Caminando al lado de Jennie por el mercado, Lisa observaba todo lo que vendían los humanos ahí, Jennie sólo había llevado una moneda de oro porque dijo que eso era suficiente.

A ella por su parte le había puesto una capucha y la mantenía callada para no llamar la atención.

Así que Lisa solo cargaba las bolsas de Jennie tranquilamente y la seguía mientras la veía comprar cosas, se sorprendió al ver como esa simple moneda alcanzaba para muchas cosas.

— Lleva las bolsas a casa y traeme otra moneda —le susurro Jennie a Lisa— voy a comprar otra silla para ti y más platos —

— Esta bien —dijo Lisa cargando todas la bolsas y dándose la vuelta— vuelvo pronto, ten cuidado —

Revisando la carne que vendían en el pequeño mercadito, Jennie recordó el amor de Lisa por la carne así que pensó en comprar un poco para ella.

A ella le gustó el saber pero como no estaba acostumbrada no pensó mucho en ella comerla. Luego recordó la mueca curiosa de Lisa comiendo sopa de verduras y arrugó el gesto con gracia, era muy chistosa y asquerosa mente sincera.

Le decía que su casa era fea, le daba dinero, la cuidaba y parecía estar siempre al pendiente, como una clase de guardiana, pero sinceramente Jennie no pensaba en Lisa como una criatura mágica guardiana.

Era demasiado aterradora con esos ojos rojos que la veían en la noche o con esas escamas negras como el carbón cubriendo sus mejillas, era amenazadora aunque la mayoría del tiempo la viera con ojos azules pacíficos.

— Me da 2 libras de carne —dijo Jennie apuntando la clase de carne que quería, se veía especialmente roja y jugosa, posiblemente sería del agrado de Lisa—

El carnicero la miró de arriba a abajo, pero gustado silencio y le dio la carne tranquilamente.

— Tres monedas de bronce —dijo extendiendo la mano y Jennie le entregará las monedas— ¿De cuando acá una campesina como tu compra carne? —

Sin embargo Jennie no contestó nada acostumbrada a las burlas que recibía constantemente por su bajo estatus social, solo se dio la vuelta y lo ignoro.

— Seguro ahora trabajas de puta, no me sorprendería que lo hicieras, tenias que aprovechar esa cara bonita y ese cuerpecito delgado tuyo —dijo el hombre con un tono desagradable— Te daré dinero si me dejas frotar mi pene en tu trasero si es el caso —

— No trabajo de prostituta y aunque lo hiciera lo dejaría que un hombre se su clase me tocará siquiera —respondió Jennie apresurando su paso cuando escucho las maldiciones tras ella— me insulta y quiere que brinque de la emoción —bufo— por eso no me gustan los hombres —

— No sabía que te gustaran las humanas de la clase femenina —dijo Lisa asustando a Jennie quién no se percató que ya estaba a su lado— no te preocupes, a mi también me parecen más atractivas las hembras la mayoría de las veces —continuó alzando los hombros— Traje el dinero que me pediste —

— V-vamos a comprar la silla y otra mesa —dijo Jennie con nerviosismo, otra vez Lisa la miraba con los ojos rojos, no parecía enojada, más bien era una mirada muy intensa, como si quemara su piel sólo al mirarla— Y deja de verme así —

— Es que eres una hembra muy atractiva —se quejo Lisa siguiendo a Jennie y comiéndose una tira de carne cuando no la veían los humanos— Me tientas fuertemente —

— Solo cállate Lisa —