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16.5

Ocho de la mañana, Sirius Black era escoltado por dos aurores con varita en mano por si acaso, iba con esposas que inibhian su magia, para evitar cualquier tipo de ataque con magia sin varita. Vestía una simple túnica negra que ocultaba tanto su rostro como sus ropas de presidiario.

Frente a la gran fuente que había en el lugar, Regulus Black, como defensor los esperaba, y así, los cuatro hombres avanzaron hacia los ascensores en donde una vez dentro, bajaron a las mazmorras del edificio. Fue entonces, que el detenido quedó en una sala contigua al lugar de la audiencia, en lo que el tribunal del Winzengamot y el ministro de magia aparecía.

Fueron los minutos mas largos de la vida de Sirius, estaba nervioso, pero aún así sabía y no dudaba -aunque jamas lo admitiera ni ante crucios- de que Snape era buen pocionista y que el placebo que ingirió antes de salir de su celda funcionaría, cuando los llamaron, ingresaron al tribunal 10, donde un grupo limitado de magos y Cornelius Fudge los esperaban, Sirius como acusado se sentó en la unica silla disponible y con grilletes, no sin antes ser despojado de la túnica negra, mostrando a todos el deplorable estado de su cuerpo y quien sabe, hasta de su psique.

Los murmullos no se hicieron esperar, algunos conocían al joven y prometedor auror, pero ya no era ni la sombra de lo que alguna vez fue, a su lado, su hermano mayor se alzaba imponente, con un traje totalmente negro con el escudo de los Black en el pecho. Las miradas iban del joven menor parado, al mayor, que iba sentado. Cornelius aclaró la garganta parando así a los magos y brujas que hablaban por lo bajo, la mirada de Regulus era fría, imponente y hasta arrogante, mientras que Sirius se hallaba tranquilo, con una mirada seria, pero con ese toque de locura de los Black más presente que nunca, ambos hermanos eran de temer.

- Demos inicio a la audiencia 392 del 20 diciembre de 1989, hecha a Sirius Orión Black por traicionar como guardián del hechizo fidelio a los Potter, ser un mortífago, asesinar a doce muggles en una calle de londres y a un mago, Petter Pettigrew- comenzó el ministro con voz solmne.

-Abogado de la defensa, Regulus, Arcturus Black- siguió el hombre, leyendo un pedazo de pergamino, como si no supieran quienes eran.


-Sirius Black, ¿estás de acuerdo en la utilización de poción de la verdad en ti? Por que de no ser así los aurores estarán permitidos de dárselo por la fuerza- el acusado simplemente asintió, viendo como uno de los aurores que custodiaban la puerta se acercaba con un vial en sus manos, tres gotas de veritaserum cayeron a su lengua y él las ingirió.

-Bien, comencemos, ¿Nombre completo? - preguntó, esta vez una mujer, madura, quizás unos años mayor que el acusado.

-Sirius Orión Black- contestó aburrido, odiaba esas estúpidas formalidades.

-¿Usted le dijo al que no debe ser nombrado el paradero de los Potter? - preguntó esta vez, y Sirius se acomodó mejor en la silla, pareciendo mucho más alto e intimidante a pesar de su desnutrida figura.

-No, yo no era el guardián secreto, Dumbledore fué el que lanzó el hechizo, sabíamos que si yo fuera el guardián sería demasiado obvio, por ello lo eligieron a él- los murmullos no se hicieron esperar nuevamente.

-Entonces...¿No fue usted? - preguntó nuevamente Amelia Bones, más para sí misma que para Sirius, pero este igualmente respondió.


-No, cuando me enteré que fue Petter quien reveló la ubicación, ya que era él el guardian, estaba fuera de mí, dejé a Harry con alguien de confianza para ir tras él, el muy desgraciado lo tenía todo planeado- gruñó esto último, respirando agitadamente, Regulus puso una mano en el hombro de su hermano, aquello pareció tranquilizarlo, y se calmó.

-Cuando llegué junto a él, había aurores cerca, gritó fingiendo que yo había traicionado a mis amigos, diciendo que los maté, despues lanzó un hechizo y la explosión mató a los muggles, ello alertó a los aurores, se cortó un dedo y luego se transformó en su forma animaga, una rata, como lo que era, y desapareció por las alcantarillas- el salón quedó en silencio nuevamente, nadie decía absolutamente nada.

-¿Petter Pettigrew era una animago no registrado? - preguntó un hombre, de bigote prominente y grisáceo.

-Sí, una rata, como dije, después de cortarse el dedo se transformó en rata y escapó, para cuando los aurores llegaron todo apuntaba convenientemente a que yo había asesinado y traicionado a los Potter - Sirius sintió el leve apretón en el hombro que su hermano le dejó, sabía que era doloroso para el mayor el hablar de la muerte de sus mejores amigos, pero era necesario.


-¿Eres un mortífago? - preguntó otra mujer, de aspecto mucho mas mayor que cualquiera, sin embargo sus ojos expresaban completa serenidad, a pesar de su voz imponente.



-No, yo era un auror ¡Dumbledore fue quien lanzó ese estúpido hechizo! ¡Él lo sabía! Sabía que era inocente, no pidió ni siquiera un juicio para mí, dejó que me pudriera durante casi diez años en azkaban, mintiendo sobre mi inocencia, sobre el encantamiento fidelio, ¡sobre como se encontraba Harry! - gritó lo último encolerizado, Regulus veía la duda plantada en las miradas de varios miembros del tribunal hacia Dumbledore, y una sonrisa malvada quiso salir a la luz.

-Aquellos que están a favor de que Sirius Black quede en libertad, reciba una cantidad de 100.000 galeones por cada mes que estuvo en azkaban y que se realice una intervención en contra de Albus Dumbledore, por encarcelamiento injusto de un mago noble y ocultar información de gran relevancia en el caso Potter, que levante la mano - más de la mitad de los presentes levantaron la mano, Regulus no se esperaba aquella intervención contra Dumbledore, sabía que el vegete lograría zafarse de ello, pero al menos la gente comenzaría a dudar más de él, casi quería besar al desgraciado de Fudge por ello.

-¿Aquello que estén en contra, y vuelva a la prisión mágica?- solo tres hombres levantaron la mano, hombres que no dejaban de mirar con enojo al mayor de los Black, quien aún no procesaba lo que sucedía.

-Bien, con una negativa de tres, declaro inocente al acusado, quedará en libertad en este mismo momento, tendrá que venir dentro de una semana a declarar a la prensa lo que crea necesario si es que lo quiere, si no, envíe una lechuza, podrá realizar cualquier tipo de transacciones en Gringotts y realizar cualquier actividad lícita, sin más me disculpo con usted joven Black, ahora puede volver a casa- Cornelius bajó del estrado donde se encontraba, los grilletes ya habían sido retirados así que con un apretón de manos se despidió del mayor de los hermanos.


-Regulus... Dime que no es un sueño- pidió el mayor con lágrimas en los ojos, mirándolo con alegría y euforia. El menor le sonrió.



-Vamos a casa, Sirius- fue lo último que mencionó, para marcharse de aquella sala de tribunal con su hermano, siendo un hombre libre.





















Ingresar nuevamente a aquella casa iba a trerle muchos recuerdos, claro que, cuando entró y no encontró aquel enorme pié de Troll supo que algo había cambiado... O tal vez todo.


Regulus había redecorado la estancia, ya no era oscura, pequeña y con olor a humedad, no, ahora era amplia, los pisos de madera relucían y un fresco aroma a pino invadía su olfato, las ventanas ya no estaban hechizadas, por lo que permitían pasar la luz del sol, mostrando una elegante sala, con muebles en tonalidades verdes y negro, así como mucha platería en adornos, varios estantes por toda la casa contenían grandes tomos de la biblioteca de los Black, Sirius observo como el retrato de su madre lo miraba en silencio.



-Veo que sigue encantadora como siempre, madre - habló primero Sirius, notando como la mujer del retrato paseaba su mirada por su cuerpo. Regulus se mantenía al margen de cualquier cosa.



-Imagino que ya sabrás que las decisiones que tomaste no fueron las mejores- había algo en el tono de la mujer, esa condescendencia, algo que el mayor creía nunca más escucharía en su voz, el cariño de madre. El mayor de los hermanos desvío la mirada mordiéndose la lengua.

-Sí, y ahora es cuando tomaré mi lugar como el Lord Black, seré el hijo que siempre quisiste madre- Sirius se acerco al retrato viendo como los ojos parecían mas brillosos, la mujer, hermosa, pero temperamental, le sonrió. ¡Ah! Las maravillas del mundo, ¿Hacía cuánto que su madre no le sonreía de aquella manera?

-Siempre fuiste un buen chico Sirius, un poco idiota e impulsivo, pero nada que tu hermano no pueda controlar cuando esten juntos- mencionó de forma misteriosa la mujer, viendo como el menor de sus hijos huía de su mirada y el mayor ladeaba la cabeza confundido.

-Sí, un poco idiota- seguía murmurando en voz baja la mujer. Regulus se aclaró la garganta y tomó una manga de la roída ropa que traía puesta su hermano.

-Date un baño, en lo que llamo al medimago y Kreacher te hace de comer- el mayor solo asintió y subió las escaleras hasta la que era su habitación, tal y como la recordaba, se deshizo de su ropa a medio camino y cuando ingresó al baño, ya desnudo,se dedicó un merecido baño, que duró aproximadamente cuarenta minutos, al salir una pijama lo esperaba.

En el comedor se encontraba Regulus, quien tonaba una taza de té y un plato con pastel frente suyo. Él se sentó a su lado, a pesar de tener mucho espacio donde sentarse lo hizo a su lado, fue entonces que Kreacher apareció, y para su sorpresa hizo un inclinación.

-Bienvenido de nuevo Amo Sirius, le hice un especial desayuno a usted, Amo, Señor- murmuró con sumisión, mientras frente a él aparecía un típico desayuno de huevos con beicon, un poco de jugo, té, el mismo pastel que Regulus comía asi como otras pequeñas delicias dulces, la sonrisa del mayor fue inmediata.

-Gracias Kreacher - contestó Sirius escuchando un murmullo que sonó a un "De nada amo", y uno que otro sollozo antes de que el elfo desapareciera.





Luego la revisión médica fue una total tortura para Sirius, quien no paraba de quejarse de que quería ver a su ahijado ya, por otro lado, el medimago, bastante cabreado, le comunicó a Regulus que el mayor debería tomar pociones nutritivas durante al menos seis meses, hasta que su cuerpo haya recuperado la fuerza y energía que debería de tener ya a esa edad, por ende, nada de magia hasta al menos el tercer mes de tratamiento. Apenas Regulus despidió al medimago, mandó al mayor a su cuatro a cambiarse, en donde un traje color verde oscuro lo esperaba, junto con una túnica negra con el escudo de su casta.

Por fin vería a Harry.











































Mientras tanto, unas horas antes, cierto pocionista notaba muy nervioso a su pareja, el matrimonio Malfoy estaba en el jardín con los niños y Remus decidió quedarse en la biblioteca con Severus, seguro se preguntarán, ¿Qué hizo Severus Snape para tranquilizar al hombre lobo? 



Pues verán, solo hizo falta lanzar un par de hechizos a la puerta, uno silenciador y otro para evitar que esta se abriera, luego tomo de la manga a Remus para sentarlo en uno de los sillones de la biblioteca, por último, el paso mas importante, parse frente a el, con el ceño fruncido y las mejillas sonrojadas, con un pase de varita, el hombre de negro se dejó a sí mismo desnudo, solo con su largo cabello negro cayendo en cascadas sobre sus hombros y espalda, contrastando a la perfección con la blancura de su piel. Severus jadeó al ver como los ojos de Remus se volvían dorados, como oro líquido, mientras que un suave gruñido, demasiado erótico salía de su garganta a la par que levantaba una de sus manos,  invitándolo a acercarse. 

Y así lo hizo,  Severus con lentitud se acercó, mientras que con delicadeza subía sobre las piernas del licántropo, quedando a horcajadas sobre él, sintiendo la dureza del Alpha bajo suyo, un suspiro tembloroso salió de sus labios. 

-Remus- susurró el pocionista sobre la oreja del castaño, comenzando un lento vaivén de caderas, que cada vez iba acelerando el ritmo, con brazo el lobo rodeó la cintura de Severus, mientras que con la otra, se dedico de lleno a preparar la entrada del hombre encima suyo. 

Jadeos y gruñidos reinaban en la silenciosa biblioteca, ya iban dos dedos dentro del pocionista y éste, sonrojado y con el sudor recorriendo su cuerpo, ya no tenía fuerzas para hacer la fricción entre ambos cuerpos, su miembro erecto pedía a gritos atención y Remus se compadeció de él.

En un rapido movimiento dejo a Severus bajo suyo, su cuerpo descansaba en el sillón y sus nalgas casi resbalaban al borde de éste, Remus le sostenía de las caderas para que ello no sucediera, mientras se arrodillaba para tener una mejor posición, con rapidez se deshizo del pantalón que traía junto con su ropa interior, y comenzó con la tortura hacia el pocionista, con suavidad su glande acariciaba si esfínter y el hombre de negros ojos suplicaba con la mirada que entrara en él, que se enterrara en sus carnes, dispuestas a recibirlo.

-Remus... Por favor- Severus frunció el ceño, arrugando la frente y con los ojos cristalizados, aquello,  junto al sonrojo de su rostro y parte del cuello, fue tanto para el licano, que no pudo si no entrar en el pocionista de una estocada, abrazandose a su cuerpo desnudo y sudoroso, robándole el beso más pecaminoso de su vida, en donde sus lenguas danzaban la erótica melodía de sus pieles rozándose y sus caderas chocando. 


Las embestidas aumentaban en velocidad y fuerza a medida que los gemidos pidiendo por más, de Severus, se convertían en gritos, con una mano en la nuca del pocionista, y la otra atendiendo su erección, Remus se dedicó a besar aquellos suaves y finos labios que tanto le encantaban, hasta que llegaron a la cumbre del placer, Severus eyaculó sobre su pecho desnudo mientras que poco después; debido a la presión de sus músculos alrededor del pene del licántropo, éste también se corrió dentro del hombre, en abundancia y con intensidad.


Aun sin sacar su miembro de Severus, el castaño lo levanto para sentarlo sobre sí en el sillón, mientras se dedicaba a acariciar la amplia espalda pálida del hombre de negro, quien se dejaba mimar, sonriendo contra el hombro de Remus por lo cariñoso que se ponía despues de hacer el amor. 

-¿Ya estas más tranquilo? - preguntó al levantarse y tomar el rostro de su pareja, para que ésta la viera a los ojos, el lupino simplemente le sonrió y asintió, dejando un suave y casto beso en los labios del hombre de negro al tiempo que sus ojos volvían a ser amielados. 

-Sí, me encuentro mucho mejor - y Severus solo sonrió para recostarse nuevamente en su pecho.

































Cuando Regulus y Sirius llegaron a la sala de la Malfoy manor, los niños seguían en el jardín con el matrimonio anfitrión -una idea que se les ocurrió para que los niños no se impacientaran tanto -, así que los primeros que los recibieron fueron Severus y Remus, éste ultimo corriendo a abrazar a su compañero de travesuras en el colegio.  Todo normal, todo tranquilo,  Severus saludo a Regulus con una sonrisa y a Sirius con un asentimiento, nada fuera de lo común cuando visitas a tu ahijado después de casi diez años ¿No es así?



Pues el brillo en los ojos de cierto Black no prometía nada bueno, al parecer, cierto lobo y cierto pocionista olvidaron que, al ser Sirius un animago, ciertas cualidaded de su animal pasan a él cuando está en su forma humana, cualidades como una audición más desarrollada, no sé, quizas un olfato mejorado. 

-¿Me pueden decir por que apestan a sexo?  O mejor dicho...  ¿Por qué Lunático huele a pociones y Snape a perro mojado? - y la forma tan tranquila de expresarse de Sirius no hicieron más que disparar las alarmas de ambos hombres, se sentían como adolecentes pillados en un pasillo por un profesor dándose un beso.




Severus miró a Remus pidiendo ayuda, pero éste le devolvió la mirada pidiendo socorro, los dos estaban más que muertos, y Regulus solo parecía divertirse con la situación, y Sirius...  Bueno, él ahora sonreía con aquella locura típica de los Black. 


-¿Padrino? - pero fue la voz infantil del pequeño Harry la que pareció devolverle el alma al cuerpo a la pareja, mientras miraban a su pequeño hijo como si fuese un dios benevolente,  poco a poco se alejaron de un Sirius que parecia hipnotizado con la pequeña figura de Harry Snape. 


El pequeño le sonrió a su padrino, con sus ojos brillantes y rebosantes  de amor. 






























Y Sirius se desmayó.












N/A: les dije que les daría algo bueno por esperar tanto tiempo.😎
De verdad lamento la tardanza pero tuve un bloqueo y enfermaba mucho, pero no se preocupen, recupere la inspiración 😜
Espero que les haya gustado el capítulo, no olviden votar y comentar  💕

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