Todo Hará BOOM!
Se despertó escuchando el ruidoso tic tac de su reloj de bolsillo atenuado por un zumbido agudo y constante proveniente de su cabeza, además de las voces, por supuesto.
—Ezreal, maldito hijo de...
Siseó y contrajo su rostro con una mueca de dolor mientras intentaba moverse. Estaba tirada en el suelo con un hilo de sangre saliendo por su nariz. Solo veía oscuridad y a lo lejos las luces de las farolas de Piltover que todavía no lograba enfocar bien. Se veían como luciérnagas doradas. Dorado. Como todo en la maldita Ciudad del Progreso. Volteó la cabeza hacia arriba. Solo había estrellas.
Se volteó como pudo y estiró el brazo para alcanzar su reloj de bolsillo. Este yacía en el suelo a su lado. Entre todos esos engranajes Jinx calculó que habían pasado al menos diez minutos desde que Ezreal le había dicho todas esas babosadas de que extrañaba vivir al límite, como antes.
—Tú —gruñó a la nada—. Nunca has sabido lo que es verdaderamente vivir al límite.
Volvió a quedar boca arriba y se rio, sin embargo, las voces en su cabeza no tardaron en aparecer para burlarse de ella por haber creído en la palabra del chico cuando en realidad en sus planes nunca estuvo quedarse. Se sentó abruptamente y se golpeó la cabeza con el reloj para castigarse por haber sido tan ilusa.
—¡Ya cállense!
El reloj rebotó en su cabeza como un trozo de pan añejo y cayó al suelo.
"Él no vendrá". "Se fue corriendo a buscar a tu hermana". "Qué tonta fuiste", "Tú no aprendes, ¿verdad?"
Powder gritó espantando las voces que la confundían. Lo sentía como estar viendo un lienzo lleno de garabatos. Recordó el golpe y las palabras duras que recibió de parte de Vi, partiendo por la frase que la marcó de por vida.
"¡Solo das mala suerte!". Ahí nació Jinx. Entonces se dio cuenta de que los puñetazos no duelen tanto como los golpes que anteceden al abandono y a la traición, sobre todo cuando provienen de alguien a quien aprecias.
El que Ezreal la hubiera golpeado hasta dejarla inconsciente para luego abandonarla fue un golpe duro a su autoestima ya deshecha. A su memoria vino el recuerdo de su hermana dando vuelta los cajones de su escritorio y pasando por el lado de su naciente invención. En ese entonces ya tenía listo el primero de los muchos fuegos artificiales que ahora la rodeaban. Vi, como siempre, no reparó en eso. Ella solo buscaba las medicinas, solo buscaba algo para culparla por lo ocurrido a la Sheriff de Piltover.
"¡Quería incriminarte!" le gritó otra voz parecida a la de Silco. "Solo piensa en mandarte a recluir, le estorbas".
—¡No es verdad! —sollozó.
"Ella es como una mariposa para mí. No quiero que la lastimen, ni siquiera tú"
—Maldita, ¡mil veces maldita! —chilló maldiciendo a Caitlyn.
Se levantó de un salto y se tambaleó antes de apoyarse en un tubo con pirotecnia
—Casi puedo oírla quejándose al oído de mi hermana, "Nunca podremos estar juntas" —la remedó —"No puedo estar sin ti", "Ayúdame a proteger Piltover", ¡mentirosa!
El estridente ruido de una detonación la sacó abruptamente de sus pensamientos y espantó a todos esos invitados no gratos que invadían su cabeza.
El espectáculo pirotécnico programado para dar término a la boda de Jayce y Mel acababa de comenzar. Los efectos visuales producidos por los artefactos parecían obras de arte cuyo lienzo era el oscuro cielo sobre las aguas que separaban Piltover de Zaun.
Antes de que acabara el espectáculo de luces de los Piltovianos, su sorpresa para el gobernador y su esposa debía estar lista.
—Todos mienten, ya no puedes confiar en nadie —susurró Jinx, dándose todavía más prisa al imaginar que Ezreal en ese preciso instante podía estar con Vi.
Puso manos a la obra y sus movimientos se hicieron veloces y ágiles, motivados por una fría tranquilidad que contrastaba por completo con el aire festivo y la magnífica culminación de la celebración.
Ezreal no volvería y, de hacerlo, muy probablemente sería con Vi. Definitivamente no podía seguir perdiendo el tiempo. Avanzó entre los tubos jugando con la tapa de su encendedor conectado a una pequeña barra azul fluorescente que además de ser una fuente de combustible, enlentecía el fuego para que tardara unos segundos más de lo normal en quemar la mecha. Llevaba en sus manos muchas tiras de papel de muchos colores y distintas medidas, tiras que fue encendiendo con la llama azul de su encendedor y depositando en el interior de los tubos dorados.
—Y este... Va con mucho cariño para ti, por ser una perra muy rezongona. No digas que no te lo advertí.
Puso la tira encendida en un tubo con cabeza de tiburón. La misma cabeza que recicló del arma con la que había atacado al consejo en el pasado.
Explotaron un par de pirotecnias más y le siguieron una lluvia de luces doradas que se reflejaron en las aguas del estrecho, deleitando a decenas de personas que, aun de madrugada, observaban el espectáculo asomadas en el gran puente.
Mel y Jayce observaban el desfile de luces desde el balcón del edificio de ceremonias, junto a ellos y en los otros balcones de la planta alta estaban Seraphine, las madres de los novios, los padres de Caitlyn y otros miembros del consejo y de la clase privilegiada de la Ciudad del Progreso. Viktor ni ninguno de sus invitados Zaunitas estaban a la vista de Jayce, tampoco Caitlyn. Mel hizo sonar su copa de espumante contra la de su esposo para llamar su atención. Jayce sonrió y la besó bajo un cielo poblado de estrellas artificiales.
—¿Debería decir algo como "ni la estrella de Hextech más hermosa detonada esta noche se compara con tu belleza" o mejor me callo? —bromeó.
—Mejor bésame.
—Esa es una excelente forma de decirme que ya he hecho suficiente el ridículo por hoy —rio y se inclinó para besar a su esposa.
Caitlyn siguió a Violet y ambas salieron del edificio de ceremonias, la jefa de la guardia zaunita se volteó a ver a su chica con impaciencia cuando ésta la llamó.
—Es arriesgado que vayas sola.
—Oíste a Ezreal, en este mismo instante podría estar a punto de cometer alguna locura. Debo ir por ella.
—Tú siempre la has defendido, ella lo sabe, ¿crees que haría algo peligroso?
Una locura sí, pensó Vi, pero nada que significara poner en riesgo a las personas. Tal vez Cait tuviera razón y Powder solo quería asustar a los Piltis. No podía estar equivocada, era su hermana y la conocía bien.
Cuando la lluvia de luces doradas cesó, una explosión de luces de neón en colores fucsia y azul hicieron vibrar el cielo con colores y ruido, los espectadores quedaron desconcertados y sintieron la necesidad de cubrirse con el retumbar que provino de los fuegos artificiales luego, las luces se abalanzaron sobre los espectadores haciendo que incluso las personas de los balcones se inclinaran al creer que la lluvia de fuego azul y rosa iba a caer sobre ellos. Hubo gritos de pánico entre la multitud.
—¡Qué pasa, Piltover!~ La fiesta apenas está comenzando —gritó Jinx desde dónde estaba sola y sin nadie que la escuchara o la viera. Se arrodilló para apuntar el tubo con cabeza de tiburón hacia un punto en específico—. Y ahora... todo hará Boom!
Jayce y Mel dejaron el balcón al darse cuenta en seguida de que algo no andaba bien. El gobernador bajó rapidamente en busca de Caitlyn, Mel fue a asegurarse de que sus hijos estuvieran protegidos. Las luces se convirtieron en una lluvia de burbujas trasparentes de todos los tamaños, con una leve tonalidad azulada y un especial brillo tornasol. Comenzaron a descender lentamente del cielo en el que parecían flotar hasta llegar de manera inofensiva a los espectadores.
Fue cosa de segundos antes de que la desgracia comenzara a ocurrir.
—¡TODOS ADENTRO! Nadie toque las burbujas—Jayce, que había visto las burbujas azuladas por el enorme ventanal, salió del edificio y gritó lo más fuerte que pudo.
Caitlyn tomó la mano de Violet y la jaló con fuerza para llevarla de vuelta al interior. Al siguiente segundo hubo otra fuerte explosión, Vi se detuvo de golpe y volteó cuando un potente rayo de luz azul se reflejó contra los pilares dorados de la fachada.
Ese rayo atravesó el cielo y Jayce revivió en un segundo todo lo ocurrido cuando la torre del consejo fue destruida. Cuando casi perdió a Mel y muchos otros asistentes y miembros del consejo perdieron partes humanas que tuvieron que reemplazar con prótesis, lamentó muertes; Viktor lo protegió, sin embargo, el costo que pagó por eso fue muy caro. Viktor se perdió a sí mismo, Jayce también a decir verdad. Ninguno volvió a ser lo que era después de ese día. Y eso estaba a punto de volver a repetirse ya que solo contaban con un par de segundos para salvar sus vidas.
Todo se movió en cámara lenta para Vi, los gritos de la gente la ensordecieron, sabía que nunca se perdonaría vivir sin haber hecho lo posible por salvar a Caitlyn. Para ella, no dar todo por protegerla era lo mismo que simplemente dejarla morir. Cuando el miedo invadió a todos, ella giró su cuerpo y se lanzó sobre la sheriff de Piltover.
Los cimientos del pórtico se estremecieron con el impacto e hicieron vibrar toda la construcción, sin embargo, la bomba nunca se estrelló contra el suelo. Todos exclamaron al unísono cerrando los ojos y cubriéndose con las manos como si en algo les pudiera favorecer. Cuando volvieron a abrirlos, vieron a Orianna sosteniendo entre sus manos y su pecho un tubo dorado con una ridícula forma de tiburón. La chica acababa de poner su propio cuerpo como escudo, había absorbido el impacto hasta el punto de hundir sus pies de acero el suelo de concreto. Y estaba viva, que era lo más increíble de todo. Estaba viva porque en sus manos y brazos tenía símbolos grabados y sus manos funcionaron como un campo estabilizador de gemas Hextech.
En cuanto Jayce vio el artefacto lo reconoció enseguida. Sus dientes se apretaron con ira al sopesar lo que pudo haber ocurrido si Orianna no hubiese estado en el momento exacto. Se propuso encarar a Violet, sin embargo, la pesadilla aun no se terminaba y se había olvidado por completo de las burbujas, las cuales seguían ahí, suspendidas en el aire como fantasmas.
—¡Vi!, ¿Acaso estás loca?
—¿De nada? —bromeó Vi porque no se le ocurrió nada mejor.
Ambas se pusieron de pie y se dieron un vistazo rápido en la búsqueda de posibles daños. Nada, solo las rodillas de la sheriff se habían lastimado con la caída al igual que los antebrazos y los codos de Violet.
De pronto, un pequeño bulto cayó al lado de ellas proviniendo literalmente de la nada y los gritos aterrorizados de las personas que trataban de salir de la conmoción después de lo ocurrido, volvieron a resonar en todos lados cuando esos misteriosos bultos cayeron sobre la gente y, poco a poco, fueron reconociendo con horror lo que eran.
—Eso es lo que...—Comenzó a decir Ekko mirando desde la puerta.
—¡ES UNA MANO! —exclamó Ezreal.
—¡Caitlyn, Vi, entren ahora! —ordenó Jayce.
Obedecieron y corrieron a refugiarse bajo el pórtico, Cait tiró la mano de Vi para hacerla entrar, pero no pudo moverla. La jefa de guardia estaba pensando en Powder.
—Vi —Cait pareció leer sus pensamientos—. Primero debes ponerte a salvo.
—Debo ir por Powder.
—Ahí vuelven a bajar esas cosas, ¿Orianna? —señaló Ekko mirando a Orianna que seguía afuera con la bomba desactivada entre sus manos—. Chica, por qué no te mueves.
—Olvida ese puto tiburón, Orianna, entra ya —le dijo Floch.
La mujer se volteó a ver a sus amigos.
—Alguien debe saber qué está pasando del otro lado.
Vi dio un paso hacia ella y no dio un segundo paso porque Caitlyn la sostuvo para refugiarla de las burbujas que resbalaban por el alero del pórtico. Vi al mismo tiempo estiró su brazo para proteger a Floch antes de que cruzara hacia el exterior. Las burbujas parecían posarse en Orianna, su condición de arma desestabilizadora impedía que la pompa de Hextech la teletransportara si ella no lo quería. En sus ojos celestes había determinación y calidez. Estaba dispuesta a hacerlo aun sin saber el monstruo que se escondía detrás, porque devolver gente descuartizada era algo que solo un monstruo podía hacer.
—No puedo permitir que hagas eso —dijo Vi—. No sola.
—Ustedes no pueden.
—Tú tampoco puedes —le gritó Floch—. Ya oíste a este sujeto —señaló a Jayce —. No sabes qué tan peligroso es lo que hay detrás.
—Sea lo que sea no vas a enfrentarlo sola —insistió Vi y Orianna negó con la cabeza.
Los cuatro zaunitas y Caitlyn sintieron su rostro palidecer al entender que hablaba en serio.
—Si tú vas, yo iré contigo —dijo Vi.
"¡Yo también!" exclamaron los 3 chicos. Orianna sintió que algo en su pecho latía con fuerza. "Chicos" susurró emocionada, Piltover podía pensar lo que quisiera, el significado de compañerismo y lealtad ella lo había encontrado en Zaun. Sin embargo, volvió a negar con la cabeza.
—Si muero, una parte de mí volverá a Viktor con la información que logre recapitular. Si mi destino es morir, no moriré en vano. Lo que nunca me perdonaría es arrastrarlos a ustedes conmigo ya que si hago esto, es por ustedes, para que esta guerra acabe.
Las burbujas se estaban adheriendo al cuerpo de la Dama mecánica. Una parte de ella quería quedarse para hacer a sus amigos entender que ella era la única que podía, de otra forma el misterio de las burbujas tardaría mucho en ser revelado y esta pesadilla podría repetirse no una, sino muchas veces.
—No —insistió Vi, viendo caer los trozos de carne diseccionada—. No quiero que mueras.
—No vayas, Ori, sabes que no es necesario —insistió Ekko.
Floch y Ezreal ya estaban secando sus lágrimas de impotencia.
—Lo sé, pero quiero hacerlo. Quiero que esto se termine y el culpable que tanto han buscado pague. Son el mejor equipo, espero nos volvamos a reencontrar, siempre serán mis amigos.
Aun escuchando las súplicas de sus amigos, alzó una de sus manos por encima de su cabeza adoptando la postura delicada de una bailarina y una falange en su dedo anular giró dando paso a otra combinación de símbolos. Su mano liberó un brillo azul y justo cuando una burbuja se posó sobre el dedo índice de la dama mecánica esta pudo ser transportada.
Vi sintió que sus piernas flaqueaban, Caitlyn tuvo que sostenerla.
Floch y Ezreal ya estaban sentados en el suelo abrazados. Primero Camille, ahora Orianna.
—¿A cuántos amigos más tendremos que perder por culpa de esta ciudad de mierda?
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