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𝟏𝟓 ⊹ 𝚐𝚞𝚒𝚕𝚝𝚢

Daegu, junio del 2019.
BG, 17 años. HK, 16 años. 

Al abrir los ojos y tomar una gran bocanada de aire, notó que se encontraba en el pasillo de su casa. 

Su brazo derecho esta vez estaba escayolado, y había varias pegatinas y dibujos en este, solo que no se veían tan coloridos como él recordaba. 

Ahora en completa calma, se dió la libertad de mirar hacia atrás, encontrando únicamente la puerta de su habitación completamente cerrada. 

No intentaría abrirla, sabía que no podría. Las raíces rojas que salían por debajo se encargaban de impedir la entrada. 

Debido al silencio del lugar, podía escuchar perfectamente los sollozos de quien sea que estuviera dentro, pero Beomgyu simplemente lo ignoró con pena y bajó hacia el piso de abajo, encontrándose con sus padres, quienes tenían grandes tachones negros por encima de su rostro, impidiéndole a Beomgyu reconocerlos. Por suerte la ropa le ayudaba a saber quien es quien. 

Beomgyu observó como la que parecía ser su madre estaba sentada en el sillón con una hoja en sus manos. 

Era su boletín de calificaciones, y por supuesto traía casi todas las asignaturas reprobadas, algo que le hacía sentir mal, pero no pudo evitarlo aunque realmente lo intentó. 

━¿Qué hice mal? ¿Acaso soy mala madre? ━murmuraba ella repetidas veces. Parecía encerrada en su propio mundo, y escucharla cuestionarse ese tipo de cosas solo empeoraba el estado de Beomgyu. 

Excepto porque no aceptaba a Hueningkai, su madre siempre fue una persona muy agradable. Nunca hizo nada malo, pero por culpa de Beomgyu ella piensa que sí.

Una mano se posó en su hombro, haciéndolo voltear y encontrándose a su padre. 

━Cariño, eso ocurrió hace meses. Entendemos que fue difícil, pero no es razón para descuidarte así de los estudios ━dijo el hombre sin rostro con la voz distorsionada. Aun así, se notaba demasiado la decepción de este. 

Que su padre fuera tan suave con sus palabras y no se enojara a gritos sólo aumentaba la culpabilidad de Beomgyu, y las lágrimas empezaron a caer sin permiso, haciéndolo ver más vulnerable. 

Beomgyu se sentía tan mal que tenía fuertes ganas de vomitar. Pero no quería hacerlo, por lo que tragó duro y, aún llorando, se dirigió lentamente hacia la puerta para salir, ignorando que Hueningkai estaba tachado en todas las imágenes que decoraban las paredes del pasillo.

Esta vez el mundo no estaba tan brillante como siempre. El cielo ━antes rosa━ ahora era de un tono gris bastante deprimente; todas las plantas del parque se veían marchitas, y las mismas raíces rojas que habían en su puerta estaban por todo el lugar. El sonriente sol ahora era un sol completamente plano, de un gris más claro que el cielo, se podría confundir fácilmente con la luna. Luego, no había absolutamente nadie, algo extraño teniendo en cuenta que se trataba de un parque muy concurrido. 

Beomgyu empezó a caminar, primeramente en dirección al hogar de Soobin por ser a quien más cerca tenía. 

Necesitaba a alguien en ese momento. 

Tocó la puerta ━que ahora era una puerta normal y no la de nevera━, pero nadie fue a recibirlo. En su lugar, esta fue lentamente abierta sin explicación, dejando ver que en lo más profundo del hogar había una estatua de Soobin en posición de ovillo, escondiendo la cabeza entre las rodillas. 

No se vio sorprendido por la extraña imagen, él simplemente se acercó a la estatua, escuchando sollozos y murmullos provenientes de esta.

"Lo siento."

"Debí actuar más rápido."

"Perdóname."

"Es mi culpa."

Era la voz de Soobin, como si estuviera dentro de la estatua. Al fijarse mejor para ver si realmente se trataba del mayor, se percató de que varias gotas de sangre salían por sus ojos, dando a entender que Soobin también salió muy perjudicado de toda la situación.

Beomgyu se sintió culpable, y acto seguido apoyó la mano en la cabeza de la estatua. 

━No fue tu culpa ━musitó intentando que su voz no se rompiera━. Tú intentaste ayudar... 

Aún con sus alentadoras palabras, ese Soobin no parecía poder escucharle y se mantuvo disculpándose entre sollozos, algo que destrozaba a Beomgyu, sobre todo cuando este empezó a agrietarse, como si quisiera romperse de una vez y acabar de una vez con ese dolor. 

Pero Beomgyu no quería eso para él, Soobin es un buen chico al que sin querer involucró en el problema. De hecho, es al que más daño le hizo después de Hueningkai. Al final fue el único que presenció el fatídico momento de principio a fin, y Beomgyu estaba muy arrepentido de ello. Nunca quiso hacerle daño a Soobin, no lo merecía.

El menor salió de allí muy afectado viendo que no podía hacer nada, y esta vez se dirigió hacia el hogar de Taehyun, el segundo más cerca. 

No le hizo falta tocar la puerta de madera, pues encontró a Taehyun de rodillas en el jardín de la entrada. Todas las plantas a su alrededor estaban podridas; la mariposa azul que criaron juntos se encontraba completamente destrozada a un lado, y varias de las raíces parecían querer enterrar poco a poco al chico, quien también era una estatua que sollozaba y murmuraba. 

"Vuelve."

"Te extraño."

"Siento no haber llegado a tiempo."

"Es mi culpa." 

━¡Tú tampoco hiciste nada malo! ━se apresuró a aclarar. Pero al igual que Soobin, este no escuchaba y empezó a agrietarse. 

Beomgyu hizo una mueca de dolor y culpabilidad. Se supone que Taehyun es el más emocionalmente fuerte de todos, pero incluso él acabó así por su culpa, por su maldita culpa, porque también lo había involucrado y jamás quiso lastimar a Taehyun. Él tampoco lo merecía.

Completamente abatido por el estado de sus amigos, corrió hacia la biblioteca en busca de Yeonjun. Él era como el "papá" del grupo, seguro que estaría bien y podría ayudarlo a sacar a Soobin y Taehyun del estado depresivo en el que se encontraban. 

Pero no fue así, Yeonjun estaba igual que los dos anteriores. Era una estatua escondida entre los pasillos llenos de libros, igual de sollozante que los demás mientras murmuraba repetidas veces las mismas frases. 

"Si tan solo no hubiera tomado…"

"Lo siento, de veras…"

"Se supone que tenía que vigilarlos."

"Es mi culpa."

Beomgyu tragó duro, ya no pudiendo aguantar las lágrimas━. N-no es t-tu culpa... ━murmuró bajito aún sabiendo que no le escucharía. 

Tristemente, al involucrar a Taehyun, automáticamente Yeonjun también estaba incluido porque ambos eran inseparables. Pero de algún modo pensó que Yeonjun podía ser el que mejor estaría. Después de todo, siempre suele ser muy positivo. 

Qué iluso. También había arruinado a su hyung, y no sabía cómo sobrellevar la situación. No era su intención lastimar a Yeonjun, no cuando ese día él solo quería disfrutar de la fiesta. Aún así, le hizo sentir culpable por haber bebido cuando el mayor estaba en todo su derecho de hacerlo. 

Nadie pudo predecir lo que ocurrió, pero es un hecho que fue culpa de Beomgyu.

Ya no podía soportarlo más, sus mejores amigos estaban rotos y no sabía cómo arreglarlos. Beomgyu había iniciado el problema, pero no sabía cómo solucionarlo, o más bien no podía, no cuando él se sentía igual o más roto que ellos hasta el punto de encontrarse completamente solo, perdido y abatido. 

Desesperado por no poder hacer nada, volvió a su propio hogar con la intención de ahogar sus penas en la almohada. Pero al llegar a su casa, una extraña y repentina tranquilidad lo invadió cuando vió varías raíces rojas muy pequeñas saliendo por la puerta y ventanas. 

Estas palpitaban levemente al ritmo de su corazón. Se hacía una idea de donde provenían, así que entró al hogar con calma, observando como ahora el salón estaba lleno de sangre de sus padres al ser cruelmente atravesados con dichas raíces. Mas no tuvo reacción alguna con esa escena a pesar de que podía ver perfectamente las vísceras de ambos. 

Siguió a las raíces que iban por el pasillo, cuyas paredes estaban llenas de ojos que lo observaban únicamente a él, algo que le suele angustiar mucho. Sabía que lo juzgaban; sabía que lo miraban como a un monstruo; sabía que todos ellos ahora tenían una muy mala opinión de él, llamándolo cruel o diciéndole cosas del estilo "¿Cómo pudiste?", "Kai no merecía eso" y "Es tu culpa".

Ya sabía que era su culpa, pero que se lo repitieran constantemente dolía, sobre todo cuando la mayoría de estos comentarios provenían de la familia del rubio. Aunque los chicos que empezaron a insultarlo y lastimarlo en la escuela por haber arruinado a alguien tan puro y amado como Hueningkai hicieron que su dolor aumentara. Pero en ese preciso momento, logró ignorarlos, así que no le causaban absolutamente nada.

Y así llegó a la puerta de su habitación, que esta vez se encontraba abierta.

Escandalosos sollozos y jadeos provenían de esta, y Beomgyu no dudó en entrar, viendo finalmente quién los causaba. 

En su cama había una estatua igualita a él: un Beomgyu de 17 años con el brazo escayolado. Justo en su pecho lograba ver un palpitante corazón rojo intenso que parecía ser de donde salían todas las raíces rojas. 

"D-Duele…" escuchó de la estatua.

"Te extraño." 

"Regresa, por favor." 

"Es mi culpa, lo lamento mucho."

Sabía qué significaba todo eso, recuerda muy bien la situación. En aquel entonces tenía el corazón tan roto por la ruptura que el dolor no hacía más que crecer y expandirse, así como lo hacían las raíces, llegando a alejar y perjudicar a todos a su alrededor como lo hizo con sus padres. Obviamente, ellos no han muerto, pero se puede decir que la relación madre/padre e hijo sí. 

No podía evitarlo. Pasó por una mala experiencia que él no sabía cómo superar, y sus padres solo empeoraban la situación al obligarlo a vivir con normalidad sin tener en cuenta sus sentimientos y hacerle sentir mal por estar roto, rompiéndolo aún más. Le exigían ser fuerte, pero Beomgyu es más débil y sensible de lo que parece, sobre todo ahora que no tenía a Hueningkai a su lado.

Con eso en mente, Beomgyu se sentó al lado de la estatua dispuesto a derramar lágrimas hasta deshidratarse. Sin embargo, un toqueteo en la ventana lo detuvo antes de empezar. 

Al voltear a ver quien era, sus ojos se abrieron como platos, completamente sorprendido de ver esa cabellera rubia que tanto amaba. 

━Hueningkai... ━murmuró aún sin poder creerlo. Se supone que el menor ya se había ido, ¿qué hacía allí?

Con un simple movimiento, Kai abrió la ventana y le tendió la mano a Beomgyu con una linda sonrisa en su rostro━. Vámonos de aquí, osito, te llevaré de nuevo a nuestro lindo mundo de fantasía. 

Antes de hacer nada, Beomgyu observó detenidamente al contrario para comprobar que no sufrió daños por la caída en la casa del árbol. Sus piernas estaban completamente bien, no había signo alguno de rasguños o heridas, por lo que le devolvió la sonrisa y tomó su mano. 

Se encontraba lo suficientemente emocionado al ver a Hueningkai como para no darse cuenta de que su llegada causó que tanto la estatua como el corazón se rompieran por completo. Y la oportunidad de percatarse de ello se fue en el instante en el que Beomgyu salió por la ventana luego de agarrar la manita de su amado.

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