Eran alrededor de las ocho y media, estaba en mi escritorio jugando con mi celular haciendo algo no muy importante. En casa no se encontraba nadie por obvias razones, tú estabas en el trabajo y lo agradecía, no sabía si estaba preparado psicológicamente para volver a verte.
Decidí bajar a la cocina, sentir ese aire fresco, ese aire limpio me hizo sentir bien, agarré la cafetera e hice un poco de café, lo serví en una taza y me senté plácidamente en una silla. Me perdí en un punto fijo mientras tomaba mi café y un espantoso trueno me sacó de mi laberinto interno.
Mierda, susurré y dejé la taza sobre la mesa. Me encaminé nuevamente a mi habitación, abrí mi armario, saqué frazadas limpias y ordené mi cama para aplicarle un poco de perfume al final.
Opté por tomar una ducha caliente asi que saqué del armario ropa limpia y la dejé sobre la cama previamente acomodada.