𝟎𝟐. like a teenager
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⠀ 𝟎𝟐. CAPÍTULO DOS . . .
❛ actuando como un puto
adolescente ❜
Después de la secundaria, mi intención era ir a alguna universidad de Carolina del Norte. Mi padre planeaba que fuera a Harvard pero claramente con mis notas eso no iba a ser posible en absoluto. Y no es que fuera mal estudiante o no fuera inteligente, pero no podía concentrarme con facilidad en clases y mucho menos con mis amigos, quienes hacían cada tontería cada que era posible. Y mis notas tampoco estaban, por así decirlo, a la altura de solicitud una matrícula para aquellas prestigiosas universidades.
En mi último año de secundaria, una carta llegó al buzón de casa, había sido aceptado en la universidad de Carolina del Norte. La noticia puso feliz a mi madre, que siendo sincero, siempre se alegraba por la más mínima cosa. Mi padre nunca supo de aquello, o al menos, de mi parte nunca se lo dije, mi madre fue la encargada de aquello y aún recuerdo sus palabras, y también las de mi padre que escuchaba mínimamente.
"—Sí, aceptaron a Drew en la universidad de Carolina del Norte —exclamó, anunciándole a mi padre de mi ingreso—. Sería increíble si pudieras estar aquí.
—Sabes que no puedo —respondió de manera lenta—. Estoy con Margaret en una cena. Debo colgar, Cynthia.
Sonó el teléfono indicando que la llamada había finalizado y el silencio envolvió la cocina. Cerré mi puño con rabia, me parecía increíble que de su boca no hubiera salido ni siquiera un "Felicitaciones", si no, solamente anunció sobre su cena y colgó.
—Drew, hijo —me llamó mi madre pero simplemente la ignoré, le había repetido mil y una vez que era un caso perdido llamarlo, pero aún así, lo había hecho.
—No te molestes, mamá. Te dije que era un error, te dije que no quería escucharlo."
Ese momento había quedado grabado en mi mente, y luego de esta situación, nunca más lo volví a ver. Sabía que mi madre hablaba con él por llamadas cada semana, pero solo le contaba mi vida en pequeños fragmentos, como sí realmente le interesaría mi vida. Al parecer, hace unos meses, se había interesado en su hijo y quería verme, claramente me negaba cada vez que mi madre hablaba sobre esa estúpida idea.
Tampoco lo extrañaba o extrañaba los momentos en "familia" que teníamos, que siempre se volvían momentos incomodos debido a las actitudes de mi padre. Recuerdo que mi madre no solía hablar demasiado cuando mi padre estaba presente. Se volvía una mujer reservada ante su presencia. De hecho, muchas veces pensé que le gustaba verme angustiado cuando me incomodaba con las conversaciones de mi papá, aunque ella fuera una mujer dulce y bondadosa.
Otra de las razones por las que no me gustaba estar junto a mi padre, era que durante sus escasas estadías en casa, intentaba mordarme a su imagen y personalidad, siempre tenía su típica frase de "debes ser así y verás como vas a imponer respeto". Puesto a que yo me había criado sin su presencia, no podía imponer mucho sobre mí ya que, siempre terminaba haciendo caso a mi madre.
En fin, volviendo al tema inicial. Había sido aceptado en la universidad de Carolina del Norte, y allí fue donde estudié periodismo, tampoco era mi vocación o algo que ame con el alma. Pero no podía exigirme más. Estudié cinco años donde junto a sudor y llantos, logré recibir mi titulo.
Desde ese momento, pensé que sería una buena idea presentarme a trabajar en la empresa del periódico en Beaufort, y por decirlo de buena manera, fue la peor decisión, porque si yo lo dijera con mis palabras, diría en resumidas cuentas que es una verdadera mierda trabajar aquí. Seguramente pensaran que soy un periodista a cargo de las mejores noticias en el periódico o que pienso en maneras de hacer más interesantes las noticias. Pues no, aunque, en un comienzo si fue así.
Estaba a cargo de las noticias de tragedias de Beaufort y sus alrededores, la verdad, hacía muy buenos artículos o al menos, eso pensaba yo, hasta el día en que Clay Gephardt llegó y resultó ser mejor que yo.
No puedo negar que en ese momento, me hirvió la sangre y tuve ganas de pegarle un fuerte puñetazo en su rostro pero, al fin y al cabo, el no tenía la culpa de ser mejor que yo.
En cambio, simplemente me sentí como en mi infancia, cuando resultaba ser bueno en algo pero luego acontecía ser que Eric, quien era mi mejor amigo, era el doble de mejor que yo. Pasé la mayoría de mi infancia en sus sombras y, aunque yo tuviera más dinero que él y fuera del color de piel que se consideraba "privilegiado" en aquellos años, él siempre fue mejor que yo. Muchas veces llegué a sentirme inferior a su lado pero esas palabras nunca salieron por mi boca, simplemente se quedaron en mi mente guardadas solamente para mí.
Y lo peor no fue eso, si no fue cuando, me bajaron de mi puesto y me convertí en aquellos que organizan las noticias, aquellos que ordenan donde irá cada parte de la noticia. Tampoco era un mal puesto pero comparado al anterior, si que era una mierda. Hasta había veces en que el repartidor se enfermaba y tenía que ser yo, quien repartiera los periódicos ¡Eso sí que era una mierda!
—¿Recuerdas secundaria, Drew? —preguntó Eric, sacándome de mis pensamientos y devolviéndome a la realidad en la que estaba. Mi mirada recorrió el lugar, notando la poca luz que había y el murmullo de las voces familiares de mis amigos.
Nos encontrábamos en la secundaria de Beaufort, hacía años que no la visitaba y todo parecía estar igual, le dí un trago a mi cerveza mientras asentía a la pregunta de mi amigo. Estábamos todos, todo mi grupo de amigos quienes también eran mis compañeros de trabajo.
—¿Recuerdan que la chica del sueter desapareció casi por un año? —Dean, otro de mis amigos, soltó una carcajada limpia. Lo que había dicho era verdad, durante nuestro ultimo año de secundaria, Jamie había desaparecido por completo, siquiera había rastro de ella, era como si la tierra se la hubiera tragado.
—¡Sí, amigo! Dios, esa chica si que es rara —Eric parloteaba mientras bebía cada vez más, giré los ojos al notar como el alcohol comenzaba a hacer efecto en su cuerpo.
Bebí otro corto trago de mi botella mientras observaba a mi alrededor, estaba oscuro, solamente la luz de la luna iluminaba la cancha de basquetbol de la secundaria, y también unas velas que había traído Tracie, pero su luz era mínima. Suspiré pesadamente mientras pensaba en como escapar de allí.
—Esto está aburrido, ¿no? —las palabras de Belinda me interrumpieron mis pensamientos, se había ubicado a mi lado mientras mantenía una coqueta sonrisa en su rostro, sabía lo que intentaba hacer—. Mis padres han ido de viaje, si quieres podemos ir a casa.
Solté una pequeña risa ante sus palabras, negué con la cabeza y mis ojos fueron directamente hacía la vela que estaba prendida en el suelo.
—Será divertido —aseguró.
—He dicho que no, Belinda —respondí con dureza y escuche como suspiró pesadamente, me giré para mirar su rostro—. Hemos terminado, por si lo olvidas.
—Vamos, ha sido una estupidez —refunfuñó y casi quise reirme en su cara, pero me aguanté las ganas de hacerlo.
—¿Besarte con Clay ha sido una estupidez? —la miraba atentamente a sus ojos, sin embargo, quitó la vista con rapidez. Mi voz había salido con un tono menor, debido a que, el queridísimo Clay, también se encontraba allí, intentando encajar en nuestro grupo.
—Te dije que debias superar eso, Drew.
—No digas más estupideces, Belinda, haces que me duela la cabeza con tu voz chillona —mentí, sabía que aquello le molestaría.
—Eres un estúpido, Andrew, lo digo en ser...
—Vamos, chicos, Clay se unirá oficialmente al grupo —rió Dean, mientras interrumpía a Belinda, cosa que realmente agradecí.
Tomé un último trago de mi cerveza antes de lanzarla al suelo y seguir a los chicos quienes iban haciendo bromas a Clay. Ninguno de ellos sabía lo que había sucedido entre Belinda y Clay, y deseaba que nunca lo supieran, simplemente me haría quedar como un gran estúpido, eso era lo ultimo que quería.
Subí a mi coche sin decir alguna palabra, sabía perfectamente a donde nos dirigíamos, Dean haría su estúpida prueba para ver si Clay no era un cobarde, tal y como lo haría un estúpido adolescente, pero no podía negar la idea de ver al rubio nervioso mientras piensa si es una buena idea o no. A veces pensaba que Dean nunca había llegado a madurar, se comportaba como un niño, como un puto niño pequeño.
Giré el volante hacía la derecha, el camino no era largo, la fabrica de cemento de Beaufort se encontraba a las afueras del pueblo pero al ser un pueblito pequeño, todo quedaba extremadamente cerca. Subí el volumen de la radio del coche, siendo sincero, a un volumen exagerado pero simplemente no me importó, comencé a tararear la canción que sonaba mientras miraba a mi izquierda, las luces de la gran casa estaban encendidas y observé una silueta delgada, Jamie Sullivan.
Mi mirada volvió al frente para ahora girar hacía la izquierda, aceleré mientras una sonrisa se dibujaba en mi cara, amaba la velocidad y más cuando el viento chocaba con mi rostro, era una sensación que todos debían vivir aunque sea una vez en sus vidas. Por ultima vez, giré a mi derecha y estacioné el choche junto a los de mis amigos. La fuerte música paró y pude escuchar sus voces.
—Bien —hablé con voz firme, mientras bajaba del coche—. ¿Alguien tiene una cerveza?
—Nos las terminamos en la secundaria —Tracie me respondió mientras besaba a Dean—. Además ya bebiste demasiado.
Reí mientras chocaba las palmas con Dean.
—Yo tengo una —Belinda se acercó a mí con una sonrisa y una botella en mi mano, colocó la cerveza en mi pecho mientras me miraba fijamente a los ojos—. No está fría, pero es tuya si la quieres.
—Sí, solamente tienes que ir a su casa y metérsela —Eric le dio una sonrisa fingida a la pelirroja y mi sonrisa aumentó.
—Eres un idiota, Eric.
—Gracias, no hay de que —le respondió sarcástico con una gran sonrisa.
—Esto será genial, amigo —Walker se unió a nuestra conversación mientras abrazaba por detrás a Belinda.
—Me alegro haber recordado esto —Dean dejó de besar a Tracie y nos observó con una sonrisa.
—Son unos animales —su novia le respondió a la vez, que ponía sus manos en su pecho—. Solo porque es un estúpido...
—¡Hey! —gritó Dean—. No has parado de decir tonterías toda la noche. ¿Por qué no te callas de una vez? —se alejó un poco y le dio un pequeño empujón.
Me acerqué a su lado, intentando hacer que se calme.
—Sabes como es esto. Nadie está obligado a venir —le dije a Tracie de buena manera.
—Pero si no viene, quiero regresar a tomar cerveza.
—Belinda, tengo una idea. ¿Por qué no vuelves a tomar cervezas sola? —respondió Dean y giré los ojos nuevamente, se estaba comportando como un idiota.
El auto de Clay Gephardt se acercaba a una velocidad extremadamente lenta, solté una risa mientras me apoyaba en mi coche junto a Dean.
—¡Llegó! Está aquí —Dean comenzó a reirse como loco mientras juntaba su frente y la mía, reí ante su acción—. Llegas tarde, creí que... —le habló a Gephardt mientras bajaba de su coche.
—Al parecer, su coche no tiene acelerador —bromeé interrumpiendo a Dean, soltó una carcajada y chocamos nuestras palmas.
—La próxima no llegues tarde —le advirtió amenazante—. Si es que hay una próxima vez —comencé a reírme ante las palabras de mi amigo, todos comenzamos a caminar rodeando el pequeño lago que había frente a la fabrica de cemento de Beaufort, mientras todos caminaban velozmente, yo me quedé al ultimo junto a Clay.
—¿Siempre es así?
—Siempre, hombre. ¿Qué opinas? —respondí su pregunta a la vez que pasaba mi brazo por su hombro—. ¿Listo para volar?
Adelante mi paso sin esperar respuesta alguna, observé las instalaciones de construcción que habían allí junto al lago a una altura bastante alta.
—Esto es lo que harás —comenzó a explicar Dean cuando todos estábamos juntos—. Desde saltar desde allí arriba —apuntó a los andamios—. Y debes llegar aquí —bajó su mano y ahora apuntaba hacía el lago—. Eso es todo. Y serás uno de nosotros, ¿bien?
Me quité mi chaqueta mientras escuchaba las explicaciones de Dean, Clay observaba con inseguridad hasta que preguntó.
—¿Es seguro?
—Es muy fácil, amigo —hablé mientras me quitaba los pantalones y quedaba en ropa interior—. Además, me lanzaré contigo —aseguré con una sonrisa.
Clay miraba desconfiado los andamios, observé con atención como mordía su labio con algo de miedo en sus ojos.
—¿Qué tan profundo es? —Dios, sus preguntas me estaban volviendo loco.
—No lo sé —levanté mis hombros, desinteresado—. Vamos a averiguarlo.
Comenzó a sacarse su ropa y sonreí ampliamente ante su acción, golpee su hombro y caminé hacía los andamios. Comencé a escalar en ellos, hasta llegar a la parte más alta, demonios, si que era aterrador estar allí de noche. El rubio había llegado a mi lado y su mirada aún transmitía demasiada desconfianza, sin embargo, le sonreí intentando calmarlo.
—¿Ya has hecho esto?
—Sí, todos lo hemos hecho —una gran mentira de mi parte, los únicos que nos habíamos animado eramos Dean y yo, los demás nunca en su vida habían saltado desde esta altura.
—¡Espero que hayas desayunado bien! —gritó Eric riendo a carcajadas—. ¿Lo piensan hacer esta noche o...?
—A la cuenta de tres —indiqué, mientras apoyaba mi mano en su hombro como señal de apoyo—. Uno... Dos... ¡Tres!
Fingí impulsarme para caer, pero todo estaba perfectamente planeado. El único que cayó desde la altura de los andamios —que era aproximadamente unos cinco metros— fue el idiota de Clay. Su cuerpo cayó a una velocidad impresionante y no pude evitar reírme a carcajadas. Golpeó el agua lanzando a todas partes, escuchaba los gritos y risas de mis amigos pero todo se había convertido en silencio cuando el cuerpo del rubio salió flotando en el lago.
—¡Dios mío! —Tracie fue la primera en reaccionar.
—Está herido —Belinda nos indicó a todos mientras su voz comenzaba a sonar más desesperada—. ¡Drew, está herido!
Todos los gritos retumbaban en mi cabeza ¡Mierda! Bajé rápidamente de los andamios y corrí hacía el lago, sin pensarlo, me lancé para llegar al cuerpo de Clay.
—¡Dean eres un idiota! ¡Te dije que era una mala idea! ¡Actúas como un maldito adolescente! —los gritos de Tracie comenzaba a desesperarme, mi vista se nubló en cuanto tuve contacto con el agua. Sin embargo, nadé hacía el cuerpo de Clay.
—¿Está muerto? ¿Que vamos a hacer? —las preguntas de Belinda provocaron que mi respiración se agite. No podía estar muerto, no.
Tomé su cuerpo inconsciente y con toda la fuerza que pude, comencé a nadar hacía la orilla, todo se había convertido en una mierda.
—Hay una tubería ahí. Debió haberse golpeado —les informé con la voz entrecortada—. ¡Vamos, sáquenlo del agua! —grité en cuanto llegué a su lado. Intentaron tomar su cuerpo pero fue en vano, había caído nuevamente al agua.
—¿Quién está ahí? —escuché una voz completamente desconocida y mi corazón se agitó. Estábamos jodidos.
—¡Vámonos, Tracie! —Dean tomó la mano de la morena y comenzaron a correr hacía los coches. Maldito idiota.
—Hay unos intrusos —el guardia habló por su radio y mi desesperación aumentó—. Necesitamos una patrulla aquí.
—¡Eric! ¡Cuidado con su cabeza! —grité al observar que solamente quedaba él ya que, Belinda y Walker habían huido. Con ayuda del moreno, pudimos sacar el cuerpo de Clay. Sin embargo, en cuanto su cuerpo estuvo fuera del agua, Eric corrió—. Tranquilo, calma. Carajo. Lo siento, amigo —le hablé al rubio quien jadeaba de dolor y su rostro estaba cubierto de sangre, para luego ponerme de pie, tomar mi ropa y correr hacía mi coche.
Todos habían huido, todos menos yo. Esto debía ser una pesadilla. En cuanto llegué a mi coche, lancé mi ropa hacía el asiento del copiloto y subí con rapidez para escapar. Las sirenas de la policía se escuchaban aún más cerca pero aceleré dándole la vuelta al coche. La música de la radio sonaba a un volumen exagerado pero no le tomé atención. Debía escapar.
—¡Maldita sea! —grité, girando el volante al ver a la patrulla en mi dirección, en una excelente maniobra pude esquivarlos pero ahora sus ojos estaban en mí y comenzaban a seguirme—. Maldición —observé a mi lado y allí estaba el coche de policías, justo a mi lado.
Giré el manubrio pero fue en vano, lo único que logré fue chocar con unos contenedores de basura y golpearme en mi frente con el volante. Jadee de dolor y me retorcí en mi asiento.
—Las manos sobre el volante —la dura voz del policía hizo que cerrara los ojos con fuerzas, mientras la luz de su linterna me atormentaba. Hice caso a sus indicaciones y suspiré—. Estás en graves problemas, Drew.
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