Capítulo 9
"¿Dónde está mi ángel? Al final del día que alguien venga a salvarme, por favor. "
-Blue And Grey (BTS)
El estruendo del trueno atravesando la noche e iluminando la habitación logró que Jungkook se despertase al instante, con el pecho repleto de ansiedad sus manos palparon la parte derecha de la cama tras percibir que los brazos de su pareja no se encontraban rodeando su cintura en un abrazo como solían hacerlo siempre. Aquella fue la primera señal que necesitó para entender que algo no iba bien, Taehyung nunca liberaba su cuerpo mientras dormía porque su pareja sencillamente no lograba dormirse sin apretujar algo entre sus brazos. Desde que era solo un pequeño chico, el menor de los hermanos Jung se había acostumbrado a abrazar cualquier cosa que le ayudase a liberarse de los resquicios de ansiedad que su familia le provocó durante la niñez.
-¿Cariño? - Jungkook alzó levemente la voz, notando como el viento se colaba por la ventana de la habitación. - ¿Tae? ¿Precioso, dónde estás?
La segunda señal fue la falta de respuesta, porque Jung Taehyung no era el tipo de persona que se fuese demasiado lejos sin avisar y porque ellos ni siquiera habían dado un paso el uno sin el otro durante su luna de miel. Entonces, entre el sonido de la fuerte lluvia, los truenos, el chillido del viento y el romper de las olas contra la orilla de la playa, aquella voz logró llegar hasta sus oídos. Alejada y tan rota que sus piernas temblaron en el instante en el que esta se coló en sus tímpanos.
Su corazón se desbocó en tan solo un instante. Sintiendo la ansiedad escalar hasta su garganta hasta casi asfixiarlo Jungkook buscó a oscuras su camiseta y rápidamente se vistió. Abandonó la batalla de calzarse cuando comprobó que la tormenta había provocado que la luz no funcionase, con los pies descalzos y el teléfono como única fuente de iluminación se dirigió hacia cada zona de la habitación tratando de convencerse de que su pareja no estaba lejos y el miedo estaba causando en él que los hechos parecieran más dramáticos de lo que en realidad eran. Así que volvió a revisar cada zona antes de que la voz de Taehyung cruzase la noche de nuevo.
-Tae… - lloriqueó, sin dejar de moverse con prisa.
Su voz sonaba lejos, y tan asustada que todo su cuerpo se estremeció ante el pánico de que pudiese haberle ocurrido algo a la persona que le ayudaba a sonreír cada día.
-¡Taehyung! - gritó, tratando de ser oído a medida que continuaba avanzando hacia la zona arbolada de la playa.
La noche era oscura, estaba repleta de una espesa niebla que provocaba que la luz causada por los relámpagos que cruzaban el firmamento parecieran extenderse sobre el horizonte como una luz infinita logrando que la extensión de mar ante sus ojos brillase con intensidad.
-¡Min Jungkook!
Jungkook giró su cuerpo en la oscuridad, importandole muy poco si su teléfono se estropeaba debido a la fuerte lluvia. Podía escuchar a su pareja un poco más cerca a medida que sus pasos continuaban avanzando hacia el frente, Tae estaba solo en medio de esa tormenta y él no podía olvidar el hecho de que su pareja siempre le había temido al estruendo de los truenos. No podía dejar de pensar en él, así como no podía dejar de imaginarselo encogido sobre sí mismo entre tembleques, de la misma forma que siempre ocurría cuando llegaba a casa tras un día de trabajo y su precioso jinete se encontraba tratando de superar sus miedos escondido en la habitación que los dos compartían.
Si estuviesen en Londres, en su casa y no en mitad de una playa a oscuras buscándose el uno al otro con solo el sonido de sus voces como guía… Jungkook se habría colado en la cama para besar cada zona de piel sobre las mejillas de su pareja, lo habría mimado entre palabras cariñosos y besos dulces hasta lograr que cada rastro de miedo desapareciera. Y entonces los dos se habrían fundido en uno de esos instantes que les hacían sentirse como el hogar del otro, con esa familiaridad que construyeron poco a poco a través de la confianza.
Sus pasos desesperados frenaron cuando el flash de su teléfono logró captar una figura encogida sobre la arena de la playa. Acurrucado contra una palmera Taehyung respiraba sin control, en medio de un ataque de pánico que Jungkook logró identificar con tan solo mirarlo.
-Hei, hola precioso. - se movió despacio, la prisa había quedado en un segundo plano ahora que su pareja se encontraba sano y salvo ante su mirada. - Estoy aquí, te he escuchado y he venido. Todo estará bien cariño.
Jungkook se sentó al lado de Taehyung y le envolvió los hombros con su brazo hasta lograr que este se girara hacia él. Con sus ojos conectados todo lo que podía importarle era mantenerlo tranquilo, a pesar de que se encontraba preocupado ante el hecho de que la tormenta se hallase demasiado cerca como para que la zona arbolada de la playa pudiese considerarse segura.
-Has venido. - la voz rota de Taehyung recorrió el cuerpo entero de Jungkook. Habían pasado años desde la última vez que Jung Taehyung estuvo tan sumamente afectado por algo.
-Claro que sí. - Jungkook se apuró a ayudarle a Taehyung cuando este comenzó el intento de ponerse de pie. - Siempre estoy disponible para ayudar a mi bonito marido. ¿Quieres que regresemos a nuestra habitación? Podrás darte un baño caliente y me encargaré de conseguir un poco de chocolate para tí.
-¿Con galletas? - las manos de Taehyung se agarraron con fuerza a la camiseta de Jungkook cuando este lo alzó en brazos, su frente buscó el hueco en el cuello de este donde siempre lograba sentirse a gusto.
-Conseguiré miles de galletas si con eso puedes sonreír cariño. - Jungkook depositó un beso sobre la frente de Taehyung antes de estrujar su teléfono e iluminar el camino de vuelta a la playa. - Y si no pueden darme miles, entonces yo me encargaré de cocinarlas para ti.
Jung Taehyung había mejorado mucho en lo que se refería a la ciclotimia, sin embargo esta continuaba estando presente en su organismo como un frío recuerdo de lo que era su pasado. Con su pareja era un poco más sencillo, narrar cada uno de sus recuerdos y describir las situaciones por las que su madre lo hizo pasar cuando tan solo era un niño, se volvía levemente mejor si era su novio el que se encontraba apuntando cada dato relevante en una libreta. La misma persona que después de cada sesión de terapia lo sostenía entre sus brazos para arrullarlo de forma cariñosa mientras le permitía probar todos los pasteles de chocolate que quisiera, esos mismos dulces que Min Jungkook nunca dejaría de comprar para la persona que amaba sabiendo que tras las jornadas de psiquiatría Taehyung tendía a percibir su cuerpo completamente débil en consecuencia de lo cansada que su mente terminaba.
Había ocasiones en las que Jungkook trataba de aconsejarle a Taehyung que intentase probar nuevos modos, lo animaba a probar con otro psiquiatra diciéndole con sinceridad que su ciclotimia podría seguir mejorando si una persona diferente se ocupase de su caso. Porque era inevitable sentir dolor ante el hecho de ver sufriendo a quien amabas incluso si tratabas de mantenerte profesional.
-A TaeTae le gustan las galletas. - Taehyung susurró contra la piel del cuello de Jungkook, estremeciéndose levemente cuando la luz de un rayo iluminó su camino hacia el bungalow al pie de la playa.
Jungkook sonrió levemente, notando el dolor arder en su pecho debido a que su precioso chico estaba hablando en tercera persona después de mucho tiempo.
-Lo sé precioso. - susurró, acariciando con su nariz la mejilla de Taehyung.
La habitación llegó hasta los ojos de Jungkook cuando la lluvia comenzaba a caer con gran fuerza de nuevo.
-A TaeTae también le gusta cuando Kookie lo abraza muy fuerte.
Jungkook sonrió levemente, dejando caer el teléfono sobre su cama depositó a Taehyung sobre el sofá de la habitación. Sin embargo, este no estaba dispuesto a soltar su mano.
-Solo quiero encontrar un par de toallas bonito. - le explicó Jungkook, inclinándose para mirarlo a los ojos entre la penumbra. - Después podré ayudarte a darte un baño y hablaremos sobre eso que ha hecho que te cabecita se sintiese mal, ¿de acuerdo?
Taehyung asintió, mas continuó sujetando con fuerza la mano de Jungkook hasta que este se vió obligado a sentarse a un lado del jinete. Eran pocas las veces en las que el psicólogo había tomado ese tipo de papel y aunque cuidarse mutuamente era una rutina en su vida como pareja, Min Jungkook tendía a recibir mucho más consuelo que Jung Taehyung.
Tae era el que siempre lo abrazaba después de un día de trabajo agitado, quién le recordaba que debía alimentarse bien si en alguna ocasión hacerse de cenar le ocasionaba vagueza o incluso la persona que lo regañaba cada vez que decidía conducir a pesar de sentirse un poco adormilado por el temprano despertar.
Taehyung era quien le ponía un café delante de la nariz cada mañana a las seis y media, el que a mitad de mañana irrumpía en su despacho para llenarle las mejillas de besos condimentados con carcajadas, ese que compraba plantas de navidad y se empeñaba en lograr que la flor siguiese elegantemente bonita por meses y meses y meses.
Y aunque Min Jungkook realmente también lo cuidaba en infinidad de ocasiones, verlo tan mal era algo a lo que se había ido desacostumbrando a medida que la enfermedad había remitido en la cabeza de este.
-Lo he pensado. - el tono de Taehyung cambió un poco tras varios minutos de arrumacos en los que Jungkook no dejó de acariciar su precioso cabello ondulado. - Quiero que tengamos dos hijos al menos, pero me gustaría que seas el primero en ceder esperma. También quiero que sigamos en contacto con nuestros hermanos, el solo pensar en que podríamos convertirnos en una de esas familias que solo ve a sus seres queridos una vez al año me desespera. Y también quiero que seamos felices sin un exceso de cosas, no quiero una casa grande pero tendremos que mudarnos porque no hay demasiado espacio en la que tenemos ahora… Y me gustaría que nuestros hijos conozcan Corea algún día, así que necesito que prometas que seguiremos hablando en coreano dentro de casa y que iremos de vacaciones a Corea todos los veranos y…
-Todo lo que tú quieras pequeño. - Jungkook se encontró a sí mismo sonriendo, comprendiendo que el motivo principal de la recaída de Taehyung podría deberse a toda esa multitud de pensamientos que ahora estaba dejando escabullirse entre sus labios sin final determinado. - Hasta ahora no tengo absolutamente nada en contra de lo que has dicho, vamos a encontrar la forma de mantener a nuestras familias unidas y ni siquiera dudes acerca de que nuestros pequeños conocerán absolutamente todo acerca de nuestros orígenes y cultura. Confía en mí, juntos vamos a hacerlo realmente bien.
Taehyung sonrió, pasando sus brazos alrededor de la cintura de Jungkook mientras las gotas de agua resbalaban sobre sus frentes.
-Mi héroe merece un premio. - susurró contra su oído. - ¿Qué te parece si esperamos unas horas y recibimos la mañana juntos en la playa?
Jungkook se relamió los labios levemente. Bien, quizás Tae podría estar bien después de unas horas así que…
-Me gusta esa idea. - susurró. - Deberíamos hacerlo.
Entre la oscuridad de la habitación que solo era interrumpida por la luz de los relámpagos, Min Jungkook permitió que Jung Taehyung abrazase y besase cada parte de su cuerpo. Como tantas veces habían hecho antes y como, él esperaba, harían tantas veces más durante el resto de sus vidas.
-Te amo, precioso. - dijo Jungkook. - Y prometo darte una buena familia, cueste lo que cueste.
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Hiii!!
Bueno por aquí os dejo el nuevo capítulo de esta minific de The Dancer, el capítulo está sin repasar así que pido perdón por las faltas de ortografía.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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