Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 31

Pude zafar una de mis manos y lo abofeteé. No pareció dolerle en absoluto, al menos, físicamente no lo hizo, porque cuando mi mano impactó su mejilla, se le veía realmente confundido. ¿Creía acaso qué con eso ya me tendría rendida a sus pies?

Estaba muy equivocado si creía que con verme con sus lindos ojos azules estaría derritiéndome en sus brazos. No podía olvidar todo lo que me dijo, todo lo me hizo sentir y lo infeliz que me volví por días. Lo dejé tirado en la arena y había acelerado el paso. Estar cercas de él me confundía. Su presencia me era de suma perdición, no debía creer en unas palabras endulzadas, él sabía cómo hacerlo parecer real y me rehusaba a caer en ello otra vez. Sin embargo, podía evitar sentir cada chispa volverse a encender de nuevo. Y sabía de qué se trataba. Es una chispa que nunca se apagó, por más que quisiera odiarlo, no podía arrancármelo tan fácil del corazón, pero era algo que él no debía de saber. Sus palabras me habían alterado como no creí que sería posible. Creí que aferrarme al dolor y el rencor me ayudarían a superarlo, pero no se olvida un sentimiento en días. Mi espada había estado vibrando durante toda la batalla con O'Donell pero la ignoré. La llevaba puesta sobre la cintura en su respectiva funda.

Al volver al castillo, caminé por toda la sala dónde se llevaba a cabo la celebración. Me intimidaba ver toda clase de demonios, desde pequeños que parecían duendecillos, hasta aquellos que parecían gigantes, unas reales bestias del inframundo. Me costaba bastante acostumbrarme a ver toda especie de demonios. Pues había demonios con apariencia de humanos, pero con cuernos, otros con cola o con otro tipo de extremidades raras. Vi a mi madre acercarse a mí con una copa llena.

—Yvaine, querida. ¿Dónde te habías metido? Escuché que tú y Duncan tenían una pequeña discusión— Alcé mi ceja ante el último comentario. Sabrá el cielo que tanto estarían diciendo sobre él y yo. Mi madre estaba en su forma demoníaca. Podía sentir una especie de presión por parte de ella— ¿Dónde dejaste a Duncan?

Rodeé los ojos.

—Ese pedazo de imbécil. No te preocupes por él. Lo dejé exactamente como se merece —Intenté esbozar una sonrisa —¿Qué necesitabas? Quiero irme a casa.

Mamá abrió sus ojos con sorpresa.

—¿No te lo dije? No volveremos nunca más. —Sentí que el suelo se hundía a mi alrededor y pronto me sumergiría en la oscuridad. No sé qué cara habré puesto, por qué ella comenzó a reírse a carcajadas—Estoy bromeando, más iré tarde. Hace tiempo que no había fiestas en este lugar.

Solté una maldición y sentí que toda la rabia se me acumuló, pero no quería faltarle el respeto a mí madre, así que pasé por su lado totalmente cabreada. Poco a poco, el sonido de la música y los gritos de algarabía fueron cesando. Tymaurel tenía una especie de portal estático en una de sus salas. O eso había escuchado. Puesto que, en los últimos días, visitaba demasiado el castillo a entrenar y aprender más sobre cuestiones de encantamientos y hechizos. Y era al lugar a dónde me dirigía. Siento que no tenía fuerzas para hacer aparecer uno, por lo que, esa era una opción bastante viable. Un dolor de cabeza me estaba matando y no podía evitar ver mis manos y recordar cómo me veía. Era un monstruo en su totalidad. Cuando estuve por abrir la puerta de una de las salas y retirarme, escucho a alguien aproximarse. Tymaurel toma mi mano y me jala de nueva cuenta devuelta al salón. Pero puse resistencia y nos detenemos en medio del pasillo, y únicamente nos encontrábamos él y yo.

—¿A dónde vas, Alexia? —Preguntó firme.

No quería pelear ni discutir, por lo que decir la verdad era una opción más razonable. Suspiré y acaricié mi cabeza y no pude evitar sentir una incomodidad por los cuernos que me habían crecido.

—Quiero ir a dormir, estoy cansada.

Tymaurel se quedó pensativo y se encogió de hombros. Entendía que todo esto fue muy abrumador para mí. Había un pequeño banco con respaldo y me empujó suavemente la espalda con su mano y me invitó a sentarme con él. Era extraño e incómodo para mí, puesto que nunca había sido cariñoso o comprensivo conmigo.

—No soy un padre ejemplar. No sé cómo serlo, pero soy afortunado de que estés con vida. Tus otros hermanos no lo lograron —Había algo de melancolía en su voz —Sí algo te puedo ayudar a digerir de mejor manera todo esto. Es que ya te irás acostumbrando a todo esto, Alexia. Pero antes de que te vayas tengo algo para ti —Aplaudió y de pronto, unas sombras negras aparecieron con un enorme cofre de color negro. Tragué en seco —No soy tan maldito cómo me veo, pero he tenido esto durante dieciocho años, es un obsequio para ti por tu cumpleaños y por volver hacer lo que siempre has sido, un demonio, el Fuego Oscuro.

No esperaba algo de él en realidad. No se ve como uno de esos padres amorosos que te dan obsequios, ni de esos que digan que están orgullosos de sus hijos. Sin embargo, creo que se estaba esforzando. Es decir, no lo podía ver cómo mi padre, pero al menos sabía que él era mi verdadero progenitor. Me hizo unos ademanes para que me acercara al cofre. Me puse en cuclillas y, abrí aquel cofre, un poco dudosa. ¿Qué tendría? ¿Un arma, un libro de hechizos, algún traje de guerra? No me sorprendería que fuera algo de eso. Ya que de lo único que hablan y les importa es de esa estúpida profecía. Cuando lo abrí, me impresioné demasiado, no pude evitar sonreír. Era un perro. Tymaurel acababa de darme un perro. Era un cachorro tipo Doberman, como Zeus, el cachorro de O'Donell. No sabía cómo expresarme o que decir al respecto. ¿Cómo puede un perro sobrevivir al inframundo?

—¿Me estás dando un perro? Mamá enloquecerá, no le gustan las mascotas —Éste rio.

—¿A quién le importa lo que le gusta a ella? No sólo es un perro, hija. Es un Hellhound. Un guardián del inframundo.

La cachorra saltó del Cofre, y llamas comenzaron a consumirla. Comenzó a crecer considerablemente. Sus ojos eran rojos y en sus patas fuego rojo se extendía. El aura demoníaca en ella aumentó y se acercó a olfatearme. Luego de eso, se sentó y apagó sus llamas. Nos miramos eternos segundos. No sabía si temerle o sentirme protegida de cierta forma.

—Soy Axis —Dijo la cachorra. Su voz era cómo lo que todos imaginamos al imaginar un demonio. Voz distorsionada y con mucha fiereza. Como si estuviese enojada—Desde ahora seré tu compañera.

Me puse en pie y le agradecí a Tymaurel el regalo.


●▬▬▬▬▬▬୧♛୨▬▬▬▬▬▬●


Axis estaba acostada sobre unas almohadas que le dejé en el piso. Por lo que entendía, los Hellhounds se alimentaban de las almas perdidas o espíritus inofensivos que merodeaban por las noches, aunque realmente ellos no necesitaban comer tan seguido, como nosotros los humanos. Mi cuerpo volvió a ser normal en cuánto crucé el portal, si bien aprendí como transformarme, practiqué un par de veces, y luego me recosté en la cama. Duré una hora sin poder pegar el ojo.

Le daba vueltas al asunto de lo que me esperaría en un futuro, en O'Donell, la boda, en la profecía, en el apuesto de Gab, en los cazadores, en absolutamente todo. No había descanso para mí alma. Tenía dieciocho y sentía que el mundo estaba sobre mis hombros.

Mi móvil comenzó a vibrar, y en la pantalla decía "Kike". Tenía tiempo que no sabía mucho sobre él, me levanté de la cama. Fruncí el ceño y atendí la llamada.

—¿Kike? —Pregunté.

Ya era un poco tarde para que Kike me hablara. ¿Será que le pasó algo? Vi el reloj de mi buró, eran las 4:23 a.m.

Yvaine, feliz cumpleaños. Lamento no haber estado en tu celebración, estaba ocupado.

—No te preocupes Kike, aunque si me sorprendió no verte por ahí.

Sí, lo sé. ¿Estás ocupada? Quiero darte algo.

¿De verdad? ¿No podía esperar un par de horas? Kike podría ser muy extraño a veces. Inoportuno quizás, pero no era un mal muchacho. Me preguntaba que quería.

—¿Enserio? Pues no, ¿En dónde estás?

Debajo de tu ventana. —Y colgó.

Me sorprendí.

Me asomé por la ventana y ahí estaba Kike. Vistiendo una camisa blanca y unos jeans oscuros. Le dediqué una cálida sonrisa. Verlo al menos no fue la peor cosa que me pasó hoy. Bajé de la ventana como pude. Kike me ayudó en ello para que no cayera. Me abrazó unos largos momentos y yo también lo hice. Al separarnos habló.

—Feliz cumpleaños, Yvi. Esto es para ti —Me tendió una cajita negra con un moño plateado.

Al abrirlo era un anillo con una piedra negra. No pude evitar sonreír, era un regalo espectacular. Lo saqué de la cajita y me lo coloqué en el dedo anular de la mano derecha.

—Kike, por todos los cielos. Es hermoso, muchas gracias —Era plateado, con una gran joya negra. Kike se encogió de hombros y sonrió —Espero no sea de compromiso —Bromeé mientras no dejaba de ver la hermosa joya.

Se escuchó tronar el cielo y nubes acercarse. Probablemente esta noche llovería.

—No, Yvaine... —rio a duras penas. Pero pude notar en su voz algo de tristeza, por lo que lo miré fijamente. Kike pareció darse cuenta de ello — ¿Sabes? Creo que entendí que yo no soy al que tu corazón quiere. Y tranquila, no estoy reclamando nada, era evidente que eso sucedería me fui mucho tiempo, tu corazón cambió. Y por si no lo sabías, yo fui el que renunció a pelear por tu mano, hablé con Tymaurel hace unos días, pero lo del compromiso supongo que ya sabías, porque no te sorprendes de lo que estoy diciendo.

Ahora podía entender el por qué, no había ido Kike a Demonét. Creo que no quería ver público el compromiso. Sabía que todavía tenía sentimientos por mí, podía recordar la pequeña platica que tuvieron él y O'Donell. Sentí pena por Kike, yo le quería, pero no del modo que él lo hacía conmigo.

—Kike, ¿Por qué ninguno de los dos me dijo? Era algo muy importante —Dije triste.

Saberlo por ellos habría sido menos impactante. O al menos haberme dado algún indicio, habérmelo dicho con más tacto hubiera ayudado un poco. Los dos nos dirigimos a una de las sillas de jardín que teníamos en mi patio trasero y nos sentamos a conversar. Miraba las estrellas que eran censuradas por las nubes. El viento olía a tierra mojada y estaba realmente fresco.

—No queríamos asustarte. Es mucho lo que debías procesar y entender — Asentí, Kike estaba siendo honesto conmigo. —Pero debo decirte algo muy importante, y quiero que lo sepas por mí. Es un secreto que te he mantenido oculto muchos, pero muchos años.

Cuándo dicen ese tipo de cosas, puedes imaginarte lo peor. No me había dicho nada aún y mi corazón ya se estaba acelerando, y la angustia estaba dominándome. Me abracé a mí misma esperando lo peor.

—¿De qué se trata?

Kike entrelazó sus manos y mordió su labio. Pero no me veía. Desviaba su mirada y tragaba saliva repetitivamente. Fruncí el entrecejo preocupándome cada segundo por lo que tendría que decir.

—Verás, Yvaine. Es algo difícil de decir, más por todo lo que conlleva para ti —Fue mi momento de tragar saliva — ¿Recuerdas que te dije que el último día que te vi, se me fue revelado de todo? Admito que te mentí. No dejé la tierra por mi deber con los Goldless y asumir el mando, tenía que atender unas cosas importantes que habían sucedido en ese tiempo. Pero nunca supe que eras tú a quién todo Demonét esperaba. Mi madre y yo vivimos aquí porqué estábamos investigando otro asunto y...

—¿Y eso que tiene que ver con lo que me quieres decir o acaso es eso?

—Es parte del problema. Buscábamos a Shyra porqué estaba en problemas. Lo qué quiero tratar de decir es que... Shyra es mi hermana.

Me quedé petrificada. El vómito estaba presente y un malestar se presentó cómo bomba en mi estómago.

—¡Espera, no puede ser! —Me levanté echa una llamarada y el ritmo cardíaco acelerado —Sí ella es tu hermana, y es mi hermana también, ¿eso significa que tú y yo somos hermanos? —Caminé en círculos totalmente en un estado de pánico. — ¡Kike, somos unos incestuosos!

Kike se levantó violentamente y fue hasta dónde estaba. Me tomó de los hombros y me hizo detener. Me miró fijamente y hablo seriamente.

—No, no, no. Shyra y yo compartimos la misma madre, pero yo soy hijo de otro sujeto. Te lo digo porqué ambos somos de la casa Goldless. Pero no quiero ocultarte nada más. Tienes que saber mi relación con ella.

—¿Y eso en qué nos deja a ti y a mí? —Estaba asustada.

—En muy buenos amigos, Yvaine. A eso he venido, a decirte que seamos amigos cómo antes. —Volví a mi asiento y Kike se acuclilló enfrente de mí —Jamás te haría daño, ¿me entiendes?

Shyra y Kike eran hermanos, esto sí que está para un buen chiste. Pero apreciaba demasiado que me lo contara, no sé por qué sería un tremendo secreto, pero imaginaba que tendría que ver algo con O'Donell. Nos abrazamos y pude sentirme más tranquila. Después de todo, no sería cómo O'Donell y destrozarle el corazón a Kike de esta forma.

—Me conmueve todo esto.

Escuchamos unos aplausos lentos, pero muy estruendosos. Nos dejamos de abrazar y giramos nuestros rostros a un lado. O'Donell se encontraba recargado en un pilar del desnivel del techado del jardín, con los brazos cruzados. ¿Qué hacía él aquí? Me levanté y Kike estaba aún lado mío.

—Creí haber sido clara, O'Donell ¿No te dije que no quería verte?

Kike frunció el ceño en dirección del recién llegado. Y se puso en medio de los dos, puesto que O'Donell se había acercado. Kike no parecía muy entusiasmado con verlo. Estos bien pudieran matarse con la mirada. Sentí un choque de energías demoníaca.

—Serás un hijo de puta ¿Qué le hiciste Duncan? ¡Te dije que no la lastimaras! —Kike alzó la voz, pero no parecía inmutar la dura postura de O'Donell.

—Cállate, pedazo de imbécil. A volar a otra parte, Lawler. Ella y yo tenemos que hablar.

Estaba detrás de Kike. No pelearía, no traía caso hacerlo. Indignada, bufé y me di la vuelta.

—Yo me voy —dije sin más.

O'Donell intentó alcanzarme, pero Kike se interpuso de nuevo y lo empujó.

—¿Eres sordo, estúpido? ¿No escuchaste? No quiere verte, déjala tranquila y vete —La voz de Kike sonó seria y fuera de bromas.

Pronto, la lluvia comenzó a caer de manera violenta. Los relámpagos se dibujaban en el cielo. Aún no entraba en la casa. Pero me había detenido, no era tan inconsciente cómo para dejar a esos dos solos. Podrían arrancarse la piel, como más de una vez que casi a sucedido.

—En vez de demonio, pareces señora de barrio mal cogida, Lawler. —la voz de O'Donell sonaba peligrosa — Por si aún no entiendes, esperpento de mierda. Ella necesita escuchar algo que necesito decirle, ni siquiera sé porque te estoy diciendo mis asuntos. Deja de ser un estorbo y muévete.

Mi corazón anhelaba escucharlo. Pero mi mente me decía que no fuera tonta, personas cómo él, no cambian de la noche a la mañana. Tenía la mano en la perilla de la puerta, lista para entrar en cualquier momento. Kike rio sin gracia.

—Pero no quiere, Duncan. Vete ten algo de dignidad.

Escuché la risa de O'Donell y me quedé quieta. Sabía que cuándo O'Donell se reía de esa forma, algo malo pasaría. Porqué O'Donell podrá ser lo que sea, pero sus palabras eran veneno. Volteé a verlo por el rabillo del ojo.

—Te lo advertí —le señaló con un dedo, volví mi atención a la perilla de la puerta —Tú me has orillado a esto, Lawler. Si no te hubieras metido en estos instantes, Yvaine no tendría por qué haberse enterado de lo que hiciste hace dieciocho años.

Me giré violentamente y vi en dirección de ambos.

—¿Kike de que está hablando?

Kike pareció ponerse algo nervioso, por lo que pude ver, en su mirada se expresaba la desesperación y una extraña combinación con el terror.

—¿Y todavía le crees a Duncan, Yvi? ¿Olvidas todo lo que te ha hecho? No lo creas absolutamente nada de lo que te va a decir.

¿Entonces porque se ponía nervioso? Alejé mi mano de la perilla y me acerqué hasta dónde estaban. O'Donell no dejaba de ver con una sonrisa retorcida a Kike. Inclinó su cabeza hacía él y pude ver cómo los ojos azules de O'Donell se intensificaban. Alzó ambas cejas y se acarició su barbilla.

—Déjate de andar haciéndote el demonio bueno, Lawler. ¿De verdad le contaste tu verdadero secreto y no esa mierda que le dijiste? —O'Donell comenzó hablar sin sarcasmo, sin burla. Su seriedad me asustó — ¿Por qué no le dices a Madlow, que la razón por la que no me casé con Shyra, fue porqué me estuvo engañando contigo todo el tiempo que ella y yo estuvimos juntos, y que después de muchos años yo los descubrí? ¿Por qué no le cuentas que ella planeó todo, desde el enamorarme hasta arrebatarle el lugar que por derecho es de Yvaine? O y casi lo olvidaba, ¿Qué tú y ella planeaban hacer lo mismo, pero Shyra enamorándome otra vez y tú enamorando a Yvaine hace algunos años, pero hiciste algo en Demonét y por eso dejaste inconcluso el romance?

—Pero si serás un hijo de...

—Kike, dime que no es cierto... —Lo agarré del cuello de su camisa, y las lágrimas salieron. ¿Qué es lo que le veían a esa tipa? ¿Kike nunca me amó cuándo fuimos novios? —Dijiste que eran hermanos. ¿Lo de nosotros fue una farsa? ¿Querías lo mismo que ella?

O'Donell puso su brazo sobre mis hombros, ni siquiera me importó que me tocara, yo estaba conmocionada y no podía dejar de ver a Kike, quién se encontraba tenso y aterrorizado. Comencé a respirar dificultosamente. Todo pasó por mi cabeza, todos los recuerdos, absolutamente todo. Y sentía que se iban quebrantando. Todos me engañaban, ¿qué tenía para que hicieran eso conmigo?

—Y-Yvaine, no es lo que parece, yo...

Lo empujé y le arrojé el anillo a él. El Fuego Oscuro apareció en una de mis manos. Me acerqué a él y lo tomé del cuello, dejando una marca permanente en él.

—No me vuelvas hablar en tu vida Kike. Sí te vuelvo a ver, te mato— Me alejé bruscamente y me deshice del brazo de O'Donell violentamente y entré a mí casa por la puerta trasera azotándola.


●▬▬▬▬▬▬୧♛୨▬▬▬▬▬▬●


Me acosté en el sofá de la sala, comencé a llorar desconsoladamente, y escuché que alguien entraba. Era O'Donell, eso era seguro. Sentía mi rostro arder del coraje, la decepción y la impotencia que sentía. La respiración estaba agitada y se me dificultaba el respirar, me abrazaba de una almohada y gritaba de frustración contra ella. Mi corazón estaba desecho. ¿Sólo era un objeto? No podía evitar sentir la sensación de que era tan frágil.

—¿P-Por qué me odias O'Donell? ¿Por qué siempre me quieres ver lastimada y desecha? ¿Qué te hice para merecer esto?

Le solté mientras lloraba a mares. Todo se me había acumulado, nada estaba bien. O'Donell se sentó en el suelo, viéndome directamente. Su expresión ahora era de tristeza, pero una tristeza genuina. O al menos eso era lo que él aparentaba. Intentó acariciar mi brazo, pero lo alejé bruscamente de él. Escuché a O'Donell suspirar pesadamente.

—Sé que soy un jodido imbécil —Lo admitió — No te odio dulzura, no digo las cosas para lastimarte ni ponerte en contra de Kike, pero debías saberlo —Solté un bramido de dolor y me sacudí violentamente con cada lágrima que derramaba —Hey, Madlow, respira, tranquilízate. —Duré otros minutos así, O'Donell se había quedado en silencio esperando a que me controlara y cuándo lo hice, decidió hablar —quiero ser sincero por una vez en la vida, déjame hablar contigo es importante.

Las lágrimas caían, todos me usaban, todos me engañaban. ¿Por qué habría de creerle ésta vez?

Escúchalo.

—¿Y sí no me dices la verdad? —mi voz sonaba ronca.

—Lo haré —Dijo de manera segura.

Me senté y me abracé a mí misma. Se acercó a mí y limpió las lágrimas que había derramado. Ni siquiera intenté alejarlo. Estaba agotada en todo sentido.

—¿Cómo puedo estar segura?

O'Donell hizo un mohín. Inhaló y exhaló, cómo si lo que fuera a decir fuera difícil de decir.

—Shyra te dijo que estábamos comprometidos hace dieciocho años, para unir las casas y todo eso. Bueno, Madlow. Eso es verdad, pero lo que no fue verdad fue que yo la abandoné por ti cuándo naciste. Yo la dejé porque me engañó y eso me afectó bastante. Y te diré porque, yo pasé muchos, pero muchos años en la tierra, y desarrollé sentimientos puros, sentimientos cómo los que los humanos sienten. —Y de pronto recordé lo que Vizo me había dicho aquel día en el malecón. Por lo que podía tener sentido lo que me estaba contando —Cuando Tymaurel se enteró que habías nacido, él habló conmigo y me ofreció tu mano. Yo estaba despechado y acepté.

—¿Y los planes que Shyra y tu decían sobre la posición?

—Eso lo decían entre ella y Kike —Extendió su mano y acarició la mía de manera tierna —La primera vez que te vi eras un bebé. Pero, cuando yo te tomé en brazos, en mi mente solo pensaba en "¿Qué rayos estoy haciendo? Es un bebé. Esto es una equivocación, no puedo hacerlo", para muchos demonios eso no les causa conflicto, pero a mí sí. Y fue en el momento en el que me tocaste con una de tus pequeñas manos que sentí que ya estaba perdido de amor por ti. Fue una conexión inexplicable —Tomó un momento para continuar —Te seguí la pista un par de años, viajabas mucho con tu madre. Yo te cuidé cuándo no estabas a la vista de Miranda. Tu madre ya te había sellado, por eso mismo te cuidaba, porque podría perder tu rastro. La última vez que te vi tenías cinco años, vivías en Nueva York, y yo tuve que irme, pues Tymaurel me necesitaba. Cuando volví a la tierra, te perdí el rastro, tu madre te ocultó muy bien y me fue imposible encontrarte de nuevo.

Estaba tan atenta a todas sus palabras. No podía creerlo, pero ahora que lo pensaba. En mis recuerdos, que eran cómo sueños muy lejanos, en las sombras siempre veía una sombra con esferas azules, cuándo estaba jugando en preescolar, sentía que alguien siempre me observaba hasta que un día dejé de sentir esa extraña presencia. Y continuó hablando:

—Cuando empecé a notar que te ibas enamorando de mí, simplemente recordé que no quería ser objeto de burla cómo pasó con Shyra. —¿Se notaba que yo me estaba enamorando de él? —Es algo extraño de explicar, porqué cuándo eras bebé yo sentía una especie de sentimiento por ti.

>>Pero, cuándo te vi años después en el Infernal Cave's, supe que eras tú y no podía entender cómo un frágil bebé, se había convertido en la chica que eres ahora. Probablemente no me creas. Pero yo siempre estuve enamorado de ti, Madlow. Que me correspondieras era demasiado bueno para ser verdad, por eso debía lastimarte, para que no me lastimaras tú a mí. Puse una barrera entre tú y yo, y sé que te hice mucho daño, lo siento mucho. Odio verte llorar y más cuando es mi culpa.

Me acomodé en el sofá y O'Donell se sentó en él. Manteniendo una distancia prudente entre él y yo. Recargó su cabeza en el respaldo y yo me acerqué a él. No estaba segura de lo que iba hacer, pero no podía evitarlo. Acaricié su rostro y éste cerró sus ojos. Observé todas sus facciones, sus cejas pobladas, sus pestañas oscuras, estaba algo crecido su cabello, y de su cuello sobresalían unos tatuajes. ¿Ahora que debía hacer con todo lo que me había contado?

—Sí lo que me dices es cierto, O'Donell. Deberás esforzarte en demostrarlo. ¿Estás consciente que no puedo creerte al cien por ciento? Me lastimaste, y mucho, debo protegerme de nuevo.

O'Donell se quedó callado unos minutos analizando mi comentario.

—Lo entiendo. —Habló de manera cansada.

—Y hasta yo no estar segura de lo que me dices es cierto, y de que tus sentimientos son reales por mí, haré lo que me plazca. No es venganza, pero quiero saber si verdaderamente lo que sientes por mí.

—Eres cruel, pero justa —Bromeó.

En un movimiento rápido, recargó su cabeza en mi hombro. Y por primera vez en mucho tiempo, sentí paz y tranquilidad. El perfume de O'Donell era masculino y poderoso. Simplemente no podía evitar estar loca por él, pero no podía decírselo abiertamente. Me sonrojé y acaricié su cabello. Recordando cómo se sentía estar de nuevo en brazos de éste demonio. Sus manos acariciaron mi espalda y se pegó más a mí.

—Déjame disfrutar de estos momentos contigo, aunque sea un momento —La voz de O'Donell sonó cansada. La lluvia seguía cayendo allá afuera, y ahora sólo éramos él y yo, en una habitación a oscuras, que de vez en cuando, la luz entraba gracias a los relámpagos de la noche— Te extrañé como el infierno, Madlow. No tienes idea de cuánto te eché de menos. Mi corazón se partió con todo lo que te dije aquella noche, y no sabes de cuánto me arrepentí después de haber hecho eso. De verdad estoy enamorado de ti. —Sonreí inconscientemente.

—Demuéstralo, O'Donell.

Levantó su rostro después de unos minutos. Sus ojos azules se intensificaron, estaba muy cercas de mí. Su respiración la sentía cerca de mis labios, y casi podía sentir que todo mi ser vibraba por su cercanía. Cuando creí que él besaría mis labios se detuvo y se alejó. Yo me quedé aturdida en mi lugar. Sus manos abandonaron mi espalda y acarició su cuello. Carraspeó y se irguió en mi dirección.

—Ahora, hablemos de tu nuevo amigo. —no se le escuchaba muy feliz.

—¿Gab?

Frunció el ceño y levantó una ceja.

—¿Es que acaso hay otro? —negué con la cabeza un tanto divertido — Me voy unos días y ya te están echando los perros —golpeé su brazo juguetonamente —No entiendo, ¿Por qué pudo siquiera golpearme o peor aún, tirarme al suelo? —Se preguntó y no dejaba de verme —Madlow, ándate con cuidado. No confío en él, es sospechoso.

Era cierto. No podía evitar pensar que Gab fuera una amenaza. Y O'Donell estaba consciente de ello.

—También tengo pendiente de él. Pero no es un demonio O'Donell.

O'Donell me veía fijamente, sentía que escudriñaba algo en mí.

—No lo es, no es un ángel ni un cazador. No percibo en él una fuerza extraña, pero no es normal —Asentí y abracé de nuevo la almohada— Nena, ¿Sientes algo por él?


© J. ZARAGOZA

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro