El cometa
-Mamá cuéntame una historia-Es tarde cariño deberías dormir-Pero no estoy cansado en absoluto por favor
-Bien, creo que tenemos tiempo para uno corto. ¿quieres escuchar la historia del cometa?
No era una noche larga y tormentosa. De hecho, faltaba un poco para el atardecer cuando el anciano llegó al pequeño embarcadero cerca del río y se sentó en una banqueta a esperar a su hija y nietos que venían de visita mientras se comía un emparedado. El atardecer era espectacular, rosas y naranjas poblaban el cielo. El canto de los grillos y ranas saludaban a la noche. Al fondo, ya se podía ver Venus y la luna. Sin embargo, lo más majestuoso era la silueta del cometa. Era tan larga su cola. Un bello espectáculo- pensó el viejo.
Le encantaba ver el río, en su juventud viajó mucho por el Mississippi en un barco de vapor y luego por el mundo como periodista y escritor. El río también había cambiado y la sociedad en él. Aunque sus amigos y visitantes le contaban de los muchos cambios, todavía quería ver nuevos lugares, costumbres diferentes, aprender de otras formas de pensar y estilos de vida. Sin embargo, le dolían las rodillas y los huesos y ahora recorría todo con dificultad.
De pronto se escuchó un ruido ensordecedor ruido en lo alto. Algo se aproximada, una especie de nave plateada casi se estrella contra él. Lo único que pudo hacer fue tirarse al suelo y esperar lo mejor.
¡Hola!- escuchó el anciano y al voltear se encontró con un hombre alto y delgado, de cabello gris, subido en el cohete. – ¿Nicolás? ¿Eres tú? – ¡por supuesto que si viejo amigo, vamos que nos espera una nueva aventura!
- ¿Aventura? Increpó el viejo
-Por supuesto, vamos a ver las estrellas- y lo jaló al cohete que se dirigió al cielo.
- ¿Cómo es esto posible? ¡Nos estamos elevando muy rápido! Dijo el viejo al mirar hacia abajo.
- nunca pude pagarte todo lo que te debía pero creo que esta es mi oportunidad para darte una última gran aventura, espero te guste mi cohete, me basé en los trabajos de mi amigo Konstantin y mis propias ideas para hacerlo funcionar. Sujétate que pronto llegaremos - dijo Nicolás.
Por unos segundos, el cohete empezó a temblar, el viejo cerró los ojos y sintió calor y luego mucho frío. No podía respirar. Sin embargo, enseguida se sintió mejor y abrió los ojos para encontrarse con un paisaje de hielo y a lo lejos una gran esfera azulada y verde.
- ¡Guau! No puedo creerlo. Es simplemente maravilloso.
- Bienvenido, estamos felices de que nos acompañen, estimados caballeros- dijo una voz a su espalda.
Era una criatura alta y delgada de piel gris verdosa, parecía sonreír, aunque su boca era muy pequeña y sus ojos muy grandes para su gran cabeza. Tenía cuatro extremidades y dedos largos y lánguidos.
- ¿Quiénes son ustedes y que hacen aquí?
- Somos sus grandes admiradores. Cuando su planeta hizo funcionar el aparato llamado radio leyeron una de sus obras. Nosotros nos encontrábamos en una misión científica en este cometa y decidimos acercarnos para ver la evolución de su mundo. Imagínese nuestra alegría al saber que el autor de esa obra seguía con vida. Buscamos comunicarnos con su mundo y este caballero aceptó ayudarnos.
- Ya veo
- El señor Nicolás dijo que a usted le gustaban los cometas y organizamos este viaje para que venga con nosotros. Su familia ya sabe de esto. Esperamos que le guste la visita a nuestro planeta y nos firme los libros que su amigo nos trajo. El viaje es largo y si puede sería mejor que descanse un rato. Tenemos galletitas y leche.
- ¿mi familia sabe?
- Si, les dijimos que usted es muy famoso en nuestro mundo y que queremos que venga a vivir nosotros y podemos cuidarlo para que viva mucho tiempo más.
Sam caminó detrás del alien, pero notó que su amigo no lo seguía y preguntó- ¿no vienes?-
- Lo siento, debo regresar. Hay varios inventos pendientes que debo completar antes de juntarnos otra vez.
- Ok, pero la próxima vez que nos veamos tienes que quedarte por mucho tiempo con nosotros.
- Lo prometo –dijo Nicolás y se dirigió a su cohete
Sam se quedó solo, mirando al planeta azul cuando sintió una mano pequeñita, presionando la suya. al mirar a sus rodillas vio el pequeño más adorable que había visto.
- ¿Abuelo, me puede leer este libro?
- No es un poco tarde para los pequeños como tú?
- Pero no estoy cansado en absoluto, por favor.
- Ok, creo que hoy podemos leer un capítulo, empecemos- el anciano se sentó y dijo:
- "¡Tom! Silencio. -¡Tom! Silencio. -¡Dónde andará metido ese chico!... ¡Tom!"
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