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Capítulo 16: Cenizas


Knuckles observó a todos ir y venir con lo que habían podido rescatar de la villa en ruina y se sentía como el más inútil de todos ya que apenas podía moverse gracias a la golondrina púrpura. Resopló molesto y haciendo caso omiso a las recomendaciones de Tails intentó ponerse en pie, para probarse que no era tan serio, pero cayó pesadamente, fallando en el intento.

–¿Qué crees que haces?– la escuchó preguntar.

–¡Debo de hacer algo o me volveré loco!

–¿Más? ¿Eso acaso es posible?– se mofó Rouge divertida.

–¡Este no es un momento para tus bromas!– la regañó –¡¿Acaso no vez a tu alrededor lo que paso?!

Rouge dirigió su mirada a los aldeanos que venían con restos de hollín en sus ropas y escombros. Suspiró pesadamente sentándose a la par del equidna herido. –En estos momentos, no encuentro nada mejor para sonreír...– murmuró con desánimo. No tenían hogar nuevamente y ahora estaban en ese lugar provisional que Tails y Sonic habían ideado años atrás por si esto llegaba a pasar. Ya estaba cansada de esta vida.

Knuckles la vio desanimada, y sabía que él no se encontraba de mejor humor. A varios kilómetros de donde yacía su hermosa villa había un gran acantilado. Tails había descubierto un tipo de cueva en la pared del acantilado años atrás a la cual iba y venía con un elevador algo improvisado, pero funcionaba bien; él pensó que sería un buen lugar para alojarse por si las lluvias se hacían demasiado fuertes y amenazaran por inundar su hogar, pues al final estaban alojados en lo que alguna vez fue un río o algo por el estilo. Sonic decidió que harían un lugar de respaldo por si algún día algo salía mal, así, ellos tendrían a donde ir en caso de emergencia. Había funcionado. El problema era que apenas contaba con lo básico, pues al final era sólo en caso de emergencia. De nuevo la culpa lo invadió para hacerle compañía en el silencio; Knuckles se sentía directamente responsable por haber dejado pasar a los intrusos y no poderlos detener. Sentía que el hecho de estar ahí era su responsabilidad.

–Lo siento– susurró el equidna con su mirada baja –Yo tuve que protegerlos, pero no pude– habló apretando su puño con fuerza –¡Demonios!

–Nadie te culpa de esto– dijo Rouge con un profundo suspiro –Sabíamos que algún día nos encontrarían... era cuestión de tiempo.

–Tal vez...– murmuró pensativo –, pero ellos se la llevaron y no pudimos evitarlo.

–Lo sé– respondió la murciélaga con sus orejas bajas –¿Cómo lo tomó?

–Igual que la última vez... mal.

Ambos buscaron al erizo azul con la mirada, quien parecía había retomado el mando, pues les decía a todos que hacer o dejar de hacer. Shadow por su parte no parecía objetar nada, su especialidad no era preservar nada, era destruir después de todo.

–Pero hizo lo correcto– dijo Knuckles con la mirada fija en su amigo y dirigía un pequeño grupo.

–¿De qué hablas?

–Quedarse a luchar por ella hubiera sido la condena de toda la villa. Gracias a él y Shadow, pudieron sacar a los heridos de aquel lugar antes de que todo empeorara.

–No estoy segura si él lo ve de esa forma...

–Es el sacrificio que tuvo que hacer, además, confía en que ella estará bien. Si Eggman la quisiera matar hubieran destruido el pueblo entero desde el momento que llegaron, pero no lo hicieron.

–Sí, lo sé– asintió con cierta tristeza. Rouge dirigió su mirada a los heridos que yacía en camillas vendados, percatándose que aún alguien hacía falta –¿Y Blaze?

–Aún no la encuentran... temen lo peor– habló Knuckles en un pesado suspiro –Fue a la única que no se pudo sacar antes de que toda la villa se convirtiera en el mismísimo infierno.

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Después de horas de hacer arreglos por fin el refugio era habitable para ellos. Yacía sentando en el borde de aquel acantilado meditando sobre lo que había acontecido, y sobre cómo había roto su promesa hacia ella. Sonic observaba el cielo estrellado que parecía borrar toda seña del caos del día anterior.

–Deberías de descansar– escuchó decir a sus espaldas para ver al erizo negro llegar hacia donde él yacía –Al final de cuentas las copias nunca son tan fuertes como el original.

Frunció el ceño por el comentario, pero no dijo nada al respecto. Lo vio caminar a su lado y para su sorpresa se sentó a la par de él a ver las estrellas por igual. Le pareció extraño que Shadow hiciera eso, pero no le molestó su compañía.

–Sólo diré esto una vez así que escúchame bien– amenazó el erizo negro con un dejo obvio de molestia en su voz, captando la completa atención del erizo azul –Lo lamento– masculló casi inaudible.

–¿Qué?– soltó Sonic arqueando una ceja anonadado por lo que creía que había escuchado.

–Una vez– repitió, dando a entender que no lo diría nuevamente.

–Gracias...– dijo rascando la parte trasera de cabeza, confundido por el primer momento de amabilidad del erizo negro –, pero ¿por qué?

–Si tú no hubieras ideado este loco plan de hacer una segunda base...

–Al cual te opusiste– recalcó Sonic, provocando una mirada molesta por parte del erizo negro.

–Ahora estaríamos condenados en el desierto– completo malhumorado.

–Eso significa...– pausó expectante –¿Qué seré el líder de nuevo?– cuestionó casi cual permiso.

–No te emociones tanto, no he dicho eso– negó con un bufido de molestia –De no haber sido por tus nuevos amigos esto no hubiera pasado en primer lugar.

La noche los abrazó y el viento que soplaba parecía hablar por ellos. Por primera vez pudieron mantenerse juntos sin quererse matar mutuamente, pero la situación nunca había estado tan mal como en ese momento. Ambos sabían que la comida no duraría mucho, ni el agua tampoco.

–Lo tomas muy bien para saber que es mi culpa– habló Sonic cortando el silencio con su vista hacia el vacío.

Shadow lo vio de reojo para bufar molesto y dirigir su vista al cielo al igual que su compañero y así responder: –¿Me servirá pelear de algo contigo ahora?

–No, no lo creo.

–Entonces mejor guardo mis energías y las concentro en lo qué haremos ahora.

–¿Dices que las peleas son sólo para momentos especiales?– se burló el erizo azul con un amago de sonrisa.

–¡Deja de decir tonterías!– explotó iracundo.

Sonic le sonrió traviesamente, y por extraño que fuera eso lo tranquilizaba. Si Sonic tenía ánimos para bromear era porque tenía ya en mente algún plan o medida de ataque ¡Algo! Al fin y al cabo alguien que él apreciaba mucho estaba en el lado enemigo y sabía que él no lo dejaría así.

–¿Qué haremos ahora?– preguntó seriamente el erizo negro.

–Pelear de regreso. Rescatar a Amy y cambiar de vida.

Shadow le sonrió ante su respuesta asintiendo con la cabeza con una expresión de tranquilidad. Se puso de pie para encaminarse a los adentro de aquella cueva, pero no sin antes parar y decirle : –Es bueno tenerte de regreso... Faker– con un amago de sonrisa y dejarlo a solas completamente. Sonic no supo a qué se debía eso, pero sonrió ante el comentario, para luego fijar su vista al cielo estrellado de esa noche.

–No te preocupes Amy... yo te traeré de regreso.

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Observaba la villa desde la distancia oculta en las formaciones rocosas, mientras los cazadores iban y venía a voluntad. Había pasado tan sólo un día desde que se había incendiado y ellos no habían perdido tiempo en llegar. Rouge acercó lentamente y esperó paciente. Sabía que los robots buscaban señales de sobrevivientes, y eso era lo que ella quería; simplemente ellos le ahorrarían su trabajo. Paso poco tiempo antes de escuchar una explosión y ver una ola de fuego salir de una de las pocas casas que aún quedaban en pie. –Bingo– dijo con malicia la murciélago. Rouge la observó llegar al techo con un trote torpe con la intención de saltar al siguiente, pero no pudo, apenas podía mantenerse en pie.

–Bien, hora de trabajar– se dijo a sí misma con una amplía sonrisa.

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La felina escuchó a los cazadores acercándose a ella corriendo hasta el borde de aquella casa tambaleante, si poder ir más allá. Se volteó rápidamente para verse rodeada prontamente. Lanzó una que otra llamarada para alejarlos de ella consumiendo la poca energía que aún poseía, sin hacer ninguna diferencia en su situación, pues la superaban en número, por lo menos de diez a uno.

Respiró agitada cerrando sus ojos para recordar cómo había terminado ahí. No había podido huir con los demás al momento del incendio, pero pudo sobrevivir a éste. Caminar fuera de las llamas jamás fue un problema para ella, después de todo ella era un ser de fuego; sin embargo, una vez afuera se dio cuenta que no sabía a donde ir. Desubicada y herida no vio más que un interminable y despiadado desierto, y ella sabía que era estar deambulando sin comida o provisiones; así que regresó una vez que el incendio cedió y se resguardó en los escombros; pensó que podría esconderse lo suficiente para no ser capturada, pero se equivocó. Abrió sus ojos de golpe para ver a los robots abalanzarse sobre ella; si debía de perecer ahí, lo haría a su manera. Dio media vuelta y con la poca energía que aún tenía dio un salto intrépido para flotar en el aire y ver el otro techo tan cerca de ella; estiró una mano en un intento de alcanzar el bordillo, sin éxito. Eso era todo, o eso pensó cuando algo la sujetó por los aires elevándola; parecía un sueño irreal. Blaze subió la mirada para distinguir a Rouge, quien tenía una mirada confiada.

–¿Necesitabas aventón cariño?– preguntó con una sonrisa.

–Pero...– musitó anonadada –¿Qué rayos haces aquí?

–Generalmente espero un gracias, pero por ser nueva lo dejaré pasar.

–No, no, es sólo que...

–¡Sujétate!– exclamó Rouge para evadir misiles de los cazadores aéreos. –Agárrate querida, que el viaje será turbulento.

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De nuevo la noche cayó sobre sus hombros e impaciente yacía sobre aquel peñasco esperando pacientemente a Rouge con el encargo que él le había dejado; después de todo aún se hacía lo que él decía. Sus ojos carmesí vieron las estrellas que brillaban aquella noche. Su mente divagó en lo que ahora estaba aconteciendo recientemente; el haber encontrado a Amy después de tantos años era sin duda algo sin precedente, y sabía por qué el erizo azul quería conservarla, no sólo por haber sido una aliada de años atrás, también porque Eggman la mataría en cuanto tuviera la oportunidad. –Ella será otra trágica muerte más– se dijo con pesar pues sabía que antes de que ellos pudieran dar un paso nuevamente en Robotropolis Eggman los amenazaría con quitarle la vida. Su misión era clara, dirigir el combate a Robotropolis y derrocar a Eggman, sin importar el costo.

–¡Cariño, ya vine!– escuchó a alguien interrumpir sus pensamientos. Era Rouge quien llegaba a la distancia con la felina en brazos.

–¿Las siguieron?– preguntó acercándose al punto de aterrizaje de Rouge para que ella soltara a Blaze con cierta pesadez y se dejara caer al suelo por un poco de descanso.

–No– negó agotada –Me encargue de perderlos por el valle.

–Bien– dijo sin más, para luego fijar su vista en la herida felina –Veo que la encontraste.

–Sí, tenías razón, sobrevivió.

–¿Cómo lo supiste?– preguntó Blaze, mientras intentaba ponerse en pie.

–Eres demasiado fuerte como para morir por un incendio– espetó sin interés a lo que la gata lo vio con cierta sorpresa.

–Creo que es un cumplido– habló Rouge divertida.

–Yo... Falle mi misión– murmuró con pesar.

–Eso se hablara después– dijo Shadow para dar media vuelta y empezar a caminar.

–Pero...

–Por el momento será mejor descansar querida– habló Rouge con una sonrisa que la tranquilizó.

–¿Descansar?– repitió para ver a los alrededores y no ver más que un acantilado y formaciones rocosas –¿Aquí?

Rouge rió divertida par guiarla. Blaze fue transportada por el erizo negro y la murciélago en un elevador escondido entre las rocas, para bajar por aquel acantilado a una cueva oculta entre la pared del mismo. Una vez ahí caminó torpemente dentro de la misma y observar varios de los rebeldes todos yacían ahí. Observó una sección para dormir, comer e incluso un tipo de enfermería, la cual fue la primera en conocer al ser llevada por Rouge.

Blaze se sentó sobre una roca pulida para ver de nuevo a aquella coneja mayor, quien ahora inspeccionaba sus heridas. Con la vista siguió recorriendo el lugar y pronto su mirada se quedó fija en aquella pequeña conejita, quien parecía ser sermoneada por Sonic – "Seguramente por lo que le dijo a Amy"– pensó rápidamente. Aún recordaba el problema que gracias a ella se había hecho. Una sutil mirada de desaprobación se posó en su rostro.

–No lo hizo con ninguna mala intención– interrumpió sus pensamientos Vainilla. La vio desconcertada por lo que pareció ser la lectura de su mente. –Amy llegó a casa en busca de respuestas. Cream sólo ayudó– explicó mientras curaba sus heridas.

–Tal vez, pero ahora ella está molesta con Sonic y su caballero– recordó con cierta triste las duras palabras de la eriza.

–Tarde o temprano se tendría que enterar– la excusó nuevamente –Esa mentira estaba predispuesta a revelarse en cualquier momento.

–Supongo– dijo sin interés.

Poco tiempo después Rouge regresó a ver la condición de su felina más tarde esa noche y observar vendajes por casi todo su cuerpo, pero se miraba mejor que muchos de ahí. Rouge se acercó con una sonrisa y algo que comer, después de todo había sido una larga batalla.

–¿Te sientes mejor?– inquirió la murciélaga para darle un plato de comida después.

–Sí, no es nada serio– respondió indiferente –¿Sonic y Shadow están bien?– se preguntó al verlos ir y venir de un lado a otro sin respiro.

–No realmente.

–¿Están heridos?– preguntó con preocupación para fijar su vista en ambos.

–Seguramente. Míralos y verás que Sonic no carga nada pesado, y Shadow no corre. Si observas detenidamente logras ver que de vez en cuando evita poner presión en su pierna derecha.

–Si están heridos ¿por qué ellos...

–Hay otras cosas que hacer– interrumpió –Por el momento todos cuentan con ellos para poner este lugar a toda máquina– respondió para luego dar una bocado de su comida.

–¿Pero qué hay de sus heridas?– insistió –¿Acaso Vainilla no los revisará?

–Seguramente serán los últimos, como siempre.

–Entiendo– asintió sin despegar su vista de ellos y observar aquellos detalles de su condición física; permaneciendo en silencio.

–Estoy segura que Silver estará bien si es igual de fuerte que ellos– rompió Rouge el silencio.

–"Silver... no había pensado en él"– pensó recordando su último encuentro –Supongo...– expresó tan indiferente como pudo.

–Sé que fallaste tu misión por salir a rescatarlo a él– espetó sin despegar su mirada de su comida.

–Quería evitar que la eriza lo hiciera, por eso salí– mintió.

–Eres buena– dijo con un esbozó de sonrisa para darle un último bocado a su comida –, pero cariño, hablas con la mejor– dijo divertida –No me engañas, yo sé lo que sientes.

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Con un par de frazadas sobre el duro suelo intentaba conciliar el sueño; yacía exhausta, después de todo no había dormido mucho por mantenerse alerta, y a pesar de eso, no podía conciliar el sueño. Blaze rodaba sobre su lugar en un intento de encontrar una posición cómoda si eso era posible, pero el recuerdo de lo que había acontecido noches atrás aún seguía rondando su cabeza. La mirada de Silver y su expresión adolorida la acechaban. Blaze quería olvidarlo, y seguir como si no fuese algo importante, pero por alguna razón se encontraba preocupada y no estaba segura si quería saber por qué. Se sentó de golpe con aquellas bolsas bajos los ojos para lanzar aquellas mantas lejos de ella ya de mal humor, estaba cansada y su mente no quería cooperar para hacerla dormir.

Se paró aún con cierto esfuerzo, pensando que tal vez caminar y tomar un poco de aire fresco ayudaría a su mente inquieta. Tomó aquel elevador y subió a la superficie, pensó que salir de aquella cueva le haría bien a su cabeza. Mientras subía escuchó un ruido un tanto extraño y el temor la recorrió nuevamente, pensando que los cazadores los habían encontrado; al llegar arriba, lista para pelear si fuese necesario, vio a una conejita llorar en una de las rocas de aquel acantilado.

–¿Cream?– musitó para sí.

Pensó en regresar para darle espacio, pero fue muy tarde ya que ella se percató de su presencia gracias al sonido del elevador al detenerse. Cream la vio por unos instantes fijamente, haciéndola sentir incómoda. Abrió la boca para decirle que regresaría después, pero antes de que pudiera pronunciar palabra alguna ella se puso en pie para correr hacia el desierto.

–¡Hey espera!– intento detener, sabiendo que no era seguro que se fuera por su cuenta al desierto con los cazadores cerca – Si regresa a la villa la capturaran, debo de ir por Sonic antes de que...– pero calló la recordar las palabras de Rouge –"Míralos y verás que Sonic no carga nada pesado, y Shadow no corre"– rememorando a los exhaustos erizos –No puedo– dijo con un suspiro de resignación. –Maldición– mascullo para empezar a caminar en dirección a lo que alguna vez había sido la villa de los refugiados.

Blaze trotó con un esfuerzo descomunal por sus propias heridas, maldiciendo de vez en cuando en su camino, hasta que por fin la vio a la lejanía y aumentó la velocidad; estaban a punto de entrar de nuevo a la villa y si no la detenía sería capturada. Corrió tan bien como pudo para tomarla del brazo y detenerla.

–¡¿Qué demonios crees que haces?!– explotó Blaze molesta.

–Yo...– intentó decir mientras las lágrimas recorrían sus mejillas. Cream se sentó en el la arena de golpe para soltarse a llorar. –Yo lo siento, no quería que todo esto pasara, si yo no le hubiera dicho hoy...

–Tranquilízate un poco– habló tosca – No es culpa tuya que dos cabezas huecas no le dijeran la verdad desde un comienzo- dijo un tanto molesta, pues nunca estuvo de acuerdo con ese plan desde un principio.

–Pero de no ser por mí...

–Escucha– interrumpió con serenidad para hincarse al nivel de ella –Esto jamás será culpa tuya, tú no provocaste que se la llevaran o que ella se molestara. Ella simplemente no estaba lista para lidiar con la verdad aún.

Cream desvió su mirada a su regazó con una mirada sumida en tristeza. –Ella dijo que nos odiaba– musitó con su voz quebrantada.

Oh... eso– murmuró la gata sin saber qué decirle.

–Ella cree que todos queríamos mentirle, pero no es así, Amy y yo éramos las mejores amigas. Cuando ella se fue junto con Cheese yo me quede muy sola... yo sólo quería que ella recordará– dijo para quebrarse en llanto otra vez.

No sabía exactamente como consolarla o nadie del ser el caso, pero sabía que si no lo hacía no podrían regresar y serían capturadas. Blaze suspiró pesadamente y por primera vez en mucho tiempo quitó aquellos muros mentales que la hacían ser un ser insensible a cualquier sentimiento para así decirle: –Si yo tuviera una mejor amiga y la volviera a ver después de pensar que había muerto hubiera hecho exactamente lo mismo.

–¿En serio?– dijo Cream para verla y limpiar sus lágrimas.

Blaze asintió con la cabeza para sonreírle dulcemente lo cual pareció tranquilizarla provocando una sonrisa por parte de ella.

–Vamos de regreso, o tu madre se preocupara por ti– dijo al fin intentando dar por concluido el tema.

–De acuerdo– accedió.

Blaze extendió su mano para ayudarla a levantarse cuando aquella expresión de amabilidad que la felina tenía en el rostro se desvaneciera por una de sobresalto, sintiendo como el terror empezaba a invadirla. Antes de que pudiera voltear a ver sobre su hombro sintió a Blaze abrazarla fuertemente para alzarla del suelo y escuchar un estruendo resonar por las dunas para que ambas cayeran al suelo por la explosión. Entreabrió sus ojos desconcertada para visualizar fuego en la distancia y el cielo una vez estrellado ser opacado por las nubes negras. Regresó su vista ala felina que yacía sobre ella abrazándola con fuerza, protegiéndola. Cream observó sus ropas rasgadas y parcialmente quemadas.

–¡Blaze!– gritó en estado de pánico la conejita.

La felina abrió los ojos sintiendo su espalda adolorida al recibir gran parte del impacto del proyectil que ahora iluminaba la noche. Se levantó con esfuerzo y escuchó a la conejita gritar su nombre. Subió la mirada para poder distinguir a los cazadores acercarse a ambas. Blaze sabía que no podría detenerlos, no en su estado, y regresar sería condenar a la villa para bien.

Se puso de pie con esfuerzo para lanzar bolas de fuego al suelo y crear una barrera de fuego que serviría como distracción por un par de minutos.

–¡Regresa a la cueva ahora!– le ordenó mientras intentaba extender y mantener dicha barrera.

–¿De qué hablas?– preguntó la coneja desconcertada –¿Tú no vendrás conmigo?

–Tiene que haber alguien aquí o sabrán que los rebeldes están cerca, a mí ya me habían visto antes, pensaran que sigo perdida en el desierto.

–¿Piensas quedarte?– insistió Cream aterrada –¡Te mataran!– exclamó Cream mientras sus ojos se inundaban en lágrimas.

–Tal vez– dijo con desánimo –, pero no podemos exponer a nadie más, con suerte me capturaran.

–Eso no lo sabes, ellos...

–Necesitan a alguien que les diga dónde están los rebeldes, si no opongo resistencia me capturaran– dijo para calmarla, pero la realidad era que lo más probable es que la mataran antes de que ella pudieran mencionar el nombre de Sonic.

–Eso no lo sabes– repitió Cream con las lágrimas correr incesantes.

–Regresa– ordenó –Dile a Sonic y Shadow que si sobrevivo yo ayudaré adentro, de lo contrario...– calló por un momento mientras ocultaba su mirada en la penumbra, pues no quería demostrarle el miedo yaciente en sus ojos. – Diles...– musitó pausando por un segundo para voltearla a ver al fin –¡Que espero que pateen el trasero de ese maldito emperador!– respondió con una sonrisa y regresar su vista a los robots que yacían frente a ella –¡Ahora ve!

Cream asintió tristemente para regresar sobre sus pasos y perderse en la noche. Blaze sonrió al saber que al menos ella estaría a salvo y ver así como su barrera era atravesada en cuestión de minutos. Blaze atacó con todo lo que tenía, pero no era posible derrotarlos, aunque eso ya lo sabía. Se quedó sin energía para caer al sueño y ser rodeada.

–Me rindo...– murmuró levantando sus manos.


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