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Capítulo 4: El Guerrero de Plata


Abrió los ojos al sentirse renovado o posiblemente había sido únicamente porque no dormía durante períodos tan largos de tiempo. Sonic revisó las heridas de su brazo para ver una mejora significativa, después de todo su cuerpo sanaba más rápido que cualquiera de la villa, a excepción de Shadow. Estiró sus músculos, que si bien torpes aún por las heridas de su última batalla, ya parecían funcionar con normalidad. Observó fuera de la pequeña ventana de su habitación y así observar las estrellas alumbrar el firmamento.

–No recuerdo cuándo fue la última vez que dormí más de dos horas seguidas...– se dijo a sí mismo con nostalgia. –En fin, supongo que bien puedo aprovechar estas nuevas energías y cuidar la entrada principal

Caminó por la villa en dirección a la entrada principal, si bien no podría moverse con agilidad, su mente y visión estaba más aguda que nunca. Al llegar encontró a Knuckles, quien yacía viendo fijamente el horizonte, con una expresión seria y consternada, muy poco usual en él; a su lado se encontraba Rouge, provocando que Sonic frunciera el ceño. Rouge sabía perfectamente que no podía estar con Knuckles cuando él estaba en guardia.

–No te preocupes, estarán bien– murmuró la murciélago. Knuckles la vio de reojo para bufar molesto por el engaño. –Sabes que es lo mejor, tú sabes que ya han pasado varios años desde la guerra... es hora de un cambio de vida.

Knuckles cerró sus ojos con pesadez sabiendo que ella tenía razón. Extrañaba tanto sentir la brisa de los árboles, escuchar el bello sonido del agua correr, sentir el aroma de las flores... vivir en paz sin miedo a morir mañana, tan sólo por eso, valdría la pena. –Sabes que está prohibido que estés aquí– escuchó decir, saliendo de cualquiera pensamiento previó. Knuckles volteó rápidamente y ver como el erizo azul caminaba hacia ellos con aquel ceño fruncido al distinguir a Rouge con él, provocando que un escalofrío recorriera su cuerpo.

–S-Sonic...– tartamudeó el equidna por la indeseada visita –¿Qué haces aquí?

–Pues, pensaba acompañarte un poco– respondió parando enfrente de su amigo –¿Algún problema?

–¡No!– respondió el equidna rápidamente –Es decir, ¿No deberías de descansar?

–Estoy bien, además, ya no tengo sueño– explicó con una sonrisa, para luego fijar su mirada a la chica murciélago –¿Y tú no deberías de estar descansando?– preguntó arqueando una ceja.

–Sí, tienes razón– asintió Rouge rápidamente –Una dama no ha de perderse su sueño de belleza. Hasta luego.

Rouge estiró sus alas y alzó el vuelo, y así huir de lo que sabía se volvería problema con el erizo azul. Vio una última vez al equidna, quien en su mirada parecía rondar un sentimiento de ira contenida, es posible que quisiera que se quedara, pues al final de cuentas había sido culpa de ella que ellos se hubieran ido y ahora que él tuviera que mentirle a Sonic para encubrirlos. Rouge se disculpó con una mirada culposa y voló de regresó a la villa.

–Aún creo que deberías de recostarte– insistió el equidna –Al menos hasta mañana, ya sabes por tus heridas y eso.

–¡Nah!, Eso es muy aburrido, además, prefiero quedarme aquí y vigilar la entrada– dijo viendo hacia el horizonte con una media sonrisa.

–"Maldita sea..."

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La observó fijamente, mientras sus armas yacían apuntándole directamente. La felina tenía unos ojos color miel y su pelaje era de color lila. Por sus ropas sucias y de camuflaje era más que notorio que ella pertenecía a la resistencia y eso significaba sólo una cosa, era una enemiga potencial, debía de eliminarla o podría poner en peligro su tesoro.

–¡Al suelo!– ordenó la felina acercándose lentamente y apuntándole al pecho.

–¿O qué?– inquirió con sarcasmo el erizo, arqueando una ceja en señal de burla.

–O tendré que manchar estos verdes pastos con la sangre de un asqueroso traidor– respondió Blaze molesta, quitando el seguro de sus armas y provocando que un *Click* se escuchara resonar por el pequeño jardín.

–Inténtalo...– retó con una mirada desafiante.

Blaze gruñó ante su comentario  molesta. No podía dispararle, el ruido de su arma causaría que los cuarteles de Eggman se cerraran al instante y que ella no pudiera ver la luz del día nunca más; debía de irse de ahí así como había entrado, en silencio. Colocó el seguro nuevamente el seguro en ambas armas para luego colocarlas a sus costados velozmente. Debería de eliminarlo a la manera antigua, con una pelea cuerpo a cuerpo.

Silver la vio guardar sus armas con una velocidad inimaginable para luego verla contraatacar con una patada sintiendo un fuerte dolor en su abdomen; provocando que cayera con una rodilla en el suelo y sujetara su estómago fuertemente. Levantó su mirada para ver a la felina quien lanzó otra patada dirigida directamente al rostro, la cual, él detuvo con una de sus manos, inmovilizándola. Ambos se vieron a los ojos de manera desafiante por un par de segundos, unos que parecieron durar toda una eternidad.

Silver sujetó fuertemente aquella bota café para así lanzarla contra la pared de aquella habitación, estremeciendo todo el lugar. Aturdiéndola.

–Eres muy fuerte, rebelde– habló el erizo plateado poniéndose de pie –Pero necesitarás más que eso para lograr vencerme.

–Bien...– musitó Blaze mientras se colocaba en pie torpemente por el golpe –Será momento de ponerme seria.

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Shadow caminó con sigilo por las instalaciones, buscando un mapa o algo que lo guiará por el lugar. Recorrió la zona sin rumbo hasta que algo llamó su atención; justo lo que estaba buscando. Observó a un robot salir de una de las recámaras del lugar y adentro de ésta logró divisar varias computadoras. Antes de la guerra con Eggman, Shadow era un experto con todo lo relacionado a infiltración y manejo de las ordenadores. Entró con sigilo a la recámara evadiendo las cámaras de vigilancia; una vez adentro fue directo hacia una de las computadoras para así empezar a buscar la información que necesitaba y así en menos de dos minutos ya estaba dentro del sistema de planos y mapas de la ciudad, esbozando una sonrisa de victoria. Shadow imprimió cada uno de los planos de Robotropolis, los cuales mostraban con detalle cada parte de la ciudad. Con esto Sonic debería de escucharlo y si él se oponía aún así podría pedir voluntarios, conocía a varios que estarían muy felices de pelear contra Eggman.

Dobló y guardó aquellas hojas en los bolsillos de su pantalón dando por concluida la misión para dirigirse a la salida cuando escuchó alarmas activarse, por un momento pensó que había sido descubierto, hasta que se percató que era la alarma contra incendios. Salió rápidamente de la habitación de computo para escuchar a los rociadores encenderse y así a sentir el agua rociar su cuerpo. Subió la vista para ver el agua caer sobre él y por un momento admirarse de algo tan sencillo, llevaba bastante tiempo en no sentir el agua de esa manera, cayendo del cielo cual lluvia al mojar la tierra árida y sedienta. Shadow cerró sus ojos para así disfrutar el rocío recorrer su cuerpo, hasta que el sonido de metal chirriante lo hizo alertarse nuevamente. Pudo divisar a varios robots ir hacia su dirección a la distancia; Shadow huyó del lugar para evitar un enfrentamiento innecesario y dirigirse a los ventiladores por los cuales habían entrando, esperando que la gata lila ya estuviera ahí.

Siguió su carrera por los pasillos cuando observó un cuerpo ser lanzando con fuerza de uno de los pasillos adyacentes, obligándolo a detenerse para evitar ser golpeado. Fijó su vista en lo que casi lo había golpeado para darse cuenta que era la gata lila, quien ahora yacía en el suelo junto a una pared mallugada.

Blaze yacía aturdida en el suelo. Los sonidos aún no se reacomodaban en su cabeza, sintiendo como un zumbido le impedía escuchar algo más. Abrió sus ojos, sin poder distinguir las formas y figuras frente a ella y al hacerlo vio algo acercarse a ella, sin poder distinguir qué era. Cerró los ojos para reacomodar su vista, recordando cómo había terminado así:

Su pelea cuerpo a cuerpo con el erizo plateado no había salido como ella había esperado, pues había sido mucho más fuerte de lo que alguna vez imaginó. Sin sus armas y poderes había sido todo un desafío poder seguirle el ritmo, sin duda alguna había subestimado a su oponente. Así, eso la llevó a otro ingeniosa idea. Blaze calentó su cuerpo lo suficiente para que el contacto al mismo fuera una experiencia dolorosa, sin embargo, el erizo pareció no verse afectado por el incremento de la temperatura en su cuerpo. Golpe tras golpe parecía seguir sin estar al nivel de su oponente, estaba perdiendo contra un traidor; eso no lo podía permitir. Blaze decidió dar un certero golpe a su contrincante con el objetivo de noquearlo y dar por concluida la pelea que estaba haciéndola perder su valioso tiempo; aún recordaba la sonrisa arrogante que él le había propiciado y aquella mirada llena de petulancia.

Exclamó un grito de guerra ante la furia que cegaba su visión para así sentir su brazo arder ante la ira que se liberaba de ella y de pronto sentí como su golpe chocaba contra lo que le pareció una pared invisible a unos cuantos centímetros del erizo frente a ella. Vio al erizo plateado esbozar una sonrisa victoriosa junto a su mirada despectiva. Un par de lágrimas sobresalieron de sus ojos al sentir el dolor de su puño lastimado, de lo que le pareció una pared de diamante. Las alarmas empezaron a sonar estrepitosamente debido a su poco control de emociones, gracias al incendio que ahora se apaciguaba en su brazo. –"Muy mal rebelde"– escuchó decir para acto seguido sentir cómo él la golpeaba fuertemente para hacer que su cuerpo volara por los aires saliendo de aquella hermosa habitación y así golpear la fría pared de metal.

–¡Despierta!– escuchó de una voz familiar, provocando que abriera sus ojos de golpe –¡Demonios, esto no era una maldita exhibición!– gritó Shadow molesto al ver todo el caos que se había armado. Él había sido la sombra que no había podido vislumbrar antes.

–Alguien me descubrió– murmuró mientras se levantaba adolorida.

Sus pupilas se contrajeron al escuchar esas palabras, eso era todavía peor, tenían que salir de ahí. Shadow vio hacia diferentes direcciones para identificar el pasillo por el cual habían llegado. –No podemos seguir aquí, es hora de irnos– ordenó para iniciar su carrera de regreso, sabiendo que tenían no más de un par de minutos antes de que todo el ejército de Eggman los capturaran. Necesitaba llevar la información que había recolectado a la villa.

–E-Espera– balbuceó aún atontada por el golpe recibido, para verlo desaparecer entre los pasillos.

Era más que obvio que ahora cada quien debería de velar por sí mismo antes de que quedaran atrapados. Blaze obvió su dolor de cabeza para salir corriendo detrás del erizo negro, a quien no lograba divisar en la distancia. Se desubicó por un momento intentando recordar por dónde habían llegado cuando sintió como algo la tomaba por fuera del brazo. Blaze vio a unos ojos ámbar verla con intensidad para fruncir el ceño al distinguir a su rival.

–¿Adónde crees que vas?

–A la salida– respondió para luego arder aquel brazo que él aprisionaba en llamas provocando que él la soltara.

Blaze corrió lejos de él y así lograr distinguir el pasillo por el cual había llegado, esbozando una sonrisa. Había encontrado el camino. Cuando por fin empezó a sentirse a salvó algo detuvo su marcha, haciéndola caer al suelo pesadamente. Una pared invisible, como la última vez. Él la tomó nuevamente del brazo con unos ojos que relucían de un celeste intenso, asustándola.

–No lo creo rebelde– amenazó él severamente.

¿Silver? ¿Silver dónde estás?– ambos escucharon decir de pronto.

–Princesa...– musitó Silver para ver sobre su hombro.

Blaze vio al erizo distraerse y sin dudarlo lanzar una fuerte patada para así lanzarlo a varios metros de distancia de ella, dándole la oportunidad de huir por fin.

–Nos veremos de nuevo– prometió Blaze desapareciendo de su vista.

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Tails y Cream llegaron a la enorme ciudad que resplandecía cual linterna en la oscuridad. Necesitaban entrar y buscar a Blaze y Shadow antes de que Eggman los encontrara a ellos.

–Bien Cream, ¿Por donde entramos?

–Ven, sígueme.

A pesar que era la primera vez que Tails iba a adentrarse a la ciudad no le costó trabajo seguir el paso de Cream para así llegar a donde Eggman guardaba todas las provisiones.

–Es asombroso– admiró Tails al ver la ostentosidad de aquella bodega.

–Sí, pero Tails ¿Ahora qué haremos?– preguntó preocupada.

Tails observó los alrededores para ver una entrada potencial.

–Entrar y llevarlos de regreso– indicó para señalar la puerta automática que se abría y cerraba.

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Los nervios lo mataban, sabía que su compañero no estaría feliz si miraba entrar a Tails y los otros por ahí; Sonic sabría de inmediato que algo había pasado y que él no fue informado, pero claro, ¿cómo se suponía que le dirían que fueron a Robotropolis a hacer una misión de reconocimiento? Sonic se volvería loco y le gustara o no sabía que él tenía que ver con eso. Necesitaba de deshacerse de él.

–¡Hey!– dijo de pronto –Tengo una idea, ¿por qué no hacemos cambio de turno y tú y yo vamos a comer algo con Vainilla?– sugirió con una expresión nerviosa y una sonrisa un tanto fingida.

–¿Te sientes bien?– inquirió Sonic arqueando una ceja.

–¿Por qué lo preguntas?

–Jamás renuncias a tu guardia– aclaró –Sé que tú turno ha sido extenuante debido a mis heridas, pero si deseas descansar yo me quedaré aquí hasta el amanecer, de eso no hay problema. Puedo llamar a Shadow y....

–¡No!– interrumpió alarmado el equidna –Es decir, sé que necesitas energía y pensé...

–Knuckles– interrumpió para observarlo con desconfianza. Algo extraño estaba pasando, algo que Knuckles no deseaba que él supiera –¿Qué es lo que pasa?

–¿De qué hablas? Nada está pasando, todo está bien– respondió poco convincente.

Ahora estaba convencido, algo estaba pasando y fuera lo que fuera Knuckles estaba involucrado, la preguntaba que rondaba en su cabeza era: ¿Quiénes más?

–Knuckles, ¿Dónde está Shadow?

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Blaze logró llegar a los ventiladores en donde pudo observar al erizo negro, quien parecía listo para irse. Shadow la vio de reojo, quien al igual que él, yacía con sus ropas empapadas, debido a los rociadores que aún seguían activos.

–Pensé que no vendrías– dijo el erizo para fijar su vista nuevamente a las pesadas hélices.

–Pensé que ya te habrías ido– respondió.

–Es hora, los guardias de Eggman no tardaran en encontrarnos.

Salieron de aquel edificio saltando de cornisa en cornisa hasta llegar al suelo; una vez ahí Blaze y Shadow corrieron por los adentros de la ciudad hasta que el erizo negro se detuvo de golpe provocando que Blaze tropezara con él quedándose extrañada, pensando que los robots del Emperador Eggman estaban cerca.

–¡Shadow, Blaze!– escucharon ambos gritar.

–¿Tails?– llamó el erizo negro para ver al zorro de dos colas y a la coneja llegar.

–Los hemos estado buscando ¡Tenemos que regresar!– ordenó Tails con mandato.

–Sí, a Sonic no le gustará despertar y saber que no estamos y menos que estamos aquí– apoyó Cream con un dejo de angustia en su voz.

–Ya íbamos a la salida– respondió la felina, aliviada que no fueran guardias de Eggman.

–¡¿Qué demonios creían que hacían aquí?!– preguntó el zorrito mientras empezaban con su camino de retorno.

–Vinimos a recoger información valiosa– esbozó una sonrisa el erizo negro corriendo a la par del zorrito.

Llegaron nuevamente a las bodegas de provisiones y como entraron salieron del lugar. Caminaron de regreso a la villa mientras Tails proclamaba un severo sermón sobre lo que hubiera pasado si Eggman los hubiera descubierto y no quería ni imaginarse lo que haría Sonic si se enterara de lo que acaban de hacer. Shadow, por su parte, no decía nada en absoluto, le importaba muy poco lo que tenía por decir Tails, pues había conseguido lo que quería. Blaze permanecía en silencio por igual, con su mente absorta en aquel luchador increíble, y al igual que Shadow, haciendo caso omiso a todo lo que Tails tenía por decir.

Los primeros rayos de sol empezaron a tocar con suavidad las dunas y pronto aquel cielo negro empezó por tonarse púrpura indicando que el inició de un nuevo día acontecía. No tardarían en llegar a la villa, justo para el amanecer.

–Aún no ha salido el sol, así que lo mejor será...– Tails silenció de pronto, deteniendo su marcha.

–¿Qué es lo que será mejor Tails?– retomó la conejita hasta que pronto notó el porqué del silencio de su amigo; deteniendo su marcha por igual.

Shadow observó confuso la actitud de ambos para ver aquello que los tenía con gran embelesamiento hasta que al igual que ellos, él se detuvo por igual. Enfrente de ellos se encontraba Sonic con sus manos cruzadas sobre su pecho y una expresión seria y castigadora.

–Sonic...– musitó Blaze.

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Se encontraban sentados viendo al erizo azul moverse de un lado a otro muy molesto, en silencio. Al momento de llegar Sonic les dio una simple instrucción: –Síganme– en grave voz, sin dirigirles la palabra; y sin nadie objetar contra el mandato del erizo azul todos lo siguieron en silencio. Llegaron a aquella cafetería, en donde Knuckles y Rouge ya los esperaban.

–Sonic, nosotros...– empezó por hablar Tails.

–¡¿Cómo rayos se te ocurre llevar a Cream a un lugar tan peligroso como ese?!– explotó en ira el erizo azul, impidiéndole continuar.

–Yo quise ir– repuso Cream con timidez –Tenía que ayudarlo a...

–¡Fueron sin decirme absolutamente nada!– interrumpió Sonic nuevamente para verla molesto.

–Estabas muy débil– aclaró Tails con sus orejas bajas –No quería que...

–¡La villa y lo que pase en ella es mi responsabilidad!– aclaró molesto. Tails le desvió su mirada culpable provocando que el erizo azul inhalara profundamente, en un intento de tranquilizarse –Fuiste siempre mi hombre de más confianza– habló con decepción.

Shadow frunció el ceño, bufando molesto por el regaño infantil propiciado por el erizo azul. –Puedes dejar el drama por un momento y escuchar lo que...

–¡Tú calla, que aún no empiezo contigo!– vociferó Sonic.

Blaze se puso de pie provocando que toda la atención cayera sobre ella, en especial la mirada iracunda de Sonic; sabiendo que lo que estaba a punto de decir podría costarle su estadía en aquel lugar y obligarla a regresar por donde había venido.

–No te enojes con ninguno de ellos– habló al fin –Si debes de culpar a alguien esa sería yo. Yo planee esto desde un principio.

– Desobedeciste mis órdenes sabiendo que...

–¡Quieres dejar tu estúpido enojo para escuchar lo que tenemos para decir!– interrumpió el erizo negro poniéndose de pie molesto. –Tengo la información necesaria para poder hacer un ataque interno a Robotropolis– dijo al fin.

–¿Qué?– murmuró el erizo azul cambiando su expresión de enojo por una de sorpresa.

–Ya me escuchaste. Fuimos a recolectar información– sostuvo el erizo negro –El tiempo en el cual nos escondíamos y lo único que hacíamos era sobrevivir, ha terminado.

–¿Acaso te has vuelto loco?– espetó molesto el erizo azul –¡Eso sería una misión demasiado arriesgada!

–¡¿Acaso te has vuelto loco?!– reclamó Shadow –Es la oportunidad perfecta para derrotar a Eggman y...

–¡No! ¡Es la oportunidad perfecta para que haya otra matanza!

–¡Escúchame bien, si tú eres demasiado débil para venir e iniciar un plan de ataque contra Eggman, entonces...– calló el erizo negro atragantándose con sus palabras junto a su ira.

–¿Entonces qué?– retó el erizo azul viéndolo desafiante.

–Entonces...– habló un poco más sereno –Yo, Shadow the Hedgehog, me proclamo como el nuevo líder de la resistencia.

Hubo un silencio sepulcral en el lugar, en donde todos lo que se encontraban ahí dirigieron su mirada al erizo negro para verlo con sorpresa.

Blaze observó todo con consternación; esto se había salido control. Ella no había pretendido que esto sucediera, sólo quería encontrar una manera de derrocar al Emperador Eggman, ¿Pero realmente esa sería la forma correcta?

–Debes de estar bromeando– habló Sonic al fin, con una sonrisa incrédula. –Mi gente no me daría la espalda. ¿No es así, Tails?– aseveró para ver a su amigo de reojo, sin obtener respuesta alguna –¿Tails?– insistió para voltearlo a ver con desconcierto ante su silencio.

Sonic fijó su vista en Tails quien yacía con su mirada desviada. Sonic observó también a Knuckles y Rouge, quienes no tenía una expresión diferente a la de Tails.

–¿Knuckles?– llamó el erizo azul a baja voz, sin respuesta por parte de él. Un mohín de molestia y tristeza se grabaron en su rostro al sentirse traicionado. Suspiró pesadamente para así asentir con la cabeza –Bien... como deseen– dijo dolido.

Sin decir nada más y aún con aquella expresión de impotencia y dolor caminó hacia la salida.

–Sonic...– susurró Tails viéndolo partir, sin detenerlo.

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Las alarmas acallaron por fin mientras docenas de robots trapeaba el suelo húmedo. Él por su parte se encontraba a su lado, como siempre, como desde que había llegado a Robotropolis.

–¿Estás bien?– preguntó con gentileza el erizo plateado.

–Sí– asintió sonriente –Pero me preocupe al ver que no regresabas. ¿Qué fue lo que pasó, Silver?

–Nada por lo que debas preocuparte.

–¿Mi jardín está bien?– cuestionó consternada.

–Claro princesa, jamás permitiría que alguien se atreviera a tocar siquiera una flor– sonrió para tranquilizarla, provocando que ella sonriera de regreso.

–Que alivio– dijo al fin –Y dime algo, escuche voces aquí. ¿Quiénes eran?– preguntó cambiando el tema.

Silver recordó a aquella felina de asombrosos poderes y su pelea con la misma. –No lo sé– respondió al fin –Pero no te preocupes, no te podrán lastimar.

–Sería bueno poderlos conocer– murmuró con su mirada al cielo.

Silver la vio con asombro por sus palabras –¿Qué?, ¿Por qué?– cuestionó frunciendo el ceño.

–Es un poco solitario por aquí. De no ser por ti no sé cómo soportaría este encierro.

–Sabes que es por tu bien– respondió el erizo plateado con aires de autoridad.

–Sí, lo sé...

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