Capítulo 41
" A veces las mamás y los papás se desenamoran, a veces las mejores intenciones no son suficientes. Algunas cosas no se las puedes contar a tu hermana, porque aún es demasiado pequeña. Sí, lo entenderás,
cuando quieras a alguien..."
—James TW
La mansión de los Jung había vuelto a obtener ese tono oscuro e invernal que a Taehyung le recordaba los días de soledad de su hermano, cuando aquella casa era una mera cáscara dónde dormir y no un hogar, en aquel entonces ellos pasaban más tiempo alejándose del dolor que disfrutando de su casa, a Tae le resultaba curioso pensar en que desde que la relación de su hermano con el chico de los tatuajes se había estabilizado aquella mansión se había convertido poco a poco en su lugar de descanso, había pasado de ser una prisión a un refugio. Y sin embargo ahora la escena fría y sombría estaba instalada de nuevo entre esas paredes, lo que sin duda lo preocupaba.
Yoongi se encontraba sentado en el sofá a su lado mientras bebía whisky y dejaba escapar suspiros intranquilos de su boca, ante sus ojos la galería de cristal les permitía ver el lluvioso día en el exterior, las nubes teñidas del gris más absoluto parecían prometer una gran tormenta lo que mantenía a Taehyung levemente nervioso, tendría que salir a revisar los establos en medio de ese temporal, la última vez que lo hizo las cosas no fueron del todo bien. Todavía recordaba a sus caballos asustados por los fuertes relámpagos y a él sufriendo un accidente, sí por aquella época Hoseok y Yoongi aún no encontraban la estabilidad, Jungkook era un adolescente lleno de rabia y sueños rotos, mientras que él se empeñaba en vivir en la inocencia lastimera fingiendo que no comprendía lo que sucedía a su alrededor a pesar de ser completamente consciente de todo ello. El jinete había ido allí aquel día para ver a su hermano pues en los momentos difíciles lo extrañaba con mayor frecuencia, sin embargo no había ni rastro de Hoseok allí.
—¿Entonces dices que se ha obsesionado con el trabajo? - dijo mirando a Yoongi quien parecía realmente cansado y afectado por la soledad de aquella casa.
Hoseok era una persona amable, por norma general tranquilo pero cuando algo se le escapaba de las manos tendía a obsesionarse con hallar una solución para equilibrar de nuevo lo máximo posible las cosas. En la cabeza del pequeño de los Jung, aquello suponía un error además de un gran reto. Su hermano mayor jamás podría vivir tranquilo tratando de mantener el control de todo, Yoongi le había enseñado a llevar una vida más deshinibida pero el magnate seguía buscando el completo equilibrio en el terreno de la empresa. Nada podía fallar o su familia sería afectada directamente. Hoseok trabajaba por y para el futuro estable de aquellos que ama, jamás para él mismo.
—Desde que sucedió todo lo de los autobuses donados, Hoseok ya no es el mismo. Ha sido como regresar al pasado cuando se encerraba por horas en su despacho sin dejar que nadie lo interrumpiera - Le explicó el hermano de Jungkook mientras levantaba su vaso de whisky - La mayoría de lo que sucedió está claro pero todavía hay algunos puntos que aclarar y demostrar ante los juzgados así que se pasa los días en la empresa y secuestra a Seokjin y Namjoon para que lo ayuden. No quiere que esté todo el tiempo allí porque cree que debo descansar pero él no descansa nunca. Es absurdo.
Taehyung entendía perfectamente el sentimiento que probablemente Yoongi estaba experimentando porque como el tonto enamorado que era, él también se preocupaba por Jungkook. Hoseok y Kook tenían aquello en común, se centraban demasiado en la perfección.
—¿Puedo quedarme a hacerte compañía unos días? - preguntó Taehyung con voz dulce, realmente le preocupaba ver a Yoongi tan apagado. Hace tiempo la personalidad de la pareja de su hermano era fría pero este se había vuelto más calmado y brillante con el paso de los días por lo que verlo tan apagado lo hacía temerse lo peor - Realmente necesito volver a casa un tiempo.
Yoongi le dedicó una cálida sonrisa mientras pasaba su brazo alrededor de sus hombros y levantaba una mano para revolverle el cabello.
—Esta es tu casa también Tae, no necesitas pedir permiso. Además, ese gato tuyo estará realmente feliz de tenerte de vuelta.
Taehyung sonrió felizmente pasando sus brazos alrededor de la cintura de la pareja de su hermano en la búsqueda de un confortable abrazo, su gato ronroneo tomando asiento entre ambos cómodamente.
—A esto se le llama regresar a casa después de año nuevo - bromeó Yoongi.
—Creo que la expresión es volver a casa por Navidad, de todas formas he entendido a lo que te refieres - Taehyung sonrió sintiéndose acogido, aquella casa suponía una prisión a veces para él pero aún así era su hogar.
Durante aquella tarde lluviosa Taehyung dedicó su día a repasar los pasillos de su casa con la mirada y disfrutar del olor del hogar, su corazón parecía encogerse siempre que encontraba un punto sentimental. Esos últimos días habían sido duros para él así que necesitaba aquello más que en cualquier otro momento de su vida. A veces pensaba en la oferta que seguía en pie de unirse al equipo de hípica, sin embargo no se sentía preparado para abandonar Corea, para alejarse de Hoseok y de su vida diaria. Tae disfrutaba estudiando en la universidad de arte del mismo modo que amaba cabalgar y la doma clásica, no entendía por qué debía elegir solo una de las opciones. Ahí podía hacer ambas cosas, en Londres sólo podría realizar una.
Más tarde fue hacia su habitación, disfrutó de su cama y las sedosas sábanas de esta, de su ropa y sus discos de vinilo. Incluso de la iluminación tan característica que las lámparas le daban a su cuarto. Antes de siquiera pretenderlo se encontraba envuelto en los brazos de Morfeo sintiendo a su alrededor el acogedor calor del hogar
(***)
Hoseok no llegó hasta altas horas de la madrugada a casa, su rostro mostraba ojeras producto del poco descanso a juego con sus movimientos lentos y agotados. Aún así una sonrisa cubrió sus labios cuando observó la silueta de Yoongi dormido, esperándolo sobre el sofá abrazándose a sí mismo. A pesar de que todavía había leña en la chimenea, su chico tatuado necesitaba otro tipo de calor.
Con cuidado de no despertarlo se acercó para tomarlo en brazos, estaba a punto de llevarlo hacia su habitación cuando notó a un sonriente Taehyung observándolos.
—Deberías trabajar menos - susurró su hermano - Yoongi te extraña.
Hoseok sonrió, posó de nuevo a Yoongi sobre el cómodo sofá y alcanzó una manta para taparlo. Una vez se había asegurado de que su pareja estaba aposentado de forma confortable, se acercó a su hermano para dedicarle un fuerte abrazo. Taehyung se escurrió entre los brazos del magnate fingiendo molestia mientras dejaba escapar de sus labios una sonora carcajada que pronto calló por miedo a despertar a Yoongi.
—Me alegra verte en casa Tae, ¿hasta cuando te quedaras?
—Solo unos días, necesitaba un poco de descanso mental en casa. Creo que he decidido dejar a un lado a Jungkook, voy a concentrarme plenamente en mis estudios y la hípica. Y quizás en encontrar a un buen chico que esté dispuesto a darme un poco de amor.
El magnate negó divertido ante la afirmación de su hermano, había dicho tantas veces aquello que a veces se le dificultaba tomarlo en serio. Sin embargo apoyaba a Taehyung, como siempre había hecho y haría, su hermano pequeño era lo que más le importaba en el mundo así que todo lo que podía hacer para ayudarle a sonreír era mantenerse fiel a las decisiones que éste tomase por sí mismo. Taehyung ya era lo suficientemente mayor, aún controlaba ciertos aspectos de su vida, pero en la mayor parte Hoseok quería dejarlo aprender a vivir solo, mientras este aprendía él seguiría protegiéndolo en las sombras sin saber que tal vez eso frenaba el progreso del jinete. Sus acciones eran contrarias pero él no lo sabía, en su cabeza la idea de que algo malo le pudiese ocurrir a su pequeño hermano cubría cada resquicio de razón.
—¿Recuerdas al inversor tailandés que te agradó en la cena de hace unos meses? - Taehyung asintió sin saber bien porque su hermano le hablaba de aquel hombre justo ahora - Estará en la ciudad unos días la semana que viene, es aficionado a los caballos así que si necesitas despejarte puedes invitarlo a casa y traer a Baek. Lo que necesites para estar bien, Tae.
Taehyung sonrió y asintió, aunque aquel hombre era amable todavía dudaba con respecto a si encontrarse con él o no. Si bien habían tenido un buen momento durante la convención de coches en Tailandia y lograron compartir gran cantidad de anécdotas, se sentía inseguro con respecto a él. Tae no desconfiada de su buen corazón pero sí de su enfermedad pues el empresario no tenía idea de su ciclotimia, si llegase a darle un ataque o algo similar este probablemente acabaría asustado, como a muchas personas les había sucedido en el pasado. El jinete recordaba su adolescencia temprana con gran tristeza, cuando la enfermedad se hizo más fuerte y sus amigos comenzaron a alejarse por vergüenza o miedo. Porque él estaba loco y nadie quería a un loco en su vida.
Aquello siempre lo había frenado a conocer a las personas, solo Bogum había dejado claro desde el inicio que su enfermedad no importaba. Para aquel chico eso era sólo otra parte de la hermosa personalidad de Taehyung, lo que lo hacía especial también estaba ahí. Un enfoque que sirvió para atraer a Tae en el primer instante y lo hizo quedarse hasta que prefirió dejar ir a Bogum, no quería frenar su progreso y sabía que este se centraría más en cuidarlo que en su propia carrera. Dejarlo ir dolió pero saber que estaba triunfando en Londres, ayudó a curar su doloroso corazón.
—Lo pensaré - forzó una sonrisa antes de observar a Yoongi, este se desperezaba mientras tallaba sus ojos - Ve con él, necesita tu atención y cariño. Se ha pasado la tarde lloriqueando porque trabajas demasiado.
Hoseok sonrió y asintió, Taehyung se quedó de pie en su lugar disfrutando de la forma en que su hermano había encontrado la felicidad al lado de aquel muchacho. Les había costado, pero por fin hallaron una estabilidad que le hacía desear algo así a cada instante. Se amaban plenamente y no tenían reparos en demostrarlo.
Yoongi estiró los brazos hacia el magnate reclamandolo, sus labios se torcieron en un bonito puchero que Hoseok besó al instante. La forma en que sus manos acariciaron las mejillas de este, con esa lentitud total, lanzaba preguntas a la cabeza de Taehyung. ¿Lograría tener él algo así de nuevo algún día?
—Llevaré a mi fierecilla a dormir - Hoseok se acercó a él mientras sostenía a Yoongi por la cintura, el hermano de Jungkook había dejado a un lado el enfado por el excesivo trabajo del magnate y ahora sólo se colgaba mimoso del cuello de su pareja. Taehyung se limitó a asentir despidiéndose de ambos para ir a su propio cuarto no sin antes informar a su hermano de una decisión importante.
—Hoseok, si tienes el número de Mew me gustaría obtenerlo, he decidido que quiero conocerlo un poco más - el empresario tailandés le resultaba interesante después de todo. Su hermano asintió con una sonrisa.
—Mañana te daré su número Tae, me alegra que hayas decidido intentarlo.
Cuando Taehyung entró en la habitación su gato lo esperaba jugueteando entre las sábanas de seda blanca, su pelaje negro brillaba con elegancia dándole un aspecto regio.
—¿Me has echado de menos Swaggie?
El minino ronroneo en cuanto se dueño se sentó sobre la cama y dejó las sábanas para acomodarse sobre las piernas de este mientras envolvía su cola alrededor de la cintura de Taehyung y comenzaba a dejar pequeños mordisquitos en sus manos mostrando lo muy feliz que se encontraba de verlo.
—Ah, Swaggie. Jungkook dijo que su tío no le deja tener animales en el piso pero ese hombre no tiene porqué enterarse… Debería llevarte conmigo - una sonrisa traviesa recorrió los labios de Taehyung al imaginar la expresión de Kook cuando viese a la nueva mascota del edificio - Swag, vas a tener que olvidarte de los lujos por un tiempo amigo.
Las luces golpeaban el rostro de Jungkook mientras bailaba, su trabajo a veces resultaba la mejor cura para el estrés cuando era libre de coreografías y podía divertirse en el escenario. En ocasiones le gustaba imaginar que era un adolescente cualquiera que podía salir a divertirse y a conocer gente en algún club.
Era sábado y eso implicaba que el volumen de gente que acudía al local era considerablemente mayor que en otras ocasiones pero a él le encantaba aquello, amaba la sensación de perderse entre el barullo de la música a pesar de que estaba trabajando. Le gustaba alzar la vista para ver a las personas arremolinarse en la barra o moverse sin vergüenza en la pista. Las luces de neón envolvían su baile estridente, lo ocultaban de la realidad, lo hacían agotarse de diversión. Cualquiera podría pensar que estaba borracho pero la realidad es que todo lo que le sucedía era que se encontraba completamente perdido en los fuertes beats que hacían vibrar los altavoces.
Por desgracia todo lo bueno se acaba y Jungkook se encontró a sí mismo bajándose del escenario tan pronto como su turno terminó. Necesitaba estudiar un poco así que la noche se acababa para él en ese preciso instante, cuando los chicos de su edad entraban en el local, él se veía obligado a salir. Siempre sentía la tentación de quedarse un poco más, de conocer a alguien a quien llevarse a la cama o de simplemente hablar con una persona diferente de Yugyeom, Taehyung o su tío. Su vida era sumamente aburrida, agotadora últimamente y aunque durante unas semanas no tuvo tiempo ni para recordar la rutina, ahora volvía a sentirse vacío. Su tiempo se reducía a trabajar, estudiar y alimentarse. No había nada más en sus planes de futuro a corto plazo.
Como solía hacer antes de que Tae comenzase a vivir con él, dejó la mochila tirada en la entrada y caminó directamente hacia su habitación sin nadie que interrumpiera su camino para obligarlo a comer algo o para convencerlo acerca de tomar una ducha que siempre duraba más de lo planeado. Por un lado lo agradecía, eso le daba más tiempo para comenzar a estudiar y por otro lado lo odiaba pues se había acostumbrado a estudiar sin una gota de sudor en su cuerpo y el estómago placenteramente lleno.
—Bien, comenzaré por psicoanalisis - susurró antes de tomar el libro entre sus manos.
Sin embargo el sonido de su teléfono lo interrumpió, la pantalla mostraba el nombre de Jung Hoseok y Jungkook sintió su cuerpo temblar mientras aceptaba la llamada.
—Necesito un favor Jungkook, sé que esto es cruel pero no tengo a nadie más en quien confiar. Encontrémonos en el bar de la última vez mañana.
Y Jungkook como un masoquista aceptó ir aún sabiendo que el magnate probablemente le pediría que cuidase a Taehyung, de nuevo.
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Nuestro Kookie sigue siendo un masoquista con Hoseok porque siente amor por él, digamos que es un chico entregado al amor ;)
Espero que os haya gustado.
Un beso, Mel 😘
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P. D si tenéis curiosidad por saber quién es Mew, el empresario Tailandés, por aquí os dejo una foto y podéis ver más de él en su intagram dado que es un actor :
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