Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 36

¡ASESINALO! NO PIERDAS TIEMPO ¡HAZLO AHORA!

La voz resonó fuertemente dentro de mi cabeza. ¿Matarlo? ¿Matar a Gab? Esto no podía ser cierto. Es cierto que hace poco que lo conocía, siempre he creído que era un gran chico. A pesar de qué ahora estábamos destinados a pelear hasta que alguno de los dos cayera, no quería hacerlo y esa era la realidad. Sí hubiese sido Crisasiel, lo hubiera aceptado y hubiera hecho lo que me correspondía, no habría un sentimiento de por medio. Pero con Gab siendo el Fuego Celeste, me era totalmente imposible. Noté como había más personas de las que antes existían. Los cazadores que habían peleado con Gab se levantaron como si nada. Fruncí mi ceño, me di cuenta que ellos nunca estuvieron en peligro con Gab. Si no conmigo. Estuvieron todos de acuerdo en todo esto. Era de esperarse, Gab estaba de parte de los cazadores, sería imposible que los lastimara y mucho menos los matara. Brillaba, todo su cuerpo resplandecía. Y no dejaba de verme con dolor y tristeza. Algo dentro de mí se estaba rompiendo, pero no sabía por qué.

—Gab, espera hay que hablar...—Intenté convencerlo.

Mi voz sonó como una súplica. Pude verle perfectamente.

Definitivamente él era el Fuego Celeste, su cuerpo entero estaba cubierto por aquel fuego blanco. Su aura era aplastante, había demasiada pureza emanando de él, demasiada calidez, algo que no podía decir que de mí emanara. Yo ahora tenía las manos ahora manchadas en sangre, y no porqué quisiera, ellos me orillaron a hacerlo. Esperaba impaciente la respuesta de Gab.

Por otra parte, tenía a Crisasiel casi encima de mí, no podía olividarme de ella tan fácilmente, sin embargo, no se movía. Y eso solo me dejaba con una inquietud agobiante. ¿Qué estaba esperando para atacar? Los cazadores no sabían en qué posición estar. Sí unirse a la batalla o dejarle las cosas a los dos ángeles que tengo rodeándome. Pude ver con mayor detenimiento el tatuaje que Gab ocultaba en su muñeca. En ella pude ver una llama plateada.

—Yvaine, no hay nada que hablar todo está claro ahora—Dijo determinante.

Pero no era lo que sus ojos decían, su postura era agresiva, pero no veía esa agresividad en sus ojos dorados. ¿Qué podía decirle en todo caso? ¿Qué lamentaba haber matado a los hombres y mujeres que me acorralaron e intentaron matarme? Él no lo comprendería, él nunca fue perseguido, no como mis hermanos y hermanas que fallecieron a manos de los ángeles y cazadores. Eran unos bebés, inocentes bebés. No quería dañarlo. Pero también estaba segura de que él tampoco quería dañarme. Sí tan solo pudiera hablar con él.

—No entiendes Gab, yo...

Me atacó sin previo aviso al mismo tiempo que Crisasiel, haciendo que callara de golpe. Mis reflejos estaban más que aumentados, ambos me habían lanzado su primer ataque sincronizadamente, sus espadas sobre la mía se estrellaban con furia, pude defenderme con DEMONIUX, reteniendo a ambas espadas con el filo de ésta, mientras más me atacaban, más dudas tenía de seguir luchando. Los dos tenían similitudes físicas demasiado palpables. DEMONIUX desprendió una onda maligna que hizo retroceder a Crisasiel, pero no a Gab quién se encontraba renuente a librarse de mí tan fácil. No tenía la ayuda de nadie en estos momentos. Ahora de verdad que me encontraba sola. Presionó más, mientras movía su espada y yo mientras retrocedía atrapaba cada uno de sus fieros ataques.

Mis cabellos ahora oscuros me corrían por toda la espalda, elevándose conforme tenía que estar moviéndome, e incluso suspendiéndome en el aire. Mi cornamenta estaba de fuera. Gab hizo un movimiento con su espada como si la fuera a elevar, pero no lo hizo y golpeó mi estómago con el mango de su espada, haciendo que me doblara con un poco. Maldije a mis adentros. Gab abalanzó su espada contra mi rostro, la detuve con éxito con mi espada, su ceño estaba fruncido al igual que el mío, tendría que jugar sucio para librarme de él. Con mi pierna izquierda golpeé sus costillas y lo lancé unos metros a su costado izquierdo, pero en eso Crisasiel llegó por detrás de mí, y le hizo un corte a mi espalda. Ahogué un grito de dolor y se sentía similar como cuando el fuego lo llegas a tocar una milésima de segundos, antes de quitar el contacto con él.

Al ser lastimada, bajé un poco la guardia. Tenía a Gab de nuevo enfrente de mí, me dio un cabezazo y sentí sus manos en mi cuello. Mientras que Gab me sujetaba del cuello, desplegó sus alas y dio un gran salto hacía arriba. Me estaba elevando al cielo de manera veloz, cruzando incluso por la barrera de energía que la sacerdotisa había hecho, destruyéndola por completo. Comenzaba a dificultarse mi respiración. Con mis brazos, golpeaba con todas mis fuerzas los brazos de Gab, pero no cedía su agarre. Pataleé y todo, pero era inútil. La presión que Gab tenía sobre mí no era solo física, sino emocional también. Cuanto más golpeaba, más me debilitada. Gab poseía una fuerza superior a la de los demás seres inmortales que había conocido, podría decir que inclusive, más que la mía. Mis ojos veían apenas el rostro de Gab. Sus cabellos dorados y rizados se movían estrepitosamente gracias a la velocidad a la que íbamos. Una vez más, desesperadamente golpeé sus brazos y fue cuando me di cuenta que ya no tenía fuerzas.

—G-Gab... —Pronunciaba inútilmente. Comenzaba a ver borroso y querer cerrar mis ojos. La mano de Gab me tenía aprisionada. Como pude toqué sus manos de manera gentil—P-Por favor. N-No respiro...

Él no me había mirado desde que comenzó a elevarnos al cielo. Dio un rápido vistazo en mi dirección. Abrió sus ojos y en un movimiento arrebatador, Gab me soltó, como despertando de una ensoñación. Desconocía la altura a la que estábamos, pero estábamos muy alto. A pesar de ser un demonio, viví toda mi vida como humana, no estaba acostumbrada al plano astral y espiritual que un demonio normal. Yo no estaba acostumbrada a nada de esto. Había visto las nubes de tormenta por debajo de mí y no dejaba de relampaguear en ningún momento. No tenía fuerzas para impedir que me estrellara al suelo. Porque en mi mente, no dejaba de pensar en mi familia, en mis amigos, en Gab y en O'Donell. Mi cuerpo se giró viendo en dirección al cielo. Una gota de agua me cayó en la mejilla mientras iba cayendo. Ahí supe que estaba dentro de las nubes. En algún momento, solté mi espada, con la que había luchado por liberarme de Gab. Las nubes oscuras y las estrellas las veía cada vez más lejanas. Las luces de las ciudades entraron en el campo de visión. Todo se volvió oscuro por unos minutos.

Me estrellé en el techo de un edificio haciendo un gran estruendo.

A mí alrededor el humo del impacto apareció como neblina. Abrí mis ojos, parpadeando un par de veces. Retomando el aire desesperadamente. Me quedé en el suelo unos segundos, estaba aturdida. Acaricié mi cuello y rodeé mi cuerpo, quedándome acostada de perfil. Después de toser y recuperar el aire que se había ido, me incorporé débilmente, sosteniéndome de mis codos. Sentía que la cabeza me daba vueltas y unas ganas de vomitar tremendas. Traté de ver más allá de mí, reconocer al menos algo. A unos metros de mí, la sacerdotisa se hallaba cubierta de una capucha blanca que arrastraba en el suelo, con diseños dorados y dando lentos pasos alejándose cada vez más de mí. Solté una maldición, y cuidé de que nadie me cayera del cielo. Tomé coraje. Ésta sí que no se me iba.

Me concentré al máximo, sintiendo como mi poder ascendía del suelo. Invoqué a las sombras oscuras, que aparecieron alguna vez con O'Donell, y retuvieron su huida. Se escuchaban los chillidos que están desprendían. Formando un gran muro con estas e invadiendo el área dónde la sacerdotisa estaba. Intentó saltar del techo, pero se quedó pegada al suelo, y a pesar de que pronunciaba palabras extrañas, y sus manos brillaban con un tenue color rosa fucsia no se despegaba por nada del mundo. Me levanté como pude y me encaminé casi moribunda hacía ella. Sentí una fina línea de sangre correr por mi cabeza, llevé mi mano a ella y me limpié con el torso de la mano.

—Por el amor al cielo Yvaine, no me hagas daño.

Me detuve en seco y abrí con terror mis ojos. Esa voz...

—¿Ana?

Levantó la cabeza y su capucha dejó ver a la chica morena de cabellos negros y rizados. En sus ojos se reflejaba el pánico y comenzaba a llorar desesperadamente.

Comencé a respirar entrecortadamente. Caí de rodillas sin despegar mi vista de ella, con el corazón destrozado. Mis manos cubrieron mi boca y un sollozo salió de mi garganta. Las lágrimas salieron de mí. Detrás de mí, otro cuerpo cayó, pero no me importó ya nada. Mis ojos no podían dar crédito a lo que veían. Vomité a un lado, sentía que toda mi alma se iba en ese vómito.

¡NO! ¿¡PORQUÉ!? ¡MALDITA SEA! ¿¡PORQUÉ ME HACÍAN ESTO A MÍ!?

Isla era una cazadora y ahora Ana era la sacerdotisa que los cazadores tenían. Sentía que ahora todo lo que había pasado con ellas era una mentira. Mis amigas de toda la vida tenían una doble vida, parecían tan comunes, no entiendo cómo carajos puede estar pasándome esto a mí. Estuvieron detrás de mí todo este tiempo.

—Ana... ¿Por qué? Tú no, de todos tú no... —Me llevé las manos al rostro y comencé a llorar desconsoladamente.

No podía respirar bien, los sollozos y el dolor agonizante no podían ser aliviados. No era tanto el dolor físico, si no el dolor emocional. La traición podía tolerarla de cualquier otra persona, menos de Ana. Mi mejor amiga, si bien últimamente no compartía mucho con ella, pero ¿Y los años anteriores? Ana dejó de hacer resistencia en huir mientras me observaba con detenimiento. Escuché como sorbía su nariz y ahogaba una maldición. La conocía tan bien. No levanté el rostro del suelo. No tenía el valor de hacerlo.

—¿Crees que para mí fue fácil digerir qué eras tú de quién todos temían? ¿A quién todos, durante siglos estuvieron persiguiendo y poniendo precio a su cabeza? —Su voz sonó a punto de colapsar. Su voz se quebraba con cada palabra que daba—Vengo y miro toda la masacre que hiciste ¿Crees que eso está bien?

Tomé una larga respiración.

—¿Y tú que rayos vas a saber sobre digerir las cosas, Ana? —Estaba molesta. Yo sí tuve problemas con todo lo que me pasó desde que supe sobre los demonios tras de mí —¡Me quieren matar desde que nací! Incluso, antes de nacer. ¿Crees que está bien matar a un bebé inocente, por algo que aún no sabía que iba a pasar? ¿Crees que quería este destino de mierda? ¡Y todo por una estúpida guerra! ¡Yo no pedí esto, Ana! Yo nunca quise ser un demonio, yo era feliz siendo humana, era una mentira, pero me gustaba vivir en esa mentira ¡ser normal! —Mi voz sonó filosa y al borde del colapso.

Decidí mirarla fijamente. Ella estaba quieta, reprimiendo las maldiciones. Reprimiendo tantas cosas, sus ojos estaban llorosos, pero sus manos seguían brillando. Movió su mano y una ráfaga de poder rosa estaba por golpearme el rostro, pero las sombras disiparon su poder. Sentía a alguien detrás de mí, pero no me importaba en lo absoluto que estuviera escuchando lo que tenía que decir. Porque esa, era la verdad.

—Pero eres un demonio Yvaine, el mayor ser de destrucción y estás haciendo a lo que estabas destinada. Estás cumpliendo una profecía, eres un demonio vil y rastrero, no me sorprendería que me quisieras estar engañando ahora mismo y provocarme lastima por tu situación.

Esta vez me quedé sin habla no pudiendo dar pie a lo que me acababa de decir, estaba con el alma hecha pedazos. No podía creer que ella se expresara así de mí, soy su mejor amiga. Fruncí mi ceño y cerré mis ojos, las lágrimas no habían parado en ningún momento.

—Eres mi mejor amiga... nunca te dañaría, ni a ti, ni a los demás.

—Eso no es lo que me pareció ver allí abajo.

—¿Es todo lo que dirás? ¿No me darás la oportunidad de demostrarte lo contrario?

—Las cosas pasarán, como deban pasar —Dijo tajante.

Aunque el corazón me doliera, tenía que matarla. Nadie jamás me dejaría tranquila, y entre menos enemigos tenga, más segura estaré. Asentí, me puse de pie y corrí en dirección a Ana con mis uñas largas desprendiendo energía oscura. Ana me vio horrorizada mientras hacía un campo de energía para ella. Cuando estaba a poca distancia para atacarla, sentí un jalón. Me tomaron del brazo violentamente, vi mis cabellos a mis costados y como me iba alejando de Ana. Me estrellaron contra la puerta que daba hacía el tejado. Un mini cuarto estaba detrás de mí, dónde solo había una vieja puerta.

¿QUÉ HACES, YVAINE? ¡VAMOS DE PIE!

No encontré en mí la motivación suficiente para seguir existiendo o tan siquiera defender mi propia vida. No tenía ganas de nada, ya no quería pelear, realmente nunca lo quise. Alcé la mirada cansada y Gab me miraba desde arriba, sus labios formaban una fina línea. Después de todo él había escuchado todo lo que había dicho y, aun así, seguía pensando en matarme por cada una de sus acciones. Reí para mis adentros. Quise levantarme, pero caí de nuevo. Lo veía indeciso, dubitativo. Su mirada decía muchas cosas, las transmitía. Hice apenas una sonrisa cansada. No podría dañarlo.

—No me resistiré, Gab. No te guardaré rencor si lo haces—Tomó a su espada ANGEMIUX sin perderme la vista ni un minuto. Tragué en seco— Sí algo bueno hay de todo esto, es que no me arrepiento de haberte conocido. —La lluvia pronto comenzó a caer. No veía que quisiera hacer algo al respecto, así que aproveché mis últimas palabras— Hazlo, no temas por mí, no dolerá...

Él pareció pensarlo, pero al final decidió hacerlo. Y no sé si eso fue un alivio para mí o una desilusión, cerré mis ojos resignada, esperando a que esto acabara. Mi cuerpo entero estaba mojado y mi cabello se pegaba a mi rostro.

Inhalé profundamente.

Recordé los ojos azules de O'Donell y mi corazón se comprimió. Recordé cuál fue la última vez que lo vi, él cerrando las puertas. Ya no le vería más, ya no estaría con él...

Pero pronto escuché que su espada golpeó con otra. Abrí mis ojos incrédula.

Vi su espalda ancha, su chaqueta de piel negra.

El corazón me latió como loco. El ánimo volvió cómo sí el fuera la luz al final de mi camino. Como si fuera mi motor. O'Donell estaba enfrente de mí repeliendo el ataque que Gab me había dirigido. Respiré aceleradamente sintiéndome viva de nuevo, O'Donell se alejó con él y Gab. Suspiré de alivio.

O'Donell había venido por mí.

Ya no estaba sola... Un relámpago alumbró el cielo, y sentí que todo estaría bien. O'Donell había aparecido como mi caballero de dorada armadura, protegiéndome.

—¡Vizo, sácala de aquí! —La voz de O'Donell era potente, no nos había dirigido la mirada. Pues Gab y él compartían estocadas con ambas espadas.

Miré a un lado de mí atónita con lo que O'Donell había dicho, Vizo me extendió sus brazos y me cargó en ellos. Me aferré de su cuello como si fuera mi salvavidas en altamar, no sin antes ver a Ana quién tensaba su mandíbula. Noté como Axis y Zeus también estaban aquí, y estaban en su forma demoníaca desprendiendo llamas de sus patas, y gruñendo en dirección de Ana. Ésta estaba totalmente asustada, comenzó arrojarles energía santa, pero los Hellhounds se movían demasiado rápido. De pronto, ambos se sincronizaron y la atacaron, pero fueron repelidos por un campo de energía que ella formó. Logró escapar de mis sombras y se arrojó por el techo.

Pero ellos le siguieron. No sabía cuan feliz estaba de estar con vida hasta que vi que vinieron por mí. Vizo era muy rápido.

—Mon Cheri, por poco no la cuentas —Vizo no dejaba de sonreír y pude ver alivio en él.

¡Oh Vizo! casi podía llorar de lo feliz que estaba de poder verlo una vez más.

—Vizo, muchas gracias. No sé qué hubiera hecho sin ustedes —Mi voz quería quebrantarse. Mis cabellos mojados, se pegaron en mi espalda ahora. Mi labio inferior tembló, Vizo no dejó de sujetarme.

—Tranquila, ya me lo agradecerás luego —Guiñó su ojo y sonrió de lado.

Pronto me sujetó más fuerte y me pegué lo más que pude a él.

Miré hacia atrás una vez más. Gab quería lanzarse en dirección de nosotros, pero O'Donell no lo dejaba. Ahí pude ver, lo fuerte que O'Donell era, incluso él le estaba dando más pelea de lo que yo lo había hecho con Gab. No quería abandonarlo ahí, quería ver que O'Donell estuviera bien y viniera conmigo. En un momento, al estar compartiendo estocadas, produjeron una gran explosión, pero siguieron corriendo por los tejados. Sentí dolor al recordar cómo lo había defraudado besando a Gab. Después de todo lo que O'Donell estaba haciendo por mí, todo lo que él temía que sucediera yo lo hice realidad. Lo engañé. Me odiaba en estos momentos, ¿con qué cara vería a O'Donell y le contaría lo que pasó conmigo y Gab? Tendría que estar pensando en otras cosas, como salir con vida de ahí, después de que esto pase, arreglaré las cosas con O'Donell. Vizo dio un salto del edificio al suelo.

Paseé mi mirada por todo el lugar y me di cuenta que aun estábamos en la mira de los cazadores. Nos protegimos detrás de unos carros estacionados que se encontraban cercas de la acera de los edificios. Isla estaba apuntándonos directamente. Sus hombres corrían detrás de ella para empezar atacarnos. Solté una maldición, pero aun así Vizo se veía despreocupado, como dije, él era realmente rápido, pero no podíamos subestimarlos, después de todo lograron acorralarme hace tan solo unos momentos. Llamé a DEMONIUX con mi mano y ésta vino a la velocidad de la luz, cubriéndonos exactamente en el momento en el que todos comenzaron a dispararnos. Vizo no se detuvo en ningún momento pues él estaba confiando en mí. Pronto, los cazadores fueron sorprendidos por los Leadarks. Uno a uno fueron cayendo de aquellos que habían sobrevivido a mí. Un cazador nos sorprendió, aun estando en brazos con Vizo, pero éste se elevó en el aire conmigo aun en brazos. Y sus piernas empezaron a llenarse de llamas, golpeó el rostro del cazador y éste comenzó a quemarse y a soltar alaridos de dolor. Nos alejamos de nuevo, subiendo por unos edificios menos altos.

A lo lejos, un gran portal azul apareció. Abrí mis ojos con sorpresa, escaparíamos después de todo. Por unos instantes suspiré con tranquilidad. Busqué con la mirada hacia abajo a Isla. A pesar de que me quisiera muerta, no podía evitar sentir algo de tristeza por ella y por Ana.

Ella seguía disparando a los demonios que estaban en el suelo. Unos parecían sombras, otras llamas vivientes. Uno que otros eran exterminados por ella, pero pronto fueron muchos acorralándola.

De pronto vi a Allec, su cuerpo era como las vívidas llamas, todos fueron haciéndole paso, Isla se había quedado sin balas y buscaba una espada en su espalda, él se posicionó detrás de Isla sorprendiéndola y con su brazo derecho, se lo hundió en su pecho, atravesándolo por completo. Cubrí mi boca y ahogué un grito.

—No mires, Mon Cheri.

No podía, simplemente no podía. Maldita sea, moriría, Isla en verdad moriría.

Allec dejó su brazo más tiempo de lo debido y sacó su corazón como si no fuera nada. Con esa expresión tan seria que lo caracteriza. Me quedé pálida y no pude evitar llorar desconsoladamente, hundiendo mi cuello en el de Vizo. Cerré mis ojos y ahogué un sollozo. A lo lejos, podía ver como O'Donell impedía que Gab volara hacía dónde estaba, pues habían logrado acercarse más. Veía por encima del hombro de Vizo, el cual no se había detenido por nada del mundo. O'Donell... yo debería estar luchando con Gab, no él.

Temí por él, ya una vez Gab lo golpeó. Esperaba que no fuera a pasar una cosa peor entre esos dos. Quería creer que O'Donell escaparía con nosotros. O'Donell se tomaría personal aquel golpe en la nariz, y por el hecho de que Gab salió conmigo una vez. Cuando estuvimos por dar nuestro último salto de edificio, Crisasiel se estrelló contra nosotros con fuerza bruta. Y pasó lo que era de suponerse en una situación así, Vizo salió de un lado y yo por el otro. Como si las fuerzas volvieran a mí, actúe rápido. Mi mano se llenó de energía negra, y atraje a Vizo a mí con una cadena de sombras. A unos cuántos centímetros de estrellarnos, pusimos en prácticas nuestras habilidades. Nuestras manos fueron la base para hacer una pirueta sobre el suelo y que éstas fueran nuestro eje. Dando un par de volteretas. Barrimos el suelo con nuestros pies y nos erguimos para repeler cualquier ataque.

Rápidamente Crisasiel bajó y su presencia tenía aires de grandeza.

—Creí que eras el Fuego Celeste —Dije y me puse en guardia para pelear.

Crisasiel se detuvo y por primera vez, vi que ella hacía gestos en su rostro. Alzó una de sus cejas rubias y dio un respingo con su nariz.

—Parecía un buen plan —Dijo dando unos pasos en nuestra dirección —De haber sido el Fuego Celeste, ya estarías muerta.

Reí sonoramente. Vizo no dejaba de ver a la chica ángel y llenarse completamente de llamas.

—No tienes tanta suerte —Dije mientras me acercaba más a Vizo.

Crisasiel nos miraba con demasiada seriedad.

—Tan soberbios y altaneros los demonios como siempre. Son tan repugnantes —De uno de sus costados sacó otra espada. Y maldije en mi mente. Ambas manos llevaban espadas —Mi hermano tan misericordioso como siempre. No puedo culparlo, su naturaleza es así.

Necesitaba hacer tiempo para formular un plan. La lluvia cesó por unos instantes. La luna se reflejaba en los charcos que había en el suelo. Y las nubes se esfumaron.

—¿Gab es tu hermano?

—Gabael —Corrigió ella —Mi gemelo y hermano mayor.

Debí haberlo sospechado.

Observé de reojo a Vizo quién se hallaba muy serio. Formulando un plan de escape posiblemente, o en su defecto en cómo matar a ésta perra. Quiero creer que eso estaba haciendo. Estuve por decir algo y Crisasiel de un salto se acercó más a nosotros moviendo agraciadamente sus espadas y, en consecuencia, tuvimos que retroceder al mismo tiempo estando más alerta.

—Inténtenlo si pueden —Ahora ve fijamente a Vizo. Su apacibilidad me consternaba—No pueden tocarme.

—¿Por qué no nos matas y te dejas de tanta mierda? —Me atreví a preguntar.

Se veía que sabía cómo matarnos de mil formas. Volvió su mirada dorada hacía mí y me estudió un par de segundos.

—Quería saber porque había tanto escándalo contigo —Sus alas se extienden por unos minutos —También quería saber por qué mi hermano te ha dejado vivir tanto tiempo.

Fruncí mi ceño y apreté mi agarre a DEMONIUX.

—¿Lo dices por hace unos momentos?

Vizo se movió y se detuvo en cuanto Crisasiel notó sus movimientos.

—No. Él no es tonto, lo supo desde el primer momento en que te vio, supo que eras el Fuego Oscuro —Dijo y me quedé quieta en mi lugar tensándome ante su revelación. Mi rostro pareció haber sido demasiado expresivo por lo que Crisasiel continuó —Se resistió a matarte. Intentó justificarte e impedir tu ejecución porque hasta el momento no habías hecho nada, eras "inocente", dijo él. He de decir, que presionar a Gab para que viera el demonio que eras no fue sencillo. Armar todo esto que vez —Extendió sus brazos —Sólo para que abriera los ojos de lo que serías capaz de hacer si no te detenía, costó trabajo. Sin embargo, salió a relucir la verdad como debe ser. Lo que no comprendo, lo mantuviste a salvo. No entiendo por qué, eres un demonio ¿Por qué lo hiciste?

Mordí mi labio. Cuando O'Donell me preguntó si sentía algo por Gab simplemente no le contesté, porque creía que no era nada. Pero, mi vida se encuentra en momento crítico. Y fue cuando lo comprendí.

—Porque también siento algo por él y no quiero dañarlo.

Vizo se quedó fijamente viéndome no dando crédito a lo que escuchaba. Se quedó helado y tensando su mandíbula. Vizo no sabía qué hacer, porque pude ver por unos breves momentos cómo sus ojos se volvían rojos y me miraban con decepción. Sería colgada por esto en Demonét cuando vuelva, si es que salgo con vida de ésta. Crisasiel rio secamente.

—Los demonios no sienten.

Crisasiel se arrojó a nosotros dos. Sin seguir hablando. Estuvo cercas de mí, sus dos espadas alzándose, pero Vizo logró patearla lejos y yo logré hacerle dañar parte de su pecho con llamaradas de fuego negro que desprendía mi espada. Crisasiel y Gab habían luchado contra mí, los dos juntos al mismo tiempo. Le devolvería a Crisasiel el favor.

Vizo con una de sus manos, hizo que el techo temblara y un aura carmín se posara sobre nosotros. Se formó un torbellino, dónde criaturas aladas comenzaron a salir. Crisasiel al ver el cielo, arrojó a Vizo no muy lejos. Compartimos unas estocadas, hasta qué con una de ellas, barrió el suelo haciendo que yo cayera, en un descuido a un lado. Caí en un charco de agua, y me levanté más rápido de lo que había sucedido cuando caí desde el cielo. Crisasiel se dirigió por completo a Vizo moviendo ambas espadas. Las criaturas voladoras fueron de lleno en dirección de Crisasiel, pero ésta con sus espadas, los mataba en segundos. No se veían como una verdadera amenaza como ella. Vizo espero a que Crisasiel se acerca, pues su postura decía que estaba lista para pelear. Enfrente de Vizo una luz verde apareció y salieron dos espadas, más pequeñas que las de Crisasiel, pero al menos se defendería.

Caminaron enfrente de ellos mismos, formando un círculo. Vizo fue el primero en atacar. Tenía mucha flexibilidad y gracia para moverse, en más de una ocasión daño a Crisasiel de sus brazos. Las espadas de ellas comenzaron a desprender luz, atacó sin temor a Vizo, pero las cuatro espadas, topaban la una con la otra. Me acerqué con DEMONIUX desprendiendo Fuego Negro.

Vizo y Crisasiel comenzaron a subir la intensidad de sus ataques. Parecían sacados de una película de ciencia ficción. Se movían muy rápido, recorriendo cada parte del tejado. Acercándose demasiado al borde del edificio. Busqué con la mirada si O'Donell estaba cercas. En efecto, se habían acercado un poco más, pero tanto Gab y O'Donell se encontraban peleando firmemente sobre un techo.

Corrí hacía Crisasiel, para derrotarla por detrás. Ésta se dio cuenta, y con una de sus espadas envío una onda luminosa, que me hizo retroceder unos pasos cubriendo mi rostro con mi espada. Escuché que una espada cayó al piso. Una de esas espadas era de Vizo. Éste gruño e intentó recogerla, pero Crisasiel le impidió el paso. Crisasiel había aumentado la velocidad de sus ataques. Vizo ahora debía defenderse de las dos espadas luminosas de Crisasiel.

Volví a reincorporarme en mí.

Crisasiel y Vizo estaban cercas del borde del edificio de nuevo. Crisasiel con una espada, enterró una en el estómago de Vizo. Provocado que él escupiera sangre al instante. Al tenerla tan cercas, Vizo logró tomar una de sus armas. Con la espada que le quedaba libre, la enterró en el pecho de Crisasiel. Ésta se quejó muy apenas, le dio un cabezazo a Vizo, dejándole la espada enterrada en su estómago, se alejó de él y éste se agarró del límite del borde, poniéndose de rodillas, tratándose de sacar la espada. Sus llamas se apagaron de pronto. Caminé involuntariamente hacía él. No podía perderlo a él también en un solo día.

—N-No vengas... —Me dijo hablando entrecortadamente. Una de sus manos manchadas de su sangre me indicó que me fuera. —V-Vete a casa, déjame a-aquí, vete Mon Cheri.

Me paralicé.

No.

No.

No.

Crisasiel lo tomó del cuello, levantándolo del suelo. El rostro de Vizo se deformaba por no alcanzar el suficiente aire. No voy a huir, no lo dejaré a él.

Corrí hacía Crisasiel, corté su brazo izquierdo que era dónde tenía sujeto a Vizo con DEMONIUX. Ella gritó de dolor. Aun así, ella no claudicó, siguió peleando con su brazo libre, aunque la sangre estuviera saliendo de ella. Pero, estaba débil. Comencé a sentir como iba perdiendo fuerzas. Desapareció enfrente de mis narices, como arte de magia, dejando un rastro de polvo blanco en el aire. Cuando me giré para ir con Vizo, Crisasiel lo tenía sujeto como rehén. Su espada estaba enterrada apenas en el cuello de Vizo.

—¡Suéltalo! —Le demandé.

Crisasiel se veía pálida en mal estado.

—¡V-Vete! —Gritó Vizo.

—Como quieras...

Crisasiel hundió su espada y rebanó la cabeza del cuello de Vizo. Lanzando el cuerpo de Vizo al vacío, sosteniendo su cabeza.

Todo a mí alrededor se oscureció.


© J. ZARAGOZA

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro