16
Faye POV
— ¡Vamos, Nong! ¡Tenemos que irnos, tu mami está afuera!
Escucho a Yoko gritar por la casa a nuestra hija cuando salgo del auto y veo a la hermosa mujer salir por la puerta principal, señalándome que estarán listas en un minuto. Me recuesto contra la puerta del auto y espero por mi familia, sonriendo al escucharlas a toda prisa con emoción e impaciencia. Después de que Yoko tomó un turno extra de último minuto en la cafetería, significaba que teníamos que viajar mucho más tarde de lo que anticipaba, pero después de verla, no importa a qué hora pase por ella, al menos pasaríamos todo el fin de semana juntas.
Un par de minutos después y mi hija sale con su onesie y su chaqueta, más una pequeña mochila, sosteniéndose de la baranda al bajar por los escalones.
— ¡Hola, mami!
— Hola, princesa. —La alzo y le beso la frente y vuelvo ponerla en el suelo.
Escucho un resoplido y forcejeo y miro a Yoko arrastrando una gran maleta por los escalones y hacia mí.
— ¡Solo nos vamos por tres días! ¿Qué hay en esa maleta? —Me río de ella, todavía sin molestarme en ayudarla. Vuelvo a recostarme contra el auto y ella me mira feo.
— ¡Cállate! —Murmura bajo para que nuestra hija no escuche.
Camina hasta la parte trasera del auto para poner la maleta en la cajuela, pero me apresuro a alcanzarla y le quito la maleta de las manos. Sin esfuerzo la levanto y la guardo antes de que Yoko si quiera lo intente. De verdad está muy pesada, ¿qué demonios lleva? ¿Todo su guardarropa?
— Gracias. —Yoko sonríe por mi ayuda y me acaricia el bicep. Joder, me encanta cuando hace eso.
Siento unos golpecitos en mi pierna y miro que es mi hija sosteniendo su mochila para que yo la guarde también. Me río y la pongo en la cajuela junto a la maleta.
Escucho pasos bajando los escalones y veo a Marissa venir con Mei en su cadera. Las dos me saludan con la mano.
— Las veo en unos días. —Le dice Yoko a su mejor amiga, abrazándolas y besándolas a las dos.
Nong sintió que su despedida dentro del apartamento fue suficiente, así que abrió la puerta trasera del auto para subir a su silla, pero no pudo sola, por lo que yo la ayudé y aseguré sus cinturones. Me he vuelto buena en eso. Cuando Yoko abre la puerta del copiloto, veo que Marissa sigue ahí, esperando por mi despedida.
— Diviértete este fin de semana, Faye. —Me dice cuando la abrazo—. Y recuerda, la diversión nunca es demasiada. —Añade con un guiño—. Cuídalas. Estoy segura de que lo harás, pero es solo en caso de que necesitaras otro recordatorio. —Me aparto de ella y le doy un beso en la cabeza a Mei, haciendo que la pequeña se sonroje—. Oh, y gracias por el préstamo, Faye. Ninguna de las dos queríamos que hicieras eso y Yoko probablemente no va a estar muy feliz cuando lo descubra, pero gracias.
— Por supuesto. Estoy aquí para todas ustedes, gracias por ser honesta conmigo. Odio pensar en que alguna de ustedes está sufriendo en silencio cuando yo podría estar ayudando de alguna manera. —Me sonríe y me apresura a subir al auto, donde Nong me está mirando impaciente por la ventana y Yoko sigue parada con la puerta abierta, observando nuestra interacción con una sonrisa y ojos curiosos.
Camino hacia la madre de mi hija y sostengo la puerta abierta para ella, animándola a entrar al auto. Me dedica esa amplia sonrisa que me encanta y provoca una similar en mis labios.
Poco después ya viajando, luego de mencionar las bebidas y bocadillos que puse otra vez en el cesto, volví a poner la misma playlist de Disney como lo había hecho la última vez por petición de Nong. Frecuentemente miro por el espejo retrovisor y veo a mi hija tratando de cantar las canciones, siempre en un murmuro, mientras colorea un libro con dibujos selváticos que compré para ella. Es hasta que empieza una canción en particular que realmente obtenemos una reacción de su parte. La pequeña chilla cuando comienza "A Whole New World" de Aladdin, y aplaude emocionada. Me giro rápidamente y la veo apuntar entre Yoko y yo, y recuerdo lo que hablamos durante nuestra caminata por el sitio de campo. Yoko es mi Jasmine. Le guiño a mi hija y me río, ella responde con una risa idéntica, dejando a Yoko confundida, pero sonriente.
Yoko es mi Jasmine y en menos de tres horas, la tendré para mí sola, y a mi propia familia para cuidar. Aunque es solo por unos días, el pensamiento me hace más feliz de lo que debería. Espero que los eventos de este fin de semana se repitan por el resto de mi vida; pasar tiempo con mi familia, hacerlas reír, asegurarme de que estén bien y amarlas con todo lo que tengo. Me dará una muestra de cómo sería vivir como una familia. Yoko y yo ni siquiera estamos en una relación todavía, pero siempre pienso en cómo sería vivir con ellas. Despertar a Nong para llevarla a la escuela por la mañana, desarrollar una rutina con Yoko con respecto a nuestros trabajos y quién estará en casa a qué hora para cuidarla, compartir las tareas del hogar, ayudar a Nong con su tarea, bañarla y meterla a la cama. Poder abrazarme a Yoko cada noche, besarla antes de que se duerma y ser la primera persona que vea cuando abra sus hermosos ojos café cada mañana. Este fin de semana abrirá puertas para nosotras, y no puedo esperar. Por todo. Claro que hay una cosa que las dos estamos esperando que pase este fin de semana y a pesar de mis aún prominentes nervios, simplemente no puedo esperar.
He estado lista para el sexo desde hace tiempo, antes de la reunión que Yoko y yo tuvimos con mi terapeuta, pero necesitaba seguridad y consejos para superar ese último obstáculo de ansiedad y preocupación. El punto principal de la Dra. Waraha fue que nos concentráramos en el tacto y no en lo visual. ¿Pero qué significa eso? ¿Le vendo los ojos? Quizá eso es un poco extremo para nuestra primera vez. ¿Apagamos las luces? ¿Algo sobre una posición para estar? Estoy segura de que tengo que estar encima, ¿pero deberíamos tener sexo cuando estoy detrás de ella? Joder, ahora estoy excitada pensando en todas las posiciones que podemos hacer.
He estado investigando. "¿Qué posiciones son más placenteras para ella?", "¿Cómo hacerla llegar al climax?". Sí, la he hecho llegar al orgasmo antes, pero esto es haciendo algo diferente. Tal vez tengo que regresar a eso si soy mala en el sexo. Aunque me encanta hacer eso y espero nunca dejar de hacerlo, de verdad estoy esperando poder satisfacerla de la manera que ella quiere. Yoko retorciéndose es una hermosa vista y no me canso de eso. Joder. Debería parar de pensar en sexo con Yoko, siento mi cara calentarse, mis palmas comenzando a sudar y mis jeans apretándose. Cuando siento una cálida mano en mi muslo, me sobresalto por lo sensible que estoy.
— ¿Estás bien?
Miro su expresión de preocupación, asiento y le ofrezco una sonrisa apretada. Poso su mano de vuelta en su regazo y pongo la mía en su muslo, para que no sienta la humedad de mi palma en la suya. Nada puede calmar mi excitación cuando mis dedos se estiran sobre la suave piel de la cara interna de su muslo y puedo sentir que sus ojos ahora están viendo la tirante erección en mis jeans.
Joder. Ella siempre me pone tan difícil no tocarla más allá de con lo que estoy cómoda. He querido que ella me toque y he necesitado que lo haga, pero últimamente me pongo tímida ante sus avances; miedo y ansiedad opacando mi excitación. Pero ya no más... espero. Sé que se ha enojado algunas veces, pero es entendible. Después de todo, yo la he visto completamente desnuda y siempre exploro cada centímetro de su cuerpo, haciéndola vulnerable ante mi intensa mirada, sin permitirle a ella que me toque a mí. He entendido cada vez que se ha irritado, pero ella nunca me ha presionado, siempre me ha dejado moverme a mi propio paso. Sé desde hace tiempo que ella quiere dar el siguiente paso y ahora estoy lista para llevarla ahí, solo necesitaba algunos consejos.
Hace como dos semanas encontré un libro erótico escondido en el estante de libros de Yoko en su cuarto mientras ella se duchaba. Penosamente leí un poco. Sé que no debí hacerlo, porque pues, es algo raro. Es privado y probablemente embarazoso para ella si descubriera que lo vi, pero fue una manera de ver lo que a ella le gusta y que potencialmente podrían satisfacerla. Fue un largo vistazo, pero solo con propósitos informativos. También fue una idea estúpida por lo excitada que me dejaron algunos capítulos. Volví a ponerlo donde estaba cuando escuché que cerró el agua. Yo no me tocaría a mí misma. Eso solo pasa raramente, cuando algunas noches con Yoko hacen la urgencia inaguantable, al punto que es casi doloroso dejarlo. Tan pronto salió de la ducha, la acorralé contra la pared, le quité la toalla, me arrodillé y subí una de sus piernas a mi hombro mientras mi lengua se movía alrededor y dentro de ella.
Hacer la experiencia más placentera para Yoko es lo que me ha llevado a trabajar más fuerte en aumentar mi confianza en mí misma. Quiero hacerla sentir de una manera en que nadie más lo ha hecho. Por eso mi extensa preparación era necesaria.
Joder.
Regla número uno en la preparación para tu primera vez: usa protección. ¡Y yo olvidé los jodidos condones en casa! Aprieto el muslo de Yoko con molestia conmigo misma, olvidando que era su pierna la que estaba apretando cuando lo hice tan fuerte. Sin embargo no dolió. La miré cuando tembló y apretó las piernas alrededor de mi mano.
— Lo siento. —Me disculpo, de todas maneras. Yoko niega suavemente y con la respiración pesada para sugerir que no tengo nada qué lamentar.
Durante mi preparación mental, mis fantasías, mi erección y mis palmas sudadas; no había notado que estamos a mitad del camino y con el tráfico así, solo nos tomará una hora más llegar a la casa de playa. Les informo a Yoko y Nong y nuestra pequeña solo responde con una actualización de su cansancio.
— Estoy tan cansada que mi cabeza podría caerse. —Fueron sus palabras exactas.
— Y eso significa que tienes que comer tu cena y luego ir directo a la cama, señorita. —Le dice Yoko, girándose en su asiento para detener las quejas de Nong—. Aún tienes todo el sábado, domingo y lunes para divertirte, pero se está haciendo tarde y necesitas dormir. ¿Cómo vas a divertirte mucho si estás cansada?
— ¡Estoy emocionada!
— Yo también, bebé. —Concuerda ella con una sonrisa, me mira a mí y su sonrisa cariñosa le da calor a mi corazón. Suelto su pierna de mi agarre y sostengo su mano, acariciándola con mi pulgar. La elevo hasta mi cara y beso su palma, sin pensar en que nuestra hija puede vernos.
Una hora después de karaoke y Nong bostezando, me estaciono en la entrada de la gran casa donde nos quedaremos. Yoko sale del auto y sus ojos se amplían al ver la casa de dos pisos, ambos con balcón en compás con los escalones que dan a la puerta principal. Bajo a Nong del auto y la dejo en el suelo junto a Yoko, sus ojos se abrieron tanto como los de su madre. Me río de lo idénticas y adorables que se ven en este momento y saco la maleta y la mochila de la cajuela, más la mía propia. Realmente no sé qué hay en la mochila de Nong porque al parece su ropa fue empacada en la maleta junto con las cosas de Yoko. Conociendo a mi hija, debe ser más comida y libros.
Cierro el auto y subo los escalones hacia la puerta principal, con ambas chicas siguiéndome y ofreciéndose a llevar sus maletas, pero me niego. Una vez que abro la puerta, veo a Nong entrar corriendo a la casa y Yoko murmura un "wow". Por dentro no es tan grande como se ve por fuera, pero es cálida, hogareña y simplemente es una casa hermosa para estar. Hay muchas puertas y habitaciones en los que siempre terminas perdiéndote, pero la sala es mi favorita: un sofá y varias sillas cómodas cerca de la chimenea, la TV en la pared sobre esta. Para una casa tan grande, los cuartos no lo son, solo es que hay muchos, y eso es lo que me encanta. No es extravagante, solo cómodo. Un lugar en el que puedo verme viviendo de manera permanente. Quizá teniendo a Yoko y Nong para compartirla.
— ¡Mami! ¿Has visto la cocina? —Nong viene corriendo hacia mí, el tamaño de sus ojos todavía no regresan a lo normal.
— Seguro que lo hice, bebé. —Alzo a mi pequeña niña y la descanso en mi cadera mientras camino para encontrar a Yoko con su cara metida en el refrigerador... obviamente—. Como se está haciendo tarde, estaba pensando en por qué no ordenar una pizza para que no tengamos que cocinar.
— ¡Sí!
— Le estoy hablando a tu mamá, Nong. —Pico los costados de mi hija y ella se ríe fuerte en mi oreja, removiéndose para que la baje—. ¿Qué opinas, Yoko?
— Pizza suena grandioso. —Responde su voz ronca. Observa alrededor para ver que Nong se haya ido a otra habitación, me abraza por el cuello y presiona sus deliciosos labios contra los míos. Gimo cuando su lengua entra en mi boca y presiona todo su cuerpo contra el mío. Nos besamos con ritmo un momento hasta que se separa y me sonríe con dulzura—. Gracias por traernos aquí.
— Lo que sea por ti. —Me muevo para besarla otra vez, pero solo me permite un suave pico antes de separarse, llamando a Nong diciéndole que necesita un baño, a lo que las dos podemos escucharla gruñir.
Luego de que les enseñé el baño que deben usar, las dejo para ordenar la pizza. Pero antes, Nong me dice que tengo que regresar después de que lo haga.
— Mami, ¿puedes lavarme el cabello? —Me pregunta cuando vuelvo al baño. Yoko está sentada en el piso junto a la bañera, jugando con las burbujas, con una sonrisa en su rostro mientras Nong me mira con dulzura.
— Sí, claro.
Me subo las mangas y me arrodillo junto a un lado de bañera, agarrando la taza que me da Yoko. Minutos después, no estoy yendo a ningún lado, para ser sincera. Las dos se ríen por lo cuidadosa que estoy siendo al enjuagar y restregar su cabello, temiendo lastimarla o ahogarla con el agua. ¡Hasta Nong me está diciendo que termine ya!
— Vamos, Faye, ¡no tenemos toda la noche! —Yoko se ríe de mí al proteger la cara de Nong con una mano y lentamente echarle agua en la cabeza con la otra para lavarle el shampoo. No toma mucho tiempo para que Yoko me quite la taza de las manos, causando que Nong se ría todavía más fuerte—. Cierra los ojos. —Nuestra pequeña le obedece y Yoko vacía toda la taza llena sobre su cabeza, la mayoría mojándole toda la cara. Una vez que se deshace de la espuma, Yoko se excusa para desempacar algunas cosas, dejándome sola para que termine de lavarle el cabello, lo que no hago de inmediato.
Prefiero dejar su cabello con el acondicionador un rato y luego las dos estamos muy distraídas para continuar. En lugar de eso, nos soplamos burbujas una a la otra, Nong pegando una nube de ellas en mi cabello y mi cara, y usando las letras de espuma que trajo para practicar su deletreo en la pared de azulejo, todo mientras su cabello se acondiciona en la firme forma de un peinado de Elvis Presley. Rápidamente lo lavo, más rápida de lo que fui con el shampoo, saco a Nong de la bañera y la envuelvo en una toalla. Con sus brazos presos dentro de la toalla como una camisa de fuerza, alzo a mi hija quien se está riendo y pataleando y la llevo al cuarto donde Yoko pronto se reúne con nosotras.
— ¿Este será mi cuarto?
— Lo es, princesa. Este era mi cuarto cuando era niña. —Nong se ilumina con esa información—. Esta era la casa de mi abuela y yo solía visitarla todo el tiempo. Este siempre era mi cuarto.
— No sabía que este lugar pertenece a tu abuela. —Dice Yoko.
— Ella murió cuando yo tenía diecinueve años. Nos la dejó a mis hermanos y a mí, así que es técnicamente mía. —Digo con una pequeña sonrisa.
Yoko viene hacia mí y se abraza a mi cintura, besando mi hombro con empatía. Le regreso el beso en su cabeza y el sonido del timbre de la puerta nos hace separarnos. Me apresuro al primer piso para recibir la pizza y Yoko ayuda a nuestra hija a vestirse con su pijama.
Luego de devorar por completo las dos pizzas que compré, nos encontramos en la sala, viendo Monsters Inc, junto a la chimenea. Poco después Nong se queda dormida en el pequeño espacio entre Yoko y yo. Esperamos a que termine la película para llevarla a su cuarto, porque se veía muy cómoda acurrucada entre nosotras. Me levanto y la tomo en mis brazos, Yoko me sigue para apagar la televisión y las luces, y checar que la puerta principal estaba bien cerrada. Cargo a la niña al segundo piso y la meto en su cama, asegurándome de que tenga abrazado el oso que le hice por si se despierta. Yoko y yo le damos un beso de buenas noches y nos vamos a nuestra habitación, algunas puertas lejos de Nong.
— ¿Te importa si me doy una ducha? —Me dice cuando la atraigo hacia mí para un pequeño beso.
— Claro que no, amor. El baño está ahí. —Le señalo una puerta casi escondida a nuestro lado.
Quince minutos después estoy en la cama, leyendo unos papeles del trabajo, cuando Yoko sale del baño con su cabello en un moño desordenado, una de mis camisetas y en bragas. Sube a mi lado en la cama, y sin mirar, levanto mi brazo para que la mujer se acueste en mi pecho.
— ¿Siempre usas Calvins? —Me pregunta luego de un rato en silencio, uno de sus dedos paseándose por la cinturilla de mis boxers que se asoman bajo mis jeans.
— Son más cómodos porque son apretados, pero no tan apretados como los calzoncillos. Algunos hombres usan los largos y flojos, pero tendría que estarlos acomodando a cada rato y no es algo apropiado tener tus manos en tus pantalones todo el tiempo—. Me río y dejo el folleto a un lado para concentrarme en Yoko, acariciando sus dedos que siguen en la cinturilla de mis boxers.
— ¿Solo tienes Calvin Klein?
— No, también tengo Ralph Lauren.
— Por supuesto. —Yoko se ríe, abrazando mi cintura y acomodándose más en mi pecho.
— Hey, ¿qué se supone que significa eso? —Yoko solo niega y sonríe, luego bosteza y tiernamente esconde su cara—. ¿Cansada, cielo? —Apenas asiente—. Todavía tengo que ducharme.
— ¡Nooo! —Gruñe, apretando su agarre en mi cuerpo.
— ¿Al menos puedo cambiarme?
— Si lo haces rápido.
Me desenredo de Yoko, a pesar de sus protestas, y me quito la camisa, lentamente reemplazándola con una camiseta blanca. Sus ojos cansados miran mi pecho. Me desabrocho el sostén y lo saco por debajo de la camiseta, tirándolo al piso. Luego me quito los jeans, todo mientras Yoko no me quita los ojos de encima. Ya he estado en boxers con ella, pero solo cuando dormimos, realmente nunca antes ha tenido una vista tan clara de ellos. Apago la luz y vuelvo a la cama con ella, girándola sobre su costado para abrazarla por detrás como siempre lo hago, moldeando el frente de mi cuerpo contra su espalda. Beso su hombro, cuello y la parte trasera de su oreja.
— Me gusta que tus Calvins sean apretados. —Susurra, provocando que me ría. Mi entrepierna está presionada contra su trasero y estoy segura de que probablemente puede sentirlo todo.
— Pervertida.
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