"Profundizando"
Después de dejar ir a Star (quien creía que había hecho todo muy mal y había decepcionado a sus padres) a la tierra una vez más y corroborar que se encontrara en un buen estado, la reina Moon y el rey River no tardaron en ponerse en contacto con Glossaryck, ente que se encontraba en la habitación de Star.
Luego de llamar en el espejo, contestaron la llamada. Sin embargo, lo único que se veía era negrura. Los reyes se miraron entre sí, confundidos. Moon se acercó al espejo para revisar si este no se encontraba dañado o sin conexión.
—Ehh... ¿hola? —dio unos toques al espejo—. ¿Glossaryck? ¿Estás ahí?
River se acercó a su esposa y colocó su mano sobre el hombro de la reina.
—Cariño, no creo que...
—¡Hola, hola! —los reyes saltaron del susto de tan repentina aparición—. Disculpen la tardanza; estaba algo ocupado —rio nervioso.
La reina lo miró con confusión.
—¿Ocupado con qué? Y además, ¿qué hace la habitación tan oscura? No puedo ni verte —entrecerró los ojos tratando de ver.
—Ya sabe que tengo mis pasatiempos extraños, no creo que eso importe ahora...
—Bueno, pues entonces prende la luz.
—No creo que sea buena idea...
—¿Por qué? —preguntó River.
—Porque... estoy desnudo, me acabo de bañar.
—Entonces sólo ponte algo...
—Es cierto, Glossaryck, controlas la magia, ¿por qué no sólo te creas ropa y ya?
—Cierto —dio una palmada fingiendo vestirse.
—Y ahora prende la luz —ordenó la reina.
—De acuerdo —suspiró.
Glossaryck encendió la luz, sin embargo, al hacerlo, el espejo se vio invadido por estática. Después de unos momentos, la estática se perdió, mostrando nuevamente oscuridad.
—¿Ahora me entiende? —expresó Glossaryck algo molesto.
—¿Pero por qué sucede...? —Moon pudo divisar unos ojos rojos al fondo de la habitación. La miraban de una manera seria y penetrante, sentía que su alma era absorbida. Los ojos de la reina se abrieron por completo, dejando ver un asombro indescriptible—... eso.
—Glossaryck... ¿qué demonios es lo que está detrás de ti?
El ente azulillo sudaba frío, aunque su expresión no denotaba algún tipo de preocupación o nerviosismo. Lástima que su voz era una excepción. Volteó para ver a lo que él Rey se refería. Regresó al espejo.
—Yo no veo nada allí.
—¿De qué hablas? ¡Está justo donde acabas de voltear!
—Bueno, yo acabo de hacerlo y no vi nada.
—Calma, River. Ya dejémoslo así —comentó Moon sin dejar de sentir esa inquietud.
—De acuerdo, entonces, ¿de que querían hablar? —el ente parecía tan distraído por alguna extraña razón que no prestaba atención a los reyes.
—Sobre la varita...
—¿La varita? —la mención del objeto le puso nervioso, raramente—. ¿Qué hay con ella?
—El cristal... se ha roto, Glossaryck. Se ha fragmentado.
—Oh... eso es muy malo —se silenció por unos momentos—. Hay que hallar las otras partes del cristal cuanto antes, mi reina.
—¿Pero cómo haremos eso?
—No lo sé, yo no tengo todas las respuestas a los problemas de sus vidas —alzó los hombros.
Moon sólo se limitó a soltar un suspiro de resignación.
—De acuerdo, Glossaryck. Solamente te encargo mucho a Star, ¿vale?
—Por supuesto, mi reina.
La llamada se cortó en ese momento.
—¿Y qué haremos ahora, cariño?
—Solamente nos queda realizar una búsqueda detallada... aunque quien sabe por dónde...
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—Buen chico, Glossaryck.
—¿Qué quieres ahora? —preguntó en seco y sin emoción.
El extraño suspiró.
—¿Así me recibes después de tantos años? ¿Qué pasó con el respeto que me diste aquella noche?
—Solamente quería averiguar por qué Eclipsa estaba contigo. Misteriosamente yo...
—No me conocías. Algo raro para el ser más poderoso de este Universo. Capaz de ver el futuro y el pasado en cada una de las personas. Siempre sabiendo sus destinos... excepto por aquellos que no conoces, ¿me equivoco?
—Rotundamente, porque incluso sé lo que pasará con los extraños.
—Oh, es cierto. Entonces, siendo yo un extraño para ti, ¿cómo es que no puedes ver nada de mí?
—Es lo que me he estado preguntado cada día... Diego.
—Preguntas es lo que menos esperaba para el ser más sabio que pueda existir, pero como quien dice: uno nunca deja de aprender cosas nuevas —sonrió.
—¡Ve al grano, Diego!
—¡Oh, por favor! Temo que eres el menos indicado para pedirme algo de esa magnitud. Ambos sabemos que has pretendido guiar a Star con acertijos posiblemente incontestables para ella; sin embargo, los resolvería con una respuesta que su propia percepción le daría.
Glossaryck silenció.
—Vale, Glossy, no te pongas mal. De acuerdo —Diego adoptó una pose seria junto a una mirada fría—. Se acercan tiempos difíciles, eso tanto yo como tú lo sabemos. Star no está preparada totalmente para afrontar los peligros que se avecinan.
—Estoy consciente de ello.
—Cómo buen maestro que eres, lo único que quiero es que apresures tus enseñanzas con ella. Mientras más rápido aprenda, mejor.
—¿Y por qué razón debería yo seguir tus órdenes?
—Porque no tienes más opción. Por eso. Mi hermano ha convivido más contigo que yo, ya que son conocidos desde aquellos tiempos donde fuiste creado. Lástima que te dejó y mira cuán arrogante te has vuelto.
—¿Eso que tiene que ver aquí?
—Nada, me gusta joder a quien me place. Ahora, también he visto como le echas el ojo a esta niña.
El ente azul arqueó una ceja tratando de entender a qué se refería.
—Sé que percibes algo en su interior.
—Lo único que veo en ella es un comportamiento inusual. Además de matar, creo que es más que obvio que Star está sufriendo cambios totalmente radicales. La pregunta es, ¿por qué?
—Digamos que ella es alguien demasiado importante para mí... así que me dije, ¿por qué no darle un empujoncito?
—¡¿Qué?! —Glossaryck se enfadó, ciertamente—. ¡No dejaré que repitas la misma historia de Eclipsa con Star!
—Oh... para nada, Glossy. Ella y Star son dos personas completamente diferentes y que irónicamente estarán unidas en una parte crucial del tiempo. Además, ¿qué podrías hacer tú para detenerme? No eres nadie frente a mí.
—Lucharé contra ti, Diego. Amenazas el bienestar de este Universo y su destino.
—¿De nuevo? No estarías dispuesto.
—Tal vez no sepa tu destino, pero sí sé el de Star. Tú la estás guiando a un camino erróneo, ¿por qué lo haces?
—Tú no me conoces Glossaryck. Irónicamente, Star sí me conoce, pero ella no lo sabe.
El ente se quedó asombrado.
—Obviamente no tiene sentido lo que digo, pero dime, ¿en esta vida que puede ser real? ¿Acaso tú eres real? ¿Yo soy real? Posiblemente lo único real aquí es Star... aunque ella misma duda sobre sí misma porque ni siquiera es consciente de su verdadera realidad.
Glossaryck se quedó en silencio, tratando de comprender las palabras de Diego.
—¿Qué tal si todo es una ilusión? ¿Una rasgadura entre el espacio y el tiempo donde ella yace atrapada mientras vive una aventura que otra ya vivió? Pero ella es diferente, ¿Star será realmente Star? ¿O ella es alguien que cree que es y en verdad no es?
—Es...
—¿Qué tal si tu crees que ella es quien tú crees, pero en verdad no lo es? ¿Defenderías algo que en verdad no deberías defender? ¿Qué tal si el verdadero destino de Star es que sea detenida antes de que empeore todo?
—¿Qué insinúas?
—En este Universo sólo hay dos maneras de detener una amenaza sumamente grave: cristalizando o matando. Dime, Glossy, ¿cuál elegirías tú?
—Yo...
—Cristalizar suena a una buena idea, pero incluso tú has visto el potencial que ella posee. Indudablemente rompería ese cristal. ¿Y matarla? Eso queda en tus manos, Glossy. No importa si luchas contra mí, ella continuará en el mismo camino. Tú decides lo que pasará.
—No puedo matarla... la reina no me lo perdonaría.
—Y el Universo entero tampoco sino lo haces. Aunque, oye, tal vez puedas guiarla.
Glossaryck solamente pensaba y pensaba.
—Nos veremos luego, Glossaryck. Para entonces, espero que Star esté educada para mejorar y sacar su máximo potencial.
Y con una sonrisa macabra, Diego se retiró, haciendo que la sombras desaparecieran. La luz invadió todo el cuarto. Todo ya era normal.
—¿Una... ilusión?
Entonces Glossaryck empezó a dudar incluso de su propia existencia.
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Al día siguiente, Star grababa en vivo sobre las nuevas cosas que habían sucedido. Se arrepentía de haber actuado de una manera exageradamente letal, sin embargo, agradecía que Marco se encontrara con vida; le pidió que saludara a la cámara de la lap top, pero el chico la cerró. Se encontraba saliendo de la ducha. El castaño se quejó de que estuviera grabando en el baño.
Repentinamente, la varita comenzó a actuar extraño, a tal grado de moverse por sí sola. Rondó por todas partes, Marco y Star la persiguieron. Llegó un momento en el que se encerró en el libro de hechizos y este se dirigió al closet, llevándose al karateka de paso. El closet se cerró.
Sin perder nada de tiempo, la rubia intentó abrir, aunque fue interrumpida cuando Marco le explicó que estaba sin ropa. Improvisó con algunas prendas que había ahí.
—Ahora sí ya puedes abrir —aseguró.
Sin importar el esfuerzo, Star no lograba abrir la puerta.
—¡No se puede abrir!
—Gira la perilla
—¡¿Qué crees que estoy haciendo?! —Star jalaba y giraba la perilla con todo su esfuerzo. Sin resultados—. Suelo abrir esta puerta con mi varita.
—Pero tu libro se la comió.
—Más te vale no estar husmeando por ahí, es mi closet de los secretos: es privado —Star pareció haber ignorado el comentario de su amigo.
—Sólo sácame y ya.
De la cerradura, salió Glossaryck.
—¿Qué estás haciendo?
Star cayó al piso del susto.
—Oh, hola Glossaryck. Mi varita está atrapada en el closet.
—¡Oye! ¡¿Qué hay de mí?!
—Ah, y también Marco. Hasta mi libro de hechizos está ahí. Prácticamente todas mis cosas —luego con una mirada decidida, le dijo—. Quiero mis cosas.
—¿Probaste con la perilla?
—¿De verdad me creen tan estúpida? —pensó con enojo—. Sí... probé con la perilla —dijo entre dientes ocultando su enojo.
—Debe haber una forma de abrir la puerta, ¿cómo lo lograrás?
—No lo sé, quizá si pruebo con fuerza bruta...
—Dudo mucho que eso funcione. A pesar de ser un maldita puerta de madera, siento que no la podrás quebrantar con nada.
—Eso no tiene sentido.
—No todo el Universo debe tenerlo.
—Star, reacciona.
—¿Qué? ¡Oh, sí! Perdona, Glossaryck. Me perdí en mis pensamientos.
—¿Por qué no lo haces de la manera fácil y abres la puerta con magia?
—No puedo, mi varita está dentro del closet.
Glossaryck emitió un resueño y se le quedó viendo a Star de manera retadora.
—¿Quieres hacerlo del modo difícil? —sus pupilas se extendieron hasta cubrir todo su ojo y quedar en negro.
—Sí... el modo difícil —Star reaccionó igual. Aunque, para Glossaryck, ver esos ojos completamente negros le trajo una sensación de mal augurio. Decidió dejarlo pasar, seguramente era parte de ella, aunque las palabras de Diego le traían inquieto. ¿Qué es lo que escondería Star? Debe ser algo muy bien oculto como para que ni él mismo sepa. Justamente no saber lo que sucedía era lo que lo mantenía alerta.
—Así que... nunca habías oído del modo difícil, ¿verdad?
—No, pero se oye difícil.
—Oh, claro lo es, pero puedo enseñarte.
—Enséñame...
—La lección comienza dentro de mi ojo... —agrandó su ojo y él, junto a Star, fueron llevados a otra parte del Universo.
Ambos estaban sentados, flotando en un pedazo de suelo. En medio de los dos se hallaba un caldero de tamaño considerable, Glossaryck tenía un cucharón y con él movía el guisado.
El ente azulillo procedió a explicarle con metáforas sobre el guisado, representado como el Universo; el cucharón representaba su varita. A esto Star se quejó diciendo que su varita no era cuchara, Glossaryck trató de explicarle que era una metáfora, pero su distraída mente no le dejó procesar ello. Resignado, convirtió la cuchara en una varita para poder seguir explicándole. Le dijo que la varita solamente podía rozar la superficie del iracundo guisado, pero que si ella quería conseguir los trozos debía "excavar profundo".
A todo esto, Star no entendió absolutamente nada. Sin nada más que hacer, Glossaryck trató de ser lo más indirectamente directo posible.
Suspiró.
—Ok, mira. Puedes hacer magia sin tu varita, solamente debes "excavar profundo"... "Profundo"
—¿Sin mi varita? —cuestionó extrañada. Como última motivación, el ente soltó algo que seguramente la empujaría a intentarlo.
—Tu madre lo hizo.
Star bufó.
—Si ella lo hizo, yo también lo haré.
—No intentes nada estúpido...
—Por ahora no se me ocurre nada más...
La princesa tomó un cacharro láser, el cual se metió al cuarto anteriormente por curioso. Le hizo disparar láser para poder destruir la puerta, sin embargo, el rayo fue detenido por Glossaryck.
—Star, ahora intenta más "profundo", busca los trozos —y dicho eso, se retiró.
En el interior del closet, Marco se encontraba desesperado. Cuando vio al ente entrar, este le intervino de inmediato.
—Ajá —lo atrapó con su mano—. ¿Acaso este es otro de tus entrenamientos?
—¿Estás haciendo otro entrenamiento? ¿Estás molesto? ¿Tienes una banda de momia? Ro, ro, ro, ro... —se burló de él haciendo ruidos extraños. Marco se hartó.
—Basta, basta, ¡sólo dime cómo salgo de aquí!
—Okey, te diré que hay que hacer, ¿me estás escuchando?
—Sí, te estoy escuchando.
Con los ojos viendo en direcciones diferentes, comenzó a decir dos versos.
—Pará encontrar los trozos en un guisado suave, encuentra su secreto, esa es la clave.
—Entonces, si encuentro su secreto, ¿la puerta se abrirá mágicamente?
—Nos vemos, tengo cosas más importantes que atender ahora —y sin decir nada más, se introdujo dentro del libro.
—¿Secreto? —volteó al interior del closet. Había montañas y montañas de cosas, parecía infinito—. Pero... ¿cuál? —se levantó y con decisión, se metió dentro de aquella infinidad de cosas—. Aquí voy.
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Glossaryck contemplaba la varita y la examinaba minuciosamente.
—¿Qué haces aquí?
—La cuestión es, ¿qué haces tú aquí? —contestó sin dejar de mirar la varita. Silbó y aparecieron unos bichos, los cuales se metieron debajo de sus pies y comenzaron a moverlo.
—Lo que sea que vayas a encontrar ahí, te aseguro que no será nada bueno.
—¿Y apenas me lo dices? —comentó aburrido. Procedió a oler el mango de la varita.
—Vengo a decirte una última cosa...
—Lo que sea que quieras decirme, ahora ya no me interesa en lo absoluto. Hemos hablado bastante y lo único preocupante ahora es Star y esta varita.
—Bueno, quizá lo que vengo a decir incluye ambas cosas.
—Ya te dije que sé suficiente... —se subió a donde el cristal. Veía las dos mitades.
Al mirar la parte de la estrella, se veía normal, y al ver la parte vacía, se veía así mismo, pero con los ojos verdes.
—¿De verdad lo crees? ¿Y... qué opinas de esto?
Cuando Glossaryck volteó nuevamente hacia el cristal de la estrella, esta se había tornado roja y, de repente, pudo verse así mismo con una silueta oscura y sus ojos del color del mismo cristal. De un segundo para otro, el cristal era normal.
—¿Qué fue eso?
—Star, fue ella.
—Imposible, eso fue como otro tipo de magia.
—Puede ser Glossy. Star está sobrepasando los límites mismos de la magia, a tal grado de crear la propia. ¿No suena eso increíble?
—Pero... ¿cómo?
—Y es por eso que vine, Glossy. Esto representa un peligro grave tanto como para el Universo como para ella misma. No quiero que le digas nada. Más te vale no hacerlo. Estaré vigilándote día y noche de ser necesario, pero si algo sale de tu boca, te juro que tus días habrán acabado en el plano existencial.
—No puedo quedarme de brazos cruzados.
—Sé que hallarás una manera, y para entonces, estaré yo diciéndote que tus acciones tienen consecuencias. Nos veremos luego, mi pequeño amigo. Por cierto, si quieres mas pruebas, sólo ábrela.
Y dicho eso, la voz se había retirado.
Inquieto y curioso, Glossaryck abrió lentamente la tapa de la varita. Y lo que halló fue desconcertante. El unicornio que estaba dentro de ella estaba dividido en dos. Una parte era oscura y la otra era verde. Sus ojos eran rojo y verde respectivamente. La caminadora en la que estaba se movía demasiado rápido. Lo único que hacía el unicornio era flotar, el poder que tenía era inimaginable.
—Okey, esto definitivamente no está bien —tras ver aquello, cerró la varita—. Ahora, tengo que buscar una manera de detener esto. Yo... necesito pensar.
Glossaryck jamás se había sentido tan presionado en ese momento. Todo se había vuelto demasiado complicado.
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Por otro lado, se hallaba Star. Estaba sumida en sus pensamientos, le hacía más caso a su voz que a Glossaryck, sinceramente. Ella le dijo que no intentase nada físico ante la puerta, pues no le abriría. Por un momento pensó en llamar a su mamá, sin embargo, algo dentro de ella no quiso.
—¿Problemas, pequeña tonta?
—Más de los que te imaginas, esto es más complicado de lo que creí. No tengo idea de lo que debo hacer. Y mis únicas pistas es "excavar profundo" y tus avisos de que hacer cosas a lo tonto no funcionarán.
—Te lo digo por algo, ¿no crees? ¿Cuando te ha fallado tu amiga?
—Nunca... excepto aquella vez...
—Creo que ya he sido muy repetitiva, ¿no crees? Todo lo que ha pasado han sido...
—Mis propias decisiones y emociones, lo sé.
—Tú misma lo has dicho. Así que, este es nuestro fin, ¿verdad? Se acabó la Star insuperable. Quedaré sellada por tiempo indefinido y tú te quedarás aquí, sin saber qué hacer.
—No quiero encerrarte, por alguna razón, siento que eso sería frustrante y desesperante. Es por eso que aún dejo que me hables. Aún te sigo teniendo algo de miedo, pero, a pesar de eso, sigues siendo parte de mí.
—¿Y qué hay de la promesa que te hice?
—¿Cómo sé que puedo confiar en ti?
—Simplemente dame otra oportunidad y verás que yo también puedo cambiar para tu bienestar.
—¿No hay nada oculto detrás de eso?
—Solamente una cosa, todo dependerá de ti y lo que tú estés dispuesta a hacer. ¿Quedó claro?
Star lo meditó por un momento.
—Está bien.
—Ambas recuperaremos la confianza que has perdido. Te ayudaré.
—Pero a la primera que vea que me insinúas cosas indebidas...
—No lo haré, es una promesa.
—De acuerdo... entonces, ¿qué debo hacer?
—Quizá Glossaryck te ayudó de una manera, pero yo lo haré a la mía. Cierra los ojos.
—¿Qué me harás?
—Tú confía y ciérralos.
—Está bien...
Star cerró los ojos y se sumió en la oscuridad de su propia mente. Fue entonces que al abrirlos ella se encontraba divagando entre la negrura.
—Excavar profundo, sin duda suena difícil, pero créeme, cuando tienes los elementos indicados para hacerlo, es lo más fácil del mundo.
—¿Cómo puedo hacerlo?
—Lo único que debes hacer, es buscar dentro de ti.
Una luz roja brillante emanó en la lejanía.
—¿Te refieres a esa cosa reluciente de allá?
—Posiblemente, vayamos a ver que hay.
La rubia inició a correr hacia la luz. Al llegar, vio que era una pequeña estrella de color rojo. Parecía inofensiva.
—Tócala —indicó su voz.
Su mano ascendió lentamente hacia aquella estrella y poco a poco su dedo índice fue acercándose hacia una de las puntas. Su dedo tocó la estrella y esta soltó un brillo muy radiante que inundó todo. Al terminar, lo que ella veía era un recuerdo. Fue de cuando Marco había sido secuestrado.
—¿Por qué me muestras esto? —preguntó exaltada y a la vez sentida de recordar aquello.
—Fue tan hermoso cuando pasó. Eras otra, pero no en el sentido de tu personalidad, sino, de tu poder. Star, ¿acaso no lo logras ver? ¡Tú ya has excavado profundo!
—Yo... ¿en verdad lo hice?
—Por supuesto que lo hiciste, ¿no es eso increíble?
—¿Y cómo fue que lo logré?
—Lo único que debes hacer... es hallar aquello que te motive a sacar tu poder.
—¿Y eso qué sería?
—Un sentimiento, una emoción, una cosa... una persona quizá.
—No lo entiendo.
—Solamente debes excavar profundamente en tu interior. Sacar todas las emociones y lo sentimientos y canalizarlas. Es como si siempre te encontraras bajo el yugo del peligro y la desesperación, pero en verdad no lo estás.
—¿Debo imaginar que Marco fue secuestrado otra vez?
—Por así decirlo, dime, ¿cómo te sentiste?
—Nerviosa, furiosa, enojada, con algo de temor, pero a la vez, imponente y segura de que podría ir a rescatarlo.
—Concentrémonos más en las últimas dos. ¿Cómo es que te sentías tan segura?
—Porque comencé a llenarme de un poder que yo misma desconocía.
—¿Y recuerdas como lo obtuviste?
—Yo sólo pensaba en Marco.
—Entonces hazlo una vez más, pero con más intensidad. Y no lo veas solo por Marco, sino por todo aquello que te preocupa y te hace sentir que debes dar todo: tus padres, tus amigos, tu destino... el futuro.
—Trato... pero no logro sentirlo.
—Vaya... entonces me veré obligada a llevarte a romper los límites.
—¿Qué harás?
—Parece que nos encontramos de nuevo, Star Butterfly.
Toffe yacía delante de ella.
—No... I-imposible.
—Si sigues así, jamás lograrás ser la reina de Mewni, Star —su madre salió de otro lado de la negrura.
—Mamá, hago todo lo que puedo.
—Y eso también parece llevarte a la muerte de quienes sólo seguían órdenes.
—¡Marco! Yo... yo lo hice solo para salvarte —se arrodilló.
—El poder de esa varita terminó controlándote...
—Que decepcionante Star, quizá enviarte a la Tierra no fue una de mis mejores decisiones.
—Tal vez no debí siquiera meterme contigo... pensé que podía confiar en ti, pero desde ese día, me das miedo, Star.
—No... cállense, ¡cállense todos! ¡Ustedes no lo entienden! ¡Jamás podrían entenderme!
Un aura roja comenzó a rodear a Star.
—Quién necesita entenderte... de todas formas para lo única que eres capaz, es para terminar decepcionando a todo mundo.
—Cada vez te subestimo más Star, y lo peor es saber que no me equivoco al hacerlo.
—Creí que podías ser una amiga, hoy me doy cuenta que eres una abominación y un peligro para este mundo.
—¡Dije que basta! —y un rayo hizo que los tres desaparecieran de la faz de la oscuridad.
—Ahora lo captas. No necesitas tu varita para hacer magia. Solamente debes excavar profundamente en tu interior. Glossaryck jamás será directo, pero yo... siempre podrás confiar más en mí. Créeme.
—No lo sé, contigo sólo puedo encontrar tristeza, dolor y sufrimiento.
—Pero es de ahí donde uno aprende. Es de ahí donde uno vuelve a surgir, como un fénix, el cual nace de entre las cenizas de su sufrimiento. Tú, mi querida Star, estás renaciendo. Ya has sufrido después de lo de Toffe y tu amigo. No mereces sufrir más. Sin embargo, a veces la vida puede tener planes diferentes para ti, es por eso que debes estar preparada para todo. Es por eso que yo te estoy preparando.
—¿Y dónde estás? Quiero verte... quiero conocerte.
—El día se acerca más y más, no desesperes. Cuando menos lo esperes, será ahí cuando me verás. Será ahí cuando lo sabrás todo. Te conocerás y también me conocerás.
—¿Esto significa que puedo volver a confiar en ti?
—Eso depende de ti, pequeña niña... aunque claro, puedes confiar en mí. De cualquier forma, tú y yo ya somos técnicamente una sola.
—Por supuesto, lo había olvidado.
—Sí, ahora, sigue adelante. Concéntrate y abre esa puerta.
—Lo haré...
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Inmediatamente al salir de sus pensamientos, Star se concentró. Canalizó todo lo que sufrió dentro de su mente. El aura rojiza la envolvió, como aquella vez que fue a rescatar a Marco. Con un nulo esfuerzo, creó una llave mágica y abrió la puerta.
—Lo hice...
—Sencillo, ¿verdad?
—Fue... demasiado fácil.
—Sí, pero no nos deshagamos de la varita, es con ella con quien primero debes explotar todo el potencial. De ahí, toda la experiencia que reunas ya la podrás efectuar sin tu varita. Toda los días es un entrenamiento. No lo olvides.
—Entiendo...
—¡¿Ya?! Tch... maldito Glossaryck, solamente me hizo buscar para nada.
Marco salió del closet con el libro en mano. De ahí salió Glossaryck, asustado y algo alarmado.
—¿Cómo lo hiciste?
—¿Qué cosa?
—Excavar profundo, no se supone que sucediera así. ¡Este no era el plan!
—¿De qué hablas? Lo hice, Glossaryck. Excavé profundo. La puerta ya se abrió, listo. No queda más que hacer.
—Sólo dime cómo lo hiciste.
—Excavé profundamente en mi interior.
—Yo jamás te dije que hicieras eso, además, ¿cómo lograste entenderlo de esa manera? ¿Alguien te lo dijo?
—No, yo misma lo descubrí.
—No te creo.
—¡Pues no necesito que me creas para que sea cierto!
—Algo estás ocultando y necesito saber lo que es.
—Pensé que tú lo sabías —comentó algo desconcertada.
—¿Saber qué? —Marco se preocupó por el tema que se estaba desenvolviendo.
—Esto tiene que ver con Diego, ¿cierto?
—No sé de quién me estás hablando.
—Sí... él tiene la culpa. Él está descontrolando todo. Yo debo detenerlo, de alguna manera debo de hacerlo.
—¿Están bien los dos? ¿Quién demonios es Diego?
—Diego... uno de mis peores temores desde que lo vi por primera vez...
—Hablas mucho, pero nunca dices nada. Será mejor que ya pares.
—Puede que tengas razón, Star. Cada quien tiene sus propios problemas. Debería callarme por ahora. No quiero... empeorar todo más de lo que ya está. —sacó la varita del libro—. Está rota, pero si quieres pruébala... o no. A estas alturas seguramente ya no te importa. A estas alturas, ¿qué es lo que de verdad importa? Debo centrarme primero en mí. Debo... debo averiguar lo que está pasando.
Glossaryck se fue hecho un revoltijo de ideas desorganizadas.
—Star, ¿podrías explicarme que acaba de suceder?
—Es Glossaryck, Marco. Todo lo que tiene que ver con él no siempre tiene sentido, además... no tengo idea de quien es Diego.
Marco al oírla simplemente se había quedado desconcertado. Incrédulo. Sin duda, su amiga ya no era la misma tras los sucesos de aquella noche, no importa cuánto lo intentase, Star ya parecía encaminada a un destino sin retorno.
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Star y Marco ya no tenían aventuras como antes. La situación en verdad estaba cambiando radicalmente. Star parecía estar creciendo... madurando. Mientras Marco, el siempre andaba con ella, y él mínimo error que él cometiera, ella le hacía pagar. Sonará cruel, pero no pasaba más allá de molestarlo. Ambos seguían compartiendo una amistad muy fuerte, a pesar de que Marco viviera siempre en un miedo constante.
Llegó un día en que estaban con un consejero de la escuela, uno que les indicaba su vocación, aquello a lo que estaban destinados a ser. Star fue engañada sin éxito alguno, su voz interior le hacía recapacitar mucho. Tom no logró su propósito esa vez, pues Star ya no era ninguna tonta.
"¿Para qué ser destinada a ser reina si puedes ser mucho más que ello?"
Eso era lo que su voz le indicaba cada minuto. Incluso llamó a su mamá para preguntarle si era feliz siendo reina, ella le dijo que la felicidad no debía preocuparle y que además le hacía ver pálida. Cosa que desánimo a la princesa.
—Olvidala Star. Como ya te había dicho, tú ya has sufrido bastante, no mereces perecer más.
—Pero cuando sea reina... jamás seré feliz.
—Tú puedes crear tu propia felicidad. Tú serás diferente, de por sí ya lo eres. Marcas una diferencia entre lo ordinario y lo rutinario. Tú eres anormal, extraordinario. Algo que nadie espera, algo increíble. Cuando seas reina... Mewni tendrá que ser quien cambie, no tú. Entonces será cuando haya verdaderos cambios y tú, mi pequeña tonta, tendrás la felicidad que siempre añoras.
Fue entonces que Star se despreocupaba. Dejaba de lado el ridículo libro para ser reina de Mewni y salía de la casa para relajarse y, obviamente, divertirse.
Marco tuvo que luchar contra Tom en el inframundo, ese aspecto no cambió nada. Simplemente que el castaño no sabía que la princesa ya había resuelto sus propios problemas emocionales y existenciales, pues ella ya tenía a alguien con quien apoyarse. El karateka se sentía más alejado de Star, sentía que algo o alguien comenzaba a arrebatársela, a llevársela de su lado. Sin ella, empezaba a sentirse vacío.
Glossaryck deambulaba mucho por todas partes, aunqes siendo sincero consigo mismo, decidía no entrometerse más con Star, solamente cuando fuese necesario.
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Un día más, una experiencia más. Star veía a Marco andar en bicicleta. Ella quiso aprender, confiaba mucho en su amigo para hacerlo. El castaño, por su lado, vio esto como una oportunidad para reconciliarse con ella, por así decirlo.
Star se sentó y comenzó a andar. Marco le explicaba cómo.
—No me sueltes, Marco —la rubia se sentía protegida con su amigo sosteniéndole.
—No lo haré, Star, lo prometo —dijo con una voz serena. Una voz que a Star le agradaba, pues siempre proyectaba su sinceridad.
Marco pensaba soltarla, pero eso fue antes de hacerle aquella promesa. Lo pensó por un instante, de por sí Star estaba muy sensible, y soltarla... quizá literalmente dejaría de confiar en él. Además, quien sabe cómo reaccionaría. Eso lo asustaba, sin embargo, al mismo tiempo, lo llenaba de adrenalina. Así optó por caminar junto a ella mientras la sostenía. Ambos pasearon por casi todo Echo Creek.
Así estuvieron hasta el atardecer, donde la voz de Star le convenció para que ella siguiera por sí misma. La voz también comenzaba a regularse, ya no era tan violenta, era más suave y menos frenética. Parecía que se controlaba por alguna razón, razón que la rubia desconocía. Aunque eso no le importaba a Star, al menos, la voz se volvía más amistosa y, por ende, una nueva amiga.
—Marco, gracias por acompañarme todo el camino. Pensé que me soltarías.
—Te hice una promesa, ¿no?
—Sí... muchas gracias por cumplirla —sonrió—. Ahora... quisiera decirte que ya puedes soltarme. Creo que ya puedo yo sola.
—¿De verdad? ¿Estás segura?
—Sí.
—De acuerdo...
Marco lentamente la fue soltando. Fue ahí cuando Star se dio cuenta de que podía andar por sí misma, solamente tenía que confiar. Se sentía agradecida con su voz, pero sobretodo con su amigo, quien había hecho un sobreesfuerzo por ella. Algo que de verdad valoró en demasía ese día.
—Venga, Marco. Sube. Nos llevaré a casa —propuso deteniéndose junto a él.
—Estoy muy agotado, creo que un transporte no me vendría mal —comentó y ambos rieron. Se subió a los diablos de la bicicleta y, de esta manera, procedieron a irse. Esa tarde, ambos pudieron hacer un acercamiento que llevaba tiempo sin hacerse...
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—Has estado consciente de esto últimamente, Star.
—Lo sé, pero no sé qué debo de hacer.
—Solamente nos queda una opción.
—Pero pensé que...
—Sólo llámalo.
Star había visto últimamente que sus hechizos estaban fallando monstruosamente, pues literalmente sus hechizos salían como monstruos del apocalipsis. Sin tener a nadie más con quien acudir, sacó el libro de hechizos y llamó a Glossaryck.
—Hola, Star. Ha pasado... un tiempo.
—Lo sé, sé que no hemos estado bien.
—Yo sólo me preocupo por ti, tu madre me pidió que te cuidara. Puede parecer muy exigente a veces, pero créeme cuando te digo que quiere lo mejor para ti.
—También lo sé.
—En fin —suspiró—. ¿Cuál es el problema?
—Mira —mostró a su lado todos sus hechizos fallidos. Sin chistar, Glossaryck decidió tomarse el tema con seriedad.
—Tus hechizos, ¿no es cierto? Se debe a tu varita. Está contaminada.
—Pero no lo parecía.
—Yo también me había sorprendido por aquellas veces, debes creerme, pero, ahora, parece que tu varita está realmente dañada.
—¿Y cómo la reparo?
—Debes entrar dentro de la varita.
—¿De verdad puedo entrar dentro de la varita?
—Sí, sí puedes.
—Wow...
—Sorprendente, ¿verdad?
—¿Tú lo sabías?
—Por supuesto, pero no cuento con los medios o el poder para meterte a ella...
—Star, ¿estás escuchándome?
—Sí, Glossaryck. Perdón.
—Bueno, como iba diciendo, puedo meterte dentro de tu varita, pero lamento decirte que según el decreto de Moon, "la inconmovible", necesitas esta altura —señaló unos centímetros por encima de ella—, para esta aventura —señaló la varita.
—Agh, mamá.
Star suspiró resignada, pero luego tuvo una idea.
—Bueno, yo, Star, "la... insuperable" —sonrió—, futura reina de Mewni, ahora decreto... méteme a la varita —dijo seria y señalando lo mencionado.
—Hmmm... está bien.
—Síííí —celebró.
—Bueno, hay ciertas cosas, señorita, que debes saber antes de entrar.
Se sentó en el libro de hechizos y, con un ademán, le indicó a Star que se sentase junto a él.
—¿Qué?
—La varita es una extensión de tus recuerdos, así que debes encontrar allí lo que no pertenece.
—Encontrar lo que no pertenece.
—Está bien, ¿estas lista?
—Tal vez.
Glossaryck aplaudió dos veces.
—Bueno, estamos dentro.
—¿Qué? Sigo en mi habitación —reclamó confundida viendo a su alrededor.
—Estamos en el recuerdo de tu habitación, dentro de tu varita.
Star observó su mano, donde estaba sosteniendo su varita, y se percató de que ya no se encontraba. Emitió un resueño y una expresión de asombro.
—Sí —Glossaryck la miraba seriamente—, y ahora es muy, muy importante que sólo escuches el sonido de mi voz y nada más.
En ese instante, entró Marco.
—Oye, ¿viste mi abrigo?
—Justo estaba haciendo algo con Glossaryck.
—No, no Star. Ese no es Marco. Solo debes escuchar el sonido de mi voz. De lo contrario, nos separaremos.
Y una vez más, Marco entró a la habitación.
—Oye, ¿has visto mi abrigo?
—Marco, ya te dije, estoy haciendo algo con Glossary... —se quedó estupefacta al darse cuenta de que ya no se encontraba.
Cuando menos se lo esperó, su habitación ya no se encontraba. Ahora estaba en las afueras, con la escuela de frente. El cielo era su varita con el cristal roto a la mitad, se podía apreciar claramente.
—¿Qué? ¿La escuela? —comenzó a caminar en dirección contraria—. Ok, Glossaryck, no iré a la escuela en mis recuerdos. Mis recuerdos en mi vari... —chocó contra la puerta. Entonces volteó y vio la escuela del otro lado (en el episodio se puede ver claramente que ella se ve así misma, pero aquí no es así)—. Oh sí, este es uno de esos juegos de la mente: donde la escuela está en todas partes —suspiró—. ¡Oye voz! ¡¿No crees que pueda saltarme la escuela?! —para su sorpresa no obtuvo respuesta—. Que extraño. Bueno, supongo que no tengo otra opción que entrar... en la escuela.
Se detuvo frente a la puerta y esta se abrió automáticamente. Parecía ser de esas puertas automatizadas.
Sin apresurarse, caminó entre los pasillos de la escuela; se encontraba vacía. De pronto, un casillero se abrió y esta mostró un abrigo: era el de Marco.
—Oh, el abrigo de Marco. Seguramente es esto lo que no pertenece... bueno, estoy lista para irme... ¿o no?
—"La varita es una extensión de tus recuerdos..." —resonó en su mente. Después de pensar aquello, una risa juguetona se oyó en toda la escuela y se repitió como eco.
—¿Hola? ¿Hay alguien más aquí? ¿Glossaryck?
No obtuvo respuesta.
—Qué escalofriante.
Se colocó el abrigo de su amigo como si de la caperucita roja se tratase. Siguió caminando por la escuela, hasta que oyó el chillido de lo que parecía una cabra; sonido que la guió hasta la cocina. Dentro, había una máquina que creaba hamburguesas y las pasaba por una banda mecanizada. Antes de continuar, agarró una hamburguesa.
—Hmmm... recuerdo de hamburguesa
Star siguió aquella banda hasta el inicio y fue cuando encontró al pequeño Chauncey, un pobre animal que estaba siendo enviado a su segunda muerte.
—¡Ay no! —Star agarró de los cuernos al pequeño y lo sacó de la banda que lo dirigía al interior de la máquina. Por poco era convertido en hamburguesa de cabra—. ¿Chauncey? ¿Pequeño Chauncey-Chauncey?
—Meeee... —chilló.
—¿Eres el pequeño Chauncey de mamá? —lo abrazó con un brazo y con su otra mano le acariciaba su nariz—. Pensé que habías muerto en la batalla, señor —le colocó una correa y lo sacó de la cocina—. Voy a sacarte de aquí. Aunque no sepa por dónde sea, ¿serás lo que no pertenece? —miró al cielo—. Oye, Glossaryck, creo haber encontrado lo que no pertenece, la cabra-cerdito de mi madre... ¿Glossaryck?... ¿voz?
Sin precio aviso, Chauncey mordió la bota de Star y se la zafó.
—¡Oye, esa es mi bota! —salió corriendo detrás de él. Chauncey rompió una puerta y, dando saltitos, se detuvo en lo que parecía un trono. Se sentó en él—. ¡Dame mi bota! —se la arrebató del hocico—. ¡Y bájate de ahí! Sentado como humano... mi padre estaría furioso si te encontrara en su... —y cayó en cuenta que ahí se encontraba el trono de su padre—. ¡Papá! Te amo tanto —abrazó el trono. Star se dio cuenta de que había un micrófono de oficina de escuela. Al parecer era la oficina del director donde Chauncey se había metido. Después de revisar sus cosas, creyó haber encontrado lo que no pertenecía, ¿pero era cierto? Sus pensamientos infantiles sin duda habían disminuido considerablemente. Considerando sus opciones, pensó que aún no encontraba lo que era. Entonces, fijó su vista hacia la ventana.
—¿Qué... qué es eso? —y al acercarse, pudo ver algo discordante, inusual... algo que realmente no pertenecía a ninguna de sus memorias.
Una fortaleza de color oscuro se posaba frente a ella. Cuatro torres eran las esquinas de dicha fortaleza. En la cima, se hallaba el castillo de Mewni, pero eso era lo que menos le importaba, aquella fortaleza era lo que la tenía desconcertada.
—Eso... definitivamente no pertenece. Vamos a buscarlo...
Con una caña de pescar que había en la oficina, Star colocó la hamburguesa que traía en el señuelo. Puso al cabra-cerdito como medio de transporte y se subió al trono. Puso al frente la hamburguesa con la caña.
—¡Muévete pequeño Chauncey! —ordenó.
De esa forma, Star se trasladó más rápido por los pasillos, sin embargo, cuando pasó por uno de ellos, vio algo que la confundió. Detuvo al animal y le hizo retroceder. Fue ahí cuando se vio así misma.
—¡Hola! —saludó la otra Star.
—... Ho-hola —le devolvió el saludo insegura.
—¿A dónde vas?
—Bueno... estaba yendo al campo de fútbol y a... la extraña fortaleza... espera, ¿tú quién eres?
—Soy Star Butterfly —comentó con una gran sonrisa y los brazos extendidos.
—Em... no, no lo eres.
—¿Encontraste lo que "no pertenece"? —preguntó haciendo énfasis en las comillas.
—Bueno, pues hallé el trono de mi padre, el abrigo de Marco y —Chauncey tomó la hamburguesa y trató de lamerla con su lengua. Star alzó con todas sus fuerzas para impedir que se la comiese—... a Chauncey, espera pequeño —se soltó—... y, espera un momento, ¿por qué hay otra Star aquí? —se señaló a sí misma y a ella alternadamente.
—¿Glossaryck no te lo dijo? Si estas en tu varita por demasiado tiempo, tus nuevos recuerdos se hacen antiguos, hasta que tu línea de tiempo actual se sobreescriba con futuras versiones de ti, como yo: Star Butterfly.
—Entonces... ¿tú me reemplazarás? —preguntó asustada.
—Jijijiji —una risa en la lejanía se escuchó, haciendo eco por toda la escuela.
—¿Qué fue eso? —preguntó la otra Star.
—No lo sé, hace rato también lo escuché y no me da buena espina...
—De acuerdo —trató de ignorar aquella risa—... en fin, en la cuestión de reemplazarte, ni siquiera notarás la diferencia —y sonrió con mucha alegría.
—Debo irme —inmediatamente, hizo que Chauncey persiguiera la hamburguesa, dieron vuelta por uno de los pasillos, pero antes de perder de vista a la otra Star, decidió decirle unas últimas palabras—. Oh, olvidaba decirte —con una mirada frívola y seria le dijo—, fuera de mí línea de tiempo.
Las luces se apagaron.
—¿Qué? —Star trataba de ver algo, pero era imposible. La risilla se escuchó de nuevo.
—¿Tú quién eres? —preguntó la otra Star hacia la nada, o eso parecía.
—¿Eh? —la rubia no alcanzaba a ver nada.
—Espera, ¡¿qué haces?!... ¡No! —la otra Star desapareció con un último grito desgarrador.
La luz regresó.
—¿Qué rayos? —estaba expectante ante lo que acababa de suceder—. Bueno... supongo que tendré que ignorar lo que acaba de pasar... quizá... sólo fue una ilusión —y con un sentimiento de extrañeza, siguió su camino.
Chauncey corrió por el campo de fútbol a una velocidad considerable. Mientras más se acercaba, más grande se volvía la fortaleza a la que llegaba. Se sentía familiarizada con ella por muy raro que pareciese.
Volteó hacia atrás, quería sentirse segura. Nadie le seguía los pasos, estaba sola en el enorme campo y sus alrededores. Regresó su vista hacia la fortaleza una vez más. Con la velocidad a la que iba el animalito, no tardaron en llegar.
—Este lugar es inmenso —pensó.
Star se bajó de Chauncey y se acercó lentamente hacia la puerta, que parecía entrada de castillo. Caminó hasta la puerta y, empujándola, fue abriéndola lentamente. Dentro no había más que oscuridad y negrura, la visibilidad era casi nula. La única luz que entraba, era la del campo de futbol, el cual formaba un pasillo de luz por la magnitud del tamaño de la puerta.
Sintiendo algo de temor en su ser, dio un paso al interior de la fortaleza, para el infortunio de Chauncey, se quedó afuera en el momento en que Star había entrado completamente; la puerta se había cerrado. La princesa saltó del susto. Impregnada por el miedo, se vio consumida por las tinieblas del recinto, por alguna razón, era tanto el miedo que le hacía sentir ese lugar, que se deslizó por la puerta hasta llegar al suelo; su cabeza se resguardó entre sus piernas... en ese momento se sentía muy vulnerable, no sabía por qué. Star, "la insuperable", se había vuelto "la temerosa". Aparte, unos deseos de llorar llegaron a ella, pareciera que el lugar le llenaba de suma tristeza, de alguna forma, sentía nostalgia. Varias emociones se concentraron en ella.
Un abrazo cálido… eso fue lo que sintió momentos después. Algo desconcertada, buscaba con sus brazos a quien le otorgaba aquel reconfortante consuelo. Logró abrazarlo.
—¿Marco? —susurró tras abrir sus ojos y ver a quién parecía ser su amigo. El castaño se separó de ella y sonrió. Luego, como cenizas, desapareció—… Marco…
—Tranquila… vas a estar bien. Nadie ni nada te puede dañar aquí.
—Voz… te extrañé mucho.
Un aire estremeció a la rubia. Una mano se había posado sobre su hombro, sin embargo, por la negrura, no pudo visualizarla; caso extraño, pues la cercanía era suficiente como para poder distinguir al menos la silueta de su mano.
—¿Dónde estás? ¿Por qué te puedo sentir, pero no te puedo ver?
—Pero… Star, estoy en frente de ti.
Un aura gris inició a emerger en frente de ella, el cual comenzó a formar una figura; Star fue dibujada por el aura. Además, los ojos de la silueta eran rojos como la sangre y estaban con el ceño fruncido.
—Espera…
Los ojos de Star se abrieron por completo, mostrando su asombro.
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—Llegarías a sorprenderte si supieras con quién estás hablando…
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De pronto recordó esa frase, esa pequeña frase que le dijo hace meses atrás. Realmente estaba impactada.
—Sí, sé que te confunde saber quien soy… pero…
—Esto significa… ¿tú también quieres reemplazarme?
—¿Qué? ¡No! Para nada, jamás haría eso. Tú y yo somos amigas, ¿lo olvidas?
—No, aunque no encuentro sentido alguno en esto.
—Pará saber quién soy yo, primero debes saber quién eres tú.
—¿Yo? Pues… yo soy... Star Butterfly, hija de Moon Butterfly, princesa y futura reina del reino de Mewny —declaró.
—Y… ¿en verdad eres eso? ¿Solamente eres una princesa más en una línea continúa en la realeza? ¿No eres más que eso?
—Yo… yo no lo sé.
—Star… todo lo que se encuentra en esta varita son todos tus recuerdos. Quizá no recuerdes esta fortaleza, pero ciertamente te digo que la conoces perfectamente. Te trajo algo de nostalgia, ¿no es cierto?
La princesa asintió.
—En este momento te encuentras en el pasillo del pasado.
—¿El pasillo del pasado?
—Exactamente. Aquí verás todo lo que ha transcurrido a lo largo de tu vida; sin embargo, temo decirte que varias cosas serán representadas por medio de metáforas, ya que no están del todo claras en tu memoria, por lo tanto, no esperes ver imágenes explícitas.
—Oh… lo entiendo, pero… ¿por qué? ¿Será acaso debido a que era demasiado pequeña y ahora lo he olvidado?
—No, no tiene nada que ver. Tus recuerdos han sido manipulados.
—No entiendo…
—Star, sólo… sólo camina y descubre más sobre ti.
—Pero… voz…
—…
El aura que rodeaba la silueta de Star había desaparecido, lo único que quedaban eran aquellos ojos brillantes de color rojo.
—Averigualo todo… para que yo ya no esté atada a las cadenas de estos secretos tan profundos… aunque, ¿sabes? No tengo muchas esperanzas, no los entenderás. Aún así, es tiempo de develar tu verdad, es injusto que vivas bajo el yugo de la ignorancia.
—De… de acuerdo.
Los ojos desaparecieron. Star estaba sola una vez más, sin embargo, ya no se sentía tan mal. Se levantó y miró hacia el frente.
Un sendero se presentó ante sus ojos, no lo vio sino hasta esclarecer su vista. Sus pupilas se habían adaptado a las tinieblas y la oscuridad. Era un camino de color gris, muy tenue; era similar al aura de su voz.
—Supongo que este es el camino.
Siguiendo su instinto, se dirigió hacia el camino y tomó rumbo hacia lo desconocido.
Caminó por un rato, cada vez que daba un paso, un trozo de camino aparecía, aunque a la vez, a sus espaldas, un trozo del mismo camino se desvanecía. Se sentía pesada en ese lugar, pero no era porque hubiese una gravedad mayor. No. Se debía a los sentimientos tan pesados que cargaba dentro de ella, eso la hacía sentir pesada.
Se sentó en el suelo para recuperar sus energías, caminar le había estado tomando mucho esfuerzo. Sin embargo, algo le ayudaría a seguir avanzando. Tras mirar a su alrededor, pudo visualizar un objeto muy peculiar. Era una cajita de madera, muy fina. Se acercó a ella, gateando.
—¿Y esto? —tomó la caja con ambas manos—. Parece una caja de música —abrió la caja y esta inició a emitir una hermosa melodia, una melodia de tonos tristes y apagados, aunque, a vista de ella, los tonos y las notas eran preciosos.
La música la hizo sentir más liviana. Sonrió un poco al oír el sonido lento y melodioso de la cajita—… es extraño… la música es muy triste, pero a mí me gusta… ¿de verdad habré cambiado tanto? —se cuestionó al percatarse de que el gusto por aquella melodía no concordaba con su personalidad en lo absoluto. Se puso de pie.
La cajita había calmado a la princesa, se sentía más relajada y con mayores ánimos para continuar. Además, el sendero pareció haberse alumbrado en mayor medida después de esto.
Con más rapidez, continuó el camino que había dejado. A lo lejos, podía divisar una figura.
—¿Esa es una…? —siguió por unos cuantos metros más—. ¿… Cuna?
Star llegó hasta el mueble mencionado. Se asomó por dentro para ver si había alguien, pero no había nadie, solamente un guante de color blanco que vibraba mucho, aparte, el guante tenía inscrito unas letras: "C-h".
—Así que esta es la metáfora de la que hablaba mi voz…
Al igual como había dicho su contraparte oscura, Star no logró comprender que significaba eso. Sin más remedio, se quedó con la imagen de aquella cuna y procedió a retirarse de allí.
—¿Por qué… está esto en mi memoria? —luego de seguir, halló una jaula en forma cúbica, cuyos barrotes estaban rotos o deformados.
Star, llena de curiosidad, fue hasta la jaula y se adentró en ella. La examinaba minuciosamente, las barras tenían marcas de manos, las cuales parecían registrar que se habían realizado con mucha fuerza. De alguna manera, la jaula la hizo sentirse algo molesta, se sentía encerrada en ella. Esa sensación le causaba mucha irritación.
—Voy a salir de aquí…
Molesta, salió rápidamente de aquella jaula; aunque en su ida se tropezó con una hoja en el suelo.
—¿Eh? ¿Qué es esto? —se agachó y dejó la cajita a un lado de ella, para luego poder agarrar la hoja. Esta tenía escrito lo siguiente:
“El cuerpo actúa como un recipiente, donde se introduce el alma y, ésta, le otorga vida; sin embargo, de igual manera, puede actuar como una jaula. Cuando en el mismo cuerpo residen dos almas, ambas luchan por la dominación del cuerpo, y ya sea por su fortaleza o un factor externo, el alma dominante es quien tiene derecho de tomar el control del cuerpo, encerrando a la otra alma en su subconsciente y reprimiendo su derecho a la vida, esto a pesar de ser destinados, misteriosamente, a un mismo cuerpo…”
—¿Cuál será el significado de esto? ¿Qué tiene que ver conmigo? —se preguntó así misma al no lograr comprender lo que decía la hoja. Decidió guardarla, tomar su caja musical, y continuar, quizá lo que siguiese pudiera ayudarle… o revolverle más los pensamientos.
Lo siguiente que logró encontrar fue una fotografía tirada en el piso, donde agarraba de la mano a dos distintas personas: una de ellas traía un guante, similar a la de la cuna, y la otra, era una mano parecida a la de su voz, pero esta se veía más masculina. Dejó la caja en el suelo nuevamente y agarró la foto. Se veía desgastada y antigua, además, la Star de la foto tenía los ojos de color rojo, similar a las de su voz, y su edad aparentaba oscilar entre los dos y los tres años.
—¿Soy yo? —estaba intrigada por la foto, con la constante pregunta de si esa niña era ella.
—Voltea la foto —dictó su voz, quien apareció a un lado de ella. La rubia asintió y siguió la indicación.
“Nunca estás sola, aunque no nos veas, siempre estaremos nosotros dos apoyándote en tu camino, asegurándonos de que llegues a tu destino –D y C”
—¿Quiénes son ellos?
—Me encantaría responderte, pero no puedo decírtelo. Lo tengo prohibido.
—¿Por qué?
—Porque si te lo digo, entonces no serás capaz de llegar a tu destino. Necesitas motivos y razones para querer seguir avanzando. La incógnita existencial más intrigante es la que te guiará a él… ¿quién eres tú, Star Butterfly?
—Yo… yo —calló por unos segundos—… ya no lo sé.
—Bueno, poco a poco irás averiguandolo… o quizá lo sepas de golpe, nunca lo sabremos hasta que llegue el momento.
—Voz… anhelo ahora más que nunca saber quién soy yo… ¿qué hace esto en mi mente? ¿Por qué rayos había una jaula en mi memoria? ¡¿Quiénes son ellos?! —señaló la foto una vez más.
—Solamente puedo decirte que yo soy la última memoria abstracta, la metáfora más complicada de entender, ya que yo te represento; pero no te represento en este lugar y en este momento… yo represento una temporada muy corta de tu vida.
—¿Cuál?
—La recordarás… tenlo por seguro.
—¿Y cuál es esa metáfora o acertijo o lo que sea?
—Mi nombre.
—¿Tu nombre?
Asintió.
—Srat Butterfly… chistoso, ¿no? En verdad… debería llamarme de otra forma.
—¿Por qué?
—Porque así funciona la dimensión de donde yo provengo.
—¿Dimensión? ¿De qué estás hablando? Yo pensé que eras parte de Diego… o algo así.
—Diego… sí. Él también salió de mi dimensión, pero lo hizo en un Universo mucho más grande y relativo que el nuestro. Nuestro Universo es una miseria comparado con el de él. De hecho, él fue quien creó la dimensión de donde provengo, y es una dimensión a escala Multiversal.
Confundida, lo único que Star pudo expresar fue asombro.
—¿Y… y cómo deberías llamarte realmente?
—Si te lo dijera, el acertijo sería demasiado sencillo de responder.
Sin más que decir, Star solamente se limitó a observar la foto una última vez, intrigada por aquellas manos que su yo pequeña sostenía. Después de ello, la guardó y tomó la cajita de música.
—De acuerdo, ¿por qué no continuamos el camino juntas? La fase abstracta ya ha concluido.
—Bueno, al menos mi cabeza ya no explotará de la confusión —rio. Srat la acompañó en su risa.
—Perfecto —la contraparte oscura de Star le extendió la mano. La princesa la tomó y de esta manera, iniciaron a avanzar.
—¿Puedo preguntarte algunas cosas en lo que avanzamos?
—Claro, lo que sea mi pequeña amiga.
—¿Qué le pasó a la otra Star la cual dijo que me reemplazaría?
—Me deshice de ella. Nadie puede tomar tu lugar Star, no importa quien sea, nadie; en serio, no importa la copia, nadie jamás va a poder controlar y sobreexplotar la magia a la magnitud en la que tú lo estás haciendo. Aunque no lo creas, eres verdaderamente única. No existe nadie igual a ti y eso Diego lo sabe y es justo por eso que te eligió. La Star que te reemplazase solamente seguiría con un camino el cual ya ha sido caminado. Es decir, seguiría una serie de pasos que ya fueron realizados, no habría diferencia.
—¿Dices que seguirían los pasos de alguien que ya ha caminado en… en mi vida?
—Podría decirse.
—…
—Sí, es complicado de entender. Pero esa es la emoción de la incógnita existencial, ¿quién eres tú realmente? ¿Me explico? —sonrió.
Star, sin comprender del todo aún, solamente asintió con una mirada perdida en el vacío de las tinieblas que las rodeaban a ambas.
—Bueno, ¿te gustaría saber algo más antes de entrar a la fase de proyección?
—Sí, ¿dónde está Glossaryck?
—Él está esperándote en el castillo de Mewni, el cual se encuentra en la cima de esta fortaleza. La fortaleza que es mi hogar.
—¿Aquí vives?
—Efectivamente. Aproveché que la varita era una conexión con tus recuerdos, de manera que, al ser yo parte de ti y de tu mente, pues podía viajar a la varita a voluntad propia. ¿A dónde crees que iba cuando te dejaba sola? —rio nuevamente.
—Vaya, eso explica mucho —pensó—… y, ¿a Glossaryck no se le hizo extraño esta fortaleza?
—Él no puede verla, Diego me ayuda a camuflar mi hogar.
—Eso significa que Diego… ¿es más poderoso que Glossaryck?
—Puede ser —contestó su voz de manera burlona.
—Olvidé que eres parte de mis pensamientos —rio nerviosa.
—Tranquila, cualquiera podría olvidar ese pequeño detalle. En fin, llegamos.
Tras la charla, habían llegado a la fase de proyecciones, un sitio donde se proyectan las memorias que Star recuerda a la perfección, sin embargo, estas empiezas desde su cumpleaños número 14.
—¿Por qué no hay proyecciones de mí siendo más pequeña?
—A eso le correspondía a la fase anterior mi niña, pero cuando tus recuerdos fueron manipulados, aquellos recuerdos se volvieron abstractos.
—Oh…
—Ven… veamos lo que recuerdas…
—Esto es… extraño. Siento que muchas cosas no cuadran…
Durante el recorrido en esta parte del pasillo del pasado, Star pudo visualizarse así misma desde los acontecimientos ocurridos en su cumpleaños, hasta ahora.
—Ese recuerdo me gustó mucho —admitió la princesa señalando una proyección donde se veía a una perrita feliz, la cual provenía de otra dimensión.
—Sí, te ayude a que le ayudaras. A veces una debe dejar de lado sus intereses naturales para apoyar. Además, así sirvió que ganaba tu confianza.
—Lo que me pregunto es, ¿cómo sabias que ella era de otra dimensión y solamente quería vivir como un animal cualquiera?
—Los magos no cuentan sus trucos, ¿o sí? —sonrió.
—Hmmm… —sin poder sacarle más información, siguieron viendo las proyecciones.
—¿Sabes? Este es un recuerdo importante para mí.
—¿Cuál? —Star volteó hacia dónde estaba su voz.
—¿Recuerdas cuando estabas desganada y de repente Nuby y tus hechizos salían de una manera desagradable? Más o menos como los hechizos de ahora.
—Sí, lo recuerdo.
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Flasback…
Star estaba metiendo barcos de guerra dentro de botellas, era una actividad que hacía para relajarse (recomendada por Srat), hasta que Marco llegó.
—¡Star! —exaltada, la princesa dejó caer su barco, destrozando a la botella en el acto.
—¡Marco! Mi barco de guerra —frunció el ceño, mostrando su molestia. Asustado, el castaño corrió hasta los pedazos del modelo.
—¡Perdón, perdón! Déjame arreglarlo, quizá con algo de pegamento y cinta adhesiva quedará como si nada —comentó apresurado mientras juntaba los pedazos. A pesar de todo, Star se resignó y lo dejó ir.
—Olvidalo, Marco. De todas formas, seguro piensas que ya tengo demasiados —señaló la basta colección que ya tenía.
—Bueno… sí, pero yo sé que lo haces para relajarte, ya me lo haz dicho. Además, sé que te gustan y pensé que sería grosero de mi parte al menos no tratar de enmendar mi error.
Star sonrió internamente mientras lo miraba con ternura.
—Eres muy dulce, Marco. Por eso me agradas. En fin, ¿qué pasó?
—Pues… le prometí a mis padres que arreglaríamos la casa en su ausencia y es tu turno de tirar la basura de la casa.
La rubia suspiró.
—¿De verdad tengo que hacerlo?
—Siendo lo justo, yo diría que sí.
—Agh…
—Seguiré con mis deberes, espero que termines para entonces. No creo que tardes mucho...
Marco se retiró. Sin muchas ganas, Star miró el contenedor de basura.
—Será sencillo con el encanto de nube.
Invocó a Nuby, sin embargo, esta tenía un tono verde y la actitud que demostraba no era del todo buena. Se veía perdida y desconcertada.
—Nuby, ¿te encuentras bien?
—Sí, todo está bien… —afirmó, dándole por su lado.
—“¿Qué sucede?”
—“Por ahora no ha pasado nada malo, sólo es Nuby que no es rosa, sino verde y parece como enferma.”
—“Ya veo… quizá se deba a un factor de invocación. Además, recuerda que tu varita está técnicamente rota. No hay que esperar a que funcione correctamente del todo”
—“¿Qué debo hacer?”
—“Por ahora déjala ser. Yo tengo un plan.”
—“Confío en ti”
—Vale, Nuby, necesito que saques la basura.
—De acuerdo, sacaré la basura por la princesa, ya que tiene brazos débiles y tiene flojera… —insultó sin más.
—¿Qué? —una rabia que ni ella misma conocía pareció haberla invadido—. Espero que no te hayas atrevido a decirme males, Nuby.
Sin inmutarse, Nuby no cambió su expresión; aunque algo dentro de ella sí le hizo recapacitar sus palabras.
—No dije nada —y salió de la habitación entre risillas nerviosas.
—Hmmm…
Ya pasado un rato, Star continuó con su hobbie para relajarse. Rearmó el barco con su magia sin problema alguno y se encontraba metiéndolo nuevamente dentro de otra botella.
Marco estaba observándola, iba a preguntarle si ya había terminado su trabajo, además de que vio algunos problemas con Nuby; aunque decidió esperar a que la princesa terminase. El joven no sabía cómo sentirse realmente. La rubia le parecía muy temperamental desde aquella vez en el castillo, por lo que averiguar cómo reaccionaria ante ciertos actos le parecía realmente difícil. Sin embargo, eso le hacía sentirse en un peligro latente y a la vez, era una sensación que le causaba adrenalina. Era como una emoción de peligro, pero le agradaba esa emoción. En fin, Star había logrado meter el barco.
—Hey, Star —entró a la habitación.
—Marco, ¿ya acabaste tus tareas? —preguntó algo asombrada.
—La verdad no, me faltan los trastes de la cocina y listo; pero cambiando el tema, quería saber como ibas tú.
—Le dije a Nuby que se encargase.
—Bueno, respecto a eso…
—¿Qué sucede?
—Ven a ver.
El castaño guió a Star hasta la planta baja, donde se encontraba Nuby regando toda la basura en el suelo.
—¿Pero qué…? ¡Nuby! ¡Detén este desastre!
—"Niby, ditin isti disitri" —se burló—. ¿Quién eres tú para que siga tus órdenes? —rio.
Star se enfureció.
—Te digo que te detengas…
—¡No! —y le sopló un viento bastante fuerte que la mandó a volar hasta la pared.
—Ya me tienes harta —le apuntó con su varita—. Rayo amistoso —lanzó un rayo verde el cual impactó en Nuby sin afectarle en lo absoluto.
—¡Auch! ¡Eso dolió! Y eso hace que me enfurezca —acto seguido, Nuby comenzó a incrementar su tamaño.
—Star, ¿qué está pasando?
—Un problema del cual me encargaré yo misma —comentó con suma seriedad y molestia.
—Espera —le tomó la mano. La rubia se detuvo en seco después de ese toque. Su molestia pareció haberse ido y se calmó un poco.
—¿Q-qué?
—Solamente… no te precipites, ¿de acuerdo?
—...
Star no supo que decir.
—Mejor te acompaño, ¿está bien?
Suspiró.
—Vale —ambos salieron de la casa.
Literalmente se había presentado un ciclón encima de su hogar. Había fuertes vientos y Nuby no paraba de crecer y crecer. Con una mirada fría, Star miraba a su hechizo con molestia.
—“Entonces, ¿cuál es el plan?”
Srat rio juguetona.
—“Seguir esperando.”
—“¡¿Qué?!”
—“Yo sé lo que hago, mi niña.”
Star soltó un bufido.
—¡Yo no puedo seguir esperando!
Apuntó su varita hacia Nuby y comenzó a disparar desenfrenadamente. Sin embargo, ninguno de sus ataques eran efectivos. Nuby, por su lado, solamente se enojaba más.
—¡Star! ¡Basta!
En ese instante, Nuby comenzó a succionar todo. Entre tanto aire y catástrofe, el karateka fue elevado por los aires. Al menos logró sostenerse del techo de la casa.
—¡Star!
—¡Marco!
“¡Marco! ¡Marco! ¡Marco!…”
“—Nunca te voy a soltar”
“—Yo creía que guardabas algo por él”
“—… Una motivación… como… una persona…”
—“Se va, Star… se está yendo”
—“Marco” —la rubia cerró los ojos con fuerza y unas lágrimas salieron de los mismos—“… tan sólo debo excavar profundo en mi interior… mi poder” —abrió los ojos y estos estaban iluminados de color rojo—. ¡Mi propio poder! —el fragmento de cristal de la varita se tornó roja. Apuntó hacia Nuby una vez más y disparó un rayo intenso de color rojizo.
—¿Qué? —con sumo horror, Nuby vio como aquel rayo la alcanzaba—. Supongo… que se acabó.
Lo único que se pudo presenciar, fue una explosión de aire que salió a relucir en toda la ciudad. Pará algunos, fue como una suave brisa refrescante en un día soleado. La casa quedó semidestruida.
Star volvió en sí. De pronto, su vista se posó en el castaño, quien había iniciado a descender hacia una caída letal.
—¡Ahhh!
—¡Marco! —con un hechizo, consiguió amortiguar su caída. Corrió hasta él y lo abrazó, alzándolo en el acto—. Yo…
—Tranquila, Star. Estoy bien —le devolvió el abrazo.
—No sé qué hubiera pasado si me dejabas.
—¿Qué quieres decir?
—Na-nada —lo soltó nerviosa—. Lo importante es que estás bien y a salvo.
—Sí… por cierto, ¿qué pasará con Nuby?
—Nuby… es cierto… yo… —agachó la mirada.
Entonces, sintió como era abrazada.
—No te preocupes, Star… la gente comete errores. Seguro ella está bien, ¿no? Después de todo, es un hechizo...
—Supongo…
—Ahora —miró hacia la casa—… creo que deberíamos arreglar este desastre.
—Yo me encargo, tranquilo.
—¿Estás segura?
—Nunca te he fallado, ¿o sí?
—Vale, tan sólo no quiero que la casa quede totalmente destruida —rio nervioso.
—Hmmm…
—Mejor te dejo hacer lo que tengas que hacer —se alejó algo temeroso. Star se quedó sola ante la casa.
—“A que soy la mejor en planes, ¿no?”
—“¿Tú… tenías pensado que pasase esto?” —la princesa se ruborizó.
—“Por supuesto. Acabo de incrementar tu propio poder mágico.”
—“¿Uh?”
—“Tontuela. Acabas de usar magia de tu propio poder, ¿no es acaso emocionante?”
—“Creo que sí” —sonrió, aunque se esfumó su sonrisa—“, pero, ¿qué pasó con Nuby? Era mi hechizo más leal, y mi amiga”
—“Ella está bien. Solamente que con tu nuevo poder mágico, ella será mucho más capaz y fuerte de lo que ya era”
—“¿De verdad?”
—“Jamás te he mentido, ¿o sí?”
—“No” —su sonrisa reapareció.
—“Ahora, dejemos la casa como nueva y vayamos a relajarnos. Ha sido un desastre este día”
—“Concuerdo…”
Fin del flashback…
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—Sí, ese fue un recuerdo bastante crucial.
—Desde entonces… —suspiró, dejando la frase incompleta.
—Te entiendo. Despreocúpate. De todas formas, también te arriesgaste el día en que no dijiste la verdad en aquella pijamada.
—¿Qué?
—Cuando la caja esa preguntó quien te gustaba… la terminamos destruyendo —rio por lo bajo.
—Sí… aunque… parecía bastante resistente…
—Quizá no soportó tanto poder… —rio a sus adentros.
—Bueno, espero que esa caja no haya sido nada importante.
—Tranquila, no es como si la fuesen a usar en un juicio o algo por el estilo —rio juguetona.
—Bueno, tienes razón —pasaron por unas proyecciones más, las cuales ya parecían ser las últimas—Mira, ahí estoy entrando a la fortaleza.
—Claro, ya es parte de tu pasado, creo que ya no hay nada más relevante que ver… ¿por qué no pasamos al siguiente pasillo?
—De acuerdo…
Srat y Star arribaron a una puerta. La contraparte oscura le cedió el paso a la princesa primero. Entraron.
Lo único que se encontraba era un largo pasillo, el cual tenía dos espejos en cada pared respectivamente. Eran súper largos.
—Bienvenida al pasillo de los espejos, muestra tu presente. Creo que es más que obvio que el presente es el ahora, y el ahora es lo que sucede justo en este preciso momento.
—Tiene sentido…
—Vale, sólo hay que llegar al final del pasillo y entraremos a la última habitación, donde te espera Glossaryck. Ya ha de estar muy impaciente.
—Ya lo creo…
Ambas caminaban sin prisa alguna, aunque a pesar de todo, Star se sentía realmente inquieta. Tenía muchas preguntas y dudas. ¿Por qué no aprovechar la longitud del pasillo?
—Oye…
—¿Sí?
—¿Cómo es que he cambiado tanto? Ya no me divierto como antes… me siento más seria ante las circunstancias… siento que he dejado de ser yo misma...
—¿Tú crees? A mi parecer, estás llegando al punto de ser verdaderamente tú misma...
Algo confundida, la vio a los ojos con extrañeza.
—Star, las personas maduran, pero tú no estás madurando, te estás transformando en tu verdadero ser. Te lo he dicho antes. ¿Recuerdas cuando te dije que yo representaba una temporada corta de tu vida? —ella asintió—. Te lo dije por algo... ¿Yo soy alocada? No, yo soy igual que tú, la tú de ahora. Seria, determinada, alguien que quiere seguir avanzando y convertirse en alguien más fuerte…
—¿Oscura? —cuestionó con temor.
—… —suspiró—… mi niña, a veces las cosas suceden a la fuerza para nuestro bien —dictó sin contestarle directamente.
—Voz, quiero preguntarte una última cosa…
—Pregúntame, sabes que te responderé —sonrió.
—¿Qué tiene que ver Marco con todo esto?
—¿Uh?
—Sí… cada vez que incrementaba mi poder o descubría algo nuevo acerca de mí, él siempre estaba ahí.
—Digamos que es el destino-casualidad que reside en este Multiverso. Diego me dijo que lo aprevachara al máximo y es lo que estoy haciendo.
—¿Y qué destino-casualidad es esa? Y para empezar, ¿qué es destino-casualidad?
—Es algo inevitable, eso significa. Y respecto a tu primera pregunta —rio juguetona—… ya sabrás a lo que me refiero… y sino, te lo diré cuando sea el momento más “oportuno”.
Star sólo consiguió quedarse más confundida de lo que ya se encontraba.
—En fin, hemos llegado. Te dejaré con tu última prediccion. Aquí verás el futuro, no te preguntaré si te agradó o no, lo terminarás aceptando de cualquier forma…
—¿De qué hablas?
—Hablamos después, tontuela.
Srat terminó desapareciendo entre la oscuridad. La princesa, por su parte, únicamente soltó un suspiro de resignación.
—Supongo que lo tendré que averiguar por mí misma.
Sin embargo, es aquí cuando Star descubriría por fin el camino sin retorno en el cual ella se había entrometido y entendería, al fin, su propósito en la vida… un propósito que se concentraría en averiguar todo sobre ella misma y su pasado abstracto.
Cruzó la puerta.
Era el cuarto de su abuela. Glossaryck se hallaba en medio de la sala, contemplando un cuadro que ya se encontraba terminado. Estaba estático e inmóvil.
En las paredes habían varios cuadros, eran de las demás reinas que gobernaron alguna vez en el pasado. Sin embargo, eso no le llamó la atención a Star, sino la extraña postura de Glossaryck.
—¿Glossaryck?
No dijo nada, solamente se quedaba viendo hacia el frente. Llena de curiosidad, Star vio hacia dónde miraba el ente azulillo y quedó igual de asombrada que él. Ambos estaban estupefactos ante todas las características que presentaba el cuadro. Ninguno de los dos supo qué decir o cómo reaccionar. Hasta que Glossaryck habló.
—Tu cuadro no debería estar listo aún…
—¿Qué?
—Es… es imposible… es como si alguien más lo hubiera terminado.
—¿Srat? —preguntó intrigada.
—¿Qué ha pasado conmigo? —se puso de pie en el suelo y agachó la mirada—. Farsas, ilusiones, cosas sin sentido… antes todo eso era mi especialidad, pero ahora… ahora incluso dudo de mí mismo… ¿seré real? ¿Cómo lo sé? —miraba sus manos sin mucha esperanza—. ¿Y de qué sirve seguir existiendo si no soy real?
—Glossaryck, ¿de qué hablas?
—¡Tu cuadro Star! ¡Esto está muy mal!
Ambos se quedaron viendo ante la inevitable premonición que el cuadro les presentaba.
—Todo lo que vi allá atras… todo lo que me ha pasado, esta cajita… ¿qué pasa conmigo? ¿De verdad… de verdad todo terminará así?
—Por cierto, es una bonita melodía la que suena de esa cajita, ¿de dónde la sacaste? No recuerdo haberla visto u oído alguna vez en tu vida.
—¿Qué?
—Sí… yo… no recuerdo esa música en tu niñez…
—¿Tú sabes de mi niñez?
—Diego… ese maldito…
—¿Glossaryck?
—Él tiene la culpa… ¡¿quizá se refería a esto?! ¡¿Quién es ella en verdad?!
El ente azulillo se veía más tenso que de costumbre.
—Glossaryck, ¿qué pasa contigo?
—¡Aléjate! —se elevó en los cielos y la miró desafiante—. ¡No dejaré que salgas de aquí! ¡¿Me oíste?!
—¡¿Qué?!
—Hasta nunca…
El ente azulillo aplaudió y desapareció de la varita.
—¡Glossaryck!
—Ya no puedes confiar en nadie, Star. Sólo en tres seres. Yo, Diego… y él.
—¿Él?
—Sabes a quién me refiero…
—¡Marco!
—Sí…
—No, ¡Marco! ¿Qué pasa si Glossaryck cree que él tiene que ver conmigo?
—Tranquila, tú eres el mayor problema ahora para él.
—¿Por qué?
—Calma, calma. Todo a su ritmo, pequeña.
Un ruido se escuchó en medio del cuarto. Algo había caído. Star volteó, era un dedo.
—¿De quién es este dedo?
—Es de Toffe
—¿Eh?
—Tu madre te lo explicará después, ahora es momento de sacarte de aquí. Ya no puedes quedarte más.
—¿Por qué?
—Glossaryck podría destruir la varita contigo adentro.
—Él no haría eso.
—Viendo las circunstancias… créeme que lo haría.
Star se asustó ante lo que decretó Srat.
—Entonces, ¿cómo salimos?
Una risa se escuchó en toda la habitación.
—No le basta con meterse dónde no debe y más cuando yo se lo he advertido.
—¿Diego?
—Yo te sacaré de aquí, y no te preocupes de ese geniecillo engreído. Yo me haré cargo.
—… Como… como digas.
—Srat… ya sabes que hacer.
—Vaya, le importas mucho a Diego.
—¿Y a qué se deberá? —se cuestionó tímida.
—Supongo que lo averiguarás a su tiempo. Debo sacarte de aquí.
—Voz… el cuadro…
—Tú continúa, veré si te ayudo a cambiarlo si tanto lo deseas.
Star ya no dijo nada más…
—Es hora de que te vayas —su contraparte aplaudió y Star había salido de su varita.
A partir de ese momento, varias cosas surcaron la mente de Star. Sin duda alguna, había profundizado en su magia, en su pasado, y sobretodo, ahora en un dudoso futuro. En ese instante, estaba determinada a descubrir todos los secretos que su pasado englobaba y más importante, descubrir cómo es que Marco entra en esta ecuación extraña y determinante.
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—Ahora debo escapar, seguro está detrás mía… Star… ¿ahora qué haré contigo?…
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Muchas disculpas por la demora, pero he estado ocupado y quería esforzarme al máximo con este nuevo capítulo, el cual me salió las largo de lo que esperaba.
Alguna sugerencia, favor de comentar.
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