Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10: De Regreso a La Villa


El caos y el pánico invadieron la villa, cuestionando si las decisiones del nuevo líder eran las correctas. Ya habían pasado dos días desde que Sonic y Blaze había ido a Robotropolis y aún no había rastros de ellos. Desde entonces Tails se mantenía con Knuckles en la entrada de la villa, esperando a su amigo regresar.

–¿Crees que han sido capturados?– musitó Tails con su mirada fija al horizonte.

–No lo sé.

–Sonic tuvo razón todo este tiempo– murmuró el zorrito sintiéndose sus ojos aguadarse y la desesperanza abrazarlo –Él sabía que esto pasaría, por eso Sonic nunca permitió que nadie se infiltrara, y ahora lo hemos perdido.

–¡No digas eso!– regañó en negación –Sonic no puede...– calló sintiendo como un nudo en su garganta se formaba –Él no permitiría que Eggman... que él...

–Knuckles...– llamó Tails para verlo mientras una lágrima rosaba por su mejilla –¿Qué haremos sin él?

Se levantó de golpe para darle la espalda a zorrito intentando que sus emociones no se apoderaran de él. –Lo que tengamos que hacer– dijo al fin –Ya hemos iniciado esto, debemos de terminarlo.

Tails vio caminar a su amigo de regreso a la villa. Suspiró con pesadez para regresar su vista al horizonte, esperando verlo regresar; lo haría cada noche si hacía falta, hasta saber que él hubiera muerto él no dejaría de esperar.

0-0-0-0-0

Caminaron durante hora al mandato del erizo azul, quien conocía el terreno de manera excepcional. Según como andaban por el desierto lograban divisar de tanto en tanto ruinas de pequeñas aldeas, aldeas que Eggman alguna vez atacó hasta hacerlas polvo; Sonic las conocía bien, algunos de los sobrevivientes de esos ataques habían huido de lugares como esos para dar a la villa de refugiados. Sonic se en lo que ahora era un pueblo fantasma para fijar su vista al cielo –Mediodía– murmuró por lo bajo. Deambular al mediodía en el desierto era una muerte segura para cualquier ser vivo, por el momento sería mejor refugiarse del sol azotador.

–Descansaremos aquí– ordenó el erizo azul –Continuaremos en un par de horas, cuando el sol no esté en lo más alto– explicó el erizo azul. Todos asintieron aliviados para así buscar sombra en lo que alguna vez fue una casa.

–Silver... tengo sed– pidió la eriza agotada.

–Buscaré algo por aquí, veré si los rob...– calló de golpe –Veré si dejaron algo los que atacaron este lugar– corrigió. Había momentos en que olvidaba que ella no estaba al tanto de la realidad de las cosas.

–Iré contigo– se unió la felina –Regresaremos pronto.

Silver la vio con sospecha, pero sabía que Amy estaría más segura a solas con el erizo azul que con ella; después de todo tenían un pacto. Así salió junto a la gata fuera de aquella casa en busca del oro líquido.

Amy no se sentía cómoda quedándose a solas con el líder de la resistencia, pero por el momento no tenía energías para acompañar a Silver, necesitaba descansar sus pies. Se sentó en una frágil silla de madera que se encontraba, en lo que asumió, alguna vez fue la morada de alguien. La eriza se mantuvo de frente al erizo azul en todo momento, aún no confiaba en él. Con su mirada fija observó como intentó sentarse sobre una desgastada caja de madera, sin embargo, no logró hacerlo pues antes de poder sentarse correctamente se desplomó sobre el suelo, asustándola por la repentina acción del erizo azul. Lo observó curiosa para notar al erizo azul sujetar su hombro con fuerza.

Se encontraba agotado, con suerte podía mantenerse en pie sin padecer un dolor indescriptible. Sonic sujetó con fuerza su hombro, el cual se había lastimado desde que el erizo plateado lo había atacado en la base de Eggman; la herida ocasionada por los cazadores, la noche que conoció a Blaze, se había abierto de nuevo. Quitó la mano de su herida para ver como su guante blanco y su playera que compartía el mismo color, ahora yacían teñidos de un rojo carmesí, una mancha que empezó a extenderse con rapidez. –Maldición– murmuró adolorido. Había intentado no mover su brazo después de que había llevado a Amy cargada al desierto, pero por la noche la herida había empezado abrirse nuevamente, lo sabía pues eso había sido lo que lo había despertado por la madrugada.

–¡Estás herido!– escuchó gritar, sobresaltándolo. Sonic subió la mirada para ver a la eriza correr hacia él.

Amy tomó lugar a su lado para así acercar su rostro hacia su hombro en un intento de visualizar mejor la herida. Sonic sintió como el espacio personal se rompía entre ambos y una vez pudo olfatear aquella fragancia de rosas que pensó que se había perdido en el tiempo. Observó las delicadas facciones y sus bellos ojos verdes observarlo con detenimiento, ruborizándose por su presencia.

–Ah... no, estoy bien– balbuceó Sonic ocultando la herida con su mano.

–No es cierto, déjame ver– reprochó la eriza rosa tomando su mano para apartarla de la herida –Te lastimaron– murmuró al ver la sangre teñir su playera blanca.

Sonic sintió la mano de ella sobre la suya, mientras inspeccionaba su herida; habían pasado años desde la última vez que Amy le había regalado aquella mirada de consternación, sin lugar a duda, esa había sido una de las cosas que más extrañó al perderla; el regresar de una batalla y que ella no estuviera ahí con una sonrisa para aliviar el dolor. Sin poder evitarlo apretó su mano ligeramente provocando que los ojos esmeraldas que una vez estuvieron concentrados sobre su hombro lo vieran con sorpresa. Se quedaron en silencio, sintiendo la presencia del otro en un momento que pareció detenerse en el tiempo.

–Amy, yo...

–Princesa, encontramos un poco de agua– escucharon decir mientras el erizo plateado entraba junto a la felina. Amy soltó su mano con brusquedad para levantarse del suelo y darle la espalda.

–D-Dile a tu amiga que te ayude con eso o no nos serás de ayuda rebelde– habló nerviosamente sin darle la cara para caminar lejos de él.

–¡Demonios, Sonic!– exclamó la gata al ver la herida sangrante del erizo –¿Qué ha pasado?

–No es nada– respondió el erizo azul cubriendo la herida nuevamente con su mano.

–Eso no se ve como nada, ¿tus heridas se han abierto?

–Te dije que no es nada– insistió Sonic frunciendo el ceño irritado.

–Déjame ver– ordenó la gata acercándose a él para quitarle la mano de la herida, pero él le golpeó suavemente la mano para indicarle que no quería que se acercara más.

–¡Te dije que estoy bien!– dijo molesto –Es sólo un rasguño.

–No seas testarudo– reprochó Silver –Deja que te ayude o no nos serás de ayuda.

–Por fin algo sensato proveniente de tu boca– habló la gata para mojar un paño con el agua que había recolectado –Y yo que pensaba que eras sólo un traidor impulsivo. Parece que sí analizas las cosas después de todo.

–¡¿Qué dijiste rebelde?!– exclamó Silver molesto.

–Es la verdad. No haces las cosas pensando en las consecuencias.

–Porque infiltrarse en Robotropolis es una idea sensata a tu criterio– dijo el erizo plateado con ironía.

–¡Eso es para...

–¡Basta!– detuvo la eriza rosa arrebatándole el paño húmedo a Blaze de las manos –Yo me encargaré de esto– dijo decidida para sentarse nuevamente a su lado con una expresión de molestia –Quita tu mano

–Ya te dije que...

–¡Sonic The Hedgehog deja de comportarte como un niño y quita tu mano, ahora!– vociferó ya cansada de debatir con él.

Todos callaron al escucharla hablar. Incluso Sonic, quien insistía en no recibir ningún tipo de ayuda, quitó su mano viéndola fijamente. Su nombre, ella había pronunciado su nombre, como en los viejos tiempo cuando peleaban por las mismas circunstancias. Amy, por su parte, sintió las miradas de todos provocando que su cara se tornara roja en señal de vergüenza; sin decir nada más, tomó asiento frente a él para fijar su vista sobre la herida y empezar a sanarla.

0-0-0-0-0

De nuevo la noche empezó a caer, y con ésta, el frío abrazó a los aldeanos del lugar. Tails se envolvió con sus propios brazos mientras un escalofrío recorría su cuerpo por el cambio drástico de temperatura. Empezó por cerrar los ojos lentamente para luego abrirlos con rapidez al darse cuenta que el sueño lo estaba derrotando, pero él no podía dormir, debía de esperar a Sonic, no se iría hasta que él no regresara.

–Tails, Shadow quiere verte– dijo el equidna quien llegaba a ver a su amigo después de un día largo de espera.

–Dile que estoy ocupado– espetó manteniendo su vista al frente.

–Quedarte aquí no hará que él regrese– murmuró el equidna con tristeza.

–Si no lo espero yo nadie más lo hará– reprochó.

–Estás muy cansado y debes de descansar– habló con un suspiro pesado –Si así lo deseas yo me quedaré aquí, pero...

–No, yo esperare– le cortó el zorrito.

–Tails, tú debes... ¿uh?– calló el equidna para fijar su vista a la distancia al igual que su amigo.

–¿Knuckles?– dijo Tails al notar el corte abrupto. Vio a la lejanía, pero él no pudo divisar nada –¿Ves algo?- preguntó mientras miraba al equidna tomar sus binoculares y observar a través de ellos.

–Esto es imposible...– respondió atónito.

El equidna corrió duna abajo a toda velocidad dejando sólo al zorrito. No podía creer lo que acaba de ver, en vez de ver a un erizo herido parecía haber visto un fantasma, algo que ni en sus más locas fantasías alguna vez se atrevió a pensar. Llegó tan rápido como pudo y al hacerlo paró de golpe al ver a Sonic caminar con un brazo vendado, a Blaze a la par de él, a un forastero y a Amy con un hermoso vestido que le recordaba a la realeza.

–No puede ser– dijo anonadado.

0-0-0-0-0

Ellos caminaban hacia la villa, después de un viaje y extenso. Sonic caminaba con la vista al frente en silencio, como el resto, hasta que un rostro familiar lo hizo esbozar una sonrisa sincera –Knuckles...– musitó con alivio, quien yacía estatico y con una clara expresión de sorpresa. En un principio no entendió el por qué de la misma hasta que de reojo vio a la eriza quien se ocultaba parcialmente detrás del erizo plateado al percatarse del forastero.

El equidna caminó hacia ellos con su mirada fija en la eriza. –Es imposible– murmuró según como se acercaba –¿Am...– . Sonic corrió hacia él abalanzándose sobre él haciéndolo callar inmediatamente.

–¿Qué demonios sucede contigo?– vociferó el equidna molesto forcejeando con él.

–No digas nada– le susurró a baja voz.

–¿De qué hablas?– inquirió Knucles confundido dejando de luchar.

–Tú no la conoces, no sabes quién es ni de donde vino–indicó Sonic provocando una expresión de sorpresa ante sus palabras –Haz lo que te digo– comando él –Ella no te conoces, ni a ti, ni a mí, ni a nadie más. Por el momento no quiero que nadie le diga nada.

–Pero...

–Te responderé después, sólo has lo que te digo.

Escucharon las pisadas de Silver acercarse hacia ellos para que así Sonic por fin lo dejara en libertad y ambos se pusieran en pie.

–¿Está todo bien?– preguntó el erizo plateado arqueando una ceja por la extraña bienvenida.

–Sí– respondió el erizo azul –Por cierto, Princesa, Traidor– dijo con desdén al erizo plateado –Les presentó al mejor guardián de la villa, Knuckles. Knuckles ellos son la Princesa, y su caballero.

–Soy Silver the Hedgheog– aclaró con el ceño fruncido.

–Mi nombre es Amy– se presentó la eriza tímidamente.

–No puedo creer que seas tú– susurró el equidna acercándose instintivamente para verla mejor.

–¿Qué sea yo?– cuestionó ella viéndolo confundido.

Sonic golpeó la cabeza del equidna para hacerle entender que el comentario había estado fuera de lugar provocando que Knuckles lo viera con una expresión de molestia por el golpe, el erizo por su parte negó con la cabeza.

–Digo... es un placer– corrigió –¡Espera! ¡¿Dijiste traidor?!– dijo Knuckles alarmado.

–Mejor a ser un rebelde– espetó el erizo plateado con una mala actitud.

–Sí– confirmó Blaze involucrándose en la conversación –Ella es la princesa de los traidores y él... ¿Su mascota?

–¡¿Qué has dicho?!– vociferó molesto el erizo plateado.

–Sólo digo la verdad– señaló la felina indiferente –Eres como su perrito faldero.

–¡Tú eres...

–Es suficiente ustedes dos– detuvo Sonic con una expresión de cansancio –Es suficiente tener a Knuckles y Rouge pelearse como amantes para tener a otros dos miembros haciendo exactamente lo mismo.

–¡¿Cómo has dicho?!– explotó el equidna.

–Entonces...– habló Amy cortando el circo que se había formado dirigiendo su mirada al equidna –¿Te gusta esa chica?– inquirió ella con inocencia.

–¡¿Qué?!– exclamaron Silver y Sonic al unisonó.

Silver vio de reojo a la felina lila quien mantenía su mirada desviada con un tenue rubor en sus mejillas; Silver desvió la propia ruborizándose con intensidad por el contenido implícito en el comentario de Amy.

Amy se sintió avergonzada con todas las miradas sobre ella por el comentario que le pareció algo obvio aunque no sabía por qué. Escucharon una risa sonora proveniente del erizo azul, haciéndola sentir un poco menos avergonzada; Amy observó como él reía con entusiasmo, se miraba tan relajado y risueño, provocando en ella una sonrisa instantánea.

–Es sólo que no lo admite– habló Sonic poniendo ambos brazos detrás de su cabeza muy divertido y relajado.

–¡Claro que no!– reprochó el equidna.

–Ven, vamos de regreso a la villa– habló con una gran sonrisa Sonic –Pero antes...

0-0-0-0-0

Siguió sentando en aquella duna esperando ver a su amigo llegar en algún punto, aún confundido de dónde podría estar. Tails suspiró consternado, hasta que en el desierto distinguió dos figuras conocidas corriendo a la distancia.

–¡Sonic!– exclamó al verlo con sus ojos llenos de lágrimas para correr duna abajo y llegar a su encuentro.

–Tails, tiempo sin vernos– saludo con una sonrisa, como solía hacerlo antes de que todo esto pasara.

–¡¿Estás bien?!– preguntó con emoción hasta que notó sangre seca sobre su hombro –¡Tu herida del hombro!

–¿Uh?– exclamó viendo de reojo las vendas improvisadas en el mismo. Para ese momento ya había olvidado que la tenía. Colocó su mano sobre su hombro recordando como las delicadas manos de ella tocaban su torso con gentileza al momento de vendarlo. Un sonroje indeseado se apoderó de sus mejillas al rememorar lo sucedido esa tarde.

–¿Sonic, estás bien?– inquirió el zorrito, extrañado por el imprevisto sonrojo del erizo azul.

–¡Ah!, sí– respondió con rapidez –Eso me recuerda, ¡Reúne a la villa de inmediato!

–Pero...

–Sólo haz lo que te dice Tails, tenemos grandes noticias –habló el equidna.

Asintió con la cabeza aún dubitativo, pero sin tiempo que perder regresó a la villa para reunir a los habitantes.

Una vez allá varios de los aldeanos se reunieron con una gran sonrisa al ver a Sonic sano y salvo, con cientos de preguntas respecto a su estado y su travesía en Robotropolis impidiéndole de hablar hasta que Kncukles gritó: ¡Todos silencio!– dijo a estrepitosa voz acallando a la multitud. El equidna volteó a ver al erizo dándole a entender que podía por fin hablar.

–Ok, escuchen todos– habló el erizo azul al fin –Dos nuevos erizos vendrán a esta villa... Uno de ellos es un traidor– dijo a baja voz para escuchar el bullicio de todos los presentes ante la noticia; algo que ya veía venir.

–¿Quién es el otro erizo, Sonic?– cuestionó Tails entre la multitud.

–Es la Princesa de Robotropolis... Amy Rose.

–¡¿Amy?!– exclamó Tails sin entender –¿De qué hablas?

–Pensé que dijiste que ella había sido enterrada viva en el día negro– citó Rouge a la distancia, quien escuchaba atentamente desde un tejado.

–Sí bueno, eso fue lo que pensé– intentó explicar ante las cientos de preguntas que pronto lo bombardearon –Escuchen, prometo explicarlo todo después, pero ahora necesito que ninguno de ustedes le diga quién es o sobre su pasado.

–¡¿Qué?!– exclamaron todos atónitos para murmurar sobre el asunto nuevamente.

–Creo que tiene amnesia, y por lo mismo nadie le dirá nada y se referirán hacia ella como Princesa, o Princesa Amy, al menos por el momento.

Pudo observar la expresión de incormidad en su rostro ante su petición, sin embargo, todos accedieron a su petición. El murmullo incesante de aquellos que se encontraban presente por las nuevas noticias pronto acallaron al distinguir a Blaze, quien guiaba a un erizo de color plateado quien tenía una expresión de desconfianza en su rostro y a su lado con una mirada de temor yacía ella. Amy Rose.

–Les presento a nuestros nuevos habitantes– habló Sonic –Ella es la Princesa Amy y su Caballero, Silver the Hedgehog.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro