hoy al tratarse de un capítulo TAN extenso, iba a demorarme mucho y preferí corregir cuando llegué a casa después de clases para hacer todo más tranquila.

Está lleno de información clave para el resto de los capítulos y se explica a gran detalles un montón de cosas que causaban confusión en un inicio.

Eso, espero que les esté gustando esta novela uwu

Besos y abrazos pa' todas ♥


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