Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

53- scars and shivers

Draco suspiró profundamente mientras tomaba a la Ravenclaw de cabello oscuro en sus brazos.

Deseaba que pudieran quedarse asi para siempre, sin tener que enfrentar lo que yacía
fuera de la habitación.

—Deberíamos vestirnos. — murmuró Aurora en su cuello, mientras draco sentía la sensación de sus labios contra su piel desnuda haciéndolo temblar.

El Apretó su agarre alrededor de ella, cerrando su ojos contra la marea de emociones que lo golpeó.

—Aurora, lo siento mucho.  — Y se horrorizó al sentir que un gran sollozo estremecido escapaba de sus labios.

El odiaba a su padre y se odiaba a sí mismo.

Odiaba todo el tiempo que había perdido lejos de la chica que amaba.

Ella levantó la cabeza, su cabello se derramó alrededor de su hermoso rostro mientras lo miraba profundamente a los ojos.

— Te amo, Draco. Te amo con todo lo que tengo. No te culpo por lo que ha hecho tu padre.

El levantó una mano, colocando tiernamente el cabello de ella detrás de su oreja para poder ver claramente su rostro.

— Yo también te amo. —susurró — Aurora, nunca deje de hacerlo. Todos los días te extrañé. Te extrañé mucho.

Una lágrima cayó de su ojo, se deslizó por un lado de su nariz y le salpicó la mejilla.

Ella colocó deslizó delicadamente su mano por su rostro, limpiando la humedad con su pulgar.

— Draco, ¿crees que alguna vez encontraremos una manera de estar juntos?

El corazón de el se sintió roto mientras la miraba.

— No lo sé, Aurora. Realmente no lo sé. Ni siquiera entiendo cómo puedes mirarme después de lo que mi padre te ha hecho.

Él suspiró profundamente, rodeó suavemente con sus dedos la muñeca de su brazo izquierdo y lo atrajo con cuidado hacia él. Apretó los labios contra la enorme cicatriz, dejando un rastro de besos ligeros a lo largo de la misma, casi como si pudiera deshacer el dolor y el daño que su padre le había causado.

La sintió temblar debajo de él y la abrazó con más fuerza, sin querer dejarla ir.

Los ruidos de la sala común los sobresaltaron a ambos.

—Están regresando. Tenemos que vestirnos.  — Aurora dijo, incorporándose.

Draco, a regañadientes, se puso los bóxers y se encogió de hombros para volver a ponerse la camisa.

— Déjame quedarme contigo. — el murmuró, mirándola casi implorando — Te he extrañado mucho Aurora.  Solo quiero tenerte en mis brazos.

Ella lo miró, mordiéndose el labio inferior. Sus ojos se dirigieron hacia la puerta como si estuviera tratando de pensar la opcion.

— Te preocupa lo que pensarán de mí estando aquí contigo. — Draco entendió. 

Ahora era diferente, no como antes.

Ahora eran enemigos en la guerra.

El pánico cruzó los ojos de Aurora y Draco se puso de pie para volver a ponerse los pantalones.

— Espera-quédate. — Dijo ella, poniendo una mano en su brazo. — Te necesito Draco, te necesito aquí conmigo esta noche.

— ¿Está segura? — Preguntó.

Ella asintió y el abandono de nuevo sus pantalones volviendo a meterse en la cama con ella, corriendo las cortinas alrededor de ellos para ocultarlos de la vista.

El la sostuvo con fuerza en sus brazos mientras escuchaba el sonido de la puerta abriéndose y la charla emocionada de las compañeras de dormitorio de Aurora.

— Mira, ha vuelto.

— No la molestes. Probablemente esté agotada.

— ¿Crees que es verdad? ¿Sobre el padre de Malfoy?

— Dicen que la torturó. Iba a matarla si Harry no la hubiera salvado.

— Pobre niña. Y pensar que ella solía estar enamorada de su hijo.

— Ella todavía lo ama. La atrapé llorando el otro día con esa piedra lunar que lleva consigo.

— Sí, bueno, era su cumpleaños, ¿no? La pobre chica no tiene mucho que celebrar desde que perdió a su hermano y novio en el mismo año. Y técnicamente a su padre también.

— Shhh, ella podría escucharte.

— Sí, bueno, una cosa es segura: está mejor sin Malfoy en su vida. Su familia solo le traerá más miseria y dolor.

— Estoy de acuerdo contigo en eso. Si él sabe lo que es bueno para ella, la dejaría en paz.

Los ojos de Draco se encontraron con los de Aurora y una tristeza los invadió.

[...]

Me desperté de golpe en medio de la noche. El pánico me desgarró. No podía respirar.  Me revolví tratando desesperadamente de que mis pulmones funcionaran, pero parecían haber olvidado cómo hacerlo.

— Shhh, está bien, Aurora, solo respira. Respira conmigo, vas a estar bien.

Los brazos de Draco me rodearon atrayendome hacia su cuerpo. Y la reconfortante sensación de su pecho subiendo y bajando contra el mío me calmó.

Estaba completamente oscuro y silencioso a nuestro alrededor. No tenía idea de qué hora era. Me pregunté si había tenido una pesadilla, pero no podía recordar.

Después de un rato, mi respiración se estabilizó. Y apreté a Draco contra mí sintiéndome tan agradecida de que estuviera aquí.

— Voy a tener que escabullirme —susurró disculpándose en mi oído. — No creo que a tus compañeras de dormitorio les agrade que esté aquí cuando se despierten.

Por mucho que no quisiera que se fuera, el tenía razón. No podía lidiar con las consecuencias que causaría y, sobre todo, no era justo para ellas.

Draco se vistió en silencio y se inclinó sobre la cama para darme un beso de despedida.

— Te amo, Aurora. — Susurró con seriedad en mi oído, causando escalofríos en mi columna.

— Te amo, Draco.  — Respondí, presionando mis labios firmemente contra los suyos.

Me volví a dormir después de escucharlo irse.

Me desperté a la mañana siguiente con una sensación de malestar en el estómago.

Me di cuenta de que no había comido desde ayer a la hora del almuerzo y estaba hambrienta. Pero no sabía si podría enfrentarme a bajar al Gran Comedor.

Unos brazos me rodearon luego de abrir las cortinas a mi alrededor.

— Oh, Aurora, ¿estás bien? —Cho preguntó entre lágrimas, abrazándome con fuerza.  — Escuché lo que pasó.

—Estoy bien. — susurré, aunque realmente no creía que lo estaba. Simplemente no tenía la energía para hablar.

Ella miró con lástima mi brazo izquierdo y rápidamente lo moví detrás de mi espalda.  Estaba agradecida cuando ella no dijo nada al respecto. La idea de hablar con alguien que no fuera Draco me agotaba en este momento.

Después de ducharme y vestirme, puse mi mano en la puerta del dormitorio, tratando de armarme de valor para enfrentar a todos.

Sentí ojos en mí mientras caminaba por la sala común.  Me concentré en la puerta y no me detuve hasta alcanzarla.

Fue lo mismo caminar hacia el Gran Comedor. Estuve a punto de enfrentarlo hasta que puse un pie dentro del pasillo y de repente sentí cientos de pares de ojos sobre mí.  Capté fragmentos de palabras susurradas mientras los murmullos comenzaban a mi alrededor.

...el padre de Draco...

...la torturo...

Traté de concentrarme en la mesa de Ravenclaw pero parecía demasiado lejos y podía sentir que mi corazón se aceleraba demasiado y mi garganta empezaba a cerrarse.

No pude hacerlo, Girando en el lugar, fui de regreso a afuera y me encontré con un rubio familiar.

— ¡Draco! — Jadeé cuando sus brazos me rodearon instantáneamente. Me sentí ridículamente agradecida de que él estuviera aquí.

— ¿Qué pasa? — preguntó, sus ojos estaban llenos de preocupación mientras buscaban mi rostro. — ¿A dónde vas?

— No puedo hacer esto Draco, todos están mirando.

—Ingnóralos. Necesitas comer. Vamos. —El ordenó, tomando bruscamente mi mano y
Sentándome en la mesa más cercana.

Se sentó a mi lado y comenzó a colocar huevos revueltos en el plato en frente de mí.

Nerviosamente miré hacia arriba de la mesa para ver un montón de sobresaltados Hufflepuffs mirándonos con inquietud.

— Draco, no creo que debamos sentarnos aquí. Estamos comiendo su desayuno

— Disparates. — dijo, ahora untando con mantequilla un trozo de pan tostado que luego arrojó sobre mi plato. — Toda la comida viene del mismo lugar. ¿Qué importa dónde lo comas?.

Me sirvió un poco de jugo de calabaza, aparentemente imperturbable por el silencio que nos rodeaba mientras todos miraban estupefactos cómo Draco Malfoy era amable con la chica que su padre torturo.

— Déjalos mirar — dijo, viéndome mirar a mi alrededor al mar de rostros con Incomodidad. — Te amo, y de ahora en adelante voy a estar aquí para cuidarte.  Escuché lo que dijeron anoche: has perdido mucho a causa de mi familia, pero no me has perdido a mí. — Hizo una pausa, mirándome a los ojos con expresión implorante. — Si todavía me quieres.

— Por supuesto que te quiero. — Dije de inmediato, y una cálida sonrisa tiró de sus labios. — Nunca dejé de quererte.

— Bien. Ahora come.

Me atrajo hacia él, presionando sus labios firmemente contra mi frente antes de girarse para mirar a los ocupantes de la mesa y darles una mirada intimidante y llena de odio.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro