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Capítulo 16: Drain you.

- L- Lars... -bramé en pánico, jadeando...- ¡Lars! -mordí mi labio inferior, temblando además.

- Uhh... ¿qué? -gruñó, me miró un tanto frustrado y confundido.

- Las... las voces... -sollocé, liberando una lágrima, me sentía tan débil en aquel momento.

- ¿Te están molestando? -asentí, tratando de controlarme, no podía... es como si esos seres me oprimieran sin dejarme vivir siquiera.

Me apretujó todavía más contra su cuerpo y besó mi frente.

- ¿Los puedes ver? -negué- Oh, vale... -suspiró- Ustedes, hijos de puta, dejen a mi hermoso Kirk en paz, necesito que él se sienta feliz para poder estar tranquilo, ¿saben lo mal que lo hacen sentir? ¡Déjenlo, joder!

Después de eso, se dedicó un buen rato para consolarme y hacer que me calme, porque había entrado en un estado similar al de la paranoia, creyendo que las voces regresarían en cualquier segundo si Lars se quedaba dormido y yo no.

No era mi intención querer molestarlo, más bien... deseaba que me salvara y así lo hizo, volvimos a dormir juntitos en ese bello abrazo y pude descansar.

A la mañana, mejor dicho, al medio día... almorzamos comida chatarra y Lars pidió permiso para que saliéramos juntos por un rato. Caminamos hasta la plaza en donde nos besamos el otro día y nos fuimos a sentar debajo de un árbol. Yo pude notar un repentino cambio en Lars, comparado a ayer o anoche, ahora estaba mucho más nervioso y algo inquieto. No pude evitar preguntar:

- ¿Ocurre algo? -asintió.

- Oh, claro que sí... -hizo una mueca.

- ¿Qué cosa?

- Pues... de lo que me hablaste anoche, me da pena que esas voces imaginarias te molesten por el sólo hecho de que sientas algo por mi, ¿sabes? Eres una persona muy fuerte al soportar toda esa mierda.

- Uhh... gracias -sentí como mis mejillas tomaban calor tras oír eso.

- Por eso... -sonrió- Es que no quiero dejarte sólo, yo te amo demasiado para dejarte ir y hacer como si nada, ¿sabes? -tomó mis manos- Quiero que estemos juntos, no sé si sabes a lo que me refiero, a algo... más serio.

Mis entrañas se revolvieron por completo.

"¡No lo escuches, te perjudicará!"

"¡Acéptalo sólo si quieres que se burlen de ti, marica!"

- Kirk, ¿quieres ser... mi novio?

Mi respiración se detuvo por un par de segundo y comencé a desesperarme, estaba jadeando y sudando lleno de nervios, mierda, mierda, mierda...

"Él no te ama de verdad."

"Son maricones, dan asco."

"Luego vas a llorar como imbécil queriendo quitarte la vida por eso, Kirk."

"En el colegio los van a molestar, ¡idiota! ¡Marica!"

"Si él termina contigo o te molestan en el colegio, vas a querer matarte igual, ya estás dando mucha pena, Kirk."

"Habla, idiota, que Lars te está esperando."

"Seguro Lars te lo pide porque le diste pena y no porque te ame de verdad."

- ¿Kirk...? -movió una mano frente a mis ojos para tratar de despertarme de un supuesto trance, el cual no existía, sólo era yo shockeado oyendo mierda.

- ¿Nos molestarán en el colegio? -sin parpadear siquiera, solté eso desesperándome, imaginando las cosas horribles que podrían decirnos.

- Si nos ven besándonos en público, eh... sí.

Cerré los ojos, temblando.

- No es necesario que todo el mundo lo sepa, que sea algo de tú y yo, ¿vale? ¿Te parece mejor así?

- Jonnathan nos vio el otro día besándonos en este lugar, en las bancas para ser exactos y le contó a todo el mundo.

- ¿En serio? -me miró confundido- Si todo el mundo lo supiera, ya nos lo hubieran echado en cara y a cada rato, las preguntas sobre nuestra sexualidad nos brotarían a montón. ¿Quién te dijo eso?

- Lo oí por parte de algunos chicos de nuestra clase...

- ¿Quiénes? -abrí los ojos y él estaba de brazos cruzados, yo me puse a balbucear cosas sin sentido.

- Ahh... no sé. Sólo reconocí en la conversación la voz de Jonnathan, los demás no supe quiénes eran, los oí el otro día cuando entregaban los informes de calificaciones.

- Hmm... no lo sé, Kirk... -suspiró- Bueno, fuera de ese tema... Respóndeme, ¿quieres ser mi novio, para una relación en privado aunque sea? Te lo juro, no puedo dejarte ir. Hace varios años a mi me gustaba una chica y yo también le gustaba, nunca le pregunté si quería ser mi novia porque me daba vergüenza y al final la perdí. Maldita sea, Kirk, no quiero que contigo pase lo mismo, quiero tenerte a mi lado y besarte como si no hubiera mañana, joder, que hasta me puse todo cursi porque me estoy declarando, no es algo muy común que yo haga, ¿lo sabías?

- S-sí... sí quiero -murmuré por lo bajo.

- ¿Um? ¿En serio? -asentí y él sonrió muy contento- ¡Aww, te amo!

Nos abrazamos y nos dimos un tierno beso en los labios, ah... que lindo es el amor.

Todo ese día estuvimos haciendo lo que los novios suelen hacer, o al menos lo que nosotros creíamos que hacían, nunca habíamos estado en una relación con alguien antes y creo que eso era lo que nos hacía un romance especial, porque cada gesto que hacíamos, era por amor puro y no por costumbre que suelen hacer las parejas.

Cuando regresé a casa... no quieren saber lo terrible que yo me sentía, no sólo por el hecho de que me separé de mi novio -wow, que lindo suena eso-, sino porque las burlas en mi contra llegaron pronto por parte de L y la Zorra, también oía risas entre otras cosas. Yo miraba a todas partes y no veía a nadie riendo, mis vista era borrosa y el mundo se distorsionaba. Joder...

Era de noche, ya debía irme a dormir, así que eso hice para tratar de solucionar por mi cuenta todo drama en mi mente enferma.

A la mañana siguiente -en dónde dormí como el reverendo culo, por cierto-, ese estado similar a la paranoia regresó; mi cuerpo entero temblaba por el miedo. Yo no quería ir al colegio, tenía miedo de que se burlaran de mi por el hecho de amar a un hombre. Anhelaba ver a Lars, no obstante, el temor me superaba por mucho. Mi estómago se revolvía tanto que ni desayunar pude hacer porque no quería acabar vomitando ni nada. Me costaba hasta caminar, lo hacía demasiado lento, imaginarme el tipo de atrocidades que podían decirme los demás no me permitía hacer casi nada...

Al salir de mi casa, vi a lo lejos a alguien conocido... negué con la cabeza y proseguí caminando, no quería que mi mente me jugara malas pasadas ahora, quería llegar a clases, ver mi novio, besarlo en un lugar privado y estudiar para tener buenas calificaciones.

- Hey... -dijo alguien con voz muy familiar, tomó mi brazo para voltearme y que ambos nos miráramos- ¿Por qué te demoraste tanto en salir hoy, cariño?

Tragué saliva con nerviosismo.

- Me quedé dormido... eh, cariño -hice el esfuerzo por agregar un apodo tierno al final para que se sepa bien lo que ambos somos.

- ¿En serio? ¿Tú? -rió un poco- Vale, mejor vamos a la escuela rápido, o sino, no seremos los primeros de la clase en llegar y no podremos robarnos los lápices que quedan en el suelo.

Reí un poco, Lars es muy gracioso en ocasiones, eso me subía mucho el ánimo.

- Vale, vamos... -sonreí como idiota enamorado que soy.

Comenzamos a caminar juntos y me sorprendí porque sentí la mano de Lars constantemente chocando con la mía, le observé un poco intrigado, confundido porque no lo hacía por casualidad, lo hacía a propósito, ni idea porqué... hasta que cruzamos miradas, sus mejillas se sonrojaron bastante y me susurró:

- Quiero caminar contigo de la mano, ¿ok? -dirigió la mirada hacia otro lado y sentí mariposas en el estómago por eso.

- Ah, ok... -acerqué más mi mano a la suya, hasta que nuestras manos se unieron.

Fue algo muy tierno porque era la primera vez que lo hacíamos, no sé quién de los dos estaba más sonrojado ahora mismo pero el punto es que se sentía tan bien que no quería dejarlo ir.

Llegamos de esa manera hasta nuestro salón de clases, dejamos nuestras cosas sobre nuestros pupitres y aprovechamos de que no había nadie para darnos un apasionado beso.

El día fue... extraño a mi parecer. Solía oír risas y comentarios sobre Lars y yo todo el rato, no sabía quiénes hablaban, creía que eran mis propios compañeros, volteaba y se callaban de inmediato. ¿Se estaban burlando de nosotros? ¿Nos habrán visto besarnos en la mañana? No lo sabía, el pánico regresó y sólo podía sentirme bien cuando estaba en privado con Lars en un rincón muy apartado del patio o encerrándonos en los baños.

A la hora del tercer recreo... bajo el árbol en que solíamos recostarnos, nos quedamos allí aprovechando de que casi no había nadie, Lars me dijo:

- ¿Te sientes bien con respecto a nuestra relación? Sé que llevamos apenas un día pero es que te veo con ataques extraños de ansiedad y cosas de ese tipo, me preocupa mucho.

- Es que... tengo miedo de que se burlen de nosotros... -murmuré, apenado.

- No lo harán... y si es así, yo te defenderé, ¿sí?

- Ok... -sonreí, un poco más tranquilo que antes, no al cien por ciento.

Mierda, ¿por qué me siento tan bien y tan mal al mismo tiempo?

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