El chico frente a ambos hombres permanecía en silencio, hacía más de tres horas que se habían encerrado en la biblioteca de los Malfoy para hablar del tema, justo después de un desayuno familiar, habían pasado casi un mes desde la integración de Regulus a la tan poco convencional familia. Un mes en el que Severus estuvo preparándose mentalmente para esa charla.
Junto con Remus, acordaron decirle todo al niño de ya casi ocho años, todo lo que sucedió en sus tiempos de colegio, tanto con sus padres como con sus amigos, era duro, pero ese pequeño no viviría en mentiras y el hombre lobo lo apoyaba, aunque ahora se encontraba algo avergonzado bajo la acusadora mirada de su cachorro.
-Harry, no es necesario que hagas eso- le dijo un sonriente y orgulloso Severus al ver la mirada despectiva de su hijo, casi tan efectiva como la suya en sus tiempos de colegio.
-Pero... ¡papá Remus te hacía bromas en el colegio! ¡Era un matón! Como esos que había en el orfanato- frunció aún más el ceño el pequeño niño y Remus sintió sus mejillas arder ante la vergüenza de su yo del pasado.
-No mí niño, tu papá Remus nunca participó de esas bromas - dijo el hombre de negro, intentando calmar al pequeño Harry quien se levantó de golpe apuntando al licántropo con su dedo índice más que molesto.
-¡Peor aún! ¡No te defendía!- rugió y sus ojos color avada parecieron brillar aún más, siendo calmado por su papi Sev, quien lo abrazó cariñosamente.
-Mi amor, en ese tiempo éramos muy jóvenes y tontos...-iba a continuar pero el niño lo interrumpió.
-No creo que alguna vez tú hayas sido tonto- hizo un puchero y el hombre de negro acarició sus mejillas sonrojadas y Remus se acercó un poco a ellos.
-No se refiere a eso, Harry, tu padre y yo era quizás uno de los más inteligentes de nuestra generación -y el hombre de negro asintió.
-Me refería a que éramos muy tontos, no pensábamos antes de actuar, nos dejábamos llevar por nuestras emociones y ya, ¿recuerdas lo que te dije? Sobre pensar antes de actuar- el chico asintió y Remus sonrió ante lo Slytherin que se veían ambos.
-Pues te digo un secreto... nosotros no hacíamos eso, éramos muy, muy tontos, pero ahora ya somos grandes, y todo eso quedó en el pasado, si no, ¿cómo crees que amaría a tu papá Remus?- y Severus se sonrojó evitando todo contacto visual con el hombre lobo, pues era la primera vez que decía tan abiertamente sus sentimientos. Harry simplemente se le quedó mirando al hombre lobo, con seriedad.
-Y tú... ¿También lo amas, verdad?- preguntó Harry entrecerrando los ojos, puesto que aún no perdonaba del todo al hombre.
-Claro que amo a tu padre, Harry- sonrió al observar como las orejas del hombre de negro se ponían rojo y como el chico parecía más relajado.
-Pero no creas que tu padre siempre era víctimas de bromas, sabes, una vez me pinto el cabello de verde y plata, no me pude quitar el hechizo por una semana- y las risas llenaron el ambiente, la tensión había bajado y por consiguiente comenzaron a hablar de su padrino.
-Yo... me gustaría conocerlo, pero antes quiero que tú papi, lo perdones, pero él debe pedirte disculpas también, quiero que se lleven bien, así como como el tío Regulus y papá Remus - ¡Oh! cuanta inocencia la de Harry, si supiera como esos dos peleaban por la atención del hombre de negro no diría tales barbaridades.
-De acuerdo, pero no te prometo que lo conozcas pronto, el tío Regulus debe retomar su posición en el mundo mágica, y eso tardará un poco, pero prometo que iremos con el tío a visitarlo y decirle que quieres conocerlo, ¿si?- y el pequeño asintió, aunque algo decaído, Remus abrazó a ambos.
-¿Por qué no vamos a almorzar y luego vamos de visita al callejón en busca de una nueva mascota para Harry?- preguntó el hombre de ojos dorados, y los ánimos subieron rápidamente.
-¡Oh sí! Leviathán se siente tan solo- hizo mención de su serpiente, al principio sus familiares se sorprendieron al ver como podía comunicarse con las serpientes pero, sabiendo pareja de quién sería no pudieron hacer mucho, aunque la duda del cómo podía hacerlo seguía latente, era muy común ver a Draco y Harry jugando con Levi, aunque el ultimo no supiera bien de lo que hablaban, pero le gustaba cuando la serpiente reptaba por su pierna hasta subir a sus hombros y descansar.
Los brillantes ojos verdes de Harry observaban todo con atención, las lechuzas estaban descartadas, con Hedwing tenía suficiente, se comportaba como una mamá gallina y no quería que se sintiese celosa de algún otro ejemplar de su especie, otra serpiente sería lindo, pero él quería un basilisco, y sabía de sobra que no lo dejarían, seguía siendo muy pequeño, por eso lo dejaría para cuando fuese mayor. No le gustaban las ratas, los sapos mucho menos, quizás algún nemea o algún cuervo, pero sus pensamientos acerca de qué animal deseaba tener fueron callados por un hermoso huevo plateado que se hallaba en un rincón oscuro del área de aves.
-¿Ves algo que te llame la atención?- preguntó Remus, mientras veía cono Harry se acercaba a los plumíferos, el chico asintió y bajo la atenta mirada de sus padres y del dueño del lugar tomó el huevo entre sus manos, sentía como si este lo llamara, además, un calorcito lo envolvió cuando el huevo pudo hallarse en las palmas de sus manos.
-¿De qué es el huevo?- preguntó curioso Severus, y el dueño de la tienda lo miró frunciendo el ceño.
-No tengo ni idea, vino con otros huevos de aves y serpientes, hace casi diez años que está así, nunca salió nada de él- resaltó lo obvio y Severus estuvo tentando a rodar los ojos.
-¿Lo quieres igual, Harry? - preguntó el licántropo, a lo que el niño asintió, y así fue como compraron un huevo que no tenían ni idea de qué era pero el chico lo deseaba, y no podían negarse a la mirada que el chico les había regalado.
-Maldito manipulador - susurró Severus al ver como Harry paseaba por el callejón frente a ellos con el huevo en mano, pero todo se fue al caño cuando sintió como la tibia mano de Remus tomaba la suya entrelazando los dedos, lo sorprendió, le aceleró el corazón y fue hermoso.
Con las mejillas rojas, Severus siguió caminando como si nada, teniendo fuertemente agarrado a Remus de la mano, quien sonreía como el Gryffindor idiota y enamorado que era.
Una vez que llegaron al lugar, sintieron como el frío le calaba los huesos las tres personas quedaron frente a las puertas de aquella prisión, uno se preguntara, ¿cómo rayos hacen para sobornar a un auror para ingresar a Azkaban?. Pues en realidad era estúpidamente fácil, ya que el ministro Fudge asignaba a hijos de Lores que lo apoyaban en su campaña electiva como aurores. Después de la supuesta caída del señor oscuro, los aurores solo presumían su estatus, deseaban poder, dinero, reconocimientos, gloria, belleza... eso último era lo que Severus poseía en tres botellitas llenas de una poción de color azul eléctrico.
-Es interesante que pidas esto, pero he de admitir que tienes las mejores pociones hechas por mí - el hombre de negro sonrió ante la codiciosa mirada del auror frente a él, de cabello castaño, brillante y algo largo, hermosos rasgos faciales, finos pero aun así varoniles, ojos color miel que te hipnotizan, sin duda el hombre era hermoso... pero podrido por dentro.
El hombre tomó con rapidez las pociones y con un movimiento de varita las hizo pequeñas y las guardó en uno de los tantos bolsillos de su túnica, en silencio los guió a través de los pasillos principales e ingresando en uno de los laterales hacia las celdas de máxima seguridad.
Justo al lado de la celda de la loca prima de ambos hermanos, se encontraba la de Sirius Black, el mayor de ambos, quien en silencio observaba un punto fijo en la nada, sentado en un rincón de la celda, donde una tabla con telas encima suponía ser una cama.
-¡Maldito traidor! ¡Debías haber muerto!- gritaba una desmejorada Bellatrix, que calló inmediatamente al ver a las tres personas paradas en la entrada (aclaremos que el auror apenas y les señaló donde se ubicaba la celda fue corriendo a aplicarse las pociones que conformaban su soborno).
-Severus...- susurró la mujer, provocando que las cadenas de la celda de Sirius se escucharan, pero el susodicho no dijo nada.
-Veo que aún no has perdido la cabeza, prima, al menos no tanto, eso es bueno, debes estar preparada -y los ojos de la mujer se agradaron al ver al menor de sus primos, Regulus iba a gritar su nombre pero el hombre simplemente le hizo una señal de que se callará.
-Lo traeré a nosotros - fue el simple susurro de Regulus y la mujer simplemente asintió entusiasta.
Una vez frente a la celda el primero en ingresar fue Severus, quien era quien poseía las llaves que fueron dadas por el auror, ingresó al lugar seguido de sus acompañantes que poseían túnicas con capuchas, para que así no se vieran sus rostros.
-Snivellus, Snivellus - murmuraba Sirius algo ido, el hombre de negro simplemente permaneció callado.
-¿Vienes a regodearte en mi miseria? Te invitaría algo de té, pero como ves, no puedo hacer mucho, pero si quieres puedes sentarte en esa esquina, es la que uso de baño- sonrió y sus ojeras se marcaron mucho más, al igual que sus ojos hundidos por la desnutrición y su cabello enmarañado.
-No estoy para estupideces Black, estoy para sacarte de aquí -y la risa torcida y macabra de Sirius se escuchó, justo antes de lanzarse a golpear a Severus, intento inútil cabe aclarar puesto que las cadenas que rodeaban sus muñecas y tobillos se lo impidieron, maldijo por lo bajo.
-Yo sé que tú no eras el guardián secreto de los Potter - comenzó Severus, provocando que la respiración de su antiguo enemigo -al menos para él - se agitara.
-¿Alguna vez te has preguntado por qué Dumbledore dejó que te encerraran en esta asquerosa celda sin un juicio con veritaserum de por medio?- los ojos de Sirius se cristalizaron ante la mención del que fue su mentor, quien juró proteger a sus amigos, y no lo hizo.
-Él no quería que cuidarás a Harry -la mención de su querido ahijado hizo que la furia llenará nuevamente su sistema. Saltando hacía Severus enseñando los dientes cual perro callejero protegiéndose de algún daño.
-¡No te atrevas a mencionar a Harry! Él seguro está bien, con alguna familia de magos o con Monny- dijo, forcejeando aún con las cadenas, maldecía en nombre de todos los magos conocidos ante su situación.
-Harry no está con Remus - dijo con seriedad, en parte era cierto ya que Harry estaba con él, pero era mas para hacer cambiar de opinión a Sirius, no podía seguir confiando en ese director de pacotilla.
-¿Qué?- preguntó desconcertado, Sirius sabía que debía escucharlo, los guardias siempre decían cualquier cosa, ahora lo único que podía hacer era escuchar a Snape y a esos encapuchados que hasta ahora notaba.
-Albus los dejó con sus tíos muggles- y el mayor de los hermanos Black sintió como si un dementor pasara sobre él.
-Y ellos lo mandaron a un orfanato - uno de los encapuchados se acercó, tenia la voz sospechosamente conocida y cuando la capucha bajo, sus lágrimas igual, recorriendo su sucio rostro, Remus se arrodilló a su lado y lo abrazó, comenzando a contarle cómo Severus, junto con la profesora McGonagall recuperaron a Harry y que ahora vivía con ellos.
Luego de ello todo se sumió en silencio, Sirius se sentía confundido, ¿de qué lado estaba Monny?, ¿de qué lado estaba Snape? ¿Quien rayos era ese sujeto que aún seguía encapuchado?
-Entonces estas diciendo que... ¿Harry ahora vive rodeado de mortífagos?- preguntó el animago, con la traición brillando en sus ojos, Remus simplemente suspiró, volviéndose a levantar, colocándose al lado de Severus, quien hacía ya un rato sentía esa horrible incomodidad en su pecho al verlos tan juntos y abrazados.
-No Canuto, te estoy diciendo que Harry está viviendo en la casa de tú prima, con su familia, conmigo y con Severus, feliz- dijo Remus, con la decepción bailando en su expresión, Severus simplemente suspiró y tomó las manos de su pareja.
-Harry pronto cumplirá ocho años, sabemos que es imposible que estés allí, él quiere conocerte y yo estaba dispuesto de dejar de lado nuestros trapos sucios para verlo feliz junto con su padrino, pero al parecer no has madurado ni un poco Black - dijo el pocionista dejando en una especie de transe al mayor de los hermanos Black para marcharse junto con Remus, el prisionero sólo suspiró enterrando sus dedos en su sucio cabello, en un gesto de ansiedad y nerviosismo adquirido con los años.
-Das pena- dijo el encapuchado, quien aún seguía allí, Sirius levantó la mirada, observándolo cansado.
-Tu mejor amigo y tu enemigo de la infancia se unieron para que Harry tuviera una infancia feliz, por que Severus sabía que no podría contarle cosas de sus padres biológicos a Harry, por ello contacto a Remus... aun así dudas de ellos- dijo con desprecio al despojo de lo que alguna vez fue su hermano mayor, el gran Sirius Black, el galán de todo el colegio, ya ni era ni la sombra de ello.
-¿Qué te dio Albus Dumbledore? - preguntó, aunque sabía que el otro no respondería.
-Te dejó tirado en Azkaban, dejó tirado a Harry en una casa donde lo maltrataban -continuó picando el encapuchado.
-¡¿Tú que sabes de Harry?!- gritó colérico, entonces escuchó la suave risa del hombre oculto.
-Más que tú, él me salvó, imploró a Lupin y a Severus a que me encontrarán, me salvó de tu querido director - dijo, nuevamente el desprecio se escuchaba en su tono de voz, si no tuviera el rostro oculto, podría ver unos ojos idénticos a los suyos siendo consumido por la oscuridad de su propio corazón.
-Albus no pudo haber hecho eso- murmuró contrariado, sentía confusión, mucha.
-¡Voldemort es el culpable! ¡Él me quitó todo lo que amaba! Mis compañeros, mis amigos ¡A mi hermano!- eso último lo dijo nuevamente con lágrimas cayendo por sus mejillas, y el encapuchado se arrodilló a su lado, como Remus lo había hecho minutos atrás, acariciando su rostro mojado, quitando parte de la suciedad que ocultaba su demacrada expresión.
-La muerte de los Potter no fue como tú crees, y tú, no lo has perdido todo, tienes a Remus, a Harry y... a mí - la capucha cayó, mostrando ese rostro que hacía tanto que no veía, un rostro que permanecía oculto en sus sueños y pesadillas.
Sin creerlo levantó su mano acariciando el rostro del que fue su pequeño hermano, más lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, al igual que sollozos escapaban sin su permiso de sus labios.
-Regulus- susurró, y el hombre frente a él simplemente negó con la cabeza poniendo sus dedos sobre sus labios, dejó dos paquetes encogidos en sus manos y besó su frente.
-Apenas pueda conseguir todo el poder que fue de nuestra familia, exigiré un juicio para ti, fue él quien me mantuvo secuestrado por casi diez años, Sirius, no todo es lo que parece, apenas te encuentres sólo, mira eso, entenderás muchas cosas...- unos toques en la puerta lo interrumpieron, el auror había llegado y debía de salir, miro una ultima vez a su hermano y acarició su rostro.
-Por favor, no te cierres ante nuevas posibilidades -y diciendo todo ello salió de la celda, dejando a un sorprendido y confundido Sirius Black atrás, quien observaba los diminutos paquetes como si estos tuvieran todas las respuestas y quizá... Así era.
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