chapter two.
━━ CAPÍTULO DOS
❝ NEW FRIENDS ❞
⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽ Rivera.
mi pulso se acelera al pasar en ese pasillo más de quince segundos los cuales son los que llevo esperando para que Osvaldo, el siguiente paciente que me toca, abra su puerta. siento que me está ignorando por el hecho de que oigo cómo su supuesta voz habla con alguien.
curiosa acerco mi oreja contra la puerta intentando entender qué o con quién habla, pero justo cuando entro en contacto con la madera, se abre la puerta. delante mío se encuentra un chico que seguramente tiene la misma edad que Rodrigo y su ropa parece sacada del mismo armario que el paciente anterior con la diferencia que éste trae unos lentes.
— ¿sí?— me atiende rascando una de sus mejillas y con una mirada triste.
trago saliva y agarro aire llenando mis pulmones para hablar con tranquilidad.
— soy ⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽, la ayudante del doctor.— no termino la frase porque me interrumpe abriendo su puerta todavía más.
— en ese caso, pasa pasa.— me dice con una pequeña sonrisa asomándose por sus labios.
le sonrío de vuelta tímida y entro, su habitación está mucho mejor que la de Rodrigo aunque el detalle que encuentro es extraño y bastante intimidante, el hecho que parece que aquí viven dos personas y no una. varias cosas me hacen pensar eso, los dos sillones que están uno al lado del otro con un cojín de flores o la taza en cada mesita de cada sillón.
no muy segura me siento en uno de esos asientos y justo cuando mi trasero toca ese cojín Osvaldo suelta un chillido. me levanto asustada creyendo que he hecho algo malo y el chico se sienta en el sillón del costado mirando en dirección donde me he sentado.
— lo siento Sally, ella no quería... lo siento Sally... ¡no! se arrepiente mucho, ¿verdad ⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽?— empieza a hablar solo y me mira nervioso.
ésta vez alzo ambas cejas y teniendo que apuntar eso agarro la carpeta entre mis manos y apunto el nombre con alguna descripción de la situación. de reojo puedo ver en letras grande el nombre de su enfermedad y entiendo de golpe su problema.
un poco incómoda me siento en una silla de madera que encuentro y me quedo observando a Osvaldo cómo habla con esa tal Sally creada por su imaginación, cruzo las piernas otra vez y relamo mis labios antes de hablar.
— ¿Osvaldo estás bien?
él esconde su rostro entre sus manos y suspira, nos quedamos en un silencio creado por mí para darle tiempo a que me responda. no mucho después niega con su cabeza con lentitud.
— ¿qué acaba de pasar?— pregunto intentando meterme en su cabeza para saber qué piensa él sobre su enfermedad.
Osvaldo deja ver su rostro con algunas lágrimas corriendo por su mejilla y absorbe su nariz rojiza.
— Sally me ha dicho "adiós" y ha desaparecido.
— ¿Sally no se despide de tí nunca?
— Sally me perseguía y me decía que era un pendejo, es la única que me entiende de verdad.— murmura cada vez más roto y apagado, con el corazón en un puño apunto lo que me va contando mientras aprieto mis labios—. pero ahora ella se ha ido para siempre.
— ¿y sabes por qué?— pregunto terminando de apuntar sus últimas palabras.
y oigo su risa.
— porque ahora tú eres mi nueva amiga.
levanto mi cabeza asombrada por su respuesta y reacción, me mira con una pequeña sonrisa tímida y la verdad me transmite algo de miedo. intento parecer normal y tomarme eso como algo bueno, tal vez esa Sally era un gran factor de su enfermedad y si se ha ido a lo mejor era una pequeña y rápida mejora.
— me alegra ser tu amiga Osvaldo.
él sonríe un poco más animado y yo calculando más o menos la hora por encima, me levanto recordando que aún tengo amigos suyos con los que hablar y tratar. Osvaldo no se opone en ningún momento y me alegra sentirlo un poco más abierto, me deja al lado de la puerta y sin ninguna razón aparente se niega a dar un paso afuera. así que se despide de mí y lo más antes posible cierra la puerta.
no me interpongo en su elección no obstante las actitudes de los chicos hacia el pasillo crea una incomodidad cada vez que quedo sola aquí, con un poco de rapidez me aproximo al siguiente paciente y una vez llego a su puerta no tardo en llamar.
reviso los archivos poniendo el informe correcto y tan solo al leer su nombre mentalmente la puerta es abierta, cuando alzo la mirada mis ojos son abiertos asombrados al ver al chico de mucho antes de conocer a Rodrigo, el pelinegro. éste tiene la misma reacción que yo y suspira.
— ya sabés la sorpresa.
— veo que no te alegra mucho.— murmuro queriendo recordar la enfermedad que padecía pero no conseguía descifrar cuál era ya que a primera vista parecía bastante saludable mentalmente.
— supongo que no me gusta que una piba como vos vaya a saber mis íntimos y duros problemas.— confiesa y se encoje de hombros quitando importancia pero en realidad se nota que sí le es importante, quedo confundida con las tres palabras "piba como vos" no obstante no me deja hablar más—. ven, pasá.
deja un hueco para dejarme paso y entro observando que ésta era una de las mejores habitaciones, hablando decorativamente y por el orden que se veía, no habían manchas, ni arañazos en ninguna parte, más cómoda que en las anteriores habitaciones. me siento en un sillón que hay e Iván hace lo mismo justo a mi lado.
siento que le gusta la cercanía pero para mí es un factor que me pone muy nerviosa así que le sonrío alejándome un poco de él.
— bienvenida a mi cárcel personal.— murmura con una sonrisa triste o más bien una mueca.
saco el lápiz y apunto cuatro primeras observaciones, como lo descontento que es Iván con las cosas a su alrededor. alzo la mirada y veo cómo se ha quedado mirando con los ojos fijos en algo aleatorio de forma pensativa.
— ¿pasa algo?
— nada de nada.— reacciona no mucho después y me mira para dejarme una sonrisa marcando dos hoyuelos en cada lado, voy a insistir más pero él ve mis intenciones y roza con sus dedos mi rodilla—. ¿empezamos?
es tan solo un gesto para llamar mi atención pero consigue que le sonría tímida y miro la carpeta asintiendo a su pregunta, pero tan solo al leer el nombre de su enfermedad mi cabeza se nubla por segundos y unas lágrimas pequeñas se posicionan en la parte inferior de mis ojos.
— ¿suicida?— mi voz tiembla por un momento pero consigo retener mis lágrimas acumuladas.
los tanto recuerdos de hace años golpean mi mente en flashbacks que llenan mi capacidad, nunca me atreví a dejar mi vida atrás pero una de mis mejores amigas sí. fue como si ella estuviera aquí todavía e Iván fuera ella.
miro desconcertada al rizado y él baja su cabeza con tristeza viendo cómo su respiración se empieza a agitar.
— es muy complicado ⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽.
— puedes confiar en mí.— prometo con una voz firme y una pequeña sonrisa.
Iván suspira sacando el oxígeno retenido por la tensa situación y antes de hablar pasa su mano por su pelo.
— lo admito, sí, sí intenté suicidarme dos veces. la primera fue tan solo por un subnormal que llevaba atormentándome durante todos los putos años en el instituto y la segunda... ya sabés, estrés, depresión y medicamentos en abundancia.
acaba de explicar y yo apunto pocas palabras ya que me asombra su historia y siendo sinceros no me termina de convencer. no lo conozco y es el primer día que hablo con él pero parece un chico amable, sereno y además atractivo.
¿qué cosa mala tiene para que haya pasado por bullying escolar?
— parece que te quedaste sin palabras.
parpadeo varias veces volviendo a centrarme en él e intento fingir una sonrisa de tranquilidad.
— tenías razón... es complicado.— digo creando contacto visual con sus bonitos ojos.
nos quedamos paralizados dejando que nuestros ojos no se dejen de mirar, es agradable el sentimiento que siento cuando Iván suelta una sonrisa floja justo antes de agarrar mi mano. muerdo mi labio inferior sin tener nada en contra de ese gesto y de repente su cuerpo se estira hacia delante dejándome sorprendida. quedo sin saber qué hacer pero algo pasa antes que nada.
suena mi móvil.
Iván deja una diminuta risa con un suspiro y se frena su paso hacia delante para retirarse, ruedo los ojos viendo el nombre de mi hermana iluminado en la pantalla.
— ¿qué quieres Samantha?
— ¿dónde estás, pendeja?— su voz chilla desde la otra línea cosa que me enfada.
— no chilles y estoy en mi nuevo edificio trabajando, ¿dónde crees que voy a estar Sammy?
— ¡sal de ahí ahora mismo! ¡es peligroso!— grita y entrecierro los ojos escuchando como su voz se distorsiona pareciéndose cada vez más a la de un chico pero supongo que es el teléfono.
— oye cálmate, estoy bien...
— ¡morirás! ¡sal ya!...— la línea se empieza a cortar y pitidos agudos se empiezan a escuchar.
— ¿Samantha?
y con un sonido misterioso al igual que tenebroso se corta la llamada, quito el móvil de mi oreja y observo la pantalla oscura durante un rato sin entender lo sucedido. quiero no preocuparme ya que mi hermana siempre ha sido muy fanática a las películas de terror y a programas sobre cosas paranormales. no obstante quiero llamar otra vez pero una voz robótica me informa que no hay señal.
— típico.— susurra Iván con un bufido al final y mira para otro lado.
— ¿el qué?— lo miro confundida.
— oh nada.— me mira con rapidez y sonríe, muy falso todo. lo fulmino con la mirada sin querer que me oculte nada más pero él ni nota mi intimidante mirada.
— tengo que irme, aún tengo trabajo.— me excuso levantándome de su sillón.
— claro, te dejo libre aunque dejame acompañarte hacia la puerta.
sonrío negando con la cabeza pareciéndome graciosa la manera con la que ha gesticulado esa frase, se levanta y caminamos en silencio hacia la puerta, la abre y me observa mientras paso hacia el otro lado. lo miro cómo me está mirando y no podemos evitar sonreír a la vez.
— nos vemos ⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽.— se despide con esa sonrisa ladeada.
asiento con la cabeza de arriba a abajo y tomándome por sorpresa Iván agarra mi mano y me hace girar como si bailáramos, río por esa tontería y cuando me quiero dar cuenta él deja un pequeño beso en los nudillos de mi mano.
pero esa bonita escena se estropea cuando de la coleta mal hecha que tenía siento un pequeño tirón que consigue hacerme soltar un gemido. giro mi cabeza buscando al culpable y al no encontrar a nadie quedo desesperada para llegar a alguna lógica.
— hey ⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽, estás pálida, ¿ocurre...?
— no nada, no pasa nada.— murmuro aunque más para tranquilizar a Iván, mientras me digo a mí misma que a lo mejor había sido mi imaginación y miro al chico de delante mío con una diminuta sonrisa—. ahora sí, tengo que irme.
— de acuerdo, nos vemos.— se despide volviendo a dedicarme una sonrisa y me guiña un ojo adentrándose en su habitación para acabar cerrando la puerta.
muerdo mi labio inferior intentando volver al trabajo cuando caigo en cuenta a dónde me tengo que dirigir ahora un miedo crece dentro de mí, recuerdo que el doctor me había prohibido ir allí pero la curiosidad crecía en mi interior por más que lo pensaba.
con poco valor agarro mi carpeta fuerte y camino hacia la habitación 307, era extraño pero cuando más me acerco a esa puerta una especie de energía se crea en mi cuerpo y sube por mis brazos. una vez delante de ella tomo el suficiente valor y doy dos ligeros golpes a la madera.
mis piernas flaquean cuando oigo sonidos misteriosos y a menudo que me desespero para que pase algo llamo más fuerte y consigo oír de fondo unas voces a lo lejos. suenan muy distorsionadas y el vello facial se me pone en punta, de reojo distingo un pequeño agujero amplio entre la base de la puerta y el suelo así que no tardo en arrodillarme para poder visualizar algo. la luz es nula y tan solo se aprecia un destello.
mi cuerpo queda paralizado al oír pasos de adentro que vienen hacia a mí pero no consigo verlos cosa que me crea inquietud. de repente una muñeca horripilante con la cara ensangrentada sin un ojo aparece justo delante mío.
con todos mis pulmones dejo un grito asustada y con el corazón a cien me levanto y corro hacia mi puerta, como puedo por el miedo y el temblor de mis manos meto la llave en la cerradura viendo cómo esa puerta se empieza a abrir lentamente.
entro a la habitación y no dudo en cerrar la puerta detrás de mí, me separo de ella intentando no perder el corazón que no deja de palpitar con demasiada rapidez. mis pulmones bajan y suben a la misma velocidad mientras intento analizar lo sucedido y tropiezo con mi cama terminando sentada encima de ella.
mi cabeza da vueltas a teorías posibles, algunas aceptables y otras que ni yo misma logro entender, como deseo que mi hermana se encontrara aquí. ella tenía más imaginación que yo y de seguro encontraría alguna teoría demasiado paranormal y yo me reiría dejando esto como una anécdota graciosa.
me quedo un rato mirando el techo pensando en todo, no obstante por el rabillo del ojo veo algo blanco saliendo debajo de la puerta, confundida me levanto y veo desde lejos que es una carta.
me levanto confundida y voy hacia ella con lentitud, ¿qué hacía eso ahí? y más importante ¿quién?
me apoyo en el escritorio y la despliego, se ve una letra difícil de poder leer aunque no tardo en poder descifrar qué decía.
"tienes que hacer caso a lo que te dicen, ángel, soy más poderoso de lo que crees.
pd: si te vuelvo a ver con Iván haré algo peor que tirarte del cabello."
fruncí el entrecejo asustada, mis manos empezaron a temblar y dejo caer la carta encima del escritorio empezando a sentirme observada por algo que mi cabeza no puede explicar.
pero que conseguiría saber.
2350 palabras.
[actualizado: 14/07/2023]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro