Draco estaba indignado. No- él estaba jodidamente lívido.

Rompiendo con la corriente de estudiantes que se dirigían hacia las gradas de espectadores, marchó hasta el borde del agua donde Cedric ahora estaba haciendo estiramientos.

— ¡Diggory! — Ladró, empujando a la chica Delacour a un lado — ¡Es Aurora! ¡Tienes que salvarla!

Cedric levantó la mirada alarmado, antes de soltar un suspiro exasperado al verlo.

— Lo adiviné yo mismo — dijo secamente — Vuelve a las gradas, Malfoy, y déjame manejar esto.

— ¡Necesito saber cuál es tu plan! ¿Cómo vas a rescatarla exactamente?

— ¡Mira, lo tengo bajo control! ¡Ahora malfoy, estás bloqueando la vista de todos!

Y efectivamente, Draco podía escuchar silbidos y abucheos desde las gradas detrás de él, y una voz que gritaba claramente — ¡Muévete, rubio, no puedo ver!

— Espera a que mi padre se entere de esto — Draco murmuró para sí mismo mientras volvía a subir a las gradas, pasando al lado de un Potter jadeante y preocupado.

Blaise se rió entre dientes al ver la expresión amarga de Draco mientras se unía a su lado.

— Cálmate, hombre. Ella estará bien. Dumbledore no dejará que nadie muera hoy.

— Está atrapada en el fondo de un maldito lago, posiblemente con Weasley y Granger — Draco estaba furioso, sus nudillos se volvieron blancos mientras se agarraba a la barandilla frente a él. — ¡Tiene que ser horrible para ella!

— Ella no es tú — sonrió Blaise, sus ojos negros brillando divertidos — Estoy seguro de que se lo están pasando en grande.

Draco se burló, sus ojos mirando ansiosamente hacia el tablero que contenía la pista — ¿Qué pasa si no llegan a tiempo? — Reflexionó con temor mientras leía las dos últimas líneas de la rima.

Pasado este,tiempo ¡negras perspectivas!
Demasiado tarde, ya no volverá.

— Parece que no volverán — Blaise se encogió de hombros con indiferencia.

Draco se sintió enfermo. Esperaba que Cedric tuviera un maldito plan bueno, de lo contrario él mismo se sumergiría allí.

(...)

— ¡Ha pasado casi una hora!

Draco estaba preocupado.
¿Cómo diablos estaba sobreviviendo allí abajo?

— ¡Relájese hombre! — Imploró Blaise, comenzando a sonar exasperado por la ansiedad de su amigo.

Justo cuando dijo esto, gritos de alegría sonaron a su alrededor. Los ojos de Draco se dispararon directamente a la superficie del lago donde, efectivamente, pudo ver dos cabezas emerger.

Krum y la sangre sucia.

Draco se abrió camino hasta la plataforma.

— ¿Estaba Aurora ahí abajo? — le gritó a Krum, que estaba jadeando y saliendo del lago con la sangre sucia — ¿La encontró Diggory?

— Dale un minuto, Malfoy — espetó Longbottom, quien parecía estar estacionado allí para envolver mantas alrededor de los concursantes — ¡Ha pasado la última hora nadando bajo el agua!

¡joder! A nadie le importaba una mierda

Otro grito resonó en el aire frío de febrero, que inmediatamente se convirtió en vítores.

Esta vez era la chica Delacour, pero estaba sola y, para horror de Draco, estaba gritando y llorando mientras chapoteaba impotente en el agua.

Longbottom se sumergió sin dudarlo y tiró de ella hacia la plataforma.

— ¡Gabrielle! — Ella sollozó — ¡No pude salvarla!

La sangre de Draco se heló — ¿Pero Aurora? ¡¿Viste a Aurora?!"

Antes de que pudiera responder, más gritos resonaron en el aire. Esta vez, Potter emergió y tenía a otros dos con él.

— ¡Oh, Gabrielle! ¡Gracias a Dios! — Delacour respiró aliviada — ¿Está viva?

Pero a Draco le importaba un carajo esta Gabrielle. Y estaba consternado al ver que la segunda persona que Potter tenía con él era la estúpida Comadreja.

— ¡¿DÓNDE MIERDA ESTÁ DIGGORY ?! — Draco gritó a través del lago.

Su pánico fue demasiado para él ahora cuando sonó el silbato para indicar que había pasado la hora, Draco comenzó a quitarse la chaqueta.

Iba a entrar.

A nadie más parecía importarle un carajo Aurora, y sólo Dios sabía adónde se había metido Cedric.

Y fue en ese segundo que Cedric salió a la superficie del lago, farfullando y agarrando a una chica que jadeaba.

Su chica. Aurora.

Ambos parecían agotados, apenas capaces de respirar.

— Me pillé la pierna entre la maleza — tosió Cedric, mientras nadaba con Aurora a través del agua hasta la plataforma — No podía respirar.

Draco apenas escuchó mientras se colocaba justo en el borde de la plataforma y extendía un brazo para agarrar a Aurora de Cedric.

— Draco — tosió débilmente mientras él la levantaba.

Tan pronto como estuvo completamente fuera, la atrajo furiosamente hacia él, sin importarle que estuviera empapada, su vestido azul empapado y pegado a su cuerpo.

— Dios, Aurora — murmuró en su oído mientras ella se estremecía en sus brazos — estaba tan malditamente preocupado por ti.

Se inclinó para recoger rápidamente su chaqueta arrojada a un lado y se la puso alrededor de los hombros, envolviendo sus brazos alrededor de ella, tratando desesperadamente de calentarla.

— Lo-lo siento, D-Draco — tartamudeó, sus dientes titilaban enloquecedoramente — Estaba d-volviéndome t-a-decir -lo siento, pero no recuerdo nada m-más

— Shhh — la calmó, frotando sus manos vigorosamente arriba y abajo en su espalda — Yo soy el que lo siente. Aurora, sabes que no me importa lo de Veela, eres perfecta para mí.

Ella lo miró a los ojos y su corazón se aceleró ante la belleza en ellos. Le puso una mano en la cara y le frotó el labio inferior con la yema del pulgar con ternura.

Y, sin importarle que todos pudieran ver, Draco estrelló sus labios con los de ella, su estómago se hizo un nudo de deseo feroz, sin importarle los abucheos de la multitud, o la fuerte ingesta de lo que sonaba como un siseo proveniente de la dirección de Cedric.

Ella era todo lo que importaba.

Ella se apartó, sin aliento, mirándolo con curiosidad — Pero ¿qué pasa con ...?

— No me importa — murmuró con vehemencia, mirándola intensamente a los ojos. — Todo lo que me importa eres tú y no me importa quién lo sepa.

— Bueno, suerte entonces — Draco levantó la cabeza para ver al Longbottom junto a ellos, con una manta extendida en su mano — Porque creo que alguien parece tener una o dos cosas que decirte.

Longbottom hizo una seña detrás de él.

Draco tragó saliva.

Pansy Parkinson marchaba furiosa hacia la plataforma, su rostro más rojo que la cabeza de un Weasley en llamas en un caluroso día de verano.

Sintió que Aurora intentaba alejarse de él, pero apretó sus brazos alrededor de ella, sosteniéndola firmemente a su lado.

— ¿Tu y ella? — Pansy chilló, haciendo que Draco se estremeciera. Ella pisoteó la plataforma, su rostro se arrugó con fea ira mientras señalaba con un dedo amenazador a Aurora — ¿Me has dejado por eso?

— Pansy, tú y yo, nunca estuvimos juntos. ¡Todo estaba en tu cabeza! — Escupió Draco.

— ¡Es una maldita mitad Veela, Draco! Por supuesto que te gusta, es para lo que está hecha. ¡Nada más que una criatura para que tipos como tú se diviertan antes de conformarse con lo que es correcto!

— ¡Di eso de nuevo! — Rugió Cedric, ahora poniéndose de pie, su rostro casi enrojecido de rabia.

Pansy pareció momentáneamente desconcertada por el tamaño y la presencia de Cedric, pero pronto se recompuso.

— Los mestizos no pertenecen a nuestra sociedad — gruñó, dando un paso hacia Aurora — es una pena que no te hayas ahogado y te hayas unido a tu buena madre.

Draco juró que nunca golpearía a una mujer, pero a veces solo había que hacer excepciones.

Pansy aterrizó con fuerza en su trasero después de que Draco le hubiera dado un fuerte y feroz empujón en el pecho. La ira que había sentido se había desbordado, especialmente cuando la escuchó dar un pequeño grito por el comentario cruel que Pansy había hecho sobre su madre.

— Si la miras de la manera incorrecta de nuevo, y la próxima vez te mataré — Dijo Draco, temblando de furia absoluta, mientras tiraba de Aurora de manera protectora detrás de él.

Pansy se puso de pie, mirando a todos los que la miraban con disgusto.

— Como sea — espetó ella, arrugando su cara — No vengas llorando cuando te des cuenta del gran error que has cometido.

Escupió en el suelo a los pies de Aurora, antes de girarse y desaparecer en dirección al castillo.

— tal vez me equivoque contigo Malfoy —murmuró Cedric, asintiendo con la cabeza hacia Draco, con un destello de respeto en sus ojos.

Draco le devolvió un breve asentimiento antes de empujar a una Aurora temblorosa hacia su pecho.

— Gracias — la escuchó susurrar.

— Vamos — suspiró, besando la parte superior de la cabeza de ella, una sensación de felicidad extendiéndose a través de él — vamos a sacarte esta ropa mojada.