La guerra contra la triarquia fue bastante larga y molesta, pero lo peor fue que dejó a Lord Corlys mal herido. Eso lo aprovecho su tío Vaemond para tratar de quitarle su puesto de heredera, así que muy a su pesar abandonó la silla al lado de la cama de su abuelo para ir a una audiencia en King's Landing.

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Aemond estaba nervioso, por primera vez en años vería a su prometida, esperaba que no lo hubiera deshonrado y haya yacido con otro hombre, dicen que las bastardas tienden a ser promiscuas.

Cuando salió a entrenar se encontró con una escena que lo dejó sin palabras, una hermosa mujer con armadura luchando contra Ser Criston Cole y barriendo el suelo con el hombre.

Ser Criston se veía molesto y embestia su espada con ira, la joven sin embargo se movía con fluidez, con su escudo le da un fuerte golpe a la mano dominante de Ser Criston haciendo que suelte su espada, rápidamente el hombre se propone a tomarla y la mujer le pisa la mano, en un movimiento veloz se coloca en su espalda y con ambas manos sostiene su espada en el cuello del caballero.

Cole levanta las manos en señal de rendición, se encontraba sudoroso y con la respiración agitada, en cambio la joven apenas su piel brillaba por indicios de sudor y su respiración era casi normal.

-oh, miren, es mi querido prometido... -dijo la joven una vez que levantó la mirada, Aemond se quedó sin aliento al ver esos ojos azules Arryn. La chica se abrió pasó entre la plebe y quedó frente a él con una sorisa pícara.

-Lucerys...

-¿Cómo estás querido tío?,¿cómo sigue tu ojo? -la gente que estaba alrededor detuvo su respiración y observaba a ambos jóvenes.

-Yo... Se encuentra bien, ¿cuándo volviste? -la joven se agarro de su brazo y empezaron a caminar lejos de la gente chismosa.

-Llegué anoche con mi abuela y mis primas, que te parece si vamos a mis habitaciones y tomamos el almuerzo juntos para ponernos al día...

-Entonces tendrías que dejarme ir, porque hasta hace poco fueron los desayunos y tengo deberes que atender...

-bien, después de todo debo de tomar un baño... -Lucerys le sonrió de forma coqueta y le soltó el brazo- no llegues tarde querido tío, te estaré esperando.

Aemond llegó hasta la entrada del castillo con ella y desde ahí como la Velaryon se iba con su paso seguro y elegante, su figura era esbelta para alguien de su edad.

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El príncipe tuerto hizo todos los encargos que le pidió su madre y decidió que entrenaria después de su almuerzo con Lucerys.

El joven príncipe Targaryen llegó hasta sus aposentos dónde ordenó que le traigan agua para darse un baño, rápidamente estaba escogiendo su atuendo cuando golpearon la puerta, cuando abrió era una joven que traía ropa con ella.

—La princesa Lucerys le manda esto, se lo trajo de regalo y desea que lo use para su almuerzo -él tomo las ropas, la joven le hizo una reverencia y se retiro sin decir más. Al obsevar su ropa, la parte de arriba era de color azul Velaryon con bordados de dragones en rojo y negro Targaryen, el pantalón era más sencillo, pero se notaba de buena calidad.

Aemond sonrió para si y una vez su baño estuvo listo se limpio de forma rápida, con ayuda de sus sirvientas se vistió y se fue hacia las habitaciones de su prometida.

Cuando llegó la puerta estaba entreabierta, y no había ningún guardia custodiandola, se decidió a entrar y se encontró con su prometida batallando para poder amarrar su vestido. La joven de cabello oscuro se giró y lo vio ahí parado.

—oh, tío que bueno que llegas... Necesito tu ayuda, podrías hacer un nudo en la parte alta de mi vestido -él se acercó a paso lento y ella le dio la espalda, tomo los listones y los estiró un poco, cosa que hizo a Lucerys soltar un gemido de incomodidad, Aemond soltó un suspiró y Lucerys sin que él la viera sonrió un poco, los hombres eran tan básicos.

Una vez Aemond se alejó de ella, Lucerys se giró y le sonrió.

—Muchas gracias, le hubiera pedido ayuda a alguna doncella pero las había mandado a preparar todo para nuestro almuerzo -Lucerys le tomó las manos delicadamente y lo guió a la terraza donde las criadas terminaban de acomodar las cosas- déjenos por favor.

Las criadas dieron reverencias y se marcharon, Aemond notó que en vez de sillas habían cojines.

—¿por qué cojines?

—pues verás, en Dorne utilizan cojines por la practicidad de ellos. Además son más cómodos -Lucerys demostró su punto dando pequeños brincos en lo cojines, ella río levemente al ver a Aemond girar su rostro.

—bien... -Aemond se sentó frente a ella y se detuvo a observarla, su vestido era azul con bordados en plata, era ceñido a su cuerpo y sus pechos se notaban generosos en el, las mangas eran ajustadas hasta los codos y después era suelta, su pelo estaba recogido de forma que no habría forma de relacionar a esta elegante dama con la guerrera que había visto hace unas horas.

—¿te gusta la codorniz asada? -dice mientras saca una porción en su plato- a mi me encanta

—Si...

—¿sabes?, fui yo la que te arrancó el ojo, la que debería estar nerviosa soy yo... Tal vez trates de apuñalarme con el cuchillo para la mantequilla o algo por el estilo...

—¿Entonces por qué me pediste que almuerce contigo? -la joven sirvió vino en las dos copas y bebió. Una vez que Aemond la vio beber tomo su copa.

—pues estuve pensando... Ya acabe mis estudios en Bear Island, cuando terminé el juicio volveré a dirigir Driftmark en lo que mi abuelo se recupera...

—¿Qué te hace creer que ganarás el juicio? -pregunta el platinado mientras bebe de su vino.

—Porque planeó volver a Driftmark casada -Aemond empezó a toser compulsivamente- tal vez lleguemos a un acuerdo, en fin, ya le dije a su majestad que mi boda será después del juicio...

—¿Y no planeabas decirme nada? -exclama molesto el príncipe.

—pues verás... -la princesa se levanta y se acerca a sentarse en el regazo de su tío- planeó casarme, y no me importa si es contigo o no.

—¿A qué te refieres? -pregunta molestó el tuerto mientras aprieta las piernas de la joven ojiazul.

—pues verás, conocí a un joven que está dispuesto a dejar su señorío con tal de casarse conmigo... Dijo que era la más exquisita perla que había conocido -la joven se acercaba más al príncipe, él se veía muy molesto y su respiración era irregular- supongo que quería entrar en mi lecho, pero le dije que si me deseaba tanto debería dejar su señorío, y está más que dispuesto a dejarlo...

Sus alientos se juntaban, los ojos morados del joven se oscurecieron y Lucerys sonreía de forma que el príncipe sólo quería borrarle la sonrisa de la boca.

—no lo permitiré... Por derecho y sangre debes ser mía, mi padre no lo permitirá..

—Soy la única nieta de su majestad, y... -ella lo hace soltar sus piernas, acto siguiente se para- como vuelvas a decir que soy tuya cancelaré nuestro compromiso...

La de pelo oscuro vuelve a su lugar y se empieza a servir su comida, en cuánto tiene todo lo que quiere empieza a comer. Aemond en su lugar la ve sumamente excitado, no sabía que tal fuego podría arder dentro de la joven, pero también se encontraba sumamente molestó, ¿Quién se creía que era para amenazarlo con cancelar la boda?, se lo diría a su madre y ella se encargaría de adelantar la boda y luego buscaría al imbécil que se quiso casar con la hermosa joven, lo desollaria vivo y se lo daría de comer a Vhagar.

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—¿Cómo que quieres casarte en tres días? -su abuelo lo miraba como si hubiese enloquecido- ¿Acaso te metiste en la cama de la bastarda?

—No, pero ella quiere cancelar el compromiso para casarse con alguien del norte...

—El norte es fiel a Rhaenyra... -su madre murmuraba- Probablemente ofreció a Lucerys cómo prenda de cambio por su lealtad...

—¿Sabes quién podría ser? -el Príncipe tuerto nego.

—Probablemente es Trevor Snow, el hermano de Lord Cregan Stark, se sabe que Lord Stark le dio tierras para administrarlas... Quizás Rhaenyra ofreció legitimizar a Trevor y se case con Lucerys para ser Señor de Driftmark...

—¿Por qué no la ofrecería directamente a Lord Stark? -Aemond le sabieron agrias esas palabras, pero era cierto.

—Porque eso dejaría a Joffrey como heredero y Lucerys se preparó toda la vida para esto, se verían débiles si cambian a alguien tan preparada cómo Lucerys, que fue a la guerra y estuvo dirigiendo Driftmark por semanas, por un niño de apenas seis días de nombre.

Otto Hightower tenía un buen punto, él no apreciaba a las mujeres en el poder pero reconocía el potencial de Lucerys y necesitaba que Aemond apagué esa llama salvaje en ella.

—Me encargaré de los preparativos de la boda, Allicent ve a ver a tu esposo y trata de convencerlo que debemos casar cuánto antes a Aemond y Lucerys...

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Lucerys estaba en su tina disfrutando de una copa de vino, si bien a su madre no le gustaba la idea de que bebiera había cogido el hábito de beber vino para relajarse.

Su criada de confianza entró a su habitación de baño y le dio una reverencia.

—Princesa, tengo noticias de nuestra espía...

—Habla...

—Aemond pidió adelantar la boda, Lord Otto está a cargo de los preparativos y la reina se tiene que encargar de susurrarle al rey la idea... -Lucerys ocultó su sonrisa tras su copa de vino- ¿mi señora?

—Prepara el regalo de Lady Mormont, lo usaré está noche...

N/A: ¿Qué tendrá planeado nuestra Lucerys?

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