— ¿que están haciendo que?

— Ya escuchaste. Pensé que podríamos encontrarnos en Cabeza de puerco. Es bastante peligroso allí, así que no entran muchos estudiantes, es menos probable que nos escuchen.

Miré a Hermione con desconcierto. Ella no era alguien que normalmente tomaría represalias contra un maestro. Menos con Umbridge.

— Mira, es importante — Continuó cuando no respondí — Estamos en guerra, no importa cuánto lo niegue el Ministerio. ¡Harry puede enseñarnos a defendernos!

— ¡Silencio, Hermione! — Ron siseó, dando una mirada furtiva alrededor de la biblioteca — ¡Cualquiera podría oír!

— No lo sé — fruncí el ceño, mordisqueando el extremo de mi pluma — Le prometí a Draco que me mantendría alejada.

Sentí el dorso de mi mano picar donde aún estaba el nombre de Harry. Inconscientemente bajé mi manga para cubrirla. 

— ¡Piensa en Cedric! — Hermione gritó — ¡Hazlo por él! ¡No podemos dejar que esa perra gane!

— ¡Hermione! — Ron imploró mientras escuchamos el inconfundible sonido de la tos de advertencia de Madame Pince. 

Sentí un destello de irritación. Fue injusto de su parte usar a mi hermano de esa manera. 

— Si estoy de acuerdo, ¿puedo decírselo a Draco? — Pregunté, ya sabiendo la respuesta. 

— ¡Por supuesto que no! — Ron gritó. 

Veinte segundos después estábamos parados afuera en el pasillo, Ron frotando bruscamente su oreja izquierda adolorida, donde Madame Pince se la había pellizcado para sacarlo de la biblioteca.

— Hemos decidido que no es una buena idea incluir ningún a Slytherin — Hermione explicó disculpándose — Simplemente no es seguro. Si decide unirse a nosotros o no, debo pedirte que no le digas nada sobre esto.

— Si me uno, tendré que mentirle. Y lo siento, no puedo hacer eso. Pero prometo que no diré nada sobre esta conversación. Simplemente no me vuelvas a hablar de eso. No quiero saber.

Pero, lamentablemente, se negaron a dejarlo. 

— ¡Vamos! — Imploraba a Cho en la cena — Obtendremos esas monedas realmente geniales, y recuerda: ¡es por Ced!

Golpeé mi cuchillo y tenedor sobre la mesa, haciendo que los estudiantes más cercanos a nosotros miraran hacia arriba, sorprendidos. 

— ¡Dije que no! — Siseé — Y me sorprende que estés feliz de mentirle a Blaise para ser honesta.

Cho enrojeció. Finalmente habían tenido esa cita en Hogsmeade y habían comenzado a tomarse de la mano y a besarse. 

— Pero esto es por Ced — murmuró en voz baja, sin mirarme a los ojos — Pensé que tú, de todas las personas, lo pondrías a él primero que a un chico.

Echando humo, empujé mi silla hacia atrás y salí furiosa al pasillo. 

— ¡Oye, Aurora! Espera.

Hice una pausa, justo cuando llegaba al pie de la escalera de mármol. Miré por encima del hombro para ver a Draco caminando hacia mí.

sus rasgos estaban tensos por la preocupación. 

— ¿Qué fue eso? ¿Qué te molestó? — Preguntó, rápidamente cerrando la brecha entre nosotros y tomando mi mano. 

— No es nada — suspiré, odiando no poder decirle nada — Estoy cansada, eso es todo.

— ¿Estás segura de que es eso? Has estado actuando ... distante últimamente — Tragó, sus ojos grises me miraron como si pudiera encontrar las respuestas en mi cara — ¿Soy yo? ¿Es por esa noche en el baño de los prefectos-

— No — le aseguré, apretando su mano — Draco, te prometo que no eres tú. Simplemente lo encuentro más difícil de lo que pensaba - estar aquí y recordar constantemente a Ced. Y sé que es por eso que quería transferirme aquí pero Simplemente no esperaba que fuera así de duro.

Con un movimiento rápido, Draco me atrajo hacia él, envolviendo sus brazos firmemente alrededor de mí para presionarme con fuerza contra la reconfortante sensación de su pecho. 

Cerré los ojos y le di la bienvenida a su abrazo, apretando mis manos con fuerza contra su espalda, inhalando profundamente su aroma familiar.

— Te amo — el murmuró, presionando su mejilla en la parte superior de mi cabeza, acariciando mi cabello — Y estoy aquí para lo que sea.

Mi corazón se retorció. Me siento culpable.  A pesar de que me negaba a unirme al ejército de Dumbledore, una parte de mí deseaba poder hacerlo. Creía en todo lo que representaba y, por supuesto, sabía que significaba defender a Cedric. A mi querido y maravilloso hermano. 

Pero si lo hacía, ¿qué significaba eso para draco y para mi? 

estaba a punto de hacer algo que finalmente tomaría una decisión. 

[...]

Draco estaba preocupado. Aurora no era ella misma últimamente. Claramente, algo la estaba preocupando, pero ella se negó a abrirse con él. 

Ella constantemente ponía excusas para no estar a solas con él, y él no podía evitar preocuparse de que tuviera mucho que ver con esa noche en el baño de los prefectos.

Le había encantado que ella le hubiera revelado una parte de ella esa noche;  le permitió explorarla un poco más. Pero seguía preocupándose de que tal vez la había empujado a hacer algo para lo que no estaba preparada, a pesar de que ella insistía en que ese no era el caso. 

— Anímate, hombre — murmuró Blaise, poniendo montones de huevos revueltos en el plato de Draco — ¡Tienes un gran juego por delante hoy y necesitas mantenerte concentrado!

Draco parpadeó. Había estado mirando la nuca de Aurora al otro lado del pasillo, perdido en sus pensamientos. A regañadientes, tomó su tenedor y trató de tragar el desayuno que Blaise le acababa de servir. 

— Tan lindas nuestros pajaritos de Ravenclaw — Blaise se rió entre dientes, observando a Draco divertido — realmente tienes que estar pensando en estrategia en este momento. Y me refiero en términos de Quidditch. 

Draco se burló. En cuanto a eso, tenía algo arreglado. Había hecho algunas insignias nuevas para que las usara Slytherin. Y una cancion. 

Cualquier cosa para poner nervioso a ese idiota Weasley. Como si pensara que podría tapar algún gol de ellos.

Estúpido maldito Weasley. 

[...]

— WEASLEY NACIÓ EN UNA CUBIERTA, SIEMPRE DEJA ENTRAR LA QUAFFLE

miré con horror el juego que se desarrollaba frente a mí. 

Esto tenía que ser obra de Draco.

Y eso quedó claro por la constante sonrisa en su rostro mientras volaba por encima del campo, con los ojos fijos en Harry, buscando ver su reacción cada vez que sus Slytherin cantaban la canción ofensiva. 

Y luego, cuando Harry atrapó la Snitch, todo comenzó. 

Salté de las gradas tan pronto como vi que había algún tipo de altercado entre Draco y el equipo de Gryffindor. No pude escuchar lo que estaban diciendo, pero parecía que Harry y los demás estaban tratando de evitar que Fred y George lo atacaran, mientras Draco continuaba persuadiéndolos. 

Sin embargo, escuché la última parte cuando llegué al campo y comencé a apresurarme hacia ellos. 

— O tal vez — escupió Draco, mientras miraba burlonamente a Harry, quien actualmente estaba conteniendo a George — recuerdas cómo apestaba la casa de tu madre, Potter, y la pocilga de Weasley te lo recuerda-

Me detuve en seco, y Observe con horror cómo Harry y George se abalanzaban sobre él simultáneamente. 

— ¡paren! — Grité, mientras lo golpeaban, los puños volaban y las manchas de sangre salían a borbotones por todas partes.

Corrí hacia ellos tan fuerte como pude, mi corazón se aceleró en mi pecho, escuchando los gritos ahogados de Draco emitidos por debajo de la pelea.

Pero descubrí que Madame Hooch se me había adelantado, y había enviado a Harry y George volando hacia atrás con el simple movimiento de varita. 

Volé hacia el suelo donde Draco yacía tendido agarrándose la cara ensangrentada en agonía mientras Madam Hooch les gritaba a Harry y George detrás de mí. 

Luché contra los brazos de Draco, tratando de que se calmara mientras se retorcía y gemía. 

— ¡Draco!

Se quedó quieto cuando se dio cuenta de que yo estaba allí, bajando lentamente las manos para revelar una nariz rota.

— ¿Aurora?

Suspiré profundamente, ayudándolo a levantarse. 

— Draco, te amo, pero Dios mío, a veces eres un maldito idiota.

***

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