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N/A: dedicada a OscuridadDelInfierno por animarme y escucharme todo este tiempo en el que duró el proceso de escribir este cap.  Te adoro pequeña. 








Aquella tarde fue la mejor que Harry habia tenido en mucho tiempo, sus risas resonaron en el cuarto grabándose en el corazón de Severus, prometiéndose a sí mismo que jamás haría sentir triste al mocoso, a su mocoso.

El regalo de los Malfoy, había sido un hermoso collar que iba a los primogénitos de la familia Black, por parte de Narcissa, mencionó en una carta que Draco -también primo de su mocoso por añadidura- poseía uno igual. El pequeño Harry había brincado de alegría al saber que, en efecto por fin tendría un primo con el cual jugar, y no uno con el que siempre se encontraría peleando como lo fue alguna vez Duddley, ese niño era cinco veces su tamaño y el pequeño se alegró de ya no tener que soportar sus berrinches de niño malcriado.

Por otro lado, el patriarca de la familia Malfoy había enviado un libro ostentoso sobre magia elemental, el cual siempre leía a Draco pero ya era momento de hacer buenas migas con su futuro líder. Así que se lo regaló junto con una pequeña misiva con sus más sinceras felicitaciones por su cumpleaños.

El ultimo paquete de la pobre ave fue una pequeña cajita en la que había un anillo hechizado para ajustarse al tamaño de su dedo meñique con el paso de los años. Junto con una carta escrita a puño y letra por el heredero de los Malfoy.

"Querido primo Harry: estoy muy contento de que hayas aparecido después de tanto tiempo. Mamá siempre me hablaba de ti. Estoy seguro que seremos grandes amigos, como hermanos. ¿Ves ese anillo en la caja? Tengo uno igual. Te contaré un secreto, poco despues de que yo naciera mamá iba a darme un hermanito, pero dice que enfermó y se convirtió en magia otra vez, ese anillo que tienes iba a ser para él, estoy seguro de que tu has venido a mí para ser mi pequeño hermano al cual cuidaré, ¡espero que nos veamos pronto!
Con cariño, tu hermano mayor, Draco"

La letra, aún algo grande y poco elegante delataban que era un simple niño el que había escrito en el pergamino, aquella tarde Harry había llorado de felicidad al saberse que tenia una familia tan grande ahora, a su disposición y solo para él.

Sonrió. Ahora tenia un hermano mayor.

Y aunque no lo conociera, sabía que ya lo amaba, como estaba seguro amaría a los padres de éste, a su familia. A su padre.













                        °°°°














Mientras tanto, en la mansión de la familia Longbottom, un viejo de cabello cano y sonrisa bonachona, junto con una túnica naraja con estrellas rosas fosforescentes, iba caminando por los jardines hablando con una vieja señora.

-Como verá, señora Longbottom, el chico puede ser una gran influencia en el mundo mágico, si tan solo la gente supiera de su trágica historia, podría llegar a... - el hombre fue detenido por un bufido de la vieja mujer.

-No voy a permitir que lo hagas, Dumbledore, mi pequeño no será comidilla de los chismosos del mundo mágico como tú dejaste que ese indefenso bebé de los Potter lo fuera- la voz de la mujer fue a penas un susurro, pero el hombre lo captó a a perfección.

-No lo exhibirás, no de esa manera- y allí se dio por terminada la conversación, la mujer lo llevó hasta la entrada a sus terrenos esperando a que se apareciera lejos de allí, y así lo hizo, si vio aquella vena marcada en la frente del hombre lo ignoró totalmente.

No fue hasta que se marchó, que se permitió soltar un suspiro, a la par que sacaba su varita y comenzaba a reforzar las protecciones de su hogar.

Ella lo sabía.

Sabía que su hijo Frank y su adorada nuera Alice no fueron hechizados por mortífagos, y esta visita confirmaba sus sospechas.

Lo que no entendía era, por qué causar conflicto entre Neville y Harry Potter, quería que la historia de los padres de su nieto salga a la luz, pero ¿Por qué? Qué ganaría con un enfrentamiento entre las masas que apoyaba a Harry y aquellas que seguro apoyarían a su nieto.

¿Qué ganaba con un enfrentamiento entre ellos?

Observo a su pequeño Neville, mirando las plantas que ella le había enseñado a cultivar semanas atrás, sus mejillas sonrojadas, su carita regordeta. Frank no querría que su hijo fuese de aquella manera, comenzaría a enseñar intensivamente a su nieto, y por primera vez, dejo de lado el orgullo de la familia, Neville no sería alguien digno si le enseñaba a temer todo lo que había a su alrededor.















                             °°°














En una de las grandes y ostentosas ventanas de la biblioteca, un pequeño se hallaba sentado mirando a través de ella, jugando con el pequeño anillo que descansaba en su dedo meñique.

-¿Cuándo vendrás, hermano Harry? - susurró, para seguir en el sillón sentado, mirando el paisaje que los jardínes de la mansión Malfoy ofrecía.

Suspiró, espantar a los pavos reales ya no le parecía divertido, queria jugar con Harry.

-Draco, por qué no vas a escribirle otra carta a Harry, mami y yo debemos atender asuntos de adultos en la biblioteca - la voz de su padre había resonado en el silencioso lugar, el pequeño rubio levantó la cabeza y sus ojos se llenaron de brillo ante la sola mención de una carta para Harry.

Lucius Malfoy sonrió levemente, no sabía si la emoción de su hijo era por escribirle algo a Potter o por la sola idea de jugar con las plumas, el pergamino y la tinta.

El pequeño no dijo nada, mas como una snich había salido corriendo en dirección a su cuarto para así llamar a su elfo Dobby y que le llevase todos los elementos para escribir una gran carta.

No había pasado ni cinco minutos cuando, su esposa, acompañado de Severus y Walden Macnair, quien hasta el momento se mantenía como un mortífago encubierto, con la fachada de verdugo del Comité de Exterminación de Criaturas Peligrosas. No era una compañía agradable, estaba demás decir aquello, pero de entre todos, era el único quien podía moverse sin levantar ni una sola sospecha, un lujo que ellos no podían darse.

-Creo que sabrán la razón por la cual no escontramos aquí - comenzó con voz suave Narcissa, quien había tomado asiento junto con su esposo, Snape se acomodaba en un sillón individual al igual que Macnair.

-Aún no es de conocimiento público, pero, estoy en un proceso de adopción, seré el padre de la pareja del Lord - el único quien no pertenecía al circulo interno del señor oscuro abrió los ojos asombrado. Aquello de la pareja era noticia vieja, lo que no sabían era quién era, y ahora venía ese hombre a decirle que iba a adoptar al niño que crecería para ser el próximo gobernante del mundo mágico junto con su señor.

-¿Y... Qué se supone que haga? ¿Qué es lo que debo hacer? - sabía que no le decían aquello por nada. Los miró espectante.

-El señor oscuro está vivo, en alguna parte entre Gran Bretaña, Irlanda del Norte y Escocia, y debemos comenzar con la búsqueda, el niño ya tiene seis años, su educación con una leve inclinación hacia el lado oscuro ya comenzará- la gran biblioteca quedó en silencio, mientras que dos pares de ojos claros y un par totalmente oscuro lo observaban. Macnair tragó grueso, mientras comenzaba a idear cualquier cosa que lo ayudará en su tarea.

-Tengo algunos contactos en Irlanda y Escocia- su mano fue directamente a su mentón en una pose pensativa mientras miraba sin mirar la alfombra persa que descansaba frente a sus pies.

-Creo que yo solo podría manejarme bien por toda Gran Bretaña, obviamente la discreción debe ser un gran factor- frunció el ceño levemente, luego alzó la mirada a los tres presentes, quienes aún lo observaban en silencio.

-Creo que ya sé lo que se debe hacer, si me disculpan señores y... Señorita, me retiro- comentó algo sonrojado al ver la leve sonrisa de la matriarca de los Malfoy por el elogio, apenas se retiró de la sala, se oyó un bufido de Lucius, y una suave risa burlona por parte de Severus.

-Querido, deberías aprender un poco de ese verdugo- comentó casual la mujer, provocando un ceño fruncido del rubio y otro bufido.

-Bien, creo que ya me retiraré, pero antes pasaré a saludar a Draco, Harry me dio una carta que él escribio y queria que yo mismo se lo entregue - rápidamente la fría mirada de ambos cambio a una de cariño y amor.

Severus salió de la biblioteca con una suave sonrisa instalada en sus labios, había elegido una buena familia para Harry. Él no sería como su padre, no cometería los mismos errores, Harry no tendria un padre como el suyo.










                              °°°













La mañana siguiente Harry había despertado con una mala sensación en la boca del estómago,  era como cuando tomabas jugo de naranja y luego de cepillarte los dientes, simplemente horrible. Era un presentimiento raro, pero siendo jueves, y con la visita de su padre al orfanato lejos aún, descartaba la posibilidad de que fuera emoción o ansiedad.

La ansiedad apenas y comenzaba los viernes por la tarde,  y continuaba hasta que el cansancio lo vencía,  así que con un irritante sentimiento indefinido se preparó para asistir a la primaria, en donde se dedicó a escuchar a las maestras enseñar cosas que él ya entendía a la perfección.

Al llegar al orfanato, aún con la maldita y rara sensación,  solo se dedicó a tirar su pequeña mochila con cuadernos y enterró su rostro en la roída y vieja almohada de su habitación,  esperando hundirse en un sueño pacífico. 

-No sabía que tenía la manía de ignorar a sus invitados... señor Snape-  la voz del hombre de negro resonó en toda la habitación,  Harry, quien apenas escuchó su voz se había levantado de un salto, sonrió corriendo hasta la silla donde se hallaba sentado Severus, chocando nuevamente su dura frente contra el esternón del hombre.

"Maldito mocoso sentimental" había gruñido, pero se resistió,  en cambio sólo se dedicó a palmear al muchacho para que se alejara de él,  claro que si llamamos palmear a unas suaves caricias en el hombro y la espalda.

-Ya mocoso, ¿Qué sucede?- preguntó,  temiendo sonar muy duro para el chico, quien había empezado a llorar y llenar de mocos la túnica que había decidido estrenar hoy. 

Y cuando vio su rostro, cuando vio esos ojos color Avada mirándolo con tanta añoranza y amor lo supo, ese pequeño lo necesitaba más de lo que creia, demonios,  era solo un niño, él ya estaba trantandole como uno de los alcornoques a los que enseñaba.

Lo atrajo nuevamente hacia sí y lo abrazó,  mientras que con un movimiento ágil de varita comenzaba a juntar las cosas del chico en su baúl.

Con otro hechizo libero a la pequeña lechuza, la cual según Harry había llamado Hedwig, y la mandó  a su nuevo hogar,  la jaula fue a parar a una de las habitaciones del baúl junto con la serpiente y las demás pertenecías se acomodaron en una habitación específica del mismo.

-Harry... ¿No hay nada más que quieras guardar de aquí? - preguntó pacientemente Severus, el chico se alejo del cálido pecho de su padre y observó la habitación. 

-No quiero nada de este lugar- mencionó con un tono completamente despectivo hacia el lugar, Severus sólo asintió,  sintiendo un desconocido y cálido sentimiento en el interior de su pecho.

¿Era acaso eso lo que llamaban orgullo paternal?

No lo supo, pero tampoco quería enterarse,  solo tomó al chico en brazos. Hechizo el baúl y lo encogió guardándolos en su bolsillo y salió  de la habitación. 

-Bien Harry, ya es hora de conocer tu nuevo hogar- comentó,  los ojos del pequeño se llenaron de lágrimas pero ninguna salió,  Severus le sonrió,  dándole algunas indicaciones se apareció.

Harry observó como una oscura y alta casa se alzaba ante él,  parecía abandonada, pero las luces dentro de ella daban a entender que era habitada por alguien.

-Está fue la casa donde yo crecí - comentó,  así ambos pasaron a la  sala de estar, en donde un sofá de cuero negro se imponía al igual que un gran candelabro de cristal colgaba del techo y frente a una mesita de té hecha de bronce, se ubicaba una hermosa chimenea, hecha de piedra volcánica negra, hermosa y bien pulida.

-¡Pinky!- llamó el hombre de negro,  una elfina apareció de repente frente a ellos, asustando a Harry, quien corrió a esconderse tras su padre. 

Severus quiso llorar de felicidad,  el mocoso ya confiaba en él al punto de darle su vida para protegerla. 

-Tranquilo hijo, ella es la elfina a cargo de la casa, toda mi confianza la tiene ella, ahora preséntate- le susurró,  sabiendo que la pequeña criatura estaba casi llorosa por las palabras dichas por él, pues nunca se había referido de esa manera a nadie. Ese mocoso era el culpable,  observó como Harry dubitativo salia detrás de sus piernas y adoptaba su pose más sería,  aclaró la garganta y miró a la elfina.

-Mis disculpas por no haberme presentado, soy Harry Snape,  el hijo de su amo-  su voz a pesar de ser la de un niño,  estaba cargada de orgullo por su apellido,  Severus no pudo controlar sus reflejos,  solo se dedicó a acariciar el cabello del chico.

-Como has oído Pinky,  Harry es mi hijo, será tu nuevo amo, obviamente deberás obedecerlo,  con ciertas limitaciones ya que solo es un niño,  por lo pronto quiero que lleves su baúl a la habitación que será para él- la criatura,  aún llorosa asintió y desapareció en un suave ¡pop!

Severus se sentó en uno de los sillones y rápidamente Harry lo siguió, sin pedir permiso se subió sobre sus piernas descansando sobre su pecho.

-¿Cómo lo hice?- preguntó, refiriéndose a su presentación,  la mano del hombre de negro instintivamente fue a su cabello comenzando a acariciarlo.

-Bastante bien para solo ser un mocoso- y Severus estuvo seguro de que Harry sonreía.

-¿Te agrada la casa?- preguntó luego de un momento de silencio el mayor,  Harry se dio vuelta aún sobre sus piernas, quedando a horcajadas sobre él y cara a cara.

-Cualquier lugar es agradable si estoy contigo, papá- susurró,  tomó las mejillas pálidas de su padre y le dio un suave beso en la frente,  Severus quedó estático,  su pecho latía fuertemente, sus ojos picaban al igual que la nariz,  lo único que pudo hacer, y por puro instinto fue abrazar a su pequeño contra su cuerpo.

Con delicadeza comenzó a mecerlo,  mientras silenciosas lágrimas caían por su rostro.

-Te quiero, hijo- había susurrado,  sin saber que el pequeño aún estaba consciente,  Harry sólo sonrió,  dejándose vencer por el cansancio y el cálido pecho de su padre.

Al fin había encontrado su hogar. 













N/A: lamento la publicación hasta ahora,  esta semana que pasó y la siguiente estoy de exámenes finales y es mi ultimo año antes de ser una universitaria que se pasará viendo anime y Harry Potter. . Deseenme suerte o envienme Felix Felicis por correo. Espero les haya gustado el capitulo.

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