05
— ¡Marissa, apura tu trasero! —Le grito desde la sala, poniéndome mi sandalia.
— Ya, ya, Yoko. Que yo me apresure no hará que Faye llegue aquí más rápido, así que cállate amiga. —Responde en un elevado volumen.
Nong y Mei me miran con ojos muy abiertos, sosteniendo sus juguetes de playa en sus manos. Acordamos con Faye que iríamos a la playa hoy domingo y las niñas están muy emocionadas. Por supuesto que estaban emocionadas por ir a la playa, pero además ambas querían pasar tiempo con Faye. Desde que ella y Nong se conocieron, todo lo que Mei había escuchado era sobre lo maravillosa que es Faye y estaba muy ansiosa por pasar tiempo con la mujer.
Me había asegurado doblemente con Faye varias veces desde el viernes de que de verdad estaba bien con ir a la playa. No había mencionado por qué creía que estaba incómoda con la situación porque no quería empeorarlo haciéndola explicar o yo estando equivocada. Sin embargo sé que no estoy equivocaba. No puedo mentir y decir que no he pensando en su condición, porque sí lo he hecho, por pura curiosidad. No sé qué esperar. Espero que se sienta lo suficientemente cómoda un día para compartir el tema con detalle, pero no creo que pase, así que me toca quedarme con mis pensamientos. Además de curiosidad e intriga, no me hace sentir mucho más, ni asco ni emoción. Solo quisiera no pensar.
— ¡Ma, Faye está aquí! —Escucho a Mei gritarle a Marissa. Ambas niñas están mirando por la ventana, a Faye que está estacionando el auto.
Sé que va a estar nerviosa, así que trataré de hacer que se sienta lo más cómoda posible. No sé cómo, pero lo haré.
Dos horas después las cinco habíamos llegado a la playa. Faye condujo todo el camino, a pesar de que yo me ofrecí a conducir la mitad. Me vi forzada a ir en el asiento de en medio en la parte de atrás porque Marissa no cabía, ella se sentó adelante con Faye, quien se mantuvo prácticamente en silencio todo el camino. Lo más que habló fue para responder a las preguntas de Marissa o de las niñas, para ofrecerse a detenerse en los servicios y para preguntarle a Nong si se sentía descompuesta, aunque le haya dado una pastilla contra el mareo antes de salir del apartamento.
En el estacionamiento, Mei tomó una de mis manos y Nong una de Faye para llevarnos a la playa, sabiendo que no debían irse solas; dejando a Marissa con el trabajo de llevar todos los juguetes (algo con lo que definitivamente no estaba muy feliz).
Colocamos las toallas a una justa distancia de la orilla, lo suficientemente cerca para que las niñas corrieran al mar a recoger agua para sus castillos de arena, pero no tanto para Marissa que se quejaba de la "larga caminata" cuando tenía que acompañarlas cada vez. Estábamos equipadas con bebidas, comida, protector solar y todas estaban contentas. Especialmente Faye.
Al principio ella estaba bastante insegura sobre estar aquí. Una vez que encontramos un lugar y nos acomodamos, Marissa se quitó la ropa, quedándose solo en su bikini. Todo el mundo en la playa estaba en las mismas condiciones, excepto Faye y yo. Yo esperé un rato antes de quedarme en solo mi bikini porque no quería que Faye se sintiera incómoda y bueno, yo aún no estaba lista para que Faye, prácticamente una extraña, me viera con tan poca ropa. No me importaban los demás extraños, igual no iba a volver a verlos jamás. Pero uno siempre es inseguro sobre al menos una cosa de nosotros mismos. Yo soy insegura sobre casi todo. Quitarte la ropa frente a extraños es difícil, pero la mayoría del tiempo lo superas. Quitarte la ropa frente a alguien que potencialmente se convertirá en una gran parte de tu vida, es algo intimidante, principalmente porque lo que piensen de ti se convierte en algo significante. Yo definitivamente me preocupo por lo que Faye piense de mí. Gran parte de mí piensa que ella nunca juzgaría a alguien basándose en la apariencia física de ninguna manera por la manera en que se juzga a sí misma. Pero traten de decirle eso a mis inseguridades. Eventualmente me di cuenta de que mis inseguridades no son nada comparado a las que Faye ha mostrado sobre ella. Después de que Marissa no parara de insistir, finalmente adquirí el coraje para desvestirme, tratando de pasar desapercibida para Faye, lo que Marissa reveló que falló.
— Ella estaba babeando por ti, Yoko. —Me dice Marissa, acostándose en la toalla a mi lado.
Faye se había ido a la tienda a comprar algunas botellas de agua frescas, luego de haberse bebido las que habíamos traído como consecuencia de su ansiedad e incomodidad. Además se llevó a Nong que quería mirar más juguetes de playa. Apenas se había alejado lo suficiente para no escucharnos cuando Marissa sintió la necesidad de compartir esa información.
— ¡Claro que no!
— Honestamente, ella no pudo quitarte los ojos de encima sin importar qué tanto lo intentara. —Trata de explicar. Giro mis ojos, sin creerle.
Yo no estaba tratando de ganar su atención al desvestirme, pero sí quería saber dónde estaban sus ojos mientras lo hacía y definitivamente no estaban en mí.
— Marissa, ¿puedes callarte por favor? Faye no me estaba mirando. Ella no haría eso.
— ¿Ella no miraría a una sexy chica con un trasero tailandes que está semi desnuda? —Pregunta, alzando las cejas—. Sí, claro. Me sorprende no haber visto una tienda de campaña en sus shorts...
— ¡MARISSA!
— Oye, Yo, Nong dijo que...
— ¡Oh, joder! —Me llevo una mano al pecho, sobresaltándome al escuchar la voz de Faye.
No sabía que estaba ahí parada, no la escuché acercarse. Bueno obviamente no la escucharías, ¡está caminando sobre arena!
— ¡Mamá, esa es una mala palabra! —Me reprende Nong.
— Perdón bebé, solo me sorprendí un poco. —Me río un poco, tratando de regular mi respiración.
— Perdón por eso. —Se disculpa Faye entre sus propias risas—. No fue mi intención asustarte. Como estaba diciendo, Nong quiere usar el baño y no sabía si querrías llevarla tú o si no hay ningún problema con que la lleve yo o algo así.
— No, claro que no. Claro que puedes llevarla, pero si no quieres, puedo hacerlo yo. —Me ofrezco y empiezo a levantarme.
— No, está bien. —Me toca el hombro para que no me levante—. De todas maneras yo también necesito ir, bebí mucha agua, ya casi regreso.
Me ofrece una pequeña sonrisa y se gira con Nong de su mano. Le pregunta a Mei si también necesita el baño y la niña rápidamente dice que sí, probablemente porque no quiere sentirse fuera de lugar, no porque en realidad necesite ir.
— Bien, eso fue insensible de mi parte, así que me disculpo. —Habla Marissa ahora que estamos solas otra vez—. ¿Pero no has pensado en cosas así?
— ¿Cosas como cuáles? —Pregunto curiosa.
— ¿Crees que todo esté funcionando ahí abajo? —Cuestiona en voz baja, moviendo su mano en forma circular sobre su entrepierna como si yo no supiera lo que quiso decir.
— Marissa... —Suspiro y niego.
— Yo, no es por ser mala o nada, solo me lo pregunto. ¿Crees que funcione?
— Primero, es "ni nada". Segundo, ella me dio a Nong, ¿no? Así que sí, yo diría que funciona. No estoy segura de hasta qué punto, pero ella es fértil, por lo que digo que sí, por supuesto.
Silencio baña el ambiente entre ambas por un minuto antes de que ella haga su próxima pregunta.
— ¿Y qué sanitario usa? ¿El de mujeres o el de hombres?
— ¡Marissa! ¿Es en serio? Ella es una mujer, obviamente usa el baño de mujeres.
— Pero tiene una polla.
— Marissa, ¿qué carajo? Estás siendo muy insensible ahora mismo.
Mi frustración hacia ella ha estado creciendo desde el comienzo de estas preguntas intolerantes, pero la vulgaridad en sus palabras me llevó al limite. Fue definitivamente la vulgaridad lo que me enfureció, no el hecho de que no supiera las respuestas. Creo.
La situación de Faye no me preocupa, ni me da asco, pero no puedo evitar ser curiosa también. No hemos discutido su condición aún y no estoy segura de que lleguemos a hacerlo, por mucho que yo quiera. Me gustaría que ella se sintiera cómoda para hablarme. No sé si ella tiene a alguien en quien confíe o con quien pueda hablar, pero me gustaría estar ahí para ella. Me gustaría romper sus barreras y exponerme a la verdadera ella. Después quizá mis propias preguntas podrían ser respondidas. Mas por ahora, tengo que lidiar con la insistencia de Marissa y la ausencia de respuestas a preguntas sin formular.
— Yo...
— No, Marissa, no quiero escuchar. —La corto con molestia.
— No, mira, lo siento, ¿bueno? Solo... estoy confundida. Probablemente no tengo permitido preguntarle cosas sin importar cuánto quiera hacerlo, así que pensé en preguntarte a ti porque tal vez lo sabrías. Tú sabes más de esto que yo, ¿tal vez habrías descubierto algo? Lo siento si te fastidié, pero tienes que tener curiosidad también, ¿no? —Se explica.
— Sí tengo preguntas, pero obviamente es algo con lo que Faye no está cómoda como para hablarlo a sus espaldas. Está mal. —Respondo con tono solemne, levantando las rodillas para descansar mi barbilla.
— Lo entiendo. Solo tengo curiosidad, eso es todo.
— La curiosidad mató al gato... —Le digo, una sonrisa abriéndose paso en mi rostro.
— ...pero murió contento y al tanto. —Continúa con una sonrisa de satisfacción.
— Ay, ¿quién te enseñó el resto de eso?
— Faye. Salió a cuento mientras veníamos en el auto. Tú seguro estabas lejos con la hadas, otra vez. Ella es genial, ¿sabes?
— Sí, lo sé.
Marissa y yo pensamos que esa iba a ser nuestra única conversación privada en la playa, creyendo que Faye se quedaría sentada o leyendo a nuestro lado todo el tiempo, pero estábamos equivocadas.
Después de que ella y las niñas volvieran, Faye nos dijo que nunca había hecho un castillo de arena, así que Mei y Nong estaban ansiosas por cambiar eso. Faye sostuvo la mano de nuestra hija todo el camino hasta llegar al agua para recoger un poco y comenzar a construir el castillo. La felicidad en la cara de Nong mientras observaba a su otra madre aprender a hacer castillos de arena y amando cada minuto, era un momento que quería atesorar. Estaban algo lejos de donde Marissa y yo estábamos sentadas, por lo que no podía escucharlas hablar, pero era evidente lo mucho que se estaban divirtiendo. Las niñas se reían de todo lo que Faye decía y de todo lo que hacía mal. Construir un castillo de arena no es un proceso difícil y Faye aprendió a hacerlo de inmediato, pero lo arruinaría una y otra vez si eso entretenía a nuestra hija.
Eventualmente Mei vino a sentarse con su madre y yo. Las tres estábamos observando a Nong y Faye perfeccionar las habilidades de la mujer para construir castillos, pero luego lo dejaron y pasaron a salpicarse agua y recoger lindos caracoles.
— ¿Faye va a estar mucho con nosotras ahora? —Me pregunta Mei.
— Creo que eso es lo que Nong quiere. ¿Eso estaría bien?
— Sí, ella me agrada. Creo que a todas nos gusta. ¿A ti te gusta ella, tía Yoko? —Pregunta con curiosidad. Marissa ríe ligeramente y murmura un "apuesto a que sí" entre dientes.
Antes de poder contestarle, Nong llega corriendo hasta nosotras, riendo fuerte al ser perseguida por Faye. Nuestra hija cae sobre mis piernas, buscando protección, lágrimas formándose en sus ojos de tanto reír.
— Oh, bien, ve con mamá. Ella te protegerá. —Se burla Faye, dejándose caer en mi toalla, igual que Nong, sus dedos picando las costillas de la pequeña para hacerle cosquillas.
— ¡No-no, mami! —Tartamudea Nong entre risas y llanto, peleando con su madre. Faye finalmente deja de hacerle cosquillas cuando ningún ruido sale de Nong. Se estaba riendo tanto, que se convirtió en una risa silenciosa.
Marissa se estaba bronceando y Mei estaba acostada junto a ella, jugando a dejar caer partículas de arena sobre la piel de su madre. Yo estaba sentada en mi toalla con Nong en mi regazo, aún recuperándose del ataque de cosquillas de Faye, y Faye estaba sentada a mis pies, aún molestando a nuestra hija con pequeños pellizquitos a sus piel. Las tres sonriendo ante su actitud infantil.
— ¿Mami? ¿Le puedes poner loción a mamá en la espalda? Creo que se está quemando. —Pide Nong cuando cae un momento de silencio—. Yo siempre lo hago mal.
Nong nunca antes me ha puesto protector solar.
— Erm, sí, claro. —Faye duda al aceptar, moviéndose para sentarse detrás de mí—. ¿Quieres sostenerte sobre tus rodillas?
— Está bien, sí. —Concuerdo. Moviendo a Nong fuera de mis piernas, me levanto en mis rodillas para estar a la altura correcta para Faye.
Sin embargo no estoy segura de que alguna haya pensado bien esto, porque ella continuaba sentada, lo que significa que mi trasero estaba a la altura de su cabeza. Su pequeña tos me dice que ella tampoco había pensado en lo comprometedora que era esta posición. Ella también se alza sobre sus rodillas y comienza a esparcir la crema por mis hombros y la mitad superior de mi espalda, evitando completamente las tiras del top de mi bikini.
— ¿Debería ponerte también en tu espalda baja? —Pregunta dudosa, yo tarareo en respuesta, concordando.
Sus manos hicieron maravillas en mi espalda y no pude evitar agradecerle a Nong en mi mente por tener una idea tan buena. Usó la punta de los dedos para masajear la loción sobre mi piel y me hacía removerme cada vez que esparcía liquido y sus dedos se movían hacia mis costados. De nuevo no se había acercado a los bordes de mi bikini para poner loción sobre la cinturilla de mi tanga. Normalmente me quemo muy fácil ahí, pero sabía que Faye no traspasaría ningún límite que se haya autoimpuesto.
— ¿Te gustaría caminar un rato antes de irnos?
Ha pasado más o menos una hora desde que Faye me había puesto protector solar y había regresado a su timidez normal. No había podido hablar con ella a solas desde que llegamos. Tampoco es que tenía algo en específico qué hablar con ella, pero aún en el poco tiempo de conocerla, sé que ella me interesa y que ella es única, y quiero conocerla mejor. Quiero conocer todo de ella.
— Sí, claro. —Se levanta de donde estaba jugando con Nong y los caracoles que encontraron—. Después de ti. —Extiende su brazo en dirección a la orilla del mar.
— Pensé que no te gustaba la playa. —Le digo con una sonrisa en mi rostro—. Parece que te divertiste.
— Nunca había venido a la playa. —Se encoge de hombros—. Asumí que no me iba a gustar, pero me la pasé muy bien. Gracias por traerme, gracias por hacerme sentir tan malditamente culpable cuando dije que no quería venir.
Ambas nos reímos al recordar.
— De nada. —Le guiño—. No puedo creer que nunca hayas estado en la playa.
— Sí, bueno, nunca me sentí cómoda. Todavía no lo estoy, si te soy sincera. O sea, estoy bien, pero creo que siempre estaré incómoda en situaciones así.
— ¿Entonces tienes que cambiar cosas de tu vida? ¿Puedes hacer cosas que quieres o lo evitas porque te incomodas en particulares escenarios?
Vamos caminando por la orilla, nuestros pies tocando el agua cuando las olas nos alcanzan y ella luce muy en paz. No quiero avergonzarla, pero sé que ella está cómoda conmigo. Todo depende de cuán lejos puedo llegar con mis preguntas hasta que ella entre en un estado de incomodidad.
— Mi vida siempre ha sido bastante rara debido a mi condición, pero me he adaptado. No cambio nada ahora, pero tuve que alterar la manera en que llevaba mi vida en comparación a como lo hacían los demás desde el principio. Sí vivo una vida "normal", pero tengo que evitar ser descubierta o algo porque créeme, no es bueno cuando eso pasa. No me ha pasado mucho, pero te arruina, es horrible. Obviamente hay un basto estigma asociado con ser intersexual, principalmente porque la gente no lo entiende y solo discriminan. Por eso trato de evitarlo, por miedo a que todos los que conozca reaccionen igual. —Explica, su mirada nunca abandona la arena por la que va caminando.
— ¿No ir a la playa es una de las cosas que tuviste que hacer?
— Solo no me siento cómoda. Como hoy, estoy usando un pantalón flojo con este tremendo calor simplemente porque no quería usar menos. No puedo usar nada apretado, porque las cosas se ponen obvias. No puedo ir a nadar o al gimnasio debido a las dificultades para cambiarme. Mi cuerpo es muy femenino para el camerino de hombres, pero tengo un pene, lo que me hace inapropiada para el de mujeres. Así que sí tengo que hacer cambios en mi vida. Y no sé nadar por eso. No pude ir a nadar cuando era niña, así que probablemente me ahogaría si me empujaran a una piscina.
— Eso es... wow. Ni siquiera voy a tratar de comprender cómo pudiste haberte sentido al crecer. O todavía, ahora, debe ser una mierda.
— Sí. —Se ríe un poco de mi shock—. Es una mierda, pero como dije, he vivido con ello desde siempre. Ya no tengo que cambiar nada, lo que cambié mientras crecía así se quedó y ya es normal para mí.
La manera en que esta mujer puede simplemente aceptar que todo en su vida es diferente, es increíble. A ella por supuesto no le gusta vivir así, pero ya lo considera tan normal que solo se ríe. Es tan fuerte y valiente, y ni siquiera sé su historia completa.
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