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O7━━glory to the winter rose

  EL CONTEO REGRESIVO...
¿HARÁ INICIAR EL JUEGO
O SOLO ADELANTARÁ EL DESTINO?

¿Quien no conocía la fantasiosa historia de un niño que logró, junto con sus seguidores, detener las atrocidades cometidas a manos —y garfio— del más vil de los piratas? Una historia que con el tiempo fue variando en sus versiones, pero el final siempre era el mismo. Peter entregaba a su fiel contraparte, y este termino condenado al sitio donde cientos de villanos empezaron a llegar. James —o mejor conocido, como el temible Capitán Garfio— no habia llegado solo, junto a él caminaba un pequeño de mirada azulada como el propio océano que su padre en algún momento conquisto. Ese infante recibio toda la ira y resentimiento de su padre hacia el pelirrojo heroe de la historia, el alcohol fue un empujón hacia la violencia domestica hasta el punto que Harry optó por permanecer en las frías e inestables calles de la Isla que en el peligro del Calavera. Su vida no fue envidiable, pero si sostenible; había conocido una tripulación sincera, fiel y complice, creyó encontrar una verdadera familia, pero nuevamente el golpe de ser traicionado lo devolvio a la realidad, ver como sus amigos tenían la oportunidad de ir mucho más allá, dejandolo atrás lo enfureció a tal punto que su corazón se cerró.

Las emociones, los sentimientos, las ganas de querer amar...todo había desaparecido.

Y él se volvió lo que nunca deseó. Se mostró con el orgullo de ser el proximo Capitán Garfio, el mismo que, cuando tuviera su minima oportunidad, haría temblar el mismisimo océano ante su navegar. Lo anhelaba, cada día al despertar y cada noche antes de dormir, soñaba con sentir el viento maritimo golpear con su rostro, quería tener libertad, poder ser el rey pirata de todos los océanos.

Pero seguia encadenado a las decisiones oscuras de su legado.

—¿Así que trajiste a un idiota de Aburridon a mis territorios?— expresó en voz exageradamente alta, señalando con su garfio al azabache. Le causaba intriga como este no parecía amenazado ni intimidado por su presencia. ¿Quien no se sentiría inferior ante él? Era irreal, pero a la vez, interesante —Sabes que a Uma no le causaría nada de alegría esto, Félix—

—Primero, no lo traje por gusto propio, pero no me quejo de tenerlo aquí— Félix le sonrio con cierto modo coqueto al hibrido, recibiendo una mirada de indiferencia de su parte. Por más odio que desprendan por el otro, el hijo del Lobo no podía dejar de sentir mas que completo al saber el dolor de cabeza que le estaba generando a Aidan, eso era mil veces mejor que hacerle la contra la gran parte del tiempo —Solo vino de parte de una vieja amiga. Y no, no es de Auradon— la mirada interrogante del pirata fue su respuesta, en diferencia de los habitantes del reino más cercano, tanto él como la hija de Ravenna no tenían interés en fingir ser felices o parte de un cuento de hadas, entendían su realidad y aceptaban el pasado que cargaban, es por esa minima razón es que Félix los seguía considerado de confianza, o al menos con Irina funcionaba así —Tú sabes que no me soporto a los imbeciles con corona de Auradon—

Harry observo sin disimulo alguno a Aidan. ¿Por que se sentía tan conectado a él? La sola idea de una atracción hacia otro hombre le generaba un vuelco en el estómago, ese muchacho de oscura cabellera le traía un presentimiento, no malo, pero si extraño, y odiaba rotundamente el no ser capaz de comprenderlo. Estaba perdiendo el control de las cosas, y no podía permitirselo.

No cuando todo parecía un caos por el proyecto de Auradon y la desaparición de Uma.

—¿Y a que vino entonces?— ninguno de los hibridos supo que contestar. Aclamar que buscaban información sobre la propia hija de Úrsula sería firmar una sentencia de muerte segura, y aunque en fuerza fisica le superaban, Harry se lucía en presición y salvajismo al momento de pelear, no ayudaba en nada estar en sus terrenos.

—¡Oh, oh! ¡Yo lo sé!— Gil, que hasta ese instante se mantuvo en silencio, divirtiendose con la escena decidio intervenir al escuchar la pregunta de su mejor amigo, aun con las miradas de que se mantuviera en silencio de parte de Wolf —Estaban preguntando sobre la debilidad de U...—

—¡Hook!— un pirata, miembro de la tripulación del hijo de James, había llegado corriendo hasta su capitán. Fue reconocido de inmediato como uno de los vigilantes de la entrada a la Isla —¡Es la barrera, fue abierta! ¡Ya estan aquí!—

Maldición. Lo sabía. Hoy era el desdichado día en que vendrían Mal y su grupo de amigos para llevar a cabo la siguiente ronda de su proyecto, la vez pasada los tomaron por sorpresa pero esta vez tenían preparada una emboscada, por fin tendrían la oportunidad de demostrar que tan fuertes y subestimados habían sido, que podían ser más capaces que sus propios padres pero que el odio compartido era de igual forma; Uma fue la mente maestra de ese bien elaborado plan, y aunque desgraciadamente no puedan contar con el liderazgo de su más grande capitana, tenían a su co-capitan, al menos era más que suficiente para cumplir con su misión. Esto es por ti, mi querida amiga. Harry dio la orden de que todos se colocaran en sus posiciones, aunque antes amenazo al otro azabache de que pronto se encargaría personalmente de él; seguía teniendo el extraño presentimiento, y no lo dejaría marchar tan sencillamente.

No perdería el control de nada.

Era el rey pirata. Estaba hecho para conquistar, provocar temor e imponerse ante los demás.

Sin rendirle cuentas a nadie.

—Esto se podra interesante— Félix dio un silbido colocando sus brazos en su nuca. Conocía el modus operandi de los piratas de la Isla de los Perdidos, si no funcionaba, como él esperaba, al menos tendría algo con que entretenerse. ¿Tenian la posibilidad de concluir con un plan tan poco elaborado y más de despecho? Él, que era miembro de la raza que solía actuar por instinto, solía controlarse y calcular sus acciones antes de realizarlas —Ahora. Contestame. ¿Por qué Uma?— viendo que se encontraban nuevamente solos, no dudo en enfrentar a su fiel contrincante. Aidan ni siquiera contestó, despues de todo, porque la respuesta no se encontraba entre sus conocimientos y eso solo lo enfurecía aún más. Una sola petición tuvo por parte de Irina, el no poder cumplirla lo hacía molestarse con el resto del mundo, especialmente con el desterrado lobo junto a él —Creía que Ravenna tenía otro tipo de preferencias al utilizar lacayos, ya sabes, alguien que no tenga antecedentes criminales— el líder de la manada del Sur frunció el ceño sabiendo a donde se dirigía Félix, lo supo al ver la sonrisa arrogante en sus labios —...como tu padre o Iri—

—Su nombre es Irina Iphigenia del Reino de Hielo— decretó friamente, sin siquiera mirarlo. Sentía la ira recorrer por sus venas al escuchar el sobrenombre de su reina —No vuelvas a decirle Iri, o cualquier otro nombre— odiaba el hecho de que Félix se dirigia a la blonda con total confianza, como si fuesen más cercanos de lo que se creía. No eran celos, solo deseaba que todo el mundo respetara a su majestad —No te creas tanto, porque no lo eres—

Félix siempre había sido así, confianzudo y sin respeto alguno por quien tuviese un puesto con más poder, él trataba a todos por igual: como completas insignificancias. Por supuesto, jugaba al mismo truco con Irina, a quien le rendía absolutamente todo, desde el respeto hasta la admiración, la portadora de la corona de hielo solo aumentaba las ganas de Wolf de querer salir de ese podrido sitio y servirle a la unica soberana que él aceptaba como tal. Aunque esto es más que evidente, no sería sencillo para él teniendo en cuenta a quien se encontraba de la mano derecha de Irina, este mismo se lo dejo en claro en todas las ocasiones posibles, no le permitiría acercarse ni con buenas intenciones a ella. Lo que Aidan eran insconciente, que sus amenazas solo aumentaban las ansías de Felix para reunirse con su reina.

—Venga, Aidan. ¿Crees que me equivoque? Tanto tú y yo sabemos que lo que dije es cierto— bramó el castaño, guiñandole un ojo antes de colocar su dedo indice en el mentón del otro hibrido, mostrando una perfecta sonrisa blanquecina que resaltaba sus afilados colmillos —...¿Que tan inocente es el líder de tu manada? ¿Que tan inocente es...la reina?—

Un fuerte golpe en la mandibula de Felix lo hizo callarse, sin borrar su inigualable y socarrona sonrisa.

No lo soportaba. Escuchar como denigraba tanto a su predecesor como a su señora era motivo de asesinarlo en ese preciso instante. El pasado, si bien fue aceptado y olvidado por todos en la manada, para él, que veía cada minuto de su vida a su padre hundirse en la culpabilidad y a Irina caer más en la miseria de su legado, le generaba tanta repulsión. Las dos unicas personas, en todo ese macabro mundo, que merecían una vida plena de bienestar y serenidad, las más inocentes de todos los acontecimientos, eran las que cargaban con los pesares, dolores y culpas que habían sido ocasionados por alguien más.

Él no era como los demás de su especie, quizás incluso era lo único que compartía con Felix, la forma fría y calculador de actuar. Los hombres lobos o cualquier tipo de hibridos como ellos, usualmente se dejaban llevar por los instintos, por las ansías de derramar sangre —algunos por buenas causas, otros por motivos macabros o simple salvajismo— y por esa razón es que los grandes nobles, los veían como lacayos, guardias o animales que debían ser domesticados de cualquier manera. Pero Aidan no era como los otros hibridos, al igual que Felix, se mostraban más centrados al momento de atacar, analizaban a su contrincante, conocían donde golpear al enemigo para desestabilizarlo, noquearlo o incluso asesinarlo, y eso solo los volvía más peligrosos que los hibridos comunes, porque ellos actuaban por instintos y a completo conocimiento de sus habilidades ante los demás.

Tanto Felix como Aidan actuaban con su mente y en total desconocimiento, para los demás, de lo que eran capaces.

Y no existía peligro más mortal que el desconocer como actuaba aquel que te iba a atacar.

Ellos no temían a la muerte. Mucho menos eran inocentes de derramar sangre. ¿Cuantos habían encontrado el final a garras de Felix? ¿Que tantos cadaveres aparecían con cada paso de Aidan? Uno era más letal que él otro, pero al final, ambos eran asesinos, sedientos de sangres, animales que tarde o temprano se sumirían ante sus instintos, y la sangre que se habían derramado hasta entonces, solo sería una pequeña gota al mar, a comparación de la que caería con lo que estaba en su futuro.

—¿Lo ves? Incluso me diste la razón— bramó en voz alta el castaño, limpiando el leve hilo de sangre que caía sutilmente de su labio inferior —Somos animales, quieras o no, somos la raza más inferior que existe— Aidan se empezaba a irritar con las estupideces que soltaban los labios de Wolf, girandose sobre si mismo, empezo a caminar hacia el sector del puente destruido de la Isla de los Perdidos, lamentandose, el no poder dejar de oír la voz del hombre lobo —Tu padres es un animal. Yo lo soy. Y tú tambien lo eres, pura sangre—

Mierda. ¿Que se creía ese idiota para refregarle en su rostro lo que él mismo solía recordarse día tras días? No era ignorante, sabía que peso llevaba su raza y las cadenas que no les permitían olvidar el pasado. Ser líder de su manada no era un título del cual sentirse orgulloso, sino que este solo lo apresaba aún más, lo declaraba ante el mundo que él era el miembro de la manada más salvaje...

—Ni siquiera tú, que te lo tienes todo en control, puedes olvidar esto.

Lo volvía más animal...

—Casi se me olvidaba— expresó con fingida sorpresa aquel que continuaba el legado del Lobo Feroz.

Lo volvía más peligroso...

—¿Irina sabe, realmente, por qué estas conectado a ella o tambien se cree el cuentito de haber nacido el mismo día?

...lo volvía más vulnerable.

La barrera era invisible a ojos de cualquiera que intentara verla, aún cuando podían sentirla, el esplendor de su brillo solo podía admirarse cuando esta era abierta, y pocos habían sido testigos de tal suceso. Ella, a diferencia de los demás, podía verla, cual reluciente y feroz se elevaba alrededor de esa miserable isla, como un velo dorado que alzaba su brillo gracias al potente sol que la iluminaba, volviendolo un espectaculo de lo más precioso.

Irina había crecido en la oscuridad del invierno, y aún seguía sorprendiendose por la inmesidad del Sol.

—Gloria a la rosa de invierno, luz blanca del Imperio de Cristal— como odiaba ese maldito saludo. Era normal que, a los reyes, se los saludara con tanto protocolo, incluso había sido testigo de como el propio Ben resoplaba frustrado al momento de ser recibido como el Sol de Auradon. ¿Si a nadie le agradaba ese saludo porque no se les prendía la lampara en sus cabezas y los quitaban del protocolo real? Era algo que jamás entendería, siendo que ella tambien tenía el poder para eliminarlo —Su Alteza Real, mis más sentidos honores el poder contemplarla en nuestro humilde reino—

Irina ni se molestó en mirarla, no sentía interes alguno en mostrarse amable con una completa desconocida. Sin apartar sus filosos ojos de la preciosa barrera que se elevaba en el furioso mar, sus dedos se deslizaban por el vidrio del ventanal en un vano intento de rozar aquella magia.

—Sigue siendo igual de indecorosa, Su Majestad.

—De haber sabido que eras tú, ni siquiera te hubiese dejado terminar ese absurdo saludo— respondió friamente la reina, aún mirando el horizonte. No estaba alerta, puesto que esa visita no era ni en lo más minimo una amenaza hacia su persona, y en caso de que lo fuera, solo bastaba un leve parpadeo para volverla cristal que facilmente se rompería —¿Me dirás a que vienes, o solo te quedarás ahí fingiendo que me rindes respeto?—

Lo siguiente que escuchó la blonda fue el repiqueteo de los tacones de su acompañante en esos momentos, hasta sentirla que solo se encontraba a centimetros de anatomía, provocandole un pesado suspiro ante su irrespetuosa actitud de acercarse sin su permiso.

Despues de todo, Irina odiaba el olor del pescado crudo.

Moviendo levemente sus ojos, se encontro con la furiosa cabellera rojiza que caía en preciosas ondulaciones hasta la cintura de la fémina, luciendo un vestido que combinaba los tonos rojos carmesí y bordo, haciendo relucir su elegancia. Irina conocía a la hermana mayor de esta mujer, con quien tenía una relación pacifica y consideraba una mujer digna de portar la corona del océano, en cambio, a quien tenía junto a ella era en realidad alguien con la que compartía una relación de completo beneficio, y eso le causaba diversión. Amaba ese lado oculto de los habitantes de Auradon, no importaba cuan feliz haya sido su cuento, siempre existira esa ansías de egoísmos de conseguir lo que este a su alcance para adquirir una verdadero final feliz.

Porque las brillantes historias de Auradon tenían más oscuridad de lo que alguien se podía imaginar.

Nuevamente, los culpables se rodean de ostentaciones mientras inocentes almas vagan en pena en busca de la verdad. ¿En que bando pertenecía ella? No buscaba beneficios, mucho menos un final feliz, no lo necesitaba pero aún así, tenia un legado tan oscuro que siempre le generaría dudas y una inborrable culpa que no le pertenecía.

—Bella rosa del invierno y unica luz del imperio de Cristal...— la invasora del espacio y tranquilidad de Irina volvió a retomar las palabras de ese irritable discurso, que se basaba en mostrarle respeto y gloria a los portadores de coronas de los distintos reinos, pero a diferencia de otras veces, Irina sabía que lo menos que esta mujer quería demostrar era algo de pura bondad —...el océano me confesó que tienes un secreto que te atormenta, necesitas unos cuantos peones más para tu juego, te brindo mi completa lealtad, siempre y cuando...—

Era evidente. Siempre con el glorioso anuncio de mostrarse de su lado, venía un pedido de beneficio propio.

Despues de todo, nadie sería tan estúpido como para ponerse del lado de la antigua corona de Ravenna.

—Dimelo de una vez, Aristhia.

—Solo un leve accidente que acabe con la vida de mi querida hermana en esta guerra.

Y ahí estaba. La oscuridad, las ansías de obtener más poder, porque no importaba que sea ella quien heredaría uno de los dos reinos de sus padres, siempre desearía más, y no soportaría compartir lo que le pertenecía por derecho, y no por simple descarte de ser la menor. Aristhia estaba decidida a ser parte del juego, donde Irina sería quien colocara las cartas en la mesa, en otras palabras, estaba dispuesta a firmar un pacto con posible pena de muerte pero, en caso de una leve perdida por parte de la reina del invierno, sabía que tenia escapatoria, siempre encontraría una forma de salirse con la suya, no por nada, era una encantadora residente del reino más vil y juzgador que podía existir.

—¿Realmente deseas participar en esto? ¿Sabes lo que significa ser un peón de mi lado?— no la miraba, no tenía intenciones de hacerlo. Irina ya había notado lo decidida que estaba la pelirroja de conseguir lo que su orgullo y egoísmo anhelaban, y con un asentimiento de su parte, el contrato se vió firmado —Nunca mancharé mis manos de sangre por tus deseos, Aristhia, pero jamás rompería mi parte del trato—

Aristhia, con su elegancia y delicadeza, tomo la falda de su vestido para marcharse, ya había conseguido lo que necesitaba, no veía motivo para quedarse más en un sitio que despues la podrían en una mala posición; ahora le quedaba ir a mostrar una de sus más viles sonrisas en compañia de una fiesta del té con su hermana mayor, sería poco el tiempo que pasen unidas a partir de ahora.

El reloj inició el conteo para que el juego comience, los peones levemente se estaban poniendo en posición.

Desde su trono, Irina vigilaba cada movimiento que estos daban, porque eso solo significaría que le darían una ventaja o debía deshacerse de los que no le servían, y nuevamente, repetimos lo de antes, ella no deseaba un final feliz, no lo necesitaba.

Y mucho menos, sentiría arrepentimiento ante aquellos que creyeron, por un leve segundo, que podrían ganarle en un juego de ajedrez a ella, porque no necesitaba proteger a su reina.

Esta vez era diferente.

Era la reina quien lideraba la partida.


Nota de la autora:
¿Como están? ¿En cuarentena o aún no?

Como habrán notado, este capítulo ya empieza a oscurecer más la trama de la historia y varios puntos se dieron a conocer.
He estado leyendo unas cuantas teorías y me han parecido de los más originales, incluso algunas me ayudaron a darle más trama a esto.

¿Les esta gustando el rumbo oscuro que esta tomando esta historia? Ya que debemos tener en cuenta que se estan tocado temas oscuros y, no se si notaron, no les estoy dando tanto protagonismo a los verdaderos protagonistas de la película. ¿Les gusta así, o desean que empiece a centrarme más en la vida de los VK's?

Por cierto. ¿Aristhia? ¿Quien creen que sea el personaje tan macabro, interpretado por la bella Holland Roden? ¿Les gustan estos personajes originales?

¡¿Ya vieron la nueva portada de nuestra historia?! Diganme que es una majestuosidad realizada por alexubell al mostrar a nuestra Irina como una verdadera reina.

En fin; sigan comentando sus teorías, Irina se siente más divertida al escuchar como creen que seguirá esta historia.

Cuidense, y nos vemos en la proxima.

_ANILUXP

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