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22

Dos meses después me encuentro acostada en mi cama, viendo a Faye corriendo por mi cuarto, cepillo de dientes en su boca y toda la pasta esparcida por sus labios mientras se inclina para amarrarse las botas. Me río de ella cuando se para muy rápido y casi se tropieza con uno de los muchos juguetes que nuestra hija tiene tirados por todas las habitaciones del apartamento.

- Estamos con prisa, ¿eh? -Me burlo cuando regresa al cuarto ya sin el cepillo de dientes, con solo un mini residuo de pasta en la esquina de su boca.

- Y es tu culpa. -Dice, antes de ponerse la chaqueta que estaba tirada en mi desastroso piso, las dos muy impacientes la noche anterior como para tomarnos el tiempo de guindarla en el perchero, queriendo estar conectadas otra vez de inmediato.

- No te escuché quejarte. -Provoco de nuevo, mirando cómo se sonroja con las memorias de esta mañana y el por qué está retrasada para su trabajo.

- Jamás podría quejarme. -Acerca su rostro al mío.

- Eso espero.

Acuno su rostro en mis manos y le ofrezco otro beso apasionado... bueno, tal vez no tan apasionado como los que compartimos hace rato. Después de un momento de mi excitación creciendo y labios más insistentes, Faye se separa de mí, aunque sus labios se niegan a hacerlo, intentando quedarse unidos a los míos.

- De verdad me tengo que ir, amor. -Dice finalmente cuando se separa de mí por completo, agarrando las llaves de su auto y mirando mi puchero con empatía.

- Bien.

- Cariño, no hagas eso.

- Hm, bien. -Murmuro, manteniendo mi puchero porque mi novia ya no me está manteniendo calientita en la cama.

- Te veré pronto, ¿está bien?

- Está bien, amor. Ten un buen día en el trabajo y llámame si puedes. -Cedo, parando los labios para que me bese otra vez.

- Siempre lo hago.

Con un último beso, Faye sale de mi cuarto y la escucho abrir la puerta principal con mis llaves, yéndose segundos después. Y entonces hago más pucheros. Gruño acostada en la cama por la falta de calor proveniente de donde debería estar el cuerpo de Faye y gruño por lo mucho que la extraño ya.

Sonriendo para mí misma pienso en lo cotidiano que se sintió eso. Mi novia dejándome en la cama para irse a trabajar; en una hora tengo que llevar a nuestra hija a la escuela, y por el resto del día, esperar la llamada de Faye solo para escuchar su voz y saber qué está haciendo. Como un matrimonio. Pensar así casi explica el "te amo" que por poco se escapa de mis labios hace algunas noches y otra vez esta mañana. Claro, ambas veces han sido durante el sexo, pero no puedo evitar pensar que tal vez los pensamientos durante esos momentos son los más genuinos: cuando es intenso, crudo y pura pasión.

Sé que es muy pronto para pensar en amor y para pensar en lo correcto que es que se sienta tan cotidiano el momento que acabamos de tener. Pero cuando se presenta uno de esos pensamientos, se siente imposible atrasar su salida.

- ¿Yo? -Giro la cabeza y miro a Marissa asomándose por la puerta. Me muevo del centro de la cama y levanto un lado de la cobija para que se acuesten en el lado de Faye-. ¿Ojos verdes ya se fue?

- Síp. Tuvo que ir a trabajar.

- ¡Aww!

- ¿Qué? -Pregunto confundida, entrecerrando los ojos.

- Frunciste la cara tan pronto dijiste eso. -Se ríe cuando lo hago aún más, sin darme cuenta de que lo estaba haciendo en primer lugar-. ¿Y cómo va todo entre ustedes? ¿Bien?

- Muy bien. -Me giro hacia un lado y ella hace lo mismo, para quedar frente a frente, las dos sonriendo-. ¿Cómo vas con Luca? Has salido con él un par de veces ya, ¿verdad? -Pregunto sugerente, sonriendo con el sonrojo que crece en sus mejillas.

- Bastante bien.

- Mhm, bastante bien. -Repito burlonamente, guiñándole. Ha pasado tiempo desde que hicimos eso por última vez: relajarnos y chismear sobre nuestra vida amorosa, sonrojándonos como colegialas y riéndonos de cómo nos avergonzamos.

- ¿Cómo está manejando Faye la cosa de no-sexo? -¿Qué cosa de no-sexo? Mi confusión es evidente cuando ella habla de nuevo-. Ya sabes, considerando que ella es como adicta ahora a lo que sea que esté pasando ahí. -Señala mi cuerpo de arriba a abajo, y agradezco mentalmente haber conseguido que Faye me soltara de su agarre esta mañana para vestirme, el frío en la habitación haciéndolo difícil para ambas.

- No es adicta.

- Ustedes están en eso como conejos todo el tiempo. Por supuesto que es adicta. Pero no la puedo culpar, o sea, ¿qué tiene? ¿28 años? ¡Tiene muchos años de sexo por reponer!

Me estremezco con el recuerdo de su entusiasmo, sonriendo por lo increíble que es.

- No diría que es adicta, solo... entusiasta.

- Sí, "entusiasta". -Provoca Marissa-. ¿Pero no dijiste que le ibas a quitar el sexo? Después de la pequeña discusión que tuvieron cuando se besó contigo justo frente a Milk cuando ella se apareció en tu trabajo. Dijiste que no te gusta que te "reclamen" de esa manera, ¿o alguna mierda parecida?

- Oh, sí. No, sí dije eso. Luego lo hablamos y sí, no me gusta que me reclamen como la propiedad de alguien, pero joder, amo cuando ella lo hace. Así que la dejo que me "reclame" otra vez. Y otra vez, y otra vez, y otr-...

- ¡Sí, Yo! ¡Lo entiendo! -Marissa y yo nos reímos de mi entusiasmo-. ¿Entonces siguen en esa fase de luna de miel? Ya sabes, ¿haciendo la cochinada todo el tiempo?

- Ha empeorado, si te soy honesta. Simplemente no puedo dejarla en paz. Quiero que me toque todo el maldito tiempo. Es tan raro. Es como si yo fuera la que está obsesionada con ella ahora.

- Apuesto a que eso hace cosas buenas en su confianza.

Sonrío para mí misma al pensar en el desarrollo de Faye, la nueva confianza en su cuerpo y su forma de expresarlo. Todavía no le he dado placer de la manera en que sorpresivamente estoy ansiosa por hacer, pero ella es más abierta ahora a dejar que la toque tan íntimamente. De hecho, ha pasado varias veces que ella guía mi mano dentro de sus pantalones o que ella misma se quita la ropa sin que yo se lo pida. Todavía me queda explorar su anatomía como ella explora la mía, pero estoy esperando impacientemente por el momento en que finalmente se revele por completo ante mí y me deje complacerla de manera que nunca he hecho.

No me doy cuenta de que Marissa continúa hablando mientras yo estoy una vez más pensando en sexo con Faye, hasta que escucho pequeñas pisadas por el pasillo fuera de mi cuarto. Marissa debió despertar a las niñas antes de venir aquí y las pequeñas ya están levantadas y listas para el desayuno.

Rápidamente todas terminamos de desayunar y Nong y yo nos alistamos para el día; mi hija con su uniforme de escuela y yo con ropa casual sobre la que tendré que poner un delantal cuando llegue al trabajo.

- Me gustó mucho la historia que mami nos contó anoche. -Revela Nong en nuestro camino a su escuela, su pequeña mano entrelazada con la mía.

- ¿Ah, sí? ¿Cuál era?

- Era sobre una chica que estaba triste y luego descubrió que iba a ser mamá y se puso muy feliz y le gustó mucho convertirse en mamá. -Solo escuché un poco del cuento para dormir que Faye le estaba contando a Nong y Mei anoche y no reconocí nada, pero escucharlo ahora de Nong y con un par de cosas extra, casi suena como la historia de vida de Faye.

- Suena muy lindo. ¿Pasó algo más en la historia? ¿Cómo terminó?

- La mujer también encontró su princesa y mami dijo que ella quiere que vivan felices por siempre, pero dijo que no está terminada todavía, así que no sé. -¿Feliz por siempre con su princesa? Tal vez no es muy pronto para un "te amo". Miro a mi sonriente hija y me inclino para besarla, sin evitar pensar en lo mucho que se parece a Faye. Solía pensar que era una réplica exacta de mí, pero eso es solo por la piel ligeramente bronceada; además de eso, ella es toda Faye-. Mamá, no me siento bien. -Dice luego de unos minutos en silencio. La miro y veo que se está agarrando el estómago.

- ¿Qué es, bebé? Estabas bien hace un momento.

- Ya sé, pero -mira hacia las puertas de la escuela que ya están a nuestra vista- tengo dolor de estómago. -Cuando sus ojos que oscilan entre la escuela y el pavimento comienzan a llenarse de lágrimas, sé que no voy a arrastrarla a la escuela si obviamente hay algo mal-. Me siento enferma.

- Está bien, bebé. ¿Qué tal si regresamos a casa, entonces?

Nong asiente despacio y mi corazón se rompe al verla triste. Damos la vuelta y le mando un texto rápido a Marissa explicando la situación y ofreciéndome a cuidar también de Mei hoy para que no se tenga que quedar con una niñera. Ignoro su respuesta que dice que me estoy volviendo tan blanda como Faye porque normalmente yo no me rendiría ante mi hija tan fácil y en lugar de eso regreso mi atención a mi niña. Parece un poco mejor ahora que ya no podemos ver la escuela y que estamos regresando a casa, pero es obvio cómo está maquinando su cabecita y que algo continúa molestándola. Faye también ha notado a Nong un poco más aprehensiva y menos entusiasta sobre la escuela de lo que normalmente estaba, pero es algo que ninguna de las dos pensamos que era importante, hasta ahora, quizá.

Tan pronto llegamos a casa, llamo al trabajo explicando que no podré ir hoy y me cambio de ropa por los sweats de Faye, el mismo par que usé nuestra primera noche juntas y que nunca le devolví, y una de las muchas camisas que tiene en mi closet.

- ¿Puede mami cuidarme también?

- Ella está trabajando, Nong. Pero probablemente venga esta noche. ¿Está bien? -Nong asiente emocionada y se sienta conmigo en el sofá, dirigiendo su atención a los papeles que tiré en la mesa de café.

- ¿Qué estás haciendo?

- Bueno, mamá tiene un nuevo proyecto y quiero trabajar en él ahora que tengo un día libre contigo.

- ¿Puedo ayudar?

- Tal vez no con todos estos papeles porque es aburrido, ¿pero qué tal si dibujas algo para la oficina de tu mami? Ha tenido el que pintaste de nuestra familia desde hace meses, ¿por qué no le pintas uno nuevo?

Su emoción me hace reír cuando salta del sofá y corre en busca de sus utensilios de arte. Mucho para tener dolor de estómago...

Miro el desastre de papeles frente a mí, pero sonrío por su significado. Desde que hablé con Faye sobre querer abrir mi propia panadería, me he sentido más determinada y animada para comenzar. Tener el apoyo y optimismo de Faye era algo que realmente necesitaba para empezar este proyecto y sorprendentemente no tuve que convencer a Orm, ella aceptó de inmediato. Ella me ha estado contando sobre los problemas en su matrimonio, cómo ninguna de ellas ha estado feliz en meses y aunque me rompió el corazón escuchar que mis dos mejores amigas están contemplando el divorcio, la fuerza de Orm para perseguir una carrera durante un momento tan difícil es admirable.

- Hey, Yo. Ya me voy al trabajo. ¿Estás segura de cuidar a Mei también?

- No hay problema, Mari. Ten un buen día. -Marissa se inclina y me besa la cabeza, haciendo lo mismo con las dos niñas que están dibujando en el piso-. Te quiero.

- También te quiero.

Cuando Marissa se va, regreso mi atención a mi trabajo, hojeando los contratos que ya se han hecho, formularios de arrendamiento, ideas de promoción y una pila de CVs de empleados potenciales. Con la ayuda de Faye y los contactos que nunca hubiera adivinado que tenía, encontramos un lugar bastante rápido. Faye fue conmigo a ver establecimientos y resolvió la mayoría de cosas legales para empezar un negocio y se sintió increíble tener a alguien como ella apoyando mi sueño.

Por las siguientes dos horas continúo leyendo papeles mientras trato de entretener a las niñas, catándoles, horneándoles, hasta empujé el sofá para crear espacio para jugar a la pelota con ellas. Cuando mi teléfono timbra y aparece la identificación de Faye, una foto de las tres con los cachorros de tigre, con prisa me levanto del piso donde estaba en mis rodillas y respondo la llamada.

- ¡Hey, tú! -Saludo sin aliento.

- Hola, amor. Dije que te llamaría en mi descanso. ¿Cómo estás? ¿Cómo está Nong? ¿Se siente mejor? ¿Tú no estás enferma como ella, o sí?

- Faye... respira. Estoy genial. Nong está genial. En realidad no creo que estuviera enferma esta mañana, pero sí tiene que haber algo mal.

- Huh, ¿has hablado con ella sobre eso?

- Aún no, ha estado feliz jugando conmigo y Mei. Hablaré con ella esta noche. ¿Vas a venir, cierto? -Pregunto con esperanza, mirando que las dos niñas también esperan su respuesta. Ellas realmente aman a Faye.

- No estoy segura, amor. Tengo una reunión después del trabajo porque habrá una promoción. En realidad es para otra compañía, pero me invitaron y averiguar sobre un posible asenso no me hará daño, ¿cierto? -Explica emocionada-. Y tengo otra sesión de terapia después de eso. Probablemente pueda ir, pero dudo llegar lo suficientemente temprano para cenar con ustedes en familia.

- ¿Tienes una sesión de terapia?

- Sí, cariño. También la oportunidad de un asenso. ¿No me escuchaste? Estoy muy emocionada.

- Te escuché, estoy feliz por ti. Pero no me dijiste que tienes terapia hoy. -Digo otra vez, ansiosa por saber por qué no me lo había dicho.

- Seguro se me olvidó, nada importante.

- ¿Nada importante? Ves a Engfa cada vez que vas. ¿Cómo es que no es importante?

- Te dije que hablé con ella. Ya no le gusto de esa manera. -Antes de que pueda discutir de vuelta, Faye se apresura a prevenirme de hacerlo-. Cuando la veo es estrictamente profesional. Ella es solo la recepcionista, ¡está bien!

- No está bien, Faye. Me mentiste sobre verla.

- No mentí. Se me olvidó decirte que voy a ir a una sesión. Claro que no han sido muy regulares, pero he tenido algunas sesiones desde que te enteraste de lo de Engfa, así que no pensé que fuera un requisito decirte cada vez que tengo que visitar a mi terapeuta-. Trata de explicar, sonando casi frustrada porque esto me pone insegura cuando tengo todo el derecho de sentirme así.

- Sí, lo que sea, Faye. No vengas si tienes problemas con el tiempo para tu trabajo, ver a Engfa y pasar tiempo con tu familia.

- Yoko, estás siendo ridícula. Solo escúchame y no-...

La interrumpo colgando la llamada, lanzando el celular al sofá. ¿Ridícula? Tengo derecho a estar ligeramente paranoica de que vaya a ver a una ex novia y no me lo haya dicho. Probablemente porque Faye sabe que las veces que me ha dicho que irá a terapia, yo he ido con ella solo para besarla frente a Engfa y quitar esa jodida sonrisa de su cara. Si Faye puede reclamarme frente a mi ex, yo tengo derecho de hacer lo mismo.

- ¿Vendrá mami esta noche? -Pregunta Nong, esperanzada, claramente no entendiendo el tono de mi conversación con su otra madre.

- No, ella tiene cosas qué hacer.

- ¡Pero dijiste que vendría!

- ¡Nong! -Alzo la voz cuando comienza a ponerse llorona-. Nunca te prometí que la veríamos esta noche, así que no hagas una escena y no me culpes. ¿Me oyes?

Ella solemnemente asiente y vuelve a sentarse en el piso para continuar sus dibujos mientras Mei nos mira con los ojos muy abiertos y confusión antes de unirse a ella. Yo vuelvo a sentarme en el sofá y me froto las cienes, intentando calmarme y calmar el creciente dolor de cabeza. ¿Por qué me estoy frustrando tan fácil? La cantidad de veces que le he espetado a la gente en el último mes es tan estúpida, y desafortunadamente para Faye, ella recibe casi todo mi enojo, lo que sé que no es justo, pero ella continúa haciendo mierdas estúpidas. Tomo mi celular y llamo a la única persona, además de Marissa, a la que siempre recurro cuando necesito.

- Hola, mamá. -Saludo patéticamente cuando responde después de solo tres timbres.

La llamada con mi mamá fue como lo esperaba: me apoyó, pero me reprendió por enojarme con Faye constantemente. Claro, ellas han hablado un par de veces por teléfono, pero las dos ni siquiera se conocen y mi mamá ya la ama. En una semana finalmente lo harán, toda mi familia va a reunirse. En una semana será el cumpleaños 16 de mi hermana menor y toda la familia asistirá. Además de mis padres y Prigkhing, mi familia no sabe sobre la condición de Faye, por ende no saben que ella fue la donante para Nong, en lugar de eso solo piensan que es una novia seria, lo que es cierto. Mi extensa familia nunca aceptaron muy bien cuando salí del closet siendo adolescente, así que no quise informarles de algo que nunca entenderían y que temo que nunca aceptarán.

Poco después de la llamada, Marissa regresa del trabajo, dejándose caer con cansancio en mi regazo en el sofá y preguntando por qué he estado miserable todo el día como si mi tristeza fuera contagiosa. Así que le explico todo lo que ha pasado. Primero mis cambios de humor y ahora esto, ella no me defendió. Más bien me dijo que saque la cabeza de mi culo y pare de tratar a Faye como una mierda porque no se lo merece. Tiene razón, Faye no lo merece. Ella no ha merecido nada de lo malo que ha experimentado en la vida, pero siempre ha sido la víctima, y por mi vida, espero no estar convirtiéndome en una de esas partes negativas de su vida también. No quiero que se rinda y me deje.

+++

- Ella está por allá. -Escucho decir a Marissa a quien sea que esté en la puerta, ya sea hablando de mí o de alguna de las niñas.

- ¡Mami!

Mi cabeza se gira rápidamente hacia la entrada de la sala donde veo a Faye ahí, nuestra hija ya en sus brazos con sus piernas envueltas alrededor de la cintura de su madre. Ella ni siquiera me ha mirado aún, está besando cada centímetro de la cara de nuestra hija, riendo y haciéndole cosquillas.

- Hola, Faye. -Saluda Mei tímidamente, sentada en el sofá más pequeño, mirando sonrojada a la mujer. Ella siempre ha estado obsesionada con Faye, siempre sonrojándose cuando Faye le da atención.

- Hola, linda. -La saluda Faye, yendo hacia ella para darle un beso en la cabeza.

Viene y se sienta en el sofá donde estoy yo, todavía sin prestarme nada de atención. Nong se sienta en su regazo, con sus piernas una a cada lado de Faye, acurrucada contra su pecho, hasta que Mei se les une, sentándose entre Faye y yo para acurrucarse con el oso de peluche humano también. La risita de Fsye por el comportamiento de las niñas hace que Marissa también venga a la sala, riéndose de lo obsesionadas que están las dos con Faye.

- ¿Entonces no hay espacio suficiente para mí? -Pregunta Marissa con falsa molestia, haciendo reír a la niñas (Faye incluida) todavía más cuando se tira en el otro sillón-. ¡Tendré a esta bebé para mí sola, entonces!

Ninguna de las niñas se mueve, ellas prefieren acurrucarse con Faye y en realidad no las culpo.

- Así que -Faye rompe el corto silencio y me mira, encontrando mis ojos por mi intensa mirada a la cálida imagen de ella con las dos niñas-, ¿qué te tiene tan I-R-R-I-T-A-D-A hoy? ¿Hice algo mal otra vez?

El énfasis en "otra vez" casi me enfada hasta que me doy cuenta de que tiene razón.

- Mira, Faye, lo siento. No debí reaccionar de esa manera. -Suplico en voz baja, sin hacer movimiento a acurrucarme con ella como las niñas por el tono de enojo en su pregunta.

- Sí, tienes razón, no debiste reaccionar de esa manera y todavía lo encuentro ridículo.

- ¿No puedes simplemente aceptar mi disculpa y olvidar lo que pasó como normalmente lo hacemos? -Suplico aún más.

Normalmente nunca tengo que rogar cuando lo arruino porque Faye acepta cualquier disculpa mía. En este punto ella ya me tendría en sus brazos, besándome y demostrándome que me perdonó, pero hoy, hoy puedo decir que será fría conmigo por el resto de la noche, lo que es una mierda, pero Faye es realmente sexy cuando toma el control y no es sumisa ante mí.

- No. Tienes mucho qué compensar. Me hiciste sentir terrible.

- Te lo voy a compensar. De la manera que quieras. -Susurro en un intento por sonar seductora. Faye enojada está teniendo un efecto en mí.

- Hay niñas presentes muy cerca de ustedes. Paren y esperen a más tarde. -Reprende Marissa señalándome con la mirada. Faye muy ocupada en calmar el rojo en sus mejillas como para defendernos.

- ¿Qué pasará más tarde? -Pregunta Nong, mirando a Faye. El rojo en sus mejillas se intensifica cuando Marissa y yo nos reímos de la situación, sin tratar de ayudarla.

- Nada, princesa. Nada de nada. -Espero que no sea nada-. Ahora tú -Faye pica un costado de nuestra hija quien casi se cae de su regazo retorciéndose-, tu mamá me dijo que no te estabas sintiendo bien esta mañana. ¿Está todo bien ahora? -Nong no le responde con palabras, solo asiente ligeramente antes de esconder la cara en el cuello de Faye otra vez-. Hablaremos de esto mañana, pero ahora señorita, es tu hora de dormir.

- ¡La mejor hora del día! -Dice Marissa emocionada, sabiendo que tan pronto esas palabras salieran de su boca, las dos niñas se quejarían en el cuello de Faye otra vez, acurrucándose más para no tener que moverse-. Vamos pequeñas, ¡hora de ir a la cama! Digan buenas noches.

- Buenas noches, Faye. -Dice Mei en voz baja, inclinándose para besar a la mujer en la mejilla antes de darme a mí un rápido abrazo y correr a su cuarto.

- Buenas noches, mami. -Dice Nong, abrazando fuerte a su madre y recibiendo docenas de besos-. Buenas noches, mamá. -Me dice a mí, pasando a mis regazos para darme un beso.

Después de una prolongada despedida de Nong y un dulce "te amo", Faye y yo la miramos caminar a su cuarto, Marissa siguiéndola para ponerlas a dormir. Faye lo había hecho anoche y yo la noche antes.

- ¿Me perdonas? -Pregunto luego de un momento de silencio entre nosotras-. Lo siento, solo me molesté porque no me lo dijiste.

- Y entiendo eso, Yoko, pero no fue que te mentí. Mi cita simplemente no entró en conversación. ¿Se supone que tengo que pedir permiso para ir porque sé que Engfa va a estar ahí?

- No, Faye, no seas así. Dije que lo siento.

- Lo sé, y te perdono, pero quiero que lo veas desde mi punto de vista. Has estado así conmigo por tantas cosas este último mes. ¿Pasó algo? ¿Estoy haciendo algo mal? -Pregunta con preocupación, llevando la conversación de una pequeña discusión a sus inseguridades que a pesar de lo mucho que me gusta pensar que superamos, siguen ahí.

- No has hecho nada malo. -Le aseguro, agarrando sus fuertes hombros y masajeando su nuca al acercar mi frente a la suya-. Solo he estado, no lo sé, hormonal supongo. No sé por qué pero solo me enojo o me frustro muy rápido y siempre encuentro algo para desquitarme contigo. Lo lamento.

- No lo lamentes, solo piénsalo bien antes de comenzar a discutir conmigo porque no soy tu perra, no voy a sentarme y aguantarlo más.

- ¿No lo harás? -Provoco, moviendo su cara para que nuestros labios se toquen-. ¿Tienes el control ahora?

- Sí.

- Hm, eso puede ser interesante. -Murmuro contra su boca, tomando sus labios en los míos, tratando de introducir mi lengua de inmediato, pero Faye mantiene los labios apretados y me empuja.

- Yoko.

- ¿Sí, mi amor? -Llevo entonces mis labios a su cuello, succionando y mordisqueando la pálida piel. Su respiración se vuelve pesada, pero sus manos continúan empujándome.

- Me trataste como una mierda hoy, no te saldrás con la tuya tan fácil.

- ¿Qué, vas a castigarme? -Trato de susurrar con seducción en su oreja, solo para que me empuje más-. Amor, por favor.

- No, Yoko. Tendrás que rogar más. -Faye controladora es caliente, pero no cuando no puedo obtener lo que quiero, y ahora la quiero a ella-. Solo mira la película.

Y eso hacemos. Empezamos a ver el filme que están dando en la televisión, ninguna de las dos sabe de qué trata, es solo el programa que empezó después del anterior. Marissa se nos unió por una hora y luego se excusó para darse un baño e irse a dormir. Faye y yo solo nos quedamos aquí. Por las dos horas completas, solo mirando la televisión. Bueno, ella la miró. Las dos horas me las pasé cambiando mi atención entre la mierda de filme y Faye, apretando mis piernas para aliviar un poco el calor del deseo por Faye en cada momento. Ocasionalmente la miré mojarse sus carnosos labios con la lengua. Su pulgar acaricia mi mano que sostiene con pereza y no puedo evitar dirigir mi mirada a sus pantalones, buscando alguna señal de que está al menos un poco excitada por las interacciones subidas de tono entre dos personajes de la película. No me doy cuenta de que tenía la mirada fija en esa área hasta que la escucho toser y la veo mirándome.

- ¿Lo hablaste en terapia? -Pregunto, rompiendo el prolongado silencio-. ¿Lo bien que lo estás haciendo? ¿Y lo orgullosa que estoy de ti por llegar tan lejos conmigo? -Su sonrisa genuina me hace sentir algo culpable por lo desesperada que estoy por ella, sabiendo que todo lo que hacemos es verdaderamente un enorme paso en su vida.

- Sí. -Continúa sonriendo con orgullo, yo imito la misma sonrisa con el mismo sentimiento por ella-. También hablamos sobre ese último paso que tengo que enfrentar y ella me dijo que me tomará tiempo, pero que ella cree en mí y en que estaré completamente cómoda.

- Bien. -Finalmente movió su brazo para que me acueste en su pecho, algo que hago de inmediato.

Tuvo todo el derecho de ser fría conmigo todo este tiempo, pero interesarme en su terapia y su desarrollo la hizo volver a ser cariñosa conmigo. Por supuesto, Faye es seductora y hermosa y siempre amaré el prospecto de tener sexo con ella, pero está esta parte de Faye que es tan genuina y casi inocente. Ya sea su risa aniñada, la manera en que juega con nuestra hija, como siempre quiere que expresemos nuestros sentimientos tanto con palabras como físicamente. Solo acurrucarse y hablar la hace feliz. También me hace feliz a mí, pero ahora que descubrimos partes de nosotras sexualmente, a veces es difícil no actuar por deseo. Para mí, de todas maneras, especialmente por lo loca que estoy por ella últimamente.

- Yoko, yo sí quiero dar ese paso contigo, pero me asusta un poco. A todos los obstáculos que hemos pasado les he temido y tú me has ayudado mucho. El hecho de que disfrutes haciendo cosas así conmigo y tocarme ahí, es algo que nunca pensé.

- ¿Crees que tú también disfrutarías eso? -Pregunto, aún con la cabeza en su pecho, mi mano sin moverse sobre la cinturilla de sus pantalones, no queriendo discutir un potencial sexo oral mientras mi cara está como un tomate.

- ¿Es una pregunta engañosa? -El resonar de su risita bajo mi oreja es suficiente para perder el sonrojo y sonreír-. Sabes lo sensible que soy.

- ¿Por las cicatrices?

Faye se aclara la garganta y casi me disculpo por mencionarlo, pero es algo que debemos hablar y si estoy presionando por esto de la honestidad, no puedo retractarme.

- ¿Las sientes? ¿Cuando me tocas? ¿O cuando estoy dentro tuyo?

Y mi cara se calienta de nuevo. Necesito parar de imaginar sexo con Faye en medio de conversaciones serias.

- Cuando te toco, sí. Sé que hay una bastante grande, y las he sentido, como alrededor del área, pero nada más. ¿Hay más? -Pregunto dudosa, sin querer que Faye reviva recuerdos hirientes, pero aún queriendo que entienda que es solo curiosidad, que no va a cambiar nada.

- Hay algunas más pequeñas, pero nada muy notorio. Algunas por debajo también, donde los doctores querían, y parcialmente, operaron. La grande en la base es la cosa que más odio. Sin embargo las pequeñas se ven geniales.

Me río con ella, encontrando gracioso que a pesar de sus inseguridades, ella entiende que las cicatrices son rudas, geniales.

- No importa cuántas tienes o qué tan grandes son, tú sigues siendo hermosa. -Susurro, levantando la cabeza para mirarla, inmediatamente encontrando sus hermosos ojos.

Después de un momento, Faye se pone de pie y tira de mí para que lo haga también, y con una mirada más inquebrantable que titubeante, apaga la televisión y me lleva a mi cuarto. Su confianza raída, pero determinación aún presente.

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