20
La sala común permanecía en silencio, los mayores miraban con atención a los nuevos integrantes de su casa, con intriga, con cautela, pero obvio había algunos idiotas, un claro ejemplo era Marcus Flint, quien con la asquerosa sonrisa torcida que tenía, procedió a acercarse específicamente a Harry, que lo miraba impasible, indiferente, casi retándolo. Ron tomó de la muñeca a Draco instintivamente, quizás algo temeroso de lo que sucedería a continuación. El rubio deslizó su mano hasta que sus dedos se entrelazaron y le dió un suave apretón en busca de tranquilizarlo. Flint llegó hasta Harry y sacó la varita, el menor ni siquiera parecía asustado, provocando una creciente rabia en el muchacho.
-Así que Harry Potter... Nuestra nueva celebridad, un sucio mestizo- a medida que Flint hablaba los cuatro amigos sentían la ira crecer dentro suyo, Neville estaba a nada de enviarle algun hechizo punzante de esos que su abuela le enseñó, pero su nuevo amigo Blaise también lo había tomado del antebrazo impidiendo cualquier cosa.
Eran Slytherins, cualquier muestra de debilidad y te destruían dentro de aquella sala común. Obviamente ser defendido era una clara muestra de ello.
-Al parecer no solo eres idiota... - comenzó con voz suave Harry, por alguna razón su forma se le hacía demasiado familiar a los estudiantes de la casa. Al parecer olvidaban su segundo apellido, Snape.
-Sino también sordo- comentó casual mirando sus uñas perfectamente arregladas, como toda una diva; pensó Draco, evitando rodar los ojos.
-Mi nombre es Harry James Black Snape Peverell, ¿Te suena alguno de los apellidos? ¿Te imaginas lo que te llegaría a pasar si el profesor Snape se entera de que hiciste algo en mi contra?- hubo un temblor colectivo y más de un escalofrío entre los estudiantes, pero Flint era idiota; aunque eso ya lo sabíamos, pero nunca está demás recordarlo, pues su asquerosa sonrisa se hizo petulante.
-¡Vaya! ¿Acaso necesitas que el profesor Snape te cuide? ¿No tienes familia que te cuide Potter? ¿Mami y Papi no están?... Oh, lo olvidé, murieron por tu causa- los nudillos de Harry se hicieron blancos por la presión que ejercía en sus puños; sus dedos picaban por tener su varita entre ellos y lanzar una maldición. Pero el de ojos simplemente sonrió, sonrió tan perturbadoramente que Flint estuvo tentado a retroceder.
-Oh, créeme chico que sería muy interesante ver qué te hace el profesor Snape en caso de que me hicieras daño, pero soy perfectamente capaz de cuidarme solo- y apenas terminó la frase, Leviathan asomó su cabeza entre las túnicas de Harry, provocando que una chica de tercero lanzara un gritillo.
-"Levi ataca pero no muerdas, solo asústalo"- y todos retrocieron al escucharlo hablar parsel a excepción de sus amigos y de un insanamente fascinado Blaise Zabini. Mientras, la serpiente adquirió una forma más atemorizante y rodeaba todo el cuello del pobre idiota de Flint, quien permanecía quieto, más blanco que uno de los fantasmas.
La pequeña serpiente, que ahora ya no tenía nada de pequeña, se dedicaba a estrangular a Flint y a acariciar sus mejillas con sus colmillos.
-¿Qué sucede aquí? - la voz del jefe de casa se escucho y Harry seguía mirando a Flint y su serpiente seguía en su cuello.
-Pro-Profesor Snape, ese mestizo me ha atacado, mire, tiene una serpiente - Severus permaneció tranquilo, analizando la situación.
-Harry- llamó el hombre de negro, todos en la sala común estaban oyendo, por eso mismo lanzó un hechizo preventivo, nadie podría hablar de lo que escuchara a partir de que lo llamó. Las cosas buenas de haber estudiado las artes oscuras y haber manipulado un poco con todos los hechizos de silencio que se conocía.
-¿Sí, padre? - hubo un jadeo general y la sonrisa de Harry se amplió, pudo escucharse un susurro por parte de Draco diciendo algo así como que era un dramático, pero decidió ignorarlo.
-¿Qué dijimos sobre atacar a personas que no te agradan? - preguntó, con una tranquilidad muy poco vista por sus estudiantes.
-¿Que atacara en la oscuridad de la noche y lo hiciera parecer un accidente?- respondió dudoso y Severus tuvo que masajearse el puente de la nariz, como si ya hubiesen tenido muchas veces esa conversación, Flint por otro lado estaba más blanco que un papel.
-Harry... -advirtió el maestro y el de ojos verdes asintió con puchero.
-Nunca me dejas hacer nada divertido - gimió desconsolodado el chico, el mayor lo miró con una ceja arqueada y Harry simplemente suspiró.
-De acuerdo, lo soltaré, pero te advierto que si vuelve a molestarme con mi familia Leviathan entrará a su cuarto y le morderá la garganta- dijo fuerte y claro, para que todos oyeran lo que sucedería si se atrevían a molestarlo, le siseo algo a la serpiente que aflojó el agarre, no sin que antes su cabeza quedara frente al rostro del muchacho y le enseñara amenazadoramente los colmillos para bajar y volverse a meter entre las túnicas de Harry.
-Hecho- contestó Severus. Y más de uno de los estudiantes se atragantó con su propia saliva al escucharlo, fue entonces que el hombre de negro se giró a miralos.
-En vista de los acontecimientos de esta noche, les diré que suficiente tienen con el odio de las demás casas como para tener rencillas entre ustedes, en el caso de que las haya... Quedará dentro de la sala común, ustedes son la élite de Hogwarts, no admitiré la pérdida de puntos, tanto la copa de las casas como la de quiddich deben ser nuestras, los alumnos de primero a tercero tienen horario de dormir, a las diez a la cama sin discusión, los de primero tienen la posibilidad de hacer sus deberes en la biblioteca de Madame Prince o en la de la sala común, no tienen permitido pelear con alguien y la palabra sangre sucia está prohibida fuera de esta sala común, si alguno planea hacer alguna travesura asegúrense de que no los descubran, son Slytherin y por lo tanto son astutos e inteligentes. Mañana en el desayuno se les dará sus horarios, a los de primero les recomiendo que lean sus libros de pociones en la página 5,6,7 y 8, a los mayores... Su deber es cuidar de lo más pequeños, por lo tanto si algo le pasa a alguno de los de primero los responsables serán los de los grados mayores. Como sabrán, dos familias de una larga línea de gryffindors han tenido la dicha de quedar en nuestra casa- dijo mirando a Neville y a Ronald, quienes se veían nerviosos más no apartaron la mirada.
-Por eso quiero que los hagan sentir en casa y que vean que las serpientes no son lo que parecen... ¿Cual era el lema de Slytherin? - preguntó, y los mayores respondieron al unísono:
-La familia ante todo-
-Exacto, la familia ante todo, desde ahora todos los miembros de esta casa son su familia, espero que el señor Flint no olvide esa frase solo por ser su último año- el chico, hasta ahora pálido como nunca; pues Leviathan lo miraba desde la túnica de Harry, se sonrojó hasta las orejas.
-En esta casa no se admite nada menos que la perfección, por ello espero de todos que ganen muchos puntos para la casa, si los pierden es su deber recuperarlos, si tienen problemas con alguna materia pueden pedirle a los prefectos que los lleven a mi despacho y allí veremos que hacer, eso sería todo por ahora, sus habitaciones son de tres personas de primero a tercero, de cuarto a quinto son dobles y el resto de los años que le quedan son individuales, los prefectos le enseñarán donde quedan, pueden ir a descansar- los de primero asintieron y luego de que los prefectos se presentaran llevaron a las niñas y los niños a sus habitaciones, quedando Harry, Draco y Ron en una, mientras que Neville quedó con Blaise y otro chico llamado Theodore Nott.
-¡Por la tanga de Morgana, debo hablar con papá! - dijo el pelinegro mientras Draco lo miraba ceñudo.
-Harry, lenguaje - lo reprendió el rubio, provocando cierta risilla en Ron.
-Ugh, usas la misma frase que papá - se quejó con una mueca, mientras el rubio solo suspiraba mientras negaba con la cabeza.
-Ve a buscar a algún maldito prefecto- Draco le hizo una seña para que se alejara y el pelinegro sonrió.
-Gracias, ¿por que durante mi ausencia no le cuentas a Ron lo de papá?- el rubio asintió y volvió a hacerle la seña para que se vaya mientras buscaba su pijama en el baúl, en la mañana pondría sus demás cosas en el armario.
Mientras tanto, Harry llego a la sala común donde no encontró a ningún prefecto, pero un chico, al parecer de tercero se le acercó preguntando si necesitaba alguna cosa o ayuda, a lo que Harry hizo un puchero y sus ojos brillaron.
-No encuentro a ningún prefecto y necesito ver a mi padre - gimió desconsolado y si Draco estuviera presente no hubiese dudado en llamarlo dramático.
-Yo te llevo- le sonrió dulcemente el chico, de ojos azules opacos y cabello castaño claro.
-Gracias...- dejo la frase al aire en busca de que el chico se presentara.
-Pucey, Adrian Pucey- le sonrió al de primero y juntos fueron en busca del despacho del hombre de negro. Durante el camino Harry confesó que adoraba asustar a la gente al hablar en parsel, provocando una carcajada en el mayor, diciendo que le pasaba algo similar, solo que él tenía el don de la adivinación y que siempre advertía a los demás cuando algo sucedería, está demás decir que Harry se encontró fascinado por Adrian y no dudó en hacérselo saber. Provocándole un ligero sonrojo al castaño.
Una vez que llegaron frente a la puerta del jefe de casa, Harry se despidió alegando que tardaría mucho, quizás hasta luego del toque de queda, el mayor asintió y giró para volver a la sala común. El de ojos verdes comenzó a tocar sin parar la enorme puerta negra hasta que fue abierta por un furioso Severus.
-Podías haber entrado sin tocar, mocoso, solo buscas que me enoje- el mayor entrecerró los ojos y Harry sonrió dulcemente mientras pasaba dentro de la sala.
-Papi... Papi hermoso de mi vida- comenzó a hablar, juntando sus manos sobre su pecho.
-No torturas, no asesinatos y no planes de conquista mundial hasta los catorce, lo sabes- comenzó el hombre de negro, el menor frunció el ceño pero luego suspiró.
-Papá, los planes los tengo desde los diez, pero seré bueno y no los ejecutare...aún Pero en fin, el sombrero durante mi selección me pidió que te dijera que me lleves con él, quiere decirme algunas cosas- su mano viajó a su mentón en un aire pensativo, y el hombre de negro solo asintió resignado.
-De acuerdo, Dumbledore pidió una reunión de emergencia de todos modos, así que iba para allá - comenzó a hablar en lo que se colocaba la túnica sobre sus ropajes negros.
-Me pregunto si es por la selección de Neville o de Ronald- el menor seguía a su padre en la infinidad de pasillos yendo hacia la dirección.
-O la tuya- apuntó su padre y Harry tuvo que concordar, una vez llegado a la estatua de la contraseña, el menor no pudo evitar hacer una mueca. (*)
-Cuanto favoritismo- el asco era palpable en su voz y Severus simplemente asintió más que de acuerdo. Susurró la contraseña y ambos comenzaron a subir las escaleras en caracol.
-Ven, probablemente estén todos los maestros, pero podrás sentarte en algún rincón y hablar con el sombrero- tocó la puerta del despacho del director y ésta se abrió al instante.
Dentro se hallaban todos los maestros de Hogwarts, solo esperaban al hombre de negro para empezar la reunión, pero Severus no iba sólo, los ojos azules del director brillaron bajo sus gafas de media luna. Y una sonrisa afable apareció en su rostro.
-Harry, mi querido muchacho, no puedo creer ya te encuentres en este lugar, ¿Ha cometido alguna travesura, Severus? - la mueca de desagrado fue bastante apreciable, pero rápidamente su máscara de indiferencia apareció.
-Black es un Slytherin, lo menos que espero de él es que no lo atrapen haciendo algo indebido - Minerva se veía escandalizada, y el hombre de negro sonreía satisfecho por el rostro de la vieja profesora.
-Entonces... ¿Que te trae por aquí, Harry- y el menor no pudo evitar rodar los ojos.
-Black, director, no creo que sea correcto que se tome tanta confianza con los estudiantes si éstos no le han dado el permiso de llamarlo por su nombre, y en cuanto a mi presencia esta noche en su despacho; se debe a una audiencia que tengo con el sombrero seleccionador - Harry se regocijó al ver como la mirada azul de Dumbledore se teñía de rabia, indignación, confusión y por último cautela, aclarando la garganta quiso mirar al chico a los ojos, en busca de entrar en su mente, pero como si supiera lo que iba a hacer, Harry clavó su vista en el sombrero.
-Me temo mi muchacho, que no podrá ser posible...- ignorando la advertencia del niño volvió a usar ese asqueroso apodo, esta vez la mueca de desprecio del niño fue más que evidente.
-Lo lamento por tí Albus- la voz del sombrero se hizo presente, arriba, en el estante donde descansaba la mayor parte del año, se removía inquieto.
-Pero el director de este colegio no tiene poder sobre mí, mi palabra es ley, ya que estoy desde los tiempos de los fundadores, si quieres negarme mi charla con el chico tendrás que buscar otra manera de seleccionar a los niños- amenazó el sombrero, el pánico siendo presente en todos los maestros.
-No hay necesidad de recurrir a las amenazas, mi querido sombrero- incómodo comenzó a hablar Dumbledore.
-Entonces deja de decidir por mí, yo le dije al joven Harry que hablaría con él luego de la cena- y con un movimiento de varita fue bajado de su estante, para ser colocado en las manos del niño, los profesores miraban con curiosidad todo lo que ocurría y Harry sonrió al tener nuevamente al sombrero cerca, con un ademán de cabeza saludó a los maestros, chocando miradas con un hombre de turbante violeta e hipnótica mirada rojiza. Harry tragó grueso, sintió una gran corriente eléctrica por todo su cuerpo, pero aun así se acercó a una de las sillas más alejadas para que no pudieran escucharlos, se colocó el sombrero y rápidamente este le habló en su mente.
"Estúpido anciano, sería un dolor de culo si tuviera uno" la suave risita de Harry resonó en la habitación y más de un profesor lo veía de reojo.
"Bien Harry, quiero que escuches atentamente lo que diré, ¿de acuerdo?" el pequeño asintió, aunque no sabía si el sombrero lo sentiría.
"En el tercer piso Dumbledore ha escondido la piedra filosofal, lo hizo en busca de atraer la atención de Tom y la tuya para salvar el día " el mejor frunció el ceño pero se mantuvo en silencio.
"Con ayuda de la piedra podrás otorgarle a Tom un nuevo cuerpo gracias al elixir de la vida, tienes toda esta semana antes de que algunos profesores pongan trampas, se encuentra dentro del espejo oesed, solo debes desear con todo tu corazón tener la piedra y la obtendrás " y el sombrero calló, mientras una infinidad de pensamientos cruzaban la mente de niño.
"¿Por qué me ayudas? " fue la pregunta mental de Harry, y el sombrero hizo sonidos como si lo estuviera pensando profundamente.
"Dumbledore por muchos años ha manipulado el destino de las personas a su conveniencia, él es un ser corrompido, debe perecer Harry, estoy seguro que tú podrás con él" el chico permaneció en silencio, observando disimuladamente al director, sus resplandecientes ojos azules que cuando parecía que nadie miraba demostraban un corazón oscuro.
"¿Eso es todo?" volvió a preguntar el menor y tras varios segundos de silencio el sombrero habló:
"Investiga todo lo que tenga que ver con las reliquias de la muerte, no todo en ese cuento es falso, y tienes dos reliquias más cerca de lo que crees "
Y así dieron por finalizada la reunión, Harry permaneció en silencio, observando a cada uno de sus profesores, en especial al hombre del turbante violeta, profesor de Defensas según escuchó durante la cena, a decir verdad estaba más ocupado viendo prospectos de seguidores dentro de su casa y las demás como para prestar atención a la cháchara de idioteces que decía el director.
El heredero de los Nott y de los Zabini Borgia le llamaban mucho la atención, al moreno ya casi lo tenía; fue una gran sorpresa ver como su magia tentativamente acariciaba la de su amigo Neville.
Ya los veía en el futuro haciendo cosas raras como sus padres lo hacían a solas.
Aunque el otro chico, Theodore Nott si no se equivocaba, era muy callado, pero pronto serían familia, de un modo u otro.
Dió un pequeño brinco cuando sintió unos dedos acariciarle el hombro.
-Lo lamento, no quería asustarte- los ojos del hombre del turbante brillaron levemente, con ese color rojizo tan atrayente, la magia del niño vibraba bajo sus dedos por querer acariciar la contraria.
-Pero la reunión ya acabo, creo que deberías ir por tu jefe de casa, mañana será un día emocionante- le sonrió y las mejillas del Harry se tiñeron de un suave rosa.
-Claro, gracias profesor - murmuró y se levantó, con el sombrero entre sus manos, dejándolo sobre el escritorio del director, a quien ignoró por completo cabe aclarar y se dirigió hacia el hombre de negro, tomándolo de la manga de la túnica, esperando a que terminase de hablar. El hombre de negro con una fingida mueca de enojo se despedía de los profesores y del director.
-Buenas noches- se despidió el chico y con paso apresurado salió detras de Severus, no dijeron nada hasta que estuvieron en las mazmorras, lejos de los cuadros espías de Dumbledore.
-¿Le escribirás una carta a tu padre y tu padrino?- preguntó distraído el hombre de negro.
-¡Sí! También les contaré de mis nuevos amigos, este sin duda será un año genial, solo espero que mi padrino no se desmaye cuando le diga mi casa, después de todo aún tenía esperanzas de que fuera a gryffindor - una mueca de insana felicidad inundó el rostro de Severus.
-Sí, deberías empezar diciendo en qué casa quedaste- y la carcajada de Harry resonó en el silencioso pasillo.
-Bien, entrarás e iras directo a tu habitación, no quiero más escenas como la de Flint, al menos espera a que sea de día para ir a aterrorizar a tus compañeros- lo tomó de los hombros mirándolo fijamemte, Harry se mordió el labio tratando de ocultar su sonrisa.
-Si no me hacen nada yo no haré nada- Severus lo miró seriamente antes de sonreir y estirarle una mejilla.
-Bien hecho hijo- murmuró, mientras abría la puerta a la sala común.
-Buenas noche papi - dijo y la puerta se cerró, ambos yendo a sus respectivas habitaciones a descansar.
Las doce de la noche y un par de lechuzas iban llegando a diferentes hogares llevando la noticia de que sus pequeños retoños ingresaron a la casa de las serpientes, lo que ninguno esperaba fue la reacción de una familia al día siguiente.
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