— ¡Feliz cumpleaños, Rory!

Cedric me saludó con los brazos abiertos cuando salí de la cabina, Me envolvió en un abrazo de oso y me hizo girar una y otra vez, haciéndome reír de alegría. 

— ¡Detente, Ced! ¡Voy a vomitar!

— ¡Han pasado años desde que te vi en tu cumpleaños! — Él se rió entre dientes — Sin embargo, desearía que no estuvieras tan vieja.

— Tengo quince años, no estoy tan vieja — Sonreí, uniendo mi brazo con el suyo mientras caminábamos hacia el castillo para desayunar. 

Pero supe exactamente lo que quería decir, por la expresión oscura que cruzó su rostro cuando pasamos por la mesa de Slytherin en el Gran Comedor. 

Feliz cumpleaños, le murmuré a Draco, sin poder evitar que la sonrisa tirara de mis labios.

También para ti, murmuró en respuesta, lanzándome un discreto guiño. 

Mi corazón se aceleró mientras intercambiamos una dulce y furtiva sonrisa. 

No podía esperar a verlo correctamente. 

Cho se unió a Cedric y a mí en la mesa de Hufflepuff, plantando un beso de cumpleaños en mi mejilla mientras me pasaba una pequeña caja de bombones Honeydukes. 

Cuando empezamos a servirnos el desayuno, Cedric me pasó un pequeño paquete envuelto rectangular. 

Era una hermosa copia de terciopelo rojo con tapa dura de The Tales of Beedle The Bard.  Pasé los dedos por las letras doradas en relieve. 

— Mamá solía leerme una copia de esto antes de morir — explicó en voz baja, mirándome cautelosamente con ternura en los ojos — No lo recuerdo demasiado, pero papá dijo que me encantaba. Sé que no es mucho, pero ...

— Es perfecto, gracias — susurré, mi voz temblaba. 

Apreté mis ojos para cerrarlos brevemente mientras una ola de tristeza se apoderaba de mí. 

— Oye, sin lágrimas. Es tu cumpleaños — Cedric murmuró, poniendo un brazo sobre mis hombros y besando la parte superior de mi cabeza. 

La lechuza de nuestra familia dejó caer un paquete de regalos en mi tazón de cereal, derramando leche por todas partes, Era de papá, en su mayoría cosas prácticas para la escuela como un estuche de lápices, pero también una enorme caja de chocolates que deleitó a los Hufflepuff sin fin mientras la abría y los compartía. 

— Entonces, estaba pensando que podríamos pedirles a los elfos domésticos de Hogwarts que te hicieran un pastel de cumpleaños para esta noche. — Cedric dijo, masticando un caramelo de chocolate. 

— Oh. — Me sonrojé, preguntándome cómo iba a explicar esto.— Estoy algo ... ocupada esta noche.

— ¿Ocupada? ¡¿Haciendo qué ?! — Cedric frunció el ceño, De repente me sentí muy mal, Obviamente, estaba dispuesto a ayudarme a celebrar mi cumpleaños. 

— Voy a una fiesta.

— ¿Fiesta? ¿Qué fiesta?

— Um, no es solo mi cumpleaños hoy, ya ves, y Blaise-

— ¿Zabini no? Por favor, no me digas que esto es algo de Slytherin.

— Bueno, se llevará a cabo en la sala común de Slytherin, si eso es lo que quieres decir.

— ¿Quién más cumple años hoy? — Preguntó Cedric, cerrando los ojos como para darse paciencia. 

— ¡FELIZ CUMPLEAÑOS DRACO, AMIGO!

Una vena palpitó en la frente de Cedric cuando Blaise saludó con entusiasmo a su mejor amigo.

— La pasas de maravilla, Aurora — dijo Cho, colocando una mano tranquilizadora sobre el brazo de mi hermano. — Cedric y yo estábamos planeando dar un paseo en algún momento de todos modos, así que esta noche será perfecta.

(...)

Estaba atravesando el pasillo de entrada en mi camino de regreso al carruaje después del desayuno, cuando una mano me agarró del brazo detrás de mí, haciéndome gritar de alarma cuando me dieron la vuelta y me golpeé con fuerza contra un pecho familiar. 

Los labios de Draco se estrellaron contra los míos, un gemido anhelante vibró en su garganta mientras me besaba con urgencia. 

— Lo siento — murmuró sin aliento una vez que se separó, apoyando su frente contra la mía. — Solo quería darte un beso de cumpleaños.

El sonido de la puerta del Gran Salón abriéndose nos hizo apartarnos de un salto, Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba enderezar casualmente los pliegues de mi túnica azul pálido.

— Te veo esta noche — susurré sonriendo, antes de girar  y alejarme, haciendo todo lo posible por no saltar. 

(...)

Draco deseaba que esto no sucediera, No quería una fiesta estúpida. 

Estaba sentado de mal humor en el sofá junto a la chimenea, Blaise había conseguido que los elfos domésticos decoraran la habitación con un montón de globos de colores y serpentinas de fiesta, Música alegre sonaba de fondo y las mesas estaban llenas de cervezas de mantequilla, varios bocadillos dulces y salados y, por supuesto, dos pasteles. 

Blaise había pensado en todo.

Pero todo lo que Draco quería hacer era encontrar un lugar tranquilo y besar a su chica. 

— Haz espacio para la chica del cumpleaños — anunció Blaise emocionado mientras arrastraba a Aurora a la sala común de Slytherin, seguida de Fleur Delacour y algunas otras a quienes Draco no conocía.

Se veía, como siempre, hermosa. Draco apenas podía creer lo afortunado que era de poder besarla y abrazarla, ella quería estar con él tanto como él deseaba estar con ella. Su cuerpo literalmente dolía por ella cuando no estaba cerca de ella.

Tomó todo el control para no saltar del sofá y sofocarla en besos allí mismo. En cambio, se quedó donde estaba, observando; permitiendo que sus ojos solo disfrutaran de la vista de ella.

Blaise la arrastró hasta la mesa y con orgullo le mostró los pasteles.  El de Draco tenía la forma de una Snitch dorada;  Aurora's, una pieza de ajedrez: la reina. 

— Drac me dice que eres un poco un genio del ajedrez, así que tenía que ser la reina, por supuesto.

— ¡Esto es asombroso! — Aurora dijo efusivamente — ¡No tenías que hacer todo esto!

— Ah, no fue nada, cualquier amigo de Draco es amigo mío. Además, incluso has logrado hacer sonreír un poco al cascarrabias, así que eso te pone en el top.

Aurora miró hacia donde él estaba sentado, observando, y el estómago de Draco dio un vuelco cuando le dio su más hermosa y amplia sonrisa.  Le hizo señas para que se acercara, tratando de actuar con calma, a pesar de que sus dedos estaban ansiosos por tocarla.

Tan pronto como ella se sentó, la rodeó con sus brazos, prácticamente colocándola en su regazo, sin importarle ya quién lo estaba mirando. 

— Dios, eres tan hermosa — murmuró con voz ronca en su oído, sintiendo como si casi se ahogara en su esencia. 

Ella Giró la cabeza para que sus labios prácticamente tocaran los de él, No podía no besarla más de lo que no podía no respirar. 

— Relájese ahí, tigres — dijo Blaise, dejándose caer en el otro extremo del sofá, ofreciendo botellas de cerveza de mantequilla — No todo el mundo quiere sintonizar Discovery Channel.

Frustrado, Draco apartó los labios de los de ella y tomó las botellas de la mano de Blaise, entregándole una a Aurora, mientras mantenía un brazo enredado con fuerza alrededor de su cintura.

— Entonces, esta es la sala común de Slytherin — dijo Aurora, mirando a su alrededor de manera impresionante — Tengo que decir que realmente es impresionante.

— No creo que tu amiga piense eso — se rió Blaise, asintiendo con la cabeza hacia una Fleur Delacour de aspecto disgustado que estaba agarrando su túnica a su alrededor como si tuviera miedo de ser contaminada por su entorno. 

— Fleur puede ser un poco particular a veces — Aurora sonrió y se encogió de hombros.

— Vamos — dijo Draco, levantándose y tomando la mano de Aurora. — Quiero darte tu regalo.

— ¡Solo asegúrate de que sea el regalo que desenvuelves y no otra cosa! — Blaise los gritó mientras Draco la conducía hacia los dormitorios.

Draco estaba agradecido de que la habitación que compartía con Blaise, Theo, Crabbe y Goyle estuviera vacía.

Encendió las luces tirando de ella hacia su cama.

— Sientate — Ordenó, señalando la colcha verde mientras se arrodillaba y hurgaba en su mesita de noche, buscando la cajita que había envuelto cuidadosamente en papel verde brillante. 

— Draco, no tenías que Darme un regalo. — Aurora habló, sonando preocupada. — No necesito nada. Estoy feliz de tenerte.

Él la miró sonriendo.— Me tienes a mí, eso es un hecho. Pero también puedes tener esto.

Se puso de pie y dejó la caja en su regazo. 

Ella dejó escapar un grito ahogado de sorpresa, haciéndolo reír mientras se sentaba en la cama junto a ella, deslizando su brazo alrededor de su cintura mientras él la veía buscar a tientas con las envolturas. 

De repente, se sintió un poco aprensivo cuando ella abrió la caja, temiendo que tal vez fuera demasiado y la asustara.

Dentro de la caja había media piedra perlada opalescente de diferentes colores, su cuerpo liso revestido con un brillo de luz de luna. 

Aurora la cogió y la estudió de cerca — ¡Una piedra lunar! Es hermosa. — Hizo una pausa y lo miró con los ojos entrecerrados. — ¿Qué se supone que significan estas letras?

— Es una cita. — Explicó, sacando la otra mitad de la piedra lunar de su bolsillo. 

Lo colocó contra la piedra que tenía en la mano. Las dos piezas encajaron perfectamente, formando una piedra completa. Y grabado, ahora claramente, decía:

5 de junio de 1980

— Pensé que era un regalo apropiado para un cumpleaños gemelo — Se encogió de hombros, sintiéndose repentinamente muy avergonzado por ello.

¿Qué quinceañero quiere una piedra para su cumpleaños?

Entonces, de repente, ella lo estaba besando, tierna y suavemente, sus labios dulces como la miel.  Y, mientras él le devolvía el beso con entusiasmo, se encontró anhelando saber a qué sabía el resto de ella. 

— Es uno de los regalos más hermosos que alguien me haya dado — dijo en un susurro sin aliento mientras se apartaba, sus ojos ardiendo profundamente en los de él — Gracias.

Draco pasó los dedos por su cabello, colocándolo tiernamente detrás de su oreja mientras rozaba sus labios contra los de ella, suspirando con total y absoluta nostalgia. 

Ella era su chica, Su Aurora, El universo era bueno simplemente porque ella estaba en él, Y aunque no lo habían etiquetado, en ese momento lo hizo. 

Lo llamó amor.