Estaba flotando.

—Rory, ¿estás escuchando?

Parpadeé. Cedric estaba agitando una mano frente a mi cara.

—Claro, lo siento - que estabas diciendo algo sobre el desayuno? —Dije, tropezando en mi cabeza, tratando de recordar de lo que Cedric había estado hablando exactamente. Estoy seguro de que había mencionado un huevo.

— ¡La pista!—Hizo un estribillo mientras yo bostezaba—Sigues dormida ¿Ese carruaje tuyo no es muy cómodo?

La verdad es que apenas había dormido. Draco y yo nos habíamos sentado en la Torre de Astronomía toda la noche, intercambiando besos y toques.

Ya habían pasado las dos de la mañana cuando Draco había insistido en llevarme de vuelta al carruaje mientras mi cabeza se mantenía dormida sobre su hombro.

—Me quedaría toda la noche aquí contigo si pudiera—me había asegurado a través de mis protestas—Pero mira, te estás congelando y necesitas dormir en una cama adecuada.

Era verdad, no estaba exactamente caliente en la Torre de Astronomía - e incluso con la chaqueta de Draco y la pequeña bola de fuego que había conjurado, mis dientes seguían parloteando furiosamente mientras nos acurrucábamos juntos.

Pero hoy era un nuevo día, y yo estaba sentada en la mesa de Hufflepuff mirando con ansiedad a los Slytherin, preguntándome si cierto chico rubio iba a hacer aparición.

Era la hora del almuerzo - todo el mundo había dormido en el desayuno debido a la recuperación del baile.

Fleur se había colado en el coche mucho después de que yo, despertándome mientras tropezaba y se reía en su camino a la cama. Mientras miraba por la ventana pude ver a un chico que ciertamente no se parecía a Roger Davies.

—Entonces, ¿qué decías del huevo?—Le pedí que se mantuviera alejado del tema de anoche antes de que Cedric hiciera preguntas incómodas—¿Pensé que ya habías descubierto cómo funciona?

—Sí, pero como iba diciendo, ¿crees que debería decírselo a Harry? Después de todo, me ayudó con la primera tarea.

Me encogí de hombros, mirando de nuevo a la mesa de Slytherin. Él todavía no estaba allí.

—Claro, sería bueno para devolver el favor—Murmuré distraídamente.

—Pero es hacer trampa, sin embargo—Cedric agonizó—y me preocupa que podría meterme en problemas.

Suspiré, volviendo mi atención completamente de nuevo a mi hermano. Cedric siempre fue muy apegado a las reglas.

—Harry no se metió en problemas por ayudarte —le aseguré—y esto no es exactamente lo mismo, no le estás diciendo lo que significa la pista - sólo cómo escucharlo.

—Si—Cedric asintió—si, tienes razón. iré a decírselo ahora.

Cedric se levantó y se acercó a la mesa de Gryffindor donde Harry estaba con Ron y Hermione, los tres con un aspecto bastante sombrío.

Sentí una punzada de culpa por haber abandonado a Harry la noche anterior, pero pronto se disipó cuando recordé lo vil que había sido con Draco.

—Pensé que nunca se iba a ir.

Mi corazón se aceleró ante la voz familiar. Miré sobre mi hombro para ver a Draco parado detrás de mí, sus ojos grises plateados brillando hacia abajo en el mío.

—¿De dónde vienes?—Pregunté, mirando perpleja a la mesa de Slytherin.

—Desayuné tarde—se rió—Te estaba esperando en la entrada del comedor, pero a juzgar por la cantidad de veces que sigues mirando a la mesa de Slytherin, supongo que también me has estado esperando.

Sentí calor subir instantáneamente a mis mejillas, maldiciéndome interiormente por ponerme tan fácilmente nerviosa a su alrededor.

—Sabes, tienes estos pequeños hoyuelos cuando te sonrojas—sonrió, haciendo que las llamas en mis mejillas se intensificaran.

—No me estoy ruborizando—dije, tratando de estabilizar mi corazón acelerado concentrándome en colocar mi cuchillo y tenedor cuidadosamente sobre mi plato vacío—Alguien debe haber encendido la calefacción.

Me encogí mientras soltaba una risa suave y palpitante—Claro, Aurora. Eso debe ser.

—¿Dijiste que me estabas esperando?—le recordé, tratando de cambiar de tema.

— ¿Sólo quería saber si te apetecía salir juntos?—Se encogió de hombros sin compromiso—¿Sabes, tal vez dar un paseo o algo así?

Mi corazón golpeó locamente en mi pecho. Draco me estaba pidiendo una cita. Y a pesar de lo que habíamos compartido la noche anterior, de repente estaba terriblemente nerviosa.

—Uh - sí, claro...—contesté, mirando con ansiedad en la dirección de Cedric, que todavía estaba hablando con Harry en la mesa de Gryffindor.

—¿Preocupada de que el hermano mayor no apruebe que salgas con un Malfoy?—Draco sonrió.

—No, en realidad—mentí—Acabo de notar que Pansy se dirige hacia aquí.

La cara de Draco se llenó de pánico mientras giraba, mirando temerosamente detrás de él.

Era mi turno de sonreír—Sabes, tienes esas lindas líneas de preocupación cada vez que estás aterrorizado de ser visto por cierta chica de catorce años.

Me puse de pie, viendo su cara inundada de alivio cuando se dio cuenta de que Pansy no  venía por ningún lado.

—Eso fue cruel —murmuró, siguiéndome fuera del pasillo.

—Valió la pena ver tu cara—sonreí—en serio, Draco, ¿no puedes decirle a Pansy que no estás interesada? ¿Realmente da tanto miedo?

— ¡Sí!—Siseó, mirando con cautela a una multitud de chicas Slytherin que acababan de subir por la escalera de la mazmorra —Me gustaría ver otro día... especialmente si estás en él.

Me detuve en seco, mirándolo. Mi corazón inmediatamente comenzó a latir contra mi caja torácica.

—Eso fue dulce—dije, mi respiración se aceleró bajo su intensa y ardiente mirada.

El aire cargado de electricidad.

De repente quise tocarlo, abrazarlo, pasar mis dedos por sus labios...

—Es verdad, Aurora—murmuró suavemente, inclinándose y extendiendo una mano para rozar suavemente la parte posterior de sus dedos por mi mejilla— No podía esperar a verte hoy. Y ya no puedo esperar a verte de nuevo mañana.

Me derretí bajo su toque, suspirando mientras mi cuerpo cantaba para él. Cada centímetro de mi hormigueo de anhelo y deseo de él.

No podía hablar, en cambio le permití tomar mi mano para llevarme lejos del comedor y subir la escalera de mármol.

—¿A dónde vamos? —Pregunté sin aliento

—En algún lugar donde podamos estar solos—gruñó, agarrando mi mano fuertemente en la suya.

Se detuvo de repente, empujando una puerta a nuestra derecha, y me tiró a través de ella antes de cerrarla de golpe.

—¿Qué es-

Pero nunca llegué a terminar mi frase, Draco me tiró a él, conectando sus labios de inmediato a Los míos. Sus manos estaban en mi cabello, en mi espalda; acariciando, manoseando cada parte de mí.

nuestro beso se intensificaba, nuestros labios atacando al otro, nuestras lenguas queriendo entrar en la acción mientras sus puntas se lanzaban vacilantes una contra la otra.

No tuve que pensar como mi cuerpo respondió naturalmente a él, como si hubiera sido hecho y diseñado especialmente para este mismo momento, especialmente para Draco.

Nos separamos, jadeando, presionando nuestras frentes mientras intentábamos estabilizar nuestra respiración. El brazo de Draco se apretó alrededor de mi cintura, mirándome mientras acariciaba tiernamente mi mejilla con su pulgar.

—Lo siento—murmuró bruscamente—eso es todo en lo que he estado pensando desde el momento en que te dejé anoche.

— Yo también—confesé, riendo suavemente mientras me derretía en sus brazos.

Pasamos el resto de la tarde en ese aula vacía. Besos, toques, hablando, riendo.

Regresamos al día siguiente, y al día siguiente - sentados el resto de las fiestas de Navidad juntos. Todos los pensamientos del mundo fuera de nuestro escondite temporal se olvidaron de: Cedric, Pansy y el Torneo.

Draco y yo habíamos creado nuestro pequeño mundo, Uno que contenía sólo a él y a mí,

y era perfecto.