Piezas Faltantes
A la mañana siguiente, Caitlyn se despertó con la cabeza pesada y la sensación de haber dormido luego de haber bebido unos catorce shots de absenta. Nunca había hecho tal cosa, por supuesto, pero Vi sí (a ella también le gustaba estar a un paso de la muerte, solo que lo sabía ocultar mejor que Jinx), el caso es que, bueno, no había muerto (por pura suerte), pero había aprendido a que las resacas que dejaba la absenta no se sentían lindas en absoluto, y justo así se sentía ella.
Tampoco sabía lo que había ocurrido, su memoria había una densa cortina de neblina que dejaba entrever algunas escenas que esperaba solo haberlas imaginado. De pronto la abrumó algo parecido a un ataque de pánico, su pecho comenzó a subir y bajar con prisa. Tenía la sensación de que había hecho algo malo y a la vez se sentía frustrada por no recordar. Volvió la cabeza hacia donde descansaba su compañera quien, como si hubiera percibido la mirada puesta en ella, dejó de darle la espalda y se volvió hacia el otro lado, aún dormida. Ella continuaba vestida, con su camiseta rota en la parte del busto lo que disipó un poco la cortina de humo en el cerebro de Caitlyn para dejar pasar ese recuerdo pero, por lo demás tenía toda la ropa en su lugar, cosa que la sheriff no podía decir, ya que solo podía valerse de la protección y el calor que le daban las pieles. Violet respiraba con quietud, ajena a todo el embrollo de nervios que era la otra chica.
Cait temió que ahora su compañera la despreciara por su comportamiento tan osado, por su total falta de respeto. Se sorprendió temiendo que todo se hubiera terminado de hundir entre ellas.
—¿Estás bien? —dijo de pronto la voz profunda de Vi.
Caitlyn alzó sus ojos empañados hacia ella. La jefa estaba despierta, una parte de ella había percibido la angustia de Caitlyn. Se sentó con pesadez pasando una mano descuidadamente por su cabello, Caitlyn enjugó sus lágrimas con la mano antes de que estas se asieran a las pieles que cubrian su cuerpo desnudo. Su compañera tenía unas ojeras marcadas, apostó a que había conseguido dormir solo unas horas, si acaso menos y, porque la conocía bien, también apostaba a que había hecho guardia para cuidarla. La mano de Vi se posó en la mano de ella con afecto.
—Lo lamento —balbuceó Caitlyn. Vi levantó los brazos para rodear esos hombros descubiertos y llenarlos de calor. La Sheriff se sintió acompañada, sintió que Vi la entendía, pero eso no hacía la falta menos grave—. No sé qué ocurrió. Yo... Yo te forcé y lo siento.
—¿Estás bromeando? En ningún momento me sentí forzada por ti. Entendí que tal vez ese líquido extraño te estuviera afectado, y creeme que hice todo mi esfuerzo por controlarme y protegerte pero no fui capaz de detenerte, no sabía que podías hacerme si te lo impedía, no eras tú, tenías una fuerza imparable.
—Yo te golpeé.
—Cupcake, no estoy molesta por eso.
—Deberías —exclamó Cait, impresionada de que Vi no estuviera molesta cuando tenía la mitad de la cara enrojecida—. Yo te golpeé y no debí, te agredí y...
—No me dolió —mintió, para restarle importancia.
Las mejillas de Cait se pusieron de un hermoso color rosado. Vi agradeció ver ese rostro con sus colores usuales. Poco a poco estaba recuperando a la verdadera Cait, a la Cait saludable. Se miraron por largos segundos, sonriendo y olvidándose de mundo por unos instantes hasta que Fizz las llamó desde algún lado.
Vi fue la primera en ponerse de pie y con todo el desplante que puede tener alguien que no tiene verguenza de tener la camiseta rota se puso de pie y salió a saludar a Fizz quien traía secas y limpias las prendas de Caitlyn y una libreta en la otra mano. Violet agradeció la ayuda y se devolvió al espacio que compartía con la sheriff.
Luego de darle espacio para que se vistiera ambas acompañaron a Fizz a desayunar, Caitlyn hojeó el contenido de la libreta y se dio cuenta de que había un montón de garabatos escritos a manos con tinta morada, prestó atención dándose cuenta de que en realidad esos garabatos decían algo y abrió mucho los ojos al darse cuenta de que frente a ella estaba la llave para muchas de las puertas cerradas de su investigación.
—¡Estas son las notas que el doctor Mundo perdió! —exclamó, volviendo su rostro hacia Vi. —Aquí están los apuntes y la receta maestra para el sadcris lúnula, no puedo creerlo.
—¿Cómo llegó a tus manos?
—En realidad fue gracias a nuestra amiga... —Fizz se quedó callado justo a tiempo, ninguna de las dos lo forzó a darles el nombre de esa persona porque temieron que se negara a darles más información o peor, que llamara a Nautilus. —Ella robó esas notas a Renata y llegó un día pidiedole a Nautilus que las ocultara. Me pidió que las custodiara y solo cuando las entregara mi labor como guardian de este secreto terminaría... Ella me dijo que yo sabría darme cuenta cuando estuviera frente a ese momento, y creo que ese momento es ahora.
—Gracias Fizz. Muchas personas han muerto y la armonía entre Zaun y Piltover se ha dañado mucho debido al conflicto que esta droga ha desencadenado. Frenarlo probablemente es una tarea imposible pero tampoco pienso quedarme de brazos cruzados sin hacer nada y al menos con esto ya podremos analizar la fórmula. Esto nos ayudará a encontrar un antídoto.
Ahí estaba esa Cait justiciera que Vi tanto amaba, aquella que dejaba su personalidad apacible cuando hablaba con tanto fervor de sus ideales y metas.
—Fizz, ¿de verdad no sabes quién está involucrado en las muertes que han ocurrido en Piltover? —preguntó la jefa Vi—Por colaborar te bajan la condena y todo eso, consíderalo —dijo con su usual sonrisa de galantería.
—No puedo decirles nada más, a menos que nuestra amiga así me lo solicite.
Caitlyn tomó una muestra del líquido en un frasco y observó su contenido alzándolo hacia la luz del sol.
—Es como si estuviera hecho de mucha brillantina.
—Este era un néctar apetecido por los habitantes—comenzó a explicar Fizz con las manos en su espalda, como todo un sabio—. Tenía efecto energizante y muchos otros beneficios antes de ser modificada para hacer la peligrosa sustancia que ahora tiene a Piltover de cabeza.
—De aquí derivó un arma capaz de tomar dominio de las mentes...
Eso explicaría por qué ella se había comportado de esa manera tan atrevida con Violet. Estaba comenzando a consolarse a sí misma con su nueva teoría cuando Fizz se detuvo en seco y la miró hacia arriba como si acabara de ofenderlo.
—¿Eh? No. El líquido no puede controlar a las personas, ni mucho menos. Ese néctar más bien potencia los deseos escondidos de quienes lo consumen, ese comportamiento que sabes que nadie se espera de ti, o ese deseo que tú sabes que es indebido o prohibido, hace que le pierdas el miedo a las consecuencias...Pero sigues siendo tú.
—Interesante —fue lo único que pudo murmurar Vi, sonriendo mientras Cait comenzaba a sonrojarse hasta el punto de verse casi tan morada como el agua del estanque.
—Cállate —pidió.
Si hubiese tenido a Powder frente a él, solo los dioses sabían lo que le habría hecho. Se conocían desde niños y hasta cierto punto se sentía responsable de ella casi tanto como Vi, pero para todo había un límite y esta vez Jinx los había cruzado o estaba peligrosamente cerca de ello.
Al límite, justo como a ella le gustaba vivir.
Tuvo que dejar a Seraphine sola y dar aviso a los centinelas del edificio en donde se suponía que esa loca debía estar. Se inspeccionó cada rincón solo para comprobar que Powder definitivamente no estaba. Vaya, mierda. Dado que esa chica seguía siendo una amenaza universal y poco menos considerada un arma de destrucción masiva, antes de una hora ya estuvo al tanto la policía, y estos presentaron un comunicado oficial que recorrió todo Piltover siendo Jayce Talis uno de los primeros en ser notificado de la delicada situación.
Jayce apretó el puño, en silencio y solo. Pensó en Viktor, en el juicio de Powder y en lo cerca que había estado de una nueva guerra. Sintió que le iba a fallar a su amigo, ya que no había ayudado a Jinx como lo habían acordado y ahora tenía que salir a darle caza como si fuera una delincuente de las más buscadas. ¿Culpable?, él se sentía como el más culpable de todos, aunque agradeció que la fuga se hubiera dado en la guardia de Ekko. De no haber sido, a estas alturas sabía que ya tendría a Floch en la entrada de su casa a punto de armar la revolución que siempre había querido.
Ekko descendió a Zaun para hablar esto con sus amigos, con los Firelights.
"Muchachos, Jinx otra vez se metió en problemas".
Sí, sonaba a que ya todos eran los malditos niñeros de esa mocosa.
Ingresó por el pasillo oscuro que llevaba a un bar en ruinas decorado con brillantes bombillas fluorescentes que colgaban del techo. La sede parecía estar vacía, no había nadie en la barra y las sillas estaban con las patas hacia arriba acomodadas en sus respectivas mesas. Pero esto era extraño, pensó Ekko enseguida. Era realmente extraño que no hubiera al menos uno montando guardia en el bar y que para colmo estuviera oscuro. ¿Esta sería obra de Jinx?
Una bombilla parpadeó y Ekko sacó su espada para iluminar mejor la estancia a la par que se preparaba para atacar en caso de que alguien que no fuera un guerrillero firelight estuviera por ahí agazapado y listo para atacarlo. De hecho, al iluminar la estancia con su espada creyó que encontraría en el suelo los cadáveres de sus compañeros, pero afortunadamente, nada de eso pasó.
Llegó hasta el espacio detrás de la barra, ahí al fondo había una enorme caja rectangular y justo arriba, una bombilla parpadeaba de una manera muy extraña. Ekko creyó ver asomado algo parecido a una nuca que le pertenecía a alguien con el cabello muy rubio.
¿Ez?
¿Estaría amordazado?, ¿sería el único sobreviviente?
Se acercó rápidamente y con la espada en alto descubriendo ahí a Ezreal, quien levantó la cabeza y se cubrió los ojos con la mano al percibir la luz verde neón de la espada de Ekko.
—¿Acaso estabas... durmiendo? —preguntó Ekko, todavía incrédulo—. En esa... ¿caja?
—¿Ekko? —preguntó Ezreal, incorporándose. Tiró de un hilo a su lado y las bombillas se encendieron una por una con una luz blanca y potente. Le dio a la estancia un aire a clínico y terrorífico, pero al menos ya se veían mejor el uno del otro—. ¿Sucedió algo malo?...ay, claro que sucedió algo malo—dijo entonces, como acordándose de algo importante y se rascó la cabeza, avergonzado por haberse dormido cuando no debería haberlo hecho—. Estoy solo porque el resto de Firelight salió —dijo haciendo una especie de puchero, Ekko dedujo que el muchacho no estaba ahí por voluntad propia, pero no le había quedado de otra, seguramente Floch lo había castigado por alguna de sus travesuras que a veces estaban a un paso de bordear el nivel de Jinx. Demasiada creatividad para una cabeza rubia, pensaba Ekko—. La mitad fue a la misión de reconocimiento con Caitlyn Kiramman, acompañando a la jefa Vi, y según entendí, en ese lugar encontraron a Orianna.
Ekko inevitablemente se sorprendió, aunque en seguida lo invadió la ansiedad.
—¿Y sabes si la hallaron... con vida?
—No lo sé, solo sé que Wizrank la trajo para que Viktor la revise, Floch y los demás salieron para ponerse al tanto. No he sabido nada de ellos desde...
Miró el reloj que colgaba de la chaqueta de Ekko.
—¡Ya son las seis de la mañana!, los muchachos salieron hace más de tres horas ¿Tú por qué estás aquí?
Deseó no tener que decir el motivo por el que venía porque a todas luces venía a empeorar el asunto.
—Jinx se perdió otra vez.
—Mierda, hermano. No puede ser.
Floch llegó a los pocos minutos, con el ceño fruncido. Le dio la mano a Ekko y con la otra le dio palmadas en la espalda. Luego se sentó en un taburete junto a la barra, sus hombros cayeron y sus codos se apoyaron en la superficie barnizada. Ezreal sirvió un trago y deslizó el vaso con un extraño líquido azul por la barra, Floch detuvo el recorrido con su mano y lo agradeció.
—Orianna está... —comenzó a decir Ekko.
—Sobrevivió, hermano, está viva —algo parecido a una sonrisa se reflejó en los labios felinos del joven rebelde, pero luego la expresión de su cara volvió a ensombrecerse—. Warwick la trajo desde la selva de Aguas Estancadas y Viktor pudo tratarla a tiempo. Ella luchó y vivió para contarnos todo. Jinx no mató a toda esa gente, Ekko, a ella la drogaron para convertirla en una pieza del rompecabezas; ella solo fue parte del plan de alguien más. Las burbujas teletransportaron a las personas a la selva de Aguas Estancadas en dónde había un montón de no humanos, personas adictas a esa maldita mierda que les consumió el cerebro. Esos humanos mutados hicieron la masacre en la boda de Progress Man.
—Pero debe haber alguien detrás de esto, alguien tuvo que haber creado a esos monstruos, alguien tuvo que haber ideado ese macabro plan.
—Eso es lo peor de todo... Hay mucha gente involucrada en esto, bro, es una jodida mafia. Orianna dice que son muchos y entre ellos hay gente poderosa.
—¿Gente poderosa de Piltover? —preguntó Ezreal.
—Gente de Piltover... Y gente de Zaun.
—¡De Zaun!. Imposible
—La líder es una Zaunita.
"¡¿Renata?" exclamaron Ekko y Ez cuando Floch confesó ese nombre entre dientes, odiándose a sí mismo por haber confiado tan ciegamente en ella solo porque ayudó economicamente a Zaun y se notaba genuinamente comprometida con la ciudad y su deseo de salir de las cloacas.
—¿Crees que Jinx esté con ella?, ¿que sea una adicta?
—Existe la posibilidad de que Renta se haya aprovechado de su inestabilidad y la haya convertido en su mascota —comentó Floch, Ekko guardó su espada y se dispuso a irse—. Ah, una cosa más, hermano —bajó de la butaca, Ekko se detuvo y volteó a verlo—. Esa chica, Seraphine, será mejor que te alejes de ella.
El chico no supo que decir, se sintió como un niño que ha sido descubierto robando un dulce. Intentó balbucear algo mientras negaba con la cabeza.
—Man... Aquí habemos solo hombres; excepto este cabrón que a veces no sé a qué le juega —apuntó a Ezreal. El rubio levantó la cabeza, entendiendo que lo acababan de atacar y que debía ofenderse—. Me he dado cuenta de cómo la miras —continuó—. Siento ser yo el que te diga esto pero... Hemos confirmado que su madre, la consejera, es una de las Piltis involucradas, es obvio que su hija sabe algo también, tiene las manos tan sucias como su madre.
—No puedes estar hablando en serio.
—No, hermano, qué más quisiera yo, pero no bromearía con esto. Lo siento mucho, a veces no tenemos cómo saber quien es honesto con nosotros y quien solo desea sacarnos información. Mejor quédate con este cabrón —dijo Floch moviendo la cabeza hacia Ezreal, quien esta vez, además de fruncir el ceño por enésima vez se empezó a sonrojar furiosamente—. Ahora vamos por Jinx, tenemos mucho trabajo que hacer y una loca por rescatar antes de que llegue Vi.
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