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24

Neville y Ron observaban con sutileza al chico, Draco por otro lado veía las intenciones de su hermano en su mirada verde, y era algo que no iba a gustarle, podía sentirlo, cada fibra de su ser lo presentía, gruñó asesinando a su salchicha, puesto que se hallaban en el gran comedor disfrutando de su cena, la primera semana en el colegio empezaba a terminar y Harry aún no le decía sus planes a su familia, eso irritaba al rubio y tenía levemente preocupados a los demás, quienes no habían compartido tanto con el pelinegro como para reconocer su lenguaje corporal.

-¿Vas a decirnos ya?- dijo arrastrando las palabras el rubio, jamás levantó el rostro de su plato.

-Definitivamente no aquí- sonrió el pelinegro, sus ojos verdes pasearon hasta quedar en Pucey, le dio un asentimiento.

Harry ya había terminado de comer y aquello significaba que le daría diez minutos al resto de la casa para terminar e irse todos juntos, era promordial que todos permanecieran unidos. Todos en la mesa reconocieron las miradas de Harry y Pucey y apuraron su cena, una vez el tiempo terminó, un distraído Harry se levantó, seguido de sus amigos, Pucey y los prefectos, estos últimos esperando a que los demas se levantaran para ir en la cola de la fila y cuidarlos.

En la sala común los estudiantes se dispersaron, sin embargo, Harry permanecía quieto frente a la gran chimenea, esperando que sus amigos se acercaran. En menos de cinco minutos ya lo rodeaban su hermano, Ron y Neville, Blaise y Theo así como Pucey; era el tiempo de ver si podía confiar en ellos, Harry los miró y comenzó a andar hasta su habitación, los demás lo siguieron bajo la atenta mirada del resto de la casa.


-Bienvenidos- Harry les dice dramáticamente a aquellos quienes nunca pisaron su habitación, rápidamente Levi salió de entre sus ropas y se acercó a su pequeña roca caliente, Harry decidió sentarse en su cama, su espalda recostada sobre la pared, Draco y Ron fueron a su lado. E inmediatamente los demas se sentaron frente a ellos a la siguiente cama.

-Chicos, este será el momento en que iniciará todo, espero no decepcionarme de ustedes- fue lo único que dijo, frunció el ceño cuándo oyó el siseo de Levi y con un hechizo abrió la puerta. Por ella casi cae una pequeña niña rubia la cual reconocían como Daphne Greengrass.

Harry levantó una ceja y la chica al menos tuvo la decencia de sonrojarse, se aclaró la garganta y simplemente se acercó al chico de ojos verdes, todo bajo la atenta mirada de los demás; una vez frente a Harry se inclinó levemente y dejó junto a él una pequeña caja encogida, al levantar la vista sonrió apenas y volvió a salir corriendo.



Harry analizó cuidadosamente la caja, unos rápidos hechizos para revelar maldiciones; pero simplemente había un hechizo de encogimiento, volvió la caja a su tamaño normal y la abrió, sus ojos brillaron emocionados al ver su contenido.

-Me agrada esa chica- dijo, empezando a sacar dos grimorios y un libro sobre necromancia de la caja.

-Busca tu favor, obviamente- sorpresivamente fue Neville quien habló, una mueca de desprecio en su adorable rostro. Blaise disimuladamente le apretó el brazo -claramente todo lo disimulado que podía ser un niño de once años-.

-La vigilaremos por un tiempo, veremos si tiene alguna utilidad- fue Draco quien habló ésta vez, todos asistieron, Harry entonces volvió a tomar la palabra.


-Volviendo al tema antes que me interrumpieran, les dije que esperaba que no me decepcionen, pueden negarse e irse de este lugar una vez hayan escuchado mis planes y no esten de acuerdo- la voz de Harry era la única que se escuchaba.


-Claramente luego de hacer un juramento mágico, en donde ninguna información relevelada será reproducida por ustedes ante nadie de ninguna forma; a menos que quieran perder su magia y tener una muerte lenta y dolorosa; como un traidor- Harry sonrió, de esa forma tan asquerosamente adorable que te daba escalofríos en la espalda.

-Robaré la piedra filosofal que está escondida en el tercer piso- soltó por fin, nadie dijo nada por algunos minutos, aunque Theo levantó la mano.


-¿No querrás decir robaremos la piedra filosofal?- Harry sonrió con agradecimiento, pero rápidamente negó con la cabeza.

-No, dije que lo robaré, solo yo, no sabemos que pueda haber ahí, es mejor que no se arriesguen- dijo seriamente, y Ron tuvo el descaro de reír en voz baja.

-¿Realmente piensas que te haremos caso? Al menos Draco y yo iremos junto a ti al tercer piso- dijo como si nada el pelirrojo, señalando lo obvio en un gesto demasiado parecido al que haría Draco en unos de sus momentos de diva.



-Yo podría vigilar el pasillo y consultar algunos oráculos, por si acaso- dijo Pucey, sus dedos colocados sobre su barbilla, sus ojos pensativos mirando hacia ningun lado.


-Theo, Neville y yo podríamos esperar aquí con algunas pociones en caso de que algo salga mal- y Harry sintió su pecho latir como loco, de verdad había escogido bien a sus amigos.

-De acuerdo, gracias chicos, actuaremos así, ¿les parece?- los chicos asistieron, mientras cada grupo comenzaba a planear, Neville y Theo tenían en su posesión pequeños frascos de pociones, solo unas dosis de pociones para dolor de cabeza, pimentónica, repositora de sangre -paranoia de sus familias- otras pocas para el dolor y crecehuesos. Solo Merlín sabe qué pensaban los tutores de estos chicos al darles tales pociones.


Pero funcionaría, al menos esperaba que sí, las horas pasaban y el toque de queda ya había llegado, esperarían a media noche para salir de la sala común; donde los encargados de las pociones esperarían a que ellos regresaran nuevamente, rezando por que no tuvieran que utilizar las pócimas. El momento había llegado y Harry dio una mirada a sus compañeros, rápidamente se había escabullido con Ron y Draco en silencio por el pasillo que Pucey había dicho que estaría desierto; fuera de la sala común. Draco se encargo de lanzar hechizos de detección en cada siguiente pasillo al que iban a entrar, esperando no encontrarse con ningun prefecto o maestro realizando sus rondas.


A mitad del camino se encontraron con Filch y su gata, rápidamente se escondieron en un aula vacía esperando a que ambos; tanto el celador como su mascota, desaparecieran al final del pasillo. Uno pensaría que los problemas se acabarían ahí nada más, pero estando a punto de salir escucharon varios pasos ruidosos y luego un golpe contra la fría pared del pasillo. Así como un jadeo y gemigo de dolor, las respiraciones de quienes estuvieran en el pasillo se oían pesadas y erráticas.

Entonces Harry entró en pánico reconociendo la voz de su padre, la voz de Severus amenazando al extraño profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, con un hechizo de silencio lanzado a la puerta; la abrieron ligeramente sin que los adultos los notaran, el hombrecillo del turbante se veía claramente intimidado, nunca había escuchado a su padre de esa manera, reconocía que su papi Sev era intimidante como la mierda, pero jamás había escuchado ese toque frío y amenazante en su voz (amenazante en el sentido de que realmente sería capaz de matar al profesor de Defensa), intercambió miradas con Draco y éste se veía igual de sorprendido.

-Investigaremos luego al profesor de Defensa- apenas susurró Ron, los hermanos asintieron y cuando escucharon que los adultos ya se iban, esperaron unos diez minutos antes de siquiera pensar en atreverse a tomar el pomo de la puerta, embarcandose nuevamente a su anterior aventura. El pasillo del tercer piso estaba desolado, Harry dejo que su magia lo guiara. Si estaba en lo correcto, la piedra liberaría por sí misma una corriente de magia pura, magia a la que si ponían un poco de atención podrían encontrar y guiarse de ella.

Y la encontró, tan pronto como se concentró pudo sentir esa corriente de calidez, apenas era perceptible, pero allí estaba, entonces guió a sus amigos hasta una puerta pesada y desgastada, la abrió con cuidado de no hacer demasiado ruido que alertara tanto a los fantasmas como a personas vivas e ingresaron al lugar, se veía como un aula vacía más, y estuvo a punto de irse de no ser por Ronald, que había señalado una pequeña trampilla que llevaba hacia una especie de sótano.

Los tres niños tragaron grueso, y uno por uno fueron bajando por la pequeña y muy poco confiable escalerilla que se hallaba allí, pasaron por al menos tres cuartos más, uno más grande que el anterior, hasta llegar a una sala, que no era mucho más grande que las demás, pero ésta tenía otra cosa que no tenía las anteriores; un espejo, un espejo que liberaba la magia pura que Harry había usado como guía, aunque también tenía varias capas de magia oscura encima. Una magia repugnante, nada que ver con la magia oscura que se hallaba en la mayoría de los artefactos de la mansión Malfoy o la de los Black.


Entonces pudo observar una pequeña leyenda en el relieve del espejo... el deseo de su corazón, en esos momentos su mayor deseo era obtener la piedra para darsela a Voldemort, miró su reflejo en el espejo, se veía a sí mismo, en una túnica blanca, se veían pequeños destellos en plata en algún que otro lugar, su reflejo le sonreía y le guiñaba el ojo, a su lado, pudo ver al chico más absolutamente hermoso que jamás imagino ver, era más alto que él, también se veía mucho mayor, le sonreía con arrogancia, pero sus bellísimos ojos rojos le transmitían un sentimiento demasiado puro, que le causaban pequeños hormigueos en el estómago, el hombre hermoso; que ya suponía quien era, le mostró una pequeña piedra color escarlata, volvió a sonreírle, esta vez con más sinceridad, antes de guardar la piedra en el bolsillo del pantalón de su reflejo, que ahora se veía más como él, ya que éste no le sonreía ni traía la túnica blanca. Sintió un pequeño peso extra en el bolsillo de su pantalón y se acercó al espejo; bajo la atenta mirada de sus amigos se acercó, miró detenidamente al hombre hermoso.

-Gracias- le había susurrado apenas, el hombre del espejo asintió, intentando acariciar su mejilla, no sintió nada, pero intentó imaginar la calidez de ese tacto, el menor por otro lado se atrevió a rozar el rostro del mayor sobre la superficie del espejo, lo vio cerrar los ojos; quizás también imaginando como sería recibir aquella caricia.

''Debes irte ya''

Pudo leer en sus labios, el menor se mordió los labios indeciso, quería quedarse más, pero asintió, el hombre del espejo era una ilusión, lo sabía, y le había entregado la llave para poder hacer realidad lo que vio reflejado en aquél viejo y sucio espejo.

-Adiós- dijo, dio una media vuelta y con una mirada le advirtió a sus amigos de que ya podían retirarse, el camino de regreso fue mucho más rápido de lo planeado.


















En la sala común Blaise, Theo y Neville los esperaban, cada uno hicieron sus respectivas preguntas, pero Harry se veía ido, por lo que después de escuchar de que tenía la piedra simplemente lo dejaron ir a su habitación a que descansara, ya mañana los pondrían al tanto de todo, así que todos volvieron a sus respectivas habitaciones, era tarde y mañana tenían clases por la mañana.



























La mañana siguiente Harry había despertado de muy mal humor, había dormido muy poco y estaba demasiado tentado a faltar a clases, pero entonces recordó que tenía la piedra en su poder, y que deseaba con toda su alma ver la cara del vejete ése de Dumbledore cuando sepa que la piedra había sido robada. Lo mejor era que se hallaba en la sala blanca de su baúl, el cuál no solo tenía protecciones de sangre y una contraseña en parsel, sino que también varios hechizos que había leído en la biblioteca de los Black. Después de ducharse y vestirse se encontró con sus amigos que lo esperaban en la sala común, le sonrió  y saludó y procedió a esperar hablar con ellos apenas llegaran al gran comedor.

Una vez allí, y tras alimentar sus estómagos merecidamente, el chico sonrió levantando un hechizo de silencio alrededor de ellos.

-Tenemos la piedra en nuestro poder, está a salvo por ahora, en vacaciones de navidad la llevaré a la mansión donde estará más segura, se las mostraré esta noche- vio como todos asentían conformes, con sendas sonrisas de satisfacción.


-¿Qué sigue ahora?- preguntó Neville, las miradas pasaron directamente a él, quien se veía pensativo, mirando sin mirar realmente.



-El sombrero me pidió que recolectara toda la información posible acerca de las reliquias de la muerte- un jadeo general provino de sus amigos.

-Es un cuento de niños- dijo rápidamente Ronald, secundado por Draco, quien asentía apoyando al pelirrojo.

-El sombrero me dijo que tenía dos reliquias más cerca de lo que creía- hubo un breve silencio.

-El anterior Señor Oscuro... se decía que buscaba las reliquias, de hecho, su marca era el símbolo que se usaba para representar esas reliquias de las que hablas- fue Pucey quien habló esta vez, y todos se sumieron en un tenso silencio.



-Sin embargo eso puede esperar...- Harry tomó un sorbo de té antes de dirigir su mirada a la mesa de profesores.




-Tenemos que investigar a cierto profesor de Defensa- rápidamente el maestro notó que lo observaban, cruzando miradas con Harry, ninguno apartó la vista del otro, y el menor pudo notar un tenue cambio en sus ojos, no sabría decir qué; pero algo había cambiado en los últimos segundos en los que se miraron, estaba seguro.

-Y no olvidemos a Greengass, la chica desde que lanzamos el hechizo no ha dejado de mirarnos- Blaise miró con disimulo hacia la rubia, que parecía totalmente concentrada en su desayuno, pero de vez en cuando de reojo los vigilaba.


-Es verdad, en la hora libre nos reuniremos con Percy para hablar de la piedra y las reliquias, además, estoy seguro que Theo quiere verlo- y el nombrado simplemente se dedico a atragantarse muy dignamente con su jugo de calabaza, mientras se sonrojaba casi tanto como el cabello de Ron, quien arrugaba la nariz; aunque no ponía mucha resistencia a la idea de su compañero y de su hermano juntos.


-Primero debe pedirme su mano a mí- dijo Ron, jugando con los huevos fritos que había en su plato. Si el pelirrojo notó la mirada de agradecimiento... casi, CASI de adoración por parte del heredero Nott; no dijo nada, y con eso el hechizo fue anulado, y comenzaron a hablar simplemente de sus clases y tareas pendientes a entregar la próxima semana, en cambio Harry... él seguía pensativo, pero su miraba de vez en cuando iba a parar nuevamente en su profesor de Defensa, así como en su propio padre, quien a pesar de parecer indiferente estaba al tanto de que algo sucedía con su pequeño bebé.  ''Pensamientos maternales de un Severus medio dormido en el desayuno''.

Por otro lado, cierto anciano no apartaba la mirada del chico de la profecía, quien se veía ajeno al estudio del hombre de brillantes ojos azules tras unas gafas de media luna.

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