Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

chapter one.


━━ CAPÍTULO UNO.


PATIENTS

⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽ Rivera.


— ¡te he dicho que no! me da igual si fue con una o dos... voy a colgar.— amenazo hartandome ya de la actitud de ese subnormal y de como la poca cantidad de gente de esa zona me miraba extraño. levanto la mirada y justo cuando reconozco ese edificio, suspiro—. oye Rubén, olvídate de mí ¿sí?. adiós.

y cuelgo a ese chico, el cual es el culpable de por qué estoy aquí en este pueblo desconocido y aislado de mi ciudad para dar inicio a un nuevo trabajo de verano para nuevas experiencias como psiquiatra.

agarro más fuerte las maletas para entrar al edificio viejo a lo que parece mi nuevo hogar. tan solo al dar un paso hacia delante por mi cuerpo recorre un diminuto escalofrío de pies a cabeza que consigue dejarme inquieta. el recibidor parece antiguo a juzgar por esas paredes amarillentas y gastadas con olor a polvo. encima de la mesita que hay puesta se encuentra un pequeño timbre el cual no dudo en pulsar.

tras minutos esperando, detrás de unas cortinas azules aparece una chica joven con una melena castaña con una trenza de lado, la palidez de su cuerpo hace destacar sus mejillas en un tono rojo y unas ojeras azul claro.

— hola.— murmuro sonriendo sacando la parte amable de mi interior. la castaña alza su mirada y conecta sus ojos con los míos, he aquí mi segundo escalofrío—. sí, mira, soy la nueva psiquiatra en práctica del doctor Karl Jacobs.

la joven queda parpadeando durante segundos largos creando un ambiente rígido e incómodo.

— ¡claro, ⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽!— exclama de repente, quedo desconcertada al observar que sabe mi nombre pero le dí alguna razón lógica y le quité importancia al segundo—. aquí tienes tus llaves, querida.

le sonrío agradecida y mientras agarro ese metal sus dedos rozan con los míos sintiendo su temperatura tan baja en la que se encontraba. ella me mira por última vez antes de desaparecer por esas cortinas, intento analizar la situación aunque al cabo de unos segundos me encojo de hombros y me dispongo a subir las escaleras mientras observo el número de mi habitación.

307

resalta como el metal está bastante desgastado y el número es casi invisible. termino de subir esas escaleras chirriantes y cuando doy un paso hacia delante mi pie resbala con algo pegajoso del suelo, dandole un final doloroso a mi cuerpo siendo chocado contra esa madera sucia.

— la puta madre wey.— bufo maldiciendo e intento levantarme con un dolor ligero en mis antebrazos y rodillas.

de repente una presencia se posiciona delante mío.

— hola perdón, ¿se te ha perdido algo?— una voz gruesa cuestiona con cierta diversión.

me levanto rápidamente para ver a un chico de cabello oscuro y rizado, con una camiseta y unos pantalones negros.
uh, y yo sudando como un cerdo.

— ¿qué? no, no que va. estoy genial.— sonrío con un estúpido nerviosismo peculiar de mi carácter e intento parecer normal hacia ese chico, cosa imposible.

él me mira unos segundo sonriendo hasta que asiente alzando ambas manos y se retira bajando por las escaleras desapareciendo de mi campo de vista. sacudo mi ropa que había cogido polvo en la caída mientras voy caminando y me fijo en los números de los carteles en las paredes.

no mucho después encuentro la mía, 307. el estado de la puerta era sorprendente y unas cuantas quejas de creaban en mi mente mientras observaba con horror la madera con manchas rojas que dejaban un olor insoportable. con un poco de mal gusto meto la llave dentro de la cerradura, pero tan solo es introducida un golpe feroz rebota contra la puerta.

me retiro hacia atrás asustada y antes de que pasara algo más unos pasos corriendo llegando hacia mí.

— ¿qué crees que hacés boluda?— soltó con un tono enfurecido.

— ¿abrir mi habitación?— dije con cierto obvio. él me mira sin creerme y yo ruedo los ojos mostrándole la llave de mis manos—. la chica de recepción me entregó ésta llave con el número de mi habitación.

el pelinegro frunció el entrecejo.

— no hay ninguna chica en recepción.— susurra aún todavía más confuso que yo. cosa que entiendo menos aún, antes que entrara en una paranoia, recapacito y pienso que a lo mejor era una broma de bienvenida. de repente me arrebata la llave y analiza el objeto con detalle rozando sus dedos por él—. aquí dice 306, no 307.

ahora soy yo la que frunce el entrecejo y agarro la llave para ver que efectivamente en un tono más brillante el número indicado se ve a la perfección y no hay rastro del anterior. mi cabeza empieza a estar desorientada con todos los hechos sucedidos.

y como si no fuera poco, la puerta de delante nuestro empieza a temblar con sonidos demasiado extravagantes, cosa que consigue iniciar un miedo dentro de mí. miro al chico justo a mi lado y él antes de dirigirme la mirada hecha una mirada de odio hacia la puerta.

— vení rápido, la puta que te parió.

sin contestar nada él me arrastra hasta la puerta 306, mi supuesta correcta habitación y con rapidez abre la puerta con la mano temblando intentando insertar la llave dentro de la cerradura. una vez abierta me ayuda a meter las maletas sin entender nada, a continuación me empuja hacia dentro y cierra la puerta una vez él se encuentra conmigo.

observo por encima el sitio quedando con la conclusión rápida que era viejo aunque bien cuidado y todo en su sitio bien ordenado.

— siento tanto jaloneo.— se disculpó en un susurro y suspira. espero alguna razón y cuando observa mi habitación desinteresado sé que no me contará nada—. por cierto, ¿qué hacés aquí?

no puedo evitar soltar una pequeña risa, supongo que por la tensión del momento. no era muy buena en esas situaciones.

— soy ⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽ Rivera.— me presento y me cruzo de brazos, él me mira para más información—. vengo a trabajar de psiquiatra, ayudante del doctor Karl Jacobs. ¿te es conocido?

el pelinegro desvía su mirada hacia abajo y puedo sentir desde aquí lo tenso que se ha puesto.

— podría decir que conocidos.— murmuró frío y a decir verdad sin querer dar más información. luego suspira y me vuelve a dirigir la mirada con una sonrisa ladeada decorada con un hoyuelo—. creo que tengo que irme.

sin decir más se acerca a la puerta con paso lento.

— claro, adiós supongo.— balbuceo sin entender esa actitud.

cierra la puerta dejando un silencio tenebroso e incómodo en el ambiente. intentando pasar de esas cosas de película de miedo, suspiro y dejo caer mi chaqueta encima de la cama. en ella de reojo visualizo un papel, curiosa lo agarro sentándome en el colchón empezando a leer.
tan solo hay una corta introducción del doctor dándome la bienvenida y unas cuantas indicaciones.

━━━━━━━━━━━━━━━

× cuidar de sus pacientes que se alojan en su mismo edificio.
× tratarlos e intentar ayudarlos si es posible.
× no se tiene que hacer amiga de los pacientes, solo será su doctora por una temporada.
× tiene comida y todo para su necesidad en los cajones dentro del armario
× no entre en la habitación 307 sin permiso de mis pacientes.

━━━━━━━━━━━━━━━


la última normativa consigue crear una curiosidad en mí aunque decido no poner importancia a un pequeño detalle que a lo mejor con el tiempo termino entendiendo. asi que después de dejar el papel encima de un pequeño escritorio que me encuentro, busco los archivos sobre los pacientes y no tardo en encontrarlos dentro de un cajón.

━━━━━━━━━━━━━━━

"nombre de los pacientes - enfermedad - número de habitación"

Rodrigo Carrera: transtorno de pánico - 304

Osvaldo Palacio: esquizofrenia - 303

Iván Buhajeruk: comportamiento suicida - 302

Alexis Maldonado - 307

━━━━━━━━━━━━━━━

no consigo leer el final del último paciente por una mancha de sangre que se encuentra encima de su enfermedad, no tardo en entender que esa es la habitación misteriosa y como si fuera automático un escalofrío recorrió mi cuerpo.

suspiro cansada y cojo fuerza para ir a ver a los pacientes.
agarro las llaves más los archivos y salgo de la habitación, no hay nadie en el pasillo y el silencio reina el lugar. parece una película de miedo.

con pasos lentos y temerosos voy directa hacia la siguiente habitación perteneciente a un tal Rodrigo, una vez me encuentro delante de su puerta llamo con los nudillos sintiendo la tensión del momento. una voz desde adentro un poco quebrada pregunta por mi identidad y no entiendo el miedo que transmite con esas palabras.

— soy ⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽, tu nueva psiquiatra.— respondo posando una mano encima de esa madera gastada.

la puerta se abre poco a poco dejando ver a un chico joven ojiverde y el cabello todo alborotado, ropa bastante sucia y por algunos lados rota. levanto la mirada a su rostro y contiene una sonrisa de oreja a oreja.

— ¡hola! entra entra.— dice alegre.

alzo una ceja sin entender su actitud inesperada aunque le agradezco su amabilidad y entro, mi pelo facial se pone de punta tan solo al ver semejante desastre de habitación. el papel de las paredes todo destruido con manchas extrañas y marcas de manos, la oscuridad reina bastante y una pequeña luz solar se cuela por esa ventana con la persiana rota.

— ¿qué mirás tanto?— pregunta con cierto temor, giro mi cabeza viendo cómo ahora su sonrisa se torcía y mostraba inseguridad.

— nada.— digo pareciendo desinteresada y un poco indecisa.

me siento en un sillón que tiene y él hace lo mismo con una silla de madera que se sitúa delante mío, el ambiente queda en un silencio y por mi cabeza pasa la idea de conocer aunque sea un poco a ese paciente para poder entablar una buena relación.

— oye Rodrigo, ¿por qué no me dices cuántos años tienes?— cuestiono cruzando mis piernas una encima de otra y sonrío intentando transmitirle confianza. no conozco específicamente qué tipo de transtorno padece.

el despeinado se queda quieto como pensando profundamente en la pregunta hasta que suspira sin sacar aire por la boca.

— supongo que veintidós años.— murmura y se encoge de hombros. parpadeo varias veces sin entender cómo era eso posible—. me temo que no lo sé ⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽, llevo mucho tiempo encerrado aquí y podríamos decir que solo tengo compañía.

mientras habla apunto algunas cosas que recién dice hasta que termina de hablar.

— ¿compañía?— pregunto dando ligeros golpes con el lápiz contra mi carpeta.

— mis amigos, supongo que tus "pacientes" restantes.— cuando dice la penúltima palabra da a entender que no le gustaba la palabra "pacientes" para sus amigos cosa que puedo entender.

asiento y bajo la cabeza para intentar encontrar otra cosa de que hablar, su enfermedad parece una buena idea la verdad.

— así que Rodrigo.— murmuro llamando su atención—. ¿qué me podrías contar de tu enfermedad? ¿qué significa? por ejemplo.

puedo notar que el ambiente se tensa y hasta se puede cortar con un cuchillo.

— q-quiere decir que...— titubea y carraspea su garganta muy nervioso, de repente levanta sus ojos sintiendo ese miedo en ellos—. me prometés una cosa antes ⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽, por favor.

— ¿qué cosa?

— que no vas a huir de mí.— contesta y su rostro se vuelve serio.

sus palabras quedan en el aire y siento una presión en el pecho, sus ojos quedan fijados encima mío y consigue que me mueva en el sillón incómoda. quedo sin saber qué responder hasta que suspiro teniendo alguna idea de qué contestar.

— claro supongo.— al decir esas palabras me aferro a la carpeta con mi mano sintiendo como si arriesgara mi vida.

me mira por unos segundo y baja su cabeza suspirando fregando sus manos muy nervioso.

— mi problema es que tengo repentinas sensaciones de terror... sin motivo aparente.— murmura un poco confundido con sus palabras y observa a su alrededor con las manos temblando.

me relaja bastante que sea conciente de su estado mental aunque muy dentro mío siento que lo que le asusta no es su enfermedad sino que otra cosa. tal vez dentro de su mente ha creado una realidad diferente a la nuestra o se siente amenazado constantemente con cosas imaginarias.

termino de apuntar todo lo que pienso y me ha dicho Rodrigo, alzo la mirada viendo al chico y me levanto echándole una sonrisa.

— Rodrigo debería irme a hablar con tus amigos.

— ¿a todos?— de repente se levanta de su asiento y sus ojos son abiertos como dos platos, confundida asiento y después Rodrigo sonríe con nerviosismo—. oh claro, que tonto soy porque son tres más, ¿verdad?

alzo una ceja mientras el pasa su mano por su pelo mientras me preguntaba eso.

— sí, cuatro.

— obvio, claro.— dice y se acerca a mí acompañándome hacia la puerta. sigo confundida con su nueva actitud hasta que me interrumpe antes de cualquier pregunta que pueda hacer—. oye ⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽⎽, esta noche estaremos yo y los otros dos pibes en una de sus habitaciones.

fruncí el entrecejo viendo que en su número falta un chico más.

— ¿no son cuatr...?

— ¿querés venir?— dice con rapidez abriendo la puerta mostrándome una sonrisa, otra vez nerviosa.

en conclusión siento y entiendo que aún no tengo que saber todo lo que ocurría por este edificio así que suspiro rendida a estarme callada y no hacer preguntas extras. sonrío a Rodrigo y me encojo de hombros.

— claro, estaría bien hablar los cuatro juntos.

él sonríe dándome la razón y justo cuando voy a salir él se posiciona delante mío vigilando por los lados del pasillo, quedo desconcertada por ese gesto y paso por debajo de su brazo apoyado en la pared para mirarlo a la cara.

— ¿ocurre algo aquí afuera?— cuestiono intentando sonar divertida pero mi preocupación se mostraba demasiado.

Rodrigo me miró dejando de ver el lado izquierdo y dirigiéndose a mi habitación, volvió a poner esa sonrisa con un nerviosismo notorio.

— no, para nada.— miente inseguro de sus palabras y da unos pasos hacia atrás adentrándose a su habitación—. que te vaya bien con el siguiente, nos vemos en la noche.

sonrío con cierta curiosidad por lo que esconde pero me despido de él preparada para hablar con los otros dos chicos y llegar a entender el asunto aquí.


2344 palabras.
[actualizado 14/07/2023]

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro