─ Jungkook─ dijo una voz bastante familiar a mis espaldas, volteé lentamente y pude ver a Jimin trotando hacía mi
─ Hola Jiminnie, ¿cómo te encuentras?─ pregunté mirándolo con una leve sonrisa, podía ver algo en sus ojos, algo que pedía ayuda a gritos, podía sentir ese tortuoso silencio de un corazón hecho trizas.
Jimin se quedó de pie enfrente mío y pude ver sus ojos llenarse de lágrimas y el sentimiento vivido hace un año atrás se hizo presente, esos mismos iris llenos de lágrimas que vi en la oscuridad de aquella habitación, en la que sin ser consciente le susurré tu nombre y pude ver a Jimin demasiado confundido mientras me quitaba de encima suyo para luego preguntarme el por qué. Y si joder, sí, lo estaba follando mientras pensaba en ti, él no tenía que perdonarme, él tenía todo su derecho de odiarme, pero no lo hizo, se quedó ahí tratando de comprender ese incesto lleno de amor y pasión que me hacía perder la cordura.
─ Jungkook─dijo y antes que pueda reaccionar ya tenia sus suaves labios sobre los míos siguiendo un compás tembloroso acorde a los pequeños cristales frágiles y húmedos que descendían por sus mejillas, cerré los ojos y sentí un nudo en mi garganta, ese mismo que sentí cuando te observé besando a ese chico.