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02

Mi nombre es Faye. ¿Escuché que has estado buscándome?

Marissa se levantó del lugar donde estaba con las niñas cuando el teléfono se me resbaló de las manos y cayó en el piso de madera. Mis palmas demasiado sudorosas para sostenerlo y mi corazón muy acelerando como para pensar en atraparlo.

— Yo, ¿estás bien? —Niego—. ¿Qué pasa?

Mis ojos aún muy abiertos por la revelación de quien llamaba. Sin pensarlo, tomo el teléfono de la mano de Marissa y lo pongo en mi oreja.

— ...gues ahí? —Alcancé el final de la pregunta.

— Sí, sí, sigo aquí. Realmente no sé qué decir ahora mismo. —Tartamudeo, haciéndole señas a Marissa con las manos para que se lleve a las niñas de la sala. La escucho decirles que terminen de pintar en su cuarto, cosa que no tienen permitido, y que Nong gentilmente le recordó.

Yo tampoco, si te soy honesta. —Ríe. Una pausa llena el aire, una sonrisa formándose en mi rostro.

Marissa vuelve a la sala, guiándome hacia el sofá.

— ¿Cómo conseguiste este número? —Pregunto.

Oh, Dios, ¿no querías que te llamara? Lo siento mucho, yo pensé...

— No, no, Faye. —Los ojos de Marissa se abren ampliamente al reconocer el nombre—. He estado tratando de encontrarte por meses. Es solo que no esperaba recibir una llamada tuya, por eso estoy en shock. —Le expliqué.

Perdón por shockearte, entonces... y hacer que tiraras el teléfono. Espero que tu piso no se haya dañado.

— ¿Mi piso? ¿No querrás decir mi teléfono?

No, los pisos son más difíciles de reemplazar.

— Wow. —Me río—. Supongo que tienes razón. Esto es algo irreal para mí. No puedo creer que esté hablando contigo.

— ¿No puedes creerlo? —Pregunta, incrédula—. Yo no puedo creer que alguien quisiera mi donación, mucho menos encontrarme.

— Tienes una hija hermosa. —Escupo.

Oh joder, ¿por qué dije eso? Ni siquiera sé si llamó porque está interesada como yo, o para pedirme que parara de buscarla. ¿Por qué asumí que...

Me alegra escuchar eso. —Interrumpe mis pensamientos. Su voz llena de tristeza, como si estuviera llorando—. Estoy muy feliz de escuchar eso. —Definitivamente está llorando.

Lágrimas llenan mis ojos y antes de que me de cuenta, ambas estamos llorando en el teléfono. No estamos diciendo nada, solo llenando el silencio con sonidos nasales y respiraciones profundas. Marissa me ofrece un pañuelo y me pide que ponga la llamada en alta voz, pero me niego.

— Y ella es tan inteligente, graciosa. Es malditamente descarada, algo que debería agradecerte a ti. —Ambas convertimos el llanto en pequeñas risas—. Ella ha estado preguntando por ti.

¿Por eso has estado buscándome? —Asiento, sin pensar que ella no puede ver mi respuesta, hasta que Marissa me hace hablar.

Me aclaro la garganta.

— Sí. Es decir, yo siempre tuve curiosidad, pero ella está muy desesperada por conocerte y eso me dio el empujón para empezar el proceso. Espero que eso no haya sido un problema, odiaría ser una molestia y...

No, no, está bien. Honestamente, cuando doné, me hice amiga de una de las enfermeras que trabajan ahí. Tal vez suene un poco incómodo, pero tuve que explicarle a ella qué hacía una mujer ahí con intenciones de donar. Me apoyó mucho y estaba siendo muy curiosa también, como sospecharías. —La dejo explicar—. Como sea, ella me contactó anoche, explicando que una amiga suya estaba preguntando por mí. Me explicó la situación, tu situación. Siento haber sido difícil de encontrar. Permití que dejaran mi número de teléfono en caso de que esto pasara, pero no pensé que aún con eso, sería tan difícil encontrar mi información.

— No te preocupes, o sea, hemos tratado de todo y nada resultaba, pero por el bien de Nong, no iba a detenerme.

¿Su nombre es Nong? —Pregunta, con curiosidad e incredulidad en su tono otra vez.

— Ajá. Tiene 4 años y es perfecta, muy perfecta.

Me relajo en el sofá. Hablar de mi hija siempre me tranquiliza, siempre me recuerda que soy una buena madre por como está creciendo. No me había dado cuenta de que Marissa me había dejado sola.

Deben ser tus habilidades parentales. Si ella es tan perfecta como tú hiciste que fuera, entonces debes ser una madre increíble. —Por no sé cuenta vez, lágrimas llenan mis ojos—. Apuesto a que estás orgullosa de ella.

Dios, estoy tan orgullosa de ella. Tú la amarías, Faye. Todos lo hacen.

Apuesto a que sí. —Una sonrisa obvia en su voz—. Cuando me enteré que me estabas buscando, llamé a mucha gente para seguirte el rastro a ti también. Me llevó a una mujer llamada Joy, que me dio tu número esta mañana y salté a la oportunidad de llamarte. Me alegra tanto haberlo hecho. Escuchar sobre Nong es... increíble.

Joy es la esposa de Ton.

Otro silencio tomó la llamada, ninguna necesitando llenarlo con nada. Es evidente cuán felices estábamos las dos por habernos encontrado. Nong lo estaría también. Ni siquiera sabría cómo explicarle que no es un papá lo que encontramos, sino otra mamá. Sé que estaría feliz sin importarle eso, pero lo peor sería decirle todo eso y que luego la mujer no quiera ser parte de su vida. Estaría devastada, y yo también.

— Hey, Faye.

¿Sí?

— ¿Estaría bien si nos reunimos en algún lugar? Como dije, siempre he estado curiosa, pero fue Nong quien nos guió a encontrarnos y sería lindo presentarlas a ambas, pero por supuesto, como su madre, necesito asegurarme de que sería lo correcto. Si es que eso tiene sentido.

¿Quieres conocerme primero antes de presentarme a tu hija? —Estúpidamente asiento otra vez—. Eso es perfectamente entendible. No esperaría menos. Necesitas "inspeccionarme" primero para eso. Lo entiendo.

Suspiro aliviada. No quería que se sintiera juzgada o se lo tomara de cualquier mala manera.

— Perfecto. He esperado tanto por esto, ¿hay alguna posibilidad de que podamos conocernos más bien pronto y no dentro de un par de semanas?

Estoy totalmente de acuerdo. ¿Vives en Nueva York, verdad?

Sí.

Genial. ¿Dónde sería conveniente para ti?

¿Conoces el Barnes & Noble en Broadway? —Espero por su "ajá" en respuesta—. Hay una cafetería como tipo inglesa no muy lejos de ahí. Si no te queda muy lejos, claro.

Eso suena perfecto. Estoy segura de que lo encontraré. ¿Estás lo suficientemente cerca como para estar ahí dentro de un par de horas? ¿Tal vez 3?

¿Un par de horas? ¿Quieres decir que quieres conocerme hoy? —Pregunto en shock.

¿Hoy? No estoy emocionalmente preparada para esto.

— Dijiste que pronto. ¿Eso es muy pronto? —Me pregunta Faye, con un poco de miedo en su voz.

— Erm, no, supongo que no. Puedo estar ahí en dos horas.

Está bien. Bueno, gracias, por aceptar conocerme. Estoy emocionada. Y nerviosa. Dios, estoy muy nerviosa. —Su voz tiembla, diciendo exactamente lo que yo estaba pensando.

— Ahí estaré, Faye. Te veo pronto.

Cuelgo antes de recibir su respuesta. Sostengo mi cabeza con mis manos. Mis palmas están sudando, mi corazón no ha parado de acelerarse y tengo calor. Mucho calor. Y mucho miedo.

— ¿Qué carajo pasó? —Interrumpe Marissa.

— Marissa, voy a conocer a Faye. En dos horas. No sé qué hacer. —Respondo honestamente.

— Jamás podrías prepararte para este momento, Yo. Solo ve. ¡Ve a prepararte y ve a conocer a la mamá de tu hija!

Grandes sonrisas brillan en nuestros rostros cuando corremos a abrazarnos. Nos abrazamos fuerte, ambas nerviosas por este momento.

Voy a conocer a Faye. Voy a conocer a la mujer que me dio el mejor regalo que haya podido imaginar.

Mi reloj digital da la 1:48pm cuando me detengo frente a la cafetería, 12 minutos antes de la hora en que debo reunirme con Faye. Mis nervios se han disparado en las últimas dos horas, llenándome la cabeza con distintos escenarios sobre cómo irá esta reunión. En un escenario, ella es una perra y decido no presentársela a Nong. En los otros escenarios ella es increíble. Solo por la llamada, sé que ella está interesada en conocer a Nong y no se arrepiente de haberme llamado. Escucharla ahogándose con su llanto al describir a nuestra hija, fue adorable.

Vuelvo a mirar el reloj y veo que he estado aquí sentada pensando por 20 minutos, casi 10 minutos tarde a nuestra reunión. ¡Qué buen comienzo, Yoko! Checo doblemente mi apariencia, asegurándome de que mi maquillaje simple sigue intacto y que mi llanto nervioso no haya arruinado mi mascara. Tomo mi bolso y salgo del auto, caminando nerviosa hacia la puerta de la cafetería, acomodando mi vestido floral en el camino. Entro y soy recibida por el aroma a café, muffins y todas las cosas deliciosas que calman ligeramente mis nervios. Ni siquiera sé cómo luce. ¿Cómo demonios se supone que la encontraré? Miro al rededor y veo a dos morenas solas, pero no estoy lo suficientemente cerca para ver si alguna de ellas me miraría con los mismos ojos de Nong.

Escucho una ligera tos detrás de mí y me giro rápidamente para ver de quién viene.

Es ella.

Sé que es ella.

No importa a qué distancia estoy de ella, esos ojos no los tiene cualquiera.

Titubeante camino hacia la chica a la que la barista dejó sola, ahorapor qué no la había visto.

— ¿Faye? —Ella asiente y me ofrece una sonrisa tímida—. No puedo creerlo. —Me siento en la silla frente a ella. Nuestros ojos no nos pierden de vista una a la otra.

— Me alegra tanto que hayas venido. —Revela, limpiándose una lágrima que cayó de su ojo izquierdo.

— Siento la tardanza, solo estaba nerviosa y... —Ella no le da atención a mi explicación. Alcanza una servilleta para secarse las lágrimas que caen libremente por su rostro. Con su concentración lejos de mí, la miro. Solo la miro. Absorbo cada detalle como si esta fuera la última vez que la vería—. Definitivamente tú eres la madre de Nong. —Anuncio. Ella me mira, aún limpiando un par de lágrimas que caen con más calma ahora.

— ¿Tienes una foto de ella? —Pregunta tímidamente.

— Muchas. Es tan fotogénica y ama tanto posar, que es irreal. Mi celular está constantemente en modo selfie por eso.

Faye ríe suavemente mientras desbloqueo mi celular y busco el álbum lleno de solo fotos de Nong. Respiro profundo y giro el teléfono hacia ella.

— Wow. —Se inclina hacia adelante para ver mejor las fotos que voy pasando. Sus ojos nunca dejan la pantalla y su sonrisa jamás desaparece. Desliza los dedos entre su cabello, que ahora es negro, no castaño como decía su perfil, y de nuevo llora—. Ella es tan hermosa. Y parece tan feliz. ¿Ella es feliz?

— Eso creo. Siempre ha sido una niña feliz. Pero recientemente le entristece el solo tenerme a mí. Tiene a mi mejor amiga y a la hija de esta, que son como familia, pero no tiene dos figuras parentales como todos sus amigos. Definitivamente le ha pegado fuerte. Por eso hemos tratado de encontrarte. —Faye asiente, entendiendo.

— Si tú decides que te gustaría que Nong y yo nos conozcamos, ¿ella estaría bien con el hecho de que yo no sería un padre convencional? Si tú me dejas, a mí me encantaría ser parte de su vida, aunque sea una pequeña parte, y tener "roles de padre" si eso es lo que ambas quieren. ¿Pero no sería confuso para ella el tener dos figuras maternas en su vida?

— No lo creo. Ella es bastante buena con esas cosas. Claro, al principio ella preguntó sobre su "papá", porque tener una mamá y un papá es lo que los niños asumen. Pero creo que todo se trata de "tener dos figuras", eso es lo que ella quiere. Tengo estas dos amigas, Lingling y Orm, que tienen un niño juntas y Nong lo entiende. Se lo cuestionó al principio, pero ella lo entiende. Honestamente, creo que ella estaría muy feliz de tenerte como madre. —Le explico.

— No me quiero imponer, yo jamás trataría de reemplazarte como madre de ella. Sinceramente no sabía cómo sería esta reunión, ni si algún día podría conocer a Nong. Ser alguien en su vida sería increíble para mí. No necesito ser considerada una madre para ella si tú no estás cómoda con eso. Esa nunca fue mi intención.

— Faye, escucha. Me agradas. Creo que Nong te amaría. No tenemos que decidir qué rol harás en su vida ahora, pero te puedo asegurar que ella estará bien con que seas mujer y no lo que tú esperas que sea un "papá". —Traté de razonar con ella.

La barista vino una vez más y ordenamos nuestras bebidas y una rebanada de pastel de frutas para compartir. La conversación se dio fácilmente entre Faye y yo, consistió principalmente sobre Nong. Hablamos sobre cómo le va en la escuela, sus intereses, mi familia, la situación con Marissa y Mei. Aprendí muy poco sobre ella porque ella estaba muy interesada en hablar de Nong. Quería saberlo todo. Luego tentativamente preguntó por qué elegí tener un bebé con un donador a tan corta edad y le respondí honestamente; por mi sexualidad y porque un niño era lo único que quería.

— ¿Por qué decidiste donar?

— Bueno, como puedes imaginar, no soy muy deseable. —Responde con risa. Previamente solo se había reído ligeramente, pero esta vez fue tan rasposa y aniñada. Por dentro me hubiera gustado ser yo quien provocara una risa como esa en lugar de su estupidez. Por supuesto que fue una estupidez. ¿Que no es muy deseable? Déjenme decirles, Faye es bellísima, graciosa y con un alma muy gentil que me muero por explorar—. Doné porque sé que no tendré la oportunidad de tener mis propios hijos de alguna otra manera. Sé que mi condición es anormal. Yo solía darme asco a mí misma y ninguna operación podría hacerme completamente normal. Aprendí a aceptar esa parte de mí, pero no puedo hablar por otras personas. Las únicas personas que descubrieron mi condición, sintieron asco de mí y no los culpo. Sé que nunca encontraré a una mujer que estaría interesada en esa parte de mí, por eso, si quería hijos, que sí los quiero, tendría que recurrir a otras opciones. Soy muy joven y muy soltera para adoptar y sé que mi condición no es hereditaria, pero el atletismo y la ternura de mi familia sí lo es, así que pensé que donar era una buena idea. —Se explicó.

Ella ni siquiera se inmutó o lagrimeó al llamarse a sí misma un asco. Fue casi como si hubiera aceptado que lo era, lo que me parece ridículo. Claro, yo no he visto esa parte de ella, pero la idea no es asquerosa. Es diferente y algo difícil de comprender, pero no es asqueroso.

Wow, esa fue una respuesta muy larga, lo siento. —Ríe de manera adorable otra vez.

— Aunque pienso que tus razones para donar son ridículas —ella alza las cejas—, porque no das asco de ninguna manera, más bien eres casi perfecta para mucha gente, como yo. Yo quería un bebé, pero me encantan las mujeres. Así que estoy agradecida de que hayas donado. Muy agradecida, Faye, no tendría ni idea de cómo pagártelo.

— ¿Pagarme? ¿Por qué si quiera pensarías en eso? Doné porque quería impactar el mundo. Quería cambiar la vida de alguien y que simultáneamente eso me beneficiara porque yo quería un hijo. Y ahora está Nong. Conseguí lo que quería. No tienes que pagarme. Reunirte conmigo y decirme que tengo una hija feliz y saludable es todo lo que necesito.

— Quiero que conozcas a Nong. —Anuncio a la bella de ojos muy abiertos frente a mí. No había nada que me gustaría más después de su pequeño discurso.

— ¿Estás segura?

— Faye, eres todo lo que ella quiere ahora mismo y hacer a mi hija feliz es mi prioridad número uno. Ella te amará y tú la harás muy feliz. El domingo es día en familia y estoy segura de que Marissa va a querer llevar a Mei a pasear, entonces solo estaríamos Ning y yo. Quiero que te unas a nosotras para un día en familia y luego veremos a dónde nos lleva eso.

— Eso me haría muy feliz, Yoko. —Incredulidad aún visible a través de su sonrisa, una sonrisa que refleja la mía. A pesar de los nervios, ambas sonrisas están llenas de emoción.

Después de estar de acuerdo en reunirnos con Nong, Faye pagó todo lo que habíamos consumido, sin importarle mis protestas. El tiempo voló durante nuestra reunión y casi podría lloriquear por la decepción de no poder apreciar mi tiempo con ella con más calma.

Ahora estoy en mi auto, conduciendo hacia el apartamento que Marissa y yo compartimos, con Faye siguiéndome en su propio auto. Estar sola me ha dado el tiempo de pensar en lo que acaba de pasar.

Conocí a Faye. Conocí a la mujer que me ayudó a crear a mi ángel. Y ella es... increíble. No tengo duda de que ella es la madre de Nong. Tiene sus mismos ojos esmeralda hermosos, el pico que forma la línea de su cabello en su frente y las lindas pequeñas pecas que cruzan el puente de su nariz. Me tomó un momento el darme cuenta, pero cuando sus ojos estaban fijos en mi celular y las fotos de Nong, pude admirar la belleza en sus facciones. Es más de lo que pude haber imaginado y no siento ni una onza de decepción. Es una mujer que desde ya está completamente dedicada a hacer a nuestra hija feliz. Es un ser humano innegablemente hermoso, por dentro y por fuera. Desde ya sé que ella es especial.

Entro al pequeño estacionamiento diseñado para los residentes en mi apartamento y me parqueo. No entre las líneas, debo añadir, pero me parqueo y salgo para esperar a Faye. Puedo ver que está nerviosa. Se estacionó algunos espacios lejos de mí y cuando se gira, tiene una apretada sonrisa que no muestra sus dientes, limpia sus manos sudorosas en sus oscuros jeans. Sé lo que estoy haciendo. No sé por qué lo estoy haciendo, pero me doy cuenta de ello. La tomo de la mano y la guío hacia la entrada.

Una vez que subimos las escaleras -yo casi sin aliento y ella como si pudiera subir mil más-, camino hasta mi puerta y la abro con gentileza.

— Hey, Yoko. ¿Cómo te fue? —Pregunta Marissa desde la cocina.

— Fue excelente, en realidad. —Faye y yo intercambiamos pequeñas sonrisas, entretenidas, nerviosas y emocionadas.

— ¡Grandioso! ¿Ella es sexy?

— ¿Marissa, puedes venir, por favor?

— Eso es un sí o un n-... —Se detiene en la división entre la cocina y la sala donde estamos Faye y yo ahora, en shock—. Oh, mierda.

— Faye ella es Marissa. Marissa, ella es Faye. Ya ambas saben una sobre la otra, así que no se necesita más introducción. Erm, bueno, ¿por qué no se sientan, y no sé, hablan? Yo traeré a las niñas. Supongo que están en su habitación, considerando que no me taclearon cuando llegué. —Marissa asiente.

Mientras camino nerviosa hacia el cuarto de Nong y Mei, medio escucho a Marissa y Faye comenzando una conversación, lo que me hace sonreír.

— ¡Mamá, llegaste! ¿Te divertiste con tu amiga? —Pregunta Nong con dulzura, saltando a mis brazos para acurrucarse.

— Sí que lo hice, bebé. Escucha, necesito hablarte sobre algo, ¿de acuerdo? Algo que les gustará saber. —Me dirijo a ambas niñas. Faye y yo hablamos sobre cómo decirle la verdad a Nong. En la mayoría de los casos se esperaría que las dos se conozcan, se hicieran amigas y eventualmente se le diría la verdad, pero lo cierto es que Nong es una niña astuta. Si Faye empieza a salir con nosotras y solo la llamo "amiga", Nong no me creería cuando finalmente le diga que Faye es su otra madre. Ser honesta desde el principio será lo ideal—. Cuando me dijiste hace meses que querías conocer a la persona que me ayudó a hacerte, me puse de tarea el encontrarle. —Sus ojos se iluminaron—. Tía Marissa y yo hemos estado buscándole por mucho tiempo y finalmente sabemos quién es. La verdad es que no te encontramos un papá, te encontramos otra mamá. —Digo despacio.

Sus brillantes ojos me miran con algo de confusión. Su ceño fruncido.

— ¿Qué quieres decir, mamá?

— Significa que no necesité a un hombre para tener un bebé; para tenerte a ti. Deseaba tanto tenerte, que una mujer muy amable me ayudó. Ella me ayudó a crearte. —Expliqué simplemente.

— ¿Sabes quién es ella, mamá?

Sabía que no se enfocaría en el hecho de que es otra madre y no un padre. Sabía que el género no le importaría, solo conocerle.

— Lo sé, bebé. Y es con ella con quien me reuní hoy. Ella quería conocerte.

— Yo quiero conocerla.

— Yo también. —Añade Mei.

— Espero que esto esté bien para ti, pero la invité a venir. —Nong me mira con los ojos más brillantes que nunca—. Ella está con Marissa ahora en la s...

Antes de que pudiera terminar, Nong salió corriendo hacia la sala, con Mei siguiéndola de cerca. Corrí detrás de ambas y justo cuando llego, veo a Faye arrodillarse lentamente, poniéndose al nivel de nuestra hija. Ambas a pocos centímetros.

— Hola, Nong. —La saluda Faye suavemente. Una lágrima cayendo por su rostro.

— Hola, mami. —Nong posa su mano en la mejilla de la mujer, atrapando la lágrima antes de acercarse más y envolver sus brazos alrededor del cuello de su otra madre—. Hace mucho que quería conocerte.

Lágrimas caen por cada rostro presente en la sala.

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