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28

-Ha pasado mucho tiempo, Severus- murmuró Tom, sintió su mano siendo tomada por su futuro consorte y a la par éste lo guiaba a uno de los grandes sillones de la habitación.

-Demasiado tiempo, Tom. Creíamos que estabas en Albania- murmuró Severus, sus ojos brillantes reteniendo lágrimas, de emoción, de frustración, joder, quería golpearlo.


-Lo estaba, antes de que Quirrell se ofreciera tan voluntariamente llevarme a Hogwarts- mencionó suavemente, como si quisiera minimizar el tema.



-¡ERES UN IDIOTA!- gritó el hombre de negro, asustando a su hijo por el repentino grito.



-¡UN ESTÚPIDO! ¿Qué te costaba decirme que estabas en en el castillo? ¿Sabes lo preocupado que estaba? ¡Te buscamos por más de tres países! Remus incluso contactó a un clan de lobos en Albania. Lobos que por cierto se unieron a la causa; pero eso no es importante ahora porque el punto es que ME MENTISTE. Jugando allí dentro del castillo a ser un soso maestro miedoso, ¡Cerca de ese demente!- dos pequeñas lágrimas resbalaron por sus mejillas. No dejó caer más; su propio orgullo no se lo permitió. Harry quiso acercarse, pero observó como su papá Remus lo hacía; con sus ojos dorados y dejó una suave caricia en el hombre de negro; que se estremeció al sentir la nariz del lobo acariciando tiernamente su cuello y soltando algunos gemidos de consuelo.




-Podría haberte hecho cualquier cosa Tom, ¡Eres un insensato!- Severus ya ni siquiera tenía ganas de reprenderlo. Simplemente suspiró sentándose en el sillón más grande, Remus a su lado. Harry se había sentado en el posabrazos del sillón de Tom; quien se veía compungido luego de la gran perorata del pocionista.


-Severus... no podía revelarte que estaba dentro del castillo, tenía que recuperar la piedra. Luego iría a contactarte... sin embargo no pude hacerme de la piedra. Y un pequeño me ofreció una invitación para Yule en mi último día en el castillo- se giró a ver a Harry, sonriendo levemente al chico quien le devolvió el gesto.




-Claro, por que es lo más inteligente decirle a un mocoso de once años de tu regreso. ¡Espléndido! ¿Por qué no le enviaste una carta al Profeta también?- dijo irritado el hombre de negro, ignorando los ''¡Ey!'' Indignados tanto de Harry como del Señor Tenebroso.



-¡Iba a irme del Castillo! ¡No lo veía desde que era un niño! Perdóname por querer pasar un tiempo de calidad con mi elegido- ese tonito, ese tonido de diva del mal era tan idéntico al de Harry que el pocionista se masajeó las sienes con fuerza. ¿Qué había hecho para merecer tal castigo? Un hijo dramático... un futuro yerno aún más.



-Papi- llamó Harry, con un leve puchero y ojos brillantes.



-Ya lo hemos hablado Harry, no asesinatos hasta los catorce- dijo Severus cortándolo. El menor se vio indignado.



-¿Por qué siempre piensas que quiero matar a alguien?- preguntó llevando una mano al pecho en gesto dramático. El pocionista tuvo la osadía de rodar los ojos.



-Por que te conozco, ¿Quieres que hablemos de lo que pasó cuando tenías nueve? ¿O qué tal cuando te contamos lo de Dumbledore?-  Harry arrugó la nariz, como si hubiese olido caca de lechuza.



-¡Qué escandalo! ¿Ni siquiera un solo asesinato, Severus?- preguntó esta vez Tom. Y el hombre de negro suspiró, como si tratara con unos niños caprichosos; lo cual era en parte cierto.



-¡NO ME DIGAS CÓMO CRIAR A MI HIJO!- Severus gruñó mostrando levemente los dientes, sus caninos inusualmente más largos y aterradores. Tom de inmediato levantó las manos en signo de rendición.



-Tranquilo, Tranquilo, Sev... es solo que, ¿Ni uno solo, Severus? Es tan joven, ya debería tener por lo menos uno o dos- el tono de aflicción del mayor de todos solo hizo suspirar al pelinegro. Su cara claramente decía ''¿En serio me estás diciendo esto?''.  Severus suspiró.



-Ya atacó a uno de séptimo en su primera noche en el castillo, es más que suficiente para él, sin contar que está castigado por ponerse en peligro al buscar la piedra- Harry refunfuñó en su lugar ofuscado y lentamente Tom se giró a mirarlo.



-¿Te pusiste en peligro?- preguntó serio. Y Harry lo miró de igual manera.



-Por supuesto que no, teníamos un plan trazado con mis amigos, ni siquiera había las trampas cuando lo hicimos, solo debíamos evadir a Filch y sacar la piedra del espejo- su voz sonaba tranquila pero con el toque de seriedad correcto. El ambiente cambio drásticamente.



-Tengo la piedra aquí- dijo, sacando una cadenilla de entre sus ropas, con la piedra colgando de ella, por primera vez todos pudieron verla. Tan roja y brillante.



-Severus... ¿Tú podrías?- preguntó con un toque de esperanza el mago mayor. El pocionista se levantó, pidiendo la piedra a su hijo y la observó una vez la tuvo en sus manos.


-Conozco la teoría, levemente. Deberé estudiar más, quizás no comience la poción hasta finales del año escolar- dijo serio. Tom sonrió.

-Mientras podríamos buscar las partes perdidas de mí- soltó casualmente -Y quizás Harry podría ayudarnos buscando la que se encuentra en el Castillo- el pequeño se giró a mirarlo emocionado por ayudar al hombre.



-No es necesario, yo podría...- fue interrumpido por el propio Remus, quien hasta el momento había permanecido en silencio todo el rato.



-Severus, tú estarás ocupado con las clases y tus estudios con la piedra, dale una oportunidad a Tom de que le confíe en Harry y de que puedan cartearse- el mayor casi tuvo la decencia de sonrojarse al ver sus intenciones descubiertas, casi, por que en realidad solo desvío la mirada y Remus sonrió con suficiencia.



-Yo quiero y puedo, papi por favor, déjame ayudarlos... incluso Cástor puede supervisar, sabes que el iría a decirte si hacemos algo malo, bueno, algo realmente muy malo- Severus lo miró fijamente en silencio por al menos un minuto, sonriendo internamente cuando lo vio removerse incómodo. Aún tenía el toque.



-Te dejaré, pero vendrás a darme reportes en mi despacho cada vez que salgas a investigar- el niño asintió sonriente y emocionado.


-Lo haré, Lo haré, no te preocupes papi, incluso puedes interrogar a Draco y Póllux- Severus asintió y simplemente se resignó a la emoción del chico.




-Bien, ya que estoy aquí, ¿Por qué no llamas al círculo interno para una breve reunión?- Tom miró fijamente al pocionista; que no tuvo más remedio que suspirar y levantarse, seguido de Remus.



-Los llevaré en la biblioteca, tienes quince minutos a solas con mi hijo, Tom. Úsalos sabiamente y con cuidado- hizo especial énfasis en eso último y solo tal vez, el Señor Tenebroso sintió nerviosismo. Por que los señores oscuros no sienten algo tan banal como el miedo. Instinto de supervivencia, éso sí que lo tenía; y mucho. Y ese mismo instinto le decía que no tiente el lado malo de éste Severus tan... maternal.



-Eso sí que ha ido bien- murmuró sonriente Harry, mientras estiraba del brazo al mayor para llevarlo al sillón más grande, donde ambos se sentaron juntos.



-¿Éso ha sido bueno para ti?- preguntó mortificado Tom. Ni siquiera quería saber lo que era malo según él.



-No te lanzó un hechizo de castración, eso es un verdadero milagro. Ésta noche lo he visto lanzar unos tres a algunos invitados que miraban demás a mi papá Remus- no, no quería tentar el lado malo de Severus. Suprimió un escalofrío, con cada gramo de su fuerza de voluntad eliminó los malos pensamientos hacia Harry.



-Ni siquiera quiero pensar en lo que me hará Severus si te pasa algo- murmuró entre dientes, el menor igual lo escuchó y soltó risitas.



-No sé cómo era mi papi antes. Pero siempre fue muy protector conmigo, aunque tal vez papá tenga un poco que ver con eso. Su magia cada día se acopla más a la del otro, es interesante ver cómo la magia salvaje de papá se entrelaza con la más calmada de papi- la voz de Harry se oía emocionada. Y Tom pudo ver esa misma emoción por aprender cosas nuevas que él mismo poseía en el pasado.


-Te pareces mucho a mí a tu edad, pero obviamente no del todo, eres simplemente... tú. Eso me encanta- a pesar de que aún estaba en el cuerpo de Quirrel; el menor sintió su corazón palpitar emocionado al ver esa sonrisa que le dirigía el mayor. Sin pensarlo mucho envolvió con sus pequeños bracitos el cuerpo del otro mago en un abrazo. Un pequeño temblor asaltó los cuerpos de ambos.


-Estoy tan feliz de que estés aquí conmigo Tom- el de ojos verdes hablaba con la cara aún pegada al pecho del hombre mayor.


-Tenía sospechas- continuó, ésta vez se giró de manera a que su oreja quede sobre el lugar donde un corazón que no era el de Tom palpitaba. La magia era realmente maravillosa.


-Veía tus ojos cambiar de color, había veces en las que tu aura también cambiaba de color- cerró lo ojos, embriagándose de un perfume que no era verdaderamente del hombre.


-Y entonces me preguntaba quién eras realmente, y entre cuidar la piedra, investigarte, cuidar a mis compañeros de ése... asqueroso ser, sentía que iba a explotar, joder solo tengo once años y aunque sea más maduro no significa que  no quiera disfrutar aunque sea un poco más de mi niñez- el cuerpo del mayor se tensó y soltó un tembloroso suspiro.


-Lamento haberte metido en medio de esta guerra solo por haberte elegido como mi igual- Harry se levantó como un resorte; sus manos viajaron con rapidez a las mejillas de Tom y lo miró con tanto cariño que algo dentro del mayor tuvo ganas de llorar.



-No es tu culpa, yo continué con ésto, es solo que a veces necesito tanto de un abrazo como el que acabas de darme- los pulgares del niño dejaban suaves caricias en los pómulos del otro mago.


-Siempre que necesites alguien con quien desahogarse, sacarlo todo, o simplemente cuando necesites un descanso, puedes acudir a mí. Ahora sí podré estar ahí para ti, ya no hace falta que te lo guardes todo, ¿Está bien?- fue el turno de Tom de acariciar las mejillas de su pequeño, mejillas bañadas por pequeñas lágrimas de felicidad.




-Te esperé tanto tiempo Tom. Prácticamente desde que tengo memoria- un suave beso fue dejado en la frente del chico de ojos verdes.



-Ya estoy aquí Harry, prometo que no me iré a ningún lado, siempre que me necesites, estaré para ti- el pequeño volvió a rodearlo con sus bracitos, aunque ésta vez rodeó el cuello del hombre.



-Tienes prohibido dejarme ahora Tom, te condenaste, ya no hay marcha atrás- una suave risa que le dio escalofríos salió del mago mayor.



-Guarda tus palabras, te las diré cuando seas mayor, allí serás tú quien no podrá deshacerse de mí- las risitas del niño de ojos verdes le llenaron los oídos y el llanto paró, el niño dejó un suave beso en la mejilla del otro.


-Eso no pasará, Tom. Soy tu elegido, tú eres el mío. Mi lugar es a tu lado- y un fuego que jamás creyó tener se encendió dentro de Tom; lastimosamente no pudo hacer nada, unos suaves toques en la puerta se escucharon y poco después ingresó Remus.



-Harry, tus amigos están a punto del colapso, ¿Porqué no vas y los calmas un poco en lo que tenemos nuestras reunión con el círculo?- el niño hizo un puchero, no quería alejarse de su futuro esposo ahora que lo tenía enfrente, pero ya podía imaginar a Draco a punto de desmayarse, con un suspiro asintió y se giró hacia Tom.


-Nos... ¿Nos veremos después?- preguntó, jugando con sus dedos algo nervioso. Tanta inocencia en un solo gesto; Tom quería mancillarlo.



-Por supuesto Harry, apenas termine iré junto a ti- el chico le regaló una de sus más espléndidas sonrisas; el mayor respondió con una más tenue y se despidieron. Harry dejó un beso en la mejilla de su padre y marchó hacia sus muy dramáticos amigos. Joder, solo tuvo una reunión con el mago tenebroso más poderoso de los últimos quinientos años; mago qué; según los rumores de gente sin vida, buscaba eliminarlo, por favor, cuánta exageración por parte de ellos.
























Tom observaba a los nuevos miembros del círculo y con pesar recordaba a aquellos que estaban en prisión. Bella; su lugarteniente estaba en Azkabán, debía sacarla de ese horrible lugar, oh, y también a los demás que estaban allí.



Las nuevas adiciones a su círculo eran claramente Lady Zabini, el licántropo pareja de Severus y los hermanos Black. Theodore Nott Señor lo miraba impasible, Avery II con curiosidad, Mulciber como siempre solo miraba algo ido el techo. Sin embrago fue el Señor Nott quien tomó la palabra.


-¿Entonces nos dices que eres un espíritu tomando posesión del cuerpo de un pobre infeliz?- volvió a preguntar, solo para cerciorarse, Tom hizo una mueca pero asintió.


-Eres un idiota- fue lo que respondió, el señor oscuro suspiró.


-Ya sé, ya me lo dijo Severus a punto de hechizarme, no necesito volver a escucharlo, muchas gracias- lo cortó, Nott bufó. La risita de Sirius se oyó y Regulus no escatimó en el golpe que le dio en el costado; quitándole el aire.


-¿Podemos ir a lo importante?- dijo con exasperación, Lady Zabini se preguntaba si realmente éste era el Señor Oscuro; pero cuando el irritado hombre liberó algo de su magia lo supo. Oscura y seductora, adictiva como una droga e igual de mortal.




-El filtro de la vida, sí, yo me encargaré de ello, sin embargo necesitaremos recuperar algunos artículos- la voz de Severus fue la siguiente en escucharse.


-Regulus, Sirius, hay una copa en las cámaras de tu prima que necesitaremos- el mayor de los Black supo de que se trataba por lo que asintió.


-Los demás irán en grupos de dos por los siguientes artículos- Remus fue ésta vez, comenzando con una larga charla sobre qué artículos debían buscar y dónde hacerlos, sin contar los hechizos que debían desmantelar para poder llegar a ellos.




-¿Entonces, con esto ayudaremos a que recupere más rápido su cuerpo?- la voz de Lady Zabini preguntó, por lo que Tom se giró a verla, no había hablado mucho en la reunión y ciertamente no sabía mucho de ella.



-Así es, dígame Lady Zabini, ¿Cuál fue la razón por la que se encuentra hoy en día sentada junto a nosotros?- preguntó, la mujer levantó una de sus perfiladas cejas y miró a Severus luego, quién solo asintió.


-Aparte de que puedo seducir a cualquier hombre sin hechizos o pociones y obtener información de cualquier tipo, mi familia desde hace siglos se especializa en venenos y pociones, le conviene tener otra maestra de pociones de su lado, sin contar que mi hijo es parte del séquito del joven Harry- pero lo último lo desestimó con un movimiento de manos. Tom se mantuvo pensativo durante algunos momentos.




-Lady Zabini, creo que tengo una misión especial para usted... ¿Qué opina de ser la nueva esposa del Jefe de Aurores Scrimgeour?- la sonrisa landina de la mujer paró la respiración de más de uno dentro de la habitación, una mujer hermosa que disfrutaba de engatusar a hombres. Malvada, fue el único pensamiento de los hombres en la sala.



-Te daré los detalles en privado- comunicó Tom, la mujer asintió, aún sonriendo y luego el mago tenebroso giro a ver a Severus.




-Tenemos un espía bajo las ordenes de Dumbledore, nos ha mandado algunos informes, debemos prepararnos, el viejo está alterado por la perdida de la piedra- y nuevamente una plática sobre la piedra comenzó.

















Harry no dejaba de sonreír, a su lado Draco simplemente rodaba los ojos. Estaban en el mismo lugar antes de ser asaltados por Tom, después de un interrogatorio sobre lo que sucedió con Voldemort a solas; lo niños suspiraron aliviados y comenzaron a charlar sobre temas del colegio.


-Hay una pequeña mierda que quiere acercarse a nosotros- murmuró Draco al grupo, cada uno calló, observando como la mayor de las hermanas Greengrass se acercaba, Harry se giró hacia la niña rubia de ojos azules con una tenue sonrisa.


-Daphne, es un gusto que tu familia haya podido asistir- el niño de ojos verdes hizo un leve asentimiento en su dirección y la niña sonrió sonrojada.



-¿No quieres acompañarnos ésta noche?- le extendió la mano y la tentación de la invitación la hizo aceptar, chica se sentó en una de las sillas cercanas a Harry y todos en el grupo se tensaron.




Insolente. Greengrass sonrió con suficiencia.






Y Harry borró toda sonrisa encantadora de su rostro, dio una mirada seria a sus amigos que se tensaron aún más antes de soltarse, cada uno tragándose una maldición y le sonrieron a la chica.







Las manos de Harry picaban por tomar su varita, pero se resistió y le ofreció una bebida a la chica quien agradeció y pidió un jugo de manzana, por dios, que soso; pensó el joven mago, todos sabían que el jugo de calabaza era mejor. Pero igualmente fue hacía la mesa de bebidas acompañado de Draco.





-Vigilemosla de cerca- fue lo que dijo, mientras servía en una copa el jugo para la niña.



-De acuerdo, es ella, ¿No?- preguntó, ambos se diron vuelta, dirigiéndose hacia el resto de sus amigos y la intrusa ésa.




-Sí, lo es- respondió con voz plana, se fijo mejor en la chica y volvió a sonreirle cuando ésta lo miró. El nuevo plan de Harry había comenzado.


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